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INTEGRACIÓN
y
SALUD MENTAL
El proyecto Aiglé 1977-2008
2ª
edición
biblioteca de psicología
Desclée De Brouwer
INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
El proyecto Aiglé 1977-2008
HÉCTOR FERNÁNDEZ-ÁLVAREZ
2ª edición
BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA
DESCLÉE DE BROUWER
1ª edición: octubre 2008
2ª edición: junio 2009
Prólogo................................................................................................ 13
Héctor Fernández-Álvarez
PARTE I:
ASPECTOS ESTRUCTURALES
2. Evaluación psicológica............................................................... 65
Mariana Maristany y Héctor Fernández-Álvarez
PARTE II:
DISPOSITIVOS TERAPÉUTICOS CON NIÑOS
Y ADOLESCENTES
PARTE III:
DISPOSITIVOS TERAPÉUTICOS INDIVIDUALES
PARTE IV:
DISPOSITIVOS VINCULARES, FAMILIARES Y GRUPALES
Evolución de la demanda
Previo a estar frente a nosotros contestando por qué cree estar allí,
el paciente ha seguido, muy probablemente, un derrotero que puede
modelo de abordaje y diseño de tratamientos 25
ser largo y penoso y tal vez haya hecho no sólo diversas consultas,
sino que puede acarrear más de un tratamiento. Los resultados de
las terapias precedentes influyen en la conformación de la demanda,
aunque dicha influencia no funciona de manera lineal. Tratamientos
exitosos pueden ser un motivador positivo para una nueva consulta,
pero también pueden ser un modelo del que es difícil despegarse,
mientras que los fracasos anteriores son, a veces, un buen estímulo
para intentar algo nuevo, y otras, se constituyen en una pesada carga
de frustraciones difícil de superar. Nuestro modelo asistencial pro-
cura obtener datos relevantes sobre esa evolución antes de la primera
entrevista con el paciente mediante un Sistema de pre-admisión. Los
terapeutas que realizan esa tarea integran el Equipo de Admisión
Centralizado y su labor consiste en solicitar, a la persona que con-
sulta, información respecto de aquellas variables que permiten una
orientación preliminar sobre la evolución de la demanda. Habitual
mente esos datos se recaban por teléfono e incluyen, además de la
información referida a las variables básicas (nombre, edad, domici-
lio, profesión, actividad laboral), preguntas relativas a:
A: –Tu pareja
S: –Si, exacto. Esas dos cosas son para mí muy importantes, no
funcionan bien y no me hacen funcionar bien a mí en todo lo
que es mi vida cotidiana, mi trabajo, mi familia y demás. En el
trabajo porque hay días que no tengo ganas de ir y me levanto
porque me tengo que levantar y cuando estoy ahí no quiero estar,
y no hago nada. Con mis amigos nada. Porque no hago otra cosa
que ir del trabajo a mi casa: duermo, me levanto, voy al trabajo,
vuelvo a mi casa y duermo. O sea, no salgo a distraerme, no hago
nada, nada, nada, nada y eso me está haciendo mal.
A: –Entre los dos problemas, ¿cuál te parece más importante, el
de tu casa o el de tu pareja?
S: –El de mi familia es importante pero creo que yo no puedo
hacer nada para que cambie la situación. Creo que es un pro-
blema entre mi papá y mi mamá que si no lo solucionan ellos
creo que yo no puedo hacer nada para que lo solucionen. Y con
mi pareja también, es un problema que yo tampoco puedo hacer
nada para solucionar, lo tiene que solucionar él pero me afecta
un montón a mí.
A: –¿Y cuál es el problema?
S: –El problema es que él está recién separado, estuvo casado 10
años, se separó hace unos meses y tiene sus cosas y sus proble-
mas. Es una situación difícil porque no puede darme a mí todo
lo que a él le gustaría darme, y yo no puedo compartir con él todo
lo que quisiera y ahí es donde me caigo yo.
[…]
tico hace bastantes años. Y como vos decís, hoy sin él no podés
dormir. Eso a mí me parece que es un problema grave.
C: –O duermo mal… me despierto…
T: –Para el caso es lo mismo. Yo creo que a los 40 años sería
bueno que pudieras dormir sin tomar nada. Porque desde los 45
se te va a hacer más pesado, a los 50 se te va a hacer más pesado.
Entonces, la medicación no es inocua. La medicación…
C: –Produce acostumbramiento.
T: –Tiene una serie de efectos. Vos no podés vivir toda la vida
con eso. Hay personas que viven toda la vida tomando insulina
porque la necesitan, y otras personas otras cosas. Ya sería otra
historia. Entonces a mí me parece que no es una buena ganan-
cia la que estás logrando porque tomes el ansiolítico. Porque te
va haciendo más vulnerable, te va haciendo vulnerable. Y a lo
mejor, haciendo psicoterapia, podrías llegar a dormir sin tomar
la pastilla. Tendrías que atravesar, a lo mejor, un período difí-
cil… pero me parece que tal vez esto también contribuyó a que
la psicoterapia si te sirvió este tiempo, no te sirvió tanto porque
también estabas con este bastón. Es como que estabas hacien-
do prácticas para correr la maratón, y por otro lado andando
con muletas. O sea me parece que hace tiempo que vos venís
como jugando a dos puntas con los tratamientos…
C: –Sí.
T: –Y esto no es bueno.
El equipo de admisión
1. Entrevistadores
2. Observadores
3. Evaluadores
– Decisión Preliminar
a. Concluye la prestación
b. Otras entrevistas / estudios (cuáles)
c. Derivación a otro centro
– Clasificación
a. Sistema clásico (DSM– ICD)
b. Modelo basado en el estilo constructivo
– Entrevistas Subsiguientes
a. Dispositivo
b. Evolución de la demanda y nuevos elementos significativos
c. Decisión diagnóstica
– Evaluaciones realizadas (informes adjuntos)
– Indicaciones
a. Tipo de tratamiento, incluyendo formato y duración estimada
b. Objetivos
c. Expectativas de resultados
– Seguimiento
Lo que a mí me pasa...
La rotulación
Cada paciente le da un nombre a lo que lo aqueja. En esa desig-
nación reúne y sintetiza sus conocimientos sobre su malestar o sobre
aquello que lo motiva a consultar. Utiliza para hacerlo los aportes de
la psicología popular y vuelca en esa denominación las observacio-
nes que ha realizado sobre sí y las que ha recogido de los otros en su
interacción cotidiana. Esta operación cognitiva refleja el intento por
organizar una situación que le plantea mucha incertidumbre. Con
frecuencia el rótulo reúne uno o varios síntomas (angustia, depre-
sión). Cuando el motivo de consulta está vinculado con un fenómeno
situacional, el paciente suele tener más facilidad para rotularlo (fra-
caso en los estudios, dificultad para formar una pareja).
La atribución
Todos los seres humanos atribuyen cada cosa que les ocurre a
algo. Y aunque podemos tolerar cierto grado de incertidumbre a ese
respecto (variable en cada individuo), seríamos incapaces de sostener
nuestra experiencia si no encontráramos alguna forma de explicar el
origen de lo que nos pasa. Al hacerlo, recurrimos tanto a principios
causalistas como finalistas, pero lo importante es poder depositar en
algún modelo explicativo las razones que supuestamente dan cuenta
de nuestras acciones. Dicha atribución no se traduce, necesariamen-
te, en representaciones conscientes. Los archivos explícitos de la
mente participan, por el contrario, escasamente en esa operación. En
la mayoría de los casos, nuestras atribuciones son procesos implícitos
que guían nuestro comportamiento aunque no tengamos registro de
ello. Con la atribución ocurre algo semejante a la rotulación; cuanto
más difícil le resulta al paciente precisar la atribución de sus acciones
y de sus estados, tanto más probable es que nos encontremos frente
a alguien que tiene serias dificultades para organizar su actividad
psíquica. Por el contrario, la mayoría de quienes se desempeñan
con desenvoltura en la vida cotidiana (aún cuando padezcan de
síntomas agudos o persistentes) tienden a atribuir sus experiencias
(tanto funcionales como disfuncionales) de manera consistente y esa
explicación delimita la comprensión de la experiencia disfuncional y
enmarca los cambios que pueden ensayarse.
modelo de abordaje y diseño de tratamientos 45
La búsqueda
Las personas comienzan relatando la naturaleza de su malestar y,
eventualmente, ingresan luego en la narración de su historia perso-
nal y de las vicisitudes que la atravesaron. Nos muestran las marcas
de su dolor: sus estados de ánimo afectados, las señales físicas del
abandono, del miedo en sus rostros, de su desprolijidad. Nos hablan
de sus síntomas y los exponen como parte de la actualización que
acompaña el movimiento de los fenómenos clínicos. Pero, a partir de
lo que observamos no es fácil deducir fácilmente en qué consistirá
el trabajo terapéutico. ¿Qué relación hay entre lo que los pacientes
dicen padecer, lo que manifiestan de su sufrimiento y lo que esperan
y quieren lograr con su consulta? ¿Qué buscan?
Referencias bibliográficas
Introducción
PROCESO DE ADMISIÓN
ENTREVISTAS ADMINISTRACIÓN
DE ADMISIÓN DE TÉCNICAS
Identifica el problema
por evaluar (QUÉ) Formulación hipótesis
Integra la información Recomendaciones
para el diseño
DISEÑO DE TRATAMIENTO
evaluación psicológica 69
¿Qué evaluar?
¿Qué necesita solicitarle el terapeuta al evaluador? ¿Qué datos
pueden serle más útiles en cada caso? ¿Qué diagnóstico presuntivo
conviene que le anticipe el terapeuta, y qué datos de la entrevista
pueden ser un sesgo que condicione negativamente la tarea del eva-
luador?
70 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Batería de pruebas
1. Técnicas multirrasgo
Las más utilizadas en nuestro país son el MMPI-2 (Inventario
Multifásico de la Personalidad de Minnesota) (Brenlla, Wasser de
Diuk y Maristany, 1992; Casullo, 1999; Silin, 2008) y el MCMI-III o
II (Inventario Clínico Multiaxial de Millon) (Casullo, Castro Solano,
Braude y Koldovsky, 2000; Richaud de Minzi, Oros y Lemos, 2006).
También pueden incluirse pruebas de evaluación de rasgos de perso-
nalidad como el NEO-PI-R (Costa y McCrae, 1985) y el BFI (Castro
Solano, 2005), ya que, en la evaluación de la personalidad, tales
pruebas incorporan aspectos dimensionales significativos para su
comprensión.
72 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
1.1. MMPI-2
Es uno de los cuestionarios de mayor validez empírica para la eva-
luación de la personalidad. En 1940 fue publicado el primer artículo
sobre este cuestionario. Desde entonces fue traducido a una gran can-
tidad de idiomas, incluido el japonés. Tras 45 años, en 1989, se reali-
zó la reestandarización de la primera versión. Se publicó el MMPI-2
para adultos a partir de los 18 años, y el MMPI-A para adolescentes.
El MMPI-2 es una buena medida de diagnóstico, permite la eva-
luación de pacientes que presentan un cuadro que no es homogéneo
desde el punto de vista sintomatológico, o no tienen un desorden
claramente limitado (Lambert, 2004).
Es una técnica con un alto grado de validez empírica y una gran
cantidad de investigación que la respalda, por lo que es clínicamente
muy útil. Permite un diagnóstico tanto categorial como dimensional,
considerando ambos aspectos de la evaluación. Beutler (2003) desarro-
lló un modo de evaluación dimensional para el diseño de tratamiento
en donde el MMPI-2 puede ser un instrumento de aplicación.
Una de las desventajas es la extensión del cuestionario (567 ítems)
por lo que no puede ser administrado a pacientes con dificultades
de compresión verbal y con baja disponibilidad para el tratamiento.
Otro inconveniente es que no resulta una técnica sensible para detec-
tar cambios en el corto plazo.
1.2. MCMI-III
El MCMI-III es la versión actualizada de los inventarios clínicos
de personalidad de Millon y fue construido siguiendo los mismos
criterios de sus predecesores MCMI I y MCMI-II.
evaluación psicológica 73
1.3. SCL-90-R
Es una técnica breve, compuesta de 90 ítems, una de las más útiles
de multirrasgo para la evaluación de resultados (Farnsworth, Hess &
Lambert, 2001).
Se obtiene un puntaje en nueve subescalas: somatización, obsesio-
nes y compulsiones, ansiedad, depresión, ansiedad fóbica, sensitivi-
dad interpersonal, ideación paranoide y psicotisismo. El índice global
de severidad (GSI) es el mejor indicador del grado de severidad del
trastorno, y es usualmente utilizado para la evaluación de resultados,
ya que combina la información del número de síntomas y la inten-
sidad del distrés. Presenta un alto grado de validez y consistencia
interna. Contamos con baremos locales. Muestra correlación elevada
con el BDI (Inventario de depresión de Beck) y el STAI (Inventario de
ansiedad Estado-Rasgo).
Evalúa síntomas que reflejan el estado del paciente, no pueden
evaluarse dimensiones o patrones estables de la personalidad.
• Dominación/control
• Vengativo/autocentrado
• Frío/distante
• Sumiso/no asertivo
• Inhibido socialmente
• Acomodaticio/explotable
• Expresivo/ansioso/demandante
• Autosacrificio
76 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
3. Técnicas monorrasgo
Las técnicas denominadas de monorrasgo son escalas que evalúan
un aspecto muy específico del sujeto (ansiedad, autoestima, depre-
sión, pensamientos automáticos, miedo a evaluación negativa, claus-
trofobia, etc.). Son técnicas breves y que usualmente contienen entre
15 y 30 ítems. Sólo se tarda entre cinco y diez minutos completarlas.
Un ejemplo de este tipo de pruebas, puede ser la Escala de Ansiedad
de Liebowitz (1987). Es una escala muy sensible para detectar este
tipo de dificultades, que con pruebas más generales no sería posible
(Fernández-Álvarez y Bogiazian, 2008).
Durante los años ochenta, el nivel de desarrollo de técnicas de
monorrasgo ha sido inconmensurable, ligado en especial al desarro-
llo de la investigación en salud mental.
¿Cuáles son los instrumentos más adecuados para evaluar dimen-
siones específicas en el campo de la clínica? ¿Qué condiciones deben
cumplir para ser útiles? Deben tener suficientes estudios de validez y
confiabilidad que aseguren su valor como instrumentos de medida.
Estos estudios permiten conocer el grado de sensibilidad para medir
el cambio en psicoterapia.
Las pruebas específicas de monorrasgo permiten, a la hora de eva-
luar los resultados, obtener mayor sensibilidad para detectar en qué
aspectos el paciente obtuvo mayores cambios y en cuáles no, en parti-
cular en tratamientos focalizados en el cambio de síntomas específicos
(ver apéndice 1).
Evaluación psicológica:
Nombre Inés
Edad: 25 años
Técnicas administradas: MMPI-2, IIP, SCL-90-R, BDI-II, STAI,
Inventario de Desesperanza de Beck, pensamientos automáticos.
Resultados obtenidos
STAI:
Estado 100
Rasgo 100
Presenta elevación muy significativa, tanto en ansiedad estado o
rasgo. Es muy elevado el nivel de nerviosismo y tensión que no puede
regular adecuadamente.
Experimenta sentimientos de catastróficos frente a situaciones de
amenaza.
80 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
MMPI-2:
Escalas clínicas
SCL-90-R:
Somatizaciones 2,67
Obsesiones y 3,30
Compulsiones
Sensitividad 2,11
interpersonal
Depresión 2,77
Ansiedad 1,70
Hostilidad 0,50
Ansiedad 1,43
fóbica
Ideación 1,83
paranoide
Psicoticismo 1,40
Síntesis
Presenta un nivel de malestar subjetivo muy elevado. El nivel de
sufrimiento psicológico es muy significativo. Presenta elevación muy
significativa en ansiedad y depresión. El estado emocional es muy dis-
funcional.
Se observa ideación suicida franca y es una paciente que puede
presentar conductas de riesgo. El nivel de impulsividad y hostilidad es
elevado por lo que la regulación emocional es muy deficitaria.
84 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Recomendaciones:
• Evaluar el grado de disponibilidad para el tratamiento. El grado
de desesperanza de la paciente afecta la disponibilidad hacia el
cambio.
• Evaluar la necesidad de una intervención psicofarmacológica
para la disminución de los niveles de malestar subjetivo ya que
es una paciente de riesgo.
• El dispositivo terapéutico debe implicar intervención compleja.
Batería de instrumentos
La evaluación familiar implica técnicas de:
1) Evaluación de dimensiones familiares (cohesión, alianzas,
comunicación, flexibilidad, etc.)
2) Evaluación de ajuste en parejas
3) Evaluación de niños
4) Evaluación de adolescentes
evaluación psicológica 87
2.5. Genograma
La utilización del genograma es también una técnica utilizada
para la evaluación y exploración familiares (Mc Goldrick y Gerson,
1987).
Conclusiones
¿Qué nos espera en el futuro?
En los últimos 30 años, la utilización de instrumentos de medida
ha sufrido una expansión muy significativa, especialmente en la uti-
lización de instrumentos autodescriptivos. Esas pruebas se utilizan
tanto para la investigación como para la evaluación clínica. No pare-
ce haber temática alguna que no cuente con instrumentos de medida
aunque sean de desarrollo incipiente.
A lo largo del capítulo se desarrolla un modo de utilizar las prue-
bas de evaluación que resulta clínicamente útil. Los psicólogos clíni-
cos debemos demostrar que las pruebas de evaluación son efectivas y
beneficiosas para la práctica clínica.
Desarrollamos un modelo de evaluación terapéutica en el cual la
utilización de instrumentos complementa las habilidades terapéuti-
cas necesarias para que un proceso de psicoterapia sea eficaz (habi-
lidad para el diseño y para la evaluación). Es así que colabora en el
diseño terapéutico en la evaluación de procesos y resultados.
Es muy importante, sin embargo, tener en cuenta algunos puntos
que pueden reformular los métodos de evaluación de forma signifi-
cativa:
Referencias bibliográficas
Apéndice 1
Cuestionario de autocontrol
Rehm, Kaslow, Rabin & Willand (1981)
Objetivo: actitudes y creencias acerca del proceso de autocontrol.
2) ANSIEDAD GENERALIZADA
Inventario estado-rasgo de ansiedad (STAI)
Spielberger, Ch., Gorsuch, R.L., Lushense, R.E., Vagg, P & Jacobs, A.
(1983).
Figueroa (1991) - Versión Argentina
Objetivo: obtener información confiable y rápida en forma autoadmi-
nistrada, de estado y rasgo de ansiedad.
3) FOBIAS ESPECÍFICAS
Inventario de temores (Fear Survey Schedule, FSS-III)
Wolpe & Lang (1964)
Calvo (1975), Carboles, Costa, Del Ser y Bartolomé (1986) – Versión
española
Objetivo: conducta fóbica.
4) FOBIA SOCIAL
Escala de ansiedad y evitación social (Social Avoidance and Distress
Scale, SAD)
Watson & Friend (1969)
Objetivo: ansiedad frente a la interacción social y el grado de evitación
e situaciones sociales.
5) TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO
Inventario de Padua (Padua Inventory)
Sanavio (1988)
Objetivo: evaluar signos de un trastorno obsesivo-compulsivo tomando
en cuenta control sobre actividades mentales, contaminación, conductas de
chequeo, preocupación por perder el control de la conducta.
6) ANSIEDAD DE SEPARACIÓN
Cuestionario de ansiedad de separación en adultos, (Adult Separation
Anxiety self-report, ASA-CL)
Silove, McIntosh & Becker. (1993)
Objetivo: ansiedad de separación.
