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¿Deben las mujeres

hablar en la iglesia?
Análisis de 1.ª Corintios 14:34-35
y de algunas objeciones modernas
 
“Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las
congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas,
como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a
sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”
(1.ª Corintios 14:34-35).
 
Entre los muchos argumentos esgrimidos en estos últimos
tiempos contra la verdad comunicada por Dios en estos
versículos, tal vez el que goza de mayor popularidad es el que
hace referencia a un pretendido sentido de la palabra “hablar” —
del griego, laleo—, que en el idioma griego simplemente no
existe. Se alega que el término laleo puede adquirir, además de
su sentido usual, el significado de murmurar, parlotear o
cotorrear, lo cual, tal como lo veremos mediante pruebas
contundentes, es falso. El argumento por lo general, como
alguien lo escribió hace un tiempo, se presenta, con más o
menos variantes, de la siguiente manera:
 
«En 1.ª Corintios 14:34-35 la palabra laleo, significa «hablar», pero,
si indagamos más, veremos que también quiere decir: ‘Proferir un
sonido vocal, hablar o murmurar, cotorrear.’ Pablo usa el término en
este último sentido acá. Él simplemente se opone a que las mujeres
hablen algo que interrumpa la reunión o que se convierta en
«chisme» respecto de lo que se acaba de profetizar, o puede
oponerse sencillamente a que las mujeres charlen o parloteen
durante las reuniones. Como los hombres y las mujeres se sentaban
separados en esa época, Pablo no quería que las mujeres alzacen la
voz para hacer preguntas a sus maridos desde lejos, interrumpiendo
así el hilo de la reunión; o también puede referirse a que las mujeres
no deben ‘juzgar’ acerca de lo que se profetizó durante la reunión.»
 
Pero veremos que esa «segunda opción» de significado,
simplemente no existe, sino que es uno más de entre tantos
esfuerzos que hacen muchos cristianos profesantes para burlar
el significado claro y sencillo de esta Escritura, que pone un palo
en la rueda de la falsa libertad religiosa que sólo busca
satisfacer el deseo de la propia voluntad, conforme, no al orden
divino, sino al orden social regido por el príncipe de este mundo.
 
Mínimas reglas de hermenéutica, aplicables a cualquier tipo de
literatura, hacen obligatorio seguir la regla del contexto para
determinar el sentido en que se emplea una determinada
palabra, y más tratándose de una palabra que se repite nada
menos que 24 veces en el mismo capítulo y 34 veces en toda
esta Epístola. Pero veremos que ni siquiera hace falta guiarse
por el contexto para determinar su sentido, puesto que, como
queda demostrado en este escrito, el vocablo griego en cuestión
nunca tiene ese pretendido sentido, no sólo en el koiné, sino
tampoco en el griego clásico. No olvidemos que, desconocer el
contexto en que aparece una palabra, es el método utilizado por
las sectas que sólo pretenden torcer la verdad, pues toda
violación del contexto deriva indefectiblemente en un desvió de
la verdad, ya intencional o no.
 
Empecemos con la cita de un conocido lexicógrafo, que, con la
sencillez con que analiza el asunto, nos iluminará en nuestro
estudio del término “hablar” en el pasaje que consideramos. Dice
W. E. Vine, en su «DICCIONARIO EXPOSITIVO DE PALABRAS
DEL NUEVO TESTAMENTO» (EDITORIAL CLIE), respecto del
término “hablar”:
 
«LALEO: Se usa varias veces en 1.ª Corintios 14. La orden que prohíbe a las
mujeres hablar en las reuniones de la iglesia, vv. 34,35, es considerada por
algunos como una prohibición de charlar durante las reuniones, significado
que brilla por su ausencia en la utilización de este verbo en cualquier otro
pasaje del Nuevo Testamento; se tiene que entender en el mismo sentido que
en los vv. 2, 3-6, 9, 11, 13, 18, 19, 21, 23 27-29, 39.»
 
Hasta aquí, Vine, quien, como todo estudioso serio del idioma,
se atiene a reglas elementales de la interpretación de textos, lo
que todos los objetores descaradamente no hacen.
 
Pero veamos seguidamente un breve análisis del verbo a la luz
del contexto del capítulo.

Breve exégesis de 1.ª Corintios 14 sobre el lugar de


la mujer en la asamblea. Nexo con el capítulo 11
 
No pretendo hacer un análisis detallado de estas Escrituras.
Aquí daré sólo un breve bosquejo a fin de introduciros en los
lineamientos generales. Algunos se afanan en crear una
contradicción inexistente en la Biblia, y ponen 1.ª Corintios 11
como argumento de que la mujer debe orar y profetizar en
público (lo cual en todo el capítulo 11 no se ordena como
mandamiento) a fin de obviar o transgredir el claro mandamiento
de 1.ª Corintios 14:34-35, el que establece que la mujer no debe
hablar en la asamblea. En vista de todo este capricho reinante,
que hasta lleva a los hombres a llamar malo a lo bueno y bueno
a lo malo, es imperioso volver la mirada a los elementales
principios de la hermenéutica, que establecen que un pasaje que
puede generar dudas a algunos sobre algún tema de que habla
en forma incidental, debe ser aclarado y entendido a la luz de
otro pasaje que trata de forma más detallada el mismo. Ahora
bien, ¿por qué no seguir las reglas simples de la hermenéutica
en este tema de la mujer que a Dios le ha placido revelar para
nosotros? ¿No será que no tenemos primeramente el corazón
dispuesto, y los oídos abiertos a las palabras del Señor?
Veamos ambos pasajes:
 
1.ª Corintios 11:2-16 no da ninguna indicación en cuanto a
dónde tiene lugar “orar y profetizar”. Parece estar más
generalmente relacionado con cualquier lugar donde ello se
lleve a cabo; entonces, se ordena que los hombres se
descubran la cabeza y que las mujeres, en cambio, se cubran.
Bien sabemos que a las mujeres se les concedió el don de
profecía, pero no se declara que el tal se ejerza en una
asamblea (Hechos 21:9 habla de la casa de Felipe, no de la
reunión de los santos). El lugar donde se establece la restricción
únicamente para las mujeres puede verse con claridad al leer 1.ª
Corintios 14 y 1.ª Timoteo 2. Recordemos que 1.ª Corintios 11:2-
16 habla tanto de los hombres como de las mujeres.

1.ª Corintios 11:17 empieza una nueva sección de contraste,


donde el énfasis se pone en la reunión de los santos. Hasta
entonces, nada se decía en el sentido colectivo, sino únicamente
individual.
 
1.ª Corintios 14:34-35 no es un pasaje aislado que haya de ser
interpretado desde el punto de vista que más nos guste o
convenga, o a la luz de las prácticas comunes que tienen lugar
hoy. Los versículos constituyen una parte integral de la sección
que va desde el v. 26 hasta el v. 40, y se refieren a la ocasión
particular en que los santos están reunidos (“en ekklesia”). Hay
ocasiones cuando los santos están reunidos. No se trata de
alguna reunión hogareña informal de algunos o de la Escuela
Dominical, sino que en este pasaje vemos una reunión de
asamblea en el pleno sentido de la palabra.
Veamos la estructura de este pasaje:

v. 26: “Cuando os reunís”


 
·        “Cada uno de vosotros tiene salmo”
 
·        “Cada uno… tiene enseñanza”
 
·        “Cada uno… tiene lengua”
 
·        “Cada uno… tiene revelación”
 
·        “Cada uno.. tiene interpretación"
 
"Hágase todo para edificación”
 
v. 27-28: Regulación de las lenguas y de la interpretación.
Regulación del silencio.
 
v. 29-32: Regulación del acto de profetizar, de la revelación y del
silencio.
 
v. 33 (a): “Dios no es Dios de confusión (o desorden), sino de
paz”
 
v. 33 (b): “Todas las iglesias (o asambleas)”
 
v. 34: “Las mujeres callen (guarden silencio)”
 
“A las mujeres no les está permitido hablar”
 
v. 35-36: “Es indecoroso (vergonzoso, deshonesto) que una
mujer hable en la congregación”

v. 37-39a: “Profetizar”

v. 39b: “Hablar en lenguas”

v. 40: Que todas las cosas sean hechas “decentemente y con


orden”. Entiendo que la sección que va desde el final del
versículo 26 hasta el v. 40, forma parte integral de un todo y está
subordinada a las cinco operaciones de una asamblea reunida
tal como se describe en el versículo 26. Cada una de estas cinco
operaciones constituye un ministerio o el ejercicio de un don. El
objetivo es el orden para edificación.
 
La sección que regula la participación de las mujeres se halla en
el medio de toda esta sección más amplia sobre el orden. Es un
punto principal del pasaje. No queda lugar para el titubeo
cuando el apóstol, en el v. 34, impone “silencio” junto con el
aclaratorio agregado de “no hablar” en la reunión, lo cual “no les
estaba permitido a las mujeres”. Algunos han ido tan lejos que
hasta prohíben a las hermanas cantar en las reuniones; pero
“hablar”, en este contexto, no tiene nada que ver con el unísono
canto de la asamblea reunida. Se trata, evidentemente, de
hablar en público tal como se lleva a cabo en las cinco
operaciones enumeradas, y en toda aquella acción en que uno
abra la boca mientras los demás callan para oírle.
 
Hay ocasiones en que las mujeres no han de estar calladas,
obviamente. No se trata de irse hasta el extremo de imponer
absoluto silencio a las mujeres en todo momento. Pues la orden
divina aquí es demasiado específica: “en ekklesia”, esto es, en la
asamblea o reunión, donde la mujer ha de permanecer en
silencio, pues no le está permitido hablar allí.

El contexto del capítulo 14


Vamos a examinar ahora el contexto del capítulo 14 de 1.ª Corintios, para que
el lector simple de la Biblia, sin necesidad de acudir a los léxicos y
gramáticas, como haremos al final para quienes puedan interesarse en ello
(herramientas importantes para el mejor estudio de la Biblia) pueda llegar al
entendimiento de “hablar” (laleo) en los v. 34-35 a la luz del uso del término
en este contexto.

