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Ángel
L. Rijklof van Goens
Corregido al español por:
Rosa Elena Colorado García
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Para aquellos

padres

que tienen la convicción

de admitir

que los ángeles

verdaderamente existen.
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Dedicado
a mi hija Heidi,
y a mi hijo Carl.
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-¡Esto es!- dijo el ángel, después de bajar toda la distancia desde los cielos etéreos, intentando
acostumbrarse lo más rápido posible a la realidad densa de la vida material. No es fácil para un
ángel, planear desde los cielos etéreos a nuestra existencia terrenal. Por ejemplo, desde allá arriba;
la tierra es únicamente una bola de luz, hermosa en todos sus diversos colores y resplandores del
aspecto más fino, maravilloso para observar; pero no realmente interesante. Los ángeles no
conciben la tierra como nosotros la vemos: con sus árboles, lagos, montañas y valles, pájaros y
mariposas, los lirios en el agua y los conejos en los campos. De estas cosas son inconscientes.

Todo lo que ellos pueden ver es la belleza de la luz terrenal, y están muy acostumbrados a la luz
que realmente a ellos no les llama tanto la atención ¡a menos que…! A menos que él sea capturado
por una curiosidad característica que crece continuamente. En cuanto a la fuente de una luz
particular como la tierra, sucede que los ángeles no pueden descender a ella sin motivo, deben
tener un propósito. Además, los ángeles no piensan. No hay pensamiento allá arriba en los cielos. No
tienen necesidad de él. Hay solamente paz, felicidad y disfrute. ¿Quién se preocuparía por pensar?
¿Los ángeles? ¡Ciertamente que no!

Se transformaba mientras bajaba. Llegó a ser más pesado durante su acercamiento a la tierra, y
cambió su aspecto de la luz que era él mismo en parte, a un aspecto más humano. El ángel se daba
cuenta de un zumbido extraño en su cabeza, él comenzó a pensar. Pues, hora tenía que pensar,
porque tendría que comunicarse con todo lo que está allí en la superficie de la tierra. Si no pudiera
comunicarse no habría razón para visitar a la gente de la tierra ¿o sí? Y los seres humanos, los que
gobiernan el mundo, piensan mucho ¡y sus pensamientos tienen mucho resultado! De hecho, todo lo
que han realizado ha sido resultado de un pensamiento profundo y cuidadoso. Una tierra realmente
lujosa era el resultado; un mundo fantástico de formas magníficas. Los instrumentos y las
invenciones más maravillosas con las cuales uno puede tocar, trabajar y jugar.
No es así en el reino de los ángeles. Allí uno sólo habita en un estado de alegría, es todo. Ahora, el
ángel tendría que pensar.
Además del zumbido en su cabeza, el ángel tuvo que acostumbrarse a muchas otras cosas. Este
zumbido era un fastidio al principio porque el ángel amaba el silencio al que estaba habituado, pero
después de un rato comenzó a gozar de él, porque a medida que iba pensando, percibió que entendía
más y más de todas esas cosas que iba encontrando en la tierra.

El ángel ahora estaba muy cerca de la superficie de la tierra. Era el momento de prepararse para
el aterrizaje. Era bastante prudente no aterrizar en el centro de un parque concurrido, o en el
centro de una ciudad grande y ocupada en donde mucha gente habría notado su acercamiento. ¡De
qué manera extraña ellos habrían reaccionado! Pudieron no creer que era un ángel, y pudieron
haberlo perseguido e incluso, lo hubieran metido en la cárcel, ¡ángel afortunado!

Donde aterrizó no había gente a la vista en ese momento, de modo que pudo permitirse más
tiempo para acostumbrarse. Ese día, el cielo era de un azul hermoso y había agradables nubes
blancas que flotaban. Mientras el ángel miraba, notó algunos pájaros a lo lejos; al principio él pensó
que eran otros ángeles, pero pronto descubrió que no, porque eran demasiado pequeños. Además,
hacían sonidos que generalmente no hacen los ángeles. Había otras criaturas volando también, muy
pequeñas. Gozó de la dulzura delicada de mariposas y fue abrumado por el alto sonido de mosquitos;
hasta que uno lo picó y lo hirió.
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-¡Ésta es entonces!- -pensaba el ángel- -ésta es la tierra, donde uno tiene que pensar y donde uno
tiene sensaciones.-
Cualquier percepción era nueva para el ángel. Así que frotó el punto rojo donde había sido picado.
Luego estiró sus miembros y se puso en pie, se sentía más denso de lo que había sido siempre; pero
era una sensación agradable. Dio algunos pasos, se inclinó y se levantó otra vez, giró su cabeza
varias veces, tomó una respiración muy profunda y notó la suave fragancia de las flores que estaban
alrededor; tomó otra respiración profunda y sintió una cosquilla extraña en su nariz. El ángel tuvo
que estornudar una vez y otra vez. Asustado, miraba alrededor, como si hubiera hecho algo malo
¡porque el ángel nunca había estornudado antes!-
Seguidamente, su atención fue atraída por una risa; no vio ninguna persona, pero ciertamente
alguien había reído. El ángel escuchó atentamente, pues estaba encantado con la risa, pero todo
estaba quieto y pensó: -Quizá si intento hacer ese sonido otra vez, podré saber de dónde viene la
risa-.

