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CRIMINOLOGÍA

POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ


ESCUELA NACIONAL DE FORMACIÓN PROFESIONAL POLICIAL
ESCUELA DE OFICIALES - MARIANO SANTOS MATEO

TRABAJO APLICATIVO GRUPAL

TEMA :
CATEDRÁTICO :

ASIGNATURA :

INTEGRANTES : C
C
C
C
C

COMPAÑÍA :

AULA :

PROMOCIÓN :

CHORRILLOS - 2020

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CRIMINOLOGÍA

DEDICADO A NUESTROS
CATEDRÁTICOS, POR DARNOS UNA
FORMACION POLICIAL DE CALIDAD.

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CRIMINOLOGÍA

ESTUDIO BIOLÓGICO DE LA CONDUCTA


DELICTIVA Y CRIMINAL EN LA SOCIEDAD

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CRIMINOLOGÍA

ÍNDICE
DEDICATORIA 02

TÍTULO 03

ÍNDICE 04

INTRODUCCIÓN 05

V.- MARCO TEÓRICO 07

ESTUDIO BIOLÓGICO DE LA CONDUCTA DELICTIVA

Y CRIMINAL EN LA SOCIEDAD 07

1.- Bases biológicas de la conducta delictiva 07

2.- Nociones de Biocriminología 07

3.- Teorías Criminológicas Iniciales 08

4.- Antropología Criminal y Biología Criminal 10

4.1.- Antropología Criminal 10

4.2.- Biología Criminal 12

5.- Teorías Antropológico Criminales 13

6.- Teorías Biotipológicas 14

7.- Alteraciones orgánico cerebrales y 15

criminales en el individuo

8.- La Genética Criminal 17

8.1.- El factor genético del crimen 17

8.2.- El factor endocrino del crimen 18

VI.- ANÁLISIS 19

VII.- CONCLUSIONES 21

VIII.- RECOMENDACIONES 22

BIBLIOGRAFÍA 23

ANEXO 24

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INTRODUCCIÓN

En las sociedades del mundo por diversas razones se cometen hechos delictuosos
que alteran la convivencia social entre sus integrantes, lo cual genera una
inseguridad ciudadana, en vista que los bienes jurídicos de las personas son
vulnerados, tales como la vida, la salud individual, la libertad individual, la integridad
sexual, el patrimonio, etc.

Estos fenómenos criminales tienen causas explicativas que no necesariamente son


justificatorias, es entonces que dentro de las ciencias sociales la Criminología, se
encarga del estudio de la naturaleza, extensión y causas del crimen; características
de los criminales y de las organizaciones criminales; problemas de detención y
castigo de los delincuentes; operatividad de las prisiones y de otras instituciones
carcelarias; rehabilitación de los convictos tanto dentro como fuera de prisión;
además hace extensivo su estudio a las causas de las conductas antisociales como
la delincuencia juvenil, el alcoholismo, la drogadicción y la prostitución, así como el
tratamiento de estos denominados antisociales; resultando por lo tanto este estudio,
una gran herramienta para el control jurídico penal de una sociedad, como es la
aplicación de políticas de Estado para la prevención de los delitos y el tratamiento
de los delincuentes y antisociales y de la propia víctima. Se puede afirmar que la
ciencia de la Criminología tiene dos objetivos básicos: la determinación de causas,
tanto personales como sociales, del comportamiento delictivo y el desarrollo de
principios válidos para el control social del delito. Para la consecución de estos
objetivos, la Criminología investiga a partir de los descubrimientos de otras
disciplinas interrelacionadas con ella, tales como la Biología, la Psicología, y la
Sociología. Aquí es donde debemos hacernos las siguientes interrogantes:

¿Por qué el ser humano comete delitos?, ¿ por qué asesina?, ¿ por qué roba?,
¿Por qué viola?, ¿por qué ocasiona lesiones?, ¿por qué se prostituye?, ¿por qué
un menor comete infracciones?, ¿por qué es toxicómano?

Estas son preguntas que la Criminología intenta responder, pero no sólo al porqué
de esas acciones, sino que también trata de conocer las características del ser
humano actor de esas conductas delictivas y antisociales, entre otros propósitos
concomitantes. Las respuestas que se dan son múltiples y a veces contradictorias,

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pero esta disparidad de criterios y de teorías desarrolladas, tienen que ver con
otros problemas internos de la ciencia misma que intenta penetrar en las causas
del crimen y del comportamiento antisocial. Estos problemas de la ciencia
criminológica se hallan ligados con la precisión o no de su objeto de estudio y con
la metodología adecuada para conocer ese objeto. Si la Criminología intenta
descubrir las raíces del crimen, el comportamiento antisocial y las características
individuales del autor de tales conductas, debe emplear el método o métodos
adecuados para no ir por caminos falsos.