1.ª Corintios 14
«1 Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que
profeticéis. 2 Porque el que HABLA (LALEO) en lenguas no habla a los
hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla
misterios. 3 Pero el que profetiza HABLA (LALEO) a los hombres para
edificación, exhortación y consolación. 4 El que HABLA (LALEO) en lengua
extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 5 Así
que, quisiera que todos vosotros HABLASEIS (LALEO) en lenguas, pero más
que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que HABLA
(LALEO) en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba
edificación.
6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros HABLANDO (LALEO) en
lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os HABLARE (LALEO) con revelación, o
con ciencia, o con profecía, o con doctrina? 7 Ciertamente las cosas
inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren
distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la
cítara? 8 Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la
batalla? 9 Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien
comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque HABLARÉIS
(LALEO) al aire. 10 Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el
mundo, y ninguno de ellos carece de significado. 11 Pero si yo ignoro el valor
de las palabras, seré como extranjero para el que HABLA (LALEO), y el que
HABLA (LALEO) será como extranjero para mí. 12 Así también vosotros;
pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para
edificación de la iglesia.
13 Por lo cual, el que HABLA (LALEO) en lengua extraña, pida en oración
poder interpretarla. 14 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu
ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. 15 ¿Qué, pues? Oraré con el
espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu,
pero cantaré también con el entendimiento. 16 Porque si bendices sólo con el
espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción
de gracias? pues no sabe lo que has dicho. 17 Porque tú, a la verdad, bien
das gracias; pero el otro no es edificado. 18 Doy gracias a Dios que HABLO
(LALEO) en lenguas más que todos vosotros; 19 pero en la iglesia prefiero
HABLAR (LALEO) cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar
también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.
20 Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la
malicia, pero maduros en el modo de pensar. 21 En la ley está escrito: En
otras lenguas y con otros labios HABLARÉ (LALEO) a este pueblo; y ni aun
así me oirán, dice el Señor. 22 Así que, las lenguas son por señal, no a los
creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a
los creyentes. 23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos
hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis
locos? 24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por
todos es convencido, por todos es juzgado; 25 lo oculto de su corazón se
hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios,
declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.
26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros
tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación.
Hágase todo para edificación. 27 Si HABLA (LALEO) alguno en lengua
extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. 28 Y
si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 29
Asimismo, los profetas HABLEN (LALEO) dos o tres, y los demás juzguen. 30
Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. 31
Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y
todos sean exhortados. 32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los
profetas; 33 pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.
Como en todas las iglesias de los santos, 34 vuestras mujeres callen en las
congregaciones; porque no les es permitido HABLAR (LALEO), sino que
estén sujetas, como también la ley lo dice. 35 Y si quieren aprender algo,
pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer
HABLE (LALEO) en la congregación. 36 ¿Acaso ha salido de vosotros la
palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?
37 Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo
son mandamientos del Señor. 38 Mas el que ignora, ignore. 39 Así que,
hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el HABLAR (LALEO) lenguas;
40 pero hágase todo decentemente y con orden.»

No hace falta ser un erudito para entender con una simple lectura lo que
significa el verbo hablar (laleo) en este capítulo que toca a la
PARTICIPACIÓN AUDIBLE DE LOS SANTOS EN LA ASAMBLEA.

Observe el lector sencillo de la Palabra de Dios la expresión “HABLAR en


lenguas”; “que dos o tres profetas HABLEN”. He puesto en mayúsculas el
término LALEO = HABLAR en los versículos 2, 3-6, 9, 13, 18, 19, 21, 23, 27-
29 y 39 del capítulo 14. ¿Con qué argumento, excepto guiado por la fuerza de
la VOLUNTAD PROPIA, la rebelde criatura humana pretendería IMPONER
EL SENTIDO de “charlar”, como algunos gustan sugerir hoy, a este verbo no
sólo en TODO el N.T., sino particularmente aquí en este capítulo? El contexto
inmediato EXPLICA CON PRECISIÓN el significado del verbo HABLAR aquí,
y no hace falta acudir a «sentidos más amplios» que no existen. Pues LALEO
(hablar), no significa «charlar» ni aquí ni en ningún otro lado en el N.T., y esto
por lo general no lo dicen los partidarios modernos de la descontextualización
de nuestro texto. La idea de IMPONER un sentido a un término en un
contexto QUE NO TIENE, sólo puede ser interpretada como la expresión de
un deseo moderno de permitir que las mujeres prediquen en público dentro
de los sistemas religiosos DONDE SE PERMITE, SE APRUEBA Y SE
FOMENTA dicha práctica, y no a una «brusca variante» del significado
concreto de una palabra.

Dejo al lector sacar su conclusión de lo que dice en este capítulo la Palabra


de Dios, pero sólo voy a llamar la atención sobre los versículos 27-30, por su
analogía y coherencia con los vers. 34-35:

”27 Si HABLA (LALEO) alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo
más tres, y por turno; y uno interprete. 28 Y si no hay intérprete, calle en la
iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 29 Asimismo, los profetas
HABLEN (LALEO) dos o tres, y los demás juzguen. 30 Y si algo le fuere
revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero”

v. 27 “Si HABLA alguno en lengua” ha de hacerlo POR TURNO, no TODOS


JUNTOS

v. 28 “”Y si no hay intérprete, CALLE en la iglesia”

¿Qué significa “calle en la iglesia”? Simplemente que deberá HABLAR “para


sí mismo y para Dios” (la misma Biblia responde y explica el sentido del
término “callar”). ¿DÓNDE ha de callar? ¿en toda ocasión? “EN LA IGLESIA”.

v. 29 “Los profetas HABLEN” ¿Charlen? ¿Griten? ¿Parloteen?. Han de


hacerlo dos o tres, no TODOS, para evitar confusión en el hilo del tema de
que se está profetizando.

v. 30 “Calle el primero” significa simplemente que debe CESAR DE HABLAR


EN PÚBLICO PARA EDIFICACIÓN.

No creo que nadie tenga ningún problema con la lectura y entendimiento del
capítulo, y cuando llega a la CLASE FEMENINA, es decir, a la mujer cristiana
en la Iglesia, la orden apostólica es la NO PARTICIPACIÓN CON LA VOZ:
“CALLE EN LA ASAMBLEA”.

Es decir, el profeta que tenía algo para edificar a la asamblea, si carecía de


intérprete ¿qué debía hacer con su palabra de edificación?:

”Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios”


(v. 28).
La Iglesia católica también se ve afectada por la
corriente social de «liberación de la mujer»
Hay dos posturas hoy en día sobre cómo tomamos las Escrituras sobre este
tema. Voy a citar dos fuentes católico romanas, para ver la corriente moderna
―que estaba ausente antes del movimiento social de «liberación de la
mujer»― y la tradicional posición sobre el tema de la mujer dentro del
sistema católico:

1) CORRIENTE LIBERAL MODERNA:

En cuanto a 1.ª Corintios 14:34-35: “Actitud más positiva en 11:5, lo cual


RELATIVIZA el alcance de esta prohibición, vinculada al contexto social de la
época” (Biblia de Jerusalén, nota in loco).

2) CORRIENTE CONSERVADORA

«1.ª Corintios 14:33-35: ¡Cuán lejos estamos de esta normalidad! En vez de


que los hombres instruyan a sus mujeres, éstas suelen verse obligadas a
catequizar a sus maridos. Pero el apóstol deja firmemente constancia de que
TAL ES EL PLAN DE DIOS, PARA QUE LO CONOZCAN QUIENES
BUSCAN AGRADARLE SEGÚN ÉL NOS ENSEÑA Y NO SEGÚN LA
OCURRENCIA PROPIA.

1.ª Timoteo 2:12: En la primitiva iglesia era permitido a cada uno de los fieles
que se sintiera impulsado a ello, dirigir la palabra a la asamblea
congregada...También se les permitía orar en voz alta (cf. 1.ª Cor. 14:26,
etc.). Las mujeres reclamaban para sí igual derecho (1.ª Corintios 11:1) pero
S. Pablo se lo rehúsa (1.ª Cor. 14:34...). La prohibición aquí dada se refiere
en primer lugar a la predicación...”
(La Santa Biblia, versión de Mons. Juan Straubinger).

Obviamente que tenemos mucho que aprender de piadosos cristianos como


Straubinger, que “busca agradar a Dios, según él nos enseña y no según la
ocurrencia propia” (por supuesto, dentro de su medida de luz, y dentro de un
sistema perverso). Pero ningún santo puede negar de que éste sea el único
camino para la obediencia en verdad.

Mientras que los más relajados —que quieren seguir adelante con su vida
libre y acomodada a la época libertina moderna, sin el señorío de Cristo, y sin
tener en cuenta la Palabra escrita―, no sólo hacen caso omiso de la orden
apostólica o la tuercen, sino que simplemente dicen:

«Éstas directivas se vinculan al contexto social de la época» (Biblia de


Jerusalén, nota)

(Adviértase además que los autores de la Biblia de Jerusalén, sí captaron


perfectamente el sentido del mandamiento, y no lo han buscado torcer, sino
simplemente dejar inoperante por obsoleto). Creo que tal es la conclusión de
este tema. Que Dios nos guíe a adoptar una actitud de sumisión y obediencia
a su Palabra en todos los detalles de nuestra vida: tal fue el camino y la
comida del Señor Jesucristo Hombre en su tránsito por esta tierra.
Pero es una cosa seria RELATIVIZAR o MINIMIZAR la Palabra de Dios,
quitándole así autoridad. Los principios escriturales son atacados, pero en
todos sus argumentos no puedo encontrar ninguna refutación de los
principios bíblicos a partir de la Escritura misma: no hay traza de ello,
únicamente encuentro en la corriente liberal una RELATIVIZACIÓN de las
enseñanzas apostólicas, o a través de «nuevas definiciones» de los términos
simples que se aclaran, no sólo por el uso del idioma de la época, lo que
encontramos en los léxicos, sino por el contexto mismo. Pero sólo la Escritura
es la norma para los que queremos poner en práctica sus enseñanzas con
sencillez de corazón:

”Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi


palabra” (Isaías 66:2)
¿Le está permitido a la mujer “hablar” en la Iglesia,
o no debe «parlotear»?: La «descontextualización»
de la Escritura
Añadiré consideraciones exegéticas que demuestran claramente que “hablar”
en 1.ª Corintios 14:34-35 no puede significar “parlotear”, sino, como lo hemos
visto, “hablar en público inteligiblemente”, como en todo el capítulo 14. Ruego
a mis hermanos que presten la debida consideración a este análisis.

ARGUMENTOS FEMINISTAS MODERNOS QUE PROCURAN PERVERTIR


LA ESCRITURA EN 1.ª CORINTIOS 14:34-35

Con la llegada del «Movimiento feminista», algunos dentro de la profesión


cristiana, que apoyan este «nuevo sentir de la humanidad sin Cristo»,
supuestamente «más evolucionado socialmente», el que ataca las diferencias
que Dios estableció en la Creación entre el hombre y la mujer, han intentado
introducir «nuevas luces» sobre la orden apostólica de que la mujer debe
guardar silencio en la asamblea, y no ha de hablar AHÍ. La orden es muy
simple y fácil de entender hasta para un niño, pero no obstante algunos se
han atrevido a emprender su sistemática tergiversación «científica».
Analicemos el más difundido de estos argumentos:

SE ALEGA QUE EL VERBO «HABLAR» ADQUIERE DE REPENTE, COMO


ALGO MÍSTICO, OTRO SIGNIFICADO EN EL VERSÍCULO 34, DISTINTO
DE SU SIGNIFICADO CONTEXTUAL ANTERIOR Y POSTERIOR AL
VERSÍCULO
Se arguye que “hablar” en el v. 34, significa: «Charlar o parlotear», significado
éste desconocido no sólo en el Nuevo Testamento, sino en todo este
capítulo; al menos nadie hasta ahora se lo atribuyó en otro versículo fuera de
éste.

