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Del microscopio a los seres extraterrestres

Luis Enrique Alvizuri


Dic. 2016

1. No toda la fenomenología existente involucra nuestra percepción. Es


decir, muchísimos fenómenos de la naturaleza que existen solo han podido
ser "visibles" o captables cuando el ser humano dejó de considerar sus
órganos de percepción como los únicos que transmiten "la realidad". En
primer lugar, desde siempre hemos comprobado que muchas veces estos
órganos nos "engañan" en cuanto a las distancias y proporciones (como
los espejismos) y en segundo término poco a poco la humanidad se fue
dando cuenta que "había algo más" en la naturaleza que no se podía ver,
oír y palpar pero que realmente existía.

2. Esta situación llevó al desarrollo de la intuición y del raciocinio lo que derivó en la


filosofía, lo cual consistía en un ir más allá de la simple relación con la naturaleza a
través de nuestros sentidos (como sí lo hacen los animales, aunque han indicadores
que ellos también poseen dicha intuición y raciocinio, cosa que recién se viene
descubriendo conforme avanzan los estudios sobre ellos). La llamada metafísica fue
la culminación de este proceso y mediante ella se hizo el intento de entender,
comprender o interpretar el mundo "real", que no es el que nos indican dichos
sentidos.

3. Con esto el ser humano abrió la Caja de Pandora pues dejó de ser un simple
"usuario" de la naturaleza para pasar a ser un "rediseñador" de la misma (no es un
creador puesto que no hemos perdido aún la certeza de ser criaturas, de ser
producto de ella misma, no sus creadores). Ello ha significado que el hombre se ha
convertido en un manipulador pero no de los objetos como son sino de sus
propiedades. ¿Qué son las propiedades? Son aquellas leyes o principios
desarrollados en nuestra mente mediante los cuales nos permiten transformar las
cosas en elementos distintos a lo que son. Lo minerales en su estado natural se
encuentran dispersos y disueltos entre sí; nosotros, gracias a nuestras deducciones,
los disolvemos y mezclamos de tal manera que adquieren una nueva conformación
antes nunca vista. Insisto; si bien no somos creadores de nada (pues todo lo
adquirimos de la naturaleza) somos diseñadores que elaboran nuevas formas de
estructurar la materia. Esto tampoco es muy lejano de lo que también hacen
algunos animales (como el castor) solo que ellos no lo hacen producto del
descubrimiento de leyes y principios.

4. Pero no solo ha sido la intuición y la especulación lo que nos dio la idea de


realidades más allá de las perceptibles por nuestros sentidos; también lo han sido
los instrumentos. A mi entender el invento más importante en la historia
contemporánea ha sido el microscopio pues nos hizo entender algo sumamente
importante: que la dimensión en que nos encontramos no es la única posible sino
que existen otras, tanto hacia lo pequeño como hacia lo grande. Este misterio aún
hoy en día sigue abriendo posibilidades infinitas pues todavía no hemos
comprobado si existe o no un fin en ello, si lo pequeño se ha terminado con los
quarks o si lo grande se acaba con el Universo. Puede ser que este Universo
conocido sea parte de otro Universo mayor y que ello a su vez lo sea de otros más
y así hasta el infinito. ¿Por qué es importante esto? Porque eso nos indica que el
"mundo" donde vivimos no es el único posible y el único real sino que nos hallamos
solo en una porción de él que no sabemos (ni sabremos) cuál es exactamente.
Cada vez nos damos cuenta que la realidad nos sobrepasa, sobrepasa nuestra idea
de ella y nuestro supuesto "conocimiento" sobre ella. La frase más acertada que
podría definir esto sería la de Platón: "Solo sé que nada sé", y ello resume el
espíritu de la verdadera ciencia, aquella que le dice al hombre que tener ciencia no

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es saber sino darse cuenta que tal vez no se sabe, siendo esto la única sabiduría
posible.

5. Es verdad que siempre existen las personas que se aferran a "verdades", sean
estas cuales sean. Por muy distintas razones todos necesitamos creer en algo pues
ello es lo que nos permite poder organizarnos y darle un sentido a nuestra
existencia. Sin una "verdad" de por medio nuestra vida sería la de un animal (un
ser que vive sin ninguna verdad pero vive), pero mientras podamos darnos cuenta
que somos humanos necesariamente tendremos algún tipo de verdad, por muy
ridícula que ella parezca. Ello nos ha llevado y nos lleva aún a un sin fin de
opciones, ninguna de las cuales puede decirse que es "la última y definitiva
verdad". Sin ir muy lejos, en Occidente, civilización dominante desde hace cinco
siglos, se ha pasado de la verdad de la Biblia (y de la lógica racional) a la verdad de
la ciencia contemporánea (o experimentación) que es con la cual ahora vivimos y
en la que creemos los que estamos inmersos en ella. Dicha ciencia contemporánea
es la que marca el ritmo y el camino de los hombres que hoy vivimos el presente y
le tenemos casi tanta fe como la teníamos a los antiguos dioses.

6. Llegamos entonces al punto principal: la "verdad" y la "fe" que el hombre


moderno tiene están sostenidas sobre el conocimiento científico moderno (y hago
hincapié en lo "moderno" porque ciencia y conocimiento siempre han existido, pero
no como ahora los identificamos) y este consiste en un método, un procedimiento
para abordar la naturaleza y sus fenómenos. Pero en este punto se suscitan una
serie de preguntas: ¿toda la fenomenología de la naturaleza se agota en el método
científico o metodología? Y aquí volvemos al principio de todo: la realidad siempre
resulta más compleja que nuestros sentidos e incluso que nuestras herramientas.
Si bien el microscopio nos reveló otro mundo, esto no lo cerró y concluyó sino que
simplemente lo abrió, con lo cual el horizonte del conocimiento se extendió más
todavía. Con cada nuevo descubrimiento en vez de cerrarse el ciclo por el contrario
se expande, como cuando hacemos un hoyo: mientras más cavamos más grande
es. Lo mismo para todos los instrumentos: mientras más desarrollados son nos
muestran más misterios por resolver. Es la paradoja del conocimiento.

