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Arquitectura y educación: perspectivas y dimensiones

Arquitectura y educación:
perspectivas y dimensiones

por Teresa ROMAÑÁ BLAY


Universidad de Barcelona

«El propósito de la arquitectura sigue consis-


tiendo en armonizar el mundo material con la
vida humana»
ALVAR AALTO, La humanización de la
arquitectura, 1940.

«Ni el local, ni el material son la escuela; y, a


pesar de ello, a mi me basta entrar en un local
para saber si al pueblo le interesa la instrucción
de sus hijos»
LUIS BELLO, Viaje por las Escuelas de España,
1926.

año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220


Los seres humanos han sido siempre que constituyen el ambiente» [1]. Poseer
constructores de entornos y objetos para estos recursos nos hace ver que habitar
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habitar el mundo, y para hacerlo más no es meramente algo pasivo, no es un


habitable. La arquitectura, ese artefacto puro estar, sino que, especialmente a efec-
cultural de primer orden en todas las so- tos de interés educativo, lo que se pone
ciedades, posibilita todos los ámbitos del en juego es una actividad enormemente
habitar humano: la morada, el trabajo, implicada, un proceso que moviliza
el juego, el aprendizaje y la enseñanza. valencias afectivas, recursos cognitivos y
El mismo vocablo «habitar», que se origi- vivencias corporales, y al tiempo acuer-
na a partir del habitare latino —y este, a dos sociales y valores culturales con los
su vez de habere, tener—, nos trae a co- que la persona, en su convivencia con
lación, como indica Franco Purini, que otras, se encuentra y a los que ha de
habitar «implica una identidad entre sí y responder.
el mundo, implica la posesión de aquel
sistema de recursos físicos y culturales Tampoco la arquitectura es un mero

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mecanismo adaptativo a las condiciones culturalmente especializado que el ser


de la naturaleza [2], sino algo más: pro- humano hace del espacio. Todo esto pue-
pone formas de habitar humanamente en de traducirse, en clave pedagógica, con-
ella y frente a ella. siderando la arquitectura, sus espacios y
los objetos con los que la adaptamos a
Por este motivo, podemos decir que el nuestras actividades, como una «forma
hecho de transformar el entorno, conlle- tácita de enseñanza» (según expresión de
va abrir nuevas posibilidades de vivir: la M. Laeng) [7]. Por supuesto, como ya se
arquitectura, y los escenarios para la ac- ha dicho en diversas ocasiones, eso cons-
ción humana que posibilita, es —de ahí tituye una mirada bien distinta, y com-
que utilicemos la palabra artefacto—, ese plementaria, a los planteamientos
«puente» que permite la conjunción en- personalistas que han sido mucho más
tre la materialidad de nuestros cuerpos frecuentes en la historia de la pedagogía.
y el intercambio social [3].
Para reconocer una vez más la poten-
Las potencialidades educativas de los cialidad educativa de este juego a la vez
lugares apenas han sido tratadas en la biológico y cultural que nos proponen los
pedagogía española [4], según señalan lugares en donde habitamos, y avanzar
numerosos autores que lo caracterizan en el conocimiento de varias de las di-
incluso como un tema marginal, aun mensiones que el tema puede tener, se
cuando han ido apareciendo trabajos du- ha organizado el presente monográfico
rante las dos últimas décadas que van
sobre arquitectura y educación. Y antes
ayudando a remediar [5] este olvido del
de presentar específicamente los traba-
hecho arquitectónico y su relevancia edu-
jos, haré algunas consideraciones que in-
cativa.
troducen aspectos en parte complemen-
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tarios a todos ellos. En primer lugar,


A esta línea queremos pues sumarnos
abordaré las perspectivas básicas de es-
con las aportaciones aquí recogidas. Un
tudio de la cuestión, entendiendo que las
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punto de encuentro entre arquitectura y


relaciones entre arquitectura y educación
educación es entonces esta función
son un caso específico de las relaciones
socializadora y humanizadora de la ar-
quitectura. entre el ser humano y su ambiente. En
segundo lugar, apuntaré un par de ele-
Que la arquitectura, en cuanto propo- mentos que desde mi punto de vista son
ne formas de habitar, realiza esta fun- importantes para entender el doble jue-
ción a través de un «lenguaje silencioso» go entre socialización y educación que los
lo vio hace casi medio siglo el antropólogo lugares permiten. En tercer lugar, daré
Edward T. Hall, creador de la «proxé- un breve rodeo para revisitar ese anti-
mica» [6]: un modelo de antropología del guo principio pedagógico que señala la
espacio, que recoge observaciones y pre- utilidad de observar el mundo en torno,
supuestos teóricos acerca del uso con todas sus cosas.

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1. Perspectivas básicas de la Arquitectos, geógrafos, economistas,


relación entre el ser humano ecólogos, psicólogos, psiquiatras, sociólo-
gos, antropólogos, filósofos, pedagogos
y los lugares han escrito —y no de manera homogé-
En 1982 Necdet Teymur, revisando nea— numerosas páginas acerca de las
cerca de 450 obras de disciplinas como la llamadas «relaciones hombre-ambiente».
geografía, la antropología, la ecología, la
arquitectura y el urbanismo, la psicolo- Bajo esta mirada, se nos aparece un
gía y la sociología, encontró que bajo el campo amplísimo, de naturaleza
paraguas genérico de la expresión «rela- caleidoscópica, cuya característica cons-
ción persona-ambiente» podrían incluir- tituyente es un genérico interés por «lo
se más de medio millar de expresiones ambiental», expresado de múltiples y, a
específicas y matices de dicha relación veces, incompatibles maneras. El siguien-
[8]. Toda esta variedad terminológica, y te cuadro recoge algunas de las coorde-
teórica, de entrada puede dar una idea nadas analíticas básicas para describir
aproximada de la cantidad de matices el complejo panorama de los estudios am-
contenidos en una cuestión, la relación bientales:
de las personas con los lugares, que dis-
ta mucho de ser simple.

Aspectos de la relación del ser humano y el ambiente [9]


Relación Ser humano Ambiente
Direccionalidad del proceso Modelos de individuo Modelos de ambiente
* unidireccional * animal territoria * biológico, ecológico,
* bidireccional * receptor pasivo psicológico, social,
* activo cultural, económico

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* estructura del ambiente

Naturaleza causal de la Escala Escala


influencia
* determinista * individuo * micro, meso, macro [10]…
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* probabilística * grupo * estímulo… situación


* posibilista * comunidad

Usos terminológicos Usos terminológicos Usos terminológicos


* facilitación, interacción, * sujeto, conducta, representación * objeto, espacio, medio
inhibición, determinación, diseño, construcción, uso social, contexto, lugar, entorno,
congruencia, adaptación, usuario, paciente, cliente… escenario, nicho,
apropiación, utilización, hábitat, territorio,
consumo… paisaje…

La tensión entre explicaciones lógica esencial en las ciencias humanas.


objetivistas y subjetivistas es una de las
claves fundamentales que opera en di- En el tema que nos ocupa, los térmi-
versas aproximaciones disciplinares. Esto nos «objetivismo» y «subjetivismo» expre-
ha sido señalado en más de una ocasión san diferentes modos de ubicar, dentro o
pues constituye una cuestión epistemo- fuera de los sujetos, la descripción de las

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relaciones Persona-Ambiente, entendidas «… el entorno sólo se convierte en


como una forma particular de las rela- un milieu significativo cuando ofrece
ciones Sujeto-Objeto. El objetivismo ricas posibilidades de identificación,
enfatizaría el papel del ambiente como cuando sus caminos conducen a tra-
objeto configurador o posibilitador del ser vés de «puentes oscuros» ante «luces
humano, el subjetivismo el papel del ser tenues», «torres que se desmoronan en
humano como sujeto cognoscente o sensi- la niebla» y «viejas piedras». La vida
ble, activo o modificador del medio. humana no puede desarrollarse en
cualquier parte; presupone un espa-
En este sentido, podemos encontrar cio que sea en realidad un pequeño
una buena ilustración de estos aspectos cosmos, un sistema de lugares signifi-
en los diferentes enfoques de Alexander cativos» [12].
(1971) y Norberg-Schulz (1969) en rela-
ción a la temática arquitectónica. Ciertamente, ambas opciones, expues-
tas aquí de manera muy resumida,
Para Christopher Alexander, el entor- subyacen a diversos fenómenos humanos
no físico debe diseñarse de manera que cotidianos. La relación con el medio en
su uso funcional no genere conflictos o una u otra cambia completamente su vi-
contradicciones entre diferentes activida- vencia. Esto puede verse en un trabajo
des humanas. Se trata de encontrar las de R. Ledrut todavía hoy muy sugerente,
reglas o «patrones» ambientales adecua- que identificó dos modelos de preferencia
dos a cada grupo humano. Por ejemplo, urbanística de las personas:
el diseño de esquinas redondeadas es lo
correcto para facilitar la visión y la anti- «En el modelo «concreto», las rela-
cipación de posibles choques entre perso- ciones vitales entre el individuo y la
nas en circulación. En resumen, para el ciudad juegan un papel esencial. Pre-
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autor: ferir una ciudad, un tipo de ciudad,


es referirse a una ciudad con la que
«un buen medio ambiente no es se mantienen relaciones afectivas pro-
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tanto uno que satisface necesidades, fundas. Poco importa su forma espa-
sino uno que permite a los hombres cial, su organización. El modelo
satisfacer esas necesidades por su pro- «concreto» es aquel que integra al in-
pia cuenta… El único trabajo del me- dividuo en la ciudad mediante una li-
dio ambiente es asegurar que la gente gazón fundamental y primitiva de
disponga de esta oportunidad» [11]. pertenencia recíproca. El individuo
«echa raíces» en ese medio, un medio
Si Alexander enfatiza lo funcional, y que le pertenece, del que se apropia…
se centra primordialmente en la acomo-
dación del medio ambiente físico a los Por el contrario, el modelo «abs-
usos corporales de las personas, Norberg- tracto» deja al individuo fuera de la
Schulz sitúa el énfasis entre lo subjetivo ciudad, lo convierte en algo exterior a
y simbólico: ella. El individuo, en cierto modo, tam-

