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“Ideología: noción problemática entre los intelectuales


de izquierda en los años 70 y el mito de hoy”

Resumen:

Palabras claves: Ideología - Cultura – Sociedad – Sujeto -


Política - Estado -Materialismo - Mito - Ritual

En el siguiente trabajo me propongo abordar una lectura crítica de la noción de


ideología en los intelectuales de izquierda en la década del 70, partir del aporte teórico de
Louis Althusser a lo que se ha llamado el determinismo de Marx. Cuya teorización permitirá
ampliar los estudios culturales en tanto una esfera relativamente autónoma dentro de la
estructura social, a partir del problema epistemológico que clausura las transformaciones
dinámicas de la sociedad -presupuesto básico y estructural- que plantea a la ideología como a-
histórica. Seguido se retomarán argumentos de Emilio De Ipola arrojando una nueva
perspectiva que retoma la concepción de opacidad, como condición constituyente de
subjetividad y no como un obstáculo. Y finalmente, veremos el planteo de Williams quien
introducirá en el trabajo un enfoque que según observamos permite el desplazamiento desde
la problemática centrada en la noción de “ideología” a la actitud de “determinación” que
efectúan las culturas en todas sus prácticas materiales. A todas estas perspectivas las
contrapondremos a los enfoques de Rodolfo Kusch de manera sucinta, un filósofo también de
los 70 pero de nuestro suelo, que nos plantea la búsqueda de una forma de pensar propia de
nuestra cultura.

Louis Althusser

Precisiones críticas de Althusser


Dentro de los máximos referentes del Partido Comunista Francés radicado en París en
los años 70, encontramos a Louis Althusser, voz que dentro del marxismo ha tenido muy
variadas resonancias. Se lo se pude ubicar dentro del estructuralismo con un especial enfoque
2

sobre de la noción de “ideología”, sirviéndose del apoyo de las teorías del inconciente, más
precisamente de las de Freud y Lacan.
Althusser enuncia que la ideología es a-histórica, tomándolo de la noción de
inconciente eterno en la teoría de Freud, y en reconocimiento a Lacan asume la relación
“imaginaria” que se establece entre el “individuo” concreto de la sociedad y las condiciones
objetivas de existencia de éste (la ideología), el llamado “obstáculo epistemológico”. Este
punto problemático se analizará más adelante a la luz de Emilio De Ipola.
El recorrido que nos propone Althusser para acercarnos a la elucidación del concepto
de ideología esta presente en su obra “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”, un
estudio metódico de toda formación social reflejada a través de la reproducción de las fuerzas
productivas y de las relaciones de producción existentes.1

La reproducción de las condiciones materiales


La reproducción de los medios de producción, significa reproducir las condiciones
materiales para que existan en estas relaciones un “hilo infinito” de conexiones entre los
capitalistas a nivel global, desde un industrial hasta un agropecuario, que se encuadran dentro
del mismo sistema de fuerzas de trabajo, brindando el medio para que se reproduzca el salario
como “capital mano de obra”. Pero además para reconstituir la fuerza de trabajo del asalariado
es necesario una alimentación, una vivienda y una vestimenta, así pude continuar con su labor
de producción cotidiana, al igual que con la crianza de sus hijos, potencial fuerza de trabajo
para el modelo. Los cuales, también serán influidos por el sistema educativo capitalista, que
los prepara para ocupar ciertos puestos dentro de la producción, dependiendo de las
habilidades incorporadas, “la escuela (y la pareja escuela-familia) constituye el aparato
ideológico del Estado dominante”2.
Esta práctica implica también una sumisión a las reglas morales y al orden establecido
vigente, que se profundiza y remarca por medio de la reproducción de la ideología dominante
por parte de las clases explotadas y reprimidas, sumidos a la palabra de la clase dominante.
Como lo afirma Althusser “la reproducción de la calificación de la fuerza de trabajo se
asegura en y bajo las formas de sometimiento ideológico, con lo que reconocemos la
presencia eficaz de una nueva realidad: la ideología”3

1
Althusser, Louis, Ideología y aparatos ideológicos de Estado. Freud y Lacan, Bs. As, Nueva Visión, 2008, p. 10
2
Op. cit. P. 39
3
Op. cit. P. 15
3

