que recurriría un fabricante para que realizaran la función de ventas son los representantes de los fabricantes y los agentes de ventas.
Los representantes de los fabricantes (o representantes)
son intermediarios que venden parte del producto de sus jefes —los fabricantes a quienes representan— mediante un contrato de largo plazo.
No tienen la propiedad de los bienes que venden ni
disponen de ellos físicamente, sino que sólo se concentran en la función de vender. Las comisiones significan sus únicos ingresos. Los agentes de ventas también son intermediarios que no tienen la propiedad de los bienes que venden ni disponen de ellos físicamente y su jefe también les paga sólo con base en comisiones.
Sin embargo, los representantes difieren porque, en
general, manejan el producto entero de su jefe (operan como una fuerza de ventas completa para el fabricante, en lugar de ser su representante en un territorio específico). Decidir cuándo conviene recurrir a agentes externos
La opción de usar a agentes externos o a la fuerza de
ventas de la compañía para que cubran un producto o mercado concretos implica decidir con base en una serie de consideraciones y canjes.
El gerente debe tomar en cuenta cuatro factores
importantes:
1. los criterios económicos
2. el control 3. los costos de la transacción 4. la flexibilidad estratégica Comparación de costos de una fuerza de ventas de la compañía y de agentes independientes La teoría del análisis de los costos de transacción (ACT)
Plantea que cuando se necesitan muchos activos
específicos para vender un producto, los costos por emplear y administrar a agentes independientes (es decir, los costos de transacción del fabricante) probablemente resulten superiores a los costos por contratar y administrar a una fuerza de ventas de la compañía. ACT asume que los agentes independientes perseguirán sus propios intereses —incluso a expensas del fabricante que representan— cuando piensan que pueden salirse con la suya.
Por ejemplo, tal vez sólo brinden un servicio
superficial después de la venta o dediquen muy poco esfuerzo a visitar a las cuentas pequeñas, porque es poco probable que obtengan grandes comisiones por estas actividades. Organización geográfica
El método más sencillo y frecuente para organizar
la fuerza de ventas de una compañía es la organización por geografía. En esos casos, a cada vendedor se le asigna un territorio geográfico distinto.
Con este tipo de organización, cada vendedor es
responsable de realizar las actividades necesarias para vender todos los productos de la línea de la empresa a todos los clientes en perspectiva en un territorio dado. Organización geográfica de ventas Organización por productos
Algunas compañías tienen fuerzas de ventas
independientes para cada producto o categoría de productos de su línea.
Muchas de estas divisiones tienen su propia fuerza de
ventas independiente.
La principal ventaja de organizar a la fuerza de ventas
por producto es que cada vendedor se familiariza con los atributos técnicos, las aplicaciones y los métodos eficaces para vender determinado producto o productos afines. Fuerza de ventas organizada por tipo de producto Organización por mercados o tipo de clientes
Cada vez es más frecuente que las fuerzas de
ventas tengan una organización por tipo de cliente,
Organizar a la fuerza de ventas por tipo de cliente
es una extensión natural del “concepto de marketing” que refleja una estrategia de segmentación del mercado.
Cuando los vendedores se especializan en visitar a
un tipo particular de cliente, conocen mejor sus necesidades y requerimientos. Fuerza de ventas organizada por tipo de cliente Organización por función de ventas
Con mucha frecuencia, distintos tipos de tareas de
ventas requieren que el vendedor posea también distintas habilidades y capacidades. Por lo tanto, en ciertas circunstancias, sería lógico recurrir al enfoque de la organización por función de ventas, de modo que diferentes vendedores se especialicen en desempeñar distintas funciones de ventas.
Una de estas organizaciones funcionales consiste en
tener una fuerza de ventas que se especialice en buscar clientes en perspectiva de nuevas cuentas y desarrollarlas, mientras que otra fuerza se dedica a mantener y dar servicio a los clientes de siempre.