7. De modo que quienes seguimos el proceso científico con fidelidad y precisión (y


no con la fe de quien ve en él la respuesta y solución a todas las preguntas) y nos
damos cuenta que es una acumulación de datos siempre incompletos sabemos que
la "sorpresa" y los "cambios" no son una excepción sino una constante, un
característica necesaria del conocimiento científico. Es un convencimiento que
nunca se llegará "al final" de todo (cosa que solo se obtiene a través de la fe en una
creencia y religión, ese "no más allá" que toda verdad absoluta plantea) y que cada
día, con cada nueva investigación, se amplían no "la verdad" sino más bien la
incertidumbre, la novedad, la idea del infinito en todas sus dimensiones. Una de
esas nociones es la existencia de otros seres, tanto en lo microscópico como en lo
macroscópico.

8. La misma reacción que tenían muchos ante las primeras revelaciones del
microscopio (en principio negación absoluta, luego duda y finalmente sorpresa) se
suscitan ante las revelaciones de otros seres fuera de nuestra dimensión.
Escepticismo, burla y menosprecio es la actitud natural del hombre común ante
cualquier novedad que se le presenta, incluso así provenga del conocimiento
científico. La "novedad" no siempre es bien recibida por la gente puesto que
necesariamente derriba ideas que se creían "sagradas" e inconmovibles, ideas que
para muchos vienen a ser su verdad personal, aquello sobre lo cual sostiene sus
creencias y comportamientos. Para entender mejor esto recordemos el caso de la
Teoría de la Evolución y todo el revuelo que causó (y aún causa), de cómo ésta
afectó de manera tan directa a personas de todo nivel y condición (aún a

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científicos). Lo mismo para la noción de seres inteligentes no humanos, a pesar de
las pruebas de que existen formas de vida extrañas como la fauna abisal, especies
que en muchos casos trastocan el "orden convencional" de lo que creemos que es
la vida (y de tal fauna hasta ahora solo se conoce menos del  5%). 

9. Entonces ¿qué hacer? Mi propuesta es admitir el fenómeno a pesar de que ello


nos puede afectar tanto personalmente como socialmente. ¿Por qué la ciencia
"oficial" no lo reconoce? Por la misma razón que no le reconocían a Galileo sus
pruebas ni querían mirar por su telescopio: porque ello perturba el orden y las
verdades "oficiales". Si bien la Teoría de la Evolución ocasionó mucha disputa y
controversia, la revelación oficial de la presencia de otro tipo de seres vivos a
nuestro alrededor produciría una mayor polémica y alteración del sistema puesto
que tales seres no serían como los de la fauna abisal ("inferiores" a nosotros a
pesar de su rareza) sino "superiores" en el manejo de la naturaleza. Dentro de la
mentalidad contemporánea donde "el conocimiento es poder" la idea de que algo
tenga más conocimiento (como lo serían tales seres) se asocia inmediatamente al
poder, y esto es lo que les aterra a los líderes de la sociedad moderna. Piensan que
necesariamente todo aquel que tiene más conocimiento inevitablemente buscará
tener "poder" y dominio sobre el resto, o sea, trasladan su propia mentalidad a la
de dichos seres.

10. Ello explicaría entonces la reacción de la "ciencia oficial" ante tal fenomenología
siendo la misma que utilizaron los enemigos de Galileo: negación absoluta,
investigación somera, sarcasmo, sospecha de mala intención, acusación de
ignorancia y un largo etcétera. La ciencia contemporánea, dirigida y orientada ex
profesamente hacia la alimentación de la sociedad de mercado, no ve en tal
situación un motivo de investigación pues no sabría qué beneficios o ganancias se
obtendrían de comprobar que esos seres existen. "¿Qué ganamos con saberlo?"
dicen. "Al contrario, la gente va a creer más ellos que en nosotros, puesto que
conocen mejor a la naturaleza". Es la pérdida de poder entonces lo que los aterra.
Son los magos del rey que sienten amenazado su lugar de importancia en la corte.
¿Cómo admitir que una cosa pueda romper las leyes de la naturaleza que nosotros
hemos descubierto y denominamos como "universales"? Eso es un imposible, no
por las leyes, sino por nosotros. Y ahí está el problema: que la ciencia
contemporánea está manejada y manipulada por seres humanos, de carne y hueso,
que comen, defecan y se enferman como cualesquiera otros, así como también
tienen ambiciones, virtudes y defectos muy humanos. "La ciencia" como un cuerpo
ajeno, independiente del hombre y autónomo no existe: es solo un constructo que
utilizamos para ciertos discursos pero en verdad somos nosotros los que decidimos
cuándo ella es "verdad" y cuándo no. Es el científico real, la persona, la que decide
qué es lo verdadero y qué no, no así la propia "ley". Las leyes no hablan, no
respiran ni se expresan por sí solas: son "interpretadas" por alguien que habla en
nombre de ellas, y ese es el tema en cuestión. Se trata entonces de una "verdad"
que depende no de los fenómenos en sí ni de lo que captan nuestros instrumentos
sino de qué dice el científico o la "autoridad" sobre ellos.

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