Un artilugio muy común empleado es el de descontextualizar la palabra


“hablar” (laleo) que aparece 24 veces en el mismo capítulo 14 (y un total de
34 veces en esta misma epístola, si consultamos la Concordancia greco-
española de Petter)(*).
(*) (NOTA: Es sabido que el significado de una palabra va determinado por el
contexto en que se usa; de ahí la importancia de analizar el significado de la
misma palabra a la luz del capítulo y de la epístola bajo análisis, así como en
el Nuevo Testamento. Los que saben inglés pueden consultar Strong’s
Exhaustive Concordance of the Bible, y los que saben griego básico pueden
consultar también The New Englishman’s Greek Concordance por George V.
Wigram).
Pero darle «otro» significado a esta tan conocida palabra, en el medio de una
sección en que aparece varias veces con un sentido determinado, es hacer
violencia al idioma. Ningún exegeta serio lo ha hecho nunca, excepto los
modernos feministas, que parecen atreverse a todo.

Para asignarle a LALEO (= hablar) un nuevo y exclusivo significado en el v.


34, lo primero que hacen los feministas es descontextualizar los versículos 34
y 35 del resto del capítulo (y del resto del griego koiné). Este paso es
condición sine qua non para ellos, porque el contexto conduce
inevitablemente a la conclusión de que “hablar” en el v. 34, no significa sino lo
que ha venido significando en todo el capítulo: un habla inteligible en
asamblea (lo contrario al «silencio»), esto es, «hablar en público».
Esta regla del contexto, es por la que todo intérprete serio de la Palabra de
Dios ha de regirse siempre, para evitar torcer el normal sentido del idioma, y
atribuirle significados arbitrarios a las palabras fuera de su contexto.
CONSIDERACIONES LÉXICAS Y GRAMATICALES
Por eso, eruditos serios del griego, como el profesor Vine, acerca de este
punto, en su Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento, Tomo
II, págs. 176-177, dice, como ya lo vimos en otro estudio:

«Laleo (hablar) se usa varias veces en 1.ª Corintios 14. La orden que prohíbe
a las mujeres hablar en las reuniones de la iglesia (v. 34-35) es considerada
por algunos como una prohibición de charlar durante las reuniones,
significado que brilla por su ausencia en la utilización de este verbo en
cualquier otro pasaje del N.T.; se lo tiene que entender en el mismo sentido
que en los v. 2, 3-6, 9, 11, 13, 19, 21, 23, 27-29, 39.»

No es, como se ha dicho sin fundamento y gratuitamente, que Vine esté


«desactualizado» con la corriente moderna social de interpretar este texto,
sino que, como lexicógrafo, sabe muy bien no sólo que el pretendido
significado de «charlar/parlotear, etc.» es ajeno al koiné del Nuevo
Testamento, sino que su significado en el v. 34 ha de precisarse, a la luz del
contexto. Es una regla muy simple, y cualquiera la puede entender y aplicar
de forma natural, sin ser necesariamente un erudito del griego.

Que Vine está diciendo algo completamente coherente y elemental, viene


confirmado por los demás léxicos más avanzados, que incluyen el análisis del
griego clásico. Hagamos un repaso de los dos léxicos más usados: El de
Bauer y el de Thayer.

LOS LÉXICOS DE BAUER Y DE THAYER CONFIRMAN LO MISMO QUE


VINE: LALEO NUNCA SIGNIFICA PARLOTEAR NI CHARLAR EN EL
KOINÉ

Si consultamos los léxicos griegos ordinarios, se verá aún más confirmado el


hecho de que “hablar” en el v. 34 no significa nunca charlar o parlotear.
Básicamente, el significado de «laleo» es «pronunciar con la voz», ya sea en
forma articulada o inarticulada. Es cierto que puede significar
charlar/parlotear, especialmente cuando la referencia es a niños y a animales,
pero este sentido del verbo pertenece al período clásico, y no lo vemos en el
koiné o en el período helenístico (El período clásico va del año 500 al 300 a.
de C. y el período Koiné, del 300 a. de C. a 600 d. de C.). He leído todas las
extensas entradas del verbo «laleo» en los léxicos del Nuevo Testamento
griego de Bauer y de Thayer, y no encontré ni una sola mención de este
pretendido significado en el Nuevo Testamento.
Bauer menciona en una nota entre paréntesis que «laleo» usualmente
significa «charlar, parlotear» en griego clásico, pero no en koiné.
He revisado cada pasaje del Nuevo Testamento donde se usa «laleo» en sus
varias formas y, virtualmente en cada caso, se refiere claramente a voz
articulada sin el sentido de «charlar o parlotear». Hay posibles usos de “laleo”
para voces o sonidos inarticulados, como en Mateo 15:31 y Apocalipsis 10:3-
4, pero es otro contexto, y tampoco es «charlar». En español, con referencia
a humanos, «parlotear» es «hablar mucho y sin sustancia» (DRAE). En
inglés, asimismo, «chatter» significa un habla vana, vacía o incesante de
naturaleza articulada. Pero yo no he encontrado ni un solo caso de “laleo” con
este significado ni en el Nuevo Testamento ni en los escritos en koiné fuera
del Nuevo Testamento, mientras que éste es el sentido que se pretende
atribuirle aisladamente.
(NOTA: Thayer, por ejemplo, naturalmente ubica 1.ª Corintios 14:34 en la
acepción N.º 5 del léxico con el significado de: «USAR PALABRAS CON EL
OBJETO DE DECLARAR LA MENTE DE UNO Y REVELAR LOS
PENSAMIENTOS DE UNO; HABLAR» (A Greek-English Lexicon of The New
Testament, pages 368, 369, Zondervan).

Es obvio, pues, que los modernos feministas se han inventado un significado


que la palabra NO TIENE (y sabemos con qué propósito). De ahí la
importancia de respetar el contexto para no violentar la Escritura.

EL SENTIDO DE “LALEO” NO CAMBIA CON LA FORMA VERBAL

Se ha sugerido que el sentido de “laleo” cambia dependiendo de su forma


verbal. Pero esto es desconocer lo básico de una lengua. Pues en griego, la
forma simplemente expresa el tiempo, el grado de completamiento y el modo
de la acción (voz activa, media o pasiva) del verbo y no afecta su significado
básico. Insisto en que es el contexto el que puede alterar el sentido, pero no
la forma. Por ejemplo, si nos referimos a la forma “lalesai” en el v. 19, que es
el aoristo infinitivo activo, vemos que el verbo en su forma infinitivo activo
expresa la simple ocurrencia de una acción, mientras que la forma infinitivo
presente expresa una acción continua o irrestricta. Por eso en el v. 19, Pablo
habla acerca de su deseo de hablar simplemente cinco palabras con su
entendimiento y nada más, y por eso se usa el aoristo.

En los v. 34 y 35, se usa la forma presente infinitivo activo de «laleo» puesto


que la acción de hablar allí referida es de naturaleza general sin ningún
objeto específico.
Lo que Vine dice es que donde aparece “laleo” en sus varias formas en el
capítulo 14 de 1.ª Corintios, éste significa siempre un HABLA ARTICULADA
NORMAL, INTELIGIBLE, SIN EL SENTIDO DE UN PARLOTEO OCIOSO.
Pablo no está hablando de alguien que esté balbuceando o parloteando
ociosamente en lengua desconocida. Puede que lo que se habla no siempre
se entienda, como en el caso de una lengua desconocida, pero el
CONTENIDO de la locución SERÍA PROVECHOSA SI UN INTÉRPRETE
ESTUVIESE PRESENTE PARA HACERLO INTELIGIBLE. El contexto aclara
perfectamente este punto.
La idea, pues, de que un mismo verbo cambia su significado básico según la
forma, es simplemente errónea. Pero veamos este punto con más detalle.
En el caso particular de LALEO, no hay dificultad alguna en afirmar que las
diferentes FORMAS VERBALES DEL MISMO en 1.ª Corintios 14, no alteran
ni cambian su significado en ese capítulo. Como ya lo he dicho, las FORMAS
de un verbo indican su TIEMPO, DURACIÓN Y MODO DE ACCIÓN, Y ESAS
COSAS, PRECISAMENTE, SON LAS QUE CAMBIAN SEGÚN LA FORMA,
PERO, REITERO, NO EL SIGNIFICADO BÁSICO DEL VERBO.
BAUER, EN SU LÉXICO, DESCARTA EL SIGNIFICADO CLÁSICO DE
LALEO (COMO “CHARLAR/PARLOTEAR/BALBUCEAR”) DENTRO DEL
NUEVO TESTAMENTO
Los comentarios de Bauer abarcan dos columnas en las páginas 464 y 465
de su léxico. Al principio de sus comentarios, antes de que detalle el
significado de LALEO en el Nuevo Testamento, él añade la siguiente nota
breve entre paréntesis:
(Soph.+, in class. Gk. usu. ‘chatter, babble’; inscr., pap., but not nearly as
frequently in secular authors as in LXX—also En., Ep. Arist., Philo, Joseph.,
Test. 12 Patr.—and our lit.)
De modo que Bauer observa brevemente aquí que LALEO en el griego
clásico, a partir de los escritos de Sófocles en adelante, usualmente significa
«parlotear, balbucear», y luego prosigue a hacer una lista de las principales
fuentes donde aparece LALEO en la literatura KOINÉ.
Bauer no explicita que tal significado DEL PERÍODO CLÁSICO no existe en
el Nuevo Testamento, sino que, como ya lo dije anteriormente, Bauer no hace
ni una sola mención de este significado en el Nuevo Testamento, y
justamente PORQUE NO EXISTE. Si él hubiese pensado que tal significado
podría estar presente en alguna parte del Nuevo Testamento, no es admisible
ni por un momento que él no lo hubiera mencionado. De lo contrario, sus
detallados comentarios sobre el significado de LALEO en el Nuevo
Testamento habrían sido incompletos. Pero lo cierto es que el significado
clásico de LALEO no lo incorporó el koiné.
THAYER CONFIRMA EXACTAMENTE LO MISMO
Thayer, en su Greek-English Lexicon of the New Testament, confirma, en la
página 368 (19.ª edición de Zondervan, 1978) de LALEO:
«El significado primario de LALEIN, esto es, «proferir o declarar uno mismo»,
nos capacita fácilmente para entender su tan frecuente uso por los escritores
sagrados para denotar las declaraciones mediante las cuales Dios indica o da
prueba de Su pensamiento y voluntad, ya en forma directa, ya a través de la
instrumentalidad de sus mensajeros y heraldos. (TAL VEZ ESTE USO DÉ
CUENTA EN PARTE DEL HECHO DE QUE, AUNQUE EN GRIEGO
CLÁSICO LALEO ES EL TÉRMINO PARA EL HABLA LIGERA Y FAMILIAR,
ASUMIENDO ASÍ EN SEGUIDA UNA DESACREDITADA NOCIÓN, NO
OBSTANTE EN GRIEGO BÍBLICO EL TÉRMINO ES PRÁCTICAMENTE,
POR NO DECIR TOTALMENTE, LIBRE DE CUALQUIER SUGERENCIA DE
ESE TIPO).»
Thayer comenta así brevemente que el uso clásico del verbo NO es el del
Nuevo Testamento. Al menos podemos comprobar de su léxico que NI UNA
SOLA VEZ menciona NI UN SOLO CASO en el Nuevo Testamento NI EN
NINGUNA OTRA PARTE DEL KOINÉ donde haya siquiera una ligera
sugerencia del significado de «charlar/parlotear/balbucear». Obviamente, tal
significado simplemente NO EXISTE en el koiné. Thayer, al igual que Bauer,
no hacen en sus léxicos UNA SOLA CITACIÓN de este pretendido
significado, y esto es determinante. Thayer pasa luego a considerar el uso del
Nuevo Testamento en detalle del verbo, de lo cual citaremos la sección que
estamos considerando.
Como conclusión definitiva del significado preciso que Thayer le da a LALEIN
en los v. 34 y 35 de 1.ª Corintios 14, no nos deja la menor duda si leemos la
acepción N.º 5 de su léxico con el significado de: «USAR PALABRAS CON
EL OBJETO DE DECLARAR LA MENTE DE UNO Y REVELAR LOS
PENSAMIENTOS DE UNO; HABLAR. Thayer, luego de dar varios ejemplos
de su uso dice: «Muchos de los ejemplos ya citados muestran que LALEIN es
frecuentemente usado en el N.T de maestros, de Jesús, de los apóstoles y de
otros.» Luego pasa a citar inmediatamente con este significado algunos
versículos entre los cuales incluye 1 Cor. xiv. 34 sq. (sic.) en la página 369
(todos los ejemplos que da con el mismo significado son: Lucas 5:4; Juan
1:37; 7:46; 8:30, 38; 12:50; Hechos 6:10; 11:15; 14:1-9; 1 Corintios 14:34 y
siguientes; 2 Corintios 11:17; Colosenses 4:3; 1 Tesalonicenses 2:4; 1 Pedro
4:11» (negritas mías).
Huelga decir, que para Thayer, el forzado y falso significado de «charlar,
interrumpir, susurrar o juzgar la profecía» que proponen los «feministas
evangélicos» y sus aliados eruditos que los apoyan, simplemente no existe ni
aquí ni en todo el Nuevo Testamento, ni en el koiné.
CONSISTENCIA PLENA CON VINE

