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En el tiempo de Dios (Hechos 10: El caso

de Cornelio)
“Había en Cesárea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la
Italiana…(v1)” Lucas, el historiador que escribió el libro de los Hechos, comienza
identificando a la persona (Cornelio) por la cual Dios tejerá una serie de eventos que
resultarán en su salvación, la de su familia, la de sus amigos y de muchos otros gentiles.
Como buen historiador, Lucas lo ubica en el tiempo y en el espacio; esto es, indica que vive
en Cesárea (ciudad nombrada en honor a Augusto César) y que es un oficial del ejército
romano a cargo de la compañía la Italiana. Como centurión estaba a cargo de cientos de
soldados. De manera que Cornelio, no es judío y es un oficial del ejército romano.

De inmediato Lucas comienza a describir el carácter especial de Cornelio. “…piadoso y


temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a
Dios siempre (v2)” Este verso indica que Cornelio era una persona piadosa que temía a
Dios. Él se compadecía del necesitado y proveía para sus necesidades. Un hombre que
respetaba a Dios y que enseñó a toda su familia a proceder de la misma manera.  Era un
hombre de fe que siempre se comunicaba con Dios a través de la oración. Sin lugar a dudas,
Lucas describe a Cornelio como un gran ser humano que cree en Dios y desea agradarle.

¿Por cuánto tiempo Cornelio oró para que Dios le mostrara el camino de salvación? Al
parecer un tiempo considerable. Sin embargo, aunque no recibía respuesta, él se mantenía
actuando correctamente y presentando sus peticiones delante de Dios siempre. Cuando
llegó el tiempo de Dios (kairos) “… un ángel de Dios entró donde él estaba… (v3)” Dios
está siempre presente, pero Él actuará en su tiempo (kairos) y no en el nuestro (cronos).
Dios hizo que uno de sus mensajeros cruzara de un extremo a otro del universo para que
entrara a la casa de Cornelio y le informara lo que Dios había panificado para Él y toda su
familia.

De inmediato el ángel le dijo “…Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria
delante de Dios (v4)” Dios tiene memoria de cada acción y oración que presentamos
delante de Él. Ninguna de nuestras obras es en vano, por pequeñas que sean, y sus oídos
están siempre atentos a nuestras oraciones. Las promesas de Dios son claras, “…Él tiene
cuidado de sus criaturas.” Cornelio fue paciente y en el tiempo apropiado recibió su
respuesta. No nos podemos cansar de hacer el bien, pues a su debido tiempo, recibiremos la
recompensa.

El ángel le indicó a Cornelio que hiciera venir a un hombre llamado Pedro, que se
encontraba en la ciudad de Jope, en una casa junto al mar de un tal Simón el curtidor. Esta
es la precisión con la que los mensajeros de Dios siempre proceden. Esta precisión ayudaría
a los siervos de Cornelio a encontrar a Pedro y a entender que este era un asunto
sobrenatural; Dios había hablado. ¿Pero para qué tenía que venir Pedro a casa de Cornelio?
El ángel le dijo, “…él te dirá lo que tienes que hacer (para ser salvo).” Cornelio de
inmediato identifico tres personas, dos de sus criados y un soldado de su confianza, y los
envió a Jope en busca de Pedro.
La Biblia dice “…mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro
subió a la azotea para orar… (v9)” Dios creó las circunstancias apropiadas para que Pedro
subiera a la azotea mientas los emisarios de Cornelio se acercaban a la ciudad. Esta
sincronía se describe bien con las palabras “Dios ha fijado el orden de los tiempos”. Él
tuvo, tiene y siempre tendrá el control de su Universo.

Mientras Pedro oraba “… vio el cielo abierto… y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata
y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa inmunda o común he
comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tu
común. (v11-15)” Hasta el momento, él pensaba y vivía de acuerdo con la convicción de
que ciertos animales eran inmundos y no se podían comer. Sin embargo, Dios le estaba
diciendo que no hay tal cosa como animales inmundos. En esta revelación, Dios comienza a
transformar la forma de pensar de Pedro, esto es, la idea incorrecta de que el mensaje del
evangelio no debía predicarse a los gentiles (personas inmundas). De hecho “…Pedro
estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto… (v17)”.
Es decir Pedro mismo no entendía el significado de lo que Dios le había mostrado. Son
muchas las ocasiones donde Dios comienza a destruir nuestros esquemas incorrectos y no
nos damos cuenta de lo que está sucediendo.

