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Gobierno del

Constitución SUCESOS HISTÓRICOS Fujimorismo,


Política de la Alan García,
Rep. Peruana Alejandro
(1823) 2do Toledo,
2do Gobierno de Gobierno de Constitución Ollanta
Inicio del Gobierno de Nicolás Augusto B. Constitución Gobierno de Política de Humala.
Constitución
Estado Constitución Ramón Fernández Leguía. de 1920. Juan Velasco Perú (1979).
Política del
peruano Vitalicia. Castilla. de Piérola. Alvarado Creación de
Perú.
Constitución Gobierno de Gobierno de la
Proclamación Simón Constitución Constitución para la Rep. Luis Sánchez Constitución Fernando Constitución
Gobierno de
de la Bolivar en el Política del política del del Perú Cerro Política del Belaúnde Política de
Andrés de
Independenci gobierno. Perú. Perú (1867). (1920). (dictadura) Perú (1933). Terry. Perú 1993.
Santa Cruz.
a

1821 1826 1839 1860 1895 1919 1930 1968 1980 1990 2018

El estado Aparece la El estado Tipo de Se consolida la Tipo de Estado Se


Tipo de El estado se
peruano Soberanía Peruano se Estado: administración Estado: Des- Peruano implementa
Estado: ve afectado
proclama su Popular. constituye por Liberal. estatal. centralizado. democrático un modelo
Liberal. por una
soberanía y 3 sectores y neoliberal al
dictadura
carácter “Soberanía Desarrollo del Termino de representati Estado
(NorPeruano, Inicio de la militar.
republicano. Popular”. capitalismo. la República vo. Peruano.
SudPeruano y República
Aristocrática. Tendencia
Bolivia. Aristocrática
Es un estado
Nacionalista.
Unitario que Tipo de Creación del
distingue 3 Estado: Primer Constitución vigente 1993. El Perú es
poderes. Confederado. Ministerio un estado unitario y constitucional.
de Funciones Una república de corte
Influencia del CARACTERÍSTICAS DEL ESTADO
administrats. presidencialista, democrática, social,
liberalismo.
independiente y soberana que se
organiza por la separación de
ESTADO COLONIAL DE CONNOTACIONES OLIGÁRQUICAS Y FALTA DE POLÍTICA poderes.
TAREA N°01

MEDIOS DE INFORMACIÓN UTILIZADOS:

 Hernández, P. (10 de Septiembre de 2013). Prezi. Recuperado el 20 de Septiembre de 2018, de Prezi: https://prezi.com/ebwx4wgveftk/origen-del-
estado-peruano/

 Palomino, J. R. (Noviembre de 2015). Academia. edu. Recuperado el 20 de Septiembre de 2018, de Academia. edu:
https://www.academia.edu/36917117/Estado_peruano_Historia_del_Per%C3%BA_Pol
%C3%ADtica_peruana_Memoria_Colectiva_Sociedad_peruana.docx

 Quiroz, A. W. (2013). Historia de la Corrupción en el Perú. Lima: IEP Instituto de Estudios Peruanos.
Internos
Externos
OPORTUNIDADES FORTALEZAS
 Realizar las gestiones necesarias para  Buen campus universitario.
obtener el grado de licenciamiento.  Contamos con un centro pre universitario. DEBILIDADES
 Al obtener el grado de licenciamiento la  La minoría del personal docente cumpla con  Falta de implementación tecnológica.
Universidad lograría obtener prestigio las condiciones básicas de calidad.  Deficientes bibliotecas y laboratorios.
nacional e internacional.  Cumplimos con las condiciones de sanidad en  Falta de la promoción de la investigación.
 Se generaría mayor estabilidad en el el comedor y condiciones de seguridad y  Falta de servicios para cubrir necesidades
empleo de los egresados. protección de Defensa Civil. básicas de los estudiantes.
 El título otorgado a los estudiantes  Abundantes áreas verdes.  Deficiente especialización de los docentes.
tendría valor y relevancia a nivel
internacional.
 La incorporación de nuevas
especialidades, carreras profesionales y
facultades.

AMENAZAS
 El desprestigio de los egresados de la
UNJFSC.
 La no obtención del licenciamiento y
posterior cierre de la universidad.
 El traslado de los estudiantes a otras
universidades afectando su educación.
 Sin el licenciamiento, la ciudad de
Huacho perdería el 40% de ingresos
económicos.
 La malversación de fondos públicos
destinados a la universidad.
TAREA N° 02

INTEGRANTES:

Recalde Ramos, Jimena

Rodríguez Cajan, Paolo

Rodríguez Romero, Romario

Quiche Carrillo, Adrialuisa

Vásquez Pérez, Sebastián

Miranda Bruno, Rafael


“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

UNIVERSIDAD NACIONAL JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

UNIDAD IV: LA HUELGA


“La huelga y los servicios públicos”

ALUMNOS:

Laurente Rodríguez, Carmen

Quiche Carrillo, Adrialuisa

Recalde Ramos, Jimena

CICLO Y SECCIÓN:

VI Ciclo “B”

DOCENTE:

Dr. Hernán Eloy Juan de Dios León

HUACHO-DICIEMBRE 2018
Antecedentes

Cuando los trabajadores de una empresa se encuentren en medio de una


incertidumbre al ver sus intereses y determinados derechos vulnerados por parte de
su empleador iniciará un plan de conversación entre ambas partes para solicitar la
atención a dicho pedidos. Ante la negativa recibida por parte de los empleadores al
ignorar los pedidos requeridos y necesarios para un correcto desarrollo de trabajo
en su centro de labores, los trabajadores se ven obligados a acudir a la negociación
directa o colectiva como un medio para establecer un conversatorio con su
empleador donde expondrán los beneficios y solicitudes que necesitan en mérito a
mejoras de sus intereses y medios para desarrollar correctamente su trabajo; pese a
existir dicho medio, los empresarios o empleadores rechazan todo medio de
comunicación directa a fin de llegar un acuerdo por lo que, los trabajadores de una
empresa pueden solicitar la presencia de una persona ajena y tercera a esta
negociación donde surgirá la figura de la mediación.