Infraestructura y superestructura de la sociedad


La presentación metafórica de cómo esta constituida la sociedad a través de la imagen
de un edificio en la teoría de Marx, demuestra un aspecto volcado hacia los cimientos, en
donde una construcción en este caso de la sociedad, necesita de una base para apoyar las
determinaciones de su superestructura. La infraestructura se refiere a la fuerza de
producción, la base económica, las condiciones objetivas de las relaciones de producción. En
cambio la superestructura esta compuesta del nivel jurídico-político y del nivel ideológico.
En la relación entre la infraestructura y la superestructura, se entabla una determinación de la
primera hacia la segunda, se podría decir según Althusser que “los pisos de la superestructura
no son determinantes en última instancia sino determinados” 4. Dentro de la tradición marxista
esta actitud es entendida de dos formas, como una “autonomía relativa” de la superestructura
en su relación con la base o se lo puede comprender bajo la forma de “reacción” de la
superestructura contra la base.5
Si bien la representación espacial metafórica del edificio da una buena aproximación
de cómo es el basamento social, también se tiene que reconocer que es en el marco de la
reproducción de la metáfora clásica, o sea en el plano de lo descriptivo. “Sostenemos como
tesis fundamental que sólo es posible plantear cuestiones (y por lo tanto responderlas) desde
el punto de vista de la reproducción”6 Esta etapa constitutiva de la teoría a nivel
descriptivista debe ser superada ante el riego de que provoque un bloqueo en el necesario
avance de la teoría.

El Estado y sus aparatos ideológicos.


La noción de Estado como un aparato estatal, es una referencia a la técnica
especializada sobre las prácticas jurídicas, de seguridad y fuerza represivas que son utilizadas
para controlar los desbordes sociales. Esta concepción que define al Estado como fuerza de
ejecución y de represión en favor de las clases dominantes en contra del proletariado, es para
Althuser la función fundamental del Estado. El paso de llamar a partir de ahora en adelante
aparato represivo al aparato estatal no es arbitrario, en tanto el medio de funcionamiento de
éste es la violencia.

4
Op. cit p. 17
5
Op. cit p. 17
6
Op. cit p. 18
4

Seguido observaremos la presencia de los denominados “aparatos ideológicos del


Estado” (AIE), que se encuentran junto al aparato represivo (estatal) pero no deben ser
confundidos con éste. Los AIE son instituciones dentro del Estado como puede ser Iglesia,
Escuela, Familia, Derecho, Cultura, Sindicato, medios de comunicación y el sistema político
en donde intervienen los diferentes partidos. “Hay una diferencia fundamental entre los AIE y
el aparato (represivo) del Estado: el aparato represivo del Estado “funciona mediante la
violencia”, en tanto que los AIE funcionan mediante ideología”7 No obstante tal distinción
analítica es necesario aclarar que “todo” aparato sea ideológico o represivo se desarrolla
mediante la violencia y la ideología.

Ideología a-histórica o “mito” interpelatorio


La búsqueda de Althusser se centra en la concepción de ideología en general, no
pretende teorizar sobre las ideologías particulares, las cuales siempre refieren a la lucha de
clases y a su eventual posicionamiento dentro de éstas. Teniendo en cuenta la doble relación –
entre la lucha de clases y las condiciones materiales - se parte hacia una teoría de las
ideologías, estudiando las formaciones sociales a través de la historia avanzando junto con la
lucha de clases.
Pero si se considera que de la ideología en general dependen las distintas ideologías
particulares que siempre se han dado dentro de una historia, se tiene que considerar a la
ideología (en general) sin historia, como el juego de una “apariencia”, de una ilusión. Es
decidir, de esta manera, la ideología toma una estatus omnipresente en toda la historia de las
formaciones sociales, se torna “eterna”. Que la ideología sea una representación de la
relación imaginaria entre las condiciones de producción y los individuos, también contempla
la materialidad de la misma, “la ideología representa la relación imaginaria de los individuos
con sus condiciones reales de existencia”8
Ésta, su concepción de la ideología como ilusoria, Althusser la compara a la actitud
que toma el etnólogo que trabaja con los “mitos” de los pueblos originarios; aunque éstos
sean reconocidos como una apariencia imaginaria que no corresponde a la realidad, se acepta
también que al interpelarla se representa en su imagen ilusoria la realidad misma. Esta
trasposición es problemática además al buscar la causa de la acción deformatoria de la
realidad.

