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Gramsci PDF
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2.– Antonio Gramsci, Il materialismo storico e la filosofía di 4.– Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre política
Benedetto Croce, Turín, Einaudi, 1955, pp. 76-79. [ed. cast., y sobre el estado moderno, Buenos Aires, Lautaro, 1962, pp.
El materialismo histórico y la filosofía de Beneditto Croce, 57-59.
Buenos Aires, Nueva Visión, 1971]. 5.– A. Gramsci, Il materialismo storico, p. 39.
3.– Por otro lado esta actitud representa una continuación 6.– Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de
de lo que había sostenido ya respecto al economicismo de la economía política. (Borrador), 1857-1858, 3 vols., Madrid,
la II Internacional. Siglos XXI, 2009. [N. del T.]
se plantea más que aquellas tareas para cuya por una cantidad interminable de libros, de
resolución existen ya, o están apareciendo, folletines, de artículos de revista y de diario,
las condiciones materiales necesarias; 2) de conversaciones y de debates orales que se
una formación social no muere hasta que no repiten infinidad de veces y que en su enor-
haya desarrollado las fuerzas productivas en me conjunto representan este lento trabajo
la medida que este desarrollo es posible den- del cual nace una voluntad colectiva con un
tro de su marco, y hasta que no hayan toma- cierto grado de homogeneidad, con el grado
do su lugar nuevas y más elevadas relaciones necesario y suficiente para determinar una
de producción. «Solamente en este terreno acción coordinada y simultánea en el tiempo
puede ser eliminado todo mecanicismo y y en el espacio geográfico donde se verifica
todo rastro de milagro supersticioso, puede el hecho histórico» [8].
plantearse el problema de la formación de Como puede verse, estamos bien lejos de
los grupos políticos activos y, en última ins- los planteamientos lineales que se limitan
tancia, incluso el problema de la función de a un análisis esquemático de unos hechos
las grandes personalidades en la historia» [7]. globales, y que hablan de las clases sociales
Este planteamiento es reemprendido y como de conjuntos que se suponen homogé-
profundizado en otra ocasión. «Analizar la neos por definición y a los cuales se atribu-
proposición ‘la sociedad no se plantea pro- yen unas ideologías coherentes, adquiridas
blemas para cuya solución no existen ya las no se sabe de qué misteriosa y mágica ma-
premisas materiales’. De ella depende, en nera. Gramsci es perfectamente consciente
forma inmediata, el problema de la forma- (casi diríamos, angustiosamente conscien-
ción de una voluntad colectiva. Analizar de te) de los matices. Sabe que la evolución de
forma crítica el significado de esta proposi- una sociedad no es global ni simultánea. «La
ción; es necesario precisamente investigar vida no se desarrolla homogéneamente; se
cómo se forman las voluntades colectivas desarrolla por avances parciales, de pun-
permanentes, y cómo estas voluntades se ta; se desarrolla, por decirlo así, en forma
proponen fines concretos inmediatos y me- piramidal» [9]. Si el conjunto de las relaciones
diados, es decir, una línea de acción colec- sociales es contradictorio, lo será también la
tiva […]. Se podría estudiar en concreto la conciencia de los hombres, y esta contradic-
formación de un movimiento histórico co- ción «se manifiesta en la totalidad del cuerpo
lectivo, analizarlo en todas sus fases mole- social, con la existencia de conciencias his-
culares, cosa que no se hace habitualmente, tóricas de grupo (con la existencia de estrati-
porque eso haría muy pesado el análisis. Se ficaciones correspondientes a diversas fases
toman, en cambio, las corrientes de opinión del desarrollo histórico de la civilización y
ya constituidos en torno a un grupo o una con antítesis entre los grupos que correspon-
personalidad dominante. Es el problema que den a un mismo nivel histórico), y se mani-
modernamente se expresa en términos de fiesta en los individuos aislados como reflejo
partidos o de coaliciones de partidos afines: de esta disgregación vertical y horizontal» [10].
cómo se inicia la constitución de un partido, De aquí, por ejemplo, que se plantee el pro-
cómo se desarrolla su fuerza organizada y su blema de la formación de una conciencia en
influencia social, etc. Se trata de un proceso
8.– A. Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, p. 111.
molecular, minucioso, de análisis extremo,
9.– Antonio Gramsci, Passato e presente, Turín, Einaudi,
capilar, cuya documentación es constituida 1954, p. 175. [ed. cast., Pasado y presente, Madrid, Gedisa,
1977].