La mediación es la intervención de una persona en medio de un visible


enfrentamiento entre trabajador y empleador, quien atenderá el conflicto generado
en el centro de labores a fin de buscar una solución a tal problema y lograr un
acuerdo entre ambas partes. En ese sentido, se podría entender que la mediación
puede ser escogida como un tipo de solución por parte de los trabajadores a efectos
que se atiendan sus pedidos y respeten sus intereses; sin embargo, muchas veces
no ocurre esto y los trabajadores se ven obligados a tomar medidas más severas,
dejando a salvo la utilización de la vía jurisdiccional correspondiente (arbitraje
laboral); es por ello que, al no emplear dicha opción se dará inicio a la huelga.

La Huelga

La huelga es la suspensión colectiva del trabajo acordada mayoritariamente y


realizada en forma voluntaria y pacífica por los trabajadores, con abandono del
centro de trabajo. Debe tener por objeto la defensa de los derechos e intereses
socioeconómicos o profesionales de los trabajadores en ellos comprendidos.

El artículo 28° de la constitución política del Perú señala que el Estado reconoce los
derechos de sindicación, negociación colectiva y huelga. Cautela su ejercicio
democrático: garantiza la libertad sindical, fomenta la negociación colectiva y
promueve formas de solución pacífica de los conflictos laborales. La convención
colectiva tiene fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado y regula el derecho
de huelga para que se ejerza en armonía con el interés social. Señala sus
excepciones y limitaciones.

De acuerdo a la Sentencia Nro. 0008-2005-AL, 12/08/2005, P, F.J., 40, emitida por


el Tribunal Constitucional señala que el derecho de huelga consiste en la
suspensión colectiva de la actividad laboral, la que debe ser previamente acordada
por la mayoría de los trabajadores. Por huelga debe entenderse al abandono
temporal con suspensión colectiva de las actividades laborales, la cual, dentro de
determinadas condiciones, se encuentra amparada por la Ley. La huelga es una
manifestación de fuerza, respaldada por el derecho, tendente a defender los
legítimos intereses de los trabajadores.

El derecho de huelga es como todos un “derecho de carácter limitado” y no ilimitado


e irrestricto como a veces se pretende entender por los trabajadores, que admite y
precisa de una regulación legal debidamente adecuada y empleada por los
trabajadores que se encuentran en una situación de conflicto. El ejercicio de la
huelga en una actividad productiva susceptible de ser considerada como “un
servicio esencial” plantea para el seno de la sociedad un conflicto entre dos
intereses concurrentes. En primer lugar el interés de los trabajadores que deciden,
recurrir a hacer uso, empleo y pleno ejercicio de un derecho constitucional de
carácter fundamental que les asiste, recurriendo a la huelga como última medida de
presión ante una situación conflictiva singular, aspirando en consecuencia con su
acción extraer los resultados más efectivos para los trabajadores como una de las
partes intervinientes en un evento de conflicto con la parte patronal.

En segundo lugar en contraposición, se encuentra el interés de los usuarios de los


servicios esenciales afectados por la realización de una huelga, amparado por
distintos derechos constitucionales que pretenden alcanzar un funcionamiento pleno
de aquellas actividades, y evitar con ello el uso abusivo de su empleo que lo único
que hace es causar distorsión en el normal desarrollo de las relaciones laborales de
una determinada actividad económica. Toda vez que, la huelga es y se constituye
en el derecho que tienen los trabajadores para suspender sus labores como forma
de presión para obtener la restitución de un derecho conculcado, recortado o la
mejora o la creación de un derecho.

Por otro lado, en cuanto al tratamiento jurídico del derecho a la huelga, de acuerdo a
Javier Neves doctrinariamente se recogen dos modelos: uno estático o laboral y otro
dinámico o polivalente. Respecto al primero, se entiende que la huelga sería solo
aquella que implica la cesación continua y total de labores, con abandono del centro
de trabajo, decidida colectivamente en procura de objetivos profesionales, es decir
el caso actual de la legislación peruana.

Mientras en el segundo caso, la huelga sería toda alteración en la forma habitual de


prestar el trabajo, acordada colectivamente, que busca satisfacer cualquier interés
relevante de los trabajadores. Esta última estaría más acorde con la definición
planteada por Ojeda, y con la que también coincidimos.

Por último no debemos olvidar que el derecho a la huelga implica el mecanismo de


auto tutela, es decir que genera las garantías de efectividad necesarias para el
funcionamiento integral e interdependiente de la autonomía colectiva.

Los servicios públicos

La huelga no es un derecho absoluto. Ningún derecho lo es. Su ejercicio, para ser


socialmente legítimo, debe respetar y garantizar ciertos derechos fundamentales: la
vida, la salud, la seguridad, la tranquilidad ciudadanas. La acción directa debe
desenvolverse dentro de un curso que no invada esos derechos, vale decir, que
garantice que los servicios que la ciudadanía recibe no se interrumpan del todo a
pesar de la paralización que pudiera parcialmente afectarlos. El artículo 1º de
nuestra Constitución señala que la defensa de la persona humana y el respeto de su
dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado, lo cual se logra, en parte,
mediante una adecuada creación y prestación ininterrumpida de los servicios
públicos. A partir de allí, se desprende que los servicios públicos son las actividades
asumidas por órganos o entidades públicas o privadas, creados por la Constitución
o las leyes, para dar satisfacción en forma regular y continua a cierta categoría de
necesidades que son de interés general, bien sea en forma directa, mediante
concesionario, o a través de cualquier otro medio lega, con sujeción a un régimen
de derecho público o privado, según corresponda.
Cuando dice que “son actividades, entidades u órganos públicos o privados” se
refiere a esta expresión a los servicios públicos, en sentido material; vale decir, toda
tarea asumida por una entidad pública, bien se trate del Estado en sí, de los
gobiernos regionales, los gobiernos locales o prestados a través de entes
descentralizados funcionalmente: institutos autónomos, empresas del Estado,
fundaciones, asociaciones y sociedades civiles del Estado. No obstante, cabe decir
que el servicio público también puede ser prestado por particulares conforme al
orden jurídico pertinente.

