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LA BODA

“¿Por qué estás tan nerviosa?

La pregunta que me estaba haciendo Dee era realmente buena. No podía


responderla sin sentir como si me hubiera tragado todo un pack de Five-Hour
Energy. No debería estar ansiosa, pero lo estaba. Me temblaban un poco las
manos, y si me hubiera encargado yo de rizarme el cabello y peinarlo, estaría
hecha una auténtica pena.

“Sé que es una tontería” dije, entrelazando mis dedos “Ya estamos casados”

Un pasador apareció mágicamente en la mano de Dee “Honestamente, lo


entiendo. La otra boda no fue real”

Para Daemon y para mí, la licencia de matrimonio que obtuvimos en las Vegas
utilizando nombres falsos era real. Hay quien podría discutir que no lo era, pero
los nombres en un trozo de papel no significan que quieras a alguien más o
menos.

Y no había forma humana o inhumanamente posible en la que Daemon y yo


pudiéramos amarnos más de lo que ya lo hacíamos sin prender fuego a la galaxia
entera.

Pero aquellos a quien queríamos deseaban la boda. Yo la había deseado – todo


el asunto, y desde que lo desee, también lo hizo Daemon. Eso era amor.

Aunque había existía la posibilidad de que acabase devolviendo.

La puerta se abrió, y empecé a mirar, pero Dee movió el rizador como una arma
“No pienses siquiera en mover la cabeza ahora” ordenó.

Apretando los labios, me quedé sentada perfectamente tiesa mientras una risita
resonaba detrás de nosotras.

“Parece como si estuviera a punto de pegarte con esa cosa”


Mis ojos se abrieron como platos ante el sonido de la voz de Lesa, y si lo que
había dicho no hubiera sido posible, habría saltado y empezado a dar palmas
como una foca alegre “¡Lesa!¡Estás aquí!”

“¡Te dije que vendría! No me lo perdería por nada en el mundo” Su voz se


acercó más, y Dee hizo una pausa lo suficientemente larga para darla un abrazo
de bienvenida. Entonces me tocó a mí, y le ofrecí un apretón con un brazo antes
de que Lesa se tirara sobre el sofá enfrente de mí y Dee continuara torturándome
con el rizador y los pasadores. La mirada excitada de Lesa recorrió todo mi
rostro “Tu maquillaje es absolutamente perfecto”

“Es todo cosa mía” bromeó Dee.

Puse los ojos en blanco mientras Lesa sonreía. Se apartó los densos rizos de su
cara “Estoy tan contenta de que estés aquí” dije, y lo decía de verdad. Mi
corazón se sentía querido y feliz. “Me preocupaba que por el tiempo no pudieras
tomar un vuelo hasta aquí”

“Estuvo un tiempo dudoso. La nieve seguía cayendo, pero las carreteras están
limpias” se pasó las manos por la falda color borgoña de su vestido “Esta es una
casa preciosa, como esas casas de la gente inmensamente rica que aparecen en
la HGTV. ¿Quiero saber cómo habéis conseguido tener la boda aquí?”

Sonreí y después me reí, cayendo en el nerviosismo excitante y en la alegría


efervescente. La casa era alucinante. Tenía varias plantas, y me recordaba a uno
de esos hogares tipo palaciego que se encontraban en la regencia en las novelas
de romance, completada con un gran salón de baile y un porche interminable.

“Pertenece a uno de nuestra gente” respondió Dee a Lesa, mientras giraba un


rizo e introducía un pasador, casi clavándomelo en el cuero cabelludo “Estaban
más que felices por dejarnos usarla”

Nuestra gente.

Dos palabras extrañas y poderosas que eran muy comunes en este nuevo mundo
que se estaba reconstruyendo poco a poco. Dos palabras que apenas
pronunciábamos fuera de nuestro círculo más íntimo. Dos palabras que podían
traer curiosidad o la más absoluta hostilidad asesina entre los humanos, pero no
iba a dedicar el día de hoy, el día de mi boda, pensando en esas cosas.
Cuando las cosas empezaron a asentarse tras la violenta batalla entre los Luxen
invasores y los humanos, Daemon y yo establecimos nuestro hogar en Colorado
con todos los demás. Pasaron los meses antes de que pudiera encontrar a Lesa.
Ella y su familia habían abandonado Petersburg antes de que los Luxen
invasores lo tomaran, reubicándose en una ciudad llamada Chambersburg, en
Pennsylvania. Una vez que volvimos a tomar contacto, y cuando el tráfico aéreo
se retomó, ella tomó un vuelo hasta Colorado.