3
Programa de habilidades
terapéuticas
Héctor Fernández-Álvarez, Diana Kirszman y Edith Vega
cuado. Pero no caben dudas que ciertos niveles mínimos deben reunir-
se pues no podrá funcionar adecuadamente como terapeuta quien no
reúna esas condiciones. A esto debe agregarse un hecho de importancia
vital, tanto para la clínica como para la formación. A medida que cum-
ple con su trabajo, cualquier terapeuta (al menos la mayoría) buscará
equilibrar sus recursos naturales procurando alcanzar un balance ade-
cuado de esas cualidades y ello tratará de ajustarlo a las necesidades
de cada paciente. Esto se producirá como resultado del ejercicio y de
la práctica regular. Seguramente, en la medida que aumente y diversi-
fique su experiencia podrá lograr convertirse en alguien más idóneo.
Ser un experto es, en definitiva, acumular positivamente lo que brinda
el desempeño regular de un oficio y concretar el aumento progresivo
de la experiencia. Sin embargo, la realidad muestra que los terapeutas
no incrementan de manera lineal su efectividad a medida que progre-
sa su experiencia. Tal incremento oscila de manera sorprendente y
curiosa. No siempre que un terapeuta “tiene más oficio” logra mejores
resultados con sus pacientes. A veces, incluso, una mayor experiencia
puede devengar un obstáculo, fomentando la aparición de actitudes
defensivas en el terapeuta o la aparición de preconceptos sobre las
condiciones clínicas de algunos de sus consultantes. Por lo tanto, para
mejorar el desempeño de un terapeuta es preferible invertir en otra
forma de aprendizaje, el que se puede obtener con un entrenamiento
sistemático. Un buen programa de entrenamiento en los comienzos de
su carrera profesional, así como la realización de cursos y seminarios
de actualización a lo largo de su evolución son herramientas funda-
mentales para optimizar el nivel de su práctica.
los esfuerzos necesarios para que cada aspirante tome contacto con
los requisitos que implica la práctica en general y las peculiaridades
que corresponden a cada especialidad. Afortunadamente, los candi-
datos no estarán solos durante el desarrollo del programa. Contarán
no sólo con los docentes que impartirán los conocimientos sino tam-
bién con supervisores que los guiarán en sus prácticas donde estas
cuestiones darán lugar a una revisión permanente del modo en que
se ven afectadas sus vidas.
Un programa de entrenamiento en psicoterapia supone apren-
der conocimientos y destrezas pero, además, debe ser una puerta
para que el candidato esté en condiciones de formularse la pregun-
ta de por qué se dedica a esa actividad, qué motivos están en juego
en la elección de su práctica, cómo le impacta su trabajo en su vida
personal y otros interrogantes que no solamente estarán presentes
al iniciarse como terapeuta, sino que lo acompañarán durante su
desempeño como profesional. A veces, precisamente, un programa
sirve para que alguien descubra razones que le indican una elec-
ción alternativa, de la misma manera que el grado de exposición de
la tarea lleva a muchos terapeutas a abandonar la profesión porque
encuentran que la tarea es muy exigente o de elevada toxicidad.
Teoría
La formación teórica reúne los tres componentes principales de
cualquier modelo: a) una teoría de la mente, b) un modelo psicopa-
tológico y c) un programa de cambios que permita conocer cómo se
interviene para volver más funcional una situación de padecimiento
(Figura 1). Esta formación deberá progresar a lo largo del entrena-
miento para permitir que el candidato (alumno) conozca:
Operaciones
El estudio de la teoría debe seguir paso a paso el entrenamiento
práctico. Ambas dimensiones se nutren entre si y el dominio en uno
de esos temas habilita al otro. La formación en sus aspectos prácticos
significa desarrollar ciertas destrezas, pues el sentido último es poder
desempeñarse con intervenciones adecuadas. ¿Qué hacer? Es una
pregunta que se impone al terapeuta con una fuerza tal que muchas
veces se ve inclinado a proceder con su intuición, cuando no dispone
de una herramienta consolidada. Esa es por otra parte la pregunta
que más circula en los equipos asistenciales ante las situaciones difíci-
les y aquellos que más habitualmente vincula a los terapeutas jóvenes
con sus supervisores. Durante muchos años, esa pregunta escondía
un mundo lleno de secretos, pues existían muchas razones que lleva-
ban a ocultar la acción de los terapeutas detrás de un velo. Se apren-
126 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
La entrevista
Lo primero es lo primero, dice un refrán. Y en el caso de la psi-
coterapia, lo primero es lograr una conexión positiva con el paciente
que sirva de base para los intercambios que ocurrirán en el curso
del tratamiento. Establecer una relación terapéutica supone adquirir
dominio en un formato de entrevista que tiene algunas notas distintas
y la vuelve diferente de otras, como la entrevista motivacional, ocu-
pacional o vocacional. ¿Cuáles son los componentes en que se basa
esta forma de entrevista?
En la literatura pueden encontrarse interesantes aportes sobre los
principios rectores que deben guiar una entrevista en el campo de la
salud mental. Shea (1998) enuncia siete objetivos:
El diseño
Las operaciones que permiten formular un adecuado diseño tera-
péutico constituyen un árbol de decisiones que conecta la deman-
da inicial con la propuesta terapéutica. La columna vertebral del
diseño es el juicio clínico que permite desagregar los componentes
de la demanda y examinarlos detalladamente, con el auxilio de los
procedimientos de evaluación complementarios, para arribar a un
diagnóstico presuntivo y a un plan terapéutico. El diseño prescribirá
un tratamiento unimodal (por ejemplo, psicoterapia, medicación,
rehabilitación social) o alguna forma de intervención combinada.
También incluirá los aspectos relativos a la extensión total, la fre-
cuencia de las sesiones, las personas que deben involucrarse en el sis-
tema terapéutico y los procedimientos técnicos a seguir, así como el
perfil del equipo de profesionales que se hará cargo del tratamiento.
En los tratamientos focalizados el diseño se realiza, habitualmente
una única vez. Pero en el caso de los tratamientos a largo plazo pue-
de redefinirse, ajustarse, modificarse de acuerdo a las necesidades
eventuales. Por supuesto, esto será particularmente sensible en los
dispositivos diseñados para asistir en condiciones clínicas complejas,
con intervenciones multinivel.
Las aplicaciones
El manejo de las técnicas constituye la tercera habilidad. Dado
el carácter amplio y heterogéneo de las mismas, el entrenamiento
necesita adecuarse a las aplicaciones específicas. Si bien es posible
impartir formación sobre aspectos genéricos vinculados a grupos
de procedimientos, el candidato deberá alcanzar el dominio de un
132 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
La evaluación
Aprender a evaluar una psicoterapia es algo muy complejo, dada
la diversidad de fenómenos que es necesario tener en cuenta (ver
capítulo 2).
La habilidad terapéutica requerida para evaluar el curso de un
tratamiento debe diferenciarse del trabajo genérico del evaluador.
La evaluación psicológica incluye procesos de diagnóstico clínico y
psicopatológico así como estudios de variables y procesos a los fines
de investigación.
Esta habilidad incluye un conjunto de operaciones que el terapeu-
ta (y su equipo) debe llevar a cabo a lo largo del tratamiento hasta su
finalización. Dichas operaciones se desprenden del sistema de juicios
necesarios para ponderar el curso de la terapia. Las siguientes pre-
guntas ilustran la naturaleza de tales juicios:
Recursos didácticos
Referencias bibliográficas
Objetivos de la investigación
Estudios de seguimiento
Existen dos líneas de trabajo en este apartado: una cuantitativa,
otra cualitativa. La primera continúa la investigación del apartado
precedente y contempla evaluaciones a los 3, 6 y 12 meses una vez
finalizado el tratamiento, con el fin de estimar la estabilidad de los
resultados.
En esta línea de investigación encontramos grandes dificultades,
ya que surgen muchos obstáculos para reunir los datos. Creemos que
esto es producto de trabajar con una población clínica “real”. Las
ventajas que tiene una población natural en relación a la validez eco-
lógica de los datos son en este aspecto una dura contrapartida.
El principal obstáculo es lograr que los pacientes estén disponi-
bles para efectuar evaluaciones de seguimiento. Esto ocurre tanto
con aquellos que tuvieron éxito como con los que sufrieron alguna
forma de fracaso en sus tratamientos. Por distintas razones, unos y
otros se muestran renuentes en colaborar con algo que no responde
a su necesidad.
156 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Pregunta 2
Relación terapéutica – Diálogo socrático
Lo que más me sirvió fue “la charla”
Biorretroalimentación
Verme en la filmación (diciendo un discurso)
158 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Ensayo de conducta
Las dramatizaciones previas
Pregunta 4
Exposición, estrategias de afrontamiento
Lo que aprendí con la terapia es que hay que atravesarlo. ¿Qué puede
pasar, desmayarse?
Pregunta 5
Reestructuración cognitiva
Me quedó que si no lo hago, el miedo se profundiza, se agiganta. No
quiero protagonismo, pero no quiero tener que evitarlo.
Pregunta 2
Psicoeducación
Ibamos hablando de… un poco cómo ven la realidad los obsesivos…
compulsivos. Y bueno, me enseñaron esto de cómo pasamos la realidad
por un tamiz de tópicos, no sé, que sobredimensionamos la respon-
sabilidad, somos perfeccionistas, tenemos algo de lo de esta fusión
pensamiento-acción, de todo esto, de cómo lo hacemos y bueno, y por
qué todo eso como que solidifica y deja las intrusiones, las hace eternas,
uno pasa a ver la realidad de esa manera.
Reestructuración cognitiva
Las ideas o los pensamientos siguen apareciendo pero ya no tienen
esa actividad tan fuerte, sé por dónde viene, ya me conozco y digo “Up,
estoy entrando de nuevo en esto”, y lo dejo ir sin más, no controlo mis
pensamientos tampoco, dejo que surjan, ya entendí que era imposible
controlar los pensamientos, bueno, los dejo fluir nomás.
Pregunta 5
Autorevelación – Cambio de narrativa
Y… básicamente a mí, el haber hablado de lo que me pasaba, que
me entiendan y que me den algún material que me dice “Usted piensa
más o menos así” o le pasa esto, y este circuito que hacen las ideas y
todo eso, a mí me hizo estar tranquilo y decir “Bueno, esto que me pasa
alguien sabe de qué se trata”. El saber qué es lo que me pasa, no tener
síntomas sin saber de qué se trata, eso me dejaba muy mal, o sea porque
yo pensaba que era una cosa mía y eso me hacía sentir, inclusive, débil
frente a los demás.
Pregunta 6
Cambios de conducta – Reorganización de la experiencia
¿Cuáles son los cambios? No tenerle tanto miedo a estas cosas, a las
ideas a las reacciones físicas, le perdí un poco el miedo, a todo eso que
era algo que me molestaba mucho, mucho. Me hacía… te voy a poner
un ejemplo, estaba en clase de la facultad y escucho toda una clase,
participo y digo “Uy qué bueno escuchar toda una clase en vivo” porque
yo antes estaba en mi mundo de ideas, el profesor hablaba de algo y yo
seguía en mi mundo de ideas, se me ocurrían esos pensamientos todo
el tiempo, y capaz volvía a la media hora y yo no sabía de qué estaba
hablando; eso era una cosa que yo noté como bueno, estar mucho más
tranquilo en reuniones.
160 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Pregunta 2
Reorganización de archivos – Reconstrucción del guión per-
sonal
Yo creo que por eso te hablo del orden; yo creo que fue acomodar
bien todos los estantes y las situaciones, que siguen siendo complica-
das, que atravieso, por lo menos entiendo cómo sobrellevarlas, aunque
hay algunas que por ahí todavía no puedo cortar. Esto lo he charlado
mucho, pero sé, siento que estoy como encaminada, no me siento tan
perdida y que, si bien no sé cómo voy a hacer para resolverlas, que las
puedo sobrellevar de otra manera.
Pregunta 3
Autorevelación – Exposición a sentimientos dolorosos
Yo creo que hay un primer momento que tuvo que ver con este llegar
y abrirme y donde el doctor por ahí tocaba cosas, a partir de lo que yo
decía, que escarbaba puntos que eran muy dolorosos o que me sensibili-
zaban mucho, y como que en algún determinado momento esos puntos
estaban más amasados, que siguen siendo puntos álgidos, pero que no
los tenía que tratar con tanto dolor, ¿no? Porque no los afrontaba con
tanta angustia o que no me hacían sentir tan sin solución o con una
soledad cósmica, no sé, como que no eran cosas irreversibles. Eso es
como una primera etapa.
LA INVESTIGACIÓN EN LA CLÍNICA 161
Pregunta 5
Flexibilización del pensamiento dicotómico
Sí, claro, interiormente, claramente veo eso, veo que está bueno
poder decir “No, hasta acá llegué, no, no quiero hacer esto”, o por lo
menos pensarlo aunque lo siga haciendo y saber que tampoco la vida es
tan determinante, sino que uno va, eso también, no sé si es una herra-
mienta, pero que hay cierta flexibilidad que no todo es si estoy haciendo
una cosa y no la quiero hacer más, me voy, sino que es un proceso, en
donde uno tiene que hacer de alguna manera concesiones con los otros,
digamos que no es todo tan traumático.
Pregunta 2
Observación de alternativas
Mi sensación, mi angustia de muerte, mis temores… yo trabajaba,
en mi profesión estaba más o menos todo ordenado, pero bueno, indu-
dablemente no estaba bien con mi mundo interior, con mis cosas, y a
partir de la terapia de grupo pude ver un montón de cosas, un montón
de cosas las resolví, otras supongo que es la vida que uno no es que está
bien para siempre, pero indudablemente me ayudó a sobrellevar.
162 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Pregunta 3
Interacción – Observación vicaria
La terapia de grupo era muy movilizante para mí; en la terapia de
grupo uno puede ver cosas que en la terapia individual, por las resis-
tencias, por defenderse, por explicar lo que a uno le pasa, como hablan
todo el tiempo de uno, eso nos genera un montón de resistencia para
[…] En la terapia de grupo uno modifica más conductas cuando se
habla del otro y no de uno, o sea cuando uno no es protagonista de la
situación y uno se identifica con determinadas cosas del otro; en rea-
lidad, cuando uno está hablando del otro uno está viendo sus propias
cosas en los demás. Como uno no tiene que explicar: “Bueno yo en
realidad…”, lo ve en el otro más claro y es mucho más movilizante para
cambiar las conductas de uno porque no tiene que defenderse, no tiene
que explicar el proceso…
Desafío de creencias
Yo un buen día dejé de tener dolores, y un buen día supe que no me
iba a morir a los 56 años y hoy tengo 60 y me controlo con mi cardió-
logo una vez cada seis meses por rutina y no porque me sienta mal, y
para mí fue un crecimiento muy, muy importante.
Habilidades de afrontamiento
Para mí, yo diría que me ayudó en todos los aspectos de mi vida.
El objetivo era ver que yo no me iba a morir o que no tenía dolores,
estar dando una clase para 150 personas y tener que irme en medio de
la clase porque me moría y terminaba en la guardia, eran situaciones
muy traumáticas y que, ahora, después de lo que pasó en los últimos
dos años con situaciones supertraumáticas, sin embargo, no lo puse en
el cuerpo. Resolví bien o mal mis problemas profesionales.
Conclusiones
Referencias bibliográficas
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tance among Spanish and argentine samples: development of the
166 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Anexos
EPT-C Cuestionario de evaluación del Estilo Personal del
Terapeuta
Héctor Fernández-Álvarez – Fernando García
El presente inventario está destinado a conocer su estilo personal como
terapeuta. No hay respuestas buenas o malas ya que diferentes estilos pueden
ser igualmente beneficiosos. Más allá de que su labor varía con los diferentes
pacientes, queremos que responda según sea su modo más general y frecuente
de llevar adelante su trabajo. No piense demasiado en el significado de cada
afirmación. La respuesta más espontánea es la más valiosa.
Cómo puntuar. Un 1 en la escala significa su total desacuerdo con la afir-
mación. Un 7 indica que usted está totalmente de acuerdo con la afirmación.
Todos los números intermedios reflejan matices en su opinión.
Patología:
Modalidad Terapéutica:
(1) Ansiedad y depresión (1) Individual
(2) Trast. de la personalidad (2) Pareja
(3) Adicciones (3) Familia
(4) Trast. severos (psicosis) (4) Grupos
(5) Trast. de la comunicación
(6) Disfunciones sexuales
(7) Otros
Duración predominante
de los Tratamientos: (1) Breve (hasta 6 meses)
(2) Intermedio (hasta dos años)
(3) Prolongado (más de dos años)
Apellido y nombre................................................................
(Si desea consignarlo)
FUNDACIÓN AIGLÉ
Departamento de Investigación
172 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
I.P.H.A.
Apellidos y Nombre____________________________________________________
Edad _____ Profesión_______________________________Estado civil________
¿Padece actualmente alguna enfermedad? Sí No. Si su respuesta fue afirma-
tiva, indique cuál: ______________________________________________________
0 1 2 3 4 5 6
0 1 2 3 4 5 6
examen algo más tarde y, en sus inicios, de una manera muy tenue.
La razón que se interponía para explorar de manera frontal su efec-
tividad era simple pero poderosa. Se trataba de un campo que había
sido organizado sobre el principio de autoridad: los supervisores eran
algunos de los profesionales más experimentados, terapeutas senior
que se ocupaban de transmitir a los noveles su propia experiencia,
buscando que los jóvenes aprendieran a replicar sus intervenciones
más exitosas y que tomaran los cuidados necesarios para evitar los
fracasos precedentes. Esta concepción hoy clásica enfoca el rol del
supervisor como un mentor y un evaluador de desempeño del tera-
peuta novel y persigue varios propósitos:
Modelos de supervisión
Áreas de la supervisión
Formatos y dispositivos
Supervisión pos-sesión
El vínculo entre paciente y terapeuta en el curso de la psicoterapia
supone siempre una forma de relación asimétrica. Por contraste con
ello las diferentes formas de supervisión pueden agruparse en dos
grandes enfoques: a) la supervisión vertical y la supervisión horizon-
tal. La primera se corresponde con la modalidad más tradicional y se
refiere a todos los dispositivos en los que se establece una relación
jerárquica entre un experto (supervisor) y uno o más terapeutas
(supervisados) de menor experiencia o entrenamiento que reciben
conocimientos.
La supervisión vertical supone una asimetría en el dominio y la
experticia de los participantes. El supervisor podrá asumir el rol de
un docente o un orientador para el supervisado. Uno de los puntos
más controversiales sobre la efectividad de la supervisión es el grado
de conveniencia de que ambos roles sean desempeñados por un mis-
188 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Supervisión en-vivo
Se trata de un dispositivo en el que el supervisor interviene mien-
tras transcurre la sesión. Los enfoques sistémicos propiciaron acti-
vamente esta modalidad acompañándola con el uso de la cámara de
visión uni-direccional. Hoy en día, esa cámara no es necesaria, en la
medida en que se puede disponer de un circuito cerrado de filmación
que permite observar la sesión e intervenir en el momento que el
supervisor lo considere adecuado.
Lo primera consideración con este dispositivo es que el supervisor
es un integrante más del equipo terapéutico en acción. Los pacientes
deben saber que el supervisor observa las sesiones y puede participar
en el momento que lo crea conveniente. La experiencia demuestra
que los pacientes, en general, no ofrecen resistencia a este procedi-
miento. Más aún, suelen sentirse asistidos con más cuidado ante la
participación de otros profesionales que velan por el desarrollo de su
tratamiento.
La relación interpersonal del proceso se establece explícitamente,
en este caso, como una vinculación triádica: paciente, supervisado (o
terapeuta) y supervisor. La conformación de la alianza terapéutica
queda atravesada por esta circunstancia y la alianza de la supervisión
incide directamente sobre el proceso terapéutico.
La experiencia recogida en nuestro centro demuestra que este
recurso es sumamente útil. La empleamos durante el proceso de
admisión y a lo largo de muchos tratamientos, especialmente en el
caso de los dispositivos de terapia grupal y familiar. Su utilidad se
concentra en la posibilidad de intervenir para efectuar ajustes en la
toma de decisiones y, además, porque permite brindar soporte al
terapeuta para que actúe con la tranquilidad y la seguridad nece-
sarias.
Este recurso puede despertar, también, ansiedad en los tera-
peutas. La observación en vivo aumenta la tensión asociada con la
evaluación del desempeño. Es indispensable establecer criterios muy
claros sobre la metodología de las intervenciones del supervisor en el
curso de las sesiones.