Los servicios públicos, entonces, son aquellos servicios de interés general cuyo uso
está a disposición del público a cambio de una contraprestación tarifaria, sin
discriminación alguna, dentro de las posibilidades de oferta técnica que ofrecen los
operadores. Estos servicios tienen por objeto la producción de bienes y actividades
dirigidos a realizar fines sociales, como el de satisfacer las necesidades de una
comunidad, no sólo en términos económicos, sino también en términos de
promoción social, promoviendo de este modo el desarrollo económico y civil de un
país. Asimismo, también se entiende por servicio público, en sentido orgánico, la
creación de una dependencia administrativa dentro de la estructura del Estado o de
administración pública para satisfacer determinadas necesidades de interés
colectivo o público.

También llamados servicios esenciales, son aquellos indispensables para brindar el


servicio normal a una determinada colectividad, evitando el peligro o graves riesgos
a los integrantes de la comunidad en los casos de paralización o de huelga. Se
determina la obligación de prever la no interrupción de los servicios públicos
esenciales, para lo que es necesario la permanencia del personal indispensable
para impedir su interrupción total y asegurar la continuidad de las actividades que
así lo exijan los servicios públicos esenciales. Cuando se trate de servicios públicos
esenciales, las empresas que prestan servicios públicos esenciales a fin de impedir
su interrupción total y asegurar la continuidad de las actividades que así lo exijan,
anualmente, durante el primer trimestre, se encuentran obligadas a comunicar a sus
trabajadores u organización sindical que los representa y a la autoridad de trabajo,
lo siguiente: El número y ocupación de sus trabajadores necesarios para el
mantenimiento de los servicios, los horarios y turnos que deban cumplir, la
periodicidad en que deben producirse los respectivos reemplazos, la organización
sindical proporcionará la nómina respectiva cuando se prodúzcala huelga. Es decir
“la precisión de la identidad de los trabajadores que deben de realizar dichas
labores al materializarse la huelga”.

No todos los ordenamientos jurídicos cuentan con una definición de servicios


esenciales plasmada en su legislación específica. En algunos casos, ante la
ausencia de un concepto legal, la jurisprudencia ha asumido su elaboración —como
ha ocurrido, por ejemplo, en España y originariamente en Italia.

La definición italiana de servicios esenciales comienza a ser elaborada


trabajosamente por la jurisprudencia de la Corte Constitucional desde fines de los
años cincuenta hasta la década de 1980, para cubrir la falta del dictado de la ley
Constitución de 1947 y superar la problemática vigencia de los artículos 330, 333 y
340 del Código Penal fascista de Rocco, de 1930, que condenaban la abstención de
tareas individual y colectiva en los servicios públicos. El proceso de construcción de
la definición jurídica de los servicios esenciales — que incluye la experiencia de la
autorregulación sindical durante los años ochenta, tema sobre el que volveré más
abajo— culmina con la ley del 12 de junio de 1990, n° 146/90 (modificada a los diez
años de su vigencia por ley n° 83/2000), en cuyo art. 1, inciso 1, “se consideran
servicios públicos esenciales, independientemente de la naturaleza jurídica de la
prestación de trabajo, y aun cuando se desarrollen en régimen de concesión o
convenio, aquellos destinados a garantizar el disfrute de los derechos de la persona,
constitucionalmente tutelados, a la vida, a la salud, a la libertad y a la seguridad, a la
libertad de circulación, a la asistencia y seguridad social, a la educación y a la
libertad de comunicación”. Esta enumeración tiene carácter taxativo.

Características

Según la doctrina y el ordenamiento jurídico que los rige, los rasgos más resaltantes
de los servicios públicos pueden compendiarse así:

A. Son actividades en las cuales no siempre hay competencia, y normalmente


están sujetas a regulación gubernamental pro de la protección del interés
público.
B. Algunos servicios públicos pueden funcionar de modo más eficaz como
monopolios (como el agua y el desagüe); sin embargo, esto hace que la
contribución de los monopolios de servicios públicos al bienestar general sea
en muchos casos compelida mediante regulaciones más que voluntarias.
C. La regulación de estos servicios proviene del interés público por sus
actividades, y se traduce principalmente en control de tarifas y servicios.
D. Debe funcionar de manera permanente, es decir, de manera regular y
continua, para que pueda satisfacer necesidades de las comunidades sobre
los intereses de quienes los prestan.
E. A menudo hay conflicto entre el interés público y privado en lo que respecta a
los servicios públicos. Esto se debe a la diferencia entre el objetivo principal
entre las empresas privadas (maximizar sus utilidades) y del interés público
(servicio adecuado al precio más bajo posible).
F. La prestación del servicio público no debe perseguir principalmente fines de
lucro; se antepone el interés de la comunidad a los fines del beneficio
económico de personas, organismo o entidades públicas o privadas que los
proporcionan.
G. Su prestación puede ser echa tanto por un organismo público como por
particulares, pero su bajo la autorización, control, vigilancia y fiscalización del
Estado, con estricto apego al ordenamiento jurídico pertinente.

Clasificación

En la doctrina existen diferentes tipos de criterios para clasificar los servicios


públicos:

a) Esenciales y no esenciales; son aquellos que de no prestarse pondrían en


peligro la existencia misma del Estado: seguridad, educación, salud. Los no
esenciales; a pesar de satisfacer necesidades de interés general, su
existencia o no prestación pondrían en peligro la existencia del Estado; se
identifica por exclusión de los esenciales.
b) Permanentes y esporádicos; los primeros son los prestados de manera
regular y continua para la satisfacción de necesidades de interés general. Los
segundos mencionados tienen su funcionamiento o prestación de carácter
eventual o circunstancial para satisfacer una necesidad colectiva transitoria.
c) Administrativos, industriales y comerciales; estos últimos específicamente
referidos a las actividades de comercio, bien sea de servicios para atender
necesidades de interés general o los destinados con fines lucrativos y no a
satisfacer necesidades colectivas.
d) Obligatorios y optativos; los primeros los señalan como tales la Constitución y
las leyes. Son indispensables para la vida del Estado. Los optativos, el orden
jurídico los deja a la potestad discrecional de la autoridad administrativa
competente.
e) Directos y por concesionarios; en los primeros su prestación es asumida
directamente por el Estado (estatales, regionales, municipales, entes
descentralizados). Por concesionarios, el Estado no los asume directamente.