La reunión fue agridulce y también algo alocada. Con la contribución de


Daemon, decidí contarle a lesa la verdad sobre por qué desaparecimos antes de
que todo se fuera al infierno. Extrañamente, ella apenas se sorprendió y lo tomó
bastante bien, pero aún me parecía extraño ser tan abierta sobre lo que éramos.

“Dios, necesito encontrar un alien para mí” comentó Lesa, mirando a su


alrededor a la habitación decorada donde nos estábamos preparando “Sois todos
ricos y atractivos”

Ese no era siempre el caso, pero me imaginé que no había motivo para señalarlo.
La puerta se abrió de nuevo, y esta vez entró Beth. En su cadera estaba Ashley,
con un vestido blanco de volantes con una banda borgoña…Su pelo oscuro
estaba retirado de sus rollizas mejillas y sus ojos amatistas brillaban de interés.

Ashley era demasiado joven para ser la niña de las flores y, honestamente,
ninguno de nosotros confiábamos en que la pequeña cosa pudiera caminar por
el pasillo sin hacer algo increíblemente estrambótico. Digamos, por ejemplo,
hacer que todas las sillas levitasen. Por lo que era la niña de las flores honorífica.

Beth sonrió tímidamente a Lesa mientras dejaba a Ash en el suelo. La niña se


tambaleó por un momento y después se enderezó. Su blanca y brillante Mary
Jane rebotó en el suelo de madera cuando se dirigía hacia donde estaba Lesa.
Ashley la sonrió expectante.

Lesa miró a la madre de Ashley y después a nosotras “Um, ¿qué es lo que


quiere?”

Reí, porque con Ashley, esa era una pregunta peligrosa.

“Probablemente se quedará mirándote durante un rato y después se aburrirá. Lo


siento. Ya ha alcanzado la etapa de las rarezas de los niños” explicó Beth,
sonrojándose. Se dio la vuelta hacia nosotras “El salón está listo. Está
absolutamente precioso. La idea del tema de Navidad fue brillante”“Sigo
pensando que en rosa habría sido alucinante” murmuró Dee.

Permanecí sabiamente callada.

Mi estómago dio una pequeña sacudida. Mis damas de honor estaban allí. La
habitación estaba lista. Iba a casarme en menos de una hora. Oh, dios.

“¡Terminado!” Dee dio un paso atrás.

Con piernas temblorosas, me levanté y me encaminé hacia el espejo ovalado de


pie “Wow” murmuré “Te has superado esta vez”

De ese rió “Bueno, sí”

El maquillaje que había aplicado era suave y sensual. Una sombra suave y
brillante daba a mis ojos una apariencia ahumada y el colorete melocotón
brillaba. El color de labios era rosado y natural. ¿Y mi pelo? Wow. Jamás pensé
que mi pelo podría ser tan bonito. Dee había rizado y trenzado mi pelo para que
cayera desde una coleta suelta, con unos estratégicamente colocados mechones
sueltos.

“Ahora lo único que necesitas es el vestido” dijo Lesa, caminando hacia donde
estaba colgado, todavía en su bolsa.

Agarré el nudo que sujetaba mi bata, preguntándome si las chicas pensarían si


sería muy raro que hiciera un pequeño bailecito. Antes de que pudiera hacerlo,
pensé en mi madre, y un dolor ardió en lo profundo de mi pecho.

Mamá debería estar aquí.

Era difícil no echarla de menos ahora, muy duro no sentir la pena. Luché para
no obsesionarme con lo injusto que era que no estuviera, porque sabía que esa
sería la última cosa que mi madre hubiera querido que hiciera en un día que
debería estar lleno de dicha.

Alguien llamó a la puerta. Me sentí confusa mientras me daba la vuelta. Todo


aquél que debía estar estaba en esa habitación.

“¿Sí?” llamó Beth.


La puerta se abrió y mi corazón titubeó en mi pecho.

Daemon entró en la habitación, para sorpresa de todo el mundo. Al principio,


todo lo que pude hacer fue observarle. Vestía un esmoquin negro con un chaleco
color borgoña debajo y, madre mía, a nadie le sentaban tan bien el esmoquin
como a Daemon Black.

Él paraba literalmente todos los pensamientos coherentes.

Las ondas oscuras de su cabello parecían estar bajo control y la firme y fuerte
línea de su mandíbula estaba suave. Aquellos brillantes ojos esmeraldas
centelleaban. No miró alrededor de la habitación. Su mirada fue directa hacia
mí.