Tras el análisis de toda esta evidencia, podemos concluir que los comentarios
de Bauer y de Thayer son plenamente consistentes con la afirmación de Vine
de que:

«Laleo (hablar) se usa varias veces en 1.ª Corintios 14. La orden que prohíbe
a las mujeres hablar en las reuniones de la iglesia (v. 34-35) es considerada
por algunos como una prohibición de charlar durante las reuniones,
significado que brilla por su ausencia en la utilización de este verbo en
cualquier otro pasaje del N.T.; se lo tiene que entender en el mismo sentido
que en los v. 2, 3-6, 9, 11, 13, 19, 21, 23, 27-29, 39» (Diccionario expositivo
de palabras del Nuevo Testamento, Tomo ii, págs. 176-177).

Entendemos que los lexicógrafos no expresan las exactas palabras de Vine


de forma explícita, naturalmente. Pero ellos dan la cita de algunos ejemplos
de LALEO en 1.ª Corintios 14, y atribuyen el normal significado de “HABLAR”
(igual que en español o inglés) a estos ejemplos, como ya lo mencioné
anteriormente (mencioné que en su acepción N.º 5 de LALEO, Thayer define:
«usar palabras a fin de declarar la mente de uno y revelar los pensamientos
de uno; hablar»; e incluye en esta acepción a algunos ejemplos de 1.ª
Corintios 14 tales como: 14:3, 9, 19, 21, 28, 34 sq., etc. Es interesante
estudiar todos estos ejemplos).

CON UNA CONCORDANCIA GRIEGA TODOS PODEMOS VERIFICAR LO


MISMO

De cualquier manera, no tenemos que depender de Bauer ni de Thayer ni de


ningún otro erudito para saber que el significado clásico no se encuentra en el
Nuevo Testamento. Pues tan sólo necesitamos revisar una lista de los
versículos donde aparece LALEO en el Nuevo Testamento y verificarlo por
nosotros mismos.
Si vemos una lista de todo los versículos en español donde aparece LALEO
en el Nuevo Testamento, y examinamos el contexto inmediato en el cual
aparece cada vez la palabra, comprobaremos esta verdad: nadie será capaz
de señalar un solo caso donde LALEO tenga el sentido de
«charlar/parlotear/balbucear», como se pretende sin escrúpulos y a cualquier
precio.

Cito unas palabras de un comentarista y erudito del griego, C.K. Barrett,


acerca de LALEO en su comentario sobre 1.ª Corintios:

«Es cierto que en griego clásico, el verbo conlleva el significado de


«charlar/parlotear», y sería comprensible que Pablo quisiera poner un alto a
la locuacidad femenina. Pero en el Nuevo Testamento, y en Pablo, el verbo
no conlleva este significado, y es usado en todo este capítulo 14 (versos 2, 3,
4, 5, 6, 9, 11, 13, 15, 19, 21, 23, 27, 28, 29, 39) en el sentido de habla
inspirada» (p. 332.)

A duras penas es natural suponer que el verbo adquiera un NUEVO


significado en el v. 34 de repente, y luego retome el viejo sentido de todo el
capítulo en el v. 39.

PARA REDEFINIR LALEO EN EL V. 34, HAY QUE DEMOSTRAR EL


NUEVO SIGNIFICADO EN EL KOINÉ

Aquellos que quieren forzar el significado de «charlar / parlotear» en LALEO


en el v. 34, deben honestamente demostrar no sólo que el contexto lo exige,
SINO ENCONTRAR AUNQUE SEA UN EJEMPLO EN ALGÚN ESCRITO EN
KOINÉ DONDE TENGA ESTE SIGNIFICADO. Por eso, aquellos que tanto
insisten en aseverar que tal es el significado de LALEO en el v. 34, en vez de
repetir las falsas conclusiones de los modernos exegetas feministas, deberían
buscar y encontrar UN SOLO EJEMPLO en el KOINÉ en el cual LALEO
signifique charlar/parlotear/balbucear para demostrar su pretensión. En mis
investigaciones sobre este punto, todavía no he encontrado a ningún
comentarista feminista que cite tan siquiera un ejemplo del koiné.
NINGUNA VERSIÓN CONOCIDA DE LA BIBLIA VIERTE LALEO POR
CHARLAR O PARLOTEAR

La enseñanza que extraemos de todos los lexicógrafos (los cuales


simplemente recogen lo que aparece en la Lengua Clásica, de forma
sistemática, trabajo que nos llevaría toda una vida si quisiéramos no
depender de ellos), guarda plena armonía con las versiones serias y no
sectarias de la Biblia; pues he revisado las Biblias en español, aparte de
nuestra querida y extraordinaria versión Reina-Valera, excepto sus últimas
«innovaciones», y las que he leído, (que son las más renombradas y usadas)
vierten todas «laleo» por “hablar” en 1.ª Corintios 14:34, y no por «parlotear»
ni nada parecido (véase también Lacueva: Nuevo Testamento Interlinear, y
su nota marginal, que se acerca bastante al punto). En inglés he llegado a la
misma conclusión: la forma presente infinitivo del verbo “laleo» en 1.ª
Corintios 14:34-35 es correctamente traducida por “hablar” en la Versión
Autorizada o “King James”. He consultado 19 traducciones de la Biblia en
inglés de los últimos 100 años, y todas traducen «laleo» por “hablar”
(“speak”). El Knox Bible N.T. católico, dice: «declaración (utterance) no les
está permitido», y The Living Bible parafrasea así: “Las mujeres deben
permanecer en silencio durante las reuniones de la Iglesia. No deben tomar
parte en las disertaciones”. Las traducciones interlineares en inglés (como la
de Marshall, o la de Newberry), también coinciden unánimemente, es decir,
nadie serio altera el sentido usual. Para concluir, todavía no he encontrado ni
una traducción que vierta “laleo” aquí como «charlar o parlotear» o algo
similar, tal como quieren los modernos feministas.
EL CONTEXTO DE 1.ª Corintios 14:34-35
Para no incurrir en la falta de descontextualizar los versículos 34 y 35, y llegar
a, o forzar, falsas conclusiones, es menester leer todo el capítulo. Aquí
veremos más detalles exegéticos a base del contexto, y citaré desde el v. 26:
”26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros
tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación.
Hágase todo para edificación. 27 Si habla alguno en lengua extraña, sea esto
por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. 28 Y si no hay
intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 29 Asimismo,
los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. 30 Y si algo le fuere
revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. 31 Porque podéis
profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean
exhortados. 32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; 33
pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.
Como en todas las iglesias de los santos, 34 vuestras mujeres callen en las
congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas,
como también la ley lo dice. 35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa
a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la
congregación. 36 ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a
vosotros ha llegado?
37 Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo
son mandamientos del Señor. 38 Mas el que ignora, ignore. 39 Así que,
hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; 40 pero
hágase todo decentemente y con orden.”
Ya dijomos que es muy importante recalcar que los v. 34 y 35, NO HAN DE
TOMARSE AISLADAMENTE, sino que son PARTE INTEGRAL de la sección
que va de los v. 26-40, y que se refieren a la ocasión cuando los santos están
reunidos (“en ekklesia”).

