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6° Clase Internac. Público 11-04-2017
6° Clase Internac. Público 11-04-2017
Se encarga de cuestiones:
Económicos-Sociales
Medioambientales
Desarrollo
Revisión de Políticas en las distintas áreas (Económico-social, Medioambientales y
Desarrollo)
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2. FUENTES
Son aquellas que originan y formulan el derecho.
Clasificación de Fuentes:
Fuentes Materiales (motivos): Son la que, en algún sentido, motivan el nacimiento de
la norma. Configuran la fundamentación extrajurídica, es la razón o motivo. Son
tratadas por las teorías de las relaciones internacionales.
Fuentes Formales (métodos): Son los métodos de creación y por el cual se verifican las
normas.
Algunas corrientes entienden a los Principios Generales de Derecho, no como una fuente sino
como una constatación de la Costumbre y los Tratados (siempre que hablemos de Derecho
Internacional, porque distinto sería si se trata de Derecho Interno).
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Es importante tener en cuenta que la enumeración que hace el artículo 38, en las
primeras partes del inciso 1° está hablando de Fuentes en Sentido Restringido y en el
inciso 2° nos habla de Fuentes en Sentido Amplio .
Fuentes Auxiliares de Derecho Internacional (que van a asistir, ayudar a comprender los
Tratados, la Costumbre y los Principios):
Doctrina
Jurisprudencia
En cuanto a la Equidad →Va a poder ser Fuente Principal si los Estados determinan la
aplicación por parte de la Corte o un Tribunal Arbitral para la resolución de la Controversia.-
Se entiende que es una Norma de carácter Obligatorio –en materia contenciosa como
consultiva- y porque está aceptada por los Estados; pero NO ES UNA NORM IMPERATIVA IUS
COGEN (no admiten ni la exclusión ni la alteración de su contenido, de tal modo que cualquier
acto que sea contrario al mismo será declarado como nulo.), porque los Estados podrían
prescindir de esta fuente para la resolución de una cuestión.
Hasta el momento la Corte no ha resuelto, a pedido de un Estado, alguna cuestión a través de
la equidad. Si ocurrió en Tribunales Arbitrales, pero nunca en Corte Internacional de Justicia.
Aplicación de las Fuentes (se aplican los mismos principios que aplicamos a nivel interno):
Ley Especial → Deroga → Ley General
Ley Posterior → Deroga → Ley Anterior
Jerarquía Normativa
No existe una jerarquía entre las Fuentes Principales de Derecho Internacional.
Todas tienen la misma importancia, incluso la Corte podría resolver una controversia aplicando
las tres.
Dentro del Derecho Internacional, la Costumbre es una de las mayores generadoras de Normas
de Derecho Internacional.
Lo cierto es que es más fácil probar una Norma que se encuentra contemplada por un Tratado,
pero eso no le resta valor a la Costumbre –sino que es más que nada a los fines probatorios-.
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LA COSTUMBRE
La Costumbre es una práctica común y reiterada, por dos o más Estados, con conciencia de
obligatoriedad –aceptada como Derecho-. Por ejemplo: Cuestiones de Inmunidades
Presidenciales, Libertad de Mares, Libertad del Aire.
Elemento Subjetivo → Conciencia de Obligatoriedad por los Estados que mantienen dicha
práctica común y reiterada en el tiempo.
↗ Regional
Costumbre Internacionalmente Reconocidas
↘ Multilateral
Requisitos y condiciones
Además de los elementos material y espiritual, existen una serie de condiciones que la
jurisprudencia internacional exige, en mayor o menos medida, para que determinada
práctica pase a ser calificada como costumbre:1
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LEER
Derecho de Paso sobre el Territorio Indio
HECHOS
CUESTIONES PRINCIPALES
SENTENCIA
La Corte rechaza esta excepción atento que la pretensión de Portugal acerca de una obligación
de la India no corresponde a la jurisdicción exclusiva de esta última, sino que, en todo caso,
afecta relaciones regidas por el derecho internacional.
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Portugal reivindica un derecho de paso entre Damao y los enclaves y entre éstos entre sí, por
territorio indio, en la medida necesaria para ejercer su soberanía sobre dichos enclaves, con
reserva del derecho de la India de reglamentar y controlar el pasaje reclamado, aunque sin que
ese derecho indio pueda impedir el paso necesario para ejercerse la soberanía portuguesa
sobre los enclaves. Como apoyo de su derecho Portugal invoca el Tratado de Poona de 1779 y
algunos decretos dictados por el soberano Maratha en 1783 y 1785.
La Corte, después de estudiar esos instrumentos, constata que la intención de los Marathas no
fue transferir la soberanía sobre los enclaves, sino tan sólo otorgar concesiones.
En cambio, del análisis de la práctica británica, desde que Gran Bretaña fue soberano territorial
de la India, y de la práctica india a partir de la independencia, resulta que la autoridad
portuguesa sobre los enclaves nunca fue discutida. Esa soberanía fue reconocida por los
británicos de hecho y por implicación, y luego tácitamente por la India. En consecuencia, lo
villorrios comprendidos en la concesión maratha adquirieron el carácter de enclaves
portugueses en territorio indio.
Para poder establecer si existe el derecho de paso reclamado, la Corte debe considerar lo
ocurrido en los período británico y postbritánico, ya que en el curso de esos período el tránsito
hacia los enclaves dio lugar, entre los portugueses y el soberano territorial, a una práctica
invocada por Portugal para establecer el derecho que reclama.
En este sentido, la Corte ha constatado que, en lo que hace a personas privadas, funcionarios
civiles y mercaderías en general, ha existido durante los períodos británicos y postbritánicos
una práctica constante y uniforme de libre tránsito entre Damao y los enclaves. Esta práctica
se mantuvo por un período de más de un siglo y cuarto, sin que la afectara el cambio de
soberanía al adquirir la India su independencia. Por ello, la Corte considera que esta práctica
ha sido aceptada por las Parte como un derecho y ha dado nacimiento a un derecho y una
obligación correlativa. En consecuencia, la Corte estima que Portugal poseía un derecho de
tránsito en 1954 entre Damao y los enclaves y los enclaves entre sí, por el territorio indio
intermedio, para personas privadas, funcionarios civiles y mercaderías en general, en la
medida necesaria para el ejercicio de la soberanía portuguesa sobre los enclaves y sujeta a la
reglamentación y el control de la India.
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En cuanto a la negativa india de no permitir el tránsito de autoridades portuguesas el 28 de
julio de 1954, respondió a que entre el 21 y 22 de julio de ese año se produjeron
levantamientos en las zonas indias intermedias y en los propios enclaves, existiendo una
profunda tensión. Es por ello que la Corte no puede considerar la negativa india en ese
momento como contraria a la obligación que le imponía el derecho de tránsito de Portugal. El
pedido de paso portugués está subordinado al pleno reconocimiento y al ejercicio de la
soberanía india sobre el territorio intermedio, sin inmunidad alguna para Portugal. La Corte
estima que el rechazo del tránsito, opuesto por la India, surge, en la especie, de su poder de
reglamentación y control del derecho de tránsito de Portugal.
por 11 votos contra 4 falla que Portugal poseía en 1954 un derecho de paso entre los
enclaves de Dadra y de Nagar Aveli y el distrito costero de Damao y entre los enclaves
entre sí, por el territorio indio intermedio, en la medida necesaria para el ejercicio de
la soberanía portuguesa sobre los enclaves y bajo el control y la reglamentación de la
India, para las personas privadas, los funcionarios civiles y las mercaderías en general;
por 8 votos contra 7 falla que Portugal no poseía en 1954 ese derecho de paso ni para
las fuerzas armadas, ni para la policía, ni para las armas y municiones;
por 9 votos contra 6 falla que la India no actuó en forma contraria a las obligaciones
que le imponía el derecho de paso de Portugal para las personas privadas, los
funcionarios civiles y las mercaderías en general.