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bién «echa raíces», está apegado a P<> - - - <> A y que vienen recogidas en el
algo, pero flota en relación con los lu- cuadro anterior. Así, caben dos grandes
gares… El modelo abstracto es un sis- modos de entender dicha problemática,
tema objetivo en el que dominan el que podemos designar como enfoque
espacio, las formas y las relaciones es- unidireccional y enfoque bidireccional. El
paciales, en el que la exterioridad pre- punto de partida del enfoque unidirec-
valece sobre la interioridad… Nos cional es la consideración de la proble-
remite a un urbanismo considerado mática Persona-Ambiente como una
como simple disposición de relaciones consecuencia de la acción o influencia de
espaciales entre volúmenes y trazos. un factor o término sobre el otro. Es de-
Es el modelo más comprensible para cir, se entiende que sólo, o fundamental-
los «urbanistas» : les habla en su pro- mente, hay un sentido posible de
pio lenguaje» [13]. influencia o dependencia: del ambiente
al ser humano o a la inversa, del ser hu-
Entender bien distinciones como és- mano al ambiente. Sea cual sea la fuerza
tas, es importante desde un punto de vis- de dicha relación, o «naturaleza causal»
ta educativo. El modelo abstracto es, en de la misma, aquí uno de los dos factores
su introducción en el aprendizaje esco- es configurador, el otro producto configu-
lar, como veremos más adelante, un mo- rado. En cambio, el enfoque bidireccional
delo que descontextualiza el aprender de contempla la posibilidad de influencia en
la persona; el riesgo evidente es el desin- ambos sentidos, o incluso la inevitabilidad
terés y la desmotivación por el entorno, de la misma.
que se convierte en una referencia sin
relación a la vida. La primera opción, que nosotros he-
mos denominado objetivista, pues expli-
En cualquier caso, esta descripción en caría a la persona desde factores am-
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términos objetivos o subjetivos no agota bientales independientes y externos al
todavía la problemática de las relaciones mismo, tendría como supuestos filosófi-
H - A. Creemos que son tres las relacio- cos el empiricismo y el realismo de Locke,
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nes categoriales fundamentales en la te- Hume o Berkeley, y también la visión


mática ser humano-ambiente, las cuales mecanicista newtoniana. En las ciencias
se basan a su vez en supuestos filosófi- sociales, el positivismo y neo-positivismo
cos diferentes [14]: constituyen el marco epistemológico y
metodológico básico que ha generado di-
— La persona reducible al ambiente. versas explicaciones «objetivas» de las re-
— El ambiente reducible a la persona. laciones P-A.
— Persona y ambiente interdepen-
dientes en un único sistema. Las posiciones clásicas en Ecología
humana [15], con su énfasis causal en
De hecho estas equivalen respectiva- los factores del hábitat —recordemos el
mente a las relaciones unidirecciona- modelo fundamentalmente adaptativo—
les A - - - <> P, P - - - <> A y bidireccionales entrarían en este apartado. También en

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la Geografía encontramos un enfoque po- Por otro lado, la posición subjetivista


sitivista, cuantificador y nomotético, apa- (el A reducible a la P, según los términos
recido en el último cuarto del siglo XIX empleados por Overton y Reese) se basa-
especialmente en Alemania. Por ejemplo, ría en presupuestos idealistas según los
el geógrafo Friedrich Ratzel, muy fami- cuales «lo real» sería el punto de vista
liarizado con las ideas de Darwin y del sujeto, su representación del entor-
Haeckel, definía en 1901 el concepto de no, mientras que el entorno no vendría
ecumene: dado sino a través de dicha representa-
ción. Aquí la filosofía racionalista e idea-
«cada especie vegetal y animal po- lista de Platón, constituiría su basamento
see su ecumene. Este está formado por filosófico.
el espacio que dicha especie ocupa so-
bre la Tierra y de cuya grandeza y La crítica o alternativa sociocultural
forma depende una parte de su capa- en ecología humana, ciertas posiciones
cidad de vida» [16]. fenomenológicas en psicología ambiental,
la mayor parte de los estudios psicológi-
En psicología, el enfoque objetivo lle- cos sobre representación del ambiente, y
va a considerar el ambiente como un con- otras aportaciones serían ejemplos váli-
junto de estímulos cuantificables y dos. Dentro de este enfoque, lo habitual
medibles en relación con la conducta ob- en psicología ha sido considerar lo subje-
servable, cuantificable y medible de los tivo como una cuestión individual. Pero
sujetos. Se corresponde con lo que algu- también es posible extenderlo hacia una
nos autores denominan el modelo consideración inter-subjetiva, más propia
ambientalista-situacionista, que entien- quizás de un pensamiento sociológico de-
de que el ambiente determina, orienta, terminado, por la cual la representación
induce, posibilita, influye o provoca de- del ambiente sería de naturaleza social,
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terminadas conductas en el sujeto, o bien construida y compartida socialmente.


con el constructo ambiental que afirma También la geografía en sus corrientes
en mayor o menor grado la influencia del historicistas y humanistas, especialmen-
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entorno, concretamente el paradigma E- te la geografía del paisaje y la más re-


R (estímulo-respuesta), que ignora al su- ciente geografía de la percepción, enfatiza
jeto como individuo diferenciado, activo en mayor media el papel del sujeto hu-
y constructor de medio. Las posiciones mano. Así, en 1903, Vidal de la Blache
conductistas y neoconductistas en la psi- se expresaba como sigue:
cología del aprendizaje ejemplifican per-
fectamente el programa objetivista, o «Un individuo geográfico no resul-
positivista: el sujeto como organismo; su ta simplemente de las condiciones
carácter pasivo o reactivo a los estímu- geológicas y climáticas. No es algo li-
los, o situaciones, ambientales; la reduc- brado completamente a las manos de
ción de los datos a los observables; lo la naturaleza. Es el hombre el que re-
social como resultado de la adición de in- vela la individualidad de un territorio
dividuos… moldeándolo para su propio uso. El

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establece una conexión entre caracte- éste individual o grupal) y ambiente (fí-
rísticas no relacionadas, sustituyendo sico, social, o ambos).
la sistemática cooperación de fuerzas
a los efectos aleatorios de las circuns- Encontramos ejemplos del concepto
tancias locales» [17]. interaccionista de las relaciones Hombre-
Ambiente en la etología y más especial-
Pero sobre todo es la geografía huma- mente en la ecología, con la teoría general
nista, también llamada antropocéntrica, de sistemas como metodología más rele-
la que más destaca el lado humano —a vante, las cuales incorporan estos aspec-
través de valores, significados, objetivos tos de interdependencia organismo-medio,
y propósitos— de la relación con el espa- la primera de ellas al estudiar el com-
cio. A los modelos espaciales abstractos y portamiento y el aprendizaje de los orga-
geométricos de la geografía positivista, nismos como un factor evolutivo; la
la geografía humanista propone una vi- segunda con el concepto de ecosistema.
sión concreta y experiencial del espacio, Término acuñado por Tansley en 1936,
un espacio vivido, un lugar. Este punto constituye el concepto fundamental de la
es en mi opinión un aspecto importante ecología. Se describe como un compuesto
desde el punto de vista pedagógico, algo de un determinado medio físico-químico
que también aparece en diversos traba- abiótico y un conjunto biótico particular
jos de este monográfico. de plantas, animales y microorganismos.
Los ecosistemas pueden ser considerados
No obstante todo lo anterior, cabe una entes reales (una laguna, un bosque…)
tercera vía en la consideración de la pro- pero también construcciones conceptua-
blemática Ser humano-Ambiente. Una vía les aplicables al estudio de lo real. Más
que denominábamos antes como importante que los propios componentes
bidireccional, y que podemos también de- del ecosistema es su naturaleza dinámi-
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signar, con mayor propiedad, como ca, resultado del flujo de energía entre
interaccionista. Heredera de la concep- sus partes y componentes.
ción organísmica de Leibniz y el idealis-
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mo crítico kantiano, esta perspectiva se En las ciencias humanas algunos de


ha manifestado de diversas maneras y a los rasgos del enfoque interaccionista son
diferentes niveles en las ciencias natura- la consideración holista (opuesta a
les y sociales. elementarista) de los fenómenos, la vi-
sión estructuralista (la comprensión en
En su significación más general, el términos de estructura-función, no de an-
interaccionismo supone la determinación tecedente-consecuente) y el constructivis-
o influencia mutua entre el ser humano mo (opuesto al realismo ingenuo). En un
y su ambiente, la interdependencia entre terreno más bien filosófico, o metateórico,
ambos conjuntos de variables. La la caracterización que Edgar Morin vie-
funcionalidad de unas y otras no puede ne haciendo de los sistemas vivos como
definirse sino es acudiendo al otro térmi- sistemas abiertos auto y eco generados y
no de la ecuación. Es decir, sujeto (sea organizados expresa la forma más gene-