192 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Sistemas de registro
Para poder supervisar situaciones clínicas ya acontecidas, es indis-
pensable contar con el material correspondiente. Antiguamente, el
supervisado sólo disponía de registros de memoria sobre lo que había
ocurrido en la sesión. Su narrativa de la sesión era el punto de partida
en que se apoyaba el supervisor para brindarle ayuda. El inconve-
niente fundamental de ese proceder era el sesgo en la selección de
la información aportada por el terapeuta, aún cuando se valiera de
194 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Referencias bibliográficas
Introducción
Marco teórico
• Disminuir el aislamiento.
• Disminuir la sensación de indefensión.
• Aumentar las posibilidades de elección.
• enunciados positivos
• enunciados negativos
• peticiones /órdenes
• conversaciones
• sentimientos /enunciados de empatía
asertivo significa dejar que los demás sepan lo que cada uno siente
y piensa de forma que no los ofenda. Ser asertivo no es sólo una
cuestión de “buenas maneras”, es una forma de comportarse ante los
demás de modo que nos permita expresar sentimientos e ideas sin
maltratar al otro. Supone a la vez agencia personal (Bandura, 1986).
El pedido de ayuda
La madre de Laura (9) realizó una consulta que puede analizarse
desde:
1. el padecimiento de la niña
2. el padecimiento de la niña y su familia
3. el padecimiento de la niña y su grupo de pertenencia
4. la historia, el guión parental
220 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Había una vez dos vecinos que fueron a la playa. Marcos (6 años)
se fue hasta lo hondo y Soledad (9 años) lo fue a salvar pero no
llegaba la mano de Soledad hasta la de Marcos. El padre se tiró
y se fueron a la casa y a la noche Marcos tosía del susto que le
había quedado en la playa y Soledad le dijo “¿Me perdonás que
no te pude agarrar?”, y Marcos le dijo “Sí, te perdono” y vivieron
felices. Fin.
SITUACIONES CLÍNICAS CON NIÑOS QUE HAN SUFRIDO DAÑOS 221
El diseño de tratamiento
En el diseño se incluyeron intervenciones tanto para producir un
alivio sintomático en la niña como para modificar formas disfuncio-
nales de la comunicación intrafamiliar y del sistema familiar con el
entorno social.
En una primera etapa de 6 meses se plantearon objetivos con la
niña, con sus pares y con su familia. Se propuso una frecuencia sema-
nal con la niña y quincenal con la madre. Concluida esta etapa se rea-
lizó un balance de los logros y se consideró la pertinencia de incluir al
padre. Las Tareas Intersesión (TIS) favorecieron el curso de este aspec-
to del tratamiento (para un estudio detallado de la importancia de las
TIS en terapia familiar véase capitulo 16). Se trabajó para facilitar
modos de vinculación diferentes que valoraran más que censurasen; se
brindaron pautas de crianza acordes con la edad y con los intereses de
Laura; se trató de restaurar la relación madre-hija. Las TIS de registro
de las actitudes de la niña por parte de la madre le permitieron manejar
la ansiedad que le generaban los problemas de la niña. De igual modo,
debido a que eran escritas, tuvieron un valor documental, permitieron
focalizar la atención hacia otros recursos propios y de la niña, reelabo-
rar la relación con la hija, reorganizar la experiencia vincular, y sirvie-
ron como elemento de reestructuración de patrones disfuncionales de
la comunicación familiar. Las tareas asignadas a la niña le permitieron
generar experiencias diferentes con su entorno, lo cual implicó un
mayor despliegue y reconocimiento de sus habilidades.
Luego de los seis meses iniciales de tratamiento, se les propusie-
ron tres semestres más. Este segundo tramo del tratamiento fue más
extenso que el anterior y, dado que los síntomas habían cedido consi-
SITUACIONES CLÍNICAS CON NIÑOS QUE HAN SUFRIDO DAÑOS 223
Primer mes
¿Qué problemas manifestó?
Habló sobre inquietudes referidas a su crecimiento, al desarrollo
sexual de algunas compañeras y a la actitud seductora que observaba
en su madre. Asimismo manifestó inquietud por su desarrollo corpo-
ral: el registro de su sensibilidad y los tratamientos médicos recibidos
de pequeña. Se mostró atenta a situaciones de soledad.
• P
ara favorecer la organización temporo-espacial: traer un mapa
de la República Argentina, uno de Buenos Aires y otro del con-
tinente; traer un reloj.
• Para favorecer la expresividad: realizar un dibujo ilustrando un
cuento trabajado en sesión.
Segundo mes
¿Qué problemas manifestó?
Comentó lo feo que le parecía que una persona grande obligue a
una persona chica a hacer cosas que no quería. Se mostró preocupa-
da por el tema de las drogas en la escuela. Expresó disconformidad
en relación al espacio que ocupaba en su casa.
SITUACIONES CLÍNICAS CON NIÑOS QUE HAN SUFRIDO DAÑOS 225
Tercer mes
¿Qué problemas manifestó?
Deseo de ser sencilla. Preocupación por tener dinero y que otros
no lo tuvieran, aparentar una cosa y ser otra. Desconfianza en lo que
le decía su madre. Si bien expresó que le gustaba venir, no entendía
bien para qué.
• P
ara modificar el encuadre acordamos con su sugerencia de no
recuperar las sesiones cuando coincidieran con días feriados.
• Exploramos el significado de “sencilla”. Estaba vinculado con
el dinero y con aparentar una cosa y ser otra.
• Para favorecer el reconocimiento de otros estados emocionales
–alegre, triste, malo, contento, bueno, mimoso, pegajoso, sen-
sual, cansado, dormido, llorona, miedosa, orgullosa– trabaja-
mos con dramatizaciones y técnicas visuales.
• Para reforzar la importancia del inicio de la construcción de
su guión personal –sus propios planes, sus propias ideas– hizo
dibujos sobre cómo se veía en ese momento y cómo se imagi-
naba en 5 y 10 años.
“Un nenito, dos nenitos” (Ross, 1977) pues el padre había hecho unas
cuentas en él. Mencionó nuevamente su fantasía de ser adoptada.
Se mostró reiteradamente preocupada por las visitas que recibía su
padre: “Personas que hablan de cosas extrañas y de cómo consiguen
el dinero”. Preocupación por la salud de la madre. Comentó el temor
que le producían las películas de terror que había visto. Expresó la
vergüenza que le daba mostrar los sentimientos a través de la escri-
tura, así como el sentimiento creciente de intimidad: la necesidad de
tener una habitación para ella sola, siendo que, entonces, dormían los
cuatro juntos. Dolores de cabeza.
• S
e reconoce parecida al padre (construye significados vincula-
dos con la pertenencia y el parentesco).
La última sesión en que nos vimos con Laura, ella se llevó una
semilla de pino y acordamos conseguir una semilla de almendro.
Buscábamos con esta metáfora acercar el significado de lo perdu-
rable y el tiempo que requiere el desarrollo de “un gran árbol” (dife-
rencia entre la primera germinación y ésta). La madre nos informó
tiempo después sobre la mejoría.
Seguimiento
Seis meses después, Andrea refirió por teléfono que tenía pendien-
te poder ocuparse de ella misma y realizar un tratamiento para lo que
denominó “sus cosas”. Así se decidió continuar el tratamiento sólo
con la madre para que ella pudiera gradualmente generar y sostener
vínculos de cuidado, como los que con tanto trabajo logró con sus
hijos. Seguramente de este modo podría suturar las heridas que se
alojaban en su organización personal.
Cierre
Este relato detallado trató de ilustrar el proceso de tratamiento.
Los niños no siempre padecen por dificultades que tienen sus padres
y madres en el manejo de su crianza. A veces sus mundos interiores
alojan inquietudes que les resultan difíciles de procesar. El asomar
a nuevas alternativas suele ser un buen modo de trabajo psicotera-
péutico que produce un alivio y abre a otros caminos esperanzadores
para ellos. Los últimos modelos de desarrollo cognitivo nos muestran
que el modo de procesar no es sólo lineal o recursivo, sino que puede
discurrir por múltiples canales (Richardson, 2001).
¿Cómo y cuáles son las fantasías de las personas que deciden tra-
bajar con familias con niños en la consulta psicológica?
Es interesante explorar las fantasías de los terapeutas que trabajan
con niños: refugiar al niño, salvarlo de hogares en los que es incom-
prendido y abandonado, vivir con ellos esos mundos increíblemente
perfectos, donde todo puede ser posible si lo deseamos así. Quizás el
terapeuta que se dedica a este trabajo debe ejercitar su capacidad de
descentración. Su rol es un rol social, en donde le corresponde tam-
234 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
• G
enerar redes de apoyo al niño que impliquen la validación de
su experiencia y faciliten la producción de alternativas frente a
la inequidad de algunas situaciones vividas.
• Facilitar que los encuentros con el niño sean gratos, ya que en
esos intercambios de confianza puede generar nuevos recur-
sos.
• Proveer espacios de reflexión y autocrítica –que apoyen el desa-
rrollo personal– en los padres y madres más que el autocuestio-
namiento.
• Favorecer el incremento de la capacidad de agencia (Bandura,
2001), en los padres y madres, en la generación de sus propias
soluciones.
• Apoyar en los padres y las madres el despliegue del guión per-
sonal, que implique el desarrollo de un proyecto con sentido y
perspectiva, donde el hijo pueda representar otra cosa más que
la amenaza en la realización de aquél.
• Que nuestra tarea, aunque pueda ser como un hilo casi invisi-
ble, sostenga sin tener tanto protagonismo como el que mere-
cen los actores de cada historia: quienes consultan. La utiliza-
ción de técnicas indirectas facilita este modo de trabajo: el uso
de metáforas, por ejemplo, que permitan arrimar las distintas
piezas, para que luego el niño construya el rompecabezas de su
propia historia, y también sus perspectivas futuras.
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Richardson, K. (2001). Modelos de desarrollo cognitivo. Madrid:
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240 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Apéndice
7
de recursos múltiples para
la enuresis
Patricia Pagés
Introducción
Modelo explicativo
Proceso de admisión
• M
adurez psicológica mínima de 6 años
• Ausencia de patología mental severa
• Presencia sólo de enuresis funcional nocturna
TRATAMIENTO PSICOSOCIAL DE RECURSOS MÚLTIPLES PARA LA ENURESIS 247
• F
recuencia de episodios: al menos una vez por semana
• Vivencia de malestar e interés por revertirlo
• Familia co-responsable, que sienta que tiene un problema por
resolver y no que tiene un niño enurético
• Actual ausencia de estrés psicosocial (mudanza, enfermedad,
embarazo, separación), especialmente aquel asociado al inicio
de la enuresis secundaria
Primera entrevista
La primera entrevista –con los padres– es una entrevista focaliza-
da, para recabar datos:
Segunda entrevista
Se realiza sólo con el niño para conocer cómo construyó la enure-
sis. Utilizamos la entrevista pautada de Butler (1987), un cuestionario
que indaga:
• P
or qué está aquí, si es un problema para él mojar la cama,
quién está preocupado.
• Cómo afecta su vida.
• Cómo se siente al encontrar la cama mojada y qué piensa.
• El grado de presión familiar.
TRATAMIENTO PSICOSOCIAL DE RECURSOS MÚLTIPLES PARA LA ENURESIS 251
• C
ómo describe a los niños que mojan la cama.
• Qué cambiaría o sería diferente para él y para sus padres de
tener la cama seca.
Tercera entrevista
La tercera entrevista es de evaluación, y en la que se les suminis-
tran técnicas al niño y a los padres. El objetivo es alcanzar un diag-
nóstico integral, conocer recursos y limitaciones, así como el grado
de co-ocurrencia con otros trastornos asociados, si los hubiere.
La evaluación es diseñada para cada paciente en función de aspectos
considerados clínicamente relevantes, obtenidos en las entrevistas pre-
vias. Entre las técnicas suministradas con mayor frecuencia figuran:
Cuarta entrevista
Es la entrevista de devolución, el terapeuta ofrece su modelo expli-
cativo (conceptualización del caso), compatible con los significados
del paciente y su familia, realizando un proceso de psicoeducación:
qué les pasa, cómo les pasa y cuál es la mejor estrategia por desplegar
para resolver el problema.
La intervención puede tomar diferentes formatos. En caso de
co-ocurrencia de otro trastorno, evaluamos cuál abordar en primer
lugar. Por ejemplo, si el niño padece encopresis y enuresis, se trata en
primer lugar la encopresis. Otras veces se interviene ofreciendo orien-
tación, indicando derivaciones, o bien la prestación concluye porque
la familia resolvió el problema durante la admisión.
En el caso de indicar el tratamiento específico, hablamos sobre las
responsabilidades, tanto de los padres como del niño, la frecuencia
de los encuentros, los horarios, la duración estimada del tratamiento
y las expectativas de resultados. De aquí en más se inicia la etapa de
tratamiento, con sus distintas fases, donde acompañamos a los niños
y sus familias en el desafío de alcanzar la meta: superar el trastorno,
terminar con las camas mojadas, con la incomodidad y el malestar
que vienen padeciendo, sentir que pueden, que son capaces.
TRATAMIENTO PSICOSOCIAL DE RECURSOS MÚLTIPLES PARA LA ENURESIS 253
Componente interpersonal
El componente interpersonal del tratamiento se realiza a través de
distintos dispositivos: intervenciones individuales y de grupo, tanto
naturales (familiares) como artificiales (grupos terapéuticos homogé-
neos) (García, 2006; García, Vega y Pagés, 2002). Cuando trabajamos
individualmente, es en el vínculo terapéutico donde se resuelven los
problemas. Al incluir a la familia y al grupo de pares sumamos los
efectos de lo interpersonal.
La participación activa de los padres durante el tratamiento se
debe a que entendemos que no es sólo un niño que tiene un proble-
ma, sino una familia que lo tiene. No es enurético, tiene enuresis.
Apuntamos a una redefinición de la modalidad constructiva de la
enuresis: de ser una enfermedad limitante pasa a ser un problema por
resolver (externalización del síntoma).
La experiencia interpersonal es el lugar privilegiado para faci-
litar el desarrollo y el sostenimiento del tratamiento. Los grupos
ofrecen posibilidades terapéuticas que no brinda el tratamiento
individual y magnifican los recursos en el manejo de los pacientes
(ver capítulo 18).
El dispositivo grupal utilizado tanto con los niños como con los
padres les proporciona diversos incentivos que facilitan el cambio
cognitivo y conductual:
254 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Dispositivo de alarma
La alarma es una herramienta que usamos en la mayoría de los
casos. Es un dispositivo que despierta al niño cuando comienza a ori-
narse. Consta de un dispositivo sonoro que se adhiere al pijama en la
parte del hombro y un censor que va colocado en la parte externa de
la ropa interior, bombacha o calzoncillo. El censor es altamente sen-
sible y despierta al niño apenas salen las primeras gotas de orina.
TRATAMIENTO PSICOSOCIAL DE RECURSOS MÚLTIPLES PARA LA ENURESIS 255
Tratamiento grupal
Fases
En el transcurso del tratamiento, para su mejor estudio y com-
prensión, podemos distinguir cuatro fases.1
Fase I: Inicial
El factor terapéutico de mayor impacto es el de universalidad,
esto es, ver desmentida la creencia de ser los únicos que padecen
este trastorno, creencia generalmente reforzada por la vergüenza y el
secreto que rodea el problema. Esta “normalización” les proporciona
alivio y consuelo.
En esta primera etapa se trabaja con ideas, mitos y creencias
sobre la enuresis. Se provee la información necesaria con el fin de
1. La selección del material clínico, como así también la elaboración de los gráficos
para el registro del tratamiento fue realizado con la colaboración de la Lic. Silvina
Fernández.
256 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Recursos gráficos
Durante el tratamiento utilizamos una serie de recursos gráficos,
entregados por nosotros, confeccionados o modificados por los niños,
260 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
• L
ínea de base: determina la frecuencia de micciones antes de
comenzar el tratamiento (Figura 1).
• Registro diario de Tratamiento con Alarma: es el registro noche
a noche, con rojo cuando suena la alarma (cama mojada) y
con verde las noches secas, ya sea porque se despertaron para
ir al baño o porque durmieron toda la noche sin orinar. Habrá
“rojos buenos” y es cuando se despiertan inmediatamente al
comenzar a sonar la alarma, pueden retener y terminan de
orinar en el baño (Figura 6).
• P
articipagrama: es un recurso que inventamos con los chicos
para graficar el nivel de participación durante el tratamiento.
TRATAMIENTO PSICOSOCIAL DE RECURSOS MÚLTIPLES PARA LA ENURESIS 261
Figura 7. Participagrama
• S
emanagrama: es el registro semana a semana de las noches
húmedas/secas, donde podemos observar el progreso logrado
(Figura 8).
Figura 8. Semanagrama
262 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
• R
egistro de compromiso: es una planilla donde se registran, al
final de cada sesión, las acciones a las que se comprometen, las
tareas intersesión, como escuchar la alarma, pedir ayuda si es
necesario, completar las planillas, etc. (Figura 9).
Resultados
El criterio de éxito utilizado es la cama seca durante 14 noches
consecutivas. Una vez logrado este objetivo, el niño continúa durante
un mes con la alarma en su poder, ya que si llega a tener dos episo-
dios enuréticos consecutivos deberá volver a usar la alarma y reinte-
grarse al grupo hasta alcanzar el éxito nuevamente. De esta manera
se prevén las recaídas, en especial cuando el tratamiento fue muy
corto, de modo de amortiguar el impacto y evitar que la recaída se
viva como un fracaso.
TRATAMIENTO PSICOSOCIAL DE RECURSOS MÚLTIPLES PARA LA ENURESIS 263
Proceso de admisión
En estos casos, el Proceso de admisión también consta de por lo
menos cuatro entrevistas con el paciente.
Las dos primeras entrevistas nos servirán para conocer:
Fase I: entrenamiento
En la primera etapa del tratamiento es fundamental que el pacien-
te establezca una buena alianza terapéutica y desarrolle confianza en
sí mismo, en el tratamiento y en el terapeuta. Es necesario que sienta
que podrá ser ayudado, escuchado, contenido, para poder resolver su
problema, para salir de la sensación de miedo, frustración, decepción
y fracaso que se instaló a lo largo de 20 años.
Referencias bibliográficas
8
psicoterapia con adolescentes y
sus familias
Alejandra Coppo, Mariana Maristany y Alejandra Martínez
Introducción
Desde una visión constructiva del self, la tarea propia del desa-
rrollo en la adolescencia es la elaboración de un guión personal
(Fernández-Álvarez, 1992). Las dificultades que puede encontrar el
adolescente en esa tarea conforman el núcleo de las consultas duran-
te este período evolutivo. Ahora bien, ¿cómo evaluar la disfunciona-
lidad en la construcción del guión personal? ¿Cuáles pueden ser los
indicadores de amenaza, obstáculo o ruptura en el guión personal?
¿Qué lugar ocupa la familia en este proceso? ¿Qué implicancias tiene
esto en el diseño de tratamiento? Estos interrogantes nos guiarán a
lo largo del capítulo.
274 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Tiempo y guión
La psicología cognitiva se centra en la descripción de la experien-
cia disfuncional presente en las consultas. Se propone desentrañar
los significados que dificultan la construcción de la autonomía a la
que a continuación nos referimos.
Es a partir del análisis de la disfuncionalidad de esa experiencia
que muchas veces podemos identificar obstáculos para la autono-
mía, tanto en episodios negativos del pasado como en la dificultad
de realizar procesos anticipatorios adecuados de construcción o de
despliegue del proyecto personal.
Desarrollar una visión autónoma de la realidad requiere comple-
jas operaciones, del adolescente mismo y de su familia. En esas ope-
raciones de construcción de autonomía se pueden identificar como
obstáculos la anticipación de dificultades que, de no mediar un
proceso de psicoterapia, producen ciclos disfuncionales, como más
adelante ilustraremos. En esos procesos anticipatorios, los vínculos
familiares y del entorno en que participan los adolescentes pueden
contribuir u obstaculizar el desarrollo de ese proyecto personal.