El crimen y la conducta antisocial interesan a una diversidad de ciencias, algunas


de ellas del área de las sociales o humanas y otras de las denominadas naturales.
Frente a una conducta criminal o antisocial, en relación a sus posibles causas
condicionantes, están las explicaciones de la Sociología, la Psicología, la
Psiquiatría e incluso hoy de la Genética y otras disciplinas más. Asimismo el delito
no sólo interesa a las ciencias que tratan de explicar su causa, sino también a las
disciplinas normativo-sancionadoras, tales como el Derecho Penal, el Derecho
Procesal Penal y el Derecho Penitenciario, entre otras.

Del mismo modo la opinión pública se preocupa en algún sentido frente a este
problema del crimen y de la conducta desviada, porque todas las personas somos
víctimas potenciales de las múltiples formas de manifestación criminal. Por tanto
interesa también a los organismos de gobierno que tienen que encarar este
fenómeno, e incluso a ciertos organismos internacionales debido al aumento de
ciertas formas delictivas no tradicionales que tienen repercusión extranacional.

¿PERO CUÁL ES EL PAPEL DE LA CRIMINOLOGÍA FRENTE A ESTOS


PROBLEMAS? La Criminología es una ciencia cuya importancia en nuestra hora
actual cobra relevancia debido al aumento progresivo de la criminalidad y la
conducta desviada en general. Dichos fenómenos que se manifiestan en las formas
más variadas, tratan de ser explicados integralmente por esta disciplina que indaga
por sus causas, y de este modo contribuir a su prevención e incluso readaptación
del hombre delincuente y antisocial. El enfoque criminológico considera el delito y
la conducta antisocial tomando en cuenta al ser humano en toda su complejidad,
como un ser social integral con una estructura psicológica y una base biológica,
dentro de una sociedad determinada.

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V.- MARCO TEÓRICO

ESTUDIO BIOLÓGICO DE LA CONDUCTA DELICTIVA Y


CRIMINAL EN LA SOCIEDAD

1.- Bases biológicas de la conducta delictiva

Permite conocer las razones del crimen y la conducta desviada, mediante una
explicación constitucional o biológica de la persona, analizando los factores de
carácter fisiológico, somático, como lesiones y/o enfermedades neurofisiológicas,
además de la denominada herencia genética (alteraciones cromosómicas), que
influyen de diverso modo en el comportamiento desviado del ser humano. Pero
interrelacionado con sus condiciones socio-psicológicas.

2.- Nociones de Biocriminología. Estructura orgánica

Debido a su carácter histórico precursor se incluyen en forma sumaria, algunas


de las varias teorías antropológicas que han pretendido hallar una explicación
general del crimen, acentuando el aspecto constitucional, tales como la
conocida concepción de Lombroso sobre el “delincuente nato”, la posición
neolombrosiana de Ernesto Otón, así como la teoría de la “constitución
delincuencial” de Benigno Di Tullio que si merece un mayor detenimiento.
También la tesis de la “Biotipología criminal”, como los biotipos de Kretschmer
y luego los posteriores aportes de Sheldon. Se hará igualmente una revisión
de los aspectos biológicos que tienen implicancia criminológica, que no
constituyen sistemas o teorías explicativas generales, sino mas bien son
factores o condiciones que posiblemente actúan con otros elementos
condicionantes, como las lesiones orgánico-cerebrales y también las
alteraciones cromosómicas, entre los más notorios.

Es necesario señalar sin embrago, que no obstante que de antemano


negamos la existencia de un “delincuente nato”, o un delincuente
predeterminado por rasgos físicos o fisiológicos, no por ello dejamos de lado
la importancia de los diversos aspectos biológicos que juegan algún papel en
el grado de ajuste o desajuste de nuestro comportamiento social, valorados en
su real dimensión. Esto es, no como factores determinantes o ineluctables,

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sino más bien como factores precipitantes o codyuvantes de algún tipo de


conducta desviada. Este análisis, lo reiteramos, no avala un biologismo
criminal, pero no por ello se puede desconocer la importancia de nuestra base
biológica en la conducta humana. De hecho no podemos obviar que somos
una realidad natural compleja, una entidad biológica, cuyas alteraciones,
trastornos o lesiones muy variados van a incidir también en muchas formas en
nuestro comportamiento. El ejemplo más notorio puede ser el del orgánico
cerebral, que por sus problemas lesionales presenta alteraciones en la
conducta o el del epiléptico que por trastornos neurofisiológicos tiene
manifestaciones comiciales de diversa índole, así como alteraciones de orden
psicopatlógico.