Los Servicios Públicos esenciales contemplados en el Texto Único Ordenado


de Ley de Relaciones Colectivas De Trabajo – Decreto Supremo Nº 010-2003-
Tr.

El artículo 82 del Texto Único Ordenado de Ley de Relaciones Colectivas de


Trabajo – Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, señala que cuando la huelga afecte
los servicios públicos esenciales o se requiera garantizar el cumplimiento de
actividades indispensables, los trabajadores en conflicto deben garantizar la
permanencia del personal necesario para impedir su interrupción total y asegurar la
continuidad de los servicios y actividades que así lo exijan.

Anualmente y durante el primer trimestre, las empresas que prestan estos servicios
esenciales, comunicarán a sus trabajadores u organizaciones sindicales que los
representan y a la Autoridad de Trabajo, el número y ocupación de los trabajadores
necesarios para el mantenimiento de los servicios, los horarios y turnos que deben
cumplir, así como la periodicidad en que deben producirse los respectivos
reemplazos. La indicada comunicación tiene por objeto que los trabajadores u
organización sindical que los represente cumpla con proporcionar la nómina
respectiva cuando se produzca la huelga. Los trabajadores que sin causa justificada
dejen de cumplir el servicio, serán sancionados de acuerdo a Ley. Los casos de
divergencia sobre el número y ocupación de los trabajadores que deben figurar en la
relación señalada en este artículo, serán resueltos por la Autoridad de Trabajo .

La Organización Internacional del Trabajo señala que el establecimiento de servicios


mínimos en caso de huelga sólo debería poder ser posible en: 1) aquellos servicios
cuya interrupción pueda poner en peligro la vida, la seguridad o la salud de la
persona en toda o parte de la población (servicios esenciales en el sentido estricto
del término); 2) en aquellos servicios no esenciales en el sentido estricto en los que
huelgas de una cierta extensión y duración podrían provocar una situación de crisis
nacional aguda tal que las condiciones normales de existencia de la población
podrían estar en peligro, y 3) en servicios públicos de importancia trascendentales.
Un servicio mínimo podría ser una solución sustitutiva apropiada de la prohibición
total, en las situaciones en que no parece justificada una limitación importante o la
prohibición total de la huelga y en que, sin poner en tela de juicio el derecho de
huelga de la gran mayoría de los trabajadores, podría tratarse de asegurar la
satisfacción de las necesidades básicas de los usuarios o el funcionamiento
continuo y en condiciones de seguridad de las instalaciones. Deberían tomarse
medidas para garantizar que dicho servicio mínimo evite peligros para la salud o la
seguridad pública. Es legítimo requerir un servicio mínimo en caso de una huelga
cuya magnitud y duración pudieran provocar una situación de crisis nacional aguda,
pero en este último caso las organizaciones sindicales deberían poder participar en
su definición, junto con los empleadores y las autoridades públicas.

En la determinación de los servicios mínimos y del número de trabajadores que los


garanticen deberían poder participar no sólo las autoridades públicas, sino también
las organizaciones de trabajadores y de empleadores interesadas. En efecto, ello no
sólo permite un ponderado intercambio de puntos de vista sobre lo que en una
situación concreta puede considerarse como servicios mínimos limitados a lo
estrictamente indispensable, sino que también contribuye a garantizar que el
alcance de los servicios mínimos no tenga por resultado que la huelga sea
inoperante en la práctica en razón de su escaso impacto, así como a disipar
posibles impresiones de las organizaciones sindicales en el sentido de que una
acción de huelga se ha visto frustrada en razón de servicios mínimos concebidos
demasiado ampliamente y fijados unilateralmente.

El Artículo 83 del Texto Único Ordenado de Ley de Relaciones Colectivas de


Trabajo – Decreto Supremo Nº 010-2003-TR establece una relación de Servicios
Públicos Esenciales. Estos son considerados como servicios públicos esenciales en
el sentido estricto del término para la legislación peruana y son los siguientes:
A.- LOS SANITARIOS Y DE SALUBRIDAD

Los servicios sanitarios y de salubridad son considerados como servicios públicos


esenciales en el Texto Único Ordenado de Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo
– Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, al respecto, la Organización Internacional de
Trabajo a través del Comité de Libertad Sindical también ha considerado al sector
hospitalario como un servicio esencial en el sentido estricto del término. En ese
sentido, en el Informe Nro. 367 (Caso 2929 – Apartado 637) de la Organización
Internacional del Trabajo, el Comité de Libertad Sindical de la Organización
Internacional del Trabajo emitió un pronunciamiento sobre la Queja, presentada por
la Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social (UNDECA)
apoyada por la Federación Sindical Mundial (FSM) en contra el Gobierno de Costa
Rica, señalando que en cuanto a los alegatos relativos a la inexistencia de la
negociación colectiva y a la prohibición del derecho de huelga de los funcionarios
públicos incluidos los del sector de la salud en virtud de resoluciones de la Sala
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, el Comité recuerda que ha
subrayado en numerosas ocasiones que este derecho puede limitarse o prohibirse
en la función pública sólo en el caso de los funcionarios que ejercen funciones de
autoridad en nombre del Estado o en los servicios esenciales en sentido estricto del
término (es decir, aquellos servicios cuya interrupción podría poner en peligro la
vida, la seguridad o la salud de la persona en toda o parte de la población). No
obstante, el Comité subrayó también que «en caso de restricción del derecho de
huelga en los servicios esenciales y en la función pública, la limitación de la huelga
debe ir acompañada por procedimientos de conciliación y arbitraje adecuados,
imparciales y rápidos en que los interesados puedan participar en todas las etapas y
en la que los laudos dictados deberían ser aplicados por completo y rápidamente

