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El documento resume un pasaje bíblico que habla de cómo Dios guió a los israelitas en el desierto durante 40 años, probándolos y dándoles maná para comer. Esto debía recordarles que Dios siempre los cuidó en el pasado y los preparó para el futuro, por lo que debían obedecer sus mandamientos. También habla de cómo la Palabra de Dios es el alimento espiritual que suple todas las necesidades de los creyentes, tal como el maná hizo para los israelitas. Concluye invitando a los oy
El documento resume un pasaje bíblico que habla de cómo Dios guió a los israelitas en el desierto durante 40 años, probándolos y dándoles maná para comer. Esto debía recordarles que Dios siempre los cuidó en el pasado y los preparó para el futuro, por lo que debían obedecer sus mandamientos. También habla de cómo la Palabra de Dios es el alimento espiritual que suple todas las necesidades de los creyentes, tal como el maná hizo para los israelitas. Concluye invitando a los oy
El documento resume un pasaje bíblico que habla de cómo Dios guió a los israelitas en el desierto durante 40 años, probándolos y dándoles maná para comer. Esto debía recordarles que Dios siempre los cuidó en el pasado y los preparó para el futuro, por lo que debían obedecer sus mandamientos. También habla de cómo la Palabra de Dios es el alimento espiritual que suple todas las necesidades de los creyentes, tal como el maná hizo para los israelitas. Concluye invitando a los oy
Tema: el trato pasado de Dios con los seres humanos, da
seguridad para el futuro. En este discurso de repetición de la ley, uno creería que el gran énfasis estaría sobre la ley y la obediencia, pero estamos viendo que el énfasis estuvo sobre el amor y la obediencia. Usted recordará que en el capítulo 7, aprendimos que el Señor no amaba a los israelitas porque fuesen muchos. En realidad eran pocos. Israel nunca había sido una nación grande, hablando numéricamente. ¿Cuál sería pues, la respuesta a aquel tipo de amor? ¡La respuesta debía ser obediencia! Dios bendeciría a cualquier persona que respondiese a Su amor. Y esa respuesta a Su amor, debía ser la obediencia. Llegamos ahora a la sección que trata de los reglamentos religiosos y nacionales. Esta sección incluye este capítulo 8 hasta el capítulo 21. Leamos pues, el primer versículo de este capítulo 8 de Deuteronomio, que da comienzo al párrafo titulado,
El recuerdo del pasado debía estimular a la
obediencia "Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, seáis multiplicados y entréis a poseer la tierra que el Señor prometió con juramento a vuestros padres." Aquí estaba la nueva generación, en el lado oriental del río Jordán. Estaban listos para cruzar al otro lado y entrar en la tierra con mucha inquietud y esperanza. A medida que Moisés les estaba preparando para entrar en la tierra, les estimulaba a obedecer a Dios. Continuemos con el versículo 2: "Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído el Señor, tu Dios, estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos." Dios quería que ellos se acordasen del pasado. Debían ver que en el pasado, Dios había tratado con ellos, probándoles y preparándoles... Y Dios quiere que nosotros también nos acordemos de nuestro pasado. Pablo lo expresó para el creyente, en su carta a los Filipenses 1:6, de la siguiente manera: ". . .estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo". Debemos recordar que Dios nos ha guiado y que nos ha bendecido. ¿No es esto verdad en cuanto a usted, estimado oyente? No puede usted decir que Dios le ha guiado hasta esta misma hora? Si Él lo ha hecho en el pasado, Él continuará haciéndolo en el futuro. Estos recuerdos son para nuestro estímulo; para darnos seguridad de cara al futuro. Ahora, ¿Por qué probó Dios a los israelitas en el desierto? Fue para humillarlos y para demostrar lo que verdaderamente había en su corazón. Eso explica el por qué Dios nos prueba a usted y a mi. A veces es como si nos metiera en el horno y lo calentase mucho. ¿Para qué? Dirá usted. Bueno, para probarnos y para humillarnos. Recuerde que el cristiano no está exento de enorgullecerse ni de desarrollar una excesiva confianza en sí mismo. Podemos observar fácilmente la jactancia y el orgullo con el cual el ser humano camina por la tierra en el día de hoy. Por tanto, Dios ha de tomar a Su pueblo y hacer que pase por pruebas para humillarlo. ¿Sabe usted que las pruebas