Opinión
Reflexiones amorosas
“Jesús, pues, levantando los ojos y viendo que venía hacia Él una gran multitud,
dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para que éstos tengan que comer?” (Jn 6, 5)
Jesús salvador, médico y
consolador de las almas
En esta primera multiplicación de los
panes y pececillos obrada por Jesucristo
Nuestro Señor -porque fueron dos los
prodigiosos milagros-, analizando cada
paso de este hecho del Evangelio se va
revelando lo que hoy es el Sacramento de
la Eucaristía, o sea, para llegar a recibir
el cuerpo y sangre de Nuestro Señor
habrá que cumplirse lo que es obligado,
puesto que vendrá al corazón lo que en su
palabra dio a conocer a quienes tengan fe
en Él: “El que de Mí come la carne y de
Mí bebe la sangre, en Mí permanece y Yo
en él”. Continua el Evangelio: “Entonces
Jesús subió a la montaña y se sentó con
sus discípulos”. Tiene el Señor ante su
presencia un cuadro que sin duda causa
gozo, ver la multitud que se congrega
cada vez más, Jesucristo Nuestro Señor
como Dios conoce que vienen de remotos
lugares de Israel: “Estaba próxima la
Pascua, la fiesta de los judíos”, la multitud
va a celebrar la fiesta y en su camino a
Jerusalén encuentran al Divino Maestro
del que muchos han escuchado hablar, y
sabiendo dónde está no quieren perderse
de oír su palabra, y enterado de la escasa
alimentación, pues lo que tenían después
de varios días lo habían consumido y no
tenían que comer, ve en el fondo de su
corazón que el deseo no es del alimento
del cuerpo, sino el alimento espiritual, por
él han venido a Él, deseosos a escuchar su
palabra.
“Jesús, pues, levantando los ojos
y viendo que venía hacia Él una
gran multitud, dijo a Felipe: ¿Dónde
compraremos pan para que éstos tengan
que comer? Decía esto para ponerlo a
prueba, pues Él, por su parte, bien sabía
lo que iba hacer”. Conmovido Jesucristo
Nuestro Señor, obra su misericordia frente
a su preocupación por las necesidades de
esa multitud, misma que prevalece en Él
para todas las almas de cada siglo, a la que
ninguna desprecia o deja de lado, más bien
cada quien deja de lado su misericordiosa
voluntad despreciando los bienes del alma
que vienen del Señor, por eso habremos
de comprender, que siendo el salvador,
médico y consolador de las almas en lo
espiritual, no puede ser indiferente a la
necesidad del alimento espiritual ni de
las temporales. La muchedumbre lo ha
seguido días escuchándole, abstraídos
por su enseñanza, tanto que el tiempo,
como decimos, paso volando y no hubo
preocupación del alimento, pero Él lo
tenía previsto y dispuso su poder divino,
ordenado en todas sus obras, pero pregunta
antes en concilio a sus discípulos,
quiere escuchar lo que piensan de su
disposición caritativa, dirigiéndose en
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Por Antonio Fernández
forma especial a Felipe que era un poco
tardo en penetrar en las cosas de Dios, la
pregunta del Señor da importancia a la
carencia del pan en particular, el Señor
va poco a poco preparando el alimento
que nombra: pan del cielo y al mismo
tiempo capacita al discípulo en la fe:
“Felipe le respondió: Doscientos denarios
de pan no les bastarían para que cada uno
tuviera un poco”. Quisa a la pregunta de
su Maestro se cohibió al responder, divagó
viendo las cosas como del mundo: ¿sin
dinero cómo se puede comprar alimento
para esta muchedumbre? El poco dinero
es nada para que se alimenten antes de
tomar camino a donde se dirigen. Cuando
se visita a una persona de cierto nivel de
poder o de conocimientos, antes se repasa
lo que se quiere dar a conocer, muy posible
se comente con alguien cercano y diga si
estoy bien, al estar con ese personaje se
cuida todo detalle, se muestra confianza,
abierto a la aclaración que pida se busca
lograr el objetivo, pues ¿si en las cosas del
mundo se pone tanto cuidado, por qué no
se hace lo mismo y mucho más al dirigirse
al Señor de Señores, al Rey de Reyes, al
Legislador de Legisladores?
En su peregrinación por el mundo
enseñó a rezar cuando de rodillas
dirigiéndose a Dios su padre oró: “Padre
Nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre”. San Agustín instruye
a propósito de la oración del Hijo a su
amado Padre: “Decimos Santificado sea tu
nombre, no porque deseemos a Dios que
su nombre sea santificado por nuestras
oraciones, sino que le pedimos que sea
santificado en nosotros”, nuestra Santa
Madre Iglesia incluye en la oración más
elevada por la que el cristiano católico se
dirija a Dios sus penas, dolores y agobios
del alma iniciando por el Padre Nuestro.