Este planteamiento concuerda con la tesis que considera a la conducta


humana como resultante de condiciones socio-psico-biológicas, por cuanto la
realidad humana es una unidad que tiene ineluctablemente un sustento
biológico, sobre cuya base ocurre su configuración sociopsicológica durante
su desarrollo ontogenético, siendo predominante su condición social. Sobre
este aspecto podemos señalar, por ejemplo, que los criminólogos marxistas,
orientados hace algunas décadas atrás por concepciones político sociales en
el análisis criminológico, en los últimos años empezaron a revalorar la
naturaleza humana. Es así que G Avanesov, dedica todo un capítulo de su
libro a explicarla correlación entre lo social y lo biológico en las causas de la
delincuencia, afirmando que lo social del hombre no surge ni se desarrolla “de
repente”, en un lugar vacío, sino que tiene determinadas premisas biológicas.
“El hombre es un sistema biosocial” sin negar su carácter social.

En todo caso hay que valorar, en sus contexto adecuado, las bases biológicas
que van a influir de diverso modo en el comportamiento desviado del ser
humano, interrelacionado con sus condiciones socio-psicológicas.

3.- Teorías Criminológicas Iniciales

Es muy antigua la preocupación que ha querido establecer la relación que existe


entre lo corporal y lo psíquico. Esta tendencia, a pesar de ser añeja, no ha perdido
actualidad. Por el contrario, se ha difundido a muchas ramas del saber, llegando a

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la Criminología, cuya pretensión es encontrar la relación existente entre tipo


humano y delincuencia. Se ha querido y se quiere penetrar en las profundidades
de la psique a través del examen de lo orgánico.

Refiere Cicerón, el gran orador romano, que hacia el siglo IV a.n.e., jactábase un
tal Zopyro de penetrar en el alma de las personas mediante la inspección del
semblante, y que viendo en cierta ocasión a Sócrates, a quien jamás había tratado,
pronunció, con escándalo de los circunstantes, que era estúpido y lascivo.
Noticioso Sócrates del juicio del especulador mímico, concedió que realmente
había comprendido sus vicios, aunque había tenido cuidado de corregirlos
mediante la razón y el estudio.

Por la misma época, el representante más grande de la medicina griega, Hipócrates


(siglo V a.n.e.), consideraba que el estado del organismo depende principalmente
de la relación cuantitativa de los humores o líquidos que hay en él (la sangre, el
moco, la bilis), afianzando la idea de que las particularidades psíquicas de las
personas dependen de la proporción en que están mezclados en el organismo
aquellos humores fundamentes. La proporción en que estaban mezclados estos
humores se denominaba en griego krasis (que significa mezcla) y en español
crasia. Este mismo concepto los médicos romanos lo denominaron
temperamentum, del cual deriva el término temperamento.

Según refiere el tratadista ruso N.S. Leites, en el libro “Psicología” de A. A. Smirnov,


A. N. Leontiev y otros, la combinación de líquidos en el organismo que se
caracteriza por el predominio de la sangre se denominó temperamento sanguíneo;
la combinación en que predomina el moco, temperamento flemático; la mezcla con
el predominio de bilis amarilla, temperamento colérico; y finalmente la mezcla con
predominio de bilis negra, temperamento melancólico.

Un poco más tarde, el famoso anatomista y médico romano Galeno (129-201


a.n.e.), sometió a crítica esta clasificación y la amplió con otros temperamentos,
entre ellos el normal o eucrasia, proveniente del equilibrio perfecto de los humores
e ilustrando los numerosos temperamentos mixtos que son los que con más
facilidad se encuentran en la práctica y que resultan de la fusión natural de los
demás.

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Con los estudios constitucionales y biotipológicos, buscando la relación entre lo


corporal y lo psíquico, se propuso y aún se propone reunir en tipos o biotipos como
también se dice, la amplia serie de los individuos, en base a los elementos de
semejanza que presentan: talla, delgadez, adiposidad, alergia, sensibilidad,
explosividad, sociabilidad, etc.

En criminología se quiso encontrar un tipo criminal basándose en los estudios


constitucionalistas y biotipológicos. El intento fue halagador, pero necesariamente
vano. No pueden conformar los delincuentes un tipo que no sea el de sus hermanos
que no ha delinquido. “No existe el tipo criminal; pero es evidente –afirma Mariano
Ruiz Funes- la realidad de tipos anatómicos, con determinada morfología, con
caracteres somáticos propios”; tipos psíquicos y somato-psíquicos con estructura
peculiar que les es propia. Así lo han demostrado los estudios de Kretschmer y
Sheldon, entre otros.

4.- Antropología Criminal y Biología Criminal

4.1.- Antropología Criminal

Es una parte de la Criminología, que por si sola no podría explicar el complicado


problema de la etiología o causalidad delictiva. Necesita complementarse, en
armoniosa síntesis, con Psicología Criminal y Sociología Criminal.

Se inicia con la aparición de la obra de Lombroso en 1876. Se proyecta hasta 1889,


fecha en que se realiza el Congreso Internacional de Antropología Criminal, -
Biología y Sociología (Paris) y en donde se dan por fracasadas las ideas
lombrosianas.

