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21Resumen fallo Rodríguez; Juan Ramón c/ Compañía Embotelladora Argentina

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RODRIGUEZ JUAN RAMÓN C. COMPAÑÍA EMBOTELLADORA ARGENTINA

HECHOS

El actor promovió demanda contra su empleadora, una empresa dedicada a la fabricación, venta
y distribución de gaseosas, con motivo de su despido y asimismo, solicitó la declaración de
solidaridad de la empresa que le suministraba el concentrado para realizar la mencionada
actividad. La Cámara, al confirmar parcialmente lo decidido en primera instancia, extendió la
condena de pago de salarios e indemnización a la codemandada. Esta última interpuso recurso
extraordinario federal, cuya denegación motivó la queja. La Corte Suprema de Justicia de la
Nación, por mayoría, rechazó la demanda respecto de la recurrente.

CSJN

1 – Si la solución de un caso puede contribuir al desarrollo del derecho sobre la materia, la


cuestión reviste significativa importancia para el desarrollo del comercio interno e internacional,
suscitando cuestión federal trascendente, procediendo, por ello, y con el propósito de afianzar
la seguridad jurídica, resolver el fondo del asunto y decidir, (art. 16, ley 48), si un contrato de las
características del que ocasiona esta controversia se encuentra subsumido en la norma del art.
30 de la ley de contrato de trabajo, a fin de poner un necesario quietus en la evolución de las
diversas tendencias jurisprudenciales que distan de ser pacíficas, como surge de numerosos
pronunciamientos del fuero laboral.

2 – No media la contratación o subcontratación prevista en el art. 30 de la ley de contrato de


trabajo, cuando los trabajos y servicios de la elaboradora y distribuidora no corresponden a la
actividad normal y específica de la fabricante de los concentrados. No obsta a ello la lata
formulación del objeto social, pues el art. 30 de la ley de contrato de trabajo no se refiere al
objeto ni a la caducidad societaria sino a la actividad real propia del establecimiento. Las figuras
delegativas previstas por aquella norma, en lo pertinente a la contratación y subcontratación,
son inherentes a la dinámica del giro empresarial y, por ello, no cabe examinar su configuración
con respecto al objeto social.

3 – El art. 30 de la ley de contrato de trabajo comprende las hipótesis en que un empresario


encomienda a un tercero la realización de aspectos o facetas de la misma actividad que desarrolla
en su establecimiento. Son supuestos en los que se contraen prestaciones que completan o
complementan la actividad del propio establecimiento, esto es, “la unidad técnica o de ejecución
destinada al logro de los fines de la empresa, a través de una o más explotaciones” (art. 6°, ley

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de contrato de trabajo); pero en los contratos de concesión, distribución, y los demás
mencionados, la actividad normal del fabricante o concedente excluye las etapas realizadas por
el distribuidor o concesionario.

4 – No corresponde la aplicación del art. 30 de la ley de contrato de trabajo toda vez que un
empresario suministre a otro un producto determinado, desligándose expresamente de su
ulterior procesamiento, elaboración y distribución. Este efecto se logra en la práctica comercial
por contratos de concesión, distribución, franquicia y otros que permiten a los fabricantes o, en
su caso, a los concedentes de una franquicia comercial vincularse exclusivamente con una
empresa determinada sin contraer riesgo crediticio alguno por las actividades de esta última, que
actúa en nombre propio y a su riesgo. Ello sin perjuicio de los derechos del trabajador en
supuestos de fraude (arts. 16 y 31, ley de contrato de trabajo).

5 – Para que nazca la solidaridad del art. 30 de la ley de contrato de trabajo es menester que una
empresa contrate o subcontrate servicios que complementen o completen su actividad normal,
debiendo existir una unidad técnica de ejecución entre la empresa y su contratista, de acuerdo a
la implícita remisión que hace tal norma al art. 6° del mismo ordenamiento laboral y esta unidad
no ha sido probada en el presente caso.

6 – Si la Cámara se limitó a afirmar que la codemandada había segmentado su proceso productivo


y segregado funciones que le son propias, sin considerar la negativa que al respecto planteó la
recurrente, ni la prueba pericial en que la fundó, así como omitió examinar la distinción
propuesta por la apelante entre objeto y actividad social, todo ello de relevancia decisiva para
resolver esta causa, cabe descalificar la sentencia como acto de imparcial administración de
justicia, en tanto omite una apreciación crítica de los elementos relevantes de la litis en el punto
y se basa en pautas de excesiva latitud con grave lesión al derecho de defensa en juicio de la
recurrente.

7 – Si al apelar la sentencia de primera instancia el recurrente sostuvo no menos de cuatro


argumentaciones relacionadas con el objeto social, la actividad específica de la empresa, las
pruebas rendidas en la causa y la interpretación de las normas de la ley de contrato de trabajo
que, en su opinión, avalaban su postura, y ninguna de ellas fue examinada por el a quo, quien se
limitó a argumentar en función de la denominada “segmentación” del proceso productivo de la
codemandada, la sentencia impugnada omite una apreciación crítica de los elementos relevantes
de la litis en el punto discutido y se basa en pautas de excesiva latitud, con grave lesión del
derecho de defensa en juicio de la impugnante, por lo que debe descalificarse el carácter de acto
judicial válido. (Del voto del doctor Belluscio).

8 – El recurso extraordinario, cuya denegación motivó la presente queja, es inadmisible (art. 280,
Cód. Procesal) (del voto en disidencia de los doctores Fayt, Petracchi y Nazareno).

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