No me sorprendí de que estuviera en la habitación. Todo el lío de emociones


que sentía debía de haberme bloqueado de sentir su presencia. Pero, de nuevo,
no debía sorprenderme en absoluto.

Por supuesto, Daemon desafiaría las convenciones y simplemente aparecería


allí.

Dee salió de su estupor “¿Qué haces aquí? ¡Se supone que no deberías estar
aquí! Da mala-“

“Calla” dijo él, un extremo de sus labios se elevó mientras caminaba hacia
delante.

Su hermana alzó las manos en un gesto de frustración “Eres un auténtico


fastidio”

Daemon pareció no oírla, y mis ojos se abrieron como platos cuando vino
directamente hacia mí. No me moví, no dije nada. Aquella media sonrisa se
ensanchó, revelando un profundo hoyuelo en su mejilla.

Me quedé sin respiración cuando me rodeó con un brazo la cintura y me tomó


del cuello con su otra mano. Me apretó contra su cuerpo, nuestros pechos
chocaron y, teniendo en cuenta que sólo llevaba una fina bata y ropa interior
muy fina, parecía como si no hubiera nada entre nosotros.
Daemon bajó su boca hasta la mía y me besó. No fue un piquito breve en los
labios. No fue un beso casto. Fue profundo y lento, abrasando y quemando la
sangre que corría por mis venas. Nuestras lenguas se tocaron. Se enredaron. El
beso me hizo olvidar que no estábamos solos.

Se retiró, sus labios rozando los míos cuando habló “Gatita, deberías arreglarte.
Es casi la hora para el segundo round”

Ashley dio palmas y chilló.

Me lo quedé mirando.

Daemon me soltó lentamente, sus manos permanecieron en su sitio mientras me


depositaba sobre mis pies. Dándose la vuelta, le guiñó el ojo a Lesa y entonces
atravesó la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

“Oh. Dios. Mío” murmuró Lesa.

Estaba deslumbrada. “Él es…él sólo es…”

“Él es solo Daemon” suspiró Dee, sacudiendo la cabeza disgustada “Sin


ninguna consideración por la tradición. Capullo” sus ojos se abrieron
sorprendidos cuando Ashley se carcajeó “Oops. Lo siento. Orejeras”

Beth alzó una ceja y entonces me encaró “Vale. Necesitas prepararte”

Los momentos siguientes fueron confusos, principalmente porque aún estaba


tambaleándome por aquél beso que me hormigueaba.

Una vez que me quité la bata, me puse el vestido con mucho cuidado. Tenía un
montón de botones, tantos que sabía que Daemon acabaría aburriéndose de ellos
muy pronto aquella noche.

Aquel pensamiento me hizo sonrojar.

El vestido era maravilloso. Ajustado en la cintura, con una gran falta que parecía
brillar cuando me movía, me sentía como una princesa. Pasteloso, pero cierto.
El escote era de forma de corazón y el corpiño estaba cubierto con pequeñas
cuentas que bajaban por la falda, donde estaban artísticamente esparcidas.
Cuando vi mi reflejo, pensé wow, finalmente parecía una novia de verdad.

“Estás preciosa” dijo Dee, inclinándose para darme un beso en la mejilla.

Lesa se acercó “Realmente lo estás”

“Tienen razón” Beth volvía a sostener a Ashley en su cadera “¿Estás lista?”

Asintiendo, respiré profundamente y parpadeé intentando deshacerme de las


estúpidas lágrimas que llenaban mis ojos “Gracias. A todas. De verdad. Estoy
tan feliz porque estéis aquí”

Dee me dedicó una sonrisa llorona mientras gesticulaba con las manos delante
de sus ojos “Vale. Tenemos que bajar antes de que arruinemos todo este
maravilloso maquillaje”

Reí, pero tenía razón. Todas estábamos titubeando en el lado emocional, así que
dejamos la habitación, con los ramos de flores de Pascua en la mano.

El paseo hasta el salón de baile fue como moverse por un sueño, demasiado
lento y aún así demasiado rápido. Llegamos a las puertas dobles cubiertas con
pedazos de obsidiana y las chicas se pusieron entraron primero, las puertas
cerrándose tras ellas cuando un hombre alto salió, parándose el tiempo
suficiente para besar a Dee en la mejilla.

Me quedé allí, apretando las flores de Pascua con fuerza mientras esperaba.
Como estaba planeado, no caminaría sola hasta el altar.

