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RESUMEN PARA INFORME:

Presencia de San Pedro en Roma:

Algunos autores, por controversias estrictamente confesionales entre distintas Iglesias,


apoyándose en aquella expresión de los Hechos de los Apóstoles, «se marchó a otro lugar» ,
con que San Lucas concluye el relato de la prisión y liberación de San Pedro, durante la
persecución de Herodes Agripa, que causó el mar-tirio de Santiago el Mayor, han negado la
presencia y muerte de San Pedro en Roma, pues con esa frase afirmaría San Lucas que San
Pedro murió por entonces; pero los acontecimientos del concilio de Jerusalén invalidan por
completo esa teoría.

Tampoco tiene visos de verosimilitud alguna la afirmación de quienes quieren ver en el relato
de la controversia con Pedro en Antioquía que éste ya había muerto cuando Pablo escribió la
Carta a los Gálatas. Estas objeciones se estrellan contra el muro firme de la tradición, escrita y
monumental, tanto de la Iglesia occidental como de la Iglesia oriental, que está unánimemente
a favor de la presencia y muerte de Pedro en Roma. La capital del Imperio Romano es la única
ciudad del mundo que tiene la pretensión de haber sido el escenario de la muerte de Pedro.

TESTIMONIOS ESCRITOS:

San Pedro escribió su primera Carta en Roma: «os saluda la Iglesia de Babilonia»; Babilonia es
Roma en sentido figurado, lo mismo que en el Apocalipsis de San Juan; pues no puede tratarse
de la Babilonia bíblica, junto al Eufrates, ni tampoco de la Babilonia egipcia que, por entonces,
no era nada más que una simple fortaleza militar emplazada donde está actualmente El Cairo.

Clemente Romano escribe en torno al año 92 una carta a la Comunidad de Corinto, en la que
atestigua el martirio de Pedro y Pablo en Roma durante la persecución de Nerón.

Durante el siglo II abundan los testimonios a favor de la presencia de San Pedro en Roma:
Papías de Hierápolis dice que Marcos escribió, a petición de los fíeles, el evangelio que Pedro
predicaba en Roma. Dionisio de Corinto afirma que Pedro y Pablo predicaron el evangelio en
Roma. Ireneo de Lyón también afirma reiteradamente que Pedro y Pablo fundaron la Iglesia de
Roma, lo cual no significa que ellos fueran los primeros que predicaron el evangelio en la
capital del Imperio.

TESTIMONIOS ARQUEOLOGICOS:

A los testimonios literarios, que tienen sin duda un gran valor demostrativo, hay que añadir los
testimonios arqueológicos:

Culto a San Pedro y San Pablo en la catacumba de San Sebastián:

El calendario de la Iglesia de Roma ( 354 ) y el Martyrologium Hieronymianum ( 431 )


celebran el día 29 de junio la memoria de San Pedro en el Vaticano y la de San Pablo
en la Vía Ostiense ; y la memoria conjunta de los dos Apóstoles Ad Catacumbas, en la
Vía Apia, en el lugar que más tarde ocuparía la basílica cementerial de San Sebastián
que en el siglo iv se llamaba todavía « iglesia de los Apóstoles ». Una inscripción
damasiana habla de una presencia de San Pedro y de San Pablo en aquel lugar, en el
sentido de que habían estado que ambos Apóstoles fueron venerados allí, como puede
verse en los « graffitti » existentes sobre las paredes de aquel lugar de culto. aunque
también se pudo tratar del culto particular de la secta novaciana en memoria de los
Apóstoles.