B.- LOS DE LIMPIEZA Y SANEAMIENTO

Lo servicios de limpieza y saneamiento son considerados por el Texto Único


Ordenado de Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo – Decreto Supremo Nº 010-
2003-TR como servicios públicos esenciales. En ese sentido, la Organización
Internacional del Trabajo señala que el servicio de recolección de basura no
constituye un servicio esencial en el sentido estricto del término. Al respecto, en el
Informe Nro. 309 (Caso Nro. 1916 – Apartado Nro. 100), el Comité de Libertad
Sindical de la Organización Internacional de Trabajo se pronunció sobre la queja
presentada por Sindicato de Trabajadores de las Empresas Varias de Medellín
(EEVVMM) en contra el gobierno de Colombia, señalando que en cuanto a la
declaración de ilegalidad de la huelga en virtud del carácter esencial del servicio de
recolección de basuras que realiza la empresa denominada Empresas Varias
Municipales de Medellín, el Comité desea subrayar que el servicio de recolección de
basuras no es un servicio esencial en el sentido estricto del término (es decir
aquellos cuya interrupción podría poner en peligro la vida, la seguridad o la salud de
la persona en toda o parte de la población) en el que puede justificarse una
exclusión absoluta de la huelga, si bien, en virtud de sus características, la Comisión
de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones ha señalado que
puede convertirse en esencial si la huelga que repercute en este servicio dura más
de un cierto período o adquiere tal dimensión que puede correr peligro la salud o la
vida de la población. En ese sentido, el Comité considera que en aquellos casos en
que es admisible la imposición de servicios mínimos, como en el sector de la
recolección de basuras, deberían tomarse medidas para garantizar que dicho
servicio mínimo evite peligros para la salud o la seguridad pública.

C.- LOS DE ELECTRICIDAD, AGUA Y DESAGÜE, GAS Y COMBUSTIBLE

Los servicios de electricidad, agua y desagüe, gas y combustible son considerados


por el Texto Único Ordenado de Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo – Decreto
Supremo Nº 010-2003-TR como servicios públicos esenciales en el sentido estricto
del término. De igual manera, es importante señalar, que los servicios de
electricidad, los servicios de abastecimiento de agua y desagüe son consideraros
como servicios públicos esenciales en el sentido estricto del término por la
Organización Internacional del Trabajo.

Sin embargo, para el Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional


del Trabajo los servicios de gas y combustible no constituyen servicios públicos
esenciales en el sentido estricto del término. Al respecto, se apreciar que en el
Informe Nro. 306, (Caso Nro. 2355 – Apartado 388), el Comité de Libertad Sindical
de la Organización Internacional de Trabajo se pronuncia sobre la queja presentada
por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Confederación General de
Trabajadores (CGT), la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), la
Unión Sindical Obrera (USO), la Asociación de Directivos Profesionales y Técnicos
de Empresas de la Industria del Petróleo de Colombia (ADECO), el Sindicato
Nacional de Trabajadores de Empresas, Operadores, Contratistas, Subcontratistas
de Servicios y Actividades de la Industria del Petróleo, Petroquímica y Similares
(SINDISPETROL), el Sindicato Nacional de Trabajadores de ECOPETROL
(SINCOPETROL), la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Federación
Sindical Mundial (FSM) en contra el Gobierno de Colombia, señalando en varias
oportunidades, en el marco del presente caso, que el sector del petróleo no puede
ser considerado como un servicio esencial en el sentido estricto del término, es decir
aquel, cuya interrupción pueda poner en peligro, la salud, la vida o la seguridad de
la persona en toda o parte de la población y que por lo tanto no podía prohibirse la
huelga en dicho sector. Sin embargo, teniendo en cuenta que se trata de un servicio
de utilidad pública de importancia fundamental, el Comité señaló también que es
posible establecer un servicio mínimo negociado con la participación de las
organizaciones de trabajadores y de empleadores interesados.

En el Informe 337° (Caso Núm. 2249), el Comité de Libertad Sindical de la


Organización Internacional del Trabajo se pronunció sobre las Quejas presentadas
por la Unión Nacional de Trabajadores Petroleros, Petroquímicos, de los
Hidrocarburos y sus Derivados (UNAPETROL) y — la Federación Unitaria Nacional
de Empleados Públicos (FEDEUNEP), contra el Gobierno de Venezuela señalando
que en cuanto a la declaración del Gobierno según la cual el Comité no habría
seguido sus principios en el presente caso y más específicamente que la duración
de 62 días del paro cívico y las consecuencias que tuvo en la economía o en el
bienestar de la población, fueron muy graves, el Comité subraya que: «Aun
reconociendo que la suspensión del funcionamiento de servicios o empresas tales
como las empresas de transportes, o ferrocarriles, podría conducir a una
perturbación de la vida normal de la comunidad, resulta difícil admitir que la
suspensión de dichos servicios o empresas conduzca necesariamente a una crisis
nacional aguda. El Comité estimó, en consecuencia, que la movilización de los
trabajadores adoptada en ocasión de conflictos en esos servicios restringía el
derecho de huelga de éstos como medio de defensa de sus intereses profesionales
y económicos». El Comité estima que este principio se aplica también al sector del
petróleo. Finalmente el Comité recuerda que es legítimo requerir un servicio mínimo
en caso de una huelga cuya magnitud y duración pudieran provocar una situación
de crisis nacional aguda, pero en este último caso las organizaciones sindicales
deberían poder participar en su definición, junto con los empleadores y las
autoridades públicas.

D.- LOS DE SEPELIO, Y LOS DE INHUMACIONES Y NECROPSIAS

Los servicios de sepelios y los de inhumaciones y necropsias si son considerados


como servicios públicos esenciales por el artículo 83 del Texto Único Ordenado de
la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, ya que su interrupción podría poner en
peligro la vida, la seguridad o la salud de la persona en todo o parte de la población.

El autor Pasco Cosmópolis, por ejemplo, se pronuncia sobre la no prohibición, pero


plantea limitaciones que en algunos casos pueden ser discutibles frente al caso en
concreto. Sostiene que nadie puede ser privado de la huelga porque es un derecho
constitucional, lo más que puede hacerse es restringir; o reglamentar el derecho de
huelga y en materia de servicios esenciales, señalar a los más como continuarán los
servicios cuya interrupción puede poner en riesgo la vida, la salud y otros valores
fundamentales de la sociedad; la huelga tiene cabida aún en el más esencial de los
servicios. No puede haber prohibición apunta en otro trabajo, pero sí tiene que
haber una severa restricción por el grave daño que se causa a la colectividad en los
servicios esenciales, como pueden ser los asistenciales u hospitalarios, los de luz
eléctrica, los de abastecimiento de agua potable, servicios funerarios o de
cementerios u otros.