Lo que esperan los adolescentes de los demás y aquello que perci-
ben que los demás esperan de ellos contribuye a conformar su ima-
278 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
gen del futuro. Al proyectar su vida, contar con figuras que faciliten
un guión viable, es un elemento a tener en cuenta. Nos referimos a
representaciones y no a elementos objetivos. Muchas veces los obje-
tivos de la psicoterapia con adolescentes se centran en facilitar la
posibilidad de vislumbrar un futuro más esperanzado, apelando a
separar y flexibilizar las expectativas desajustadas o rígidas del guión
parental de las propias.
Estas intervenciones liberan el obstáculo, y el adolescente puede
aumentar su grado de elección y responsabilidad consecuente.
• p
osibilitar el alivio del sufrimiento y promover el desarrollo de
la salud de los mismos adolescentes.
• generar beneficios, como animarlos a buscar su potencial de
recursos, abriendo la posibilidad de una generación futura
productiva.
• reducir el nivel de conflicto en la escuela y en el núcleo fami-
liar, disminuyendo, al mismo tiempo, los costos para el estado
en materia de salud mental.
Modelado
Práctica de refuerzo
Terapia cognitivo-comportamental
Psicoterapia
Análisis de la disfuncionalidad
Las consultas de adolescentes y sus familias suelen ser consultas
que afectan a varios sistemas y que exigen intervenciones multinivel
(Fernández-Álvarez y Opazo, 2004).
El análisis de la disfuncionalidad es un proceso que permite des-
tacar las dimensiones fundamentales para el diseño de tratamiento.
Ese proceso de análisis es un trabajo clínico amplio en el que se
sustentan la selección de los dispositivos y las intervenciones que
propicien los cambios terapéuticos necesarios (Friedberg & McClure,
2005).
CONSTRUCCIÓN DEL GUIÓN PERSONAL 283
Paciente: –Yo... más que nada, yo vine... pasé por malos momen-
tos. Mi papá se suicidó cuando yo tenía diez años. Digamos... yo,
hasta ahora, es como que no le di importancia o tal vez no quería
afrontar la realidad... fue el problema más grande que tuve y todo
eso desembocó en que yo en noviembre del año pasado me quise
CONSTRUCCIÓN DEL GUIÓN PERSONAL 287
• P
roblemas en el establecimiento de reglas y pautas.
• Problemas en los intercambios internos entre los miembros de
la familia nuclear.
• Problemas en el intercambio externo.
Diseño de tratamiento
Dentro de los principios generales de todo proceso de admisión,
tal como está definido en el capítulo 1, vamos a destacar los de espe-
cial relevancia para el trabajo con adolescentes y sus familias.
Suele ocurrir que los objetivos que plantean los padres no son
los mismos que plantea el adolescente. También puede suceder que
padres y adolescente estén de acuerdo en los objetivos o los proble-
mas, pero difieran en la intensidad o grado de malestar y/o en la
atribución causal de aquéllos. Por ejemplo, para un adolescente todos
los problemas pueden estar en el modo en que los padres limitan sus
movimientos y le imponen normas que no está dispuesto a aceptar.
Por todo esto, es muy importante detenernos especialmente en la
elaboración de un acuerdo explícito sobre los objetivos de la psicote-
rapia, así como en los medios para alcanzarlos, al tiempo que es nece-
sario mantener una actitud muy flexible al cambio de unos y otros.
No será raro ver desertar a un adolescente cuya psicoterapia
comenzó con un acuerdo insuficiente, tanto en lo referido a los
objetivos como a los medios o a la duración del tratamiento. Las
variables que hacen al diseño necesitan un particular cuidado ya que
el adolescente, a diferencia del adulto, puede no dar una segunda
oportunidad.
Un punto muy importante es evaluar la pertinencia de incluir o no
a la familia en el diseño de la psicoterapia. En estudios sobre trata-
mientos de adolescentes tardíos que padecen ansiedad y anorexia, el
tratamiento con familias produjo mejores efectos que un abordaje
individual. Sin embargo, en el tratamiento de la obesidad o la delin-
cuencia, el abordaje individual del adolescente funcionó igual que
si se hubiera sumado a los padres o la familia entera. En el caso de
la depresión, los resultados son mixtos. Hay estudios que muestran
290 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
• A
liviar síntomas ansiosos a través del aprendizaje de estrate-
gias de afrontamiento eficaces antes las situaciones de exigen-
cia escolar.
• Ampliar la conciencia acerca de la autopercepción de capa-
cidades y propiciar la construcción de significados de mayor
valoración personal.
• Mejorar el estado de ánimo desesperanzado impulsando activi-
dades extraescolares placenteras y creativas, para disminuir el
aislamiento y facilitar el desarrollo de habilidades sociales.
Juana y el afrontamiento
J: –Sí, todo muy lindo ir a la prueba de física, con susto y todo,
pero casi me muero.
T: –Yo te veo vivita y coleando, sin embargo. Contame cómo fue.
J: –Me bajó la presión, miré la hoja con las preguntas y dije
“Chau, esto qué es”.
T: –¿Y?
J: –Y nada, la hice, la mitad está mal me parece.
T: –No sabemos, hay que esperar la nota, ¿no?
J: –Sí, pero la hice.
T: –La hiciste, ¿te desmayaste?
J: –No.
T: –¿Podría ser que la sensación de desmayo sea una sensación,
cada vez que la sentís?
J: –Sí, pero ¿y si me hubiera desmayado en serio?
T: –Alguien te habría levantado, o llaman a tu mamá, a la ambu-
lancia, a Defensa Civil.
J: (Risas.) –Sí, obvio, no me iban a dejar tirada.
T: –Y si te desmayabas, además no ibas a hacer la prueba aunque
quisieras.
J: –Sí, es verdad, eso nunca lo pensé.
T: –Te la iban a tener que pasar a otro día, ¿no? Justificativo
médico.
J: –Sí, qué bien…
T: –¿Qué bien?
J: –Sí, ahora estoy preparando geografía.
T: –Ah, vas a ir a la prueba.
J: –Sí.
T: –¿Cómo te sentís de haber ido?
J: –Bien.
T: –Contame cómo te hubieras descrito a vos la semana pasada y
cómo te describirías ahora.
J: –Semana pasada, tonta, débil, poca energía. Ahora, bien, más
fuerte.
T: –Y los demás ¿qué habrán pensado?
CONSTRUCCIÓN DEL GUIÓN PERSONAL 297
aprobar con éxito las materias del año en curso, incorporó a su red
social amistades acordes con sus gustos e intereses, empáticas y de
buen trato, todo lo cual mejoró su autoestima y seguridad personal.
En recientes encuentros, evaluando con ella los logros obtenidos
Juana expresa:
Referencias bibliográficas
Apéndice 1
Felipe: –Le explico cómo estoy ahora: como que me viene una
angustia; cuando me viene esa angustia, siento que se me acelera
el corazón; cuando se me acelera el corazón me pongo nervioso,
y cuando me pongo nervioso empiezo a pensar en eso que usted
se imagina. ¿Me entiende? Entonces, lo que quiero…, porque
yo lo quiero… es terminar. Porque es algo insoportable. Es una
situación que no, no...
Terapeuta: –¿Cuándo fue la primera vez?
F: –Hace un mes… a lo sumo dos.
con las creencias que sostienen sobre ella. Y aquí… los escuchamos
contándonos de su crisis o sus crisis, de los años que pasaron, de la
evolución que han tenido, de los tratamientos que han realizado o del
camino recorrido.
Wagner, Silove, Marnane y Rouen (2006) presentaron el informe
de una investigación realizada en Australia, cuyos resultados mues-
tran una tendencia similar a la observada por nosotros. El 70% de los
pacientes con trastorno de pánico –ya sea con agorafobia o sin ella–
realiza la primera consulta a un médico clínico, y la demora entre la
aparición de los síntomas y el primer contacto con el médico es en
promedio 14,4 meses. Al 38,4% de estos pacientes los médicos les
diagnosticaron ansiedad. A su vez, el informe estima que la demora
es de 79,4 meses antes de hacer la primera consulta con un especia-
lista en salud mental.
Marta: –Estoy bien, lo que pasa es que tendría que estar mucho
mejor. Yo siento que debo estar mucho mejor. Yo tuve una expe-
riencia... Yo tuve ataque de pánico, fue antes de separarme, justo
en marzo, entre febrero y marzo, y yo me separé en julio. Bueno,
tuve todos los síntomas, los más feos, todos. Los síntomas, los
tuve todos. Fue un mes en que yo anduve por todos los médicos
porque no me daba cuenta de qué era. Llamaba a la ambulancia
a cada rato, porque yo no me sentía... Tuve sensación de ahogo,
de que me moría, tuve una sensación de que me empezaba a latir
el corazón pero de golpe, feísimo. Eso me pasó estando en el cam-
308 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
queda separado de ella, y son los síntomas, de cara al futuro, los que
se convierten en lo temido. El sujeto pasa a estar pendiente de la apa-
rición de nuevos signos. Comienza a elaborar estrategias de evitación
en su intento de resolver la ansiedad. Pero la evitación perpetúa la
amenaza, iniciándose un circuito a partir de ciertos significados que
desencadenan una reacción de ansiedad y que es sostenida por los
factores de mantenimiento.
Bandura (1987) refiere que la aversión de la señal amenazante no
es el factor más importante, sino que su eliminación prodigue segu-
ridad. Es decir que la conducta defensiva puede adquirirse y mante-
nerse por su éxito relativo en reducir la frecuencia de las experiencias
aversivas, incluso en ausencia de señales amenazantes que activen el
miedo y proporcionen una fuente de reforzamiento negativo. La situa-
ción es percibida por el individuo y sometida a un proceso de evalua-
ción o valoración de las implicancias que esa situación tiene para sí.
Cuando el resultado supone cualquier tipo de amenaza, se iniciará
una reacción de ansiedad, aunque esa reacción estará mediada por
otros procesos cognitivos de afrontamiento que intentarán reducirla.
Las experiencias aversivas crean expectativa de daño y esto es lo que
produce ansiedad y conductas evitativas. La percepción de la amena-
za activa conductas defensivas por el valor predictivo, la anticipación
ansiosa, más que por la cualidad aversiva. Esta visión señala una
estrecha relación entre las expectativas de autoeficacia vinculada con
una situación y el monto de ansiedad que una persona vive.
La persona, gradual o abruptamente, construye su identidad como
alguien incapaz de afrontar y resolver situaciones amenazantes.
Confirma una percepción empobrecida de sí en la cual predomina
una evaluación de baja autoeficacia. La percepción de la autoeficacia
se refiere a las creencias que las personas tienen de sus capacidades
para ejercer el control sobre su funcionamiento y sobre otros episo-
dios que afectan su vida. Hay períodos en la vida que demandan nue-
vas competencias, en los que es necesario desarrollar nuevos recursos
para lograr un adecuado funcionamiento. La angustia sobreviene
cuando la persona evalúa que no cuenta con las estrategias suficien-
tes para dar respuesta a los nuevos desafíos.
CRISIS DE ANGUSTIA 311
Intensidad emocional
La intensidad con la que se experimentan los afectos y las emo-
ciones es independiente de la valencia y frecuencia de los estímulos
que la desencadena, y está estrechamente vinculada al proceso de
significación que se le otorgue, así como a los umbrales de tolerancia
a las experiencias de tensión o amenazantes.
Extensión en la conducta
Hace referencia al compromiso de la conducta y su repercusión en
la calidad de vida, en la restricción de la experiencia y en sus vínculos
interpersonales. Por lo general, los pacientes involucran a personas
muy significativas como objetos tranquilizadores. Es común observar
en estas situaciones dos aspectos. Si bien por un lado estos vínculos
los ayudan a tranquilizarse, también fomentan la sensación de atrapa-
miento y encierro, constituyéndose en agentes de mantenimiento.
CRISIS DE ANGUSTIA 313
Psicofármacos
Una de las vías más comunes para interrumpir el circuito de
ansiedad es la utilización de psicofármacos, en la medida en que
disminuyen los síntomas físicos y, por lo tanto, detienen su retroali-
mentación.
Indicamos el uso de psicofármacos cuando la intensidad del sufri-
miento es tan alta que le impide al paciente incrementar o afianzar
recursos para afrontar la ansiedad, o bien cuando el nivel de toleran-
cia es demasiado bajo, más allá del estilo atribucional del paciente.
CRISIS DE ANGUSTIA 321
Psicoterapia
Es la otra vía para desarticular los factores de mantenimiento.
Los procesos diseñados con este objetivo son focalizados y de tiempo
breve. Tienden a ser procedimientos cuya extensión no excede las 20
sesiones, dependiendo de la particular articulación de las variables
antes mencionadas.
CRISIS DE ANGUSTIA 323
• E
l cambio terapéutico es más probable cuando los terapeutas
mantienen una fuerte alianza terapéutica.
CRISIS DE ANGUSTIA 325
• L
os cambios terapéuticos son más probables cuando los terapeu-
tas se esfuerzan en apreciar y valorar a sus pacientes ansiosos y
son congruentes y genuinos en sus interacciones con ellos.
• Los cambios terapéuticos son más probables cuando los tera-
peutas dominan y emplean habilidades para detectar y reparar
las rupturas de la alianza, reconociendo y manejando sus pro-
pias reacciones contratransferenciales con estos pacientes.
• Los cambios terapéuticos son más probables cuando los tera-
peutas buscan optimizar los niveles de auto-revelación (self-dis-
closure) con los pacientes con trastornos de ansiedad y ofrecen
feedback teniendo en cuenta las características particulares del
paciente y del contexto, incluyendo la modalidad y la estructu-
ra del tratamiento.
Referencias bibliográficas
Introducción
• E
l tratamiento de las personas con personalidad límite refleja
la complejidad de la presentación clínica; por lo tanto, imple-
mentamos un tratamiento combinado que incluye habitual-
mente la intervención psicofarmacológica, el trabajo con la
familia (psicoterapia u orientación familiar) y la psicoterapia
340 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Fundamentos teóricos
Estructuras de significado
Al iniciar un abordaje terapéutico, uno de nuestros principales
propósitos consiste en identificar la construcción de mayor profun-
didad implicada con la disfuncionalidad que el paciente declara. Y
también en recortar aquellas estructuras de significado sobre las que
se trabajará. En cada ser humano la organización de sus significados
personales define el nivel de representación de la realidad alcanzado
como expresión del proceso constructivo que moldea la experien-
cia. Tales construcciones poseen un carácter procesal y estructural,
organizándose de forma jerárquica según un orden de complejidad
creciente a lo largo del desarrollo. Son moldes para la acción y, al
mismo tiempo, las acciones verifican su agencia. Evolucionan y pue-
den alcanzar desarrollos progresivos, lo que marca el crecimiento del
individuo y su desarrollo personal.
Estas construcciones tienen un carácter procesal y estructural al
mismo tiempo, y se organizan de forma jerárquica en un orden de
complejidad creciente a lo largo del desarrollo.
342 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
El TPL y el Dominio
Describir la psicopatología del TPL no es el objetivo de este capí-
tulo. La literatura redunda en ricas y extensas descripciones. La
característica esencial es sin duda la inestabilidad. Millon (2000)
enfocó su descripción desde esta característica, presente tanto en el
comportamiento como en el afecto. Otro aspecto central es el temor
al abandono y la concomitante búsqueda de aprobación.
Las dimensiones implicadas en la construcción de dominio son la
planificación, la legalidad (aparición de reglas prescriptivas y norma-
tivas), y el pensamiento a partir del lenguaje. Si partimos de la plani-
ficación –o mejor dicho del déficit de planificación– en el diagnóstico
de los TPL, podemos constatar que en el DSM-IV (A.P.A., 1994) los
pacientes que presentan este trastorno son descriptos como personas
que presentan cambios bruscos en sus opiniones y en los planes rela-
tivos a distintas áreas de su vida: el estudio, el trabajo, las relaciones o
la identidad sexual. Asimismo, Millon describe a su comportamiento
como inconsistente e irregular y a su organización morfológica con
una notable falta de orden, de sistematización y de congruencia;
viviendo sin objetivos, con dificultades para marcar una posición que
les proporcione una base para construir.
344 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
La inestabilidad
El rasgo central y uno de los definitorios de los TPL es sin duda
la inestabilidad. Si pensamos en las dimensiones del dominio y en
los déficits en éstas, podemos incluir la inestabilidad como un rasgo
estrechamente ligado a estos déficits. Imaginemos una persona que
no logra anticipar las consecuencias de sus acciones, ni estima el
grado en el que su accionar tiene efectos sobre otros. Que no llega
a reconocer la continuidad entre acciones pasadas y futuras, que
no puede pensar en términos si-entonces ni hacer inferencias, y no
puede establecer acciones orientadas a metas. Imaginemos que tam-
poco logra construir versiones del mundo ni integrar lo nuevo con
lo dado. Seguramente le será difícil poder estabilizar sus relaciones
con otros, tener una autoimagen y un estado afectivo estable, y pro-
ducir acciones consistentes y capaces de ser anticipadas.
Trabajar con los déficits antes expuestos implica favorecer la cons-
trucción de significados ligados a la trama de poder que le permita a
la persona operar en el mundo desde un lugar de mayor incidencia
sobre su realidad pudiendo hacer planes y sintiéndose responsable
por sus actos. Esto le posibilitará generar las condiciones para que la
inestabilidad empiece a evolucionar hacia una estabilidad mayor en
todas las áreas.
La impulsividad
En la impulsividad, la no mediación entre estímulos y respuestas
es un carácter central, así como lo es la no posibilidad de anticipar las
consecuencias al momento de llevar a cabo la acción. Estos dos aspec-
tos ligados al déficit de significados de dominio y el trabajo con ellos,
utilizando al lenguaje como mediador y en su posibilidad de planificar,
350 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
1. El establecimiento de la alianza
El comienzo del tratamiento, una vez diagramado el diseño, impli-
ca un primer momento de establecimiento de la alianza, trabajo fun-
damental para poder soportar sobre ésta las tensiones necesarias que
el cambio requiera. Es esencial contar con una alianza fuerte y estar
dispuestos a revisarla todas las veces que sea necesario.
Del mismo modo que en un paciente con trastorno de persona-
lidad dependiente es necesario desarrollar una alianza terapéutica
que prevea los aspectos de dependencia, en el caso de los pacientes
con trastorno de personalidad límite es fundamental favorecer desde
la alianza terapéutica las formas que prevean los aspectos ligados
a la dificultad de constituirse como agentes en la trama de poder,
favoreciendo la responsabilidad y la autoría en la experiencia. Es
preciso entonces poder establecer con el paciente acuerdos tempra-
nos y modos vinculares que le permitan ir reconociendo su lugar: en
la trama de poder de la situación terapéutica, en la relación con el
terapeuta, y en los medios y metas acordados. Establecer acuerdos
que incrementen la sensación de estar operando con la realidad de
forma activa, favorecer que pueda anticipar, sostener su posibilidad
de generar alternativas y permitir corregirlas de ser necesario serán
componentes centrales de la alianza.
Intervenciones
• E
stablecimiento del encuadre: explicitaciones acerca de la psico-
terapia como un proceso que se da a través del tiempo. Estable
cimiento de secuencias temporales para el trabajo terapéutico.
• L
igar temporalmente: establecer conexiones entre situaciones
pasadas y presentes, pasadas y futuras, presentes y futuras.
• Anticipar: realizar intervenciones que liguen un hecho con otro
de modo de empezar a establecer relaciones si-entonces, y reco-
nocer situaciones donde ciertas acciones tienen ciertos efectos.
• Estimar tiempos para discriminar lo que cambia y lo que perma-
nece: se realizan recortes en el tiempo y se trabaja con lo que
cambia y lo que permanece.