Archer vestía un esmoquin similar al de Daemon, y sus inquietantes ojos


morados estaban suavizados – más suaves de lo que nunca habían estado “Sólo
para que lo sepas, Daemon está tan nervioso como tú, aunque intente aparentar
que está bien”

Una risa estrangulada escapó de mi garganta “¿Has estado cotilleando en su


mente?”

“Puedes apostarlo”

Sacudí la cabeza “Sabes lo mucho que odia eso”


“Te apuesto a que sí” aún sonriendo, extendió su brazo y lo tomé “Estás
preciosa, Katy, en serio”

“Gracias” me faltaba el aire.

Mi corazón latía tan deprisa y fuerte que no escuché las puertas abrirse o la
marcha de la boda sonando. Me moví porque Archer empezó a andar y me
imaginé que eso era parte del plan.

Había luces parpadeantes colgando por todo el gran techo y por las paredes que
nos recibieron cuando entramos al salón de baile. Había ramos enormes de
flores de Pascua y rosas blancas por toda la sala. Los pétalos blancos y rojos
estaban esparcidos por la alfombra de color marfil.

No había muchos invitados, sólo los amigos que habíamos hecho entre la
comunidad Luxen y aquellos que se habían vuelto cercanos durante la
universidad. Mientras caminaba por el pasillo, me di cuenta de una cara
sonriente en particular.

Luc.

Estaba sentado cerca de la parte frontal, sus largas piernas haciendo que Ashley
pegara saltitos, la cual tenía pétalos de flor de Pascua hechos pedazos entre sus
dedos. Se suponía que él iba a estar ahí arriba con Daemon, pero me imaginé
que Ashley ya debía de haber empezado a hacer, bueno, cosas extrañas típicas
de los bebés originales, y que él ahora era su niñera. Luc me guiñó el ojo
mientras me acercaba hacia él y Ashley me saludó con su puñito.

Muy bien.

Mi mirada pasó por las chicas y después por Dawson, quien estaba al lado de
Daemon, y una vez que le vi, no hubo nadie más.

Nuestras miradas se encontraron y el amor que brillaba en sus ojos era


incontenible y la cosa más poderosa que jamás había visto. No aparté la mirada
cuando Archer me ofreció a Daemon y se unió a Dawson.

La mirada de Daemon me buscó intencionadamente, y antes de que el oficiante


Luxen hablara, él dijo “Eres absolutamente la cosa más hermosa que he tenido
el honor de ver jamás”
“Tú también” dije, un poco atontada.

Sus labios se tensaron un poco “Gatita…”

Mis mejillas se sonrojaron, y el oficiante se aclaró la garganta. La ceremonia


empezó, pero siendo honesta, no tenía ni idea de lo que el hombre – bueno, alien
– estaba diciendo, su suave y sofisticada voz hacía eco por la sala. Estaba
centrada en Daemon, en el modo en que nuestros corazones y pulsos latían en
tándem.

A medida que la ceremonia se sucedía, la sonrisa de Daemon empezó a crecer


hasta que los dos hoyuelos se vieron claramente y supe que la misma sonrisa
lucía en mi rostro. Las lágrimas inundaron mis ojos y cuando una decidió
escaparse, Daemon la secó con su pulgar. Su mano se quedó en ese lugar, y
entonces creo que escuché a alguien, probablemente a Dee, sorber por la
nariz.Entonces Daemon habló “Sí, quiero”

Cuando me tocó mi turno de repetir los votos sagrados, mi voz tembló, pero las
dos palabras finales fueron claras “Sí, quiero”

“Por supuesto” replicó Daemon con suficiencia.

Se me escapó la risa y antes de que pudiera responderle, Daemon estaba


besándome – besándome como había hecho antes en la habitación, pero más
fuerte, más profundo y con mucho más significado.

“Bueno, ya no tengo por qué decir que puedes besar a la novia ahora” exclamó
el oficiante, la diversión coloreaba su tono de voz.

Hubo más risas y cuando Daemon finalmente alzó su boca de la mía, sus pupilas
eran igual de brillantes que los diamantes pulidos.

Daemon nos guió de manera que enfrentásemos a todos los invitados mientras
el oficiante anunciaba, con una voz alta y clara “Os presento al Señor y a la
Señora Black”

La pequeña multitud empezó a vitorearnos con más fuerza y Daemon me volvió


a besar, dejándome sin aliento y totalmente deslumbrada para cuando volvimos
a por aire.
“Eres terrible” le susurré al oído.

Daemon se carcajeó y me apretó con más fuerza “Y me quieres por ello”

Mi sonrisa era enorme cuando puse mi frente sobre la suya “Lo hago”.

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