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La República de Platón

Libro II

Glaucón pide a Sócrates que haga un análisis serio de si la vida del justo es más o menos feliz
que la del injusto. Glaucón le plantea dos objeciones a la idea de que lo justo es mejor en todo
sentido que lo injusto

Existen tres tipos de bienes o fines, los que deseamos por sí mismos como la alegría o la
felicidad, los que deseamos por sí mismos y por lo que de ellos se genera como la comprensión, la
vista y la salud, y los que siendo penosos los deseamos por los beneficios que procuran como la
gimnasia, el trabajo o el tratamiento médico. La justicia habría de pertenecer a la mejor clase de
fines, aquellos que sólo se quieren por sí mismos pero la mayoría opina lo contrario: considera
que la justicia pertenece al tercer tipo, es algo penoso que deseamos con vistas a obtener
un salario y una buena reputación.

La mayoría no cultiva la justicia voluntariamente sino por “impotencia para cometer injusticias”.
Para ilustrar esta tesis Glaucón cuenta el mito del anillo de Giges, un anillo que vuelve invisibles a
las personas. ¿Qué haría la mayoría si tuviese ese anillo en su poder? ¿Respetar las normas o lo
contrario? El hombre justo en nada es diferente del injusto: simplemente el justo está forzado a
respetar las normas. Si tuviese el anillo y no lo utilizase para echar mano a bienes ajenos sería el
hombre más desdichado y tonto del mundo.

Por último afirma Glaucón que al justo que quiera realmente serlo y no sólo parecerlo le ocurrirán
todo tipo de desgracias. En cambio, el injusto, que se esfuerce en parecer justo, podrá conseguir
todo lo que quiera.

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