E.- LOS DE ESTABLECIMIENTOS PENALES

El Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo ha


considerado que son esenciales lo servicios penitenciarios públicos o privados, por
lo cual el TUO de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, se encontraría dentro
de los lineamientos establecidos por el Organismo Internacional de Trabajo. Al
respecto, en el Informe Nro. 336, (Caso Nro. 2383), el Comité de Libertad Sindical
de la Organización Internacional de Trabajo se pronunció sobre la Queja presentada
por la Asociación de Funcionarios de Prisiones (POA) en contra el Gobierno del
Reino Unido, señalando que para determinar los casos en los que podría prohibirse
la huelga, el criterio determinante es la existencia de una amenaza evidente e
inminente para la vida, la seguridad o la salud de toda o parte de la población. El
Comité considera que es evidente que el servicio de prisiones es un tipo de servicio
cuya interrupción podría constituir una amenaza inminente para la vida, la seguridad
o la salud de la persona en toda o parte de la población, en particular, de los presos
pero también de la población en general. Habida cuenta de que el servicio de
prisiones constituye un servicio esencial en el sentido estricto del término y de que
los funcionarios de prisiones, así como los guardias penitenciarios, en la medida en
que desempeñan las mismas funciones, ejercen funciones de autoridad en nombre
del Estado, el Comité opina que restringir o prohibir el derecho de huelga en el
servicio de prisiones está de conformidad con los principios de la libertad sindical.

F.- LOS DE COMUNICACIONES Y TELECOMUNICACIONES

Los servicios de comunicaciones y telecomunicaciones son considerados por el


Texto Único Ordenado de Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo – Decreto
Supremo Nº 010-2003-TR como servicios públicos esenciales en el sentido estricto
del término. De igual forma, el Comité de Libertad Sindical de la Organización
Internacional del Trabajo ha considerado que son esenciales lo servicios telefónicos.
En ese sentido, las comunicaciones y telecomunicaciones señaladas en el presente
inciso si cabrían dentro de la relación de servicios públicos esenciales que ha
establecido el Comité de libertad Sindical.

G.- LOS DE TRANSPORTE

Los servicios de transportes son considerados por el Texto Único Ordenado de Ley
de Relaciones Colectivas de Trabajo – Decreto Supremo Nº 010-2003-TR como
servicios públicos esenciales en el sentido estricto del término. Sin embargo, la
Organización Internacional del Trabajo ha señalado que los servicios de transporte
en general, los servicios ferroviarios y los transportes metropolitanos no constituyen
servicios esenciales en el sentido estricto del término. Aun reconociendo que la
suspensión del funcionamiento de servicios o empresas tales como las empresas de
transportes, ferrocarriles, podría conducir a una perturbación de la vida normal de la
comunidad, resulta difícil admitir que la suspensión de dichos servicios o empresas
conduzca necesariamente a una crisis nacional aguda. El Comité estimó, en
consecuencia, que la movilización de los trabajadores adoptada en ocasión de
conflictos en esos servicios restringía el derecho de huelga de éstos como medio de
defensa de sus intereses profesionales y económicos. La movilización de los
ferroviarios, la amenaza de despedir a los piquetes de huelga y el reclutamiento de
trabajadores con salarios más bajos y prohibiéndoles la sindicalización con el fin de
romper huelgas legítimas y pacíficas en servicios que no son esenciales en el
sentido estricto del término o son conformes con el respeto de la libertad sindical.

H.- LOS DE NATURALEZA ESTRATÉGICA O QUE SE VINCULEN CON LA


DEFENSA O SEGURIDAD NACIONAL

El inciso h) se caracteriza por su amplitud e indefinición. En primer lugar, no es claro


si la naturaleza estratégica está en función del respeto de los derechos de la
población, o si más bien, se pretende proteger otro tipo de bienes. Si nos atenemos
a los antecedentes en cuanto a este concepto, en diversas normas se ha calificado
a ciertas actividades como estratégicas; es el caso de la pesca, de la producción
siderúrgica, de la producción, etc. Creemos que inclusive utilizando el concepto
amplio del servicio esencial, el término ambiguo de naturaleza estratégica no se
puede asimilar a aquél. Consideramos que esta norma pretende restringir la huelga
en determinadas actividades económicas, lo cual es conceptualmente diferente a la
restricción de la huelga en los servicios esenciales. El objeto de la restricción de la
huelga en ciertas actividades económicas pretende ser total, a diferencia de los
servicios esenciales donde se mantiene el servicio mínimo.

En este mismo inciso, resulta sorprendente que también se denominen servicios


públicos esenciales a los que se vinculen con la defensa o seguridad nacionales.
También en este caso, no estamos ante la protección de derechos constitucionales
de los individuos, sino que se pretende resguardar otros bienes.

I.- LOS DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA POR DECLARACIÓN DE LA CORTE


SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA.

La administración de justicia, de acuerdo a la normativa, no es un servicio esencial a


priori, sino que lo si la Corte Suprema de Justicia así lo considera. Es decir, en este
caso la esencialidad del servicio opera de acuerdo a la decisión de la Corte
Suprema y con ocasión de la huelga. En este sentido, cabe precisar que la
administración de Justicia no es considera por la Comisión de Libertad Sindical
como un servicio esencial en el sentido estricto del término.

J.- OTROS QUE SEAN DETERMINADOS POR LEY

Los servicios públicos esenciales en el sentido estricto del término determinados por
ley deberían ser evaluados y determinados conforme a lo establecido por el
concepto de servicios esenciales que se propone incorporar en el TUO de la Ley de
Relaciones Colectivas. Asimismo, dichos servicios públicos esenciales deberán
enmarcarse dentro de los lineamientos establecidos por el Comité de la
Organización Internacional del Trabajo.