EL DOMINIO EN EL TRASTORNO DE PERSONALIDAD LÍMITE 353
• E
stablecimiento de plazos: se incluye en la planificación de
metas. Para cada objetivo que se propone el paciente –dentro
de la terapia como en la vida cotidiana– se evalúa: si será
plausible de alcanzar a corto, mediano o largo plazo. Para
esta estimación se toman en cuenta los tiempos sociales
(extensión de las carreras universitarias, horarios de trabajo,
horarios familiares) y los personales (tiempo que lleva realizar
cada tarea, tiempo necesario para el descanso, para activida-
des placenteras, etc.). Esto se realiza en forma consensuada
con el paciente y respetando sus habilidades específicas, sus
ritmos, sus preferencias, etc. Frente a las actitudes disfun-
cionales, sean éstas expectativas poco realistas, evaluaciones
distorsionadas, etc., se favorece la aparición de alternativas
más funcionales para la persona. Éste es un trabajo que se
efectúa con el paciente y también con la familia, atendiendo
a los objetivos que fueron estableciéndose para cada etapa del
tratamiento.
a. El establecimiento de planes
En este caso, como ya mencionamos, el primer establecimiento de
plan es el relacionado al proceso terapéutico:
• Plan de la terapia
– Explicitación del tratamiento: frecuencia, dispositivo, objeti-
vos, etc.
– Anticipación de posibles acontecimientos que pueden tener
lugar.
354 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
“Puede que yo diga cosas que te enojen, pero ese enojo lo podemos
trabajar…”
“A veces, en los procesos terapéuticos uno siente que avanza y
luego retrocede, pero son momentos, y sostenerlos es parte del
proceso…”
“Es importante, para que ciertas cosas ocurran, darles tiempo,
pero no siempre uno siente que tiene paciencia. Saber detectar
esto es importante en un proceso terapéutico…”
• Creación de planes
Se trata de poder traer al proceso de resolución de problemas ele
mentos que no están inmediatamente presentes en el contexto. Al mis-
mo tiempo, resolver situaciones permite realizar inferencias, y en esa
medida poder evaluar y decidir con mayor libertad e independencia.
Reconociendo y pudiendo admitir también que algo quedará excluido.
En un momento avanzado de su tratamiento, Lola (paciente del
fragmento inicial y del que culmina este capítulo) reconociendo cier-
ta dificultad en este aspecto decía:
Lola: –Toda mi vida evité hacer planes, creo que porque no tole-
raba la idea de perder. La sola idea de ir hacia algo me hacía
pensar en el mismo momento lo que perdía. Y el foco se me iba.
Desaparecía lo que tenía y solamente me quedaba con lo que per-
día. Si pensaba en vivir sola, perdía a mis viejos, pero no ganaba
nada. O si me iba con mi pareja, perdía mi independencia, pero
no pensaba en lo otro, lo que sí estaba. No pensaba nada. Sólo
que no quería que se me viniera esa idea de lo que perdía.
b. Reglas de acción
Dentro del trabajo con la dimensión de la adquisición de reglas
existen ciertas tareas que realizamos con los pacientes. Se dan siem-
pre en un contexto significativo para el paciente y ligadas a su expe-
riencia disfuncional.
• Mapas futuros
Se trabaja con la anticipación de posibles consecuencias para
una acción. Se las evalúa con parámetros discriminados (lo que me
gusta, lo que dice la sociedad, lo que piensa mi familia, lo que creen
mis amigos).
c. La construcción de narrativas
Esta última dimensión implica la tarea con el habla desde su papel
fundamental en el desarrollo de funciones psicológicas superiores.
Se destaca el rasgo distintivo del lenguaje en cuanto a su papel en la
regulación de la actividad humana.
Tengo ovarios de clase media. Anhelo volar, eso sí, sabiendo que
tengo un pie en tierra firme. Hace tiempo que trato de sentir una
pasión. Encontrar esas cosas que te conmueven y tocan el alma
hasta tal punto que después de vivirlas uno siente que no puede
volver a ser igual. Lo busqué. Lo busqué en la escritura, en la
lectura, en fallidas clases de guitarra, en mi trabajo y en teatro.
Encontré entonces un grupo con una sensibilidad suprema capaz
de encontrar en mí lugares y belleza que yo quiero poder ver. Pero
por más que intento me es difícil poder percibirlo. Es como si mi
alma estuviera forrada en papel filme y fuera arduo atravesar esa
cortina elástica que aparenta no estar. Pero la realidad es que está.
Y hace tres años que intento romperla con tal pasión, y a veces tal
desesperación, que llego a creer que realmente desapareció. Pero
me encuentro entonces que de la belleza que otros hablan yo sólo
puedo ver las sombras, al igual que los hombres de las cavernas
veían las siluetas de la realidad contra una pared.
No conozco otra manera de encarar las cosas. Intento encontrar-
la y a veces creo que lo hago, y otras veces me encuentro otra vez
en el mismo lugar. Nadie nos enseña a pelear contra nuestros
propios demonios y, la verdad, lo vengo intentando.
Sí quiero aprender a tomar las cosas con más calma, quiero
bajar la ansiedad y ver lo que otros ven en mí y me dicen con
tanta claridad. El camino no es muy tranquilo y no puede exigir
a otros que se queden para atravesarlo. Pero quiero que se queden
conmigo. Quiero poder sacar algo mejor de mí y también sacar lo
mejor de otros. Intentarlo.
Fragmento de otro escrito de Lola tres años después.
EL DOMINIO EN EL TRASTORNO DE PERSONALIDAD LÍMITE 363
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364 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Introducción
La impulsividad
La impulsividad puede ser la consecuencia directa de las tenden-
cias a la acción no modulada, y constituir formas disfuncionales de
interrumpir estados afectivos intensos y dolorosos, como se puede
observar en Malena. Esto puede conducir a actos autolesivos, com-
portamientos parasuicidas, ingesta de drogas o, como en la primera
viñeta, conductas bulímicas o agresión hacia otros (en este caso, el
hijo), con el objetivo de regular el malestar.
La emoción comprende un aspecto somático, por lo cual, cuan-
do se trata de actos que implican al propio cuerpo, dicha conducta
puede explicarse como un intento de incidir directamente en el com-
ponente somático de la emoción (Linehan, 2003). De esa manera se
busca romper con el círculo vicioso somático-ideativo-emocional.
El caos interpersonal
Los pacientes con TPL construyen ciclos interpersonales dañi-
nos. Proyectan expectativas negativas que inducen a los otros a dar
respuestas que confirman sus percepciones a modo de una profecía
autocumplida. Sostienen una extrema e irreal visión sobre sus rela-
ciones interpersonales. Es constante, en los relatos de estos pacientes,
la alternancia en lapsos muy breves de imágenes múltiples y contra-
dictorias de sí mismos y de los otros, que se ligan a respuestas emo-
cionales conformes a ellas. Los fragosos virajes de un punto de vista
a su opuesto podrían ser responsables, en un grado considerable, del
abrupto cambio de humor y de los dramáticos cambios de conductas,
tal como se ilustra en las viñetas presentadas a continuación:
TRASTORNO DE PERSONALIDAD LÍMITE (TPL) Y REGULACIÓN EMOCIONAL 371
Falta de planificación
El déficit en la organización de metas y de un plan para alcanzar-
las, deja a la persona a merced de sus impulsos y de las acciones que
de ellos deriven. El trabajo en la organización de planes será un pilar
fundamental en el tratamiento general para lograr la regulación afec-
tiva. Para ello, se necesita poder representarse un escenario futuro,
con los pros y los contras que el mismo presente. Se requiere apren-
der a resignar algunos deseos en pos de cumplimentar otros y dejarse
atravesar por la experiencia, sin permitir que las emociones tomen
control de uno mismo. Hace falta dibujar el mapa del recorrido para
alcanzar el escenario propuesto, desplegar los posibles caminos de
acceso y armar una agenda con los tramos intermedios.
372 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
• d
isponer de un dispositivo terapéutico muy contenedor pero
que pueda al mismo tiempo mantener límites estrictos
• atacar las conductas autodestructivas
• reducir la impulsividad
• controlar las emociones como un paso central para intentar
cambios en los núcleos centrales
• valorar la inserción social y laboral.
Pese a los avances logrados, todavía son muchos los déficits con
que nos encontramos en el tratamiento de este trastorno. Incluso
los programas más exitosos sólo dan cuenta de logros parciales. Por
ejemplo, la terapia dialéctico-conductual informa de importantes
avances en la reducción de los intentos parasuicidas pero no es igual-
mente efectiva en el abordaje de muchos aspectos concernientes a los
patrones primarios de la disfunción.
Esta circunstancia, sumada a las dificultades inherentes a la com-
plejidad del fenómeno clínico, justifica trabajar para investigar nue-
vos abordajes, procurando desarrollar intervenciones sobre elemen-
tos particulares de los aspectos nucleares del trastorno. Presentamos
nuestro abordaje centrado en operar sobre la desregulación emocio-
nal, sin duda uno de los patrones más relevantes en muchas situacio-
nes clínicas.
374 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Operaciones generales
Monitorear la relación terapéutica
Entre las emociones que estos pacientes suelen despertar en los
terapeutas se encuentran sentimientos de empatía, dedicación y com-
promiso, así como temor y sentimientos de inadecuación, en el otro
extremo. A veces resulta inevitable la frustración, la desmotivación y
el distanciamiento, al ver el cambio como imposible.
La evaluación sistemática de la calidad del vínculo terapéutico
atiende al déficit que caracteriza las relaciones interpersonales de
estos pacientes, y tiene el objetivo de no reproducir en dicha interac-
ción el circuito dañino habitual.
Validar la experiencia
Consiste en darle valor a la experiencia subjetiva del paciente,
declarando que pese a cuán extraña, dolorosa, problemática o dis-
funcional sea, posee un significado en un contexto determinado. La
376 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Incrementar la autoconfianza
Los pacientes con TPL tienden a desconfiar de sus propias per-
cepciones y a calificar sus experiencias como absurdas o locas. El
objetivo de esta intervención es ayudarlos a contactarse con su modo
de sentir de una manera más benévola. Para ello se puede sugerir
que se acepte cada evento como se presenta. No hacer juicios sino
sólo ser un observador de los hechos; focalizar en qué sucede, y no
en si está “bien” o “mal”, si es “terrible” o “maravilloso”, si “debería”
o “no debería”. Es decir, despegar las opiniones de los hechos. No
reprocharse las cosas del pasado; reconocer lo doloroso sin juicios
de por medio.
TRASTORNO DE PERSONALIDAD LÍMITE (TPL) Y REGULACIÓN EMOCIONAL 377
Reducir la vulnerabilidad
Orientarlos para organizarse con cosas concretas tales como man-
tener una buena nutrición, un buen descanso y el suficiente ejercicio,
puede ser un buen punto de partida. El cansancio, el desorden en
los hábitos, una mala alimentación, son algunas de las causas de
aumento de la predisposición a reaccionar con emociones excesivas.
También es importante tratar adecuadamente las enfermedades físi-
cas y la ingesta de medicamentos.
Operaciones específicas
Auto-observación, observación de los otros, y puesta en palabras de la
experiencia.
Enseñar al paciente a identificar, rotular y describir las emociones
que, con el fin de evitarlas, dejaron en algún momento de ser procesa-
das de forma asimilable para el sistema. De esta manera, se aumenta
el registro de la realidad, de la propia mente, y de la de los otros.
Se sugieren técnicas tales como:
• O
bservar y registrar diferentes puntos: el evento que desenca-
dena la emoción; las interpretaciones del mismo, la experiencia
fenomenológica, incluyendo la sensación física, las conductas
que la expresan, y los efectos posteriores de la emoción sobre
otro tipo de funcionamiento.
• Ponerle palabras a la experiencia. Para ello, se procede a tra-
tar de retener en la mente los sentimientos, pensamientos, o
conductas que aparecen. Por ejemplo, decirse a sí mismo que
“La tristeza me inunda”, o “Los músculos del estómago están
tensos”, o “El pensamiento de que no puedo hacerlo vino a mi
mente”, o “Caminando, paso a paso”.
378 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
• P
onerle nombre a los sentimientos. Un pensamiento es sólo un
pensamiento; un sentimiento es sólo un sentimiento. Hay que
evitar quedarse atrapado en el contenido.
• Observar las acciones del otro, las reacciones del otro, cómo
piensa, cómo siente, como forma de espejar la propia mente y
distinguirla de la del otro.
La psicología en acción
Conclusión
Referencias bibliográficas
La presentación de un escenario
Leonor (52) consulta por primera vez pocos días antes de una
intervención quirúrgica:
Y continúa narrando:
sola, siempre tengo que estar sola. Soy hija única de padres gran-
des, muy grandes, que no viven.
Y bueno, infancia difícil, con un papá muy difícil, no la pasé bien
en mi vida que digamos, en lo que es afectos. Papá también me
hizo muchas cosas malas; me obligó a hacerme un aborto, eso
jamás lo perdoné; no se lo perdoné a él ni a mí tampoco, porque
yo tenía veinte años y me castigué jurando que no iba a tener
nunca un hijo… […]
Pocos días antes que me pase esto, estaba con una amiga que
está pasando por un mal momento anímico, íbamos por la calle
y dijimos: “Se nos está pasando la vida, ¿para qué estamos?”.
Constanza: –Ahora estoy bien, pero digamos que para mí eso fue un
shock bastante grande. Además ni por las tapas se me había cruza-
do que podía tener algo maligno. Hace por ahí un mes atrás esta-
ba… nunca me había pasado de estar programando algo y decía:
“Bueno, ¿llegaré? ¿Tendré tiempo de vida para hacer eso o no?”.
cómo sortear los obstáculos para seguir adelante, tiene claro su nor-
te pero fracasa en la elección de la ruta para llegar. En estos casos,
la enfermedad, aunque dolorosa, señala la necesidad de un cambio
que abre un nuevo horizonte, indica la dirección en la cual trabajar
y orienta el foco hacia el futuro. Esto permite concentrar la mirada
en el afán de vivir más que en las limitaciones de la enfermedad. La
dolencia forma parte de una trama en la que aún pueden suceder
acontecimientos felices, desarrollarse proyectos estimulantes, inclu-
so mejores que algunos de los que sucedieron hasta el diagnóstico de
la enfermedad.
El desafío en estos casos va más allá de afrontar la dolencia.
Impulsa a recrear aspectos de la vida, avanzar por zonas inexploradas
y movilizarse después de haber estado detenido. Esto se logra porque
surge el deseo de examinar el pasado a la luz de vivir mejor para apro-
vechar lo que se siente como una “nueva oportunidad”. Creen que la
enfermedad es la expresión de una vida mal vivida o incluso que el
cambio es una de las condiciones para vivir mejor.
Constanza continúa con su relato:
[…]
Constanza: –Entonces, bueno, a todos los mambos que uno tiene
se me agregó la enfermedad. Y me agarra una angustia terrible y
quiero aceptar mi enfermedad, estar bien.
Terapeuta: –¿Qué edad tenés?
C: –29. No sé si todo tiene que ver con todo, ¿no?
T: –¿En qué sentido?
C: –No sé, porque hablando así con gente me decían que por ahí
el problema de tiroides es que yo psicosomaticé algo y por eso
me agarró lo que me agarró, pero bueno, qué sé yo, todo puede
ser, ¿no? Me decían, por ahí mis padres son tan… no es que me
lleve mal con ellos, pero bueno, yo me quiero ir a vivir sola por-
que siento que me asfixian, entonces tampoco tengo demasiada
comunicación… Yo cambié mucho desde que empecé a trabajar.
Lo que soy ahora no era… no era la persona que era cuando
estudiaba, era totalmente cerrada. De la casa a la facultad y nada
ENFERMEDAD FÍSICA Y TRASTORNO DE PERSONALIDAD 395
Terapeuta: –Hoy por hoy, con todas estas cosas, ¿qué es lo que
esperás encontrar en una terapia? ¿En qué esperás que te ayude?
¿Qué te gustaría cambiar?
Constanza: –Un poco no sentir la angustia de cuánto tiempo me
quedará, o alguna otra vez frente a... cuando me hacen cualquier
análisis o cualquier cosa siento un miedo bárbaro de que me des-
cubran algo maligno. Digo, si estoy pensando todo el rato en esto,
al final me van a encontrar algo. Esto por un lado, era lo quería
tratar, y por el otro lado, también el tema de la relación con mis
padres que no sé cómo mejorarla o como por ahí soltarme más,
¿no? Con el tema de la pareja me he soltado un poco más, tam-
bién tengo un montón de trabas por la educación.
• E
l grado de urgencia: cuando los requerimientos de la enferme-
dad para el paciente son acuciantes; por ejemplo, si presenta
un nivel de angustia muy elevado asociado al diagnóstico o a
procedimientos médicos.
• El nivel de disponibilidad: cuando es muy bajo y el paciente
no se muestra motivado a abordar los aspectos disfuncionales
de la personalidad. Aquí se vuelve necesario hacer un trabajo
previo de tipo psicoeducativo.
Crisis ¿?
que nos conocíamos hace 20 años y que sentí que era una gran
amiga, sobretodo cuando me operé y estuvo todas las noches
conmigo. Y la tonta me escribe “¡Me hiciste llorar!”.
T: –Ahora, qué bueno poder expresar a tu amiga cuánto la querés,
el agradecimiento…
L: –Sí, yo eso no lo puedo olvidar.
T: –¡Muy bien!
L: –Ahora, qué lastima que no nos conocimos antes...
Referencias bibliográficas
Cuadro 1.
L: –Nunca tuve miedo y esta vez tengo miedo, no sé por qué tengo
tanto miedo y miedo, pero más que miedo, miedo elevado, cons-
tante, no sé por qué estoy así.
T (La terapeuta se inclina hacia ella): –Tal vez, de la misma
manera en que tuviste la intuición de que algo no funcionaba
bien y te diste cuenta tan a tiempo y consultaste a un médico, tal
vez también sea la oportunidad de hacer esta primera consulta.
Me parece valioso que hayas pensado en la posibilidad de una
contención, ¿no?
L: –Bueno, me lo dijo Ruth (la nutricionista). Yo al principio no
quería y después... ayer me agarró un ataque de desesperación en
su consultorio y lloré. Ella me dice: necesitás algo... Yo le dije: sí,
vos me habías dicho que tenías un lugar por si necesitaba, bueno,
dame el nombre. Ayer sentí que ya no podía.
T: –No podías sola.
L: –No, no, aparte el cirujano me dijo “Así no sé si puede ir a una
operación”.
PSICOTERAPIA Y CÁNCER 429
T: –Mm, mm…
L: –Yo a él le dije “Tengo miedo” y él me dice “Así no podés venir
a la operación”.
1) Representación
2) Atribución
3) Línea del tiempo
4) Controlabilidad
5) Consecuencias
• d
esarrollar estrategias para el próximo período de tratamiento
con quimioterapia.
• reorganizar su vida mientras no pudiera trabajar.
• reducir la ansiedad asociada a la espera de los nuevos resulta-
dos y el pronóstico incierto.
Cuadro 2.
significados disfuncionales
Recursos personales
• Promover la autovaloración positiva
• Aumentar la percepción de control
• Encontrar un sentido a la experiencia
Recursos sociales
• Promover relaciones de apoyo
• Preservar el desempeño de roles
Recursos personales
Promover la autovaloración positiva. La enfermedad pone en crisis
la relación con el propio cuerpo. Las alteraciones físicas y las conse-
cuencias de los tratamientos afectan fuertemente la autovaloración,
a lo que se suman los cambios de roles, la dependencia de otros y las
limitaciones en el quehacer cotidiano. Éste era el caso de Guillermo,
tan activo y tan reconocido en su profesión. Quieto en su casa,
midiendo el aire para poder ensayar de vez en cuando y no perder
sus virtudes de músico. Apoyado íntegramente en su mujer con la que
su relación había sido hasta ese momento de mucha reciprocidad, y
aislado del mundo social.
En la primera entrevista Guillermo explicaba de esta manera su
malestar:
T: –¿Y hay momentos en que podrías hacer más cosas pero las
aplazás?
G: –Claro, por compensar. Por pensar, digamos, mejor no hacer
estas cosas para poder mejorarme más rápido.
