Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
3. Con esto el ser humano abrió la Caja de Pandora pues dejó de ser un simple
"usuario" de la naturaleza para pasar a ser un "rediseñador" de la misma (no es un
creador puesto que no hemos perdido aún la certeza de ser criaturas, de ser
producto de ella misma, no sus creadores). Ello ha significado que el hombre se ha
convertido en un manipulador pero no de los objetos como son sino de sus
propiedades. ¿Qué son las propiedades? Son aquellas leyes o principios
desarrollados en nuestra mente mediante los cuales nos permiten transformar las
cosas en elementos distintos a lo que son. Lo minerales en su estado natural se
encuentran dispersos y disueltos entre sí; nosotros, gracias a nuestras deducciones,
los disolvemos y mezclamos de tal manera que adquieren una nueva conformación
antes nunca vista. Insisto; si bien no somos creadores de nada (pues todo lo
adquirimos de la naturaleza) somos diseñadores que elaboran nuevas formas de
estructurar la materia. Esto tampoco es muy lejano de lo que también hacen
algunos animales (como el castor) solo que ellos no lo hacen producto del
descubrimiento de leyes y principios.
Página 1 de 3
es saber sino darse cuenta que tal vez no se sabe, siendo esto la única sabiduría
posible.
5. Es verdad que siempre existen las personas que se aferran a "verdades", sean
estas cuales sean. Por muy distintas razones todos necesitamos creer en algo pues
ello es lo que nos permite poder organizarnos y darle un sentido a nuestra
existencia. Sin una "verdad" de por medio nuestra vida sería la de un animal (un
ser que vive sin ninguna verdad pero vive), pero mientras podamos darnos cuenta
que somos humanos necesariamente tendremos algún tipo de verdad, por muy
ridícula que ella parezca. Ello nos ha llevado y nos lleva aún a un sin fin de
opciones, ninguna de las cuales puede decirse que es "la última y definitiva
verdad". Sin ir muy lejos, en Occidente, civilización dominante desde hace cinco
siglos, se ha pasado de la verdad de la Biblia (y de la lógica racional) a la verdad de
la ciencia contemporánea (o experimentación) que es con la cual ahora vivimos y
en la que creemos los que estamos inmersos en ella. Dicha ciencia contemporánea
es la que marca el ritmo y el camino de los hombres que hoy vivimos el presente y
le tenemos casi tanta fe como la teníamos a los antiguos dioses.
8. La misma reacción que tenían muchos ante las primeras revelaciones del
microscopio (en principio negación absoluta, luego duda y finalmente sorpresa) se
suscitan ante las revelaciones de otros seres fuera de nuestra dimensión.
Escepticismo, burla y menosprecio es la actitud natural del hombre común ante
cualquier novedad que se le presenta, incluso así provenga del conocimiento
científico. La "novedad" no siempre es bien recibida por la gente puesto que
necesariamente derriba ideas que se creían "sagradas" e inconmovibles, ideas que
para muchos vienen a ser su verdad personal, aquello sobre lo cual sostiene sus
creencias y comportamientos. Para entender mejor esto recordemos el caso de la
Teoría de la Evolución y todo el revuelo que causó (y aún causa), de cómo ésta
afectó de manera tan directa a personas de todo nivel y condición (aún a
Página 2 de 3
científicos). Lo mismo para la noción de seres inteligentes no humanos, a pesar de
las pruebas de que existen formas de vida extrañas como la fauna abisal, especies
que en muchos casos trastocan el "orden convencional" de lo que creemos que es
la vida (y de tal fauna hasta ahora solo se conoce menos del 5%).
10. Ello explicaría entonces la reacción de la "ciencia oficial" ante tal fenomenología
siendo la misma que utilizaron los enemigos de Galileo: negación absoluta,
investigación somera, sarcasmo, sospecha de mala intención, acusación de
ignorancia y un largo etcétera. La ciencia contemporánea, dirigida y orientada ex
profesamente hacia la alimentación de la sociedad de mercado, no ve en tal
situación un motivo de investigación pues no sabría qué beneficios o ganancias se
obtendrían de comprobar que esos seres existen. "¿Qué ganamos con saberlo?"
dicen. "Al contrario, la gente va a creer más ellos que en nosotros, puesto que
conocen mejor a la naturaleza". Es la pérdida de poder entonces lo que los aterra.
Son los magos del rey que sienten amenazado su lugar de importancia en la corte.
¿Cómo admitir que una cosa pueda romper las leyes de la naturaleza que nosotros
hemos descubierto y denominamos como "universales"? Eso es un imposible, no
por las leyes, sino por nosotros. Y ahí está el problema: que la ciencia
contemporánea está manejada y manipulada por seres humanos, de carne y hueso,
que comen, defecan y se enferman como cualesquiera otros, así como también
tienen ambiciones, virtudes y defectos muy humanos. "La ciencia" como un cuerpo
ajeno, independiente del hombre y autónomo no existe: es solo un constructo que
utilizamos para ciertos discursos pero en verdad somos nosotros los que decidimos
cuándo ella es "verdad" y cuándo no. Es el científico real, la persona, la que decide
qué es lo verdadero y qué no, no así la propia "ley". Las leyes no hablan, no
respiran ni se expresan por sí solas: son "interpretadas" por alguien que habla en
nombre de ellas, y ese es el tema en cuestión. Se trata entonces de una "verdad"
que depende no de los fenómenos en sí ni de lo que captan nuestros instrumentos
sino de qué dice el científico o la "autoridad" sobre ellos.
Página 3 de 3