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ral de interaccionismo [18]. El ser huma- un marco de producción de los sujetos.


no, según esta perspectiva, no puede en- El contextualismo, por su lado, incorpora
tenderse sin sus relaciones con su esta visión dialéctica al considerar el con-
entorno. Se trata de una perspectiva texto como producto y como causa, en per-
ecologizadora y compleja, pues la identi- manente cambio y devenir, en relación a
dad humana es, a la vez, biológica, so- los actos que lo constituyen.
cial, histórica y psicológica. Es, como
indica Morin, única y múltiple, y de ahí Tanto la orientación dialéctica como
la necesidad de diálogo interno —perci- el contextualismo comparten con otras
bir, experimentar, atender a la propia ex- orientaciones de la psicología social
periencia— e interno/externo con el —como la teoría de la acción, la aporta-
entorno, atendiendo a todo aquello que ción etogénica, el interaccionismo simbó-
éste nos permite, induce o provoca. El lico, la etnometodología— la considera-
camino de la autoorganización y la auto- ción del sujeto humano como ser autóno-
nomía, dos valores de tanta importancia mo, dotado de intenciones y propósitos
desde un punto de vista educativo, es un basados en procesos sociales de interpre-
camino que depende íntimamente de la tación y asignación de significado a los
dependencia del entorno, de manera que, diversos entornos y situaciones. Todas
en esta perspectiva, autonomía y depen- ellas constituyen orientaciones de una
dencia no serían dos aspectos opuestos. perspectiva interpretativa más amplia,
Así, como señala Morin, la autoorganiza- con la que desde un punto de vista peda-
ción es realmente eco-autoorganización. gógico no podemos dejar de estar de
De hecho se trata de un proceso aplica- acuerdo.
ble a todos los seres vivos: la dependen-
cia del entorno es necesaria para la vida. En otro terreno el enfoque in-
Más aún, entonces, en el ser humano teraccionista aparece en la teoría ecológi-
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que, como creador de entornos plenos ca del desarrollo propuesta por Urie
de valores culturales como son los lu- Bronfenbrenner, en la cual, a partir de
gares arquitectónicos, recibe, por una consideración sistémica, se definen
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retroacción, efectos configuradores y diversos niveles de estructuración indi-


educativos. viduo-entorno, relevantes para el desa-
rrollo del primero.
La orientación dialéctica y el
contextualismo en psicología social son En estos niveles, la disposición física
también dos enfoques basados fundamen- del entorno como expresión y posibi-
talmente en esta concepción interaccionis- litación de actividades e intercambios so-
ta. La primera de ellas al rechazar las ciales jugaría un importante papel en el
dicotomías sujeto-objeto, mundo subjeti- sistema total de relaciones del niño con
vo-mundo objetivo, o individuo-sociedad. su medio.
Los sujetos se consideran determinantes
y determinados por la sociedad. La socie- Terminaremos este recorrido hacien-
dad es un producto y al mismo tiempo do mención, desde un punto de vista más

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Arquitectura y educación: perspectivas y dimensiones

cultural y lingüístico, del concepto de «yo «como las facetas que se ofrecen a
transaccional» que recoge asimismo la ín- nuestra mirada: algo como para el via-
tima relación que existe entre la consti- jero el perfil de una montaña, el cual
tución del ser humano y su apertura al varía con cada uno de sus pasos. Así,
ambiente. Según palabras de Bruner: aquella cuenta con un número infini-
to de aspectos, aunque en realidad la
«… el yo es un texto acerca de cómo forma sólo sea una. Aun cuando la
estamos situados con respecto a los hendiéramos o perforásemos, no la
demás y hacia el mundo; un texto nor- comprenderíamos en su totalidad»
mativo sobre las facultades, habilida- [20].
des y disposiciones que cambian al
cambiar nuestra situación, de jóvenes Lo que haré en las siguientes líneas
a viejos, de un tipo de ambiente a otro. es recorrer un par de aspectos del tema
La interpretación de este texto in situ con ese espíritu de provisionalidad.
por parte de un individuo es su senti-
do del yo en esa situación» [19]. 2. De lo que la arquitectura permi-
te cuando se hace lugar
Esta tercera vía, nos caracteriza en El medio arquitectónico no sólo indu-
suma como seres «situados», contextuali- ce funciones, facilitando o dificultando
zados física y socioculturalmente. Es por movimientos, promoviendo o entorpecien-
ello que no podemos dejar de estudiar- do la ejecución eficaz de tareas, etc., sino
nos, más aún desde el punto de vista de que transmite valores, promueve identi-
los lugares educativos, en todos aquellos dad personal y colectiva, favorece ciertas
lugares y acciones donde se produce y formas de relación y convivencia. En
renueva tal contextualización. suma, se hace lugar y educa. Muntañola
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[21] caracteriza el «lugar» arquitectónico
Por tanto, si quisiéramos responder a por incluir una noción y una emoción,
la pregunta acerca de la influencia edu- una orientación para la actividad y una
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cativa del entorno físico en las personas forma de modular las relaciones con el
habríamos de responder antes, o al mis- otro. Todo lugar incluye una racionali-
mo tiempo, a la pregunta sobre el senti- dad, pero también afectividad, funciona-
do y los significados biológicos y lidad, socialidad.
socioculturales de las relaciones de las
personas con tal entorno. Ciertamente, la mayor parte de lo que
hemos aprendido en relación a los dife-
Presumo que lo que cabe hacer enton- rentes lugares en que hemos vivido, se
ces, ante la magnitud de esta empresa, ha hecho sin darnos cuenta, por lo que
es seguir haciendo recorridos parciales, apenas le otorgamos importancia. Al mis-
provisionales, sabiendo que, aunque en- mo tiempo, es posible constatar hasta qué
contrásemos leyes particulares, serían, punto podemos coincidir en nuestro com-
como ya vio Henry David Thoreau, portamiento en diferentes entornos

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institucionales: un aula, un auditorio mu- condición fundamental para la


sical, una iglesia, una sala de espera… humanización [24]. En el caso del
todos ellos lugares en los que la gama de medio escolar pueden enumerarse
relaciones está definida socialmente con algunos aspectos como: la claridad
diferentes matices. Esta socialización bá- de su estructura y organización,
sica, mediante la cual se define lo que es sus condiciones físicas (ilumina-
y no es posible, deseable y permitido, es ción, calefacción, etc.), la riqueza y
tan potente que prácticamente en estos variedad estimulativas de la solu-
entornos los individuos somos intercam- ción arquitectónica; desde un pun-
biables: la sinfonía de conductas en estos to de vista más psicosocial, es
entornos prácticamente se repite aun con interesante también en qué medi-
diferentes personas [22]. da se ofrecen espacios públicos y
privados [25], cómo se facilitan re-
Por expresarlo con palabras sencillas, laciones, hasta qué punto se per-
podríamos decir en primer término que mite la personalización y la
un buen medio educativo es aquél que identificación con el lugar [26] por
nos alimenta y configura y mediante el parte de profesores, estudiantes y
cual nos socializamos. Pero si uno de los administrativos.
sentidos de la influencia del medio es
éste, satisfacer necesidades de las perso- — En segundo lugar, el medio es tam-
nas y favorecer la adaptación de las és- bién un campo de aplicación, un
tas al mundo social de su grupo, un lugar para la realización de accio-
segundo sentido es el despliegue de las nes y proyectos propios de las per-
capacidades, el desarrollo de las perso- sonas, sea individualmente o en
nas, incluso frente a los valores domi- grupo. En este sentido son relevan-
nantes. Por lo tanto, al mismo tiempo, tes aspectos como: en qué medida
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un buen medio educativo es lugar para el entorno se «deja leer» [27] y mo-
la proyección personal y colectiva. Pode- dificar a partir de la acción, inte-
mos distinguir entonces dos líneas de in- reses y proyectos de sus usuarios,
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fluencia del medio [23], concretadas en en su diversidad y pluralidad; otro


el medio arquitectónico, que en relación aspecto es la accesibilidad, apro-
dialéctica son importantes desde un pun- piabilidad y reactividad del entor-
to de vista educativo: no, la interactividad que permite.