realmente comprueban la calidad del metal? Las pruebas revelarán si una persona en verdad es hijo de Dios, o no. Es por eso que muchas veces es difícil saber si un creyente es genuino o no. Una persona que ha sido probada es alguien en quien se puede tener confianza. Continuemos leyendo el versículo 3 de este capítulo 8 de Deuteronomio: "Te afligió, te hizo pasar hambre y te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor vivirá el hombre." Nuestro Señor citó este versículo cuando fue tentado en el desierto. Encontramos esto en Mateo 4:4 y también en Lucas 4:4. Si el Señor Jesús no hubiera citado este versículo, es probable que nosotros hubiéramos pasado por alto la gran lección espiritual que hay aquí. Dios ha sido bondadoso con nosotros. Nos ha bendecido con cosas materiales, de muchas maneras. La lección importante es que Dios nos da aquellas cosas, a fin de que veamos que hay una riqueza espiritual, y esa riqueza es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la que hoy constituye la verdadera riqueza para el hijo de Dios. Continuemos con el versículo 4: "El vestido que llevabas puesto nunca envejeció, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años." Luego dice: "Ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años". Un médico que también era misionero, explicaba una vez que en un país del Oriente donde él vivía; la gente tenía una dieta fija, sin variaciones. No recibían todas las vitaminas que necesitaban, y por tanto muestran los síntomas de una enfermedad llamada beriberi, causada por la carencia en la dieta de la vitamina B1, y uno de cuyos síntomas es la hinchazón de los pies. Ahora, los israelitas sí recibieron todas las vitaminas y el alimento que el cuerpo necesitaba. ¿Qué comieron los israelitas por cuarenta años? Pues, comieron el maná. Dios les dio a comer el maná, que fue una comida maravillosa y milagrosa. Proveyó todo el alimento que necesitaban para la nutrición adecuada y la salud de sus cuerpos. El maná espiritual es una descripción de la Palabra de Dios. Es un alimento maravilloso que suplirá todas sus necesidades. Aquí en el programa La Fuente de la Vida, nos admiramos de cómo las cartas recibidas prueban esta realidad. Recibimos muchísimas cartas y entre ellas podemos encontrar la carta de aquel oyente que nos contó que estaba pasando por una gran aflicción, y que un día hablamos sobre cierto capítulo que le trajo consuelo al corazón. Otro nos dijo que andaba alejado de Dios, en pecado, y que había llegado a convertirse en una persona fría e indiferente. Pero un pasaje concreto de la Palabra de Dios le permitió restaurar su relación con Dios. Otro escribió para decirnos que escuchó el programa y que Dios le salvó al recibir al Señor Jesucristo como su Salvador personal. Estimado oyente, la Biblia suplirá sus necesidades individuales, sean cuales fueren. Ahora, Dios prometió bendiciones temporales a la nación de Israel si le servían. Leamos los versículos 5 hasta el 9 de este capítulo 8 de Deuteronomio: "Reconoce asimismo en tu corazón, que, como castiga el hombre a su hijo, así el Señor, tu Dios, te castiga. Guardarás, pues, los mandamientos del Señor, tu Dios, andando en sus caminos y temiéndolo. Porque el Señor, tu Dios, te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, y donde no te faltará nada; tierra cuyas piedras son de hierro y de cuyos montes sacarás cobre." Dios no da esta promesa hoy a los cristianos. Y quisiéramos que usted lo note bien. Existe la noción desequilibrada de que si usted es fiel, Dios le prosperará con bienes temporales. Estimado oyente, eso no es verdad. Dios prometió prosperar a Israel en la tierra. Pero, no prometió prosperar al cristiano con los bienes materiales de este mundo. Hace unos momentos comparábamos el maná que Dios proveyó a aquel pueblo en el desierto, con la Palabra de Dios. Quisiéramos concluir afirmando que la Biblia, la Palabra de Dios, nos presenta a Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada, que vivió entre nosotros, nos dejó Sus enseñanzas, murió en una cruz por nosotros y resucitó. Hemos dicho hoy que la respuesta al amor debiera ser la obediencia. La respuesta que Él le pide hoy a usted, estimado oyente, es que crea en el Señor Jesucristo, para ser salvo. Y Jesús mismo, desde las páginas de las Sagradas Escrituras, nos recuerda su invitación, registrada en Juan 6:35, cuando dijo; Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás.