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Pienso que si se tiene en cuenta lo que se sabe sobre la creación de la vida , el hombre y la

mujer fueron creados por Dios con la finalidad de tenerse un cuidado mutuo ,dándoles la

confianza de todo lo creado a sus cuidados logrando así aplicar su inteligencia , pero es

entonces donde me despierta la inquietud la pregunta del ¿porque la maldad en los

corazones de las personas ? y es cuando logro pensar deducir que la maldad suele llegar al

ser en las personas la actitud desobediente que permite al hombre cometer fallas en su

actuar. El temor que podemos sentir ante las cosas malas es sabiendo que la maldad hace

parte de nuestro diario vivir o sea nuestra cotidianidad ya que la maldad puede ser una parte

oscura en las personas despierta nuestros pensamientos negativos generando una actitud

mala en nuestro actuar con los demás.

Por eso en este escrito se habla de “LA MALDAD EN EL HOMBRE” y es entonces donde

comprendo el efecto Lucifer describe tres verdades como el mundo está lleno de bondades

también de maldad desde un principio , la barrera que hay entre el bien y el mal lo nebulosa

que quiere decir que no hay claridad no está definida y donde los ángeles se pueden

convertir en demonios y los demonios en ángeles .Desde mi perspectiva es muy

considerable que este tema muestra claridad en donde el hombre es un ser con dimensiones

donde hacemos comparaciones de hablar del mal imposible no hablar del bien ya que estos

son como dependientes uno del otro permitiendo realizar cuestionamientos de manera ética

y moral
Es sin duda que se trata de ser subjetivo en la diversidad de fenómenos personales, sociales

e históricos que suelen aparecer los asesinatos las violaciones de todo tipo además los actos

que se consideran que ponen en riesgo la perversidad propia del ser humano, son

considerados como una cuestión del mal donde trata de fundamentar una fuerza como

diabólica algo sobrenatural.

Sin embargo lo del mal y el bien todavía siguen teniendo repercusión de manera teológica

que se asocia digamos con la fuerza del mal y a su vez con Dios, es por esto que considero

pertinente tener la posibilidad propia de mantener una condición como ser humano que

debe dar cuenta de una subjetividad en el trato de la relación con otro en el interior de una

costumbre o quizás de una cultura.

La ideología del Demonio desde el cristianismo genera una explicación sistemática donde

la maldad y el sufrimiento humano generan una representación de los dioses tanto buenos

como malos sustituidos por una fe de creyente donde podemos encontrarnos con el bien,

tiene la necesidad ética de hacernos o considerarnos como responsables de las

consecuencias de nuestros actos. Logrando enfrentarnos aquellas ideologías sociales se

sostiene con la maldad y el odio hacia el otro.

Para finalizar considero que el mal implica pensar la forma como una característica

ontológica del ser humano trae a consecuencia es resignarnos a tener que convivir con él

teniendo claro si no logramos negar nuestra condición humana de generar el mal entonces

debemos de tener claro que queremos el bien ya que nuestros deseos son los que están en

medio de esto y es muy importante tener una tranquilidad mental y manejar el control de

nuestras emociones ya que son generadoras de una respuesta ante un ambiente social de

cualquier persona .
En conclusión, las relaciones interpersonales suelen ser los resultados de nuestro valor a la

responsabilidad social y mental, la cual nos ayuda a entender las diferencias que presentan

las personas considerando el valor de la tolerancia y la ética individual.

.
ZIMBARDO, PH. (2008): El efecto Lucifer.

El porqué de la maldad. Barcelona, Paidós.

Gedisa, 676 pp.

Philip Zimbardo es profesor de Psicología

Social. En el 2002 fue Presidente de la Asociación Norteamericana de Psicología. Se

hizo mundialmente famoso por el “Experimento de la Prisión de Stanford”, cuya descripción y


comentarios constituye el contenido de este libro. La descripción del experimento y una serie de
fotografías sobre el

mismo se pueden encontrar en

http://www.zimbardo.com/. El seguimiento

de comentarios acerca de la tesis fundamental del libro: las buenas personas (“Good

People”) pueden volverse malvadas (“Turn

Evil”) puede llevarse a cabo en

http://www.lucifereffect.com/.