En el año 1976 con la publicación de la obra de César Lombroso, se inicia una


nueva dirección de los estudios penales,. Esta nueva dirección se confunde con el
nacimiento de una nueva ciencia, que por el entonces se le signa como
“Antropología Criminal”, denominación trazada y precisada en su contenido, por
aquel preclaro fundador.

En aquella lejana fecha aparece ya adjetivado el sustantivo “Antropología” por el


de “Criminal”. Claro que tal adjetivo disonó al verle adosado al nombre

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Antropología. Pero la extrañeza duró poco, a fuerza d contemplar el calificativo


antedicho junto a variados sustantivos (Sociología, Psicología, Psicoanálisis,
Biología, Política). Hoy lo usamos sin reparo y sin que nadie lo encuentre extraño,
ni se permita juego de palabras sobre el maridaje de los dos vocablos. Por supuesto
que este maridaje es bien visto como uno de los epígrafes de la subdivisión de la
ciencia causal-explicativa actual, en cuyo caso se le nombra por algunos tratadistas
“AntropologíaCriminal”, como sucede en México con Luis Rodríguez Manzanera.

Lanzado el nombre “Antropología Criminal”, viene el problema de su convivencia.


En 1985 en el Congreso de Antropología Criminal, Biología y Sociología, reunido
en Roma, se somete el asunto a debate y se dividen las opiniones. Según nos
informa Nicéforo, algunos congresistas optan por mantener dicho nombre. No así
otros, que disienten de tal denominación.

Desde los albores d esta discusión siempre se consideró el estudio de los


caracteres somáticos de los delincuentes, el examen de los caracteres psíquicos y
el de la mesología criminal. Y es más, se ensanchó su contenido al examen de la
represión y prevención de los delitos. Por eso es injusta –y así hace notar Nicéforo-
la acusación a los antropologístas de aquella época, de no haber querido hacer
sino otra cosa que el estudio somático de los delincuentes.

Los mismos congresistas de 1885, entendieron la Antropología como la ciencia del


hombre individual y del hombre social o asociado.

Parece que por razón genética, contemporáneamente se ha venido usando en


Italia los vocablos Antropología y Criminal. Nuestro profesor Benigno Di Tullio así
titula su “Tratado…” que sobre ciencia explicativo-causal ha escrito; si bien
últimamente en sus “Principios…” cambia tal denominación.

También en la misma Italia prefirieron el nombre el Prof. Mario Carrara –casado


con Paola, hija de Lombroso- que precisamente escribió su obra titulada
“Antropología Criminale”. Asimismo, se editó “A Nuova Antropologia Criminale” en
Porto, el año 1931, del antropólogo portugués A. Medes Correa.

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4.2.- Biología Criminal

Esta expresión tuvo igualmente gran difusión. El criminalista austriaco Adolfo Lenz,
conocido profesor de la Universidad de Graz, publica en 1927, su “Grundiss der
Kriminalbiologie” (elementos de Biología criminal). El mismo lenz crea en Graz una
Sociedad de Biología criminal, la que según Jiménez de Asúa es “más alemana
que austriaca”; por lo que seguramente Edmundo Mezger y Ernesto Seelig se
encarga de publicar en 1953, un volumen de los informes y debates de su séptima
sesión (o congreso).

Posteriormente Franz Exner, profesor de la Universidad de Munich, saca a luz su


famosa “Biología criminal, en sus rasgos fundamentales”, en 1939, que en lengua
española tenemos traducida por Juan del Rosal, profesor de la Universidad de
Valladolid (España).

La concibe Exner como “doctrina del delito como fenómeno de la vida del pueblo y
de la vida del individuo”. Es decir, pues, con tan noción comprende lo que
modernamente es la Criminología.

En la misma Alemania Exner, en 1942, se publica otra “Kriminalbiologie” de la


pluma de Franz von Reiter, que trae un punto de vista ceñido al aspecto biológico.
El 30 de novimbre de 1937 por ordenanza de esa fecha se crea en Baviera
(Alemania) el Serviio Biológico Criminal, donde trabajó el prestigioso Viernstein, en
su misión de estudiar a los reos con fines penitenciarios.

Debido a la preponderancia del término Biología criminal y al contenido espiritual


que le habían dado sus cultores, se irrumpió por la tarea de formar centros de
investigación y el nombre que se les daba devenía del que los tratadistas habían
puesto a sus estudios sistemáticos en obras de investigación. Y no sólo los centros
colectivos de estudio prefirieron tal denominación, sino que también se formaron
sociedades de Biología Criminal, tal como la colombiana, que a su órgano oficial lo
titula “Revista Colombiana de Biología criminal”, dedicada, según su propia
declaración, a la “cruzada moderna contra la delincuencia y por la profilaxia
criminal”, conteniendo estudios sobre ciencias criminales: biología, antropología,
psicología, psiquiatría, medicina legal, endocrinología y estudios sobre ciencia
penal.

