Está en la página 1de 1

¡SOY MUJER!… ¡SOY VENEZUELA!

Reflexión para los que estàn y los que se fueron. Cada mujer nacida del
vientre de este hermoso país, ha construido y reinventado su propio camino, su
historia de vida, que la identifica como mujer venezolana, cualidad que
heredamos de nuestros ancestros y eso es lo que expresamos:

-Somos mujeres de naturaleza guerrera, pacíficas y echadas pa’lante-


Así pues, aquí va mí…historia:
Les cuento que un buen día, viviendo en un barrio (parte de una población
que convive y tiene un carácter peculiar) de mi querida Venezuela, después de
un sueño reparador, desperté y fijé mis hermosos ojos en el techo; mido un
metro sesenta de estatura, con un cuerpo envuelto en ochenta y tres preciosos
kilos, posados sobre un colchón semiortopèdico y de marca. Durmiendo a mi
lado, la hija de apenas diez y seis años, criando a su primer bebé, -mi primer
nieto-, con un padre y abuelo ausente, arrimada en casa de mi mamá y una
abuela que siempre me ha apoyado.

Pero, una noche, mirando el cielo colmado de estrellas y adornado con una
inmensa luna llena que parecía más bien una gigantesca torta de casabe (torta
hecha de yuca, raíz comestible) -decidí marcharme- sin decirle nada a nadie.
Dejé a mi hija y a mi nieto... abandoné el trabajo, como profesora de
postgrado y doctorado en una prestigiosa universidad en un cargo relevante y
rentable en su momento; recogí mis maletas y aquí estoy… en Perú, en un
barrio, en una habitación y en un trabajo cualquiera. Y… ¿Para qué?

Durante varios meses tuve que repartir propaganda y vender pasteles en las
calles peruanas para sobrevivir. Después de mucho caminar, buscar y rebuscar
conseguí trabajo y, con lágrimas en los ojos comencé a trabajar en una escuela
de nivel primario, acompañada de un sentimiento de culpa, que a su vez culpa
al gobierno de turno, a la familia… a una sociedad en decadencia, menos a
mí… ¡La culpa es de otros!

Hoy, con 45 años de edad, menopausia precoz y sola; trabajando sin


descanso para pagar habitación, comer y poder enviar la remesa cada mes a
mi familia… y sin derecho a fatigarme, ni a criticar, mucho menos a cuestionar,
de lo contrario te botan, y de pasapalo …¡no te pagan!…

Estoy aportando mis conocimientos, experiencia y el máximo esfuerzo en otro


país extraño al mío. Lo que nunca entregué a mi propio país; el que me formó
y elegí nacer, ¿Qué le he dado a mi país? De Venezuela, recibí todo.

Mi país grita y reclama una y otra vez, como en parto doloroso y con profunda
tristeza alcanzo a responderle:

¡SOY VENEZUELA!... CON ROSTRO DE MUJER!


Ana Rosa Paredes
27 de Octubre de 2018

También podría gustarte