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EL GLORIOSO CLIMAX DE APOCALIPSIS

En estas series llamadas "Descubrimientos en la Profecía", hemos estudiado aquellos


eventos que ocurrirán justo antes del Retorno de Cristo.

Nunca antes en la historia podía haberse completado la profecía como ahora. Sólo en
nuestra era, de hecho, la raza humana ha tenido la capacidad de destruirse a sí misma.

La proliferación nuclear continúa. El crimen se ha disparado en proporciones


epidémicas.

Leemos en el diario de desorden civil, hambres y terremotos y vemos que estamos al


borde del regreso de Cristo. Todos esos signos descritos en Mateo 24 están
ocurriendo, tomando lugar ante nuestros ojos. La Biblia claramente revela no el día,
no la hora, no el año, sino los eventos que precederán el retorno de Cristo.

Jesús nos dijo: "Cuando estas cosas comiencen a suceder, que no se turbe vuestro
corazón". Podemos estar atribulados ante lo que ocurre diariamente a nuestro
alrededor, mas Él prometió que volvería (Juan 14:1-3).

Jesús no dice tal vez lo haga, Él lo asegura, VOLVERÉ. Él retornará en gloria y


majestad con 10.000 veces 10.000 ángeles. Lo hemos esperado sin haber sido
atrapados por el sistema de este mundo, los placeres de este mundo no han capturado
nuestras mentes y corazones.

La agenda de Dios para los eventos finales

Pero vayamos a lo específico: ¿Qué cosas tienen lugar cuando Cristo vuelva?.
¿Establecerá su reino en esta tierra?. Y si lo hace ¿Qué ocurrirá?. ¿Qué ocurrirá con los
justos y con los impíos?. ¿Arderán estos últimos por millones y millones de años?.
Dios tiene todas las respuestas.

No hay nada de secreto en su venida, será como un relámpago que cruza el cielo, la
tierra se sacude hasta sus cimientos.

Leemos que en su venida “...los muertos en Cristo resucitarán primero”. Según la


Biblia la muerte es sólo un sueño profundo e inconsciente, pues Eclesiastés 9:5 declara
"Los muertos nada saben". Lo explicaré de este modo: supongamos que después de
esta reunión debo salir afuera conduciendo en medio de una gran tempestad, con calles
inundadas y una torrencial lluvia, y supongamos que mi hijo de tres años duerme en el
regazo de su madre en el asiento trasero y no advierte nada de lo que ocurre afuera.
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Cuando lo bajo del auto al llegar a casa, él sigue durmiendo, a la mañana siguiente
cuando despierta, me mira y me dice: "¿Papi, ya terminó la reunión?". Yo le respondo
"No, no prediqué tan largo, sólo que dormiste toda la noche".

Hay dos resurrecciones

Así que cuando morimos "en Cristo" -creyendo en Él- caemos dormidos en sus brazos.
Lo próximo que sabemos es que nos llamará por nuestros nombres y nos dirá.
"Despierta mi niño, ¡es tiempo de ir a casa!". La Biblia enseña que no los impíos, sino
los justos resucitarán primero.

No todos serán levantados al mismo tiempo. Habrá de hecho dos resurrecciones, la


primera para los piadosos, los santos y benditos, los otros, los NO benditos y los NO
santos resucitarán después.

En la primera resurrección los justos serán transformados y serán llevados al cielo para
gobernar con Él. Mientras una impresionante escena de destrucción sucede a nuestro
alrededor. ¡Mucho mejor que un filme de Star Wars!

Los impíos huyen aterrorizados

¿Qué hay de los que rechazaron el amor de Dios?. La Biblia los muestra clamando a
los montes para que caigan sobre ellos. ¿Vendrá Dios a cortar la cabeza de los impíos
porque está indignado contra ellos?.

No, la ira de Dios es su juicio contra el pecado. Cristo viene por segunda vez a llevar
al cielo a sus hijos, pero aquellos que han incorporado estrechamente el pecado a sus
vidas, aquellos que han pecado consciente y voluntariamente, dándole la espalda
deliberadamente a Cristo serán consumidos por su ardiente presencia.

Si tomamos una vela de cera y la ponemos al sol, ¿Qué le pasará?. Se derretirá. Si


ponemos una vasija de greda y la ponemos al sol, se endurecerá. Ambas son diferentes
aunque el sol es el mismo. Los que aman a Cristo se sienten atraídos fuertemente a el
cómo un imán, los que se resisten se sienten repelidos por la rectitud de su corazón.