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Plataforma Continental del Mar del Norte
Hechos:
Con la expresión «plataforma continental» se designa, en términos generales, el lecho del mar
y el subsuelo de las zonas submarinas adyacentes a las costas de un Estado, respecto a los
cuales dicho Estado tiene reconocidos por el Derecho internacional derechos soberanos a
efectos de su exploración y explotación de sus recursos naturales.
En el caso de los Estados ribereños del Mar del Norte se lograron diversos acuerdos que
trazaron los límites de sus respectivas zonas de la plataforma continental. La República Federal
de Alemania celebró dos acuerdos, uno con los Países Bajos en 1964 y otro con Dinamarca en
1965, en los que sólo lograron delimitar parcialmente sus respectivas zonas. Los límites
trazados sólo comprendían una línea de corta extensión que partía de los puntos de la frontera
entre dichos Estados situados en la costa del Mar del Norte. El acuerdo sobre la continuación
de la línea de delimitación de las respectivas zonas de la plataforma continental se reveló
imposible.
(En el acuerdo se trazaron los limites parciales de las respectivas plataformas, representados
en la Carta adjunta por las líneas A-B y C-D. Las negociaciones para prolongar estas líneas
parciales fracasaron, principalmente porque tanto Dinamarca como los Paises Bajos deseaban
que la prolongación se efectuara según el principio de la equidistancia, lo que llevaría a un
trazado correspondiente a las líneas de puntos B-E y D-E de la Carta. La R. F. Alemana
consideraba injusto este resultado, porque reducía exageradamente su plataforma
continental, teniendo en cuenta la longitud de su litoral sobre el Mar del Norte)
Por sendos acuerdos celebrados por la República Federal de Alemania con Dinamarca y con
los Países Bajos, dichos Estados sometieron al Tribunal Internacional de Justicia la decisión
sobre «los principios y las normas de Derecho internacional aplicables a la delimitación entre
las Partes de las zonas de la plataforma continental del Mar del Norte que pertenecen a cada
una de ellas más allá de la línea de delimitación» determinada en los acuerdos parciales
anteriores. Las Partes se comprometían a delimitar sus zonas «mediante acuerdo concluido de
conformidad con la decisión solicitada al Tribunal Internacional de Justicia».
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Ambos asuntos fueron acumulados por el Tribunal. Dinamarca y los Países Bajos alegaron que
debía aplicarse la norma llamada «equidistancia circunstancias especiales» contenida en el
artículo 6, párrafo 2 de la Convención de Ginebra de 1958 sobre la plataforma continental.
Dicha disposición estipula: «Cuando una misma plataforma sea adyacente al, territorio de dos
Estados limítrofes, su delimitación se efectuará por acuerdo entre ellos. A falta de acuerdo, y
salvo que circunstancias especiales justifiquen otra delimitación, ésta se efectuará aplicando el
principio de la equidistancia de los puntos más próximos de las líneas de base, desde donde se
mida la extensión del mar territorial de cada Estado».
El Tribunal va a ocuparse ahora de las tesis alegadas en nombre de Dinamarca y de los Países
Bajos... para facilitar su examen se puede partir de la siguiente pregunta: ¿el principio de la
equidistancia circunstancias especiales constituye, en virtud de convenio o del Derecho
internacional consuetudinario, una norma obligatoria aplicable a cualquier delimitación de la
plataforma continental del Mar del Norte entre la República Federal y los Reinos de Dinamarca
y de los Países Bajos respectivamente? Formulada la cuestión más sencilla y brevemente ¿la
República Federal tiene jurídicamente la obligación de aceptar la aplicación del principio de la
equidistancia circunstancias especiales?...
La Convención fue firmada por cuarenta y seis Estados y hasta la fecha ha recibido treinta y
nuevo ratificaciones o adhesiones. Entró en vigor el 10 de junio de 1964... Dinamarca y los
Países Bajos firmaron y ratificaron la Convención y son partes desde el 10 de junio de 1964 y el
20 de marzo de 1966 respectivamente. La República Federal firmó la Convención pero nunca la
ratificó y, por lo tanto, no es parte...
Dinamarca y los Países Bajos sostienen que la República Federal, cualquiera que sea su
situación respecto a la Convención de Ginebra, se halla obligada de todos modos a aceptar el
método de la equidistancia circunstancias especiales en materia de delimitación porque el
empleo de este método no se impone únicamente a título convencional, sino que deriva -0
debe actualmente considerarse que deriva de una norma de Derecho internacional general
que, al igual que las demás normas de Derecho internacional general o consuetudinario, obliga
a la República Federal automáticamente y con independencia de cualquier consentimiento
especial, directo o indirecto. Esta tesis presenta dos aspectos, uno de Derecho positivo y otro
más esencialista.
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doctrina aceptada según la cual la plataforma continental pertenece exclusivamente al Estado
ribereño situado junto a ella y tendría, por lo tanto, a priori un carácter, por decirlo así,
inevitable en el plano jurídico...
Las conclusiones a las que se ha llegado dejan por resolver, y todavía por dilucidar, la cuestión
de si el principio de la equidistancia ha alcanzado la consideración de norma de Derecho
internacional consuetudinario en virtud de una razón distinta de la necesidad lógica y a priori,
es decir, por los mecanismos del Derecho positivo, de manera que obligaría en dicho concepto
a la República Federal, aunque el artículo 6 de la Convención de Ginebra no le sea oponible.
Para ello hay que examinar el lugar que ocupaba dicho principio cuando se redactó la
Convención y el que le ha conferido la propia Convención y la práctica de los Estados posterior
a la Convención; pero debe quedar claramente entendido que en sus afirmaciones sobre el
tema, el Tribunal considera únicamente la cláusula relativa a la delimitación (artículo 6) y no
otras disposiciones de la Convención o la Convención en cuanto tal.
Por acertada que sea esta tesis respecto al menos a ciertas partes de la Convención, el
Tribunal no puede aceptarla en lo que se refiere a la cláusula de delimitación (artículo 6), cuyas
disposiciones que interesan se tomaron casi sin modificaciones del proyecto de la Comisión de
Derecho Internacional que sirvió a la Conferencia de base de discusión. El valor de la 'norma en
la Convención, por lo tanto, depende principalmente de las condiciones que llevaron a la
Comisión a proponerla y que ya han sido examinadas en relación con la tesis de Dinamarca y
de los Países Bajos sobre el carácter necesario y a priori de la equidistancia.
