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UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA MAESTRIA EN EDUCACIÓN

LINA MARIA MURCIA


ANGELA RAMIREZ

La escuela muerta, la escuela viva

La educación es un proceso inherente al ser humano, desde los principios de la


humanidad, los padres y madres de la historia enseñaban a sus hijos a través del
ejemplo, cómo protegerse de los fenómenos naturales, de los depredadores, como
cazar, que alimentos de la tierra eran comestibles y cuáles no. Lo que hoy
llamamos escuela, en ese entonces, aunque no existía ese termino como tal, era
el mundo entero, la naturaleza y el relacionamiento con esta y nuestros
semejantes los que permitían adquirir nuevos conocimientos que iban dirigidos no
hacia lo que llama Jung “desarrollo de la conciencia” 1, si no hacia fines de
sobrevivencia, sin embargo de alguna u otra forma estas condiciones permitieron
al ser humano desarrollar habilidades, interesarse por entender cada vez mas el
mundo que lo rodeaba e ir despertando su conciencia. Ya con la evolución de las
sociedades estos procesos de adquisición de conocimientos se fueron
complejizando cada vez más a medida que el ser humano se iba volviendo mas
humano(consciente) y su entorno iba siendo transformado. Es así que en un futuro
no muy lejano surge la escuela como “un medio para apoyar adecuadamente el
proceso de formación de la conciencia”(Jung, 1923, p.52).

De acuerdo con lo anterior, en la actualidad son muchas las criticas que se hacen
respecto a la escuela, algunos dicen que coarta la libertad, extingue la creatividad
y la imaginación, que no se enseña a pensar sino a replicar, entre otros muchos
aspectos. Pero, ¿en que momento la escuela perdió su esencia para convertirse
en los que se llamara en este ensayo “la escuela muerta”?, a lo largo de este
ensayo se intentara responder esta pregunta basándose en el texto “Mas escuela
y menos aula” de Mariano Fernández Enguita.

1
El desarrollo de la conciencia equivale al desarrollo del yo.

1
En el presente la escuela en la gran mayoría de los casos, sobre todo la publica
urbana se ha convertido en un espacio para la transmisión de conocimiento
memorístico, o como llamaría Paulo Freire, “educación bancaria” 2, donde se
concibe al estudiante como un recipiente vacío al cual es necesario llenar de
información, dejando de lado aspectos como el desarrollo del pensamiento critico,
la imaginación y la creatividad sin tomar en cuenta los contextos, los intereses y
las necesidades de los estudiantes. Aspectos tan importantes como la ética, la
moral y la espiritualidad son limitadas a pura teoría como todos los demás
saberes, dando como resultado niños que no tienen ni idea del sentido de la
escuela y mucho menos de los saberes que allí se les ofrece.

En comparación con la escuela de la edad media, se podría decir que la escuela


actual a perdido su esencia. Por ejemplo, para los griegos scholé o skolé como
llamaban a la escuela significaba disponer de tiempo libre, tiempo de ocio, la
forma de emplear este tiempo libre y el lugar dedicado a ello (Fernández, 2018,
p.65). Esta era un escuela en la cual no existía la obligatoriedad y las personas de
diferentes edades asistían por su propio interés de aprender, es decir que tenia
sentido para ellos y disfrutaban del ir a estos espacios. Era una escuela que como
dice Mariano Fernández Enguita citando a Platón: “tiene por objeto formarnos en
virtud desde nuestra infancia, y que inspira al hombre el deseo ardiente de ser un
completo ciudadano” (Fernandez, 2018, p.34).

Dando continuidad a la idea anterior, el desarrollo industrial, la implantación del


modelo capitalista, la globalización entre otros, han repercutido dentro de la
estructura y fin de la escuela, transformándola en lo que es hoy, una escuela
muerta, carente de sentido para las nuevas generaciones, con métodos obsoletos
y con fines meramente superficiales, como el fin de formar seres humanos que
sepan hacer para aportar a la productividad del país dejando de lado otros
aspectos que se ven hoy reflejados en las sociedades tan degradadas en las que
vivimos hoy día.

2
La concepción de educación “bancaria” es, en el fondo. lo que Sartre (el hombre y las cosas) llamaría
concepción “digestiva” o “alimenticia del saber. Este es como si fuese el “alimento” que el educador va
introduciendo en los educandos, en una especie de tratamiento de engorda..(Freire, 1970, P.56)

2
Una de las causas que origino la escuela muerta, fue la creación del aula de
clases. La cual trajo consigo varias transformaciones. Entre ellas, la “oportunidad”
de la denominada clase simultánea. Otro cambio fue la aparición de la clase, la
cual se define como: “conjunto de escolares o estudiantes de un mismo nivel o
que estudian la misma asignatura, y que asisten juntos a las lecciones
correspondientes”(Fernández, 2018, p.63). Esto llevo a las escuelas a constituir
grupos homogéneos de estudiantes, lo que supuso mayor facilidad para el
docente, pues sería menos trabajo. Estos son algunos de los aspectos que dieron
paso al aula huevera3.
una maquinaria de producción igualitaria que somete niños con niveles de
desarrollo diferentes, capacidades distintas, necesidades diversas,
inclinaciones variadas, medios de procedencia dispares, y expectativas y
proyectos desiguales a unos objetivos impuestos, unos procedimientos
únicos, un tiempo simultaneo y un espacio restrictivo, con la paradoja que
esa producción homogénea, al provocar resultados heterogéneos, sirve
para legitimar la desigualdad en el acceso a los recursos y las
oportunidades de vida que les espera a la salida (Fernandez, 2018, p.80).