Entonces: “Uno de sus discípulos,
Andrés, el hermano de Pedro, le dijo:
Hay aquí un muchachito que tiene cinco
panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es
esto para tanta gente?” Jesucristo Nuestro
Señor es Dios y como tal conoce lo pasado,
presente y futuro, nada escapa a su vista, en
una ocasión un incrédulo refiriéndose a la
omnipotencia de Dios afirmó: es demasiado
control, no creo, por eso al hablar sobre la
omnipotencia de Dios es cuando por los
hechos se ve que todo lo puede, porque
es Todopoderoso, soberano y altísimo, lo
que apreciamos en la multiplicación de los
panes cuando pregunta a Felipe, motiva la
pregunta de su Maestro a los discípulos
buscar en el gentío quien trae comida para
reunirla y todos participaran de ella, quiso
Jesucristo Nuestro Señor que por sí mismos
buscaran y vieran que nadie tenía alimento
y quedar entendido en los
discípulos lo que en efecto
Él conocía y que fueran
testigos del prodigioso
milagro a realizar para
que acrecentara su fe en
Él. Jesucristo Nuestro
Señor conocía clara y
perfectamente que ninguno
de la muchedumbre
tenía alimento, solo uno
el que Andrés encontró
y lo confirmó al dar el
testimonio de esa carencia
de alimentos, lo ratificó al
referir la insuficiencia; ese
muchachito que aparece
en el evangelio una sola
vez presentado al Señor
por Andrés, vino solo, sin
sus padres llevando cinco
panes y dos pececillos,
vemos la obra de Dios.
La muchedumbre
escuchó atenta a su
fue lo sucedido en los panes y pececillos? A
Maestro ¿Cuánto tiempo? no lo sabemos,
no dudar, Jesucristo Nuestro Señor en una
penetrados en la enseñanza de su
piedra plana depositó las especies, elevó
palabra veían sus errores, sus penas y
sus ojos a los cielos viendo a su Padre dio
la pérdida del alma en el infierno, todo
gracias y los bendijo, a cada bendición
en esa muchedumbre fue pensar, luego
se multiplican ante Él, los discípulos
reflexionar, reconocer las malas obras,
los toman y entregan a los que estaban
pasar al arrepentimiento, cada paso es
esperando el alimento, no hubo reparo
una meditación, Cristo Nuestro Señor vio
de puedo tomar más, o me dieron poco,
en sus corazones y se gozó al conocer
todo fue en armonía, paz y tranquilidad,
el pensamiento en cada uno de desear la
recibir e ingerir el sagrado alimento.
esperanza de la salvación eterna, el perdón
Jesucristo Nuestro Señor el Salvador en
de los pecados, hacer suyas las gracias,
lo espiritual y corporal es el Médico que
bienes y dones, y poder ser acreedor de todo
con su palabra alivia los males de cada
ello debió avivar la fe en sus discípulos,
pecador, consolador que conforta e irradia
que los llevó al punto de lo que para ellos y
esparciendo la gracia en el alma ganada
la posteridad de los tiempos era imposible
por Él. “Cuando se hubieran hartado
deducir la palabra del Ángel anunciando a
dijo a sus discípulos: Recoged los trozos
María la Encarnación del Verbo: “Porque
que sobraron, para que nada se pierda.
no hay nada imposible para Dios”.
Los recogieron y llenaron doce canastos
Viendo la forma en que se encontraba
con los pedazos de los cinco panes, que
la muchedumbre, dispone el orden en que
sobraron de lo que habían comido”,
recibirán el alimento, Dios Nuestro Señor
comieron a quedar satisfechos, bueno
no deja detalle al ahi se va, tiene que
es preguntar: ¿Cómo sería el interior de
entregarse en forma apropiada al alimento a
cada persona después de ser alimentados
recibir, con ello quedamos enterados como
milagrosamente por Jesucristo Nuestro
se debe ir a recibir el cuerpo, sangre, alma
Señor? Es sabido que no había alimentos
y divinidad, por lo que ordenó: “Más Jesús
para todos y Él obro el milagro de dejarlos
dijo: Haced que los hombres se sienten.
complacidos y vigorosos para continuar
Había mucha hierba en aquel lugar. Se
su camino, a no dudar que en muchos fue
acomodaron pues los varones, en número
a fondo su palabra y alivió las penas de
como de cinco mil”. Nos atrevemos a decir,
los corazones, reconocido médico de sus
Jesucristo Nuestro Señor tiene las especies
almas y corazones.
del pan y los peces como la materia que
Ante este milagro prodigioso el
transformará las almas que conforman la
demonio movió a sacar la ventaja que
muchedumbre: “Tomo, entonces, Jesús
desvirtuara: “Entonces aquellos hombres,
los panes, y habiendo dado gracias a Dios,
a la vista del milagro que acababa de hacer,
los repartió a los que estaban recostados,
dijeron: Este es verdaderamente el profeta,
y también el pescado, cuanto querían”.
el que ha de venir al mundo” Cristo
Sobre ello San Juan Crisóstomo esclarece;
Nuestro Señor como dijo a Pilatos en el
“¿Por qué, cuando cura al paralítico no
Pretorio; “Mi reino no es de este mundo”.
ora, ni cuando resucita muertos, ni cuando
Los impulsos del mundo en estos hombres
calma las tempestades? Para enseñarnos
Dios los conoció, reza el Evangelio: “Jesús
que cuando empezamos a comer debemos
sabiendo, pues, que vendrían apoderarse
dar gracias a Dios”. Mas para mejor
de Él para hacerlo rey, se alejó de nuevo
conocimiento de la oración del Señor,
a la montaña, Él solo”, confirmando, que
continúa el Doctor de la Iglesia: “Además,
Jesús era el salvador, Médico y consolador
ora en las cosas pequeñas y no en las
de las almas en este mundo.
grandes, para que sepamos que no ora por
hefelira@yahoo.com
necesidad, sino para darnos ejemplo” ¿Qué
7 días Sábado 21de marzo de 2020