Dios debe purificar esta tierra, ¿No queremos acaso que no haya más cáncer,
enfermedades del corazón y SIDA?. ¿Acaso no deseamos que no haya más hambre,
codicia y lujuria?. El pecado es combustible al que sólo le basta un fósforo para
estallar. Cristo es la ardiente presencia que purificará el universo. La única manera de
evitar esto es entregarnos ahora a Cristo para ser limpiados de todo pecado.
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La perspectiva de Dios

No todo aquel que dice: "Señor, Señor", no todo el que aparente creer en Dios puede
pretender entrar en el reino de los cielos. Juan 2:19 dice que los demonios también
creen y tiemblan. ¿Quiere decir que los demonios se van a salvar?. No, sino que será
salvo aquel que haga la voluntad de Dios. Si tenemos la voluntad de obedecer, Dios
nos dará poder para hacerlo.

La tierra es un desolado pozo sin fondo

Satanás aparece aquí encadenado al abismo por mil años. En el llamado milenio los
justos reinan con Cristo en el cielo. La tierra queda desolada y vacía, allí Satanás
queda cautivo. La pregunta es "¿estará Satanás en una especie de pozo bajo la tierra?.
La palabra "abismo" significa "sin forma, vacío". La tierra destruida, sin vida alguna,
pues los impíos han muerto con el resplandor de su venida, no queda hombre ni animal
alguno. Satanás se queda solo, no tiene a nadie a quien tentar ha sido atado por una
cadena de circunstancias: La paga del pecado es muerte.

Los redimidos conducen un juicio de revisión

Al final Dios le muestra al universo lo que hubiese ocurrido si el mal no hubiese sido
destruido. ¿Y qué harán los justos en el milenio?. Apocalipsis 20: 4 y 1ª de Corintios
6:2,3 nos dice que, aunque el Juez es Cristo, se nos permitirá participar en el juicio
revisando los archivos del cielo. Mucha gente que conocemos no estará ahí, pero Él
nos revelará por qué no, veremos lo justo y bueno que es el Señor. Durante los mil
años, el Señor nos explicará los misterios no resueltos de nuestra vida. Te explicará
los secretos acerca de por qué condujo tu vida de tal modo o el otro y tú reconocerás su
rectitud y justicia.

Los 1000 años finalizan- los impíos se levantan

Cuando finalicen los mil años, Satanás es liberado de su prisión, como señala
Apocalipsis 20:5 se producirá una segunda resurrección, esta vez, de los impíos, y
éstos serán excitados nuevamente por Satanás contra Dios. Los impíos de todas las
edades serán convocados a la parte final del Armagedón, que no es ningún conflicto en
medio oriente, sino la guerra entre Cristo y el diablo. En el cielo entre tanto, se
produce un majestuoso acontecimiento: El trono de Dios comienza a movilizarse hacia
la tierra. La Jerusalén celestial, la Santa Ciudad, se apresta a descender a la Tierra,
Dios pretende renovarla por completo, ¡Él la convertirá en su hogar!.

Los impíos querrán, dirigidos por Satanás, tomar la ciudad por asalto. El Diablo sabe
que está perdido e intentará destruir la Ciudad de Dios.
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La Segunda Muerte destruye a los impíos

Usted y yo estamos a salvo dentro de la enorme ciudad y cuando Satanás y sus hordas
intenten atacar la ciudad, vendrá fuego del cielo y los consumirá. Cada uno de nosotros
o estaremos afuera o adentro de los muros. Los que están dentro verán la destrucción
definitiva de Satanás y los impíos afuera.

Dios hará la tierra de nuevo, purificándola con fuego, la alfombrará de verde viviente,
poniendo un magnífico lago aquí, esparciendo un río allá, creando nuevas variedades
de árboles frutales y plantando bellas flores en las colinas.

La razón por la que los impíos quedaron fuera de la ciudad es que ellos querían arrojar
a Cristo del trono del cielo. Nunca coronaron a Cristo en el trono de sus vidas, lo
arrojaron de sus corazones, no lo aceptaron como monarca de sus corazones.

Todos nacimos y morimos una vez. Si vamos a nacer de nuevo, hagámoslo por medio
de las aguas del bautismo y muramos a nuestra antigua vida de pecado en ellas, no
participemos de esta terrible y dolorosa segunda muerte.

Los fuegos del infierno- una pregunta candente

Pero algunos tienen un malentendido acerca del tema denominado "infierno". Algunos
siempre dicen: "Pastor, he oído que en el centro de la tierra hay una enorme mancha
caliente y está ardiendo ahora". No amigos míos, tal idea es un producto de una
imaginación mal guiada. EL fuego que destruyó a los impíos no surge del fondo de la
tierra sino que baja del cielo.