El Tribunal considera que dicho examen basta para la finalidad que ahora pretendo para
mostrar que el principio de equidistancia, tal como actualmente se halla enunciado en el
artículo 6 de la Convención, fue propuesto por la Comisión con bastantes vacilaciones, a título
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más bien experimental y todo lo más de lege ferenda, y en modo alguno de lege lata o como si
fuera una norma de Derecho internacional consuetudinario en vías de formación. Es evidente
que éste no es el tipo de fundamento que pueda alegarse para pretender que el artículo 6 de
la Convención consagró o cristalizó la regla de la equidistancia.
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En primer lugar hace falta que la disposición en cuestión tenga, al menos en potencia, un
carácter fundamentalmente normativo y así pueda constituir la base de una regla jurídica
general. Puede decirse que el principio de la equidistancia, considerado en abstracto, cumple
este requisito. Sin embargo, dada la forma especial en que ha sido incorporado al artículo 6 de
la Convención, y teniendo en cuenta la relación entre dicho artículo y otras disposiciones de la
Convención, esto suscita algunas dudas. En primer lugar, el artículo 6 está redactado de tal
forma que sitúa la obligación de recurrir al método de la equidistancia después de la obligación
primordial de efectuar la delimitación por vía de acuerdo. Esta obligación primordial antecede
de forma muy poco corriente a lo que se pretende constituye potencialmente una norma
jurídica general. Sin pretender abordar la cuestión del jus cogens y todavía menos
pronunciarse sobre ella, hay que admitir que en la práctica es posible derogar por vía de
acuerdo en algunos casos o entre algunas partes normas de Derecho internacional, pero esto
normalmente no es objeto de una disposición expresa como en el artículo 6 de la Convención
de Ginebra. En segundo lugar, el papel que juega la noción de circunstancias especiales en
relación al principio de la equidistancia incorporado en el artículo 6 y las controversias muy
importantes, todavía no resueltas, a que ha dado lugar el significado y alcance de dicha noción
hacen surgir más dudas respecto al carácter potencialmente normativo de la disposición. Por
último, si la facultad de formular reservas al artículo 6 quizás no basta para impedir que el
principio de la equidistancia finalmente pueda llegar a integrarse en el Derecho general, al
menos hace que sea mucho más difícil sostener que dicho resultado haya sido alcanzado o
pueda serlo sobre la base de la Convención: mientras permanezca dicha facultad y no haya
sido modificada como consecuencia de una petición de revisión de acuerdo con el artículo 13
petición que ninguna indicación oficial permite prever por ahora parece que es la propia
Convención la que, por las razones ya indicadas, niega a las disposiciones del artículo 6 el
carácter normativo que tienen, por ejemplo, los artículos 1 y 2.
Respecto a los otros elementos generalmente estimados necesarios para que una norma
convencional se considere que ha llegado a ser norma general de Derecho internacional puede
que sea suficiente, incluso sin que haya transcurrido un largo período de tiempo, una
participación muy amplia y representativa en el convenio, siempre y cuando incluya los
Estados especialmente interesados. Con referencia al presente asunto, el Tribunal hace
constar que, incluso teniendo en cuenta el hecho que algunos Estados no pueden participar en
la Convención de Ginebra o no tienen interés en ser partes, por ejemplo, por carecer de litoral,
el número de ratificaciones y adhesiones que se han alcanzado, a pesar de ser importante, no
es suficiente. El hecho de que a veces no se haya procedido a la ratificación de un convenio por
causas distintas de una desaprobación activa de dicho convenio difícilmente puede servir de
base para deducir la aceptación positiva de sus principios: las razones pueden ser materia de
conjeturas, pero los hechos están ahí.
En relación con el elemento temporal, el Tribunal hace constar que en la actualidad han
pasado mas de diez años desde la firma de la Convención y menos de cinco años desde su
entrada en vigor (Junio 1964); cuando el presente proceso se inició era menos de tres;
mientras ha transcurrido menos de un año desde que las negociaciones bilaterales sobre una
delimitación completa entre la República Federal y las otras dos Partes fracasaron en la
cuestión de la aplicación del principio de la equidistancia. Aunque el hecho de que no haya
transcurrido más que un breve período de tiempo no constituye en sí mismo un impedimento
para la formación de una nueva norma de Derecho internacional consuetudinario surgida de
una norma de origen puramente convencional, continúa siendo indispensable que, por breve
que haya sido dicho período de tiempo, la práctica de los Estados, incluidos aquellos que están
especialmente interesados, haya sido frecuente y prácticamente uniforme en el sentido de la
disposición que se invoca y que se haya manifestado de forma que permita establecer un
reconocimiento general de que nos hallarnos en presencia de una norma y obligación jurídicas.
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El Tribunal debe examinar ahora si, después de la Convención de Ginebra, la práctica de los
Estados en materia de delimitación de la plataforma continental ha tenido las características
que satisfagan este requisito. Prescindiendo de casos que el Tribunal, por diversos motivos, no
considera como precedentes sobre los que pueda apoyarse, tales como las delimitaciones
realizadas entre las Partes en el presente asunto o que no se refieran a límites internacionales,
en el curso del procedimiento se han citado una quincena de casos en los que los límites de la
plataforma continental se han determinado de acuerdo con el principio de la equidistancia; la
mayoría son posteriores a la firma de la Convención de Ginebra de 1958; frecuentemente la
delimitación se realizó mediante acuerdo, a veces lo fue unilateralmente, en ocasiones se
previó pero todavía no se ha llevado a efecto. Entre esta quincena de casos se incluyen las
cuatro delimitaciones que se refieren al Mar del Norte... Reino Unido / Noruega – Dinamarca -
Países Bajos y Noruega / Dinamarca. Incluso si representaran más de una pequeñísima parte
de los casos posibles de delimitación en el mundo, el Tribunal no consideraría necesario
enumerarlos o examinarlos por separado dado que diversos motivos les restan a priorl de valor
de precedentes en este caso.
El elemento esencial a este respecto y parece necesario subrayarlo es que, incluso si dicha
actitud hubiera sido mucho más frecuente por parte de los Estados que no eran partes en la
Convención, dichos actos, aunque fueran considerados en su conjunto, no bastarían por sí
mismos para constituir la opinio iuris, ya que para alcanzar dicho resultado tienen que darse
dos condiciones. Los actos en cuestión no solamente deben suponer una práctica constante,
sino también deben tener tal carácter, o realizarse de tal forma, que demuestren la creencia
de que dicha práctica se estima obligatoria en virtud de una norma jurídica que la prescriba. La
necesidad de tal creencia, es decir, la existencia de un elemento subjetivo, se halla implícita en
el propio concepto de opinio iuris sive necessitatis. Los Estados interesados, por lo tanto,
deben sentir que cumplen lo que supone una obligación jurídica. Ni la frecuencia ni el carácter
habitual de los actos es bastante. Hay numerosos actos internacionales, en el terreno
protocolario por ejemplo, que se realizan casi invariablemente pero obedecen a simples
consideraciones de cortesía, de conveniencia o de tradición y no a un sentimiento de deber
jurídico.
