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Gramsci y la ciencia histórica*

Josep Fontana i Lázaro


(1931-2018)

La preocupación de Gramsci por los pro-


blemas de teoría de la historia es un hecho
bastante conocido, que puede advertirse con
sólo una ojeada superficial a sus Quaderni del
carcere, donde ocupan una extensión consi-
derable. Incluso encontramos este interés en
la última carta escrita a su hijo Delio: «Me
parece que la historia te gusta, como me gus-
taba a mí cuando tenía tu edad, porque con-
cierne a los hombres vivos, y todo lo que se
refiere a los hombres, a cuantos más hombres
sea posible, a todos los hombres del mundo
en cuanto se unen entre sí en sociedad y tra-
bajan y luchan y se mejoran a sí mismos, no
puede dejar de gustarte por encima de cual-
quier otra cosa» [1].
Pero el estudio sistemático de las aporta-
ciones de Gramsci al desarrollo de la teoría
marxista de la historia no ha sido aún hecha,
y no será una tarea ligera. El mismo Gramsci
nos ha dejado un programa de trabajo para
esta investigación, al indicarnos las caute-
las con las que convendría emprender un
estudio del pensamiento de Marx, es decir,
de un pensamiento que no ha sido expuesto
sistemáticamente por su autor, y «cuya co- en el desarrollo global de un trabajo intelec-
herencia ha de centrarse, no en los escritos tual diverso, en el que los elementos de su
individuales o en una serie de escritos, sino concepción del mundo son implícitos». Para
realizar este estudio será necesario recons-
* Publicado originariamente como «Gramsci i la ciencia truir la biografía intelectual del autor, «para
histórica», Nous Horitzons, n. 12, 1967, pp. 39-44. Traducido
identificar los elementos que devienen esta-
del catalán por Cristian Ferrer González.
bles y ‘permanentes’, es decir, que han sido
1.– Antonio Gramsci, Lettere del carcere, Roma, Riuntini, s.a.,
p. 159. [ed. cast., Cartas desde la cárcel, Buenos Aires, Nueva asumidos como pensamiento propio, distin-
Visión, 2010].

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to y superior al ‘material’ precedentemente yunturales), que no modifican la estructura


estudiado y que ha servido de estímulo; sólo en forma decisiva y no afectan más que a los
estos elementos son momentos esenciales intereses de un pequeño grupo humano. El
del proceso de desarrollo». Será menester, determinismo postulado por el materialismo
pues, satisfacer «el leit-motiv, el ritmo del histórico es el que hace referencia a las va-
pensamiento en desarrollo», por encima de riaciones «orgánicas» que afectan profunda-
«las simples afirmaciones casuales y los afo- mente la estructura y tienen consecuencias
rismos aislados»; y, sobre todo, deberemos importantes para la lucha de clases, y no el
proceder con sumo cuidado respeto a las de las razones económicas inmediatas y co-
obras no publicadas en vida del propio autor, yunturales de la lucha de grupos, que caen
ya que debemos considerarlas como material dentro del terreno de la historia política tra-
aún en elaboración, aún provisional, parte dicional [4]. Solamente para las primeras pue-
del cual podría haber sido refutado en últi- de tener sentido la afirmación de Marx según
ma instancia [2]. la cual los hombres toman consciencia en el
El punto de partido de las reflexiones de terreno de las ideologías de los conflictos que
Gramsci sobre la teoría marxista de la histo- se manifiestan en la estructura económica.
ria es la lucha contra la esquematización del Pero la mera negación de un determi-
materialismo histórico iniciada por Plejánov nismo económico a corto plazo no pasaría
y completada por Bujarin [3], y contra la ten- de ser una fórmula más, de contenido dis-
dencia de convertir los principios metodo- tinto a aquellas que se va a combatir, si no
lógicos expuestos por Marx y por Engels en se tradujera en un intento de estudiar efec-
meras fórmulas verbales, casi litúrgicas, que tivamente los nexos que unen estructura y
no se utilizan como instrumental analítico superestructura, su funcionamiento y su
para llegar a una explicación, sino que son articulación. Para Gramsci la estructura no
simplemente enunciadas, como si fueran es un mero concepto especulativo, sino una
una explicación. Pocas cuestiones habrán entidad concreta y real que puede ser anali-
motivado más líneas en los Quaderni que zada con los métodos de las ciencias natura-
el rechazo del economicismo histórico, del les; pero su estudio no puede hacerse sepa-
mecanicismo vulgar que busca una explica- radamente del de las superestructuras, sino
ción inmediata de todos los hechos políticos conjuntamente: «La estructura y las super-
e ideológicos en unas causas económicas. estructuras forman un bloque histórico, esto
Gramsci señala la necesidad de distinguir en- es: el conjunto complejo, contradictorio y
tre aquellas modificaciones económicas que discordante de las superestructuras es el re-
atañen profundamente a la propia estructu- flejo del conjunto de las relaciones sociales
ra, que son «relativamente permanentes» (es de producción» [5]. El análisis de esta relación
decir, que operan a largo plazo) y afectan a debe hacerse teniendo en cuenta las dos afir-
los intereses de clases sociales enteras, de lo maciones de Marx en el prefacio de la Crítica
que son simples variaciones ocasionales (co- de la economía política [6]: 1) la humanidad no