T: –¿Te parece que si hacés más te va a hacer mal?
G: –No, no creo porque me daría cuenta hasta dónde... porque
fui siempre exagerado en los cuidados, en cuidarme para la mejor
recuperación.
T: –Claro, ése es un equilibrio que hay que ir encontrando, ¿no?
Porque los cuidados seguramente son muy positivos y al mismo
tiempo no hay que dejar de hacer cosas que podés hacer y que te
hace bien hacer. Bueno, justamente vos decís que el salir, el tener
ocupaciones te hace bien. Empezaste ahora a encontrarte con tu
amigo, a hacer música o escuchar música, bueno, es parte de lo
que ayuda a la recuperación. Es ir encontrando lo que estés tran-
quilo de poder hacer e ir haciéndolo, porque ahora que me contás
todo esto, claro, también el paso del tiempo se hace largo por los
cuidados. Hay cosas que vos harías naturalmente y no las estás
haciendo, que son parte de las cosas que te gusta hacer en la vida
y que tal vez podrías seguir haciendo.
Recursos sociales
Promover relaciones de apoyo. La importancia del apoyo social en
estas circunstancias lo convierte en algunos momentos en el recurso
central. Abarca todos los procesos a través de los cuales las relacio-
nes interpersonales promueven bienestar y protegen a las personas,
particularmente cuando enfrentan circunstancias vitales estresantes.
Es útil distinguir entre el apoyo social recibido, evaluado a través de
la observación directa, del apoyo social percibido, que consiste en
la valoración cognitiva de estar conectado de manera confiable con
otros y la sensación de tenerlos disponibles (Reynolds & Perrin,
2004). Martín Ortiz, Sánchez Pérez y Sierra (2003), distinguen tres
funciones que puede brindar el apoyo social:
G: –Por todo lo que ya te comenté, ella muestra que está bien, está
fuerte. En algún momento debe decaer, pero yo te digo, ella no me
lo demuestra. Por todas sus actitudes, a mí me levanta... por el
esfuerzo que ella está haciendo para seguir.
T: –Ah, claro, claro. Eso ayuda, eso es muy valioso.
G: –Y supongo que sí porque... sería como abandonar y desper-
diciar todo el esfuerzo que en este caso ella... el de ella... más allá
del mío también.
T: –Mmm, mmm...
G: –Este… pero bueno.
T: –Eso es bueno porque se ve que es mucha fuerza, la tuya y la
de ella, y eso es un motor, y eso es un factor de salud, son cosas
que ayudan sin duda. Pero, ¿sabés por qué ayudan también? No
sólo porque dan fuerza, sino que el hecho de estar pensando en
otro ayuda, el hecho de que vos estés luchando por vos y por ella
me parece que es un motor, ¿no? Me parece que te hace bien.
Bueno, y para ella otro tanto también, ¿no? Porque le hace bien
estar haciéndote bien.
G: –Sí, eso desde ya porque ella puede estar dolorida (alude a que
Sara tuvo una caída hace un año en la que se quebró el pie y aún
persisten los dolores) y todo, pero si tiene que hacer compras, va
y hace compras...
tes, pero en ambos casos resultaría de utilidad este contacto. Fue así
que, una vez obtenidos los resultados de la tomografía, se produjo la
comunicación. El médico se mostró gratamente sorprendido por la
evolución. Considerando que no era esperable la remisión, constituía
un signo muy favorable que hubiera signos de mejoría después del
tratamiento. El estado clínico era muy bueno y la indicación fue que
el paciente retomara su trabajo y su actividad en general.
Poco tiempo después, el terapeuta fue invitado al primer concierto
en el que Guillermo participó y fue aplaudido como solista. Luego
retomó su actividad con su conjunto de jazz. Al finalizar el tratamien-
to, Guillermo y Sara solicitaron una entrevista con el presidente de
la institución, que había sido el admisor de ambas consultas, para
agradecer la atención. En el hecho de seguir teniendo en cuenta a los
otros aún frente al propio padecimiento, en el valor que se le atribuye
a contar con apoyo en momentos difíciles, en sentir alegría por estar
agradecido, residen también poderosos factores de salud.
El último seguimiento tuvo lugar tres meses después. Guillermo
llamó al terapeuta para informarle que estaba muy bien, que había
estado de vacaciones y que acababa de retomar su actividad. Su con-
junto de jazz había incorporado una segunda voz y estaban tocando
en un bar. En el próximo mes le esperaba una gira con la Orquesta
de la Ciudad por el sur del país.
Estimado lector: los recursos descriptos son sólo un reflejo de las
enormes posibilidades de ayuda que la psicoterapia puede brindar a
las personas que sufren por tener cáncer. En definitiva, hay mucho
dolor, pero hay también oportunidad de alivio y de felicidad.
Antes de finalizar permítame pasar a la primera persona del
plural. Para llevar adelante nuestro trabajo, los terapeutas conta-
mos también con recursos, los personales como nuestra vocación y
nuestro estilo personal como terapeutas, y los profesionales, como
un poderoso instrumento teórico-clínico, y el marco organizacional
donde desempeñamos la tarea. Y contamos también con un sostén
indispensable en estas situaciones: el equipo de trabajo. La situa-
ción de padecer cáncer se sobrelleva mejor en unión con otros. Si
abordarla en estas circunstancias también es una tarea ardua para el
profesional, vale la misma consideración: mejor con otros.
PSICOTERAPIA Y CÁNCER 449
Referencias bibliográficas
14
de la depresión: intervenciones
con parejas y familias
Alejandra Coppo, María del Carmen Salgueiro
y María Teresa Nieto
Introducción
3. Inhibición interpersonal
El espectro de conductas de inhibición interpersonal (timidez, fobia
social, falta de asertividad) representa otro de los factores de riesgo.
Sabemos que la falta de asertividad es un predictor de depresión mayor
así como la fobia social correlaciona altamente con la depresión.
ASPECTOS INTERPERSONALES DE LA DEPRESIÓN 467
• Baja cohesión
• Poca o nula movilidad
Pareja y depresión
¿Antecedente o consecuente?
Hasta aquí contamos con datos precisos de la co-ocurrencia de
ambos trastornos, pero ¿qué relación existe entre ellos? Adentrán
donos en las particularidades del vínculo entre depresión y malestar
conyugal, podemos observar la posibilidad, en muchos casos, de
que la experiencia y el impacto de un episodio depresivo puedan dar
lugar, subsecuentemente, a disfuncionalidad en la pareja. La depre-
sión como precursora de malestar conyugal ha sido evidenciada a
través de diferentes estudios de investigación. Coyne (1976) señaló
que las personas deprimidas tendían a comportarse de modo tal de
generar rechazo en los demás. En general, los autores acuerdan en
que la interacción entre personas deprimidas y sus esposos(as) se
caracteriza por comunicación negativa y pobreza, tanto en la resolu-
ción de problemas como en la regulación afectiva.
La situación podría graficarse de este modo:
Pero los clínicos sabemos bien que la mayoría de las veces las con-
sultas nos enfrentan con padecimientos de larga data, en los cuales ya
no se trata de un primer episodio depresivo ni los problemas de pare-
ja son de aparición reciente. Una de las características de la depresión
es, precisamente, su recurrencia (Coyne & Benazon, 2002).
Según Belsher y Costello (1988), los índices de recaídas de depre-
sión unipolar, que son de alrededor del 20% a los 2 meses de la recu-
peración, aumentan al 30% a los 6 meses, al 40% a los 12 meses y se
estabilizan alrededor del 50% 2 años después de la misma.
Por otra parte, en los últimos años se registra una aparición cada
vez más temprana de la depresión, a la vez que una formalización
más tardía de las uniones de pareja duraderas. Es probable, enton-
ces, que el episodio depresivo con el que nos encontremos sea una
recurrencia, que anteceda en el tiempo a los problemas de la pareja,
lo cual no quiere decir que estos últimos no tengan incidencia en la
aparición y mantenimiento de este nuevo episodio.
Pero prácticamente todos los autores coinciden en sostener que,
existiendo ambos trastornos, independientemente de cuál haya apa-
recido en primer término (la depresión o los problemas de pareja),
es indudable que ambos tienden a sostenerse recíprocamente. Según
este modelo, la persona deprimida, en tanto tiende a producir cogni-
ciones y comportamientos negativos, genera situaciones conflictivas
en el matrimonio lo cual, a su vez, revierte en un incremento de la
vulnerabilidad a la depresión (Davila, 2002).
472 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Trastorno de la personalidad
Acciones
Significación
Significación
Acciones
ASPECTOS INTERPERSONALES DE LA DEPRESIÓN 475
Desvalorización
Inculpación
Crítica
Escasez de actitudes amorosas
No Deprimido Deprimido
Excesiva dependencia
Inseguridad
Baja autoestima
Atribución oscilante y extrema de culpabilidad
Falta de asertividad
Alternancia entre inhibición de la hostilidad
y explosiones agresivas
476 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
La consulta: admisión
Si alguien consulta en forma individual, refiere sentirse depri
mido(a), y atribuye este malestar a problemas con su pareja, inda-
gamos en este punto a fin de examinar lo más exactamente posible
cuáles son los problemas vinculares a los cuales la persona atribuye
su depresión y cuáles son las limitaciones personales que cree tener
como para poder resolverlos. Obviamente, durante el Proceso de
Admisión, que puede incluir varias entrevistas, se examinará tam-
bién la historia del trastorno, la presencia o ausencia de eventos
ASPECTOS INTERPERSONALES DE LA DEPRESIÓN 477
Pareja:
• Áreas de cambio (adaptación Cáceres Carrasco, 1996)
• Ajuste diádico (adaptación Cáceres Carrasco, 1996)
• Estado marital (Rust, Bennun, Crowe & Golombok, 1988)
Depresión:
• Inventario de depresión de Beck (BDI-II) (Beck, Steer, &
Brown, 2006) Escala de desesperanza de Beck (BHS) (Beck,
Weissman, Lester, & Texler, 1974)
• Cuestionario de pensamientos automáticos (ATQ-R) (Kendall,
Haward & Hays, 1989)
• Inventario de Tríada Cognitiva (CTI) (Beckham, Leber, Watkins,
Boyer & Cook, 1986)
Diseño de tratamiento
De la evaluación que efectuamos surge el diseño de tratamiento
que consideramos más apropiado en cada caso.
ASPECTOS INTERPERSONALES DE LA DEPRESIÓN 479
Tratamiento
Ya sea que indiquemos la terapia de pareja en forma exclusiva o
simultánea a otros abordajes, el trabajo en este tratamiento general-
mente se inicia con una serie de Operaciones Terapéuticas Iniciales,
a saber:
Pablo y María
Pablo (38) y María (34) se presentan a la consulta de pareja por
distanciamiento afectivo y sexual que padecen desde hace por lo
menos un año y medio. Ambos se reconocen como buenos padres,
preocupados por la crianza de los hijos, y sus comunicaciones coti-
dianas se centran mayoritariamente sobre ellos. Sienten haber per-
dido la intimidad de la pareja y desean recuperarla, pero no saben
cómo. Atribuyen el origen del problema a los efectos del nacimiento
de la segunda hija, ocurrido hace 2 años. La niña presentó muchas
dificultades para dormir prácticamente hasta este momento, con lo
cual ellos se sentían agotados y se fueron distanciando...
Avanzando en el proceso de admisión, surge que María padeció un
episodio de depresión mayor luego del nacimiento de esta hija, por el
cual consultó a un psiquiatra, quien le suministró psicofármacos que
aún toma, aunque en baja dosis.
Explorando la historia del malestar conyugal, ambos van dando
cuenta de los efectos perturbadores que la depresión de ella tuvo
sobre la relación. A Pablo le irritaba el estado de su esposa, se
sentía impotente frente al mismo, pero no podía dejar de sentir
que ella era muy vulnerable y que por lo tanto no podía mostrar-
le desagrado por nada, a riesgo de que su depresión se agravara.
María fue sintiendo esta falta de comunicación por parte de él
como abandono y falta de interés de su parte. El distanciamiento
fue la consecuencia inevitable de este modo de significar ambos las
conductas del otro.
482 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Sesión 3
Comenzamos a trabajar sobre el circuito disfuncional de interac-
ción y los significados que lo sustentan:
Tarea intersesión
Antes de finalizar esta tercera sesión se les pregunta qué activida-
des compartían en el tiempo en que se sentían bien entre ellos. Les
cambia la expresión cuando recuerdan paseos en bicicleta, salidas al
cine o a escuchar música.
Se les pregunta si les gustaría volver a compartir una de esas sali-
das, y ante la respuesta afirmativa se les da como tarea realizar en
la semana una salida de ese tipo, solos, y la indicación precisa de no
hablar de ningún tema conflictivo o penoso durante la misma.
Con esta tarea, se busca explorar la posibilidad de que generen un
clima afectivo propicio para afrontar los problemas en las sesiones
posteriores.
ASPECTOS INTERPERSONALES DE LA DEPRESIÓN 485
Sesión 4
Los obstáculos para realizar la tarea ocuparon la primera parte
de la sesión. Refirieron que les costaba acordar sobre el momento.
Pensaban en una salida de varias horas, de noche, y no lograban pro-
gramarla. No se ponían de acuerdo sobre con quién dejar a los hijos.
El no poder acordar en una salida los frustraba a ambos. Finalmente
declinaron el proyecto de un gran programa y, durante la visita habi-
tual a los padres de uno de ellos el fin de semana, dejaron a los hijos
al cuidado de los abuelos durante dos horas y fueron a pasear en
bicicleta. Se divirtieron, lo pasaron bien, y ese bienestar se mantuvo
en los días posteriores.
Esta resolución fue connotada muy positivamente por parte de
la terapeuta. Habían podido realizar la tarea, se habían propuesto
una gran salida, al estilo de cuando no tenían hijos, y al ver que les
resultaba difícil realizarla encontraron una alternativa, ajustada a la
situación actual de ser padres. Comprobaron que pasar un buen rato
juntos era posible.
Se mostraban entusiasmados en la sesión por esta experiencia,
absolutamente inusual en los últimos tiempos.
¿Por qué tan inusual? Para Pablo, el matrimonio y especialmente
la paternidad significaban responsabilidad. Y para él, ser respon-
sable era sinónimo de seriedad. La diversión correspondía a una
vida despreocupada, ligera, típica de los jóvenes solteros. A María la
maternidad la había desbordado. El altísimo nivel de exigencia que
para ella tenía este rol la abrumaba. Creía que ser “buena madre” era
estar permanentemente ocupándose de sus hijos. Siempre se sentía
en falta y oscilaba entre la culpa y el enojo.
Desplegar estos significados les permitió cuestionarlos y entender
que era otro de los caminos por los que habían llegado al distancia-
miento y a la depresión de ella.
Sesiones 5 a 7
Se propusieron, sin que fuera una nueva indicación de la terapeu-
ta, repetir los fines de semana salidas de corta duración dejando a los
486 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Tarea intersesión
Se les indica que cada uno escriba, de un lado de una hoja: “Lo
que necesito que mi pareja cambie”, y al dorso: “Lo que creo que mi
pareja necesita que yo cambie”. El contenido será leído en la próxima
sesión.
La tarea apunta a transformar reclamos y quejas en expresión
de necesidades, a la vez que a modificar la excesiva autocentración,
dirigiendo la atención de cada uno hacia las necesidades que supone
el otro tiene.
Sesión 8
Llegan con bastante entusiasmo y la tarea realizada, lo cual es un
buen indicador (ver capítulo 16).
Leen lo escrito sobre las necesidades que cada uno tiene del otro,
y a continuación se les pide que lean lo que escribieron sobre lo que
cada uno creía que el otro necesitaba de sí. Este último punto fue
sumamente interesante dadas las discrepancias que evidenciaban.
488 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Sesiones 9 y 10
El trabajo iniciado al final de la 8ª sesión se fue desplegando a
lo largo de estas dos, con ejercicios que apuntaron a ensayar otros
modos de comunicación. Consignamos un ejemplo:
Sesiones 11 y 12
En el comienzo de la 11ª sesión refieren mejoría significativa. No
sólo mantienen sus “salidas” de fin de semana, sino que han logrado
ponerse de acuerdo en rutinas diarias de los hijos, quienes ahora se
duermen más temprano y les dejan un rato de intimidad. Han vuel-
to a mantener relaciones sexuales aunque Pablo refiere que para él
aún la frecuencia es menor que la deseada. El diálogo es mucho más
fluido y sobre temas personales. Dan ejemplos de situaciones que en
otros momentos les producirían enojo y distanciamiento y que ahora
logran afrontar de una manera constructiva.
María le ha pedido a su psiquiatra que le reduzca más aún la
medicación con miras a suspenderla, y él ha acordado.
Comenzamos a revisar durante estas 2 sesiones los significados
que han ido modificando como para alcanzar esta nueva forma de
relacionarse. Algunos ejemplos son:
Tarea intersesión
Se les sugiere que busquen nexos entre estos significados y con-
ductas y lo que percibieron en los modelos de sus respectivas familias
de origen (en diferentes sesiones cada uno había establecido espontá-
neamente alguna relación con la pareja de sus padres).
Sesión 13
Pablo encuentra gran correspondencia entre lo que percibió de la
relación entre sus padres y la de ellos cuando llegaron a la consulta.
Frialdad, distancia entre ellos y excesivo control sobre los hijos.
María todo lo contrario. Refiere que sus padres se ocupaban muy
poco de los hijos, siempre salían, tenían gran vida social. Sufrió de
chica por lo que vivía como abandono y desinterés por parte de ellos.
Se prometió a sí misma que sus hijos no sufrirían lo mismo.
Ambos concluyen, después de este recorrido, que están enfren-
tando el desafío de mantener un balance que les resulte satisfactorio
entre sus roles de padres y de esposos.
La diferenciación respecto de sus modelos parentales favorece la
consolidación de los nuevos modelos que están tratando de construir.
ASPECTOS INTERPERSONALES DE LA DEPRESIÓN 491
Sesión 14
Recapitulación de lo trabajado y cierre del proceso.
Comentario
El tratamiento les permitió a Pablo y María revertir el distan-
ciamiento que habían generado entre ellos, abordar el tema de la
depresión que había sufrido ella y a la que ambos temían, exterio-
rizar y afrontar los conflictos y encontrar formas de resolución de
los mismos. Una mejor integración entre sus roles de esposos y de
padres, apoyada en la construcción de nuevos significados relativos a
la transitividad, fue un cambio progresivo importante que logramos.
La terapia de pareja contribuyó a alejar el fantasma de la depresión,
a lograr un reencuentro entre ellos y a desarrollar aspectos del guión
personal de cada uno.
Ocho meses más tarde nos encontramos casualmente un domingo
en un parque. Estaban paseando con los hijos. Se los veía bien y tras-
mitieron su agradecimiento por la tarea realizada. Era evidente que
los cambios logrados se habían mantenido.
Familia y depresión
parecen por cierto bastante obvias. Pero más allá de esto, si estas
actitudes son tomadas en forma autorreferencial o existe por par-
te de alguno de los miembros sanos de la familia una actitud de
sobreinvolucración emocional (excesiva preocupación, intrusivi-
dad, sobreprotección), el problema se agrava tanto para el paciente
como para el familiar (Coyne, 1985).
De aquí la importancia de los modelos que describen cómo se
interrelacionan las características del paciente y la familia y el rol que
esta relación guarda como factor de mantenimiento del problema y
su importancia para el diseño de intervenciones adecuadas (terapia
familiar y/o de pareja). Es importante observar cómo estas relacio-
nes se ven influenciadas por factores preexistentes de vulnerabilidad
y cómo van cambiando a lo largo del tiempo (Coyne, Kessler, Tal,
Turnbull, Wortman, & Greden, 1987).
Un miembro depresivo en la familia provee una fuente de estrés la
cual puede, a su vez, desencadenar algún tipo de perturbación en los
miembros más vulnerables. En el apartado sobre depresión y pareja
de este capítulo ya se han descrito ampliamente las influencias recí-
procas.