Simplemente hay que hacer constar que en ciertos casos poco numerosos los Estados
interesados acordaron trazar, o trazaron, los límites según el principio de la equidistancia. No
hay pruebas de que actuaran así porque se sintieran jurídicamente obligados por una norma
obligatoria de Derecho consuetudinario, sobre todo si se considera que pudieron actuar
movidos por otros factores obvios.
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Finalmente parece que, en casi todos los casos de delimitación que se han citado, se trató de
trazar las líneas medias entre Estados situados frente a frente y no de los límites laterales de
Estados limítrofes... el Tribunal considera que las delimitaciones efectuadas según las líneas
medias entre Estados situados frente a frente difieren en varios aspectos de las delimitaciones
laterales y son lo suficientemente distintas para que no puedan constituir un precedente para
las delimitaciones laterales. Solamente en una de las situaciones mencionadas por las Partes
parece presentarse una configuración geográfica en cierto modo semejante a la del presente
asunto, .en el sentido de que varios Estados están agrupados a lo largo de una costa
pronunciadamente curva. Con todo, hasta ahora todavía no ha sido realizada en dicha región
la delimitación completa. No es que el Tribunal niegue a los ejemplos citados todo valor
probatorio en apoyo de la tesis de Dinamarca y de los Países Bajos; simplemente considera
que no son decisivos y no bastan para establecer, como se quisiera, una práctica constante
manifestada en circunstancias que permitan concluir que la delimitación de acuerdo con el
principio de la equidistancia constituye una norma obligatoria de Derecho internacional
consuetudinario, en especial en materia de delimitaciones laterales...
El Tribunal concluye, por lo tanto, que si la Convención de Ginebra no era, ni en sus orígenes ni
en sus momentos iniciales, declarativo de una norma obligatoria de Derecho internacional
consuetudinario que impusiera el principio de la equidistancia para la delimitación de la
plataforma continental entre Estados limítrofes, tampoco por sus efectos posteriores llegó a
consolidar dicha norma; y que la práctica de los Estados hasta la fecha igualmente ha sido
insuficiente para dicho fin. (North Sea Continental Shelf Cases, Judgement, L C. J. Reports 1969,
págs. 24-46.)
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Caso -1969- Templo Preah Vihear (La Corte falla a favor de Camboya)
Antecedentes
El templo de Preah Vihear fue construido por los monarcas del Imperio jemer a inicios
del siglo IX de nuestra era, y fue constantemente ampliado y enriquecido por éstos a lo
largo de los seis siglos siguientes, convirtiéndose en uno de los principales edificios
religiosos de dicho Estado, quedando consagrado al dios hindú Shivá. La desaparición
del Imperio jemer significó la decadencia del templo de Preah Vihear. Durante el
periodo en que Camboya perteneció al Imperio colonial francés, desde 1863, se renovó
el interés en la exploración arqueológica en el templo de Preah Vihear. En 1904, el
reino de Siam (actual Tailandia) pactó con Francia la delimitación territorial mutua en
Indochina, formando una comisión conjunta para tal efecto. Cuando se hizo necesario
establecer la frontera en las cercanías de Preah Vihear, franceses y tailandeses
acordaron que la frontera debería seguir la línea divisoria de las cumbres en la cordillera
de Dângrek, que es el límite geográfico natural entre Tailandia y Camboya. En 1907,
Tailandia pidió a Francia elaborar un mapa detallado para establecer la ubicación
precisa de la frontera; funcionarios franceses aceptaron tal solicitud y el mapa resultante
fue enviado a las autoridades tailandesas, mostrando al templo de Preah Vihear dentro
del territorio de Camboya.
Ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Camboya alegó que el mapa hecho
por funcionarios franceses en 1907 era el documento oficial que fijaba el límite
internacional; Tailandia sostuvo que dicho mapa no tenía validez alguna, porque no fue
elaborado por la comisión conjunta franco-tailandesa sino por funcionarios franceses de
modo unilateral, y que el mapa violaba la regla básica establecida por la comisión
conjunta al no delimitar la frontera según la línea divisoria de cumbres de la cordillera
Dângrek; añadió Tailandia que, de seguir tal regla, el templo quedaba en suelo tailandés.
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Camboya indicó que Tailandia recibió el mapa de la frontera en 1907 y no lo cuestionó
hasta 1954, por lo cual debe entenderse su aceptación; respondía Tailandia que su
propio gobierno de esa época ciertamente no protestó ante Francia pero que ello era
entendible, pues Tailandia mantuvo en todos esos años la posesión efectiva del templo
debido a que el acceso hasta la construcción es muy difícil por el lado camboyano (en
realidad existe un elevado risco que impide una fácil entrada a Preah Vihear desde
Camboya) y porque las autoridades tailandesas no pudieron advertir si existía un error al
no haber más mapas de la región que los elaborados por Francia.
Resolución
El 15 de junio de 1962 la Corte emitió su sentencia sobre el caso, y por 9 votos contra 3
determinó que el templo de Preah Vihear era territorio de Camboya; luego, por 7 votos
contra 5, estableció que Tailandia debía devolver a las autoridades camboyanas todas
las piezas arqueológicas sacadas del recinto.2
La Corte aceptó la tesis tailandesa respecto a la validez del mapa de 1907 hecho por
técnicos franceses, porque éste no fue formalmente aprobado por la comisión conjunta
encargada de fijar la frontera, en tanto tal comisión se había disuelto poco antes y por
ello el mapa no poseía carácter obligatorio, pero subsistía otra cuestión: determinar si
Camboya y Tailandia adoptaron o no el mapa de 1907 como válido y si aprobaron la
línea fronteriza allí indicada como el resultado de los trabajos de delimitación en la
región de Preah Vihear, confiriendo carácter obligatorio a esa carta geográfica.
Tailandia sostuvo que su gobierno nunca aceptó formalmente la validez de dicho mapa
de 1907, si bien admitieron haberlo recibido y conocer su contenido. La Corte estimó
que en caso de discrepancia, correspondía a Tailandia presentar su protesta a Francia en
un plazo razonable, pero al no haberlo hecho se asume un asentimiento tailandés al
mapa según el principio Qui tacet consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset. Por
el contrario, en 1930 un ministro del gobierno tailandés, el príncipe Damrong, conoció
el contenido de los mapas limítrofes y agradeció por ellos a las autoridades coloniales
francesas de Camboya, integrante entonces de la Indochina Francesa, pidiendo más
copias de esos mapas.
Tampoco se aceptó el alegato tailandés de que existía un error en los mapas referidos a
la zona de Preah Vihear, pues es una regla jurídica establecida que una parte no puede
invocar un error como vicio de consentimiento si esa misma parte contribuyó a fijar ese
error por su propia conducta, si dicha parte pudo evitarlo, o si las circunstancias eran
tales que esa parte estaba advertida de la posibilidad de error.
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excusa tailandesa de que en esa época no existían otros mapas de la región, pues al
utilizar el mapa de 1907 como base para sus propias cartas geográficas Tailandia habría
podido expresar alguna reclamación a Francia en cuanto a su exactitud, pero no lo hizo.