2.– Antonio Gramsci, Il materialismo storico e la filosofía di 4.– Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre política
Benedetto Croce, Turín, Einaudi, 1955, pp. 76-79. [ed. cast., y sobre el estado moderno, Buenos Aires, Lautaro, 1962, pp.
El materialismo histórico y la filosofía de Beneditto Croce, 57-59.
Buenos Aires, Nueva Visión, 1971]. 5.– A. Gramsci, Il materialismo storico, p. 39.
3.– Por otro lado esta actitud representa una continuación 6.– Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de
de lo que había sostenido ya respecto al economicismo de la economía política. (Borrador), 1857-1858, 3 vols., Madrid,
la II Internacional. Siglos XXI, 2009. [N. del T.]

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se plantea más que aquellas tareas para cuya por una cantidad interminable de libros, de
resolución existen ya, o están apareciendo, folletines, de artículos de revista y de diario,
las condiciones materiales necesarias; 2) de conversaciones y de debates orales que se
una formación social no muere hasta que no repiten infinidad de veces y que en su enor-
haya desarrollado las fuerzas productivas en me conjunto representan este lento trabajo
la medida que este desarrollo es posible den- del cual nace una voluntad colectiva con un
tro de su marco, y hasta que no hayan toma- cierto grado de homogeneidad, con el grado
do su lugar nuevas y más elevadas relaciones necesario y suficiente para determinar una
de producción. «Solamente en este terreno acción coordinada y simultánea en el tiempo
puede ser eliminado todo mecanicismo y y en el espacio geográfico donde se verifica
todo rastro de milagro supersticioso, puede el hecho histórico» [8].
plantearse el problema de la formación de Como puede verse, estamos bien lejos de
los grupos políticos activos y, en última ins- los planteamientos lineales que se limitan
tancia, incluso el problema de la función de a un análisis esquemático de unos hechos
las grandes personalidades en la historia» [7]. globales, y que hablan de las clases sociales
Este planteamiento es reemprendido y como de conjuntos que se suponen homogé-
profundizado en otra ocasión. «Analizar la neos por definición y a los cuales se atribu-
proposición ‘la sociedad no se plantea pro- yen unas ideologías coherentes, adquiridas
blemas para cuya solución no existen ya las no se sabe de qué misteriosa y mágica ma-
premisas materiales’. De ella depende, en nera. Gramsci es perfectamente consciente
forma inmediata, el problema de la forma- (casi diríamos, angustiosamente conscien-
ción de una voluntad colectiva. Analizar de te) de los matices. Sabe que la evolución de
forma crítica el significado de esta proposi- una sociedad no es global ni simultánea. «La
ción; es necesario precisamente investigar vida no se desarrolla homogéneamente; se
cómo se forman las voluntades colectivas desarrolla por avances parciales, de pun-
permanentes, y cómo estas voluntades se ta; se desarrolla, por decirlo así, en forma
proponen fines concretos inmediatos y me- piramidal» [9]. Si el conjunto de las relaciones
diados, es decir, una línea de acción colec- sociales es contradictorio, lo será también la
tiva […]. Se podría estudiar en concreto la conciencia de los hombres, y esta contradic-
formación de un movimiento histórico co- ción «se manifiesta en la totalidad del cuerpo
lectivo, analizarlo en todas sus fases mole- social, con la existencia de conciencias his-
culares, cosa que no se hace habitualmente, tóricas de grupo (con la existencia de estrati-
porque eso haría muy pesado el análisis. Se ficaciones correspondientes a diversas fases
toman, en cambio, las corrientes de opinión del desarrollo histórico de la civilización y
ya constituidos en torno a un grupo o una con antítesis entre los grupos que correspon-
personalidad dominante. Es el problema que den a un mismo nivel histórico), y se mani-
modernamente se expresa en términos de fiesta en los individuos aislados como reflejo
partidos o de coaliciones de partidos afines: de esta disgregación vertical y horizontal» [10].
cómo se inicia la constitución de un partido, De aquí, por ejemplo, que se plantee el pro-
cómo se desarrolla su fuerza organizada y su blema de la formación de una conciencia en
influencia social, etc. Se trata de un proceso
8.– A. Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, p. 111.
molecular, minucioso, de análisis extremo,
9.– Antonio Gramsci, Passato e presente, Turín, Einaudi,
capilar, cuya documentación es constituida 1954, p. 175. [ed. cast., Pasado y presente, Madrid, Gedisa,
1977].
7.– A. Gramsci, Il materialismo storico, pp. 129-130. 10.– Ibíd., p. 201.