7.– A. Gramsci, Il materialismo storico, pp. 129-130. 10.– Ibíd., p. 201.
las clases subalternas o la peculiaridad de los modélico hecho por Labrousse respeto al
intelectuales, cuyas relaciones con el mundo siglo XVIII francés) [13]. Gramsci no se ocupa
de la producción «no son inmediatas, como apenas de estas fases de investigación, sino
ocurre para los grupos sociales fundamenta- que parte de la suposición de que ya nos son
les, sino mediadas, en diverso grado, a través conocidas, para examinar con profundidad
de todo el tejido social, del complejo de las una tercera etapa: la que nos muestra cómo
superestructuras» [11]. unas relaciones de producción ya analizadas
El sentido del matiz y del detalle, la vo- llevan a la configuración de unas ideologías
luntad de investigar, cómo se van producien- y de unos programas políticos.
do molecularmente unas transformaciones Gramsci empieza por examinar los me-
que, si tratábamos de explicarlas cuando canismos por los cuales una clase ejerce
afloran a la superficie (cuando «estallan» en un dominio sobre el conjunto del Estado y
acontecimientos de amplio alcance) resul- de la sociedad y se asegura el consensus de
tarían difícilmente inteligibles, son llevados las otras. Un consensus que no es explicable
por Gramsci al extremo. El investigador es por el mero hecho de disponer de las fuerzas
advertido de la necesidad de buscar la com- de coerción, sino que se basa en gran me-
prensión de la realidad precisamente en el dida en haber conseguido convertir lo que
matiz y no en la esquematización de unas es una ideología de grupo (articulada sobre
líneas generales. «La realidad es rica en las las propias necesidades de crecimiento) en
combinaciones más extrañas, y es el teórico un conjunto de verdades supuestas natura-
quien debe reencontrar la prueba decisiva les y universalmente válidas; y esto no por
de su teoría en esta misma extrañeza, tra- un engaño, sino por el hecho que, al menos
ducir en lenguaje teórico los elementos de inicialmente, corresponde a las necesidades
la vida histórica, y no, viceversa, la realidad objetivas de desarrollo de la economía y de
la que ha de presentarse según el esquema la sociedad en que son formuladas. Pero, así
abstracto» [12]. que el paso del tiempo y el progreso de las
Pero al examinar las aportaciones que fuerzas productivas van dejando retrasados
Gramsci hace en la profundización de la teo- los principios en que se basa esta sociedad
ría marxista de la historia, conviene no caer (y las relaciones de producción vigentes en
en el error de considerarlas como un sistema ella), la hegemonía se agrieta, las clases has-
completo y estructurado. En un estudio glo- ta entonces subalternas toman conciencia de
bal sería necesario comenzar por el examen sus intereses particulares y de las contradic-
de las transformaciones de la estructura, que ciones que los enfrentan a los grupos sociales
constituye el terreno de trabajo de la histo- que dominan los resortes del estado; se dan
ria económica. Deberíamos pasar luego al cuenta que los principios y las relaciones que
examen de la forma en que estos cambios en hasta ahora han pasado por universalmente
la estructura de la producción (y, en segun- válidos comienzan a dejar de parecerlos, y
do lugar, las incidencias coyunturales) afec- formulan gradualmente unos nuevos princi-
tan a las diversas clases que componen una pios que han de permitir avanzar hacia una
sociedad determinada (estudio que ha sido nueva etapa de crecimiento, con una nueva
situación de hegemonía y unas nuevas rela-
11.– Antonio Gramsci, Gli intellettuali e l’organizzazione
ciones de producción.
della cultura, Turín, Einaudi, 1955, p. 9. [ed. cast., Los
intelectuales y la organización de la cultura, Buenos Aires,
Nueva Visión, 2012]. 13.– Se refiere al libro de Ernest Labrousse, Fluctuaciones
12.– Antonio Grmasci, Passado e presente, p. 59. económicas e historia social, Madrid, Tecnos, 1962. [N. del T.]