7
Op. cit p. 26
8
Op. cit p. 43
5

Apelando a la autoridad del materialismo histórico, se plantea que “la ideología tiene
una existencia material”9. Puesto que las ideas con las que se trabaja dentro de la teoría de la
ideología, son “ideas de actos” resultados de una practica concreta y real, al mismo tiempo
que tales prácticas están reguladas por la existencia material de un aparato ideológico.
Volviendo al ejemplo de los mitos de los pueblos originarios, éstos se reavivan y se actualizan
día a día, generación tras generación en su interpelación mediante el ritual10; como lo dice
Althusser para referirse a las prácticas sociales que contienen los actos del sujeto, “tales
prácticas están reguladas por rituales los cuales se inscriben, en el seno de la existencia
material de un aparato ideológico”11

De los individuos concretos al sujeto ideológico


Finalmente encontramos como condición de posibilidad para la ideología, la existencia
de un sujeto que es evidentemente concreto12, que se mantiene en cualquier formulación
particular que busquemos de la ideología, porque ésta no tiene historia. Encontramos que
“toda ideología interpela13 a los individuos concretos como sujeto concretos” 14. Es la
concepción de sujeto sujetado con sujeción libre. Encontramos en esta situación una de las
actividades primordiales de la ideología, que da como efecto propio la constitución en
“sujetos” de los individuos concretos de la sociedad.
En palabras de De Ipola, “el “resultado” producido por el funcionamiento de todo
sistema de representaciones ideológicas es el de “hacer vivir” a los individuos su relación con
sus condiciones reales de existencia de manera tal que aquéllos se constituyen
(imaginariamente) en el principio autónomo de determinación de dicha relación” 15 , el Sujeto
ideológico.

9
Op. cit p. 47
10
Kusch, Rodolfo, Obras Completas, Sta. Fe, Ross, 2007. Es interesante ver Kusch la relación con el mito, lo
oculto, lo siniestro, lo ritual, lo mestizo, el problema de las sociedades culturológicas y su parecido con
Althusser.
11
Althusser, Louis, Ideología y aparatos ideológicos de Estado. Freud y Lacan, Bs. As, Nueva Visión, 2008, p. 49
12
Hinkelammert, Franz, Crítica de la Razón Utópica, Costa Rica, DEI, 2da ed, 1990. Ver su propuesta sobre el
Universal concreto.
13
Althusser, Louis, Ideología y aparatos ideológicos de Estado. Freud y Lacan, Bs. As, Nueva Visión, 2008,p. 56
“la ideología “actúa” o “funciona” de tal modo que “recluta” sujetos entre los individuos (los recluta a todos), o
“transforma” a los individuos en sujetos (los transforma a todos) por medio de esta operación muy precisa que
llamamos interpelación, y que se puede representar con las más trivial y corriente interpelación, policial (o no)
“¡Eh, usted, oiga!”.
14
Op. cit p. 55
15
De Ipola, Emilio, Ideología y discurso populista, Buenos Aires, Folios Ediciones, 1983, p. 4
6

Emilio De Ipola

Sobre la noción althusseriana de ideología


En De Ipola encontramos una profunda dedicación a la crítica del pensamiento
althusseriano, no solo mientras estaba con vida Althusser sino también recientemente
retomando su pensamiento en un dialogo que da vigencia a través del libro “Altusser. El
infinito adiós”16, contribuyendo enormemente en el debate sobre el pensamiento de este
escritor. Refiriéndose a la noción de “sujeto” dentro de esta teoría como aquello que preexiste
a la existencia material de la ideología, a la noción “lucha de clases”, que aparece haciendo
referencia a la contradicción dentro del marxismo clásico. Pero especialmente centramos su
trabajo sobre la “concepción althusseriana de ideología”, que puede ser un concepto
entendido como “dispar”, o sea que tiene un correlación con su proyecto manifiesto, con su
proyecto concreto; como así también puede ser considerado como aquel elemento “actuante y
operante de toda formación social” que determina todas las relaciones materiales.