— En primer lugar, el medio arqui- Ambos aspectos están íntimamente li-


tectónico nos provee de recursos gados entre sí, y nos llevan a concretar
para satisfacer necesidades, sean algo más la doble función de socializa-
físicas, emocionales, sociales o in- ción y desarrollo de la autonomía de las
telectuales. En este sentido, fun- personas que los lugares, que son a la
cionando como un sistema de vez físicos y sociales, permiten.
coordenadas perceptivas, cogniti-
vas, afectivas y relacionales, es una Los lugares se construyen cada vez

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Arquitectura y educación: perspectivas y dimensiones

que se habitan, pues el proyecto arqui- al edificio escolar, junto a todos los obje-
tectónico, y la edificación vacía tan sólo tos en él contenidos, y su propuesta in-
supone una primera enunciación. Son las cluía un papel activo de los alumnos como
personas quienes, dándole un sentido y constructores materiales de diversos
actuando en y con él, lo enuncian por equipamientos de la escuela: colaboran-
segunda vez y con ese diálogo eco-auto- do en talleres de carpintería, costura, sas-
organizativo del que hablábamos, cons- trería, zapatería… La participación de los
truyen un mundo y se construyen a sí alumnos en el diseño, construcción o man-
mismas. El lugar arquitectónico y todos tenimiento de todas las dependencias es-
los objetos y cosas que contiene es siem- colares (pasillos, rincones, comedores,
pre ocasión educativa, sea en un sentido aulas, talleres, laboratorios, almacén, sala
u otro. de máquinas), teniendo que resolver pro-
blemas semejantes a los que pudieran en-
3. De lo que la experiencia del contrarse fuera de la escuela, podía de
este modo asegurar la continuidad entre
mundo en torno posibilita: Las
ésta y la vida cotidiana. Dewey aconseja-
lecciones de (las) cosas ba entonces participar en la construcción
Quizá una de las primeras posibilida- y los usos sociales de las cosas, enten-
des para un uso pedagógico del lugar y el diendo que éstas no eran meramente ob-
conjunto de los objetos que componen el jetos inertes con un único significado
mundo que habitamos, sea sencillamen- funcional, sino también una oportunidad
te fomentar su observación, y muy espe- para fomentar la iniciativa y la autono-
cialmente la observación de las mía de los alumnos, para romper el ais-
sensaciones que nos producen, pues si la lamiento de la escuela respecto a la
arquitectura y los objetos son formas tá- comunidad, y para reforzar la relación y
citas (e incluso pasivas) de enseñanza, es la convivencia y con ello la educación in-
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sobre todo por falta de observación. Ésta, tegral de los niños: «que la educación esté
e incluso la experimentación y modifica- en un medio donde las cosas tengan un
ción de su entorno por parte del niño po- uso social, es tan necesario para el creci-
revista española de pedagogía

drían ser efectivamente para él un campo miento intelectual como para el moral»
de desarrollo y conocimiento a su alcan- [29].
ce desde muy temprano, como vio John
Dewey hace poco más de un siglo. Otra cosa es lo que la escuela tradi-
cionalmente ha fomentado: a menudo un
Con mucha perspicacia, en 1915 [28] conocimiento descontextualizado, por uti-
Dewey señalaba que instruyen el maes- lizar una expresión de J. Bruner [30], un
tro, el libro, las manos, los ojos, los oídos, conocimiento escolar, ya no vital, sino
todo el cuerpo del aprendiz relacionándo- desvitalizador porque tiende a desmotivar
se con su entorno. Avanzando un paso al alumno dada su escasa relación con su
más en la línea de su pedagogía de la experiencia y entorno significativos. La
experiencia, del aprender haciendo, de su separación entre la escuela y la vida, es
pragmatismo en suma, Dewey se refería para Bruner uno de los problemas fun-
209
Teresa ROMAÑÁ BLAY

damentales que la psicología cognitiva no del s. XX aproximadamente— se han uti-


ha considerado y que la pedagogía debe lizado manuales escolares de este tipo con
resolver… el título de Lecciones de cosas [31]. Se
trataba de manuales de lectura ilustra-
La escuela se ha acercado al entorno dos —al principio con dibujos o viñetas y
a través de salidas, llevando a los niños más tarde con fotografías—, acompaña-
a la naturaleza, al barrio. Esa ha sido dos frecuentemente de textos breves en
una solución. Pero la más frecuente ha forma de conversación o preguntas para
sido introducir el entorno y las cosas en facilitar la comprensión de las ilustracio-
la escuela a través del libro. Un ejemplo nes y orientar posteriores actividades en
son los manuales de lecciones de cosas. el aula. Por regla general, lo que se pre-
tendía era facilitar una lectura activa (no
«El niño es todo ojos: lo que ve le im- repetitiva) junto a la adquisición de co-
presiona más que lo que oye». Así intro- nocimientos útiles a través de explicacio-
ducía en 1920 G. Colomb su obra nes concisas con especial énfasis en los
Lecciones de Cosas en 650 grabados, nombres de las cosas. Los temas trata-
caracterizándola como una forma de «en- dos eran variados: piedras, metales, agua
señanza gráfica» más atractiva y eficaz y aire, alimentos, alumbrado y calefac-
para aprender, según el autor, que el uso ción, vestido, industrias, astronomía, vi-
exclusivo de la palabra o un exceso de vienda, animales diversos, tierra, comu-
texto. En las escuelas españolas, duran- nicaciones y telégrafo, higiene, etc.
te más de cien años —hasta mediados
año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220
revista española de pedagogía

G. COLOMB Lecciones de Cosas en 650 grabados, 1920.

Objetivo común de estas obras de lec- cansancio producido por un exceso de ex-
tura para los niños era desarrollar su es- plicación verbal, oral o escrita, por parte
píritu de observación, evitando el natural del maestro. Por lo tanto, con el uso de

210
Arquitectura y educación: perspectivas y dimensiones

estos manuales el maestro, por su parte, innovación fundamental que ha venido


podría enseñar nociones con un menor en llamarse método intuitivo, que más
esfuerzo de sus pupilos. tarde desarrollaría Pestalozzi. Estas son
palabras de Comenio en su Didáctica
Aunque este tipo de manuales ha caí- magna (1632):
do en desuso, el principio en que se basa-
ban sigue siendo vigente desde un punto «Las escuelas enseñan las palabras
de vista pedagógico: la observación y el antes que las cosas, porque entretie-
«aprender a mirar y a explicar claramen- nen el entendimiento durante algunos
te lo que se vea» [32], es decir, un orden años con las artes del lenguaje y des-
que va de la cosa a la palabra y de ésta a pués, no sé cuando, pasan a los estu-
la idea [33]. Contemporáneamente, dios reales, las matemáticas, la física,
Mialaret mantiene la expresión «lección etc., siendo así que las cosas son la
de cosas» pero le da un sentido menos sustancia y las palabras el accidente,
libresco: «expresión utilizada en los pro- las cosas el cuerpo, las palabras el ves-
gramas oficiales de enseñanza elemental tido, las cosas la médula y las pala-
y que corresponden a la enseñanza cien- bras la corteza y la cáscara. Deben
tífica: «observaciones (acompañadas) de presentarse juntamente unas y otras
explicaciones y ejercicios de inteligencia al entendimiento humano; pero en pri-
de objetos, animales, plantas, minerales mer lugar, las cosas, puesto que son el
comunes, las principales materias de uti- objeto, tanto del entendimiento como
lización corriente: metales, piedra, cerá- de la palabra» [35].
mica, tejidos, alimentos»» [34]. Se trata
pues de usar la observación directa del Comenio proponía un orden general
mundo en torno con todas sus cosas como de prioridades en el proceso de la ense-
primer paso para instruir en materias
año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220
ñanza: primero el contacto directo con las
científicas. Este es entonces su sentido
cosas, luego las palabras y la reflexión
reciente de cara a la enseñanza cientí-
sobre ellas; todo ello en una obra cuyo
fica.
revista española de pedagogía

propósito era, según decía en su encabe-


Este proceso que hoy nos parece tan zamiento, que «los que enseñan tengan
elemental había sido introducido como menos que enseñar, y los que aprenden,
una revolución varios siglos atrás. En el más que aprender; {y} las escuelas ten-
siglo XVII, Comenio contribuyó a cues- gan menos ruido, molestias y trabajo en
tionar la lectio medieval —que se basaba vano, y más sosiego, atractivo y sólido
sobre todo en la palabra del maestro, de- provecho…» Unos años después, en 1658,
positario entonces de todo el saber que publica otra obra fundamental: Orbis
los pupilos debieran imitar—, y lo hizo Pictus, el primer libro de imágenes para
criticando el predominio de la palabra y la enseñanza, del que, no cabe duda, de-
proponiendo en su lugar la observación rivarán, dos siglos más tarde, los manua-
directa de la naturaleza y el conocimien- les de cosas y las enciclopedias, junto a
to directo de las cosas. Se trataba de esa los libros escolares ilustrados, desde mi