Targum, Dibble, Davenport y Gershon (1981), describen distintos
aspectos del impacto sobre los parientes de pacientes con trastornos
afectivos:
ver con el hecho de que se trata de factores sobre los cuales es posible
ejercer cierto cambio e incluso prevención. El rol de neonatólogos y
pediatras en la detección temprana de situaciones de riesgo, en la
provisión de instrumentos psicoeducativos y en la derivación oportu-
na al especialista resulta primordial.
Cummings y Davies (1994) han estudiado exhaustivamente los fac-
tores asociados con la adaptación infantil en familias con depresión
parental. Estos autores clasifican los factores en cinco apartados: la
exposición a los síntomas depresivos en el progenitor, la exposición
al malestar y al conflicto marital, las prácticas de parentalidad, las
relaciones de apego y las características del niño/a. Sin ser esquemáti-
cos, los autores brindan una descripción comprensiva de las distintas
variables que operan en esta relación. En el momento de la evaluación
de una situación clínica específica, es decir durante el proceso de
admisión, resultan indicadores muy útiles a tener en cuenta para ayu-
dar al profesional o equipo admisor en la construcción de una adecua-
da formulación del caso y en el diseño de las mejores intervenciones.
Los síntomas propios de la depresión, tales como los distintos
matices de emoción negativa –la tristeza, la desesperación y las estra-
tegias atributivas negativas acerca de sí mismos, del mundo y del
futuro– impactan sobre los niños en forma marcada. Pensemos que
se trata de una doble exposición. Por un lado, los síntomas anímicos
como la disforia y el aislamiento materno, la irritabilidad y la agre-
sión que acompañan frecuentemente a los estados depresivos pueden
generar en los niños respuestas de enojo, disminución de la actividad,
disforia y retracción social. Por otro lado, tenemos el impacto de los
factores cognitivos negativos que operan sobre el niño produciendo
distintos efectos sobre su esfera anímica, moldeando a su vez signi-
ficados y creencias acerca de sí mismo y de cuanto lo rodea y condi-
cionando su conducta. Un marcado deterioro parental en alguno de
los padres aquejado de depresión puede implicar el ejercicio de prác-
ticas duras de disciplina, la expresión de acusaciones infundadas y la
provisión de respuestas negativas frente a pedidos y acercamientos
del niño/a. La depresión del adulto tiende a generar sentimientos de
responsabilidad y culpa en los niños.
ASPECTOS INTERPERSONALES DE LA DEPRESIÓN 495
Conclusión
Referencias bibliográficas
15
en situaciones de amenaza
de ruptura del vínculo
María Teresa Nieto
Dos cuerpos
Introducción
Éstas son algunas de las preguntas que los terapeutas de pareja nos
formulamos a diario enfrentados con la realidad clínica. En situaciones
de amenaza de ruptura, las personas llegan por lo general en un estado
de gran vulnerabilidad, de inestabilidad emocional, arrastrando heri-
das, rencores, impotencia, sensación de fracaso, de miedo al futuro.
El divorcio es aceptado hoy en día en nuestra cultura, y sus índices
se incrementaron de manera considerable en las últimas décadas. En
nuestro país, la legislación sobre divorcio data de 1987, muy tardía
en relación con otros países y con la realidad que nuestra población
venía viviendo desde hacía tiempo. Así es como la sanción de la ley
dio lugar a la formalización de muchas uniones de hecho de larga
data, que no habían podido acceder a la legalidad por haber tenido
un matrimonio anterior al menos uno de sus integrantes. Y a pesar de
que el número absoluto de rupturas va en disminución en los últimos
años, la relación porcentual de los divorcios respecto de los matrimo-
nios aumentó (34,5% en 1993; 36% en 1998) (Torrado, 2000). Y estos
índices corresponden sólo a los matrimonios. No contamos con datos
sobre los avatares de las múltiples uniones consensuales que existen.
El hecho de que la separación y el divorcio estén aceptados y
legalizados no implica que las personas que se enfrentan a esta posi-
bilidad no sufran por ello. Apostaron a un proyecto, tejieron lazos
afectivos con el otro, con su vida, su historia, su familia y su entorno
social; construyeron una realidad compartida, y la mayoría de las
veces formaron una familia.
PSICOTERAPIA DE PAREJA EN SITUACIONES DE AMENAZA DE RUPTURA DEL VÍNCULO 515
Crónica
• desgaste progresivo, distanciamiento, frialdad, pérdida de inti-
midad, desencuentro;
• perspectiva de poder estar mejor en una relación futura, nue-
va;
• sensación de uno de los integrantes de que la pareja ahoga su
necesidad de desarrollo personal;
• incapacidad de realizar ajustes satisfactorios ante nuevos
requerimientos evolutivos.
Aguda
• descubrimiento de infidelidad;
• enamoramiento de otra persona;
• comunicación abrupta de un integrante de su deseo de separar-
se, no anticipado por el otro.
Casos clínicos
Carlos y Liliana
Admisión
Admisora: –¿Qué tal...? Bueno, cuéntenme qué los trae por acá.
Liliana: –¿Querés empezar vos?
Carlos: –Digamos..., hay ciertas conductas o cosas que yo hago,
supuestamente, que no ayudan o incomodan, y bueno, entiendo
que las quiero corregir, o ahora que tengo las ganas de corregirlas,
intenté venir acá a hablar con un profesional que pueda ver desde
otra óptica lo que a mí me está pasando, porque yo no lo puedo
resolver solo. Esto con respecto a mis conductas... y a los proble-
mas que tenemos en la pareja, en general, por eso.
A: –¿Y estas conductas se expresan sólo en el ámbito de la pareja?
C: –No, son conductas de vida, o sea, soy así, y digamos, algunas
cosas las vi yo a través de lo que me decía la gente allegada a mí,
mi mujer, y traté de corregirlas pero no…
518 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Carlos
Se observan signos de hipomanía, tiende a mostrarse inquieto,
con excesiva actividad, impaciencia y relaciones superficiales. Es
importante tener en cuenta el consumo de alcohol e indagar clínica-
mente este aspecto.
PSICOTERAPIA DE PAREJA EN SITUACIONES DE AMENAZA DE RUPTURA DEL VÍNCULO 521
Liliana
No presenta elevación por encima del puntaje de corte en ninguna
escala del MMPI-2, es decir, no se observa sintomatología estadística-
mente significativa. Puede presentar algunas reacciones de hostilidad
y momentos de cierta confusión. Asimismo, puede presentar alguna
interferencia en el área laboral. De igual modo, no llega a puntajes
que impliquen disfuncionalidad.
Presenta un estilo ansioso en sus relaciones interpersonales. Se
siente responsable de los demás y trata de complacerlos. Se encuen-
tra pendiente de las necesidades de los otros. Es muy sensible a las
críticas y al rechazo.
En su relación de pareja, se siente satisfecha y no refiere ningún
área en la que experimente desacuerdo con su esposo, salvo las tareas
domésticas en las que tienen desacuerdos ocasionales.
Espera que su pareja cambie y le preste más atención. Necesita
obtener de él mayor reconocimiento. Además, desea que él exprese
con más claridad sus sentimientos.
En síntesis, no se evidencian signos de disfunción significativa. No
presenta síntomas de ansiedad ni de depresión, por lo que no padece
un alto grado de malestar subjetivo.
El nivel de severidad del cuadro es bajo. La problemática gira en
torno de determinados problemas en sus relaciones interpersonales,
presenta conflicto con su pareja y problemas familiares que la abru-
man.
522 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Tratamiento
El primer problema con el que nos encontramos es el de la atribu-
ción (Nieto, 1993). En apariencia, ambos coinciden en que la causa
del malestar radica en ciertas conductas de él, con lo cual la partici-
pación de ella en la generación de la disfuncionalidad no parece tener
un registro consciente en la pareja. Liliana dice que seguramente ella
interviene, pero no puede precisar de qué manera. Sin embargo, se
dispone al trabajo conjunto y a revisar aspectos personales involucra-
dos. Y Carlos, quien se hace cargo de su participación, parece inhibir
expresiones de disconformidad con ella. Probablemente, su miedo
a perderla, que lo lleva a ser por demás complaciente en muchos
aspectos, intervenga también en la inhibición de sus críticas o quejas
hacia ella.
Identificamos inicialmente la siguiente secuencia recurrente:
Se reconcilian después de una pelea. Carlos “hace buena letra un
tiempo”. Esto es: llega temprano, la escucha más, participa en los
problemas hogareños, le da dinero. Transcurrido un período de cal-
ma, él comienza a darle más espacio en su vida al compartir con ami-
gos. Se involucra en actividades con ellos, centra su atención en esas
actividades, a veces se mete en problemas, llega tarde a la casa, está
menos disponible para Liliana. Ella se va sintiendo sola y comienza
a demandar. Él desoye sus reclamos, hasta que ella se harta, explota,
se pelean. Pasa un tiempo, él la busca, ella lo rechaza algunas veces.
Él hace más esfuerzos por la reconciliación. Suelen ser momentos en
que le compra cosas de valor, más de una vez contrayendo deudas
importantes. Al final, ella lo acepta de nuevo y se reconcilian.
524 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Lautaro y Mónica
Admisión
Lautaro (32) y Mónica (31) llegan a la consulta a instancias de
ella y derivados por su terapeuta, a raíz de la grave crisis que están
atravesando. Se presentan a la entrevista tensos. A ella se la nota
angustiada; a él, enojado.
Llevan una relación de 5 años, 4 de casados. No tienen hijos (no
han querido tenerlos). Él trabaja en la empresa del padre. No tienen
un patrimonio conyugal, dado que los bienes pertenecen a las socie-
dades del padre de él. Ella trabaja unas 4 horas diarias en un estudio
de diseño gráfico y no cuenta con recursos económicos suficientes
como para mantenerse. Tiene muy mala relación con su familia y su
único hermano padece de esquizofrenia. Los padres se separaron de
manera violenta cuando ella tenía 13 años. Retomó la relación con
su padre hasta los 15 o 16 años. A partir de allí, lo ve muy esporádi-
camente.
Ambos abandonaron los estudios universitarios.
Él nunca hizo una consulta psicoterapéutica porque nunca sintió
la necesidad. Ella ha hecho varios tratamientos; el primero fue una
terapia familiar cuando los padres se separaron, y tiene conciencia de
necesitar ayuda psicológica.
Los dos han consumido drogas desde la adolescencia, pero afir-
man que actualmente el consumo es mínimo y solamente de
marihuana.
En la primera entrevista, con un alto nivel de tensión, manifiestan
que la crisis se desató a raíz de la desconfianza de ella. Dos meses
atrás, él realizó un viaje de placer que extendió más allá de lo acor-
dado. Se reunió con un grupo de amigos y amigas en el exterior para
asistir a varios recitales, sus comunicaciones telefónicas con Mónica
fueron escasas, y al regresar ella encontró fotografías que lo mostra-
ban, en grupo, pero con el brazo por encima de los hombros de una
mujer. Esto desató sus celos y planteos de desconfianza. Él no puede
tolerar que ella le tenga desconfianza, y niega haberle dado motivos.
528 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Por esa razón, en estos dos últimos meses casi no se hablan y pasan
juntos poco tiempo.
Las comunicaciones durante la entrevista están cargadas de agre-
sión, especialmente por parte de él.
Con bastante dificultad logramos identificar antecedentes de la cri-
sis. Si bien los primeros años de la relación estuvieron caracterizados
por diversión, alegría y muchas actividades sociales en común, paulati-
namente él se fue cansando de la dependencia de ella y de su tendencia
a reacciones fóbicas. Ella, por su parte, se fue cansando de la frialdad
afectiva de él, de sus reacciones agresivas y de su dependencia familiar.
La capacidad de divertirse juntos había desaparecido. El malestar cre-
ció y en este contexto surge la idea de él de realizar el viaje.
La historia de las parejas anteriores evidencia las dificultades
personales para establecer vínculos afectivos saludables y durade-
ros. Ella tuvo relaciones de poca duración y se sintió maltratada en
más de una. Él dice no haber tenido intención previa de formar una
pareja. Es difícil saber hasta qué punto esto es así, o si se enfrenta a
dificultades que le cuesta admitir. Toda su postura es la de alguien
que no reconoce tener problemas, la atribución del malestar conyugal
es externa (sobre ella), mientras su comportamiento en el consulto-
rio denota una preocupación excesiva por el orden de los objetos, el
cuidado del lenguaje y la sintaxis, de modo francamente bizarro. De
todas maneras, es la primera vez que se encuentra frente a un tera-
peuta y manifiesta desear que la relación mejore.
Ella muestra más abiertamente sus dificultades, pero el temor a la
agresión y, más aún, al abandono por parte de él, la llevan a callarse
frente a sus acusaciones, a angustiarse y a buscar apoyo en la mirada
de la terapeuta.
El juicio clínico nos hace concluir que se trata de personas con un
grado moderado a severo de disfuncionalidad personal, que obedece
a déficits constructivos importantes.
Los resultados de las pruebas psicológicas administradas van en la
misma dirección. Las pruebas a Lautaro carecen de validez por el alto
grado de defensividad. El informe del Equipo de Evaluación expresa
PSICOTERAPIA DE PAREJA EN SITUACIONES DE AMENAZA DE RUPTURA DEL VÍNCULO 529
Tratamiento
Acordamos con Magnavita (2000) en los tres pasos propuestos
para el tratamiento de parejas en las que ha existido infidelidad:
1) restauración de la confianza, 2) examen de los factores predispo-
nentes, y 3) nuevo acercamiento, aunque en nuestra experiencia no
siempre estos pasos están tan claramente delimitados. Pero además,
en esta situación debimos ocupar varias sesiones iniciales para gene-
rar las condiciones mínimas que nos permitieran mantener un diálo-
go fructífero. El elevado grado de desborde emocional de Cecilia fue
nuestro primer foco de trabajo. Consideramos que de no habernos
ocupado de ello no hubiéramos podido construir la alianza necesaria
para el trabajo terapéutico.
Así, las primeras sesiones tuvieron como objetivo generar las
condiciones para el diálogo, muy dificultado al comienzo. Para ello,
fue necesario convalidar la experiencia de Cecilia, es decir, no mini-
mizarla. Pero a la vez, debimos cuidar que esto no supusiera una
alianza con ella. Convalidar la experiencia de alguien que se siente
victimizado sin aliarse con él en el sentido de declarar culpable al
otro no es tarea sencilla, pero centramos nuestras intervenciones
en que Dante pudiera comprender el modo en que ella se sentía y no
intentara clausurar el tema, que es lo que venía haciendo. Y cuanto
PSICOTERAPIA DE PAREJA EN SITUACIONES DE AMENAZA DE RUPTURA DEL VÍNCULO 535
más intentaba dar por concluido el tema, más fuertemente éste apa-
recía bajo la forma de reproches, crisis de angustia y amenaza de
abandono por parte de Cecilia.
Se realizaron ejercicios durante las sesiones tendientes a que
Dante pudiera ponerse en el lugar de ella, es decir, en el lugar de
alguien que se siente traicionado y, peor aún, descalificado y discon-
firmado durante mucho tiempo respecto del engaño.
Esto produjo un significativo efecto sobre Cecilia. Al sentirse escu-
chada, comprendida y convalidada en su experiencia, se fue tranquili-
zando y dejó de tener las explosiones de ira y las crisis de llanto.
Pudimos entonces acceder al próximo paso. La confianza desa-
rrollada por ambos hacia el espacio terapéutico se correspondió con
un mayor grado de confianza entre sí. Cecilia se mostraba mucho
menos ambivalente respecto de la continuación de la relación y más
dispuesta a trabajar sobre la crisis. Lentamente comenzó a creer en lo
que Dante decía: que él la quería, que no había querido hacerle daño,
y que le había ocultado su affaire por temor a dañarla. Él comenzó a
creer que hablar sobre el tema era mucho mejor que intentar ocul-
tarlo.
Pudimos conocer los temores que ambos albergaban: Cecilia, a ser
traicionada nuevamente si lo perdonaba. Dante, a tener que someter-
se a ella por tiempo indefinido para pagar su culpa.
Llegado este punto (habían transcurrido 6 sesiones) aparece una
manifestación clara de resistencia. Se sentían mucho mejor, ya Cecilia
no tenía explosiones (por lo que Dante también estaba más tranquilo),
y plantearon la posibilidad de concluir acá nuestro trabajo.
Insistimos en la necesidad de continuar y cumplimentar los pasos
que aún estaban pendientes y que les detallamos al hacerles la pro-
puesta de tratamiento: explorar los factores predisponentes de esta
crisis y construir una nueva forma de vínculo, más plena. Nos llevó
toda la décima sesión explicarles la fragilidad de los logros obtenidos
y la necesidad de completar el trabajo para acceder a cambios más
profundos y duraderos.
536 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Reflexión final
Los ajustes que las parejas requieren a lo largo del tiempo son
múltiples y pueden encontrar muchos obstáculos. Cuando estos ajus-
PSICOTERAPIA DE PAREJA EN SITUACIONES DE AMENAZA DE RUPTURA DEL VÍNCULO 539
Referencias bibliográficas
Introducción
Edad de los niños ¿Qué les interesa? ¿Qué objetivo? ¿Qué tarea intersesión
perseguimos?
0 a 3 años Ser protagonistas Favorecer la Trabajar con espejos que reflejen los
Priorizar el hacer dominando el contexto organización de rostros de los miembros de la familia
más que el explicar y su propio cuerpo. significados ligados y expresión de diferentes estados de
y la destreza corporal a la pertenencia y al ánimo para facilitar la imitación del
como aspecto parentesco (p. ej., niño.
comunicacional. en familias en
proceso de adopción).
3 a 6 años Ser agentes Favorecer la Creación de cuentos familiares con
Priorizar el imaginando otros expresión funcional diferentes finales posibles.
desarrollo de planes mundos posibles de sentimientos Con los padres: técnica del rol fijo, un
y contingencias en frente a los límites que negativos frente a la subtipo de TIS en la cual los padres
la exploración de la realidad impone. frustración que escriben una descripción de sí mismos,
alternativas. generan los límites. y luego el terapeuta la reescribe de
forma que permita la exploración de
otros modos alternativos de
comunicación con el niño. Se les pide
luego a ambos padres que ejecuten el
nuevo rol en su vida cotidiana durante
dos semanas con la debida preparación
y entrenamiento.
Conclusiones
Referencias bibliográficas
Las tareas y procesos a los que los grupos se enfrentan son múl-
tiples. Hay momentos en que los equipos deben negociar sus roles
en forma flexible –como en el caso planteado– y poder establecer
prioridades momento a momento, en especial cuando hay una super-
posición de funciones y responsabilidades. Al encarar una situación
particular, debe poderse reconocer la existencia de diferentes aborda-
jes y acordar respecto al mejor curso de acción. La jerarquización de
una modalidad sobre otra en un momento determinado no implica
una desconsideración o desvalorización del abordaje que se pospone
hasta una ocasión más oportuna. Estas intervenciones estratégicas tie-
nen en cuenta, por supuesto, el nivel de riesgo específico. El resultado
final de este proceso redunda en la acumulación de la experiencia
colectiva como recurso para mejorar la interacción de cada uno de
los miembros del equipo con pacientes y familias.
La toma de decisiones particulares se procesa sobre esta base de
puesta en marcha flexible de roles y funciones, así como el tener en
cuenta que la respuesta refleje las necesidades específicas de cada uno
de los participantes en la situación clínica y se dé cabida a estas nece-
572 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Conclusión
Referencias bibliográficas
Introducción
Conformación de redes
Existe un amplio consenso sobre la importancia que ejerce la
red de sostén social de cada paciente en relación con su capacidad
para recuperarse ante la adversidad. Una débil red social contri-
buye a generar disfuncionalidad y es, además, un obstáculo para
superar las dificultades. Sabemos que frente a condiciones similares
respecto de la severidad de un trastorno o la vivencia subjetiva de
malestar, la psicoterapia es más efectiva en aquellos pacientes que
cuentan con una red social de apoyo más fuerte. El grupo terapéuti-
co tiene el poder de proveer al paciente un apoyo social que, aunque
funciona de manera transicional, ejerce efectos muy beneficiosos.