La ideología como un sistema de representaciones deformantes


En primer lugar hace falta aclarar que para De Ipola el concepto “deformante”, en el
caso de una teoría sobre la ideología, no significa sólo “falso” o “erróneo” sino que en este
caso sería “a) sistemática, b) orientada (ya veremos en que sentido) y c) determinada (ya
veremos por qué)”17.
En alusión a la teoría althusseriana de la ideología, encontramos la afirmación de que
ésta favorece al disimulo de la realidad objetiva, brindando un carácter “opaco” de la
estructura social, captando sólo las apariencias y ocultando las características esenciales. Pero
esta “deformación” que se da a partir de las apariencias sobre la realidad objetiva, no es para
nada contingente sino que se encuentra orientada su función y naturaleza de manera
arbitraria, según Althusser, por la ideología dominante. Lo que no deja de ser ambiguo a los
ojos de Emilio de Ipola.
El uso del concepto de representación imaginaria puede admitir por lo menos dos
interpretaciones según este autor, caracterizado de una manera inofensiva como una simple
imagen “falsa”, “no acorde con la realidad” empleando el concepto de imaginario como
16
Editado por Siglo XXI, Bs. As. 2007

17
De Ipola, Emilio, Ideología y discurso populista, Buenos Aires, Folios Ediciones, 1983, p.2
7

sinónimo de “deformante” o “falseado”. O bien por otra parte, interpretado desde un empleo
“propiamente teórico”, en donde esta línea de pensamiento no podría ser tenida en cuenta sin
la relación interdisciplinaria entre el psicoanálisis y el materialismo histórico.18 En la tesis que
afirma la a-historicidad de la ideología se encuentra el fruto de dicha unión, la noción de
“ideología en general” producto del materialismo histórico, entendida del mismo modo que el
“inconciente freudiano” que se destaca por ser “eterno”, o sea a-histórico. Otro ejemplo de
interdisciplinariedad, es la constitución del “sujeto” (ideológico) mediante la reclusión de
“individuos” concretos en la sociedad, desde un enfoque del materialismo histórico
emparentado con la explicación del “estadio del espejo” lacanniano.

Idealismo o empirismo
De Ipola encuentra a la noción de “opacidad” social dentro de la teoría de la ideología
de Althusser como una defensa ante la posible caída en el Idealismo marxista, corriente que
propone pensar a la ideología ignorando el trabajo teórico y material a partir de la noción de
un teoría de sociedad “transparente”, donde las condiciones materiales de producción
(infraestructura) y las condiciones simbólicas e ideológicas (la superestructura) sean una
continuidad lógica evidente. Pero a la vez, notemos que por medio de la noción de
“opacidad”, se conlleva también implícitamente una concepción “contemplativa” ( y por tanto
idealista), de todos modos se estaría cayendo en el error de la teoría criticada, un idealismo
del conocimiento, en donde se parte de la metáfora de la visión.19
En tanto los procesos que se explican utilizando metáforas visuales son una
reproducción de Althusser a la metáfora clásica de explicación (como guiño a la reproducción
de todas las condiciones -en este caso teóricas-), lo que vuelve problemático poner un límite a
la abstracción, a sabiendas que las relaciones sociales son relaciones problemáticas concretas
-y materiales- que contemplan la lucha de clases, como contradicción social permanente y que
se ocultan en la “escena política”.
Para poder dar un giro al estudio de Althusser como por añadidura de Marx, De Ipola
nos plantea diferenciar entre una actitud idealista y una empirista, pero dentro de esta última,
se abren dos líneas: la empirista crítica y la empirista vulgar, que a continuación
desarrollaremos en extensión. Al referirnos a una postura empirista crítica, nos basamos en la
concepción que la identifica a lo largo de la historia con los debates “esencia y apariencia”,

18
Op. cit p. p. 6
19
Op. cit p. pp. 10 -11
8

“movimiento real y movimiento aparente”, “noúmeno y fenómeno”, etc. Este empirismo que
se define como “crítico”, lo hace por su postura justamente frente al llamado empirismo
“vulgar” o “ingenuo”, que solo se conforma con las apariencias mientras que el primero se
remite al estudio de la esencia del problema.