211
Teresa ROMAÑÁ BLAY

punto de vista una evolución natural de Estas experiencias no pueden ser «ex-
los manuales de cosas. propiadas», ignoradas o deslegitimadas en
la escuela. Como indica Fabricio Caivano,
En fin, si ha habido una aproxima-
ción práctica al tema específico del espa- «El espacio se percibe con los pies
cio, la arquitectura y el entorno artefac- y se elabora conceptualmente con la
tual en la práctica escolar, ha sido, por lo cabeza. Si sólo se sale de la escuela
general, de forma indirecta, como un con- para “ver”, sin percibir el trasfondo
tenido en forma de libro. En el fondo, la de lo inmediato, el sujeto queda limi-
palabra se ha mantenido, salvo excepcio- tado a registrar sin comprender y no
nes [36], como la herramienta fundamen- llega a captar una posible identidad
tal para la enseñanza humanística en la colectiva; y si únicamente se le propo-
escuela, aunque haya sido atemperada ne una reflexión académica sin expe-
por el uso de imágenes o ilustraciones. riencia, como máximo memoriza unos
De este modo, la experiencia directa y conceptos inanimados que después
cotidiana de los entornos habituales será incapaz de aplicar en una situa-
—desde el edificio escolar y todas sus de- ción no escolar…
pendencias hasta la ciudad entera— ape-
nas ha sido considerada como algo digno En este intercambio organizado con
de interés pedagógico. el entorno y sus gentes, el sujeto ini-
cia un interminable diálogo interpsi-
El uso de libros ilustrados —o contem- cológico e intrapsicológico. Sobre esta
poráneamente Internet con su profusión base, la escuela recupera su función
de imágenes— tiene indudables ventajas más decisiva: organizar, vertebrar y
respecto al texto a palo seco; pero sosla- estructurar la experiencia vivida. La
año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220

ya algo esencial: que la arquitectura no escuela es un elemento más en la


es para ver, sino para vivir [37]. Aunque imparable sociedad de la información;
estos recursos habituales son útiles, creo pero su gran particularidad, su insus-
revista española de pedagogía

que es mucho reducir la experiencia el tituible valor cultural, reside en su


considerar sólo la apariencia visual del papel humanizador, en su tozuda exi-
entorno. A menudo los aprendizajes más gencia de adaptación y respeto del in-
importantes en la trayectoria vital de las dividuo que habita en un lugar
personas, aquellos que no son sólo adqui- históricamente determinado. Esta es
sición de datos cognitivos sino incorpora- la premisa para la construcción del
ción de valencias afectivas o valores éticos ciudadano.» [38].
de convivencia se dan justamente en las
experiencias particulares vividas junto a Es así, a través de las formas de rela-
personas concretas y en entornos concre- cionarnos con otros en entornos determi-
tos, reales e incluso imaginados, como se nados, con sus reglas de uso y sus
demuestra en algunos trabajos de este significados sociales, con las oportunida-
monográfico. des que estos entornos ofrecen, y aten-

212
Arquitectura y educación: perspectivas y dimensiones

diendo y trabajando esas experiencias, sentido su propuesta no es tanto enseñar


sus cosas y espacios vienen a «dar leccio- arquitectura a los escolares sino más bien
nes» incluso perdurables. trabajar mediante actividades de relación
entre niños, como pueden ser el teatro,
4. Contenido de este monográfico la música, o proyectos educativos sobre
Algunas de las cuestiones expuestas historia urbana o ecología. Es decir, me-
someramente hasta aquí son tratadas en diante actividades que impliquen inter-
profundidad en los siguientes trabajos cambio social y, en definitiva, el uso del
que componen este monográfico. Dentro diálogo y la imaginación social, los niños
de su variedad de estilo y forma de tra- se hacen más capaces de construir luga-
tar los temas, hemos utilizado un crite- res y formas urbanas más complejos y
rio simple para ordenar su secuencia. En ricos, en definitiva mejores lugares de re-
primer lugar, tres trabajos en los que pre- lación. He aquí como adquieren una cul-
domina la elaboración teórica: los de tura arquitectónica en la escuela. Ello es
Muntañola, García Carrasco y García del así porque «el territorio actúa como un
Dujo/Muñoz Rodríguez. En segundo lu- inmenso calendario socio-físico en el que
gar, otros dos de carácter más específico cada forma, cada accidente geográfico,
en donde se presentan experiencias so- cada pared construida, determina posibi-
bre propuestas arquitectónicas y se re- lidades de uso. Su poder crono-tópico de-
flexiona pedagógicamente sobre las pende de la capacidad cultural de
mismas: los de A. Viñao y J. Trilla imaginar usos y comportamientos.» Esta
capacidad cultural para imaginar y pro-
Josep Muntañola —arquitecto que yectar la ciudad como lugar de conviven-
desde hace muchos años estudia las rela- cia, es lo que Muntañola señala que está
ciones entre arquitectura y educación en manos de las escuelas, y por esta lí-
[39]— encabeza el monográfico con el ar- nea debería ir la enseñanza de la arqui-
año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220
tículo titulado «Arquitectura, educación tectura, no tanto por la vía de la ense-
y dialogía social». El concepto fundamen- ñanza histórico-patrimonial al uso.
tal que nos presenta en esta ocasión como
revista española de pedagogía

punto de partida es el concepto La cuestión básica de las formas de


bakhtiniano de crono-topo; dicho concep- convivencia que está en la raíz de las
to le sirve para entender la articulación propuestas arquitectónicas, aparece en el
de tiempo y espacio que supone todo ob- segundo artículo de este monográfico des-
jeto arquitectónico, y da cuenta de cómo de otro punto de vista y con un trata-
gracias a ésta se crean afinidades entre miento antropológico e histórico-evolutivo
lo biológico y lo social. Para Muntañola, [41]. Se trata del trabajo de Joaquín
que entiende el espacio arquitectónico García Carrasco titulado «La compren-
como un componente fundamental en la sión de la vivienda como un dominio vi-
construcción del sentido social de la vida tal de los seres humanos». El autor se
humana [40], la educación resulta una plantea que la identidad de las especies
vía muy importante para comprender y se juega en la relación entre modos de
construir estas articulaciones. En este vivir (etograma) y modos de habitar

213
Teresa ROMAÑÁ BLAY

(ecograma); en el caso de la especie hu- ción». Los espacios forman parte de las
mana, centra esta cuestión en relación a personas, y deben ser estudiados como
la vivienda, y cómo ésta ha ido evolucio- agentes educativos. Y en consonancia con
nando paralelamente a una historia evo- los dos autores anteriores, no han de ser
lutiva de los modos de convivir. Más aún, considerados en sentido meramente físi-
según el autor, para explicar los proce- co, sino también social: son lugares «don-
sos de humanización, y adentrarse en la de suceden cosas y conviven personas».
historia de los modos de convivencia y Su propuesta de una pedagogía de los
relación que llevaron a inventar la casa, espacios parte de entender la interdepen-
no basta con la «perspectiva del útil» (el dencia inevitable entre las personas y sus
uso de herramientas y artefactos), que es entornos (físicos, sociales, culturales,
la más frecuentemente aducida, sino que como estructuras superpuestas). Los es-
es esencial, incluso prevalente, atender a pacios son relevantes educativamente ha-
la inteligencia práctica social, a las dis- blando porque son espacios de acción,
tintas formas y necesidades de conviven- interacción, convivencia. La territoriali-
cia a lo largo de la historia de la especie, dad, la significatividad, la habitabilidad,
a la perspectiva social en suma. El para- la comunicabilidad de los espacios cons-
lelismo de fondo con el artículo anterior tituirían así un «entramado» en el que
se hace evidente; aún más cuando García las personas se harían y al mismo tiem-
Carrasco introduce el tema de las habili- po un referente primario del quehacer
dades operatorias imaginativas. Si en el educativo. Por lo tanto, según los auto-
artículo de Muntañola el papel de la ima- res la acción educativa se puede hacer
ginación social es esencial para concre- no sólo en lo personal, o sólo mediante el
tar el crono-topo de los lugares, en este uso de la palabra, sino también «re-vol-
artículo se destaca la imaginación estéti- viendo» en el entramado espacial de las
ca y la cultura de la emocionalidad (un personas.
año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220

concepto vigotskiano del arte), asunto que


García Carrasco introduce para pregun- El artículo de Antonio Viñao, titulado
tarse sobre el papel que juega en la con- «Espacios escolares, funciones y tareas:
revista española de pedagogía

figuración del espacio de la vivienda, la ubicación de la dirección escolar en la


como un elemento primario y previo a la escuela graduada», encabeza la segunda
inteligencia técnica para construirla. parte de este monográfico. Se trata de
un estudio que, en continuidad con tra-
En el tercer trabajo de este bajos anteriores del autor [42], no separa
monográfico, titulado «Pedagogía de los la historia de las ideas pedagógicas de la
espacios. Esbozo de un horizonte educa- historia de las instituciones educativas y
tivo para el siglo XXI», Ángel García del las prácticas materiales en dichas insti-
Dujo y José Manuel Muñoz Rodríguez se tuciones. En este caso Viñao se centra en
adentran en una propuesta pedagógica el estudio de la dirección escolar, a tra-
de los espacios, entre otras razones por- vés de la emergencia de esta figura pro-
que en ellos «la vida de un sujeto sigue fesional, su naturaleza y funciones, en
teniendo sentido y encontrando explica- paralelo —y no sin resistencias de los