Y no está ardiendo ahora, viene al final de los mil años, en la purificación final y total.
Nadie está en el infierno ahora, ni los demonios. De otro modo, ¿cómo harían su obra
en los corazones de los impíos si estuvieran cautivos?. El fuego del infierno está
reservado para ellos al final del tiempo. Job 21:29,30 y Malaquías 4:1 y 5.
Alguien más dice: "Espere, Pastor, he oído que la Biblia habla de un fuego eterno". El
castigo sufrido por Sodoma y Gomorra aquí aludido. De hecho no arden hasta el día
de hoy, es más, no queda ningún rastro de estas dos ciudades. Sus pervertidos
habitantes sirvieron como ejemplo para aquellos que recibirían el castigo eterno. Es un
fuego que consume de tal manera en cenizas que los efectos de lo incinerado cesan
completamente.

No es, por tanto, un proceso de castigo eterno, no es continuo, sino que son sus efectos
los que permanecen para siempre.
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¿Una mancha negra en el universo?

Imaginemos que efectuamos un viaje por el cielo un millón de años después, a medida
que viajamos, empezamos a oler humo. Pregunto "Señor, ¿qué es esto?". Él dice "No
puedo llevarte allí". "¿Por qué no?". "Porque cuando hace un millón de años la Tierra
fue destruida, comenzamos las llamas y éstas no han cesado. Tu tía Juanita y tu tío
Pepe y tu hermano y tu hermana aún están ardiendo. Están gritando y retorciéndose de
dolor aún, su carne se sigue rostizando, por eso no puedo llevarte ahí".

¿Cómo se sentiría usted viviendo en el cielo y sabiendo que sus familiares están siendo
atormentados para siempre?. ¿Sería justo de parte de Dios?. ¿Se habrían acabado así
todos los sufrimientos?. Por cierto que no. Por otra parte, aunque a Dios le gustaría que
todos fuéramos al cielo, sabe que si lo hace, el pecado permanecería y estallarían
rebeliones una y otra vez en el cielo. Por eso los impíos serán consumidos y devorados
una sola vez y serán olvidados como si nunca hubieran sido. Recordemos que la paga
del pecado es la muerte. Si el pecado se eternizara, Cristo debería ser inmolado una y
otra vez para redimirnos de él. ¿Para qué, si todo quedó saldado en el Calvario?.

¡Las impresionantes glorias de la Nueva Tierra!

No habrá tristeza, amargura ni dolor en la Nueva Tierra. Personas de distintas razas y


culturas coexistirán en paz y en armonía, todas las barreras entre las personas han
desaparecido. En una atmósfera impoluta, la atmósfera del amor: Así será el cielo, en
la tierra. Todos estarán juntos, compartiendo, viajando, estudiando. No importa qué
fantástico Ud. se lo imagine, ¡es más fantástico aún!. Una dama me dijo: "Me gustan
los conciertos, Pastor, por eso no voy a la iglesia los sábados". Le respondí "Mire,
hermana, Ud. no ha escuchado nada todavía. Si le gustan los conciertos, no se pierda
la música más gloriosa y más grande de todos los tiempos. ¡Espere hasta que esos
ángeles empiecen a cantar!. ¡Espere a que la filarmónica del paraíso empiece a tocar!".
Alguien me dice: "Pastor, tengo que trabajar en sábado porque tengo que pagar mi
casa". Yo le digo "Mire, hermano, Ud. tiene una cabaña vieja. No me importa si cuesta
millones de dólares, ¡espere a la que va a tener en el cielo!" .

¿Qué estoy algo excitado?. Pues miro hacia el cielo, por supuesto que lo estoy. No
habrá más muerte, ni sufrimientos. Estoy cansado de este mundo, donde quiera que
voy, los problemas son los mismos, el mundo está cayendo.

Pero hay otro lugar, el cielo, una tierra, la gloria donde Jesús quiere que Ud. viva para
siempre. Es más si lo que digo no es cierto, si no hay Dios, ni Jesús ni vida después de
la muerte, ni cielo, entonces nada importa en la vida. Pero hay un salvador y hay vida
después de la muerte, entonces nada importa excepto estar con El y vivir con El por la
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Eternidad. Amo esa canción: "He decidido seguir a Cristo". He decidido seguirlo, no
vuelvo atrás, nunca, porque he establecido mi corazón en El. Amén.

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