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Pontificia Universidad Javeriana

Sofia Martinez, Mateo Romero, Santiago Pardo


Estética contemporánea
Angélica Eljaiek

Parcial final

El arte moderno convierte a los espectadores en una parte de la obra, anula la


distancia entre audiencia, consumidores, público y obra.

En 1998 la artista británica Tracey Emin realizó “My bed”, esta obra es una
instalación que ella misma recrea de su propia cama. En ella se presenta la cama
con sus sábanas desarregladas, basura al pie del colchón compuesta por varias
botellas de alcohol vacías, condones y ropa sucia. Recientemente la obra fue
vendida por unos 4,3 millones de dólares e inmediatamente el famoso coleccionista
de arte y comprador de la obra Charles Saatchi la cedió al MOMA. La obra “My bed”
tiene la intención de retratar un período de la vida de Emin, dónde vivió una etapa
de promiscuidad sexual, excesos de alcohol y drogas, queriendo mostrarnos la
visión que tenía sobre ella misma. Poniéndonos en una situación de voyeur,
espiando su intimidad y viendo su cara más superficial, desordenada y apestosa.

Podemos abordar esta obra a partir de los conceptos que utiliza Paul Valéry en el
Discurso sobre la estética, dónde plantea dos grupos para entender la obra de arte:
la estésica y la poiética. En la obra de Emin la poiética es la instalación de la cama y
la disposición de los elementos, que con todo su conjunto de desorden es lo que
posibilita que podamos percibir un tipo de caos, que en este caso sería la estésica
que es el modo en que el espectador ve la obra y puede entenderla o sentirla.

Sabiendo esto, en la Teoría estética: pérdida de autocomprensividad del arte


T.Adorno postula que “el arte no refleja más bien refracta, resignifica la realidad”, y
bien aquí se ve evidenciado, no obstante a nuestro juicio estético la estésica de la
obra no funciona en su totalidad, y explicaremos el porqué. Esta obra al resignificar
un objeto tan común como una cama, al sacarla de su espacio natural/normal y
ponerla en el museo -que en este caso no es el lugar más apropiado-, hace que
pierda mucho sentido y fuerza conceptual, tal y como Adorno entiende la obra es
una constelación de tiempo en cuanto que en ella podemos ver una congregación
de tiempos pasados, varias colillas de cigarrillo, empaques abiertos, la vela ya casi
derretida con la mecha quemada evidenciando desgasto y un cuerpo que ya no está
pero que dejó su rastro, delatan los diversos momentos que la obra contiene.

Estos tiempos se relacionan entre sí para dejar una huella de lo que fue, es un
mensaje directo econtrar ese desorden y entenderlo como caos pero no muestra
exactamente todo lo que Tracey Emin vivió para llegar a esta situación. El discurso
que involucra un momento de su vida, de recurrentes noches de sexo es algo que la
obra flaquea al representar, de igual manera el dolor que sintió por los dos abortos
que padeció no está implícito en la pieza, carece de todos estos elementos
conceptuales de los que se construye el discurso de la obra. A partir de la lectura de
Gadamer La actualidad de lo bello, podemos decir que la obra es parcialmente
carente de una Identidad Hermenéutica, ya que, se le da sentido a la cama no por
su contexto sino porque ella misma nos muestra un desorden que transmite un
montón de sensaciones caóticas, pero el mensaje que la artista nos quiere dar a
entender no es claro en su totalidad, hace falta de una explicación si se quiere
entender el concepto, la cama no se sostiene por sí sola y no puede someter al
espectador al juego para entenderla.

Adorno también explica cómo en “la base de una obra de arte debe existir una
relación particular con la realidad y la sociedad”, esta es otra forma de aproximarse
a la obra, podemos relacionarla con la situación actual de confinamiento que todos
estamos viviendo, denotamos que esta imagen que Tracey nos muestra no está tan
alejada de nuestra realidad. Podemos seguir descontextualizando la imagen de la
artista y así traerla a un plano más cercano al caos en nuestras vidas.

El objetivo que cumple el arte es poder reorganizar el caos de una manera en que
sea entendible para el espectador, en este caso la pieza sigue inmersa en este caos
tal vez un reflejo de “aqueronte” interior, a diferencia de la noción de caos que
entiende Deleuze y Guattari en ¿Qué es la filosofía? , en vez de “sumergirse” en la
nada, en el olvido y en lo fugaz lo que hace es inmortalizar su desorganizada etapa.
Emin no filtra estas vivencias en su obra, por lo que obtenemos un lugar común de
su experiencia en la pieza. Se puede decir que la obra de alguna manera es un
autorretrato de ella siendo muy explícita la relación entre el desorden físico de la
cama y lo que podríamos llamar el desorden que Emin llevaba en este periodo de su
vida.

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