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5.- Teorías Antropológico Criminales

Una teoría biológica más sofisticada fue desarrollada a finales del siglo XIX por el
criminólogo italiano Cesar Lombroso (padre de la Criminología), que afirmaba que
los delitos eran cometidos por aquellos que nacen (delincuente nato) con ciertos
rasgos físicos hereditarios, con estigmas del hombre primitivo y salvaje, distintos
del hombre no delincuente. (Teoría Atávica). Consideró al delincuente nato
posteriormente, la existencia de estigmas anatómico (desarrollo de pómulos,
mandíbula saliente, anomalía dentarias, cabello rizado y lanoso, polidactilia,
malformaciones genitales) y fisio-psicológicos (fuerza mayor en la mano izquierda,
pereza, impulsividad, ausencia de remordimiento).

Además se consideran a las siguientes teorías:

1. Patológica o degenerativa.- Para los casos del delincuente epiléptico, autor


de delitos (Misdea)

2. Locura moral.- Considerando al criminal nato y epiléptico, sin sensibilidad


moral, que cometía crímenes horrendos. La locura moral es conocida como un
trastorno de personalidad disocial.(Prichard)

3. Constitución delincuencial.- (Benigno Di Tulio 1896-1979-Italia). Considerada


un neolombrosiano contemporáneo. Señala que los delincuentes constitucionales
eran sujetos que por su estructura bio-psíquica, presentan una predisposición
mayor al delito, debido a una perversidad instintiva constitucional, que conlleva a
manifestaciones graves y persistentes de maldad, brutalidad.

Factores causales:

a. Hereditarios, morfológicos o adquiridos (alteración del desarrollo físico y


psíquico de la persona).

b. Funcionales (anomalías del sistema nervioso, procesos tóxicos


endógenos/exógenos y trastornos bioquímicos)

c. Psíquicos (anomalías de la vida instintivo-afectiva, placer de cometer


delitos, debilidad moral y escasa capacidad inhibitoria).

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6.- Teorías Biotipológicas

(Alemania Ernesto Kretschmer 1888-1964)

Establece relaciones entre las formas corporales y el carácter de las personas;


considerando que a determinada constitución somática (corporal), corresponde
ciertos riesgos caracterológicos o conductuales. Conociéndose los siguientes
biotipos:

1. Leptosómico.- Cuerpo delgado (extremidades delgadas, poco musculosas).


Su temperamento es el esquizotímico (muy sensibles; frialdad exterior; sobresalto
intempestivo/infatigable tenacidad; tímido, poco comunicativo; introvertido).
Interviene poco en delitos instintivos, su participación es indirecta.

2. Atlético.-Cuerpo musculoso, perfil de atleta. Su temperamento es el viscoso


(vida afectiva estable; sensible a los estímulos; explosiones frecuentes de cólera;
pasivo y perseverante; expresión verbal pausada. Por lo general cometen delitos
violentos contra las personas y la propiedad. Delincuente brutal.

3. Pícnico.- Contextura gruesa, adiposo. Su temperamento es el ciclotímico


(vida afectiva, alegre/tristeza; movilidad/reposo; sociable, extrovertido). Participan
en delitos no violentos como la estafa, por el temperamento locuaz y extrovertido.

4. Displásico.- Se apartan del tipo medio y habitual (gigantismo, adiposidad,


infantil). Su temperamento es el esquizotímico. Cometen delitos contra la moral,
sin violencia.

7.- Alteraciones orgánico cerebrales y criminales en el individuo

Algunos investigadores siguen manteniendo que ciertas anormalidades en el


cerebro y en el sistema endocrino contribuyen a que una persona tenga inclinación
hacia la actividad delictiva. (Di Tulio, Alfred Freedman, P. Bard, Frank Ervin)

1. Encefalitis, que ataca a diversas áreas del cerebro, sobre todo los núcleos
subcorticales que se relacionan con la emotividad y otros aspectos. Produce
alteraciones en ciertas áreas del cerebro y repercusiones en la personalidad.

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2. Lesión en las circunvoluciones frontales del cerebro (hipotálamo, sistema


límbico), interferencia de sus conexiones.

3. Trastornos post-traumáticos (traumatismo encéfalo craneanos) Pueden


disminuir el autocontrol, la previsión, la creatividad; dificultan el control necesarios
sobre los impulsos y la agresividad; estallidos de ira.

4. Desequilibrios bioquímicos cerebrales, (conllevan a una disfunción hormonal


en las glándulas suprarrenales, sexuales, etc), ocasionando conductas perversas.