Todo el capítulo trata sobre los hermanos QUE HABLAN EN LA REUNIÓN


PÚBLICA DE LA ASAMBLEA. La exégesis normal es consistente en la
aplicación del mandamiento para el silencio absoluto de las mujeres, de igual
forma que el silencio impuesto para el que habla en lengua, que debe “callar
en la iglesia” si no hubiere intérprete (v. 27-28), así como el silencio impuesto
a los profetas que hablan por turno, que deben “callar” cuando le fuere
revelado algo a otro que estuviere sentado (v. 30). “Hablar” y “callar” han de
entenderse de forma consistente, coherente, y contextualizada en todo este
capítulo y principalmente desde el v. 27.
LA MUJER EN LA CONGREGACIÓN: EL SILENCIO QUE LE
DEMANDA LA PALABRA DE DIOS
Al final del versículo 33 aparece una sección sobre la participación audible de
LAS MUJERES. Esta sección se halla EN EL MEDIO de la sección sobre el
orden. Es un punto principal del pasaje, y no ha de ser descontextualizado.
Analicemos los versos en detalle:
”Como en TODAS las iglesias de los santos”
Claramente esto establece una norma universal, y no una norma de alcance
local. Es importante ver este punto, pues nos saca de la asamblea de Corinto
y nos sitúa en una directiva que se aplica en todas las iglesias de los santos.
Ya estamos fuera de Corinto: la única asamblea que desentonaba del resto
de las asambleas.
”Las mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar,
sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.”
”Las mujeres” (no “vuestras”, según los mejores manuscritos). En el v. 34
oímos de una clase particular de personas —y de esa sola— en la iglesia de
Dios a las que no se les permite tomar ninguna parte en público, a saber, las
mujeres.
No es que Dios no conceda a las mujeres dones tan preciosos como a los
hombres, sino que, cualesquiera sean los dones que reciban para ejercitarlos,
no es la asamblea el lugar donde hayan de ser manifestados.
Muchos se valen de este argumento —de que las mujeres tienen dones—
para defender la predicación pública de las mujeres. La idea de una mujer
que predica al mundo era algo inaudito, y en ese entonces ni siquiera se
contemplaba. No cabe suponer que la mujer hubiese olvidado tan
completamente la propiedad de la naturaleza. En cuanto a las mujeres de las
que aquí se habla, podrían haber argüido —y yo supongo que así lo hicieron
— de la siguiente forma: «Si afuera no podemos predicar, seguramente
podríamos hablar en un lugar santo como es la asamblea. Aquí los hombres
no nos mal interpretarán, ni atribuirán nuestra actuación a una falta de
decoro.»
En efecto, si había tan sólo un lugar donde las mujeres hubieran podido
hablar, ese lugar seguramente habría sido la asamblea. Pero allí
precisamente está prohibido hablar. Las mujeres no debían hablar en público,
pues se está hablando, en todo el capítulo, de hablar en público. En las
asambleas de los santos, precisamente allí, estaba prohibido que la mujer
hable. La iglesia no es un club donde se hace lo que le place a la mayoría,
sino que es la “casa de Dios” (1.ª Timoteo 3:15).
CALLAR (SIGAO)
”Las mujeres callen en las congregaciones”
Esta expresión es equivalente a la de los versículo precedentes (28 y 30):
”Y si no hay intérprete, calle en la iglesia”. “cállese el primero”
¿Qué puede significar “calle en la iglesia”? ¿Dejar de parlotear? Esto es
romper el contexto en que se está empleando el término “hablar” y “callar” en
este capítulo. La misma palabra griega para “callar” (SIGAO) se usa en
ambos versículos. Y el contexto es más que claro para determinar que “callar”
significa permanecer en silencio. A las mujeres, y a los que hablaban en
lengua sin intérprete, se les manda a guardar silencio en la iglesia lo mismo
que a los que profetizan por turno y le era revelado algo a otro: el que
hablaba debía entonces “CALLAR”. No cabe, pues, la menor duda cuando
Pablo usa las expresiones:
”no hablar” y “callar”
v. 28: ”Si no hay intérprete, CALLE en la iglesia” y “hable para sí mismo y
para Dios”
v. 29: ”Los profetas HABLEN dos o tres”
v. 30: ”CÁLLESE el primero”
v. 34: ”Las mujeres CALLEN en las iglesias”; ”no les está permitido HABLAR”
v. 35: ”Es indecoroso para una mujer HABLAR en la asamblea”
El uso contextual de las expresiones “CALLAR” y “HABLAR” en la iglesia
determina el significado de estas expresiones, y evita que se forcejee o, peor
aún, se pervierta la Escritura. La regla hermenéutica del contexto, no sólo fija
con precisión el significado exacto de estas palabras, sino que preserva,
también, la Escritura de maliciosos manipuleos.
”En las iglesias”
Esto es, no solamente en la asamblea local de Corinto. El plural es
importante, pues él determina la normativa universal del silencio de la mujer
en todas las iglesias cristianas, y hace de la norma algo que es ajeno a toda
cuestión local. Si no Pablo hubiera dicho: «En vuestra particular asamblea de
Corinto» (algunos hasta han conjeturado de que las mujeres allí eran
maleducadas y gritonas[¡!]).
v. 35
”Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es
indecoroso que una mujer hable en la congregación.”
Es interesante el comentario de F. L. Godet (está en la net en inglés
completo) sobre cómo empieza el v. 35:
“La partícula ei de = “y si”, que empieza el v. 35, introduce no una simple
explicación, sino una graduación: “e incluso si desean aprender algo,
deberían abstenerse de preguntar en la iglesia. Deberían reservar sus
preguntas para formulárselas a sus esposos en privado”. La forma ei de “y si”,
se funda, pues, en el hecho de que preguntar era el caso de menor gravedad,
aquel que parecía admitir una excepción de la manera más natural. Pero esta
misma excepción, Pablo la rechaza” (F. L. Godet (translated by A. Cusin),
Commentary on the First Epistle of St. Paul to the Corinthians (Grand Rapids,
Michigan: Zondervan Publishing Company, 1957), p. 312.)

Algunos han deducido de este versículo que Pablo sólo quería que las
mujeres dejasen de hablar a sus maridos, o de interrumpirles en el servicio
público. Pero Pablo no sólo dijo: “Mujeres, pregunten en casa a sus maridos”;
sino que él dijo ampliamente:
”Las mujeres callen en las iglesias”; y de nuevo:
”No les está permitido hablar”; y también:
”Como también la ley lo dice”; y también:
”Sino deben estar sujetas”; y también:
”Es indecoroso que una mujer hable en la iglesia”.
El énfasis es muy claro.
El apóstol prohibió a las mujeres tan siquiera formular una pregunta en tales
ocasiones públicas. Si querían aprender algo, que pregunten en casa a sus
maridos, “pues es vergonzoso que una mujer hable en una asamblea”.
Estos argumentos considerados y refutados del movimiento feminista
cristiano (entre otros) se generan por la voluntad propia que busca torcer y
pervertir el versículo, haciendo a un lado el orden divino de la Creación para
el hombre y la mujer. 1.ª Corintios 11:3 establece un orden jerárquico, y 1.ª
Corintios 14:34 refleja ese orden. Pero los feministas se esfuerzan por querer
colocar a la mujer en el lugar del hombre, en el mismo plano de igualdad
absoluta. Por eso se basan en 1.ª Corintios 11 en cuanto a que
«supuestamente» la mujer podía profetizar en la asamblea: triste y
equivocada deducción (aparte de error hermenéutico, que pretende explicar
el pasaje “hipotético” del capítulo 11 en contra del claro mandamiento del
capítulo 14; cuando el verdadero exegeta se somete primero al claro mandato
del capítulo 14 que es “para todas las iglesias”, y entiende luego que la
asamblea NO es EL LUGAR para que la mujer profetice). “Hablar en público”
es privativo del hombre, quien es “cabeza de la mujer” [2]
VERSÍCULOS FINALES
36 ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha
llegado?
37 Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo
son mandamientos del Señor. 38 Mas el que ignora, ignore. 39 Así que,
hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; 40 pero
hágase todo decentemente y con orden.”

Todo el tema llega a su fin por la demanda de si la Palabra de Dios salió de


ellos o sólo a ellos había llegado. Los corintios fueron los primeros en
apartarse del orden apostólico establecido en todas partes. Éste era el
germen de la gran revuelta eclesiástica.
La iglesia tiene que estar sujeta. La Palabra de Dios es la que manda, y lo
hace por igual en todas las asambleas.

CONSIDERACIONES DEL CONTEXTO DE «LALEO» EN LOS v. 34 y 35

Lo que el contexto de 1.ª Corintios 14:34-35 señala, es que las hermanas


HABLABAN en la asamblea, según «hablar» se refiere al ejercicio público de
las cinco operaciones enunciadas en el v. 26. Es decir, que la
PARTICIPACIÓN AUDIBLE de los hermanos, ERA TAMBIÉN LLEVADA A
CABO POR LAS HERMANAS, cosa que era contraria a la norma de TODAS
las asambleas del Nuevo Testamento, y que el apóstol pasa a CORREGIR.
Unas hermanas tal vez querían aprender más, e incluso formular preguntas y
presentar cuestiones a fin de sacar respuesta de los demás. Según el v. 35,
es obvio que QUERÍAN APRENDER.
Ahora bien, este contexto ESTÁ LEJOS DE QUE SUPONGAMOS UN
HABLAR OCIOSO, UN PARLOTEO CONTINUO Y SIN SENTIDO Y FUERA
DEL TEMA. No hace falta mucha inteligencia para entender que ellas querían
«aprender preguntando»: es lo que dice el versículo 35.
Por eso, la interpretación moderna de que LALEO ha de entenderse en el v.
34 como «proferir sonidos incoherentes e ininteligibles para los demás» (así
lo explica el comentarista feminista Zohdiates, por ejemplo) carece de todo
fundamento.
El único lugar donde encontramos ese sentido de LALEO, lo repetimos, es en
griego CLÁSICO, donde se aplica al balbuceo de niños y sonidos de
animales, pero nunca en el koiné. Estos intérpretes feministas modernos
como Zohdiates lo que hacen es transferir significados del griego clásico al
Nuevo Testamento, donde no se aplican en ningún caso.

Algunos alegan también que el presente infinitivo es usado para expresar


acción continua (en contraste con el aoristo infinitivo) y que LALEIN en el v.
34 debería tomarse con el sentido de «dejar de seguir hablando». Ellos tratan
de extraer el significado de «habla incesante y parloteo ocioso» de esto, lo
cual es forzado. Es cierto que el presente infinitivo puede en algunos casos
significar dejar de hacer una acción, pero también tiene otros usos, y uno
tiene que examinar el contexto para determinar cómo es usado. Es
totalmente falso argüir que el presente infinitivo significa siempre «dejar de
hacer algo». Permitidme citar lo que dice el Dr.
Winer, uno de las máximas autoridades en el griego del Nuevo Testamento,
acerca del presente infinitivo, en su Grammar of New Testament Greek:

«El presente infinitivo es la expresión general para (1) una acción que está
ahora tomando lugar, o (2) que continúa, o bien en sí misma, o bien en sus
resultados, o (3) que es frecuentemente repetida. Por eso, es usada (4) en
máximas generales.»
En el v. 34, Pablo no estaba hablando acerca de algo que estaba tomando
lugar en el punto preciso en el tiempo cuando él escribía ese versículo, de
modo que podemos concluir de lo que tenemos en el versículo 34 que es un
ejemplo de una MÁXIMA GENERAL O UNA DECLARACIÓN GENERAL DEL
APÓSTOL PABLO, CON EL CARÁCTER DE “MANDAMIENTO DEL SEÑOR”
(v. 38).