Para muchas personas, la posibilidad de incluirse dentro de un
grupo terapéutico tiene consecuencias sanadoras por el mero hecho
de formar parte de esa red. Hay muchas situaciones críticas en que
esto se hace muy visible como en el caso de los pacientes que pade-
cen enfermedades crónicas y terminales. Quienes sufren de insufi-
ciencia renal y necesitan someterse a un tratamiento de diálisis nos
brindan un ejemplo paradigmático, así como ocurre también con
las personas afectadas por condiciones traumáticas intensas como
consecuencia de una catástrofe natural.
Además, la conformación de esa red le brinda al grupo terapéutico
un beneficio adicional de gran importancia. Sabemos que la psico-
terapia es efectiva en la medida en que se logra una buena relación
entre paciente y terapeuta, un vínculo en que este último ejerce signi-
ficativa influencia sobre la persona que busca ayuda. En cierto modo,
se trata de una relación que genera una dependencia que es en gran
medida, aunque no exclusivamente, emocional. Cuando la alianza
terapéutica resultante es sana y positiva, observamos que se instala
LA PSICOTERAPIA DE GRUPO 599
Variables de Composición
Para la constitución de un grupo, el equipo terapéutico debe con-
siderar las siguientes variables:
602 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
• Objetivos terapéuticos
• Magnitud
• Dimensiones personales
• Duración
• Reglas de funcionamiento
Objetivos terapéuticos
Los objetivos terapéuticos pueden variar, como en el caso de la
terapia individual, de acuerdo con el grado de focalización de los
cambios que se persiguen. Existen grupos cuyos objetivos son foca-
lizados, un segundo formato funciona con objetivos intermedios y,
finalmente, también es factible organizar grupos de terapia cuyos
fines sean abiertos y de amplio alcance.
Los grupos focalizados suelen estar centrados en promover cam-
bios que ayuden a mitigar situaciones como, por ejemplo, el padeci-
miento frente a síntomas de ansiedad o de depresión, que sirvan para
desarrollar capacidades como las habilidades sociales, para facilitar
mecanismos de afrontamiento como en el caso de los pacientes que
padecen cáncer o han sufrido un infarto de miocardio y, en general,
para operar en condiciones clínicas donde se justifica un objetivo
terapéutico delimitado.
Los grupos intermedios no están centrados en un cambio tan espe-
cífico sobre un área de conducta o sobre una capacidad específica
sino que están ligados a cambios que suponen una mayor apertura de
la experiencia frente al tratamiento. Un ejemplo paradigmático es el
formato de un grupo terapéutico al que hemos dedicado mucha aten-
ción. Los denominamos grupos de transición pues están orientados a
optimizar ciertas condiciones de pasaje, cuyo núcleo puede girar en
torno a un acontecimiento vital como la transición de la adolescencia
a la juventud o a un hecho social como en el caso del pasaje de la
actividad laboral al retiro jubilatorio.
Finalmente, los grupos con objetivos abiertos designan un formato
de sistema terapéutico donde los cambios que se buscan están distri-
buidos en un amplio campo de la experiencia. Los grupos donde se
LA PSICOTERAPIA DE GRUPO 603
Magnitud
¿Cuántos pacientes pueden incluirse en un grupo terapéutico?
Obviamente, el número de integrantes que puede absorber un grupo
está en función del programa específico que se persigue. Sin embargo,
dado que el funcionamiento se ajusta a las condiciones operativas de
los pequeños grupos, lo más habitual es considerar que el volumen
total puede fluctuar razonablemente entre 4 y 10 pacientes. Cuatro es
un número mínimo cuando se trata de poner en marcha un dispositi-
vo cuyo fin primordial se apoya en las relaciones interpersonales para
promover los cambios. Diez suele señalar el techo de observaciones
que un equipo terapéutico puede manejar en el curso de un trata-
miento. Siete, el mágico número preconizado por Miller, sigue siendo
un punto de referencia para quienes se proponen organizar grupos de
psicoterapia. Ese es el número en torno al cual funciona de manera
óptima el nivel de observaciones simultáneas que se pueden sostener,
algo especialmente significativo en un campo donde es necesario que
el terapeuta desarrolle la máxima capacidad de registro sobre proce-
sos que ocurren bajo condiciones de elevado voltaje emocional.
La relación entre los cambios que se pretenden y las actividades
necesarias para conseguirlos influyen en el ajuste del número de
integrantes. Si las actividades están muy condensadas y tienen un
elevado nivel de réplica y transferencia entre los miembros, el núme-
ro podrá aumentarse. Por ejemplo, muchos grupos utilizados en el
área de las enfermedades físicas (pacientes con cáncer de mama o
con secuelas de infartos de miocardio), pueden superar en alguna
medida la decena de integrantes debido al alto grado de homogenei-
dad en relación al problema y a las acciones que se llevan a cabo.
604 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Dimensiones Personales
La pregunta más frecuente que surge a la hora de pensar en la
constitución de un grupo es: ¿cuán homogéneo o heterogéneo con-
viene que sea un grupo? En realidad, no es una pregunta bien formu-
lada pues los grupos no deben ser (o no pueden serlo) globalmente
homogéneos o heterogéneos. Un grupo completamente homogéneo
no podría funcionar como un sistema terapéutico pues conformaría
lo que se denominan grupos de fusión, es decir, estructuras colec-
tivas en las que no existe la suficiente movilidad capaz de producir
los cambios que la psicoterapia pretende. Y un grupo totalmente
heterogéneo tampoco serviría para esos fines pues sus integrantes
no alcanzarían el grado mínimo de cohesión necesaria que instale el
sostén necesario para que los integrantes se animen a cambiar. Por
lo tanto, la pregunta debe reformularse de otro modo: ¿qué variables
(y en qué grado) deben ser homogéneas (o heterogéneas) a la hora
de conformar un grupo terapéutico? Y la respuesta tendrá como guía
primordial, los objetivos previstos para esa terapia.
LA PSICOTERAPIA DE GRUPO 605
Una vez más nos encontramos con que la naturaleza de los cam-
bios que se intenta conseguir unida al grado de focalización es el
punto de mira fundamental en que nos apoyaremos para la selección
de los pacientes.
Las dimensiones que usualmente son tenidas más en cuenta para
realizar dicha selección son las siguientes:
Duración
La extensión de un grupo, tanto en cuanto a la cantidad de sesio-
nes programadas (incluyendo el tiempo estimado para cada sesión),
como en lo que hace al tiempo total (número de sesiones x frecuencia)
que puede durar es una variable que se desprende de manera directa
de los objetivos planeados y, en segunda instancia, debe ajustarse al
volumen de las interacciones con que se pretende operar. El principio
general, aunque no corresponda hacer una aplicación rígida del mis-
mo es que cuanto más delimitados los objetivos de un grupo, tanto
más breve será la extensión del mismo y, de manera complementaria,
su duración tenderá a prolongarse en la medida en que los fines que
se persiguen sean más abiertos.
Estableciendo cierta equivalencia general entre duración y objeti-
vos distinguimos tres dispositivos grupales en cuanto a la extensión:
608 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Reglas de funcionamiento
Todas las variables hasta aquí relevadas se refieren a dispositivos
de composición, tanto en sus aspectos formales como en relación a
la naturaleza de los pacientes. Las reglas de funcionamiento, en cam-
bio, se vinculan con los principios de regulación de la tarea y operan
como un marco de las dimensiones dinámicas que examinaremos a
continuación. Constituyen los principios que establecen los límites
operativos del grupo. Básicamente se refieren a los criterios que es
necesario considerar en el proceso de inclusión de los pacientes a un
grupo, así como a las circunstancias que plantean la necesidad de que
un paciente deje de participar en el grupo. Por lo tanto, deben conte-
ner con la mayor claridad posible las normas y criterios que regulan
las interacciones entre los pacientes dentro y fuera del espacio tera-
péutico y las consecuencias eventuales frente el incumplimiento de
dichas normas.
Debido a su condición natural como grupos sociales, estos siste-
mas de interacción son propensos a que se produzcan desbandes en
el comportamiento de sus integrantes. Dada la gran exposición que
viven sus miembros y especialmente, debido a que esa exposición
penetra en zonas de profunda intimidad en sus vidas, existe una fuer-
te propensión a que se desencadenen actuaciones que pueden hacer
peligrar la consistencia del sistema para llevar a cabo la tarea previs-
ta. Por lo tanto, el equipo terapéutico deberá ser claro en el estableci-
miento de esas reglas y deberá recordarlas a lo largo de todo el proce-
so tantas veces como sea necesario para reforzar la importancia de su
cumplimiento. Esto debe ser tenido en cuenta muy especialmente en
los grupos que se extienden en el tiempo. Los terapeutas deben apelar
610 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Variables dinámicas
Si todo lo anterior ha sido cuidadosamente respetado dispon-
dremos de un sistema interpersonal preparado para cumplir con
los propósitos de un programa psicoterapéutico. Sin embargo, no
alcanza con haber seleccionado adecuadamente a los pacientes. Será
necesario, además, fomentar el comportamiento eficiente de otras
variables que están asociadas con el funcionamiento del grupo, con
el desarrollo de las actividades y con la marcha del proceso más que
con la constitución del sistema. Se trata de dos variables, dos caras
de un fenómeno que sintetiza la calidad que puede alcanzar el proce-
dimiento. Dichas variables son la Cohesión y la Movilidad del grupo
cuya acción combinada integra el denominado Clima Grupal.
El Clima del grupo expresa el nivel de satisfacción y la apertura
(disponibilidad activa) que tienen los integrantes para cumplir con la
tarea. Suele definirse también como el balance que arrojan las rela-
ciones entre todos los integrantes, incluyendo las que se producen
entre el equipo terapéutico y los pacientes. Puede definirse como un
concepto equivalente al de Alianza Terapéutica en la terapia indivi-
dual. Por esto mismo suele ser un excelente marcador para evaluar
la marcha de cualquier proceso grupal y el mejor indicador de los
resultados que pueden esperarse con este tipo de psicoterapia.
Cohesión
Expresa el reconocimiento recíproco que existe entre los miem-
bros y la representación colectiva del grupo como totalidad organiza-
da construida por sus integrantes. Tiene múltiples efectos: colabora
positivamente en la elaboración de la confianza entre los pacientes,
ayuda a mejorar la autoestima personal y facilita la comunicación.
Depende fuertemente del comportamiento de las variables que se han
homogeneizado en la composición y también del grado en que las
actividades propuestas convergen hacia los objetivos previstos.
LA PSICOTERAPIA DE GRUPO 611
Movilidad
Expresa el grado de incertidumbre que circula al interior del
sistema grupal y de ella dependen las posibles interacciones y, por
ende, fabrica las condiciones para que puedan ocurrir los cambios.
Depende, en gran medida, del modo en que se ha programado la
actividad. Por ejemplo, la existencia de pautas predeterminadas para
la sesión suelen restringirla, mientras que la solicitud de tareas inter-
sesión suele producir el efecto inverso. También está fuertemente aso-
ciada con las técnicas empleadas y los canales de comunicación que
se privilegian: la diversidad en ambos casos tiende a incrementarla.
612 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Cohesión
Tolerancia a la exposición
Tanto por la cantidad de la información que inunda el espacio
terapéutico, como por la facilitación con que pueden filtrarse ele-
mentos exógenos, el terapeuta de grupo está sometido a un nivel sig-
nificativamente más alto de exposición que un terapeuta individual.
Todo confluye para que eso ocurra. Resulta difícil (muchas veces
imposible) manejar la información que circula y una de las primeras
cosas que un candidato debe aprender es a tolerar esa circunstancia.
Además, los pacientes se dirigen al terapeuta, habitualmente, con
tonos y modos de mucha aproximación, producto de que se sienten
formando parte de un colectivo e, incluso, porque la disposición físi-
ca suele admitir una rotación de los lugares que contribuye a refor-
zar ese aspecto. El sitio que cada uno ocupa y el modo de asignar y
distribuir el espacio físico son fenómenos de alta sensibilidad que
testimonian cuán intensa es la exposición.
A ello debe agregarse que la facilidad con que se filtran los eventos
exteriores hace que un grupo sea un ámbito en el que los aconteci-
mientos de la vida cotidiana pueden invadir la escena dificultando
las condiciones que se necesitan para operar. Circunstancias sociales,
políticas, económicas encuentran eco entre los miembros y rápida-
mente pueden colocar al terapeuta en una situación donde se vea
interrogado en cuestiones personales con una intensidad que requie-
re mucha cintura para controlar.
LA PSICOTERAPIA DE GRUPO 617
Flexibilidad atencional
¿Cómo hacer para prestar atención a todo lo que ocurre en el
curso de una sesión de grupo? ¿Cómo evitar dispersarse al observar
un fenómeno de tanta complejidad? Los terapeutas con experiencia
suelen contestar estas preguntas con una fórmula simple. No es
posible atender a todo lo que allí ocurre, hay que seleccionar lo más
significativo. Hay que elegir. Y cuando la movilidad se incrementa
y la interacción se acelera es necesario tener la suficiente agilidad
para detectar ese fenómeno en primer lugar y, luego, flexibilizar la
atención todo lo que sea posible hasta encontrar el foco más propicio
sobre el que es conveniente intervenir.
Un terapeuta de grupo debe tener buenas condiciones para que
su atención en el curso de las sesiones oscile entre la concentración y
la exploración observacional. Debe tener la concentración necesaria
para mantener en foco los objetivos de la terapia pero al mismo tiem-
po debe poder abrirse a una actitud exploratoria cuando la dinámica
de las relaciones tiende a descentrar la tarea. Cuidando mucho de
no distraerse, una situación a la que un grupo invita con frecuencia,
como resultado de la variedad de fenómenos que ocurren al interior
de la terapia.
Repertorio comunicacional
Es sabido que los terapeutas tienen más posibilidad de favorecer
procesos de cambio positivos cuando pueden comunicarse en un
canal próximo al que emplean sus pacientes. Hablar en el lenguaje
del paciente es un recurso terapéutico de gran valor. Y aún cuando
en muchos casos, la sorpresa y el misterio pueden ser un factor
provocador favorable, el marco de la relación se verá facilitado si es
posible dialogar en una frecuencia compatible. En la terapia grupal
esto también se cumple, pero en ese caso la situación alcanza gran
complejidad y exige al terapeuta disponer de un repertorio mucho
mayor que en una sesión individual. La razón es muy sencilla: son
varios los miembros y cada uno de ellos tiene un estilo peculiar
de comunicación. El terapeuta debe tenerlo siempre presente e
618 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Abrir el corazón y el alma a otros que hasta poco antes eran com-
pletamente desconocidos es un gesto que debemos calibrar en toda
su magnitud. Es una decisión en la que alguien siente, muchas veces,
que se juega la vida; es una apuesta en que existe una elevada cuota
de riesgo personal. Y eso se repite, una y otra vez, en los procesos
extendidos en el tiempo, bajo diversas circunstancias, en cada opor-
tunidad en que acontece algo crítico, o cuando ocurre uno de esos
giros de la vida que nos acercan a esos abismos que suelen dejarnos
pasmados.
Las dos operaciones centrales en las que se procesan las diversas
fuentes de observación son la réplica y la diversificación. Un sistema
interpersonal es un gigantesco territorio de informaciones en el que
circula todo lo expresado en cada una de las sesiones. Y dentro de ese
circuito, cada uno de los integrantes no puede soslayar encontrarse,
en forma explícita y sobre todo implícitamente, con que la experien-
cia de los demás es, de manera alternativa, semejante y diferente a
la suya. A veces en forma muy global, otras de modo muy específico.
Frente a algunos compañeros eso le ocurrirá de manera masiva,
mientras que con otros se presentará débil y fragmentariamente.
Encontrar que la experiencia de otros es semejante (réplica) suele
ser una poderosa fuente para reorientar la ansiedad del paciente,
especialmente con respecto a la vivencia de que su perturbación es
única y diferente. Observar que otros también sufren y encuentran
dificultades similares para resolver sus problemas suele ser una
buena manera de atenuar la ansiedad. Otra función importante vin-
culada a la réplica es que propicia una actitud de altruismo y motiva
a los pacientes a aumentar su compromiso para colaborar con los
compañeros para que puedan mejorar su situación.
Observar, por el contrario, que la experiencia ajena es diferente a
la propia es una excelente oportunidad para descubrir nuevos enfo-
ques para abordar la realidad. Ofrece un buen punto de apoyo para
disponer de otras explicaciones, otras formas de evaluación y nuevos
modos de afrontamiento que servirán para desafiar la presencia de
los sesgos más rígidos de la organización mental.
622 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Objetivos:
• Incrementar el dominio de las situaciones críticas
• Desarrollar nuevas modalidades de afrontamiento ante situa-
ciones que generan ansiedad
Objetivos:
• Aprender a regular la ansiedad y las oscilaciones del ánimo
asociadas a las cambiantes situaciones que atraviesan
626 INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
Dimensiones de composición
• Homogéneo respecto al tipo de transición
• Heterogéneo en sus manifestaciones
• La edad de los integrantes suele no superar una amplitud total
de 5 años (por ejemplo, integrantes que tienen entre 20 y 25
años)
Objetivos
• Facilitar la reorganización personal
• Ampliación de la experiencia y desarrollo personal
• Consolidar los cambios que posibilitaron aliviar situaciones
sintomáticas
Recapitulación
Referencias bibliográficas
19
el Trastorno Obsesivo
Compulsivo
Héctor Fernández-Álvarez, Fernando García,
María Fraga Míguez y Verónica Rial
• responsabilidad excesiva
• fusión pensamiento-acción (tipo moral)
• fusión pensamiento-acción (tipo probabilidad)
• intolerancia a la incertidumbre
• sobreestimación del peligro
• sobrevaloración del pensamiento
• importancia de controlar
• perfeccionismo
Variables de composición
Plan de tratamiento
Segunda etapa
Al finalizar la segunda sesión, se realiza el sorteo del primer sesgo
a trabajar, de modo que la sesión No 3 estará centrada en las caracte
rísticas y manifestaciones asociadas con la creencia seleccionada y en
cómo se buscarán los cambios para flexibilizarla.
El trabajo propiamente dicho no comienza sino después de haber
repasado la tarea intersesión requerida en la sesión anterior. En el
grupo que estamos presentando los pacientes cumplieron cabalmente
con esa solicitud en todas las sesiones, dando con ello una prueba de
una excelente involucración con la terapia. Esto resultó particular-
mente significativo, teniendo en cuenta que varios pacientes arras-
traban una larga evolución de su trastorno, con muchos tratamientos
previos con escasos beneficios.
La lógica de cada una de las sesiones en las que se promueve la
reestructuración cognitiva (sesiones 3 a 12) tiene un esquema ope-
rativo sencillo. Comienza con una presentación por parte del equipo
terapéutico sobre el modo en que opera el sesgo y el papel que ocupa
en desencadenar el círculo disfuncional. Los terapeutas utilizan, en
TRATAMIENTO GRUPAL PARA EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO 647
[…]
[…]
Beneficios Costos
Más omnipotencia
Fase de recapitulación
En la sesión No 13, la última dedicada a la reestructuración cog-
nitiva, los pacientes trabajaron sobre una tarea intersesión que tenía
como consigna la descripción del nivel de comprensión racional del
trabajo realizado hasta ese momento. Además, debían contestar la
siguiente pregunta: “¿Qué les quedó pendiente?”.
T: –Claro…
E: –Yo pienso más o menos como Darío, yo me siento resguar-
dada de lo que…entonces es como que uno a veces no quiere
cambiar ciertas cosas…
T: –O por lo menos… es como un residuo que uno quisiera no
perder, digamos. Porque claro, hace a la identidad de uno.
Manuel: – Es lo conocido.
Resultados
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TRATAMIENTO GRUPAL PARA EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO
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INTEGRACIÓN Y SALUD MENTAL
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TRATAMIENTO GRUPAL PARA EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO 665
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Conclusiones
Referencias bibliográficas