Por los estudios neurofisiológicos se conoce de la existencia de un conjunto de


sustancias bioquímicas para el funcionamiento del cerebro. Cuyo desequilibrio
pude tener efectos desencadenantes de ira y/o agresión. Y estas son la
Adrenocorticotropina (ACTH) de la glándula pituitaria; las Catecolaminas (CA)
como la noradrenalina (NA) o norepinefrina (NE); la adrenalina o epinefrina; y la
dopamina (DA); y la Serotonina o 5-hidroxitriptamina (5-HT)

8.- La Genética Criminal

Es la transmisión de los rasgos psico-sociales o tendencias criminales de los


ancestros, en el comportamiento de los descendientes, a través de los
cromosomas; existiendo las denominadas familias criminales. Posición
controvertida con las teorías psico-sociales. Siendo por lo tanto considerado
concomitante con el comportamiento psicosocial humano.

El estudio trata de las alteraciones cromosomáticas, mediante la apreciación del


mapa cromosómico o cariotipos, en cuanto al número de cromosomas y sus
alteraciones, que determine la estructura biológica del nuevo ser (física, sexual,
etc), que tienen una incidencia en su conducta. Así tenemos:

1. Síndrome de Turner, que es la ausencia de un cromosoma X en la mujer


(45X0) que produce anomalías físicas como baja estatura, genitales infantiles o
disminución del rendimiento intelectual.

2. Síndrome de Klinefelter, que es un cromosoma X demás en un varón


(47XXY). Se caracteriza por tener testículos pequeños, esterilidad, déficit mental y
anomalías de conducta (María Martín), presentan rasgos de agresividad e
inestabilidad afectiva, por lo que existe el riesgo de conducta antisocial.

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3. Síndrome de Doble Y, (47XYY), llamado síndrome del supermacho. Son


generalmente de estatura alta, con déficit intelectual límite e inferior, inestabilidad
emocional, agresividad, precocidad delincuencial y reincidencia.(A.A.Sandberg-
1961)

8.1.- El factor genético del crimen

Los antecedentes más antiguos de este procedimiento de estudio retrospectivo, se


remontan al trabajo realizado por F. Galton (1869), respecto a la herencia de ciertos
atributos geniales. Años después, en el siglo XIX y XX, se efectuaron una variedad
de estudios sobre “familias criminales”, a través del análisis de generaciones
sucesivas, habiéndose hallado una alta actividad delincuencial en la descendencia
de tales familias investigadas, lo que según los autores de la época era el
argumento contundente para afirmar la herencia de la criminalidad.

Las “familias criminales” más famosas fueron la de los JUKE, estudiada por
Douglas en 1877 en Estados Unidos, en la que consideró a 709 descendientes de
la cabeza de familia que fue un alcohólico, hallando cerca de 77 delincuentes, 202
meretrices y proxenetas, 142 vagabundos y otros de conducta desviada. Asimismo,
la familia KALLIKAK, estudiada por H. H. Goddard (1912), los Zero, Nams, Viktoria
entre otros. Sin embargo, los argumentos deducidos de etos estudios para probar
la supuesta “herencia criminal”, son puestos en duda y actualmente sólo tiene valor
de referencia histórica. Incluso autores como Exner (1939), que daba especial
importancia al factor natural, afirmó que no obstante que son estudios orientados
a probar esta posibilidad causal, “científicamente no es posible deducir
conclusiones exactas de ellas”.

Igualmente, Manuel LOPEZ REY (1945) consideró que no hay familiar criminales,
ya que en tales estudios se aprecia también la coactuación del ambiente en la
aparición y propagación de la delincuencia. Ideas similares argumenta Benigno Di
Tullio (1963), al señalar que tales familiar provenían de los estratos sociales mas
bajos, y por tanto la conducta antisocial y delictiva de dichos grupos, no es posible
precisarla si son efecto de disposiciones hereditarias o de situaciones ambientales.
Otro argumento que habría que agregar es que desde el punto de vista
metodológico, el control de las variables y condiciones que jugaron en el

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comportamiento de tales “familias criminales”, no fueron controladas, por razones


obvias, lo que evidentemente no permite tomar con seguridad tales resultados.

8.2.- El factor endocrino del crimen

El estudio de este apartado en Criminología se refiere a las influencias que las


glándulas de secreción interna o endocrinas y sus productos derivados las
hormonas, ejercen en la personalidad del delincuente, sea en el transcurso de su
vida o en el momento de la comisión del delito.

Este examen tiene su punto de partida en las conclusiones que ha venido


aportando la endocrinología, como ciencia fisiológica, desarrollada desde 1830 en
adelante por Johannes Müller, que habló de glándulas vaso-sanguíneas; A. Ecker
(1852) que describió la hipófisis, tiroides, timo y suprarrenales, como glándulas, por
él llamadas, sanguíneas; Caludio Bernard (1855) que crea el concepto de
secreción interna; Carlos Eduardo Brown-Sequard (1856), que afirma que las
glándulas internas ceden a la sangre substancias vitales; W. B. Ardí (1902) que
habla de mensajeros químicos; W. Bayliss y E. H. Starling (1902) que llaman
hormonas a estos mensajeros.