Esto en su tiempo fue innovación y fue muy efectivo, pero actualmente es un caos.
Las sociedades han cambiado muchísimo y las nuevas generaciones también, son
mucho mas despiertss, mas sensibles y con muchas mas problemáticas. Por lo
tanto el aula de clase y la clase tradicional los aburre, nuestros jóvenes sufren de
aburrimiento crónico, nada les sorprende, nada les gusta, nada les interesa. Ahora
las TIC, les ofrece multitud de contenidos de forma didáctica e interactiva, lo cual
lo hace mas interesante que lo que hace el docente en el salón de clases. Al
respecto Mariano Fernández Enguita dice:

Hoy, sin embargo, todo esta verdaderamente al alcance, a unos pocos clics.
No hay razón ya para ceñirse a lo que el maestro sabe, lo que el libro de
texto contiene o lo que el ritmo colectivo del grupo tolera. Y no tiene sentido
3
“ Para ello hubo que sentar a los niños en vez de permitir el movimiento...alineados en bancos…dobles o
individuales” (Fernández, 2018, p.80)

3
establecer una lista de conocimientos que el alumno debe almacenar,
aunque no tenga necesidad ni un uso para ellos ahora, ni los sienta, por si
llegara el caso; lo que tiene sentido es que se prepare para acceder a ellos,
tan autónomamente como sea posible, cuando llegue el caso (Fernández,
2018, p.112).
La cuestión es, si la tecnología esta en muchos aspectos ofreciendo lo que en la
escuela el docente ofrece a sus estudiantes y de formas mucho mas interesante,
entonces ¿que sentido tiene la escuela?. Pues, tiene mucho sentido siempre y
cuando sea transformada. En estos tiempos en los que nos encontramos, la
escuela no puede seguir cumpliendo la misma función que hace 200 años, si bien
es cierto, el fin de la escuela es el aprendizaje, debemos comenzar a indagar
sobre cuales son los aprendizajes necesarios, fundamentales en nuestro tiempo.

Al conocimiento hoy se accede en todas partes, pero si observamos, a pesar de


que hay una accesibilidad ilimitada al conocimiento, el conocimiento por si solo no
esta ocasionando una mejoría en nuestra calidad de vida, en la convivencia, a
nivel ambiental, no se esta viendo una transformación positiva, si no al contrario al
parecer entre mas el ser humano sabe, mas se desconecta de su esencia
humana. Aquí es donde yace el camino para devolverle la vida a la escuela, la
escuela que necesitamos hoy día, como siempre se dice, debe responder a las
necesidades del entorno, y cuales son las necesidades del entorno, las mismas de
hace mas de 500 años, pero con mas urgencia, humanizar al ser humano.

Volver al ser humano como decía Platón “un completo ciudadano” de la tierra, o
como decía Jung ayudar al ser humano a formar su “conciencia”, que ha sido y
siempre será el sentido real de la escuela, y esto ningún avance tecnológico lo va
poder ofrecer, por que esta humanización solo se consigue a través de la
socialización con el otro, pero no solo con la socialización con el otro, también,
generando espacios, momentos, y disciplinas que se han dejado hoy de lado, o se
han omitido en la escuela, que permitan al niño, al joven, descubrirse así mismo,

4
sus gustos, sus intereses, sus potencialidades creativas, sus necesidades, sus
emociones. Como dice Mariano Fernández Enguita:
Así, hoy, no se debe llenar la cabeza de un escolar con lo que podría servir
en el futuro, sino lograr que aprenda a servirse por sí mismo cuando lo
necesite: una versión actualizada del contraste que ya señalo Montaigne
entre cabezas bien llenas y cabezas bien hechas. O, si se prefiere, menos
push y mas pull, menos eseñanza basada en la oferta (…) y más
aprendizaje basado en la demanda (esto es, en el contexto, las
capacidades y los intereses del alumno) (Fernández, 2018, p.113).
.

Para concluir, como se puede observar con la creación del aula comenzó la
aniquilación de la esencia de la escuela, el cual ha sido siempre la humanización
del hombre. al convertirla en un medio para reproducir el sistema, para la
manipulación, homogenización, la competencia, el consumismo. Donde en ves de
formar a los seres humanos para ser, se educan para hacer sin saber, o, solo
sabiendo lo que es importante para el sistema que se sepa. Volviéndonos seres
humanos vacíos de sentido, vacíos de visión de mundo, seres humanos
moldeados para obedecer y no cuestionar, y lo peor de todo amputándonos el
poder creador innato que poseemos.

5
Bibliografía

Fernández, E. (2019). Mas escuela menos aula. Madrid España. Editorial Morata,
S.L.
Jung, C. G. (1923/2010). El significado de la psicología analítica para la
educación. En: Sobre el desarrollo de la personalidad. Obra completa (vol.17).
Madrid: Trotta.

Freire, P.(1970). Pedagogía del oprimido. Montevideo, Tierra nueva. Argentina


Editores.

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