Finalmente, la Corte estimó que la propia teoría de interpretación de los tratados apoya
esta sentencia, porque se estima que cuando dos países definen un límite entre ellos, uno
de sus principales objetivos es lograr una solución estable y definitiva. Esta meta sería
imposible si el límite establecido pudiese cuestionarse en cualquier momento, y si la
rectificación pudiera reclamarse toda vez que se descubriera una inexactitud en relación
con el tratado internacional de límites. Tal procedimiento podría seguirse
indefinidamente, y nunca se llegaría a una solución definitiva mientras fuera posible
descubrir errores.
Por ello la Corte consideró inútil examinar si en Préah Vihéar la frontera del mapa
corresponde a la verdadera línea divisoria de aguas en la región; inclusive el hecho que
el acuerdo haya sido fijado con Francia en 1907 y no con Camboya (en status de
colonia en ese año) deja inalterable la situación, en tanto los derechos ganados por
Francia durante su mandato colonial sobre territorio camboyano pasan al nuevo Estado
camboyano independiente, en calidad de estado sucesor. Tal sentencia establece como
principio que los actos efectivos de un gobierno son los que fijan el reconocimiento ex
post de una situación de fronteras internacionales, y que a falta de protesta oficial
formalizada en un plazo razonable debe entenderse el asentimiento de un Estado
respecto de dicha frontera.
Consecuencias
En enero de 1963, Camboya tomó posesión de Preah Vihear en una ceremonia. Allí
mismo, el monarca camboyano Norodom Sihanouk formuló dos gestos de conciliación,
permitiendo las visitas de tailandeses al templo sin necesidad de visas y que las
autoridades de Tailandia conservasen las piezas arqueológicas sacadas del recinto.
Actualmente, el templo está dividido en dos sectores por acuerdo de ambos países
limítrofes.
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En febrero de 2011, pese a la resolución de la Corte Internacional de Justicia de La
Haya las partes no consiguieron delimitar la frontera y se reabre el conflicto armado en
la zona fronteriza en disputa en torno al templo de Preah Vihear.3
Los principios generales del derecho son los enunciados normativos más generales que, a
pesar de no haber sido integrados formalmente en los ordenamientos jurídicos particulares, o
bien recogen de manera abstracta el contenido de un grupo de ellos.
El artículo 38.1.c del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia considera a los principios
generales del derecho una fuente formal del derecho internacional, al lado de la costumbre
internacional y los tratados internacionales, por lo cual el tribunal estaría obligado a aplicarlos
sin necesidad de que exista una laguna en cuanto al alcance de estas dos últimas fuentes; es
decir, opera como fuente autónoma y no subsidiaria.
Los Principios Generales de Derecho podrían coincidir con Costumbres Internacionales como
por ejemplo la Libertad de Mares.
Los Principios de Derechos Internacional Público son abstracciones de normas que ya integran
el Ordenamiento Jurídico Internacional. NO SON CREADORES DE DERECHO INTERNACIONAL, SI
LOS PRINCIPIOS DE DERECHO INTERNO
Ejemplo:
Pacta Sunt Servanda: que se traduce como «lo pactado obliga». Constituye un principio básico
del derecho civil (específicamente relacionado con los contratos) y del derecho internacional
(cristalizado en varios Tratados)
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EQUIDAD
Es la creación normativa, del derecho aplicable, para el caso en concreto a resolver. Se
requiere el consentimiento de las partes para resolver la controversia a través de la equidad.
Lo que persigue la equidad es la resolución más justa para las partes –desde un criterio de
justicia-.
La Corte ha dicho en diversos fallos y opiniones consultiva que siempre se resuelve en virtud
de un criterio de justicia en los casos o la norma que analiza; aunque si bien no ha resuelto
casos aplicando exclusivamente esa fuente, pero si se entiende que está implícito en el análisis
que realiza la Corte Internacional de Justicia respecto de su labor.-
La reciente opinión consultiva dictada por la Corte Internacional de Justicia sobre las
Consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el territorio palestino
ocupado [1] marca una nueva etapa en el examen de diferentes aspectos del derecho
humanitario por la Corte. Este caso se suma a otros en los que la Corte ya se ha
pronunciado en materia de derecho humanitario, en algunos instancias con mayor
profundidad que en otras, como el caso del Canal de Corfú [2] , el caso de los
Prisioneros pakistaníes [3] , el caso de Nicaragua [4] , o incluso la reciente opinión
consultiva de la Corte acerca de la Licitud de la amenaza o del empleo de armas
nucleares [5] .
Como se verá en detalle, la Corte aporta precisiones en cuanto al derecho aplicable en
caso de ocupación militar, en particular el IV Convenio de Ginebra de 1949 y el IV
Convenio de La Haya de 1907, así como los instrumentos de derechos humanos. La
índole de las normas específicas aplicables y los derechos y obligaciones que ellas
imponen a la Potencia ocupante también son objeto del pronunciamiento de la Corte,
como lo es la identificación de las obligaciones violadas por la Potencia ocupante en el
caso en cuestión y las consecuencias jurídicas de esas violaciones para la Potencia
ocupante, los otros Estados y las organizaciones internacionales.
Éstas son, básicamente, las consideraciones que examinaremos en las páginas que
siguen, esforzándonos por examinar el razonamiento de la Corte y comprobar en qué
19
medida su opinión contribuye a aclarar y precisar algunas normas esenciales del derecho
humanitario [6] .
* Rosemary Abi-Saab es doctora por el Instituto Universitario de Altos Estudios
Internacionales de Ginebra. Es autora de la obra "Le droit humanitaire et les conflits
internes" (Pédone, París, 1986).
Recapitulación cronológica
El pronunciamiento de la Corte
Nos parece oportuno citar aquellos puntos de la parte dispositiva de la Opinión que no
se refieren a la competencia de la Corte ni a la admisibilidad de la solicitud, y que
responden concretamente a la pregunta formulada por la Asamblea General. Todos
fueron adoptados por catorce votos contra uno (el del magistrado Buergenthal), a
20
excepción del punto 3D, que tuvo dos votos en contra (los de los magistrados
Buergenthal y Kooijmans):
La construcción del muro que está elevando Israel, la Potencia ocupante, en el territorio
palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus alrededores, y su régimen conexo,
son contrarios al derecho internacional;
Israel tiene la obligación de po ner fin a sus violaciones del derecho internacional; tiene
la obligación de detener de inmediato las obras de construcción del muro que está
elevando en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus
alrededores, desmantelar de inmediato la estructura allí situada, y derogar o dejar sin
efecto de inmediato todos los actos legislativos y reglamentarios con ella relacionados,
de conformidad con el párrafo 151 de la presente opinión;
Israel tiene la obligación de reparar todos los daños y perjuicios causados por la
construcción del muro en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y
sus alrededores;
" (...) este " muro " es una obra compleja, de modo que el vocablo no puede entenderse
en su estricto sentido físico. Sin embargo, los términos utilizados por Israel ( " valla " )
o por el Secretario General ( " barrera " ), tampoco resultan más precisos si se entienden
en su acepción física. La Corte, por tanto, ha decidido utilizar en la presente opinión la
21
terminología empleada por la Asamblea General " [11].
La Corte señala que la solicitud de la Asamblea General se refiere a las " consecuencias
jurídicas del muro que se está construyendo en el territorio palestino ocupado, incluida
Jerusalén oriental y sus alrededores " (cursiva añadida). En consecuencia, " la Corte no
considera que deba examinar las consecuencias jurídicas de la construcción de las partes
del muro situadas en el propio territorio de Israel " [12] .