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las clases subalternas o la peculiaridad de los modélico hecho por Labrousse respeto al
intelectuales, cuyas relaciones con el mundo siglo XVIII francés) [13]. Gramsci no se ocupa
de la producción «no son inmediatas, como apenas de estas fases de investigación, sino
ocurre para los grupos sociales fundamenta- que parte de la suposición de que ya nos son
les, sino mediadas, en diverso grado, a través conocidas, para examinar con profundidad
de todo el tejido social, del complejo de las una tercera etapa: la que nos muestra cómo
superestructuras» [11]. unas relaciones de producción ya analizadas
El sentido del matiz y del detalle, la vo- llevan a la configuración de unas ideologías
luntad de investigar, cómo se van producien- y de unos programas políticos.
do molecularmente unas transformaciones Gramsci empieza por examinar los me-
que, si tratábamos de explicarlas cuando canismos por los cuales una clase ejerce
afloran a la superficie (cuando «estallan» en un dominio sobre el conjunto del Estado y
acontecimientos de amplio alcance) resul- de la sociedad y se asegura el consensus de
tarían difícilmente inteligibles, son llevados las otras. Un consensus que no es explicable
por Gramsci al extremo. El investigador es por el mero hecho de disponer de las fuerzas
advertido de la necesidad de buscar la com- de coerción, sino que se basa en gran me-
prensión de la realidad precisamente en el dida en haber conseguido convertir lo que
matiz y no en la esquematización de unas es una ideología de grupo (articulada sobre
líneas generales. «La realidad es rica en las las propias necesidades de crecimiento) en
combinaciones más extrañas, y es el teórico un conjunto de verdades supuestas natura-
quien debe reencontrar la prueba decisiva les y universalmente válidas; y esto no por
de su teoría en esta misma extrañeza, tra- un engaño, sino por el hecho que, al menos
ducir en lenguaje teórico los elementos de inicialmente, corresponde a las necesidades
la vida histórica, y no, viceversa, la realidad objetivas de desarrollo de la economía y de
la que ha de presentarse según el esquema la sociedad en que son formuladas. Pero, así
abstracto» [12]. que el paso del tiempo y el progreso de las
Pero al examinar las aportaciones que fuerzas productivas van dejando retrasados
Gramsci hace en la profundización de la teo- los principios en que se basa esta sociedad
ría marxista de la historia, conviene no caer (y las relaciones de producción vigentes en
en el error de considerarlas como un sistema ella), la hegemonía se agrieta, las clases has-
completo y estructurado. En un estudio glo- ta entonces subalternas toman conciencia de
bal sería necesario comenzar por el examen sus intereses particulares y de las contradic-
de las transformaciones de la estructura, que ciones que los enfrentan a los grupos sociales
constituye el terreno de trabajo de la histo- que dominan los resortes del estado; se dan
ria económica. Deberíamos pasar luego al cuenta que los principios y las relaciones que
examen de la forma en que estos cambios en hasta ahora han pasado por universalmente
la estructura de la producción (y, en segun- válidos comienzan a dejar de parecerlos, y
do lugar, las incidencias coyunturales) afec- formulan gradualmente unos nuevos princi-
tan a las diversas clases que componen una pios que han de permitir avanzar hacia una
sociedad determinada (estudio que ha sido nueva etapa de crecimiento, con una nueva
situación de hegemonía y unas nuevas rela-
11.– Antonio Gramsci, Gli intellettuali e l’organizzazione
ciones de producción.
della cultura, Turín, Einaudi, 1955, p. 9. [ed. cast., Los
intelectuales y la organización de la cultura, Buenos Aires,
Nueva Visión, 2012]. 13.– Se refiere al libro de Ernest Labrousse, Fluctuaciones
12.– Antonio Grmasci, Passado e presente, p. 59. económicas e historia social, Madrid, Tecnos, 1962. [N. del T.]