Es evidente que algunas hermanas de Corinto a veces participaban


audiblemente en las reuniones de la asamblea, de modo que Pablo hace la
DECLARACIÓN GENERAL DE QUE LAS MUJERES DEBEN GUARDAR
SILENCIO EN LAS IGLESIAS, PUES NO ESTÁN AUTORIZADAS A HABLAR
EN TALES REUNIONES (No está PERMITIDO, es una PROHIBICIÓN
GENERAL Y ABSOLUTA).
LALEIN es también usado en el versículo 5, donde Pablo declara su deseo
general de que “deseo que todos vosotros habléis en lenguas”. El significado
de LALEIN aquí CLARAMENTE NO ES EL DE “seguir hablando en lenguas”.
Ése no es el punto.

(NOTA: Para quienes sepan inglés, pueden ver la lista de Strong sobre
LALEO, y la traducción literal de Young al inglés.

The word for “speak” in 1 Corinthians 14 is listed in Strongs as follows -


Note that it is prefixed with NOT PERMITTED.
2980 lalew laleo lal-eh’-o
a prolonged form of an otherwise obsolete verb; TDNT-4:69,505; v
AV-speak 244, say 15, tell 12, talk 11, preach 6, utter 4, misc 3, vr speak
1; 296
1) to utter a voice or emit a sound
2) to speak
2a) to use the tongue or the faculty of speech
2b) to utter articulate sounds
3) to talk
4) to utter, tell
5) to use words in order to declare one’s mind and disclose one’s thoughts
5a) to speak
THE WORD FOR SILENCE.
4601 siagw sigao see-gah’-o
from 4602; ; v
AV-hold (one’s) peace 4, keep silence 3, keep close 1, keep secret 1; 9

SO WHERE DOES THAT LEAVE US - LIKE YOU SAY SILENCE OF WHAT -


SPEAKING no doubt ... but what form of speaking. The usual rule of
interpretation applied by scholars is to consider the context. It seems pretty
obvious to me that Paul’s instructions relate to public speaking - preaching.
Verse 28 also applies the silence rule to the men of differing language in the
case of no interpeter!! Do we hear an aurgument to suggest they were
”chatting too”?!.
Young’s Literal translation also makes the matter clear as to the context.

”26 ? What then is it, brethren? whenever ye may come together, each of
you hath a psalm, hath a teaching, hath a tongue, hath a revelation, hath
an interpretation? let all things be for building up;
27 if an unknown tongue any one do speak, by two, or at the most, by
three, and in turn, and let one interpret;
28 and if there may be no interpreter, let him be silent in an assembly,
and to himself let him speak, and to God.
29 And prophets-let two or three speak, and let the others discern,
30 and if to another sitting anything may be revealed, let the first be
silent;
31 for ye are able, one by one, all to prophesy, that all may learn, and
all may be exhorted,
32 and the spiritual gift of prophets to prophets are subject,
33 for God is not a God of tumult, but of peace, as in all the assemblies
of the saints.
34 ? Your women in the assemblies let them be silent, for it hath not been
permitted to them to speak, but to be subject, as also the law saith;
35 and if they wish to learn anything, at home their own husbands let them
question, for it is a shame to women to speak in an assembly.
36 ? From you did the word of God come forth? or to you alone did it come?
37 if any one doth think to be a prophet, or spiritual, let him
acknowledge the things that I write to you-that of the Lord they are
commands;
38 and if any one is ignorant-let him be ignorant;
(1 Corinthians 14:26-38 YLT)
It is very obvious Paul is talking about gatherings of the assembly where
prayer praise teaching prophesy are all the orderly activities engaged in. The
particular issue of languages is addressed - no interpreter - no speak
He clearly indicates that the woman is to ask her husband at home if she has
a question. If she was “chatting” Paul would not be so specifically addressing
the asking of questions.)
Una aclaración sobre la revisión del léxico de Bauer
por Danker
Aunque ya he demostrado de forma concluyente que NINGÚN léxico de los
más afamados (como el de Bauer y el de Thayer) ni ninguna traducción de la
Biblia asignan a LALEO (= hablar) el pretendido sentido de
«charlar/parlotear» que algunos a tono con el feminismo han tratado de
atribuirle, vamos a ver unas aclaraciones finales.
Existen tres ediciones del Léxico Griego-Inglés de Bauer. Yo utilicé la primera
edición, pero también he chequeado las otras dos, y especialmente la última.
Las referencias a LALEO que he dado, fueron tomadas de la primera edición.
Bauer falleció en 1960, y la tercera edición fue editada por F.W.Danker, quien
revisó las dos anteriores.
Respecto de la tercera edición, por Danker, al principio de sus notas sobre
LALEO, él afirma el uso de LALEO en su significado de «comunicación
informal que empieza de una breve conversación hasta una charla y parloteo
EN GRIEGO ANTIGUO (i.e. clásico), y la tendencia en griego más tardío —
especialmente en escritos pseudoepigráficos y otros en koiné— hacia una
equivalencia del significado de LALEO con LEGO y la ampliación del uso
clásico». Ahora bien, el punto es éste: si «charlar/parlotear» fuese un
significado normal para LALEO en koiné, resulta inconcebible que Danker no
lo haya incluido en su lista de significados enumerados de LALEO o al menos
en una subdivisión de significados enumerados, con ejemplos.
Conclusión: Danker NO incluye nada de «charlar/parlotear» en relación con
LALEO en koiné.
Sólo agrego una nota final sobre la moderna revisión que hizo Danker del
clásico Léxico de Bauer, puesto que en su edición, Danker agrega un
comentario sobre 1.ª Corintios 14:34-35 (que no es un comentario
lexicográfico, sino más bien una opinión personal de Danker) que abre un
poco la puerta a la posibilidad de que en estos versículos pueda entenderse
lalein como «charlar/parlotear». Respecto de esto, Michael D. Marlowe, autor
del sitio http://www.bible-researcher.com/ me escribió la siguiente carta en
cuanto al comentario que Danker añadió:
«A pesar del hecho de que Danker deja cierto lugar para el argumento de que
lalein significa ‘to chatter’ (parlotear/charlar) en 1.ª Corintios 14:34-35, ése no
es un argumento respetable y docto desde el punto de vista lingüístico.
Danker tuvo que haber incluido este comentario únicamente a causa de la
presión de los feministas, lo que ha venido a ser predominante en las escuela
liberales. Como lo has notado, previamente los lexicógrafos del idioma griego
ni siquiera han reconocido ‘to chatter’ (conversar/parlotear) como una
acepción para esta palabra. Esta palabra es el verbo griego general para el
discurso oral. Aparece diez veces en este capítulo  (1.ª Corintios 14:2, 3, 6, 9,
11, 19, 28, 29, 34, 35). Nunca tiene el sentido de «charlar/parlotear», ni en
este capítulo, ni en todo el Nuevo Testamento, ni tampoco en todo el cuerpo
de la literatura griega antigua. De modo que este argumento, carece
completamente de mérito.»
F. F. Bruce siempre elogió la erudición de Vine como
lexicógrafo
Puedo agregar como dato interesante que el Dr. F.F. Bruce, quien tenía una
tendencia hacia el lado liberal del cristianismo evangélico, hizo un elevado
reconocimiento a la profunda erudición del griego clásico y del koiné que
tenía el profesor Vine, en su prefacio a su Diccionario (que figura como
Prólogo a la nueva edición, en la edición de CLIE). Esto no puede ser pasado
por alto gratuitamente.
Bruce invitó a Gordon Fee a escribir su comentario sobre 1.ª Corintios. Si lo
examinamos, veremos que Fee menciona, en sus notas sobre 1.ª Corintios
14:34-35, que algunos comentaristas interpretan LALEO como significando
un habla interruptora de alguna clase que incluye la posibilidad de «charlar»,
pero él descarta esta posibilidad por razones exegéticas. Fee piensa que el
estilo de escritura de Pablo es inconsistente con estos versículos. Aporta
algunos comentarios críticos, y termina cuestionando vigorosamente la
autenticidad de los versículos, pero no su significado. Cualquiera que sabe lo
mínimo de crítica textual del Nuevo Testamento estará en desacuerdo con él,
y sus razonamientos hacen temblar a cualquier «conservador». De todos
modos, Fee, a diferencia de otros, fue honesto en su tratamiento del texto
griego, y no desconoció el significado de laleo en este contexto. En una nota
menciona que:
«The verb lalei, which probably was originally an onomatopoeic word, meant
‘to chatter’ in classical usage» («El verbo lalei, que probablemente fue
originalmente una palabra onomatopéyica, SIGNIFICÓ «charlar» en el uso
clásico»). Es evidente, pues, que Fee sabía perfectamente que «charlar» NO
ES el significado de LALEO en griego koiné.
Esto me hace volver al mismo punto fundamental de mi tesis: Si bien no
asumo la posición de que LALEO nunca significa «charlar/parlotear» en los
escritos en griego koiné, sí digo que sería rarísimo que tal sentido existiera en
koiné, simplemente porque hasta ahora nadie ha podido dar un solo y claro
ejemplo de ello a partir de las fuentes lexicográficas estándar (como Bauer,
Thayer, Vine, etc.), donde uno esperaría encontrar aunque sea un solo caso
o alguna cita de literatura antigua específica ¡Pero no lo hay!
Por eso me animé a añadir esta última nota: porque debe quedar claro al
estudioso del Nuevo Testamento, y a cualquier persona honesta e informada,
que «charlar/parlotear» NO ES UN SIGNIFICADO NORMAL DE LALEO EN
GRIEGO KOINÉ. Quien haga el descubrimiento de UN SOLO ejemplo en
escritos en koiné donde LALEO tenga el sentido de «charlar/parlotear», por
favor le rogaría que me lo haga saber.
ÚLTIMAS PALABRAS
Para quienes insisten en afirmar que «laleo» en 1.ª Corintios 14:34 significa
«charlar/parlotear», vuelvo a decirles que si consultan, a Vine, a Bauer y a
Thayer, NADA DICEN ESTOS LÉXICOS sobre un significado de
«charlar/parlotear» en el NUEVO TESTAMENTO, y menos aún en la primera
epístola a los Corintios. No hace falta demasiada inteligencia para corroborar
esto al leer los léxicos.
Mi tesis fue siempre que el significado de LALEO como «charlar/parlotear» es
AJENO AL GRIEGO KOINÉ, y que los léxicos estándar (Bauer/Thayer)
CONFIRMAN CLARAMENTE esta tesis, pues NO DAN, EN SU LISTA
ENUMERADA DE SIGNIFICADOS DE LALEO, NINGÚN CASO EN KOINÉ
EN QUE LALEO TENGA EL PRETENDIDO SIGNIFICADO.
DISTINCIÓN ENTRE EL SIGNIFICADO DE UN VERBO Y LA
EXÉGESIS DEL TEXTO
Hemos visto que LALEO tiene que tener un significado contextual en este
capítulo 14 de 1.ª Corintios, y que no hay que divorciarlo del contexto. Éste es
un principio elemental en la interpretación literaria. Cualquier intérprete
conoce esta distinción.
Por eso, si leemos con cuidado el comentario de Vine, erudito de la lengua
griega, veremos dos tipos de análisis en su Diccionario:
PARTE lexicográfica: significado de LALEO en el griego koiné (y el Nuevo
Testamento).
«Laleo (hablar) se usa varias veces en 1.ª Corintios 14. La orden que prohíbe
a las mujeres hablar en las reuniones de la iglesia (v. 34-35) es considerada
por algunos como una prohibición de charlar durante las reuniones,
significado que brilla por su ausencia en la utilización de este verbo en
cualquier otro pasaje del N.T.»
PARTE exegética
«Se lo tiene que entender en el mismo sentido que en los v. 2, 3-6, 9, 11, 13,
19, 21, 23, 27-29, 39»
(Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento, Tomo ii, págs.
176-177).
Ahora bien, en mis últimas exposiciones, yo me centré en el hecho de que
Vine, en su análisis lexicográfico está plenamente de acuerdo con Bauer y
Thayer: que no hay en koiné NINGÚN EJEMPLO en el que LALEO signifique
«charlar/parlotear», y que estos léxicos NO avalan ese sentido en ningún
caso: el significado de «charlar/parlotear» no está enumerado en ninguna
parte, es decir, simplemente ¡NO EXISTE! Lexicográficamente, ninguno que
acceda a los léxicos estándar encontrará que se le asigne EN NINGÚN
CASO a LALEO el significado de «charlar/parlotear». No puede discutirse
este punto y nadie puede refutar esta tesis lexicográfica con alguna cita
objetiva y concreta de los léxicos más afamados ya citados.
EXÉGESIS DE VINE: QUÉ TIENE EN CUENTA
Pero a Vine sí se le puede discutir la parte EXEGÉTICA, pues hay
actualmente una variedad de opiniones acerca del significado de «hablar» en
1.ª Corintios 14:34.
Ahora bien, para tratar de resolver esto, Vine aplica una elemental regla de
hermenéutica: «El significado de una palabra no ha de buscarse
etimológicamente, sino según el contexto en que aparece.»
Es tal como Ferdinand de Saussure, el conocido lingüista contemporáneo,
por ejemplo, dice:
«Una palabra no significa por sí misma, sino porque pertenece a un sistema,
a un conjunto cerrado de elementos que se definen mutuamente. De ahí que
el significado de la palabra depende estrictamente del significado de las
palabras que ‘la rodean’, por así decirlo, en el sistema o contexto.»
Ahora bien, ¿hizo algo mal Vine en su exégesis? ¡No! Simplemente, como
erudito y con el método correcto, él, para llegar al significado preciso de la
palabra, aplica la REGLA básica de interpretación: EL CONTEXTO. Ya
hemos hecho suficientes consideraciones y hemos presentado suficientes
detalles contextuales para llevar al lector a entender LALEO en EL MISMO
SENTIDO QUE TIENE LAS 24 VECES QUE APARECE EN ESTE MISMO
CAPÍTULO. Esto es, precisamente, guiarnos por el contexto para entender el
significado de una misma palabra que aparece en diferentes formas verbales
en un mismo capítulo y en conexión con un mismo tema. No se ha obrado
quebrantando NINGUNA regla hermenéutica. Y Vine tampoco lo ha hecho. Al
contrario, ignorar el contexto, e interpretar aisladamente el v. 34, SÍ ES
ROMPER EL CONTEXTO Y LAS REGLAS BÁSICAS DE LA
HERMENÉUTICA. Y esto sí es “quebrantar la Escritura” (Juan 10:35).
En otra ocasión, Dios mediante, seguiremos con consideraciones de contexto
más amplio, comparando Escritura con Escritura, para que sea la Palabra
misma de Dios la que se explica a sí misma, y emprenderemos el estudio de
otro pasaje paralelo, a saber, 1.ª Timoteo 2:8-14, en el cual también el
Espíritu Santo emplea otro infinitivo didaskein, enseñar, como función
prohibida a la mujer respecto del varón, en analogía con 1.ª Corintios 14:34-
35 [1].
Flavio H. Arrué

