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ESMUCdigital núm.

66 - març 2018

Diego Martín-Etxebarria, director

“Los músicos no necesitan que les digas cuándo tocar,


sinó cómo”

Xavier Tudela y Guillermo Lana, estudiantes de Dirección de la Esmuc

Diego Martín-Etxebarria, nacido en Bilbao y graduado en la Esmuc, es un


claro ejemplo de humildad, constancia, esfuerzo y pasión; ya que con tan
sólo 39 años ha demostrado ser más que merecedor de la brillante
carrera musical, como director de orquesta y ópera, que está forjando
tanto a nivel nacional como internacional.
Ganador del primer premio Hideo Saito y el premio Asahi del 17º
Concurso Internacional de Dirección de Tokio, entre otros prestigiosos
galardones y reconocimientos, compagina la constante búsqueda de la
belleza, enriquecimiento e interpretación musical como director principal
residente y vice-director musical general en el Theater Krefeld-
Mönchengladbach (Alemania). Estos días le hemos podido observar de
cerca, en los ensayos y el concierto donde dirigió la OBC, el pasado enero.

¿Con cuántos años te surgió la necesidad de estudiar música?


La necesidad, no lo sé, pero lo que sí sé es que con 7 u 8 años ya quería ser director
de orquesta porque lo vi por la tele, probablemente fuera Enrique García Asensio. Vi
que ese hombre tenía que ser un musicazo controlando a toda esa gente. Yo quería
ser aquello.
Como me daba igual, el primer instrumento que escogí fue el piano porque sabía que
tenía que tocar un instrumento para poder dirigir. Pero como finalmente en la banda
del pueblo faltaban plazas de fagot, trombón y oboe, escogí este último por ser el más
pequeño.

¿Cuándo ocurrió la transición del oboe a dirigir?


Hasta hace poco lo he ido manteniendo. Toda la experiencia que tenga un director
dentro de la orquestra, bienvenida sea, porque así sabes qué puedes pedir y qué no.
Es muy habitual que los directores/as hayan sido pianistas; hay que estudiar el
repertorio, pero si simplemente estudias mirando la partitura, creo que falta algo. La
música no se mira, la música se siente. Pero hay excepciones como Carlos Kleiber,

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que empezó tardísimo la música y no tocaba absolutamente nada, llegando a ser uno
de los mejores directores del mundo.
Los últimos conciertos que hice fueron en Dresden a finales del 2010. Pero cuando
afortunadamente tuve más trabajo de dirigir que de tocar, fui aparcando el
instrumento. En 2009 gané la plaza de dirección titular de Freiburg y se me fue
acumulando tanto trabajo que el instrumento quedó progresivamente aparcado.

La gente joven, de nuestra edad, por ejemplo, está más acostumbrada a ir a


conciertos pop/rock que de clásica…
Es muy fácil acostumbrarse a piezas de tres minutos en las que se repite cinco veces
el estribillo. Ahora dígales a esa gente que se vengan a ver la Quinta de Chaikovski,
donde hay cuarenta y cinco minutos de música sin estribillo… Por lo tanto, tendríamos
que pensar, esforzarnos a escuchar…, ¡es como ir a un museo y además exigirnos a
estar concentrados! Otro condicionante, es que además, estos conciertos van
amplificados… ¡Compara la cantidad de público que cabe en el Palau Sant Jordi!

¿Anteriormente a tu formación superior de música en ESMUC, habías hecho algún


primer contacto con la dirección orquestal o era nuevo para ti?
¡Efectivamente, porque no sabía ni llevar el compás! Lo que yo no recomiendo nunca
es empezar desde cero con la técnica de dirección.

¿Por qué aquí en Barcelona?


En Musikene, el conservatorio no estaba en marcha y me dijeron que se iba a
inaugurar a partir de noviembre. Esto, sumado con la duda de ser el primer año de la
reforma educativa, me vine aquí en Barcelona.

