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COMITÉ DE BASILEA

Por: Adriana Martinez Polanco

Es importante primero conocer un poco acerca del comité de Basilea. Fue fundado en 1974 por
los Bancos centrales del grupo de los 10 (G-10) como consecuencia de los problemas de materia
monetaria y bancaria a nivel internacional, los países que conforman dicho comité son:
Alemania, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, Luxemburgo, Italia, Suiza,
Holanda, Suecia, Reino Unido y España, quien ingresó en el año 2001. Dicho comité debe su
nombre puesto que es celebrado en la ciudad de Basilea, Suiza. Tiene como objetivo principal,
mejorar e incrementar el entendimiento y la calidad de la supervisión bancaria en el mundo a
través de diversas estrategias. Para poder alcanzar y cumplir sus objetivos, se han pasado por 3
distintos acuerdos de Basilea.
Basilea I se conoce al primer acuerdo constituido sobre supervisión bancaria en 1988, consistió
en la recomendación de unos estándares mínimos de capital del 8% a partir de 1992 que fueron
divulgadas para ser implementadas, principalmente, por las entidades bancarias, con la finalidad
de que el sistema bancario operara con el capital necesario a los riesgos asumidos e
implementaran sus propios modelos siguiendo y cumpliendo determinados requisitos. En 1996,
el comité publicó el documento: Amendment to the capital Accord to Incorporate Market Risk,
que incorporaba los riesgos de liquidez y de mercado, y se buscaba dar una mayor fluidez a los
movimientos internacionales tanto de capital como financieros, siendo más adaptable a la
realidad que se vive en los mercados financieros, y al mismo tiempo siendo modelos
relativamente sencillos, lo cual fue lo que debilitó este acuerdo, creando unas insuficiencias y
limitaciones.
En junio de 1999, nace la primera versión del documento Convergencia Internacional de
Medidas y Estándares de Capital: Una Estructura Revisada o Nuevo acuerdo de capital o
Basilea II y en junio de 2004 se divulgó la versión final. Propone una nueva estructura para el
requerimiento de capital que se basa en tres pilares fundamentales que intentan alinear los
requisitos reguladores con los principios económicos de la administración de riesgo.
El pilar I. Acerca de los requerimientos de capital sobre la base de los riesgos de mercado, de
crédito y operacional. De esa manera el capital se ajusta de una mejor manera a los riesgos que
enfrentan las entidades.
Pilar II. Refuerza las capacidades de los supervisores bancarios para aliviar y adaptar los
requerimientos de capital a las condiciones individuales de las instituciones financieras.
Pilar III. Atribuye a la transparencia y divulgación de información un rol importante y relevante
en la promoción de la disciplina de mercado. Esto quiere decir, que establece ciertos requisitos
para las divulgaciones de manera que los agentes de mercado tengan la capacidad para poder
evaluar las diferentes situaciones bancarias sin que haya diferencias en la calidad de la
información suministrada.
Este nuevo acuerdo se aplicará a los bancos internacionalmente activos, y también aquellos de
cada nivel del grupo bancarios. Tiene por objetivo proteger a los depositantes, los supervisores
deberán comprobar que cada banco cumpla con los requisitos y que estén lo suficientemente
capitalizados en tanto a una entidad independiente. Cuenta con unas filiales de valores, unas que
otras financieras, y filiales de seguridad.
Las Reformas del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (Basilea III) surgió en diciembre
del 2010, las nuevas reformas fortalecen la regulación y supervisión micro prudenciales y añaden
una dimensión macro prudencial con “colchones” de capital, buscan la mejora de capacidad del
sector bancario para afrontar situaciones de tensión financiera o económica de cualquier tipo, la
mejora de gestión de riesgos y reforzar la transparencia, para ello se proponen tres pilares.
Pilar I. Capital: Busca hacer más énfasis en el capital ordinario, por lo tanto, el requerimiento
mínimo de capital pasa a ser 4,5% de los activos ponderados por riesgo. Además, los
instrumentos de capital incluirán una cláusula que permita la amortización en acciones ordinarias
solo si el banco se considera inviable. Los bancos deberán mantener un “colchón de
conservación” por encima del requerimiento mínimo, por esta razón ese requerimiento asciende
a 7%. Además, se acordó la creación de un colchón anti cíclico que se aplicará cuando el
crecimiento del crédito está causando una acumulación inaceptable de riesgos sistémicos. Se
incorporaron ciertas coberturas de riesgo a la titularización, cartera de negociación, riesgo de
crédito de contraparte, y exposiciones bancarias frente a entidades de CCP; y también se
incluyeron unas restricciones del apalancamiento que contribuye a contener la acumulación de
apalancamiento en el conjunto del sistema.
Pilar II. Gestión del riesgo y supervisión. Va encaminado a normas en materia de un buen
gobierno y gestión de riesgos, uso de programas de pruebas de tensión que promuevan la
identificación y control del riesgo mejorando la gestión del capital y la liquidez, mantener y
actualizar periódicamente el marco de pruebas de tensión, dichas pruebas deberán cubrir una
serie de riesgos.
Pilar III. Disciplina de mercado. Los bancos deben divulgar, detalladamente, todos los
elementos de su base de capital, las deducciones aplicadas y una completa conciliación con los
estados financieros, y también ofrecer información puntual sobre sus prácticas remunerativas. El
marco de liquidez incluye un conjunto común de criterios de seguimiento para ayudar a los
supervisores a analizar las tendencias del riesgo de liquidez a nivel sistémico y bancario.
REFERENCIAS
Avendaño Torres, G. (2005). “El Acuerdo de Basilea: Estado del Arte de SARC en Colombia.”
Recuperado el 20 de marzo de 2020 de:
https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/926/2005_6_Gabriel_Torres.pdf?
sequence=1&isAllowed=y
Baena Toro, D. Hoyos Walteros, H. Ramírez Osorio, J.H. (n.d.) “Sistema Financiero Colombiano”.
ECOE Ediciones.

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