La huelga relacionada a los servicios públicos

Resulta ya un lugar común, cuando se aborda el tema, recordar la afirmación de


Calamandrei en el sentido de que, desde el momento en que se ha aceptado que la
huelga fuera reconocida como un derecho, ello implica necesariamente aceptar la
prefijación de ciertas condiciones o restricciones al ejercicio del mismo. Y es que
cuando sobre una situación eminentemente fáctica, como son las medidas de
autodefensa colectiva donde interviene una disciplina jurídica, aquella situación
pasa a encuadrarse en ese conjunto armónico que es el ordenamiento jurídico
general y debe circunscribirse a sus confines propios con una exigencia lógica
ineludible para evitar que exista colisión, en lugar de coordinada coexistencia con
otros derechos que también ese ordenamiento garantiza. Por lo tanto, “si todo
derecho nace con un límite, el derecho de huelga no es una excepción; esto es, no
es expresión de una libertad plena y absoluta”. Así lo ha sostenido también la
doctrina social de la Iglesia cuando S.S. Juan Pablo II, en su encíclica Laborem
Exercens refiriéndose a la huelga, puntualiza que es un método reconocido por la
doctrina social católica como legítimo, en las debidas condiciones y en los justos
límites. Se trata de establecer y delimitar, en base a las fuentes reguladoras
positivas y a los principios y valores que informan el ordenamiento jurídico general,
un espacio natural y propio de ejercicio lícito o legítimo valoraciones axiológicas
estas, y no puramente normativas, de este derecho.
Se concluye que el ámbito propio de éste se reduce a los conflictos entre
trabajadores o empleadores del sector privado, vinculados por un contrato de
trabajo, en los se dilucidan pretensiones relacionadas con el status laboral de los
huelguistas y cuyo acogimiento encuadra dentro de las atribuciones y poderes del
empleador. Se sitúa así fuera de esos límites a las medidas que se llevan a cabo
frente al Estado, por parte de los agentes vinculados a éste por una relación de
empleo o función pública, o como presiones para inducir a los poderes estatales a la
adopción de medidas de contenido económico – social.

Un sector más moderno de la doctrina italiana ha introducido una diferenciación


entre “límites externos” y “límites internos”, del derecho de huelga, pudiendo
señalarse a Gino Giugni como el exponente más de esta corriente. Los primeros son
aquellos límites “que se relacionan con los eventuales conflictos entre el derecho de
huelga y otros intereses constitucionalmente tutelados” y “encuentran su justificación
en la necesidad de coordinar el reconocimiento del derecho de huelga con los otros
principios constitucionales. Los segundos “son derivados, tanto por la jurisprudencia
como por la doctrina aún prevaleciente, de una apriorística definición de la huelga,
que no encuentra fundamento real ni en el texto normativo ni en la praxis de las
relaciones industriales”. A los elementos definitorios de la huelga clásica, tal como lo
caracteriza, verbigracia, Santoro Passarelli, se le han añadido otros en función
restrictiva: la vinculación con una relación de trabajo dependiente, la “completividad”
de la abstención de la tarea, tanto temporal como la de los trabajadores en conflicto,
la necesaria identificación del sujeto pasivo (el empleador) con el destinatario de las
presiones colectivas. Todas las formas de lucha sindical que no respondan a esos
elementos identificatorios determinados apriorísticamente no constituyen “huelga”,
aunque así se las considere en los usos y prácticas sindicales, y no gozan por lo
tanto de la protección constitucional vinculada con esa figura típica.

Postura de la OIT

En 1983, la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones,


formuló una definición, que fue acogida inmediatamente por el Comité de Libertad
Sindical, en los siguientes términos: “Solo pueden considerarse servicios esenciales
aquellos cuyo interrupción podrían poner en peligro la vida, la seguridad o la salud
de la persona en todo o parte de la población.
Evidentemente, lo que cabe entender por servicios esenciales en el sentido estricto
del término «depende en gran medida de las condiciones propias de cada país»;
asimismo, no ofrece dudas que « un servicio no esencial puede convertirse en
servicio esencial cuando la duración de una huelga rebasa cierto período o cierto
alcance y pone así en peligro la vida, la seguridad de la persona o la salud de toda o
parte de la población».

El Comité admitió que el derecho de huelga puede ser objeto de restricciones,


incluso de prohibiciones, cuando se trate de la función pública o de servicios
esenciales, en la medida en que la huelga pudiere causar graves perjuicios a la
colectividad nacional y a condición de que estas restricciones vayan acompañadas
de ciertas garantías compensatorias.

Para determinar los casos en los que podría prohibirse la huelga, el criterio
determinante es la existencia de una amenaza evidente e inminente para la vida, la
seguridad o la salud de toda o parte de la población. Lo que se entiende por
servicios esenciales en el sentido estricto de la palabra depende en gran medida de
las condiciones propias de cada país. Por otra parte, este concepto no es absoluto
puesto que un servicio no esencial puede convertirse en servicio esencial cuando la
duración de una huelga rebasa cierto período o cierto alcance y pone así en peligro
la vida, la seguridad de la persona o la salud de toda o parte de la población.

Estas consideraciones, sin embargo, no han impedido al Comité de Libertad Sindical


pronunciarse de manera general sobre el carácter esencial o no esencial de una
serie de servicios concretos. Así pues, el Comité ha considerado como servicios
esenciales en sentido estricto donde el derecho de huelga puede ser objeto de
restricciones importantes, o incluso de prohibición: el sector hospitalario, los
servicios de electricidad, los servicios de abastecimiento de agua, los servicios
telefónicos y el control del tráfico aéreo. El Comité ha considerado, en cambio, que
en general no constituyen servicios esenciales en el sentido estricto del término y
por tanto no procede la exclusión del derecho de huelga en: la radio-televisión; el
sector del petróleo; el sector de los puertos (carga y descarga); los bancos; los
servicios de informática para la recaudación de aranceles e impuestos; los grandes
almacenes; los parques de atracciones; la metalurgia; el sector minero; los
transportes, en general; las empresas frigoríficas; los servicios de hotelería; la
construcción; la fabricación de automóviles; la reparación de aeronaves; las
actividades agrícolas; el abastecimiento y la distribución de productos alimentarios;
la Casa de la Moneda; la agencia gráfica del Estado; los monopolios estatales del
alcohol, de la sal y del tabaco; el sector de la educación; los transportes
metropolitanos; los servicios de correos. Evidentemente, la lista de servicios no
esenciales del Comité de Libertad Sindical tampoco es exhaustiva. La Comisión
recuerda la importancia fundamental que concede al carácter universal de las
normas, pero estima que es necesario tener en cuenta las circunstancias especiales
que puedan darse en los diferentes Estados Miembros, ya que si bien la interrupción
de ciertos servicios podría, en el peor de los casos, ocasionar problemas
económicos en algunos países, en otros podría tener efectos desastrosos y crear en
poco tiempo situaciones en que se verían comprometidas la salud, la seguridad o la
vida de la población. Con el fin de evitar daños irreversibles o que no guarden
proporción alguna con los intereses profesionales de las partes en el conflicto, así
como de no causar daños a terceros.