NOTAS

[1]N. del T.— BREVE EXPOSICIÓN DE 1.ª TIMOTEO 2:8-14


 
 
Para tener una base bíblica sólida del lugar y rol de la mujer cristiana, paso a
hacer una breve exposición de 1.ª Timoteo 2:8-11, sin demasiados
aditamentos, sino sólo para dar fuerza y claridad a las palabras simples y
fácilmente entendibles del Espíritu, las que se buscan torcer en la actualidad
sutilmente. Los «igualitaristas» modernos (cristianos feministas en todas sus
variantes), tratan de justificar sus prácticas antiescriturales del rol público de
la mujer partiendo de la experiencia humana (ya carismática y utilitaria, ya
intelectual, o sea, basada en sus razonamientos) y se ven forzados a
acomodar, reinterpretar, minimizar o relativizar la Escritura conforme a sus
propios gustos y placeres, en vez de permitir piadosamente que todo (todo lo
que es conforme a la ‘corriente y moda de este mundo’, conforme al corazón
y a la inteligencia natural del hombre, y contrario, pues, a Cristo) sea
juzgado a la luz de esa Palabra de Dios.
 
Veamos "qué dice la Escritura" (Romanos 4:3):
 
1.ª Timoteo 2:1-14:
 
(1) "Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres..."
 
COMENTARIO: El tema abre con las instrucciones apostólicas dadas a su
colaborador Timoteo respecto de la oración en público. No hay que olvidar
que esta Epístola fue escrita con un propósito: "para que sepas cómo debes
conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad" (3:15). Lo que quiero resaltar aquí es que el apóstol
manda orar por todos los hombres, sin distinción de rango ni de sexo. Por eso
en este versículo 1, usa la palabra antropos, que es universal, mientras que
en el vers. 8, la orden de quiénes han de orar en "la Iglesia del Dios viviente",
públicamente, se restringe a los varones, y se usa el término aner, que nunca
incluye a las mujeres, la cual no participa audiblemente en la reunión de los
santos (Thayer, en su renombrado Léxico, en cuanto al vocablo aner, lo
define bajo la primera categoría declarando que es empleado «1. Con
referencia a sexo, y para distinguir así a un hombre de una mujer… a. como
un varón (sexo masculino): Hechos 8:12; 17:12 y 1 Timoteo 2:12.»
 
(8) "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos
santas, sin ira ni contienda"
 
COMENTARIO: Decir "los hombres" quiere decir no las mujeres; es decir, se
trata de ‘los hombres en contraste con las mujeres’. Como ya se ha dicho, la
oración pública es ordenada a los varones únicamente, y por eso en este
caso no se usa el término genérico antropos (como en los v. 1 y 4), sino el de
sexo masculino (aner = varón). Vemos también el contraste entre varón
(aner) en el v. 8, y mujer (gune) en los v. 9-11. Para quienes lo leen en
griego, el contraste es notable, y los sexos no se confunden, sino que son
cuidadosamente distinguidos (p.ej., no se le manda al varón "a ataviarse
decorosamente...", sino únicamente a las mujeres). "En todo lugar": no creo
que se limite ‘a la congregación’, pues se tiene en cuenta el carácter y decoro
de la mujer como tal en el lugar asignado por Dios desde la Creación, pero se
aplica siempre que están reunidos hombres y mujeres juntos. Si comparamos
con 1.ª Corintios 14:33: "Como en todas las iglesias de los santos, las
mujeres callen…”, veremos que la aplicación del lugar es la reunión de los
santos, y especialmente el lugar público.

(9) “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y
modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
(10) sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan
piedad.”
 
COMENTARIO: El tema de la vestimenta decorosa de la mujer es tema de
otro epígrafe.
 
(11) "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción."
 
COMENTARIO: La directiva es a las mujeres (esto es no a los varones). Este
versículo nos dice que las mujeres deben ser esencialmente aprendices (en
contraste con enseñadoras). La mujer debe aprender, esto es, no debe
enseñar (a los varones, por supuesto, Tito 2:3-5 delimita su esfera de
enseñanza claramente). En segundo lugar, la Escritura manda cómo deben
aprender: "en silencio, con toda sujeción". Primero fija la acción del rol
femenino (el «qué» ha de hacer y «qué» no ha de hacer): ella debe aprender,
y no enseñar. Segundo, fija el «cómo» lo ha de hacer: en silencio, con entera
sujeción.
 
(12) "Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el
hombre, sino estar en silencio."
 
COMENTARIO "Porque", pues el apóstol pasa a aclarar y especificar con
más detalle la doctrina general establecida previamente, para que no haya
malos entendidos, esto es, que los varones tienen el rol exclusivo de
conducción y voz pública en la iglesia.
 
A la mujer (en contraste con el varón) no se le permite enseñar = didaskein,
un verbo en infinitivo. El infinitivo también aparece en 1.ª Corintios 14:34: "no
le está permitido hablar" (lalein), y estos infinitivos escogidos por el Espíritu
Santo inspirador, son muy apropiados en cada caso: pues el griego usa los
infinitivos como órdenes de carácter absoluto («máximas generales» como lo
expresa Winer en su famosa Gramática), y nunca relativo a algo.
Comparando Escritura con Escritura, vemos la esfera dentro de la cual se
circunscribe la enseñanza de la mujer en Tito 2:3-5, o sea, las mujeres
pueden enseñar a otras mujeres, pero nunca a los hombres (la Palabra nunca
se contradice). ¿Qué dirán los modernos «feministas evangélicos» a esta
orden tan simple y clara de Cristo por pluma de su instrumento apostólico?
¡La Escritura no puede ser quebrantada! Pero sigamos.
 
"Ni" ejercer dominio sobre el varón. El "ni" (oude) es importante, pues separa
dos cosas correlativas que se le manda a la mujer por Dios: La primera es
"enseñar", y la segunda es "tampoco (ni) ejercer dominio sobre el varón". No
se puede pasar por alto la partícula.
 