La tumba de San Pedro en el Vaticano:

De la disputa del presbítero romano Gayo con Proclo, presbítero identificación del
monumento sepulcral de San Pedro del que habla Gayo ; signos evidentes de un culto
ininterrumpido a San Pedro desde el monumento de Gayo que fue encerrado como en
un estuche de mármol y pórfido sobre el que se superpondrán el altar de Gregorio
Magno, el de Pascual II y el actual de la Confesión construido restos de San Pedro . Los
arqueólogos descubrieron un « hueco » o nicho en el muro de los « graffitti » revestido
de mármol y mosaicos en del Muro g, y logró identificar el nombre de Pedro en forma
criptográfica, unas veces solo, y otras veces unido al nombre de Cristo e es más
importante, una frase en griego Petr ( os ) ení ( Pedro está del Muro de los « graffitti »
con el Muro rojo ; y el análisis de los huesos y de la tierra a ellos adherida llevó a la
conclusión en 1962 de Margarita Guarducci hizo público el resultado de sus
investigaciones en 1965, llegando a la conclusión de que aquellos restos humanos eran
precisamente los del Apóstol San Pedro un paño de color púrpura bordado en oro ; lo
cual evidencia la veneración que se tributaba a esos restos ; 2 ) el « hueco » o nicho del
muro cuando Constantino revistió de mármol y pórfido el monumento funerario
anterior ; y así permanecieron hasta que los arqueólogos los de los restos de San Pedro
se han hecho algunas objeciones relativas a la inviolabilidad del « hueco » desde los
tiempos de Constantino.

SAN LUCAS

a) Primeros contactos con la gentilidad en Palestina

Hechos de los Apóstoles no se dice expresamente que fuera un judío de la diáspora,


sino que «había subido a adorar en Jerusalén», y re-gresaba a Etiopía leyendo al
profeta Isaías, todo lo cual podían ha-cerlo también los prosélitos . Sin embargo, se
con-sidera que el centurión Cornelio y su familia fueron los primeros gentiles que
abrazaron la fe cristiana.

Los Hechos de los Apóstoles, después de haber narrado la solu-ción que se dio en el
concilio de Jerusalén al problema de la admi-sión de los gentiles sin exigirles la
observancia de la ley mosaica, se ocupan solamente de la actividad apostólica de San
Pablo, con alguna mención esporádica sobre la actividad de otros apóstoles.

La primera Carta de San Pedro, dirigida a los cristianos del Pon-to, Capadocia, Galacia,
Asia y Bitinia, alude a la presencia de cristia-nos provenientes de la gentilidad. Algunas
de estas regiones, como el Ponto y Capadocia, según la narración lucana, estaban
representa-das en Jerusalén el día de Pentecostés . Los Hechos de los

Santiago el hermano del Señor, que está al frente de la comunidad cuando el concilio
de Jerusalén La dispersión de los Apóstoles
C. 5. San Pedro y la Iglesia de Roma 67 muerte a Santiago el Mayor, y a la cárcel a San
Pedro. No es preciso entender esos doce años sin interrupción alguna, puesto que los
He-chos afirman que algunos, como Pedro y Juan, hicieron excursiones apostólicas
fuera de Jerusalén. Pero lo cierto es que después de la persecución desatada por
Agripa contra los cristianos de procedencia palestinense, ya no se conoce ninguna
reunión de los Doce, sino so-lamente de Pedro, Juan y Santiago el Menor, con ocasión
del conci-lio de Jerusalén .

Esa tradición afirma que a cada uno de los Apóstoles se le asig-nó un lugar para su
acción evangelizadora; pero no se conoce con exactitud el destino de cada uno de
ellos.

Juan, y la decapitación de Santiago el Mayor por orden de Heredes

Santiago el Menor, hermano de San Judas Tadeo, según la tra-dición occidental, quedó
al frente de la comunidad de Jerusalén al dispersarse los Apóstoles; fue muy estimado
por los cristianos y por los mismos judíos; escribió una Carta canónica. Murió mártir en
el año 62, siendo arrojado desde el pináculo del Templo. Sus restos son venerados en
Roma en la basílica de los Doce Apóstoles. La tradi-ción de la Iglesia occidental, al
contrario que la Iglesia oriental, iden-tifica a Santiago el Menor con el Santiago que
está al frente de la co-munidad cuando el concilio de Jerusalén.

San Mateo evangelizó primero en Palestina, donde escribió el

Etiopía, y aquí sufrió el martirio, clavado al suelo y quemado vivo.

Sus restos se veneran en Salerno .

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