Tu hiciste el postgrado en Veimar, estuviste en Dresden, y en Siena… ¿cuán


importante es educarse fuera de tu país natal? ¿Erasmus?
¡Es imprescindible!
Primero, yo me fui Alemania porque es el seno de la música clásica, llevan haciendo
esto siglos, las “Hochshule” llevan funcionando alrededor de cien años. Allí no
cambian el plan educativo, sino que han adaptado el Plan educativo europeo de
Bolonia a su manera. Generalmente todos los músicos, o casi todos, o se han formado
allí o lo harán más tarde... Y dos: como persona, necesitas saber que estás en un sitio
donde no lo controlas todo, de hecho, donde no controlas casi nada. Tienes que saber
qué es ser un extranjero durante un año.

Batuta: ¿sí o no?


Como habéis visto, ahora sí, pero antes no la usaba. Si no sabes cómo manejarla,
puedes dar demasiadas informaciones y confundir a los músicos.

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¿Cuál es la diferencia fundamental entre dirigir una orquesta juvenil (de


conservatorio) y una profesional, pongamos, por ejemplo, la OBC?
Bueno, ese caso es un tanto peculiar; porque yo estudié aquí y hay muchos músicos
de esa orquesta que los tuve de profesores, ¡es una situación muy extraña!

¿Cómo ha ido evolucionado las orquestas después de que no tener un único


director de por vida? No hay un sonido “Fürtwangler” o un sonido “Celibidache”, al
rotar los directores/as…
Primero, la música se ha convertido en un mercado, es un negocio. Un músico no
puede vivir sin un mánager, por eso, cuanto menos duren las titularidades, mejor. Dos,
las ventajas de que los vuelos sean mucho más económicos, te permiten estar en
cualquier parte del mundo. Y tres, la paciencia de las orquestas... Pero eso mismo
pasa con los equipos de fútbol, ¿cuántos entrenadores llegan a renovar contratos
durante años?

¿Para ti, de forma simple, qué es la dirección?


Yo me imagino una balsa de rafting con un timonel. Si yo no ayudo y me quedo ahí
sentado, por lo general, los remeros ya irán esquivando las piedras, la barca no
volcará y llegaremos al final del río. Si el nivel de dificultad de los rápidos es extremo,
es posible que la balsa acabe chocando y acabemos volcando. Mi trabajo es haberme
estudiado previamente el río. Ellos no necesitan entradas porque ya saben contar, no
necesitan que les digas cuándo tocar; sino cómo.

¿Qué haces tú como director para que el instrumentista establezca una


consciencia global, teniendo en cuenta que sólo dispone de una parte de esa
totalidad que es la obra?
Yo utilizo mucho el: “Por favor, en ese pasaje, escuchen eso”. Si por ejemplo les dices
a los trombones: “Por favor, más piano” hay que dar explicaciones del porqué. ¿Más
piano en relación a qué?

¿Y la técnica de dirección? ¿Cómo se las arreglan las orquestas para seguir tantos
directores/as y gestos diferentes?
En lo metafísico, la orquesta se mueve más por la energía interna que por la técnica.
Si algo no va es porque no estás convencido de lo que haces. No te imaginas lo que la
orquesta nota cuando te pones nervioso, o estás cansado… Obviamente hay que tener
un gesto claro, pero también tienes que estar seguro; ser tú mismo y no imitar la
técnica de los demás...

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Vemos que en la dirección coral no hay apenas diferenciación entre hombres y


mujeres... ¿Opinas que aún hoy en día podemos encontrar un sexismo dentro de la
música? ¿Esto predomina en el campo de la dirección orquestal?
¡Evidentemente!

¿Por qué en orquesta crees que se acentúa esta discriminación o desigualdad


numérica?
Pues mira: Los coros de “toda la vida” han tenido como a integrantes mujeres. Era
imprescindible. ¿Cuántos años hace que es normal que haya mujeres tocando en
orquesta? Cuatro días… Pero hace falta más tiempo, porque aún hoy en día siguen
habiendo prejuicios. En el mundo del coro, como “siempre” ha habido mujeres, el
hecho de que una pasara a dirigir, era algo más normal.
Ahora estamos llegando inevitablemente a un punto de discriminación positiva. Ha de
existir una promoción hacia las mujeres en este campo, porque si no aprietas para
que tengan salida, otras no se van a animar. Ahora ya se están promocionando a
directoras, pero a nivel internacional, dudo que ahora mismo pueda nombrar más de
10 las cuales hayan sido reconocidas o asignadas como “jefas de teatro” (que no es el
caso de las “Kapellmeister” - Maestras de Capilla).

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