Los aspectos que plantean problemas [14] son, por lo tanto, el trazado del muro en el
interior del territorio palestino ocupado; la forma de construirlo, que entraña la
confiscación de terrenos y la destrucción de viviendas, y el régimen de funcionamiento
conexo [13] .
El derecho aplicable
El derecho de la Carta
La Corte identifica las " normas y principios " del derecho internacional general
aplicables al caso en cuestión tanto en la Carta y en las resoluciones adoptadas por la
Asamblea General y el Consejo de Seguridad en virtud de ésta, como en el derecho
internacional consuetudinario. Básicamente, la Corte destaca dos principios:
22
General [16] . La Corte recuerda que, en el caso de Nicaragua [17] , había
afirmado el carácter de derecho consuetudinario de estos principios: " Los
principios sobre el uso de la fuerza incorporados en la Carta reflejan el
derecho internacional consuetudinario; lo mismo es cierto de su corolario que
entraña la ilegalidad de la adquisición territorial resultante de la amenaza o el
uso de la fuerza " [18] .
Derecho humanitario
Durante el conflicto de 1967, que enfrentó, en especial, a Israel con Egipto y Jordania,
las fuerzas armadas israelíes ocuparon todo lo que quedaba de los territorios que habían
constituido Palestina bajo el mandato británico. Como afirma la Corte, se trata de "
territorios ocupados en los cuales Israel era la Potencia ocupante " (...). Todos esos
territorios, incluida Jerusalén oriental, siguen siendo territorios ocupados e Israel sigue
23
teniendo la condición de Potencia ocupante " [23] .
Además, la Corte recuerda las relaciones del IV Convenio de Ginebra con los
Convenios de La Haya. En efecto, el artículo 154 del IV Convenio de Ginebra dispone
que, en las relaciones entre Potencias obligadas por el IV Convenio de La Haya y las
Partes en el IV Convenio de Ginebra, éste completará las secciones II y III del
Reglamento anejo a los Convenios de La Haya. La sección III se refiere a " la autoridad
militar sobre el territorio del estado enemigo " .
La tesis de Israel se basa en la interpretación que ese país hace del artículo 2, común a
los cuatro Convenios de Ginebra, que determina su ámbito de aplicación, y en
particular, del párrafo 2 de dicho artículo, cuyo texto es el siguiente: " El Convenio se
aplicará también en todos los casos de ocupación total o parcial del territorio de una
Alta Parte Contratante, aunque tal ocupación no encuentre resistencia militar " .
En respuesta a esta toma de posición, la Corte destaca, por otro lado (al igual que la
mayoría de los participantes en el proceso), el primer párrafo del mismo artículo 2: "
(...) el presente Convenio se aplicará en caso de guerra declarada o de cualquier otro
conflicto armado que surja entre dos o varias Altas Partes Contratantes, aunque una de
ellas no haya reconocido el estado de guerra " .
24
contratantes " [27] . Para la Corte, el segundo párrafo del artículo 2, sobre el cual Israel
fundamenta su posición, no representa una restricción al ámbito de aplicación del
Convenio fijado por el primer párrafo de ese artículo. " Su objetivo es simplemente
dejar claro que, aunque la ocupación efectuada durante el conflicto no haya encontrado
resistencia armada, el Convenio sigue siendo aplicable " [28] . En este sentido, la Corte
precisa que dicha interpretación refleja la intención de los redactores del IV Convenio.
A este respecto, puede consultarse el Comentario publicado por el CICR sobre el IV
Convenio de Ginebra [29] , que precisa el sentido que los redactores de éste han
deseado dar al segundo párrafo del artículo 2: " Se ha deseado llenar una laguna que
dejaba el primer párrafo " [30] . Este párrafo no se refiere a los casos de ocupación
producidos en el curso de las hostilidades, donde el Convenio entra en vigor desde el
inicio de las hostilidades, y que constit uyen el objeto del primer párrafo de dicho
artículo. El segundo párrafo se refiere a los casos en que la ocupación se realiza sin que
medie una declaración de guerra y sin hostilidades [31] .
La Corte destaca, además, que la misma interpretación fue aceptada por el CICR, el
cual, en la declaración del 5 de diciembre de 2001 [32] , manifestó que " siempre ha
afirmado la aplicabilidad de jure del IV Convenio de Ginebra a los territorios ocupados
desde 1967 por el Estado de Israel, incluida Jerusalén oriental " . Recuerda también las
posiciones adoptadas por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad en diversas
resoluciones [33] .
Por último, la Corte señala que el Tribunal Supremo de Israel, en un fallo de fecha 30 de
mayo de 2004, decidió que " [L ] as operaciones militares de las [Fuerzas de Defensa de
Israel ] en Rafah, en la medida en que afectan a la población civil, se rigen por el IV
Convenio de La Haya relativo a las leyes y usos de la guerra terrestre, de 1907 (...) y por
el Convenio de Ginebra relativo a la protección de personas civiles en tiempo de guerra,
de 1949 " [35] . La conclusión de la Corte es que:
25
aplicación) precisa, en su tercer párrafo, que: " En territorio ocupado, la aplicación del
Convenio terminará un año después del cese general de las operaciones militares " . Al
identificar las disposiciones específicas de los instrumentos aplicables al caso en
cuestión, la Corte señala que el IV Convenio distingue " entre las disposiciones que se
aplican durante las operaciones militares que llevan a la ocupación y las que siguen
siendo aplicables durante todo el período de la ocupación " [38] . Sin adentrarse más en
el tema, la Corte se limita a remitirse a la continuación de ese párrafo, que dispone que:
" (...) no obstante, la Potencia ocupante estará obligada mientras dure la ocupación –si
esta Potencia ejerce las funciones de gobierno en el territorio de que se trata-, por las
disposiciones de los siguientes artículos del presente Convenio; 1 a 12, 27, 29 a 34, 47,
49, 51, 52, 53, 59, 61 a 77 y 143 " [39] .
En este punto, cabe destacar que el párrafo b) del artículo 3 del Protocolo adicional I a
los Convenios de Ginebra de 1949 (titulado " Principio y fin de la aplicación " ) está
orientado hacia el mismo fin, aunque su formulación es diferente del texto contenido en
el artículo 6 del IV Convenio: " (...) la aplicación de los Convenios y del presente
Protocolo cesará, en el territorio de las Partes en conflicto, al término general de las
operaciones militares y, en el caso de territorios ocupados, al término de la ocupación...
".
De este modo, al dejar de lado el lenguaje del artículo 6 del IV Convenio, este artículo
del Protocolo retoma un texto ya adoptado por la Conferencia preparatoria de
Estocolmo, pero que la Conferencia Diplomática de 1949 [41] había rechazado para
adaptarse a las circunstancias particulares surgidas a consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial. Pero, como se subraya en el Comentario del CICR de los Protocolos
adicionales a propósito del regreso a esta solución en el artículo 3), " (...) el progreso es
evidente y deja sin objeto cualquier futura controversia sobre el mome nto exacto del
cese general de las operaciones militares " [42] .