La presencia mistificadora o la concepción materialista del


conocimiento
Si consideramos que la ideología se apoya en las “apariencias” y éstas hacen
desaparecer los rastros que tiene el movimiento real de la sociedad, se tiene que aceptar que es
un carácter mistificador el que cumple la ideología frente a la realidad objetiva de las
condiciones materiales de producción dentro de la sociedad. En el ámbito de la lucha de
clases, se puede pensar que ambas partes, tanto la clase obrera como la clase burguesa son
victimas de la ilusión causada por los procesos socioeconómicos. “Marx nos indica que la
base fundamental de la estructura económica capitalista (es decir la plusvalía, verdadero
origen del beneficio) se "oculta completamente a la conciencia de los agentes de la
producción" (capitalistas y obreros)”.20 Concluye De Ipola siguiendo a Marta Harnecker en
su libro “Los conceptos elementales del materialismo histórico”, afirmando que la
deformación ideológica no se puede explicar como una “mala conciencia” o una “voluntad de
engañar”, sino que es esencial y propio de las relaciones sociales en su carácter “opaco” y que
sólo se puede llegar a trascender esta opacidad mediante el estudio científico.
Hay que pensar la propuesta superadora tanto de la opacidad en la estructura social,
como de las concepciones contemplativas y empiristas, desde la óptica de una teoría
“materialista del conocimiento”, que atiende directamente a las condiciones sociales y
políticas de producción. Podemos decir que el rechazo a la tesis de la opacidad en las
estructuras sociales se resuelve tomando la posición contraria, afirmando que las relaciones
sociales serían transparentes a los agentes de la estructura social. Además del rechazo a la
existencia de una disimulación “objetiva” en el proceso económico o político, sin contar con
la influencia existente en las ideologías, mediante sus formas de manifestación en la
superestructura. Dicha ideología según De Ipola “surge del tipo y del sentido de las prácticas
en que nos enrolamos y de las lecciones que extraemos de ella”21

20
Op. cit p. pp. 14
21
Op. cit p. pp. 20
9

Ideología o Ciencia
Ante la preocupación de que toda ideología defiende sólo los intereses de la clase
dominante, se afirma que también existen desde las clases trabajadoras ideas que se oponen y
rechazan la situación material establecida, y lo hacen mediante la lucha de clases mostrando
posiciones contradictorias a la clase hegemónica dentro de lo conocido como superestructura.
Se daría una respuesta así a las consideraciones del althusserismo que considera que las ideas
de la clase trabajadora no se encarnan en la ideología, sino en la ciencia del materialismo
histórico, la cual existe solo en la condición de su lucha por combatir a la ideología de la
clase dominante. “En cuanto a la ideología proletaria como tal, ésta no sería, en último
análisis, más que una variante de la ideología en general y, por lo tanto, un cómplice objetivo
de las clases dominantes”22.
La posición que defiende Althusser de diferencia entre Ideología y Ciencia, postula
evocar la vieja contradicción existente en la metafísica entre un “saber falso” como puede ser
el de una ilusión, una opinión o el sentido común; y por el otro lado encontramos un “saber
verdadero” que se dedica a la crítica del primero. Pero nuevamente como lo que ha sucedido
con la diferenciación entre la línea “empirista crítica” y el “empirismo vulgar”, se cae en el
juego de la reproducción de aquello que se estaba criticando, nos afirma De Ipola, “la teoría
althusseriana de la ideología repite esta operación mistificadora: cuestiona al saber establecido
(en particular, las llamadas ciencias sociales), denunciándolo como Ideología, en nombre del
ideal del verdadero saber, encarnado en este caso por la ciencia marxista”23
De esta reivindicación de la ciencia ante la ideología en la doctrina marxista también
se promueven otras consecuencias al interior de la sociedad que no son deseable, a través de
revalorar los sistemas de saberes burgueses como lo es de modo institucional la Universidad.
La defensa del saber científico y académico por medio de la ciencia en manos de las ideas
proletarias, seria reproducir las condiciones materiales vigentes. Si tomamos la lectura que se
efectúa de Althusser mediante la óptica de Rancière, que es sin duda muy cercana a lo
plantado, se establece una necesidad de la vuelta a la ideología como motor de la lucha de
clases, para poder dar el cambio social esperado a favor de las masas proletarias.