214
Arquitectura y educación: perspectivas y dimensiones

maestros— a la progresiva instauración poco en la escuela, sino en sus alrededo-


de las escuelas graduadas de enseñanza res. Esos alrededores son un lugar de
primaria en nuestro país, y todo ello en aprendizajes, de autonomía y responsa-
su relación con los distintos modelos de bilidades, pero también de riesgos, de de-
ubicación del despacho de dirección y fun- serciones escolares. Ese lugar se conjuga
ciones en el centro escolar. Viñao ofrece según el autor a través de dos modelos
algunos indicadores para comprender qué de relación entre la escuela y sus alrede-
concepciones pedagógicas subyacen a su dores: el primero de ellos antagónico, el
implantación, como son si el espacio de segundo «simbiótico». El primero resulta
dirección es o no un espacio específico de la vocación de aislamiento de la es-
para la misma; cómo se ubica en relación cuela —un tema ya tratado por Trilla con
a otros espacios de la escuela (la puerta anterioridad [43]— es decir, de la escue-
y el vestíbulo de entrada, la sala de pro- la como un «lugar que le aleja a uno de sí
fesores, la secretaría, la jefatura de estu- mismo, de los demás y de las cosas de
dios, etc.); su accesibilidad, sea directa o verdad»: en los alrededores de esa escue-
mediada con espacios intermedios; su di- la la deserción está entonces servida. El
mensión como índice de importancia; y segundo modelo lleva a una apertura de
la disposición interna de personas y ob- la escuela a la vida, una ruptura de sus
jetos (mobiliario). Desde ahí, establece dos muros, físicos y simbólicos, para que en-
modelos o tipos de dirección escolar: tre lo de fuera pero sobre todo para ir
minimalista y maximalista, este último «en busca de la “vida” y de las cosas “de
con dos subtipos: distante (típico de cole- verdad”». Pero a veces esas cosas de ver-
gios privados y de élite y tradicionales) y dad no son recomendables. La conclusión
cercana (propio de centros públicos y pri- de Trilla parece ir por ese camino medio
vados no tradicionales). Si como dice el por el cual la escuela «tiene el deber de
autor «el espacio se proyecta, se mira o ser, al menos, un poco mejor que sus al-
año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220
se imagina, [pero] el lugar se construye», rededores».
lo que muestra claramente este estudio
es justamente la historia de esa construc- Esperamos que el amable lector de es-
revista española de pedagogía

ción física, social, pedagógica y educati- tos trabajos encuentre material suficien-
va del lugar que hoy ocupa la dirección te para comprender mejor el complejo
escolar en los centros educativos. mundo de las relaciones educativas con
los lugares arquitectónicos.
El siguiente artículo está elaborado
por Jaime Trilla y tiene por título «Los
alrededores de la escuela». Mediante el Dirección de la autora: Teresa Romañá Blay, Departa-
análisis de una obra pictórica del siglo mento de Teoría e Historia de la educación, Universi-
dad de Barcelona, Passeig de la Vall d’Hebron, 171,
XIX y el recorrido por diversas referen- 08023 Barcelona.
cias literarias, Trilla va describiendo ese
«lugar» especial de la vida de los niños
Fecha de recepción de la versión definitiva de este artícu-
cuando no son ni hijos ni escolares, es lo: 20.V.2004.
decir, cuando no están en casa pero tam-

215
Teresa ROMAÑÁ BLAY

Notas sobre las bases sensoriales y fisiológicas, que serían


comunes a todos los seres humanos, la cultura selec-
[1] PURINI, F. (1984 ) La arquitectura didáctica, p. 125
ciona y enfatiza determinadas vías sobre otras. Véase
(Murcia, Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos
HALL, E.T. (1956) The silent language (New York,
Técnicos de Murcia ).
Doubleday &Co); HALL, E.T. (1966) The hidden
[2] La arquitectura popular —nótese que una de sus no- dimension, (New York, Doubleday &Co). En los años
tas definitorias es que es una arquitectura sin arqui- 70, el arquitecto francés G. Mesmin hablaba
tecto—, en cuanto a materiales, diseño básico y específicamente de la arquitectura como una «forma
programa funcional, se pliega mucho más a las condi- silenciosa de enseñanza», y del arquitecto como un
ciones ambientales locales que la arquitectura «de educador: MESMIN, G. (1973) L’enfant, l’architecture
diseño», mucho menos limitada por dichas condicio- et l’espace. (París, Casterman).
nes.
[7] LAENG, M. (2977) Esquemas de pedagogía. Barcelo-
[3] MUNTAÑOLA, J. (1990) La ciudad educadora desde la na, Herder, 1977.
arquitectura, p. 89, en TRILLA, J. (Coord.) La ciudad
educadora (Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona). [8] TEYMUR, N. (1982) Environmental discourse. A critical
analysis of ‘environmentalism’ in architecture, planning,
[4] Una revisión reciente puede encontrarse en el trabajo design, ecology, social sciences and the media
de uno de los autores de este monográfico: MUÑOZ, (London, ¿uestion Press). El autor recoge 369 varian-
J. M. (2003) Pedagogía de los espacios. Bases teóri- tes terminológicas para describir la relación persona-
cas para el análisis y reconstrucción de la educatividad ambiente (por ejemplo: adaptación, apropiación,
de los espacios (Tesis doctoral, Universidad de interdependencia, fusión, diseño, evaluación, consu-
Salamanca). En 1985, J. Sureda y A. J. Colom señala- mo, construcción…), 64 para caracterizar a la perso-
ban que «la pedagogía no ha mostrado especial inte- na (por ejemplo: hombre natural, usuario, organismo,
rés por el estudio de la escuela en tanto espacio habitante, arquitecto, científico, consumidor,
físico», ni tampoco respecto a «una línea de investiga- diseñador…) y 72 términos diferentes para describir
ción que contemple el entorno construido y sus posi- el ambiente (por ejemplo: espacio, entorno, medio,
bles incidencias en el comportamiento, valoración y lugar, ambiente biológico, ambiente diseñado,
formación del hombre», llegando a una situación de ecosistema, ambiente fenoménico, edificio, escena-
«verdadero abandono investigacional»: SUREDA, J. y rio, ambiente urbano, ambiente sociofísico…).
COLOM, A. J. (1985) Pedagogía ambiental, p.185 (Bar-
celona, CEAC). [9] ROMAÑÁ, T. (1994) Entorno físico y educación. Re-
flexiones pedagógicas, op. cit., p. 28.
[5] Referidos a la historia material y social de la escuela,
año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220

son especialmente reseñables: VIÑAO, A. (coord.) [10] En el sentido que U. Bronfenbrenner da a los diversos
(1993-94) El espacio escolar en la historia, Historia entornos relevantes en el desarrollo de las personas:
de la Educación. Revista Interuniversitaria, 12-13, y el microsistema es un «patrón de actividades, roles y
ESTEBAN MATEO, L. (coord.) (1997) Historia de la relaciones interpersonales que la persona en desarro-
revista española de pedagogía

escuela, , Historia de la Educación. Revista llo experimenta en un escenario determinado, con ca-
Interuniversitaria,16. Asimismo las obras de TRILLA, racterísticas físicas y materiales particulares» (pag.
J. (1985) Ensayos sobre la escuela. El espacio social 41 de la edición castellana de 1987). El mesosistema
y material de la escuela (Barcelona, Laertes); COLOM, se refiere a las relaciones que se establecen entre los
A. J. (1990) La pedagogía urbana, marco conceptual diversos microsistemas, en el caso del niño por ejem-
de la ciudad educadora, pp. 115-127, en TRILLA, J. plo, entre la casa y la escuela. El macrosistema es el
(Coord.) La ciudad educadora (Barcelona, Ayuntamien- conjunto de microsistemas congruentes en una cultu-
to de Barcelona); ROMAÑÁ, T. (1994) Entorno físico y ra, y lo que en última instancia da sentido a todos
educación. Reflexiones pedagógicas (Barcelona, Pro- ellos. Vid. BRONFENBRENNER, U. (1987) La ecología
mociones y Publicaciones Universitarias); ROMAÑÁ, T. del desarrollo humano (Barcelona, Paidós Ibérica).
(coord.) (1998) Arquitectura i educació, Temps
d’Educació, 19; ESCOLANO, A. (2000) Tiempos y es- [11] ALEXANDER, C. (1971) La estructura del medio am-
pacios para la escuela. Ensayos históricos (Madrid, biente, p. 81 (Barcelona, Tusquets).
Biblioteca Nueva).
[12] NORBERG-SCHULZ (1972) La significación en arqui-
[6] Aun siendo un modelo cultural, Hall entiende que el tectura, p.20, en SUST, X. La significación del entor-
uso del espacio está condicionado filogenéticamente; no (Barcelona, Colegio Oficial de Arquitectos de