En este contexto, tal vez llama la atención que la Corte no haya analizado
específicamente los problemas que causa una ocupación prolongada al territorio
ocupado y a la población civil [43] .
26
Los derechos humanos
Israel también cuestiona la aplicabilidad en el territorio palestino ocupado de los
convenios internacionales relativos a los derechos humanos en los que ese país es
Parte, afirmando que " (...) el derecho humanitario es la protección proporcionada en
una situación de conflicto como la existente en la Ribera Occidental y la Faja de Gaza,
mientras que los tratados de derechos humanos están destinados a proteger a los
ciudadanos de sus propios gobiernos en tiempos de paz " [44] .
Así pues, de manera general, la Corte considera que " la protección que ofrecen los
convenios y convenciones de derechos humanos no cesa en caso de conflicto armado,
salvo en caso de que se apliquen disposiciones de suspensión como las que figuran en el
artículo 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos " [47] . (...) Para
responder a la cuestión que se le ha planteado, " (...) la Corte tendrá que tomar en
consideración ambas ramas del derecho internacional, es decir, el derecho de los
derechos humanos y, como lex specialis , el derecho internacional humanitario " [48] .
27
La Corte establece claramente la aplicación de los derechos humanos en todas las
circunstancias, y su aplicación conjunta y complementaria con el derecho humanitario
en las situaciones de conflicto armado.
Para la Corte, se puede interpretar que esta disposición significa que el ámbito de
aplicación del Pacto abarca tanto a los individuos que se encuentran " en el territorio de
un Estado como a los que están fuera de él pero siguen sujetos a la jurisdicción de dicho
Estado " [49] . En efecto, la Corte señala que si bien la jurisdicción de los Estados es
primordialmente territorial, en ocasiones puede ejercerse fuera del territorio nacional. "
Teniendo en cuenta el objeto y el fin del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, parece lógico pensar que, aunque así sea, los Estados que son partes en el
Pacto están obligados a cumplir sus disposiciones " [50] . Según la Corte, los trabajos
preparatorios del Pacto y la práctica habitual del Comité de Derechos Humanos
concuerdan con esta interpretación [51] . No obstante, destaca la posición de Israel, que,
en su informe al Comité de Derechos Humanos, estima que " el Pacto y los
instrumentos análogos no se aplican directamente a la situación (...) en los territorios
ocupados " [52] .
En sus conclusiones acerca de esta cuestión, la Corte " considera que el Pacto de
Derechos Civiles y Políticos es aplicable con respecto a los actos de un Estado en el
ejercicio de su jurisdicción fuera de su propio territorio " [53] .
28
Por su parte, Israel, que no acepta que los instrumentos de derechos humanos sean
aplicables en las situaciones de conflicto armado, niega la aplicabilidad del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en el territorio palestino
ocupado, tesis que la Corte dice no poder aceptar:
" (...) los territorios ocupados por Israel han estado sujetos durante más de 37 años a su
jurisdicción territorial en calidad de Potencia ocupante. En el ejercicio de las facultades
de que dispone sobre esta base, Israel está obligado por las disposiciones del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Además, tiene la
obligación de no plantear ningún obstáculo para el ejercicio de esos derechos en las
esferas en que se ha traspasado la competencia a las autoridades palestinas " [55].
En este punto señalaremos, como lo hace la Corte, que el Comité de Derechos Humanos
ha afirmado en dos oportunidades, en 1998 [56] y en 2003 [57], en ocasión de examinar
los informes periódicos de Israel, en primer lugar que " la aplicabilidad de las normas
del derecho internacional humanitario (...) no impide de por sí la aplicación del Pacto...
" [58] , y en segundo lugar, que:
" Tampoco la aplicabilidad del régimen del derecho internacional humanitario impide la
obligación del Estado Parte de rendir cuentas de los actos de sus autoridades fuera de su
propio territorio, en particular en los territorios ocupados, en virtud del párrafo 1 del
artículo 2 del Pacto. Por tanto, ... en las actuales circunstancias las disposiciones del
Pacto se aplican a beneficio de la población de los territorios ocupados... " [59].
Con respecto a la Convención sobre los Derechos del Niño del 20 de noviembre de
1989, la Corte destaca el artículo 2 de la Convención, que dispone que " [L ] os Estados
Partes respetarán los derechos enunciados en la (...) Convención y asegurarán su
aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción... " . En opinión de la Corte, y por las
mismas razones que las ya indicadas, esta Convención es en consecuencia igualmente
aplicable en el territorio palestino ocupado.
Después de haber determinado, en forma general, las normas y los principios del
derecho internacional aplicables, en particular las normas del derecho humanitario, la
Corte analiza si la construcción del muro vulnera específicamente esas normas y
principios.
29
Los problemas que señala la Corte derivan principalmente del trazado elegido
para la construcción del muro, que " da expresión in loco a las medidas
ilegales adoptadas por Israel (...) con respecto a Jerusalén y los asentamientos
" [60] . En efecto, la Corte constata que el sinuoso trazado del muro " se ha
diseñado de manera de incluir dentro de la zona [cerrada ] a la gran
mayoría de los asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado
(incluida Jerusalén oriental) " [61] , siendo el caso que dichos asentamientos
se establecieron " en contravención de los términos del párrafo 6 del artículo
49 " [62] (el subrayado es nuestro). Dicho párrafo establece que " [L ] a
Potencia ocupante no podrá efectuar la evacuación o el traslado de una parte
de la propia población civil al territorio por ella ocupado " .
Además, la Corte señala que la construcción del muro con el trazado elegido presenta el
riesgo de alterar la composición demográfica del territorio palestino ocupado, en la
medida en que contribuye a la partida de poblaciones palestinas de algunas zonas [63] .
30
La Corte también destaca que la Convención sobre los Derechos del Niño contiene
disposiciones similares en sus artículos 16, 24, 27 y 28. Esta Convención es aplicable al
territorio palestino ocupado, ya que el artículo 2 estipula lo siguiente: " Los Estados
Partes respetarán los derechos enunciados en la [... ] Convención y asegurarán su
aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción... " .
La Corte subraya que ciertas disposiciones del derecho humanitario permiten tomar en
consideración imperativos militares en ciertas circunstancias. Así pues, el segundo
párrafo del artículo 49 del IV Convenio de Ginebra establece una reserva a la
prohibición de los traslados forzados de la población: " (...) la Potencia ocupante podrá
efectuar la evacuación total o parcial de una determinada región ocupada, si así lo
requieren la seguridad de la población o imperiosas razones militares " .
Empero, se observa que el artículo se refiere a la " evacuación " y no a la deportación o
al traslado forzoso de la población. La evacuación es, por su naturaleza, una medida
provisional, adoptada en beneficio de la propia población y rodeada de una serie de
garantías previstas por el mismo artículo [69] . Pero, como destaca la Corte, esta reserva
31
no abarca el último párrafo del artículo 49, que prohíbe la deportación o el traslado de
una parte de la propia población civil al territorio por ella ocupado.
Sin embargo, la Corte dice no estar convencida de que " las operaciones militares
hicieran absolutamente necesarias las destrucciones llevadas a cabo contraviniendo la
prohibición que figura en el artículo 53 del IV Convenio de Ginebra " [70] .
