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El problema del deber del hombre

y su relación con la libertad.

Ya vimos en los límites y obstáculos la decisiva


importancia que el problema de la libertad tiene
en la ética, pues si no se concibe al ser humano
como libre para decidir y actuar, no tendría
ningún sentido hablar de un comportamiento
moral.
La solución al problema de la libertad no es la
eliminación de la necesidad sino más bien
consolidarla hacer asequible a ambas partes
mantener mutuo equilibro entre ellas La libertad
es la necesidad conocida.
El hombre emplea bien su libertad cuando
cumple con su deber. El deber es la obligación
de hacer o de no hacer algo.
El deber es aquello a que el hombre se siente
obligado por la ley moral o por las leyes civiles.
El deber es lo que el hombre necesita cumplir si
quiere alcanzar su propia perfección. El deber
es un mandato, es una orden que conduce al
bien. Debo hacer todo lo bueno (debo estudiar,
debo acatar las normas morales, debo respetar
las leyes civiles) y al mismo tiempo debo evitar
todo lo que me aparte del bien. Violar el deber,
es provocar el desorden moral.
Tomado en su mayor amplitud, el deber es la
norma ideal que domina a la humanidad. En
este sentido, el deber es la conciencia moral, la
ley natural
La conciencia nos indica la existencia del deber,
de esta obligación que se impone a la voluntad
como norma interior de nuestras acciones.
El hombre puede ajustar o no su conducta a las
normas que le impone su propia conciencia (es
decir, la ley moral) o a las que le impone la
sociedad, es decir, las leyes civiles. En esto
reside su grandeza o su debilidad.

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