216
Arquitectura y educación: perspectivas y dimensiones

Cataluña y Baleares). Los entrecomillados correspon- blicas, calles; y sobre todo, atender a las propuestas
den a un poema de Kafka escrito en 1903. en la línea de considerar la ciudad como educadora.
En este sentido, son conocidos los trabajos de
[13] LEDRUT, R. (1972) La imagen de la ciudad, pp. 49- Francesco Tonnucci en los que se muestra que la
50, en SUST, X. La significación del entorno, op. cit. intervención de los niños en la ciudad resulta en mejo-
Ledrut identificó estos dos modelos de preferencia res formas de relación y convivencia para todos. Un
urbanística a partir de entrevistas a diversos habitan- ejemplo aplicado al descubrimiento de la ciudad de
tes de las ciudades francesas de Toulouse y Pau. Barcelona es MORALES, M., VENTALLÓ, M. E. y
TONUCCI, F. (1996) Barcelona amb ulls de nen (Bar-
[14] Seguimos aquí el trabajo de OVERTON, W.S. y REESE, celona, Edicions Pau).
H.W. (1977) General Models for Man-Environment
Relations, pp. 11-19, en MC GURK, H. (Ed.) Ecological [23] Las dos ideas siguientes, de medio como «recurso» y
Factors in Human Development (Amsterdam, North como «campo de aplicación» provienen de NADEL, J.
Holland). (1982) Medio y medios, pp. 8-102, en NADEL, J. y
BEST, F. La psicología de Henri Wallon hoy. Para un
[15] Estas posiciones, junto a trabajos posteriores que ma- estudio de las relaciones entre medio y psicogénesis
tizan y amplían la cuestión están recogidas en desde la perspectiva walloniana, véase RIGO, E. (1985)
THEODORSON, G.A. (1961) Studies in Human Ecology Medio y psicogénesis (Un modelo ecológico de pers-
(New York, Harper & Row). pectiva walloniana) (Palma de Mallorca, Prensa Univer-
sitaria).
[16] RATZEL, F. (1901) Anthropogeographie, p. 772. Cita-
do por CAPEL, H. (1981) Filosofía y ciencia en la [24] Es a este sentido más amplio al que se refiere el
Geografía contemporánea, p. 292 (Barcelona, arquitecto finlandés A. Aalto, citado al inicio de estas
Barcanova). páginas, cuando indica la insuficiencia de una consi-
deración exclusivamente técnica y funcional de la ar-
[17] VIDAL DE LA BLACHE (1903) Tableau de la Géographie
quitectura y la necesidad de introducir elementos de
de la France. Citado por CAPEL, H. (1981), o.c., p. bienestar psicológico y físico (cosa que ejemplifica
332. con su proyecto para el Paimio Tuberculosis
[18] Véase por ejemplo MORIN, E. (1984) Ciencia con cons- Sanatorium en Finlandia). AALTO, A. (1978) La
ciencia (Barcelona, Anthropos) y más recientemente, humanización de la arquitectura (Barcelona, Tusquets)
MORIN, E. (2001) L’identité humaine. La méthode 5: (el capítulo con el mismo título, había sido publicado
originalmente en The Technology Review, noviembre
L’humanité de l’humanité (Paris, Seuil).
de 1940, pp. 14-15).
[19] BRUNER, J. (1988) Realidad mental y mundos posi-

año LXII, n.º 228, mayo-agosto 2004, 199-220


[25] Bernstein distingue entre prácticas pedagógicas visi-
bles, p. 134, (Barcelona, Gedisa).
bles e invisibles, y, en lo referido a los aspectos espa-
[20] THOREAU, H.D. (1854) Walden: or Life in the Woods ciales, podemos señalar que una pedagogía visible se
(Stanford, Stanford University Press). La cita es de la ejemplifica en el aula tradicional: sus objetos están
revista española de pedagogía

edición castellana de 1989: Walden (Barcelona, Parsifal fuertemente «clasificados» (cada cosa en su sitio y un
Ediciones). sitio para cada cosa; el espacio y mobiliario son fijos,
no varían); las reglas de utilización son claras, explíci-
[21] MUNTAÑOLA, J. (1984) La arquitectura como lugar. tas y específicas, fáciles de entender por el alumno;
Aspectos preliminares de una epistemología de la ar- la normatividad espacial, el control y la vigilancia son
quitectura (Barcelona, Gustavo Gili). evidentes, estando en manos de la institución y su
representante el profesor. En esta pedagogía, el alum-
[22] La psicología ecológica, iniciada por Roger Barker a no que quiere preservar su intimidad, aunque no dis-
finales de los años 40 en el medio oeste americano, pone de espacios para ello, simplemente «no llama la
ha estudiado con un enfoque sistémico los escenarios atención». Por otro lado, en las pedagogías invisibles
de conducta: totalidades organizadas desde elemen- (por ejemplo las escuelas de plan abierto: open space
tos de conducta y elementos ambientales o schools) los objetos y el espacio están «débilmente
sociofísicos. Vid. BARKER, R. (1968) Ecological clasificados». Ello conlleva mayor opcionalidad, mayor
psychology. Concepts and methods for studying the movilidad de las personas y más cambios en el uso
environment of human behavior (Stanford, Stanford de los objetos. También necesita de más recursos y
University Press). Falta aún mucha investigación sobre espacio. El papel del profesor es aquí indirecto, a
entornos más complejos y abiertos como plazas pú- través de decisiones menos explícitas sobre los re-

217
Teresa ROMAÑÁ BLAY

cursos, su disposición espacial y su variabilidad, por ECO, U. (1978) Semiótica arquitectónica, pp. 321-
lo tanto el alumno posee mayor autonomía de movi- 394, en La estructura ausente. Introducción a la se-
miento y decisión. El control del profesor, al ser implí- miótica (Barcelona, Lumen).
cito, lleva a que la adquisición de las reglas sea menos
fácil para el alumno. Consecuentemente, el control de [28] DEWEY, J. (1969) Schools of Tomorrow, en Jo Ann
la intimidad también le resulta menos sencillo. BOYDSTON (ed.) The Middle Works 1899-1924,
BERNSTEIN, B. (1977) Class and Pedagogies: Visible (Carbondale, Illinois, Southern Illinois University Press).
and Invisibles, en Class, Codes and Control. Vol. 3 El original es de 1915: traducción castellana: DEWEY,
(Londres, Routledge & Kegan Paul); y BERNSTEIN, B. J. (1918) Las escuelas del mañana. (Madrid, Librería
(1990) Modalidades pedagógicas visibles e invisibles, de los sucesores de Hernando).
pp. 67-100, en Poder, educación y conciencia. Socio-
logía de la transmisión cultural (Barcelona, El Roure). [29] La cita es de p. 69. de la traducción castellana, op.cit.