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Gramsci ha hecho en diversas ocasiones partido, se conforman y entran en lucha has-


la exposición de este proceso. Una de las más ta que una sola de ellas, o al menos una sola
interesantes la constituyen sus «Apuntes so- combinación de ellas, tiende a imponerse y
bre la historia de las clases subalternas»; [14] a difundirse por toda el área social, deter-
otra formulación, más amplia y precisa, se minando, además de la unidad de los fines
encuentra en el curso de la explicación de las económicos y políticos, la unidad intelectual
distintas fases de una «relación de fuerzas», y moral, planteando todas las cuestiones en-
en hablarnos de los «momentos» de la for- torno de las cuales la lucha es candente, no
mación de una conciencia política colectica: solamente en un plano corporativo, sino en
un plano universal, y creando así la hegemo-
«Lo primero y más elemental es lo econó- nía de un grupo social fundamental sobre
mico-corporativo: un comerciante siente una serie de grupos subordinados. El Estado
que debe ser solidario con otro comerciante, es entendido como un organismo propio de
un fabricante con otro fabricante, etc., pero un grupo destinado a crear las condiciones
el comerciante no se considera todavía so- favorables para la máxima expansión del
lidario con el fabricante; es decir, se siente mismo grupo; pero este desarrollo y esta ex-
la unidad hegemónica del grupo profesional pansión son concebidos y presentados como
y el deber de organizarla, pero no se siente la fuerza motriz de una expansión universal,
todavía la unidad con el grupo social más de un desarrollo de todas las energías nacio-
amplio. Un segundo momento es aquel en nales. El grupo dominante está coordinado
que se consigue la conciencia de la solida- concretamente con los intereses generales
ridad de intereses entre todos los miembros de los grupos subordinados y la vida estatal
del grupo social, pero todavía dentro del es entendida como una formación y una su-
campo meramente económico. Ya en este peración continua de equilibrios inestables
momento se plantea la cuestión del Estado, (dentro del ámbito de la ley) entre los inte-
pero sólo en el terreno de ganar una igualdad reses de los grupos fundamentales y el de los
político-jurídica con los grupos dominantes, grupos subordinados, equilibrios donde los
reivindicando el derecho a participar en la intereses del grupo dominante se imponen
legislación y en la administración, e incluso hasta un cierto punto, es decir, hasta el pun-
a modificarla y reformarla, pero dentro de los to en que chocan con el mezquino interés
cuadros fundamentales existentes. Un tercer económico-corporativo».
momento es aquel en que se consigue la con- «En la historia real estos momentos se in-
ciencia que los propios intereses corporati- fluyen recíprocamente, en forma horizon-
vos, en su desarrollo actual y futuro, superan tal y vertical, es decir: según las actividades
los límites de la corporación, de un grupo económicas sociales (horizontales) y según
puramente económico, y pueden y deben los territorios (verticales), combinándose
convertirse en los intereses de otros grupos y escindiéndose de diversas maneras; cada
subordinados. Esta es la fase más estricta- una de estas combinaciones puede ser repre-
mente política, la que señala nítidamente el sentada por la propia expresión organizada,
paso de la estructura a la esfera de las super- económica y política. Sin embargo, es nece-
estructuras complejas; es la fase en que las sario tener en cuenta que estas relaciones
ideologías ya existentes se transforman en internas de un estado-nación se conforman
con las relaciones internacionales, la cual
14.– Antonio Gramsci, Il Risorgimento, Turín, Einaudi, 1955,
pp. 191-193. [ed. cast., El Risorgimento, Buenos Aires, crea nuevas combinaciones originales e his-
Granica, 1974]. tóricamente concretas. Una ideología nacida