Tampoco está convencida de que " el trazado concreto que ha escogido Israel para el
muro fuera necesario para conseguir sus objetivos en materia de seguridad " [71] ni de
que la construcción del muro a lo largo del trazado elegido sea la única forma de
salvaguardar los intereses de Israel contra el peligro del que alega ser víctima. Al
respecto, concluye que las medidas adoptadas por Israel no pueden justificarse
invocando la necesidad militar ni consideraciones de seguridad nacional.
Tal vez llama la atención que la Corte no examine en forma más directa la
construcción del muro desde el punto de vista del principio de la
proporcionalidad entre los efectos de la medida (es decir, la prevención de
los ataques provenientes del territorio palestino) y los daños infligidos a la
población civil, que es un principio ampliamente aceptado en el ámbito del
derecho humanitario. En el contexto de la obstaculización a la libertad de
circulación, garantizada por el artículo 12 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, se encuentra una breve mención del principio
de proporcionalidad, en la que la Corte se limita a citar dicho principio tal
como lo adoptó el Comité de Derechos Humanos, según el cual las
restricciones previstas " deben ser el instrumento menos perturbador de los
que permitan conseguir el resultado deseado " [72] y estima que " en el
presente caso no se cumplen esas condiciones " [73] . La Corte concluye, sin
embargo, que las medidas adoptadas por Israel no pueden justificarse
invocando la necesidad militar ni consideraciones de seguridad nacional.
32
de dentro, no de fuera del territorio sobre el cual Israel ejerce su control
[76] .
La Corte concluye que " Israel no puede invocar el derecho de legítima defen sa ni el
estado de necesidad como causas de exclusión de la ilicitud de la construcción del muro
(…) Por consiguiente, la Corte determina que la construcción del muro, y su régimen
conexo, contravienen el derecho internacional " [78] .
Habiendo concluido que Israel, al construir el muro y aprobar el régimen conexo, ha
violado varias de las obligaciones internacionales que le incumben, la Corte, a fin de
responder a la cuestión planteada por la Asamblea General, procede a examinar las
consecuencias jurídicas de esas violaciones, no sólo para Israel sino también para otros
Estados y para la Organización de las Naciones Unidas.
A causa del carácter ilegal de la construcción del muro y de su régimen conexo, Israel
ha incurrido en responsabilidad en virtud del derecho internacional.
Consecuentemente:
Israel " está en primer lugar obligado a cumplir las obligaciones internacionales que ha
violado mediante la construcción del muro en el territorio palestino ocupado " [80] ,
ante todo " el derecho del pueblo palestino a la libre determinación y sus obligaciones
con arreglo al derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los
33
derechos humanos… " Israel debe también " asegurar libertad de acceso a los lugares
sagrados que quedaron bajo su control luego de la guerra de 1967 " [81] .
En segundo lugar, más concretamente, Israel tiene " la obligación de poner fin a la
violación de sus obligaciones internacionales " [82] . Consiguientemente, Israel tiene la
obligación de " detener de inmediato las obras de construcción del muro que está
levantando en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus
alrededores y desmantelar cuanto antes las partes de dicha estructura ya construidas [83]
. Además, dado que las violaciones cometidas por Israel también derivan del régimen
jurídico relacionado con la construcción del muro, Israel tiene la obligación de derogar
y dejar sin efecto de inmediato todos los actos legislativos y reglamentarios que
constituyen dicho régimen.
En tercer lugar, la Corte afirma que Israel tiene la obligación de reparar los daños de los
cuales es responsable. Habida cuenta de que la construcción del muro ha entrañado,
entre otras cosas, la requisa y la destrucción de hogares y de otros bienes, Israel tiene la
obligación de devolver los bienes inmuebles de los que se haya apoderado, reparar todos
los daños y proceder a indemnizar a las personas físicas o jurídicas " que hayan sufrido
cualquier forma de daños materiales como consecuencia de la construcción del muro "
[84] .
Consecuencias jurídicas para otros Estados y para la Organización de las Naciones
Unidas
Tras señalar las obligaciones resultantes para Israel de sus violaciones de ciertos
principios y reglas del derecho internacional, la Corte también determina las
obligaciones que la construcción del muro por Israel entraña para los demás Estados. En
otras palabras, la Corte manifiesta que las violaciones por Israel de sus obligaciones
internacionales imponen obligaciones sustanciales a los otros Estados.
Para la Corte, esas obligaciones se imponen a los otros Estados porque " las
obligaciones internacionales violadas por Israel comprenden algunas obligaciones erga
omnes " [85] . De este modo, la Corte coloca en el rango de las obligaciones erga
omnes violadas por Israel " la obligación de respetar el derecho del pueblo palestino a la
libre determinación, y algunas de las obligaciones que le incumben con arreglo al
derecho internacional humanitario " [86] .
La Corte recuerda lo que expresó en este sentido en el asunto de Timor Oriental [87] :
" (…) el derecho de los pueblos a la libre determinación, tal como ha surgido de la Carta
y de la práctica de las Naciones Unidas, tiene un carácter erga omnes " .
34
cumplir esas normas, hayan o no ratificado los convenios que las estatuyen, porque
constituyen principios intransgredibles de derecho internacional consuetudinario " [88] .
La Corte ya había afirmado este principio en el caso del Canal de Corfú [89] y, en
forma más general, en el caso de Nicaragua [90] , donde, por primera vez, la Corte se
pronunció en forma detallada sobre el carácter consuetudinario de los " principios
generales " del derecho humanitario, que se imponen de manera absoluta, en todas las
circunstancias e independientemente de que los Estados en cuestión hayan o no firmado
los convenios.
Para la Corte, las consecuencias jurídicas para los otros Estados resultan, entonces, del
carácter erga omnes de las obligaciones violadas por Israel [94] .
Es, más que nada, el carácter imperativo o jus cogens de las reglas violadas, que refleja
la importancia de los valores e intereses sociales que ellas protegen, lo que mejor
explica las obligaciones que dichas reglas imponen a los demás Estados, en caso de
violación, para que la situación sea conforme con el derecho internacional.
A modo de conclusión
35
Tras seguir paso a paso, desde el punto de vista del derecho humanitario, el camino
recorrido por la Corte para responder a la pregunta formulada en la solicitud de opinión
consultiva, debe destacarse la importancia de las conclusiones de la Corte, órgano
judicial supremo de la comunidad internacional, que crean jurisprudencia más allá del
caso de que se trate. En efecto, la Corte " enuncia el derecho " en una esfera donde, pese
a la existencia de instrumen tos jurídicos universalmente reconocidos, la negativa a
aplicarlos sigue siendo demasiado frecuente.
En este caso, la pregunta formulada a la Corte condujo a ésta a un plano más concreto,
el del derecho de la ocupación militar, lo que le ha permitido reafirmar la existencia y la
pertinencia permanente, en las condiciones actuales, de ciertas normas fundamentales
del derecho humanitario, en sus dos vertientes de Ginebra y La Haya, así como del
derecho internacional de los derechos humanos, cuya aplicación conjunta y acumulativa
con el derecho humanitario aplicable en caso de ocupación también ha sido reafirmada
por la Corte.
36