22
Op. cit p. 22
23
Op. cit p. 22
10

Acuerdos y desacuerdos
Debemos dar cuenta en el esfuerzo de articulación entre lo “imaginario” y la
“ideología”, que han surgido posiciones encontradas. Pero como primer paso se debe admitir
la existencia de los componentes imaginarios en toda ideología y así también en toda práctica
significante. Donde se plantea el desacuerdo no seria en su concepto, sino en sus efectos
objetivos, los que el althusserimo reduce como imaginarios. El planteo podría considerarse
más complejo, desde la posición de Rancière en su trabajo "El concepto de crítica y la crítica
de la economía política, de los Manuscritos de 1844 a El capital"; basándose en él De Ipola
nos dice que “el discurso "científico" de El capital, como el discurso filosófico de los
Manuscritos, articula, en el registro de una teoría o de una filosofía determinadas, las
consignas de lucha de los proletarios. Y no sólo las consignas: también los "sueños", las
"fantasías imaginarias" de los obreros”24
La existencia de lo “imaginario” como también de los “sueños” de la clase proletaria
son innegables, pero la manera en que la entendió Althusser puede ser puesta en cuestión,
pensar que el funcionamiento de lo imaginario es un “obstáculo epistemológico” al
conocimiento científico, fue totalmente rechazado. De Ipola demuestra que el mismo Marx
ilustra la posibilidad de un imaginario que existe como condición de inteligibilidad, a través
de dos ejes principales de su teoría, el concepto de plusvalía y la tesis de abolición del
régimen de trabajo asalariado. Nos hallamos entonces dentro de la teoría marxista con la
articulación de un hecho "real", que podemos observar en la existencia de la jornada de
trabajo y de la lucha obrera con el surgimiento del concepto de “plusvalía” y, lo "imaginario"
en la lucha por un mundo donde las relaciones de producción no sean mediadas por el salario,
situación que sólo puede existir en los sueños o en el futuro de la clase trabajadora. Relación
existente entre lo "real" y lo "imaginario", han surgiendo de las luchas proletarias, como
condición de posibilidad de la propia teoría.25

Raymond Williams

Modulador histórico
Encontramos en este autor la originalidad de abordar la problemática de la teoría
marxista de manera “culturalista”, en donde se denota la importancia de la cultura en los
24
Op. cit p. 23
25
Op. cit p. 25
11

procesos históricos de cambio social. Se encuentra su teoría en las antípodas de las


pretensiones de objetividad sobre la teoría de Marx, en donde las voluntades concientes de los
hombres son ajenas a los cambios en la estructura social.
El análisis de la teoría marxista desde la cultura, en este aspecto, debe tener en cuenta
una base económica determinante y una superestructura determinada, clave canónica dada por
la tradición para su estudio. Pero se observa que el concepto de superestructura puede ser
interpretado de manera variada, al menos de tres maneras tal como nos propone Williams:
a) Las formas legales y políticas que expresan verdaderas relaciones de producción existentes;
b) las formas de conciencia que expresan una particular concepción clasista del mundo;
c) un proceso en el cual, respecto de toda una serie de actividades, los hombres tomen
conciencia de un conflicto económico fundamental y lo combatan.26
En estas posibilidades de ser entendida la superestructura, no queda de lado la
metáfora, lo cual no significa que se vuelva un pensamiento abstracto, la forma de
pensamiento que ataca tanto Williams.
Para pensar desde el punto de vista de este autor no podemos caer en la explicación de
las categorías teóricas marxistas por medio de recursos abstractos. Del mismo modo que
Althusser pretendía una consecución entre las condiciones materiales de producción y la lucha
de clases, en donde se realiza una discriminación que formula continuidad, pero no una
totalidad. Éstas son partes indisolubles de la realidad del hombre concreto, no se encuentran
en estadios separados, sólo pueden estar separados mediante una abstracción.

Determinismo abstracto o determinismo inherente


Williams entiende que la “determinación” dentro de la teoría marxista ha sido vista
por sus detractores como un indicio de teoría determinista y reductiva, siempre relacionada a
un contenido económico o una situación económica predominante. En tanto dicha noción en
su sentido fundamental significa “fijar límites” o “fijar términos”, si se lo relaciona con una
práctica de la sociedad puede ser problemático, porque aquello que impone limites se
encontraría más allá de la voluntad de los agentes de la acción, en un determinismo
“abstracto”. A este tipo de determinismo se lo puede distinguir del “determinismo inherente”,
en donde el carácter esencial que tienen las propiedades de los componentes del proceso de
acción, definen su resultado. La “idea abstracta” presupone la incapacidad de ser superada por
los participantes de una acción. En cambio la “idea científica” presupone condiciones
26
Williams, Raymond, Marxismo y literatura, Barcelona, Península, 1980, p. 2
12

inalterables o fijas en modo relativo, pero a diferencia de la idea anterior a partir de ésta existe
la posibilidad de cambio, la posibilidad de intentar alteraciones dentro de las condiciones y las
combinaciones existentes. 27
Partiendo de la existencia de estas condiciones determinadas se puede percibir por qué
el marxismo ha sido criticado como vía para el establecimiento de “leyes” fijas, formuladas
solamente considerando al sistema económico. De de las cuales se desprendieron luego las
demás leyes de manera tácita o evidente y en donde se sigue mostrando la existencia de un
determinación “externa”, la economía. El conflicto existe cuando a las condiciones objetivas
se las toma como determinaciones “externas”, pero en tanto Marx las define como resultado
de las acciones del hombre dentro del mundo material, parecería resultar más bien un
oxímoron pensar las acciones del hombre dentro de la sociedad como determinaciones
externas a ésta.