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en un país muy desarrollado se difunde en Para Gramsci, el hecho de que consideremos


países menos desarrollados, incidiendo en el la historia como una ciencia no implica que
juego local de las combinaciones» [15]. sea necesario admitir la posibilidad de una
previsión exacta del futuro. «Se puede pre-
El alcance y extensión de un artículo venir científicamente la lucha, pero no sus
como este no permite proseguir esta pro- momentos concretos, que sólo pueden ser
fundización del estudio de los nexos que li- el resultado de fuerzas contrarias, en mo-
gan la estructura y las superestructuras (en vimiento continuo, que son irreducibles a
sus dos planos que corresponden al Estado cantidades fijas, porque en ellas la cantidad
y la sociedad civil), la economía y la forma- se convierte continuamente en cualidad.
ción de las ideologías (es decir, el terreno en Realmente se ‘prevé’ en la medida que se ac-
el que se formula la lucha de clases). Pero re- túa, que se aplica un esfuerzo voluntario y
sulta evidente que los historiadores pueden se contribuye concretamente, por eso mis-
sacar lecciones metodológicas muy útiles, y mo, a crear el resultado ‘previsto’. La previ-
estímulos para ulteriores enriquecimientos sión se manifiesta, por lo tanto, no como un
del método, en un estudio en profundidad acto científico de conocimiento, sino como
del pensamiento de Gramsci en torno a la la expresión abstracta del esfuerzo que se
teoría de la historia. Con todo, este estudio hace, la manera práctica de crear una vo-
no puede de ninguna manera reducirse a luntad colectiva [17]. Si la previsión exacta, y
una mera antología de textos, sino que ha el determinismo a corto o medio plazo, son
de explicarse coherentemente el nacimien- injustificados, lo será también el fatalismo
to y el desarrollo de unas formas de pen- que lleva a inhibirse de la lucha, con el pre-
sar, relacionándolas con las influencias que texto que su resultado final es inmutable y
han estimulado su formación (Croce, Sorel, seguro. Doble lección, pues, en el terreno de
etc.) y verificándolas constantemente sobre la política y en el de la ciencia histórica, en
los análisis concretos de situaciones reales el de la teoría y en el de la práctica. «Sólo la
efectuadas por Gramsci [16]. La tarea pue- identificación de historia y política trae a la
de que no sea sencilla, pero valdrá la pena historia este carácter [meramente erudito y
hacerla, pues resultará de una extraordina- libresco]. Si el político es un historiador (no
ria utilidad para arrinconar definitivamente solamente en el sentido de que hace historia,
unas formulaciones primarias y litúrgicas sino en el sentido de que actuando en el pre-
del materialismo histórico, que invocan a sente interpreta el pasado), el historiador es
Marx pero no se sirven adecuadamente de él. un político, y en este sentido […] la historia
No quisiéramos acabar estos líneas sin es siempre historia contemporánea, es decir,
al menos mencionar de pasada un aspecto política» [18].
concreto de las consecuencias que compor-
ta este rechazo del mecanicismo económico.

15.– Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, pp. 71-72, y


en general todo el análisis de las pp. 67-75.
16.– Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en el
análisis que Gramsci hace del origen de las ideas que el
proletariado industrial del norte de Italia tienen respeto a
los campesinos del sur, en La questione meridionale, Roma,
Editori riuniti, 1966, pp. 135-136. [ed. cast., La cuestión 17.– A. Gramsci, Il materialismo storico, p. 135.
meridional, Madrid, Dédalo, 1978]. 18.– Ibíd., pp. 217-218.

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