"Ejercer dominio sobre el varón": Claramente el apóstol había asentado el
principio de jerarquía en 1.ª Corintios 11:3, donde revela que el varón es
cabeza de la mujer, y ésta, por ende, debía estar sometida a su cabeza. De
este principio fundamental se derivan todas las aplicaciones prácticas del
ejercicio de servicios y dones en la asamblea. Cuando el apóstol dice que no
le está permitido a la mujer "ejercer dominio o poder sobre el varón",
claramente prohíbe a la mujer ejercer ‘liderazgo’ entre los santos, esto es,
cualquier acción que implique dirección o rol de cabeza: dirigir una oración en
público como portavoz en la iglesia, enseñar o predicar en público, etc. pero
más que nada se refiere a gobierno y liderazgo (supervisión, autoridad, etc.).
El invento moderno de las mujeres «pastoras u obispas» es un fraude que
aquí la Palabra destruye con máxima precisión, energía y claridad.
 
(13) "Porque Adán fue formado primero, después Eva;
 
COMENTARIO: He aquí la primera de las razones para prohibir el ministerio y
la participación en público de las mujeres: 
 
EL ORDEN DE LA CREACIÓN: Adán fue formado primero, después Eva. El
primero (primero en secuencia y rango, el primero es la cabeza del segundo)
debe regir (cf. 1.ª Corintios 11:9). Este principio demuele todos los
argumentos de los modernos «igualitaristas», que intentan por todos los
medios de minimizar y relativizar el alcance de estas Escrituras apelando,
cuando se agotan sus argumentos de falsificación de la Palabra escrita, al
«contexto socio-cultural» en que estas palabras fueron dirigidas. Se alega,
por ejemplo, que Pablo «estaba simplemente dando normas locales y
temporales (no universales) limitadas para la iglesia de Éfeso, y que fueron
motivadas por el contexto cultural en la que se desarrollaba esta iglesia».
Hasta se ha llegado a esgrimir que «la orden de Pablo se dirigió a esa iglesia
como resultado de la condición social de la mujer de Éfeso y la prominencia
del culto a la fertilidad pagana dentro de la ciudad». Este tipo de argumentos
carece de todo valor, y ni siquiera merece ser considerado, por hacer de la
inspiración, inerrancia y autoridad de la Palabra de Dios una caricatura, y
rebajarla al nivel de la mera opinión personal del hombre Pablo. Pero el orden
creado, y la supremacía de Adán como cabeza sobre la mujer, propinan el
golpe mortal a estas fantasías de la mente natural humana que procura a
toda costa escapar de la clara orden de la Palabra de Dios. El hecho de que
la Creación (y no el curso de la historia y cultura humanas desde entonces)
es la prueba del lugar y rol de la mujer, asienta un principio universal de Dios
que no tiene vinculación alguna con lo cultural y temporal, o con lo que la
sociedad ha hecho de sus costumbres sin tener en cuenta a Dios.
 
(14) "y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió
en transgresión"
 
COMENTARIO: La segunda razón para el lugar subordinado de la mujer, es
la caída: Eva no respetó su lugar de «segunda» en la Creación, y guió a Adán
en desobediencia a Dios: fue la que primero pecó, y demostró así ser una
mala «cabeza», para lo cual no había sido creada. Por no haber guardado el
lugar de sujeción a su cabeza asignado por Dios en la Creación, se le manda
la sujeción como orden imperativa en Génesis 3:16.
 
CONCLUSIÓN:
 
El capítulo nos habla del ministerio y la participación en público, los cuales
deben ser ejercidos exclusivamente por los varones, y no por las mujeres.
Los hombres son los que deben orar en público, pero las mujeres, en cambio,
deben aparecer en público vestidas de "buenas obras", y ser bien visibles por
ello. El lugar de la mujer con relación al hombre es de subordinación: ella no
ha de enseñar, ni tampoco ejercer autoridad sobre los hombres bajo ningún
aspecto y bajo ninguna circunstancia. Esto se basa en el orden de la
Creación, pues Adán fue formado primero, siendo así la cabeza, y la mujer
después y a partir de él. La caída también da testimonio de que la mujer ha
de estar en silencio, sujeta y aprendiendo del varón, no tomando la delantera
ni el lugar de dirección y enseñanza. (Flavio H. Arrué).

[2] N. del T.— Esto queda claro si consideramos el contexto de 1.ª Corintios
14 (desde el v. 26 al 37) tan aclaratorio para la conducta de las hermanas en
la reunión de asamblea: «Callar y hablar» se aplica a los hombres en los v.
28 y 30, así como a la mujer en los v. 34 y 35. Y si consideramos más en
detalle los v. 34 y 35, veremos que:
  
a) En la reunión de la iglesia, las mujeres debían «callar» (no les está
permitido «hablar») porque debían estar sujetas (v. 34) Es el principio de
«autoridad» bajo la cual ella está, o sea, reconocer que la cabeza es el
hombre (cf. 1.ª Corintios 11:3).
 
b) En contraste con  «hablar» (v. 34), está que ellas querían aprender (v. 35),
pero tampoco podían preguntar en público en presencia de los hombres,
sino "en casa". Y para confirmar esto, y «comparamos Escritura con
Escritura», y vamos a 1.ª Timoteo 2:12, hallamos allí ¡que el lenguaje es más
explícito! Por eso es absurdo pretender, como quieren los feministas, que la
mujer puede profetizar en el mismo lugar (la asamblea reunida) donde el
mismo apóstol les prohíbe siquiera formular una pregunta. Pero “aprender”,
tanto aquí (v. 35) como en 1.ª Timoteo 2:12) es sin duda la función que la
Palabra le asigna a las mujeres, aunque “en silencio” cuando se trata de la
reunión.
 
c) En vista del principio fundamental de 1.ª Corintios 11:3 donde vemos la
triple estructura jerárquica de las cabezas, y donde a la mujer se le demanda
la sujeción (en el v. 10 se le demanda tener “señal de autoridad (exousía)
sobre su cabeza, lo cual se manifiesta a través de un velo), podemos concluir
que la orden se refiere a la participación audible de las hermanas en la
reunión de la asamblea, lo cual estaba de toda manera (inlcuso a modo de
preguntas para aprender) prohibido por “el mandamiento del Señor” (1.ª
Corintios 14:37).
 
La clave doctrinal está en la palabra "sujetas" (cf. 14:34; Efesios 5:22-23, 33,
etc.). Y es evidente que la sujeción de la mujer cristiana, en comparación
con la sujeción de “el Cristo” hombre a Dios —su cabeza—en perfecta
obediencia (1.ª Corintios 11:3), no puede descartarse como si fuese una mera
regulación temporal debida a la cultura de la sociedad antigua, pues la
sujeción depende de la naturaleza de los sexos y del orden de la Creación
del varón (primero) y la muer (después y a partir de él para ser su ayuda
(Génesis 2:18; 1.ª Timoteo 2:13).
 
"Y si quieren aprender algo" (lo cual estaría acorde con la función bíblica de
la mujer, comparar con 1.ª Timoteo 2:11), aparentaría ser un «justo» motivo
para que las hermanas hagan oír su voz en la asamblea, aunque sea a través
de alguna pregunta. Pero este argumento de Corinto, es una excusa, de
aparente consonancia con la sujeción de la mujer, para poder ésta tomar la
palabra o hacer oír su voz en la reunión: Aun en tal caso extremo, el apóstol
les ordena el silencio, y dice que debían formular las «sumisas preguntas de
aprendizaje» en casa (v. 35).
 
d) Es evidente que en Corinto prevalecía la tendencia de querer poner al
hombre y a la mujer sobre el mismo plano de igualdad respecto de la
participación oral en las reuniones. Pero el apóstol caracteriza la posibilidad
de que una mujer “hable” en la asamblea como algo "vergonzoso" (v. 35)
(aischros, o sea, impropio, deshonesto, véase 11:6 y 13): hablar en público
es un golpe contra el sentimiento moral natural, contra el orden y plan de la
Creación para cada sexo. Y como dice Marlowe: «Ni siquiera hemos tocado
los serios problemas con que se topa la interpretación favorita de Carson
sobre 14:34-35, la cual requiere que imaginemos a Pablo permitiendo a las
mujeres profetizar en la misma asamblea donde él mismo les prohíbe
hacer alguna pregunta. La idea de Carson aquí es que de una u otra
manera, estas preguntas representan una enseñanza autoritativa, mientras
que profetizar no. Pero ¿cómo es posible poner las preguntas por encima de
las profecías? Y bajo esta interpretación, ¿cómo explicamos la sentencia
de Pablo: “Porque es indecoroso que una mujer hable en la
congregación” (v. 35)? ¿Por qué Pablo dio una razón tan general para el
silencio de las mujeres si sólo tuviese el propósito de restringir la
participación de ellas en una cierta clase de discusión?»

e) El verbo de 1.ª Corintios 14:34: “no les está permitido" es en griego epitrepo,
¡y es exactamente el mismo verbo que aparece en 1.ª Timoteo 2:12! —"No
permito"— (conjugado bajo diferente forma, pero el mismo verbo raíz). O sea
que estamos hablando de la misma restricción impuesta a las mujeres en estos
dos pasajes paralelos o análogos. No hablar, no enseñar; y está en relación
también con otro verbo que se repite asimismo en ambos pasajes: aprender:
del griego: manthano en los dos pasajes de 1.ª Corintios 14:35 y 1.ª Timoteo
2:11 (conjugados diferentemente, pero el mismo verbo).

1.ª Corintios 14:34-35


34αι γυναικες υμων εν ταις εκκλησιαις σιγατωσαν ου γαρ
επιτετραπται αυταις λαλειν αλλ υποτασσεσθαι καθως και
ο νομος λεγει

35ει δε τι μαθειν θελουσιν εν οικω τους ιδιους ανδρας


επερωτατωσαν αισχρον γαρ εστιν γυναιξιν εν εκκλησια
λαλειν
1.ª Timoteo 2:11-12
11γυνη εν ησυχια μανθανετω εν παση υποταγη

12γυναικι δε διδασκειν ουκ επιτρεπω ουδε αυθεντειν


ανδρος αλλ ειναι εν ησυχια

Literatura afín de consulta


Sobre la mujer cristiana en general: http://www.bible-researcher.com/women
(inglés)

¿Permitió Pablo profetizar a la mujer en la Iglesia? Michael D. Marlowe


Estudio que explica por qué 1.ª Corintios 11:5 no presenta ninguna
contradicción con el claro significado de 14:34-35  (Historia de la
interpretación de 1.ª Corintios 11:5 y 14:34-35)
 
Pablo acerca de que las mujeres hablen en la iglesia Benjamin B.
Warfield
Artículo sobre la interpretación de 1.ª Corintios 14:34-35, con algunas notas
incisivas acerca de las premisas anticristianas e individualistas de la
ideología feminista

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