Conclusión:
La presencia de la ideología nos remite de manera inmediata a pensadores como Marx,
Althusser, Williams y a los planteos sobre las teorías económicas, sociales y políticas que
afectaron a la Europa del siglo XIX y XX. Hijos de la misma cultura que acuña ésta y otras
tantas nociones que forman parte del bastión de categorías filosóficas de uso mundial. Tanto
estos autores como dichas categorías son parte de la tradición europea, y con ello todas sus
implicancias.
Por esto si bien encontramos interesante el desarrollo de la ideología que se podría
pensar en términos de Alberdi como concepto trasplantado. En nuestra región según lo
piensa Kusch no estamos en el desarrollo civil que tienen las culturas europeas aun, que
pueden abordar estudios culturológicos –reflexivos en una culminación histórica totalizante al
estilo de las revisiones hegelianas-. Más bien, dentro de nuestra cultura aun tenemos que
seguir alimentando el mito cotidianamente, pero desde la búsqueda de ese ritual propio fuente
del resentimiento que nos provoca no identificarnos con la cultura originaria y tampoco con la
europea.
En nuestras tierras encontramos una forma especial de pensar, “nuestro problema
latinoamericano no consiste en que nuestra realidad es indómita, sino antes bien en que no
poseemos formas del pensamiento capaces de comprenderla” 28 Lo que nos afirma Rodolfo

27
Op. cit p. 7-8
28
Kusch, Rodolfo, La Geocultura del hombre Americano, Sta. Fe, Ross, 2007, T III, p. 137
13

Kusch es que las categorías europeas o importadas muchas veces no sirven para poder
explicar la realidad de nuestro continente.
Este trabajo pretendió hacer un recorrido por la noción de ideología tan debatida en
occidente desde los procesos emancipatorios, pero que nunca fue pensada en su contexto,
mientras estuvo en boca de estudiosos americanos, ya que no es un producto de nuestra
cultura sino de la europea. Tengo esperanzas que con este articulo, en dialogo comparado a
modo de ensayo con nuestra cultura propiamente americana, se podría a futuro aproximarse
en una investigación, la concepción de mito en los pueblos originarios y su influencia en el
orden social político o económico así como de la misma manera lo intentaba explicar
Althusser por medio de las acciones de la sociedad que reelaboran la ideología, en nuestro
caso americano con los rituales se reactualiza el mito y a la vez nuestra cultura.
Aquí no se quiere plantear una imposibilidad de comunicación entre las culturas, al
contrario se plantea buscar un mejor conocimiento de las mismas –de allí el estudio de la
categoría ideología- a partir de reconocer sus propias condiciones materiales al momento de
relacionarse sin que se confundan a una con la otra en su primer momento. “Una cultura no es
una totalidad rígida, sino que comprende además una estrategia para vivir. Una producción
literaria, un ritual mágico, o una máquina son formas de estrategias para habitar mejor el
mundo. Por eso detrás de la ciencia, queramos o no, hay política. Pero una política en el
sentido de una estrategia general para la vida”29
Queda así planteado el desafío, repensar nuestras categorías sociales y políticas a la
luz de nuestra cultura.

BIBLIOGRAFÍA ESPECIFICA

 Althusser, L., Ideología y apartos ideologicos de Estado. Freud y Lacan, Bs. As,
Nueva Vision, 2008
 De Ipola, E., “Idiología y discurso populista”, Folios Ediciones, Buenos Aires, 1983
 Kusch, R., “Obras Completas”, Ross, Sta. Fe, 2007
 Hinkelammert, F.,“Crítica de la Razón Utópica”, DEI, Costa Rica, 2da ed, 1990
 Williams, R., Marxismo y literatura, Península, Barcelona, 1980

29
Op. cit p. 146
14

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