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Érase una vez un osito llamado Hans vivía en el bosque con su familia siendo integrada por la
mamá osa, papá oso y 2 hermanos más pequeños que él, pues ellos mantenían la unión, la
comunicación, el apoyo y la armonía. El osito Hans era muy tranquilo, inteligente, amable y con
buenos modales.
Un día, al llegar
a la escuela, el
osito Hans al
pasar por el
pasillo de
lokers vio un
¿Sabes tocar un instrumento? anunció de un
taller que decía:
Hans, asustado entró a la tienda sintiendo la satisfacción de poder estar con el papá oso, así que se
dirigió a él y olvidando lo que había sucedido allá fuera decidió contarle lo del taller. El papá oso muy
feliz le comento:
- ¡Muy bien hijo, eso sería fantástico!, ¡Yo sé que tú puedes lograr lo que te propongas, eso sin duda!
Pasó una semana y por fin llego el día y Hans emocionado por aprender nuevas cosas entró al salón y
vio que estaban los 2 animales maldosos que lo estaban molestando en la escuela, al verlos sintió como
el estómago se le fue haciendo chiquito, entonces tuvo que tomar asiento en la parte de atrás evitando
las travesuras que le hacían.
Pasaron las horas y todo iba muy bien, hasta que comenzaron a formar equipos para que todos los animales
se conocieran unos a otros y que además aprendieran todos juntos ayudándose entre ellos, pero la dinámica
era que solo 2 de los que ya tenían un mayor conocimiento de los instrumentos musicales debían elegir con
cuál de los nuevos integrantes les gustaría trabajar.
Los equipos eran formados por los 2 animales cretinos (la serpiente y el jabalí), así que empezaron a
seleccionar y solamente quedo Hans, pues estos animales maldosos decidieron rechazarlo y uno de ellos
comentó:
- ¡tú no eres bueno para estas cosas pues te pareces a los débiles, a los que no saben hacer nada!
Siendo Hans rechazado en los equipos se fue corriendo a su casa llorando.
Al llegar a la casa, el Sr. Y la Sra. oso se acercaron a él preguntando qué era lo que había pasado y Hans
les contó lo que sucedió en el taller, así que el papá y la mamá oso dijeron:
- ¡Tú eres único, no dejes que otros te quiten lo valioso que eres, sino que demuéstrales que puedes
hacer muchas cosas y sonríe, sonríe siempre y no dejes que nadie te quite la felicidad y las ganas
de querer aprender!
Al día siguiente, el osito Hans se presentó al taller y comenzó a trabajar por su cuenta, sin la necesidad de
estar dentro de un equipo, demostrando las ganas de trabajar y el interés de aprender a tocar un
instrumento, poco a poco Hans fue aprendiendo, conociendo la historia de cada uno de estos objetos
sonoros y el saber cómo utilizarlos, uno de ellos fue:
Además de poder componer notas musicales, creando melodías y como es el que al tocar algún artefacto
se sienta la emoción y la sensación de escuchar y sentir estas notas que componía Hans era de forma
maravilloso.
El último día de clases en el taller, como trabajo final era hacer una presentación con el instrumento que más se les
hiso difícil dominar, Hans escogió tocar el piano, pues para él se le complico mucho el aprender a tocarlo, así que
emocionado por el gran día, Hans se preparó y al presentarse ante el público, comentó: