La terapia de apoyo tiene como objetivos la atenuación o supresión de ansiedad y
otros síntomas clínicos, como modo de favorecer un retorno a la situación de homeostasis previa a la descompensación o crisis. Eventualmente intenta modificar algunas pautas de conducta estimulando el ensayo de comportamientos nuevos durante la experiencia terapéutica. La estrategia básica de esta técnica consiste en establecer un vínculo terapéutico reasegurador, protector, orientador.
La estrategia en la psicoterapia de apoyo es el mapeo cuidadoso y gradual de las
dificultades interpersonales dominantes del paciente y de sus síntomas neuróticos, que reflejan conflictos inconscientes y su modificación psicoterapéutica en la dirección de reforzar soluciones adaptativas a los conflictos inconscientes en todas las áreas disponibles a la exploración psicoterapéutica, con la utilización particular de la clarificación, la confrontación, la reducción y la exportación de la transferencia como técnica principal de tratamiento. En la psicoterapia de apoyo la estrategia implica fomentar una mejor adaptación a las necesidades intrapsíquicas y externas más que los esfuerzos de cambio estructural intrapsíquico. El uso de técnicas derivadas del psicoanálisis (clarificación y confrontación). Permite que el terapeuta esté alerta a los desarrollos transferenciales, facilita el diagnóstico de las operaciones defensivas primitivas en las interacciones terapéuticas, dejando al terapeuta aclarar y aliviar sus funciones presentes y proteger la seguridad y la autoestima del paciente, sin señalar sus raíces inconscientes. Estar alerta a la contratransferencia que también ayuda para agudizar el enfoque del terapeuta de la psicoterapia de apoyo.