[26] La mayor parte de estos conceptos, expuestos tan [30] J. Bruner distinguía en 1971 entre el modo de trans-
someramente, han sido trabajados por la psicología misión educativa de las sociedades desarrolladas, con
ambiental. Cf. nuestra revisión ROMAÑÁ, 1994 (op.cit.). sus escuelas, y el de las sociedades «más naturales»
En esta línea, nos parece especialmente relevante el en las que la transmisión se realiza en el propio con-
trabajo de PROHANSKY, H.M., FABIAN, A.K. y texto de la acción. El primer modo es inevitablemente
KAMINOFF, R. (1983) Place Identity: Physical world más simbólico, abstracto y verbal y lleva a separar el
socialization of the self, pp. 57-83, Journal of conocimiento, descontextualizado, de la acción del
Environmental Psychology, 3. Estos autores presen- niño, mientras que el segundo mantiene en cambio su
tan el concepto de «identidad de lugar», para desta- interés y motivación por aprender. Ver BRUNER, J.
car que junto a la identidad personal, un concepto (1987) La importancia de la educación (Barcelona,
más clásico en psicología social, hace falta introducir Paidós Ibérica).
aquellos aspectos físicos del entorno con los que nos
[31] Según referencian GÓMEZ, F., SOMOZA, M. Y
identificamos. Viene a recoger este concepto la ex-
BADANELLI, A. M. Los manuales de «Lecciones de
tendida experiencia de que la identidad de uno tiene
mucho que ver con haber desarrollado profundas raí- cosas», UNED. En http:/www.uned.es/manesvirtual/
ces en los lugares vividos. En este sentido, Paulo ExpoTema/LeccCosasHTML/LeccCosas01.html se en-
Freire, refiriéndose a su casa de la infancia, incluyen- cuentran diversos ejemplos de estos manuales entre
do su jardín trasero y su árbol, habla de esta cuestión 1830 y 1963. Como señalan los autores, los libros
denominándola su «primer no-yo geográfico»; insiste de Lecciones de cosas del primer tercio del siglo XX:
entonces en la concreción de esta identidad básica
— Usan profusamente ilustraciones y siempre se con-
ligada a los lugares vividos cuando expresa que «mi
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sideran un sucedáneo de los objetos mismos.


tierra no es finalmente una abstracción». Vid. FREIRE,
— Guían la observación mediante textos breves.
P. (1997), Mi primer mundo, pp. 30-31, en A la som-
— Contrastan las observaciones mediante cuestiona-
bra de este árbol (Barcelona, El Roure).
rios.
revista española de pedagogía

[27] Acerca de la legibilidad del objeto arquitectónico, con- — Añaden ejercicios de inventiva y otras actividades.
siderado como un signo comunicativo, Umberto Eco
[32] COLOMB, G. Lecciones de Cosas en 650 grabados,
ha estudiado los códigos arquitectónicos. Distingue
p. 2 (Barcelona, Gustavo Gili).
entre la denotación arquitectónica, referida a la forma
que sigue a una función, y connotación arquitectóni- [33] «Transformemos nuestras sensaciones en ideas, pero
ca, refiriéndose a la función simbólica de la arquitec- no saltemos de golpe de los objetos sensibles a los
tura. Ambos son códigos semánticos, como también objetos intelectuales. Mediante los primeros debemos
lo son las tipologías. Es interesante la distinción que llegar a los otros», señaló Rousseau en 1762. La cita
hace entre tipologías sociales (hospital, escuela, igle- es de la edición castellana ROUSSEAU, J. J. (1977)
sia…) y tipologías espaciales (templo de planta circu- Emilio, o de la educación, p. 178 (Edaf, Madrid).
lar, cruz griega…). Por último señala algunas
características de la arquitectura como mecanismo [34] MIALARET, G. (1984) Diccionario de Ciencias de la
de persuasión: toda arquitectura connota una ideolo- Educación, p. 289 (Barcelona, Oikos-Tau).
gía del vivir y por lo tanto a la vez que persuade,
permite una lectura interpretativa capaz de ofrecer un [35] COMENIO, J. A. (1971) Didáctica Magna, pp. 125-
acrecentamiento de la información. Justamente en este 126, (Madrid, Instituto Editorial Reus, S. A.). Las cursi-
juego creemos que se da la oportunidad educativa. vas son de la traducción utilizada.

218
Arquitectura y educación: perspectivas y dimensiones

[36] Por ejemplo, el Ayuntamiento de Barcelona, en su ta: la que se da entre su necesidad de expresión
Instituto Municipal de Educación, lleva desde 1989 un personal y su responsabilidad social pues el proyecto
Programa de Conocimiento de la Ciudad y Educación enuncia una forma de vida colectiva. Franco Purini
Ambiental, Mediante la publicación, renovada periódi- (1984) La arquitectura didáctica, op.cit., p. 42, expre-
camente de la obra en dos volúmenes titulada Barce- sa esta cuestión al señalar que «cada edificio refle-
lona a l’escola. Programa interdisciplinar de ja… la tensión entre la construcción colectiva de la
coneixement de la ciutat / Guia de visites escolars a arquitectura y la subjetividad de cada arquitecto».
entitats i institucions per al coneixement de la ciutat
(Ayuntamiento de Barcelona, Regiduría de Ediciones y [41] Tratamiento que el autor, junto con Ángel García del
Publicaciones). Dujo, ha aplicado a diversas cuestiones teórico-educa-
tivas: GARCÍA CARRASCO, J. y GARCÍA DEL DUJO, A.
[37] Este es también, en las ciencias sociales, uno de los (1996) Teoría de la Educación. I. Educación y acción
retos de la enseñanza de la arquitectura como patri- pedagógica (Salamanca, Ediciones de la Universidad
monio histórico. Con Montserrat Morales, nos pregun- de Salamanca). GARCÍA CARRASCO, J. y GARCÍA DEL
tamos: ¿No será que ya no confiamos en lo que de DUJO, A. (2001) Teoría de la Educación II. Procesos
verdad sabe el niño, en lo que es capaz de percibir e primarios de formación del pensamiento y la acción
interpretar por sí mismo con el fin de ir construyendo (Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca).
su propio aprendizaje, y le vamos llenando el tiempo y
los espacios de consignas estereotipadas, normas, [42] VIÑAO FRAGO, A. (1993-94) Del espacio escolar y la
actividades miméticas…? MORALES, M. (1998) Espai escuela como lugar: propuestas y cuestiones, pp. 17-
arquitectònic i educació, p. 43, Temps d’Educació, 74, Historia de la Educación, 12-13. Entre otros te-
19. mas, aborda el análisis del emplazamiento de la
escuela, su relación con el exterior, su distribución
[38] CAIVANO, F. Barcelona és l’escola, p.17, en AYUNTA- interna de espacios, el análisis de los espacios aula y
MIENTO DE BARCELONA (1989) Barcelona a l’escola. esboza también la creación de la figura del director y
Guia de visites escolars a entitats i institucions per al su ubicación espacial en el centro escolar. Para Viñao,
coneixement de la ciutat, op. cit. la «toma de posesión del espacio vivido es un elemen-
to determinante en la conformación de la personali-
[39] Son destacables en este sentido las siguientes publi- dad y mentalidad de los individuos y los grupos» (p.
caciones específicas del autor en donde el interés 19), y si Mesmin indica que todo arquitecto es un
educativo es central: (1980) Didáctica medioambiental. educador, Viñao añadirá que «todo educador, si quie-
Fundamentos y posibilidades (Barcelona, Oikos-Tau); re serlo, ha de ser arquitecto» (p. 25).
(1984) El niño y la arquitectura: Manual introductorio
sobre la enseñanza de la arquitectura y del urbanismo [43] TRILLA, J. (1985) Negación de la escuela como lugar,

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en las escuelas (Barcelona, Oikos-Tau); (1984) El niño pp. 35-52, en Ensayos sobre la escuela. El espacio
y el medio ambiente: Orientaciones para los niños de social y material de la escuela (Barcelona, Laertes).
7 a 10 años de edad (Barcelona, Oikos-Tau); (1984)
Adolescencia y arquitectura: Actividades didácticas so-
revista española de pedagogía

bre el medio ambiente para los 12-17 años de edad


(Barcelona, Oikos-Tau); (1987) Barcelona mostrada a Resumen:
los niños (Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona); y
MUNTAÑOLA, J. y DOMINGUEZ, M. (1992) Descobrir
Arquitectura y educación:
el medi urbà. Barcelona: L’arquitectura d’una ciutat i perspectivas y dimensiones
l’opinió dels infants (Barcelona, Ayuntamiento de Bar- El artículo enmarca el contenido del
celona).
monográfico. Para ello, aborda en primer
[40] MUNTAÑOLA, J. Arquitectura i educació: espai, societat lugar las perspectivas generales de estu-
i cultura, pp. 13-22, Temps d’Educació, 19. En este
sentido, la comprensión de la arquitectura requiere,
dio del tema; en segundo lugar describe
siguiendo la estela de Aristóteles, de una inteligencia los elementos que intervienen en el jue-
a la vez científica, artística y ética, pues todo ello es go entre socialización y educación que los
lo necesario en un proyecto arquitectónico y, al mis- lugares arquitectónicos permiten. En ter-
mo tiempo, la base de cualquier proyecto de vida en
común. Existe por otro lado una tensión básica a la cer lugar, se defiende la utilidad educati-
que todo arquitecto debe enfrentarse como proyectis- va de observar el mundo en torno, con

219
Teresa ROMAÑÁ BLAY

todas sus cosas. Por último, se presenta


el resto de trabajos de este monográfico.

Descriptores: Arquitectura, relación


hombre-medioambiente, educación, socia-
lización.

Summary:
Architecture and education:
perspectives and dimensions
The article introduces the content of
this monographic. First, it analizes the
main perspectives to study the topic of
human being-environment relations;
secondly, it describes the elements of
architectonic objects and their rela-
tionship with socialization and education.
Third, it proposes the educational utility
of observing the whole environment with
all their objects. And lastly, it presents
the rest of articles included in the
monographic.

Key Words: architecture, human being-


environment relations, education, socia-
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lization.
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