El tema ya había aparecido antes. En 1961, Hannah Arendt asistió en Jerusalem al juicio

de Adolf Eichman. Pudo comprobar que seis psiquíatras lo evaluaron como hombre

normal; completó su apreciación indicando que hubo muchos hombres como él, ni pervertidos ni
sádicos que, sin embargo, cometieron sus delitos en circunstancias que tornaron en banales los
hechos propios de un “hostis humani generis” (enemigo del género

humano). En 1963 publicó un ensayo sobre “la banalidad del mal” 26. Chrstopher Browning
también se refirió a las matanzas de judíos en Polonia indicando que fueron ejecutadas por
hombres corrientes27

. En esta misma línea de pensamiento se habían situado

Ervin Staub28 y Zygmunt Bauman29

.
26 ARENDT, H. (1999): Eichman en Jerusalem. Un estudio sobre la banalidad del mal. Barcelona,

Lúmen.

27 BROWNING, CH. (2002 v.o. 1992 ): Aquellos hombres grises. Batallón 101 y la Solución final en

Polonia. Madrid, Edhasa

28 SATAUB, E. (1989): The Roots of Evil. The origins of Genocide and Other Group Violence. Nueva

York, Cambridge Univ. P.

29 BAUMAN, Z. (2006): Modernidad y Holocausto. Buenos Aires, Ediciones Sequitur.

P. Zimbardo parte de una definición de maldad: “consiste en obrar deliberadamente de

una forma que dañe, maltrate, humille, deshumanice o destruya a personas inocentes, o

en hacer uso de la propia autoridad y del poder sistémico para alentar o permitir que

otros obren así en nuestro nombre” (p.26). Un principio general: “podemos aprender a

ser buenos o malos con independencia de nuestra herencia genética, nuestra personalidad o
nuestro legado familiar” (p.28); este principio difiere de la perspectiva más habitual que estima
que la ejecución del mal depende de un carácter disposicional. P. Zimbardo resalta, por el
contrario, que existen fuerzas sistémicas capaces de fomentar y

alimentar la maldad, procedimientos eficaces para inducir la “imaginación hostil” o,

incluso para que personas normales lleguen a justificar el genocidio; cualquier ser

humano puede llegar a renunciar a su humanidad, movido por una ideología asumida

irreflexivamente, o de cumplir órdenes atroces de autoridades que etiquetan a otros seres


humanos como enemigos; porque la moralidad y los sentimientos humanitarios pueden
desconectarse. Recorriendo la infinidad de episodios donde la maldad de unos seres

humanos se ensañó con otros inocentes, P. Zimbardo trató de entender cómo es posible

que en un corto período de tiempo puedan las personas transformarse hasta el punto de
cometer actos inconcebibles; la banalidad del mal de H. Arendt, que Zimbardo extiende,

igualmente, a la banalidad del heroísmo.

Para ello diseñó, con todas las precauciones científicas aconsejables, el que desde entonces se
conoce como el “Experimento de la cárcel de la Universidad de Stanford”.

Todo empezó el 14-8-1971. Un grupo de estudiantes aceptó participar en él. Fueron

evaluados previamente desde el punto de vista psicológico; los test mostraban normalidad. Los
cinco días que duró el experimento. El experimento dio a entender a su promotor que parte de la
maldad del mundo es obra de gente normal y corriente que actúa en

circunstancias que activan el lado oscuro de su naturaleza (p.318). Le argumentó acerca

de que nuestros atributos especiales contienen la posibilidad de su opuesto.

Este es un libro sorprendente y teóricamente inquietante acerca de cómo una persona

puede terminar en héroe o, quizá, en malvado. Encubre una teoría general sobre la educación
humana y la vulnerabilidad de su condición.

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