Dado que Pedro no entendía lo que estaba sucediendo y no iba a hacer la conexión, el
Espíritu le dijo: “He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende y no
dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado (v19-20).” Dios continua tejiendo la
historia para que el mansaje llegue a Cornelio en el tiempo apropiado. En esta ocasión le
dice a Pedro que no dude de ir con ellos porque Dios los había enviado. El historiador
Lucas da a entender que quién está moviendo sus fichas es Dios. Dios está presente y no
está callado, como algunos piensan.

“Y al día siguiente… se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de


Jope (v23).” Cornelio les estaba esperando en su casa con sus parientes y amigos más
cercanos, todos ellos gentiles. Cuando Pedro entra a la casa de Cornelio, dice: “Vosotros
sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero;
pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; (v28).” A
Pedro le tomó alrededor de un día entender la revelación de Dios. Pero su entendimiento no
era del todo completo. Pensaba que la esencia de  la revelación consistía en no considerar a
los gentiles como inmundos; por tanto, podía reunirse con ellos. Todavía no había
entendido que Dios lo trajo para que les predicara el evangelio. De ahí que Pedro les
pregunte ¿Por qué causa me habéis hecho venir?

Entonces Cornelio dijo: “Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la
hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con
vestido resplandeciente (v30).” Como dice la Biblia, acercaos pues a Dios y él se acercará
a vosotros. Cornelio era un hombre de Dios que le buscaba con intensidad en ayuno y
oración. Cuando el creyente tiene la actitud apropiada, Dios en su tiempo, responde a sus
oraciones. Cornelio hace claro a Pedro, que Dios articuló toda la serie de eventos que le
trajeron a su casa, para que les predicara el evangelio. Es en este momento donde se caen
las escamas de los ojos de Pedro. Esto se evidencia cuando dice “En verdad comprendo
que Dios no hace acepción de personas,  sino que en toda nación se agrada del que le
teme y hace justicia (v34-35).” Importante señalar que Dios se agrada del que le teme y
hace justicia.

De inmediato Pedro comienza a predicar la Palabra a los reunidos en la casa de Cornelio.


Cuando llega a la parte donde dice: “De éste dan testimonio todos los profetas, que todos
los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre (v43).” No hay duda
de que en este momento todos los oyentes creyeron en que Jesucristo había derramado su
sangre inocente para pagar el precio de sus pecados. Esto es, creyeron en Jesucristo como
su único y suficiente Salvador. Tan pronto ocurre la convicción, el Espíritu Santo cae sobre
todos ellos (Bautismo en el Espíritu Santo).

Los de la circuncisión, que vinieron con Pedro, estaban sorprendidos de que el Espíritu
Santo se derramara también sobre los gentiles. Dios estaba rompiendo los esquemas de los
judíos cristianos que pensaban que el evangelio era solo para ellos y para los prosélitos.
Puesto que Dios los hizo parte del cuerpo de Cristo al darles el Espíritu Santo, Pedro dice
que nadie puede impedir que sean bautizados en las aguas para indicar que son aceptados
en la familia cristiana.

La historia de Cornelio muestra con claridad como Dios articula de manera perfecta una
serie de eventos que terminan bendiciendo a cada una de las personas involucradas.
Cornelio, su familia y sus amigos recibieron la salvación (justificación, santificación y
glorificación). Mientras que Pedro y sus compañeros alcanzaron un conocimiento
renovaron su mente despojándose de una noción incorrecta de para quienes es el mensaje
del evangelio.  La secuencia fue: Cornelio actúa y ora, Dios envía un ángel, Cornelio envía
a tres mensajeros, el Señor corrige a Pedro y le da instrucciones para que acompañe a los
mensajeros, Cornelio reúne a sus familiares y amigos más cercanos, Cornelio explica a
Pedro porque lo envió a buscar, Pedro reconoce que Dios no hace acepción de personas,
Dios confirma que el evangelio es para toda criatura derramando el Espíritu Santo sobre los
que creyeron y finalmente Pedro bautiza a los nuevos creyentes.

Vuelvo y repito, Dios está presente y no está callado. Aprendamos a presentar todo delante
de Dios en oración y confiemos en que sus oídos están atentos y que a su debido tiempo el
moverá sus fichas. Dios tiene el control absoluto.

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