El Comité recuerda que incluso cuando el derecho de huelga ha sido limitado o


suprimido en servicios esenciales en el sentido estricto del término, los trabajadores
deben gozar de una protección adecuada de suerte que se les compensen las
restricciones impuestas a su libertad de acción durante los conflictos que puedan
surgir en dichas empresas o servicios. En cuanto a la índole de las «garantías
apropiadas» destinadas a salvaguardar los intereses de los trabajadores, el Comité
recuerda que la limitación de la huelga debe ir acompañada por procedimientos de
conciliación adecuados, imparciales y rápidos y, cuando la conciliación no logre su
finalidad, ir seguida de un sistema de arbitraje, en que las partes interesadas
puedan participar en todas las etapas, y en que los laudos dictados sean aplicados
por completo y adecuadamente.

En cuanto a la índole de las «garantías apropiadas» en caso de restricción del


derecho de huelga en los servicios esenciales y en la función pública, la limitación
de la huelga debe ir acompañada por procedimientos de conciliación y arbitraje
adecuados, imparciales y rápidos en que los interesados puedan participar en todas
las etapas, y en los que los laudos dictados deberían ser aplicados por completo y
rápidamente. El hecho de que las facultades presupuestarias estén reservadas a la
autoridad legislativa, no debería tener por consecuencia impedir la aplicación de un
laudo dictado por el tribunal de arbitraje obligatorio. Apartarse de esta práctica
implicaría menoscabar la aplicación efectiva del principio según el cual, cuando se
restringen o prohíben las huelgas de los trabajadores ocupados en servicios
esenciales, tal restricción o prohibición debería ir acompañada de un mecanismo de
conciliación y un procedimiento imparcial de arbitraje cuyos laudos sean en todos
los casos obligatorios para ambas partes.

Postura del Tribunal Constitucional Peruano

El Tribunal Constitucional en la Sentencia, de fecha 28 de abril de 2009, signada


bajo el Expediente N.º 00026-2007-PI/TC, señala que la Constitución reconoce
límites al ejercicio del derecho de huelga [artículo 28º, inciso 3), de la Constitución],
en la medida que en principio no existen derechos fundamentales absolutos,
debiendo protegerse o preservarse no sólo otros derechos fundamentales, sino
también otros bienes constitucionalmente protegidos. Derivado de ello, por razón de
la persona, se encuentran excluidos del goce de libertad sindical y del derecho de
huelga, los siguientes sujetos: a. Los funcionarios del Estado con poder de decisión
y los que desempeñan cargos de confianza o de dirección (artículo 42° de la
Constitución), b. Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional
(artículo 42° de la Constitución).

De otro lado, el Tribunal Constitucional en el Expediente N.º 00008-2008-PI/TC, de


fecha 22 de abril de 2009, señala que en el nivel legislativo se establecen límites al
ejercicio del derecho de huelga, por razón de la naturaleza del servicio. Así, el Texto
Único Ordenado de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, Decreto Supremo
N.º 010-2003-TR, prevé que Artículo 82º.- Cuando la huelga afecte los servicios
públicos esenciales o se requiera garantizar el cumplimiento de actividades
indispensables, los trabajadores en conflicto deben garantizar la permanencia del
personal necesario para impedir su interrupción total y asegurar la continuidad de
los servicios y actividades que así lo exijan. En la determinación legal de los
servicios públicos esenciales, la misma norma determina un listado (artículo 83º), a
saber: a) Los sanitarios y de salubridad; b) Los de limpieza y saneamiento; c) Los de
electricidad, agua y desagüe, gas y combustible; d) Los de sepelio, y los de
inhumaciones y necropsias; e) Los de establecimientos penales; f) Los de
comunicaciones y telecomunicaciones; g) Los de transporte; h) Los de naturaleza
estratégica o que se vinculen con la defensa o seguridad nacional; i) Los de
administración de justicia por declaración de la Corte Suprema de Justicia de la
República; y, j) Otros que sean determinados por Ley.

De igual forma, el Tribunal Constitucional en la Sentencia, de fecha 28 de abril de


2009, recaída en el Expediente N.º 00026-2007-PI/TC, señala que en lo que
respecta al derecho de huelga debemos considerar que el Perú ha ratificado el
Convenio sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho de Sindicación de
1948 (Convenio OIT N.º 87) y el Convenio sobre el Derecho de Sindicación y de
Negociación Colectiva de 1949 (Convenio OIT N.º 98), los cuales forman parte del
derecho nacional (artículo 55º de la Constitución), y constituyen cláusulas
hermenéuticas conforme a los cuales deben ser interpretados los derechos y
libertades que la Constitución reconoce (Cuarta Disposición Final y Transitoria de la
Constitución). En consecuencia, a partir de la interpretación dada a lo dispuesto en
los referidos convenios por el Comité de Libertad Sindical del Consejo de
Administración de la OIT, la misma que reviste el carácter de soft law para el
derecho interno; en materia de la relación entre el derecho de huelga y los servicios
públicos esenciales, se ha configurado que el establecimiento de servicios mínimos
en el caso de huelga sólo debería poder ser posible en: 1) aquellos servicios cuya
interrupción pueda poner en peligro la vida, la seguridad o la salud de la persona en
toda o parte de la población (servicios esenciales en el sentido estricto del término);
2) en aquellos servicios no esenciales en el sentido estricto del término en los que
huelgas de una cierta extensión y duración podrían provocar una situación de crisis
nacional aguda tal que las condiciones normales de existencia de la población
podrían estar en peligro, y 3) en servicios públicos de importancia trascendentales.

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