En los inicios de las investigaciones endocrinológicas –así como sucede en


cualquier comienzo- se extremaron las interpretaciones. Se creyó por ejemplo, en
lo que a Criminología se refiere, hallada la clave para abrir el arca del secreto del
delito. Se suponía, según esta nueva manera de ver las cosas, la delincuencia era
un efecto de la perturbación de las secreciones internas, bien en el sentido
cuantitativo (hipofunción e hiperfunción), bien en el cualitativo (disfunción). En un
infanticidio puerperal, en que faltara por completo todo motivo lógico que pueda
referir el hecho a una determinada justificación –tal como la defensa del honor de
la madre soltera o de la casada que ha concebido en un período de ausentismo
conyugal, o bien el de una concepción abominable-, según la versión
endocrinológica la infanticida sería sencillamente una mujer en quien, en el
momento más preciso, fallara la secreción de la hormona prolactina o lactagotropa,
que segrega el lóbulo anterior de la hipófisis y que es el agente específico del
instinto maternal, hasta el punto de excitarle.

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A estos comienzos de segregación, que permitieron hablar de una “endocrinología


criminológica”, siguió en los estudiosos la mesura, moderación, ya que seguir
sosteniendo que sólo las glándulas se secreción interna pueden explicar las causas
del delito resultaba un exceso.

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VI.- ANÁLISIS

El problema de la violencia en nuestra sociedad es innegable, a todo nivel, desde


su llamado núcleo, la familia, hasta las instancias macrosociales más
“rimbombantes”, y desde las más escandalosas situaciones hasta las “maquilladas”
y “socialmente desdeñables”. Dentro de esta vorágine de vicisitudes, quien parece
ser señalado como el abanderado de esta problemática, está la persona que
realiza una actividad, por la cual es susceptible de recibir encarcelamiento. Aquí
hablamos, en cuestiones legales, de la conducta delictiva. Sin embargo, para fines
de este trabajo, se utilizará un término más amplio, el de conducta criminal. Así,
apuntamos a realizar una revisión de las diversas explicaciones teóricos
conceptuales que se dan acerca de la aparición de la conducta criminal, no como
un hecho aislado, sino como aquellas actividades de los llamados criminales. Nos
centraremos –aunque no en un sentido estricto– en aquellos que postulan aspectos
más ligados a la psicología, sin dejar de tomar en cuenta que un análisis completo
incluiría un trabajo interdisciplinario. Finalmente, hacemos un breve
apuntalamiento hacia la necesidad de realizar investigaciones con enfoque
cualitativo muy ligado al desarrollo teórico más reciente.

La Conducta criminal Como punto de partida, se hace necesario hacer un deslinde


terminológico en cuanto a conducta delictiva y conducta criminal. Así, Rodríguez
(1981) subraya que el primero de estos tiene un carácter eminentemente legal, ya
que el delito es entendido como conducta que castigan las leyes, es la conducta,
en otras palabras, definida por la ley (p. 21). En cuanto a conducta criminal, a quien
se asume como objeto de estudio de la ciencia criminológica, ésta vendría a ser
todo aquel comportamiento que atenta contra el bien común y la sociedad,
destruyendo los valores primordiales que favorecen una armoniosa convivencia (p.
23). Dicho de otra manera, son aquellas acciones en donde se hace uso
innecesario de la fuerza, ocasionando un daño social, físico y psicológico a otras
personas (Ovejero, 2009, p. 269, y Rodríguez, 1981, p. 8). En función de lo anterior,
también debemos precisar que la criminología es conceptualizada como una
ciencia interdisciplinaria, la cual analiza al delito, al delincuente, a la víctima, y sus
consecuentes correlatos a nivel macrosocial y económico, con el fin de explicar y

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prevenir los actos de violencia (Marchiori, 2004, p. 3). Por su parte, Mendoza
(2007), de manera sucinta, refiere que la ciencia criminológica es empírica e
interdiciplinaria, estudiando al crimen, al delincuente, a la víctima y al control social
de la conducta desviada (p. 19). Mendoza, en cuanto al papel que desempeña la
psicología dentro la criminología, menciona que ésta dirige sus esfuerzos al estudio
de la personalidad y la relación que tiene con el crimen y los componentes
psicológicos que tienen injerencia en la criminalidad, ya sea individual o colectiva
(p. 21), o como dice Marchiori (1975), la psicología trata de averiguar qué significa
la conducta criminal desde una perspectiva histórico-genética (p. 1).

