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Presentado a:
Juan Antonio Alvares Diep
Presentado por:
Julexa Mercedes Arias Rodriguez
Matricula:
17-MDRN-7-17
Asignatura:
Derecho Civil VII
Tema:
Regimen matrimonial que están obligados por la ley a elegir los menores
de edad cuando estén autorizados a casarse.
El presente trabajo va referido al régimen matrimonial que están obligados por ley a
elegir los menores de edad cuando estén autorizados a casarse y como se ejecuta ante la
Oficialía Civil de la República. Destacando que en el matrimonio de los menores de
edad se utilizan los mismos regímenes matrimoniales que en el matrimonio de los
mayores de edad. El artículo 1398 dice que el menor legalmente hábil para contraer
matrimonio, lo es también para consentir las convenciones de que es susceptible este
contrato; y las convenciones y donaciones que haya sido asistido en el contrato por las
personas cuyo consentimiento es necesario para la validez del matrimonio.
Para tener esto claro se debe saber que estos temas son derivados del Derecho de
Familia que es el conjunto de normas e instituciones jurídicas que regulan las relaciones
personales y patrimoniales. Una institución importante que regula las relaciones
patrimoniales o ecuménicas es el régimen patrimonial del matrimonio, y si nos
preguntáramos qué fines tiene podríamos decir que su fin esta garantizar la estabilidad y
permanencia de los integrantes del núcleo familiar.
Cabe destacar que en el matrimonio de los menores también se utilizan los mismos
regímenes.
En nuestro país existen varios regímenes matrimoniales, los cuales están establecidos en
el Código Civil y a la hora de contraer matrimonio las partes tienen varias opciones:
En base a eso se puede decir que existe una gran diversidad de regímenes
matrimoniales, ya que las partes pueden acordar lo que quieran y por lo tanto estos se
tornan infinitos, pero pasa algo y es que por lo general las partes no escogen ningún
régimen y cuando esto pasa se presume que han contraído matrimonio bajo el régimen
de comunidad legal, lo cual se hace constar en el acta de matrimonio.
El matrimonio produce dos clases de efectos jurídicos, a saber:
Matrimonios “Civiles” son aquellos en los que las partes registran personalmente el
matrimonio con la oficina del Registro Civil correspondiente. La persona que oficia la
ceremonia es un Oficial del Estado Civil, usualmente un Notario Público. Está a opción
de la pareja celebrar o no una ceremonia religiosa por separado.
En el pasado, la Embajada de los EE. UU. Permitía a los ciudadanos estadounidenses
hacer esta declaración jurada de elegibilidad para casarse (carta de soltería) ante un
Oficial Consular de los EE. UU. La Embajada ha descontinuado esta práctica hace ya
algunos años, debido a que Oficiales Civiles locales interpretaban este documento como
un certificado de que la Embajada había verificado el contenido de dicha declaración de
elegibilidad, cuando el Oficial Consular únicamente actuaba como testigo de que el
individuo en cuestión había hecho dicha declaración. Los ciudadanos norteamericanos
que necesiten llenar el requisito explicado en el punto B deben presentarse ante un
Notario Público Dominicano.
Matrimonios Civiles
El matrimonio civil se disuelve por el divorcio o por la muerte de uno de los cónyuges.
Matrimonio Canónico
La existencia de tres grupos de bienes: Los bienes comunes, los bienes propios de la
mujer, y los bienes propios del marido.
Con relación al punto (a), conviene hacer notar que los “bienes comunes” se subdividen
en “bienes ordinarios” y “bienes reservados.” Los bienes ordinarios ingresan a la
comunidad de acuerdo con las reglas del Código Civil. Los bienes reservados, por su
parte, son bienes producto del trabajo personal de la mujer. Luego del matrimonio, los
bienes reservados generalmente continúan siendo administrados por la mujer, pero
legalmente son bienes comunes de ambas partes.
2. Comunidad Reducida a los gananciales: Bajo este sistema se modifica la
composición de los bienes comunes, excluyendo las deudas respectivas de los
cónyuges (actuales y futuras) y su mobiliario respectivo (presente y futuro).
NOTA: Es posible que los cónyuges declaren que se casan sin ninguna de las
comunidades descritas anteriormente, eligiendo su propio régimen matrimonial. No
obstante, hacer esto no le garantiza a la mujer el derecho de administrar sus bienes ni de
percibir los frutos que estos devenguen. Los bienes se consideran como aportados al
marido para sostener las cargas del matrimonio. Sin embargo, los esposos pueden
incluir en su acuerdo de bienes una cláusula que le autorice a la esposa a recibir parte de
sus ingresos para su sostenimiento y necesidades personales.
En los regímenes de separación no existen bienes comunes, sino bienes propios de cada
uno de los cónyuges sobre los cuales cada uno mantiene la administración, disposición y
el disfrute. No obstante, la mujer no conserva el derecho de disponer sobre sus bienes
sin el consentimiento de su marido, y en su ausencia, sin permiso judicial.
Este régimen requiere como obligación que el esposo contribuya al sostenimiento del
hogar. Más aun, los bienes muebles se encuentran confundidos, haciéndose
indispensable la liquidación de los mismos en caso de disolución del matrimonio.
La mujer responde con sus bienes de las deudas contraídas por ésta antes del
matrimonio, y de las que se originen como suyas durante éste. También de las deudas
contraídas por ella o por el marido (en caso de insolvencia del otro) para el
sostenimiento del hogar.
Por su parte, el esposo responde con sus bienes de las deudas contraídas antes o durante
el matrimonio, y de las que se originen como suyas durante este; igualmente de las
deudas contraídas por la mujer como representante de la unión conyugal.
La mujer posee, fuera de los bienes dotales, bienes que no están afectados por las cargas
del hogar, llamados “bienes parafernales”. La mujer mantiene el goce y la
administración de sus bienes parafernales, pero no puede enajenarlos sin la autorización
del marido, o en su defecto un permiso judicial.
CONCLUSION