Realizando un rápido repaso por las corrientes criminológicas, emergen


raudamente las figuras de dos escuelas, la clásica y la positiva (Mendo-
Pomahuacre, J. y Pomahuacre, L. PsiqueMag, Vol. 6, N.º 1, 2017 203 Conducta
criminal: teorías con aporte psicológico y perspectivas de investigación za, 2007 y
Rodríguez, 1981). En la clásica, tenemos a Beccaria con la edición del tratado de
los delitos y las penas, en la segunda mitad del siglo xviii. Ya en el siglo xix, resaltan
las figuras de Bentham, con su teoría de las penas y las recompensas, y Toppinard,
quien fue el primero en usar el término criminología. En el plano de la escuela
positiva, es inevitable citar al psiquiatra italiano Lombroso, quien en la segunda
mitad del siglo xix enunció que los criminales tienen una estructura física distinta
de los no criminales (Hopkins, 2009). Por su parte, Ferri, desde su ley de saturación
criminal, concibió al crimen como un fenómeno social.

Es así que afirma que en un ámbito social específico, con condiciones particulares,
se realizará inexorablemente un número de delitos exacto (Rodríguez, 1981, p.
339). Sin embargo, como menciona Hopkins (2009), fue Garófalo, quien a inicios
del siglo pasado, sentó las bases de la Escuela clásica al estructurar una primigenia
teoría general del crimen, mencionando cuáles eran las conductas propiamente
susceptibles de castigo y represión, y aquellas que debían ser permitidas.
Habitualmente, a estos tres últimos autores se les conoce como evangelistas de la
criminología por distanciarse del estudio exclusivamente legal del delito y llevarlo
al plano social y antropológico (Mendoza, 2007)

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VII.- CONCLUSIONES

Si bien, actualmente, los estudios bajo una perspectiva criminológica dinámica han
cobrado especial relevancia, el enfoque estático no ha sido defenestrado. Aunque
estos teóricos son motivo de críticas al considerar que el crimen en cualquier etapa
del curso de la vida tiene las mismas causas subyacentes, por ejemplo, bajo
autocontrol (Gottfredson y Hirschi) o personalidad (Eysenck), no debe de olvidarse
que siguen siendo parte de un enmarañado biopsicosocial. Dentro de las posturas
dinámicas, también existen divergencias ostensibles, y tan solo basta analizar en
mayor profundidad las posturas de Moffitt y Sampson.

El aporte psicológico a la criminología es innegable. Aun cuando las teorías


descritas no tienen la etiqueta de psicológica, todavía está latente el interés por el
estudio de la personalidad y su relación con el crimen, además de los componentes
psicológicos que tienen injerencia en la criminalidad, ya sea individual o colectiva.

En cuanto a investigación, tampoco se puede negar que todos los postulados


teóricos descritos se basaron o fueron corroborados aunque parcialmente en
estudios de campo. Entonces se hace necesario realizar investigaciones de este
corte en el ámbito criminológico –aún incipiente– en nuestro país. Atisbamos la
relevancia que cobrarán en los próximos años investigaciones con diseños
narrativos, fenomenológicos y de la teoría fundamentada en los datos.

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VIII.- RECOMENDACIONES

Se sugiere realizar estudios sobre el sistema de valores de los jóvenes de hoy en


día, con el propósito de investigar si el factor que ha incidido en las conductas
delictivas de algunos involucrados en pandillaje y/o bandas criminales tienen origen
bivalente.

Se sugiere que al llevar a cabo nuevos estudios acerca de las carencias


individuales en jóvenes en riesgo o conflicto con la ley, se profundice en todas las
carencias y así poder elaborar un perfil de dicha población.

Se recomienda continuar investigando los factores externos que inciden en las


conductas criminales y delictivas de los jóvenes del área rural

Se recomienda a los psicólogos, elaborar e implementar programas de


competencia social con el propósito de elevar la autoestima de los jóvenes, para
que se conviertan en sujetos seguros de sí mismas y así puedan interactuar en
cualquier ambiente social de manera satisfactoria

Elaborar un sistema de incentivos en forma periódica ara premiar a los jóvenes que
muestren avances significativos en su forma de comportarse en los diferentes
ambientes en que ellos se desenvuelven, tales como: Casa hogar, en la empresa,
en clases y en sus hogares.

De acuerdo a los resultados se sugiere a las instituciones municipales, religiosas y


educativas, promover programas de prevención sobre problemas sociales, tales
como: alcoholismo, tabaquismo y otros vicios que vienen agudizar la situación
problemática de los hogares.

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BIBLIOGRAFÍA

• Akers, R. y Sellers, C. (2004). Criminological theories: Introduction,


evaluation and aplication.: The Angels: Roxbury Publishing.

• Marchiori, H. (2004). Criminología. Teoría y pensamientos. México: Porrúa.

• Sarchiori, H. (1975). Psicología criminal. México: Editorial Porrúa.

• McGee, T. y Farrington, D. (2016). Developmental and Life-course theories


of crime. En A. Piquero (ed.). The Handbook of criminological theory (336-
354). UK: Wiley Blackwell.

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ANEXOS

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