Pues ¿Cómo tenía él que hacer para ponerse a estornudar? Frotó su nariz, pero la nariz solamente
se puso roja; posteriormente escuchó otra risita suave. Vino detrás de una línea de arbustos un
poco más lejos, en el prado donde el ángel había aterrizado. Pero deseó cerciorarse, por eso pensó:
-La última vez, cuando tuve que hacer este sonido era después de una respiración profunda-.
Entonces el ángel tomó aire profundamente, pero nada sucedió. Aspiró incluso más profundo, pero
esto causó solamente que pequeñas estrellas aparecieran ante sus ojos. No eran del esplendor al
que estaba acostumbrado cuando él estaba en los cielos hacía apenas un momento. De todos modos,
eran únicamente chispas minúsculas de luz, que pronto desaparecían.

El ángel decidió caminar en la dirección de los arbustos para descubrir quién se estaba riendo.
Notó que los arbustos eran de un follaje tupido y pesado, donde uno podría ocultarse fácilmente.
Empujó algunas ramas a un lado e intentó entrar, pero no había manera de pasar a través del
arbusto, así de denso era.

El ángel se devolvió, y decidió caminar alrededor de los arbustos. Era una caminata larga, pero
después de un rato pudo ver agua al otro lado, desde allí él pudo ir a través de ellos. Ahora tuvo que
caminar toda la distancia de regreso desde donde él creyó que había venido la risa.
Allá, en un espacio entre un pequeño estanque y los arbustos, abrigados agradablemente en la
sombra; vio a tres niños con su madre. Merendaban en el campo, habían puesto un mantel colorido
en la hierba y sobre él estaban unos alimentos: frutas, bebidas y galletas. Desde su distancia el
ángel miraba, sin embargo, decidió tener una charla con los niños.

-Hola- -dijeron los niños cuando el ángel se acercó.-


-Ho...Hola- -fue la primera palabra que el ángel habló.-
-¿Quién es usted?- -quiso saber uno de los niños.-
-Soy … soy un ángel.-
El niño le miraba boquiabierto. La madre, con una expresión de duda y las cejas levantadas intentó
aclarar.
-¿Lo que usted quiere decir es que Ángel es su nombre?- El ángel estaba aterrado. Su nombre no
era ángel, su presencia en la tierra era como un ángel.
Afortunadamente el lindo niño más pequeño gritó con entusiasmo:
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-¡Tenga una galleta, Sr. Ángel!- y se la entregó.
-¿Por qué no se sienta usted, puede él Mamá?- preguntó la hija mayor.
-Sí, seguro; si él quiere. -¡Pero entonces usted tendrá que contarnos una historia! -insistió el niño.-
-Y no más mofa sobre ángeles.- advirtió la madre.
El ángel no sabía qué hacer. Miraba su galleta y la olía. Esto hizo que la madre lo observara más
inquisitivamente. El ángel rápidamente dio un mordisco y masticó pensativamente. Entonces la joven
dijo:
-¡Usted come esa galleta como si nunca hubiera comido galletas!- El ángel asintió, pero no se
atrevió a hablar.
-Vimos que usted estornudaba- dijo la muchacha.
Lentamente el ángel se comía la galleta diciendo:
-¿Y por eso ustedes se rieron, o no? Así yo pude encontrarles aquí.
-¿Por qué estaba usted frotando su nariz tan graciosamente?- le dijo la muchacha.
-Intenté… es… ¿estornedar? - otra vez para hacerles reír, para descubrir dónde estaban ustedes
exactamente.
-Estornudar es la palabra. ¿Es usted extranjero?- le preguntó la niña con inquietud. La madre lo
encontró cómico, y ella le ofreció una taza de té. El ángel tomó un gran trago, y el té le quemó la
lengua y gritó fuertemente de dolor.

-!Oh, lo siento! ¡Aquí hay un poco de agua fría!- le ofreció la mama muy asustada y le preguntó:
-¿Por qué actúa usted tan extraño?- El ángel sólo miraba el líquido caliente de color ámbar en la
taza mientras pensaba: -¿Cómo pudieron ellos beber este líquido sin ninguna precaución? Bueno,
tenía una fragancia agradable.-
-¿Usted desea aprender a estornudar?
-¡Oh, por favor Suzy!- contestó la madre de manera increpante.
-No deseo hacer nada mal Mamá, uno puede producir un estornudo si uno lo desea. ¿Usted no sabía
eso? -
-Realmente quisiera que usted me enseñara a estornudar.- le rogó el ángel.
-Pues mira bien- le dijo Suzy, arrancando una larga hoja de hierba para cosquillearse la nariz. Ella
comenzó inmediatamente a estornudar y los otros niños rieron, y comenzaron de igual manera, a
provocarse estornudos. El ángel dijo:
-¡Me gusta! Y me gusta también la manera como ustedes ríen. De donde vengo, hay siempre mucha
risa. ¡Nos hace a todos muy felices!-
-¿De verdad?- murmuró la madre.
-¡Ahora es su turno!- gritaron los niños- ¡Inténtelo, señor, y vea cómo usted puede causarse un
estornudo! En ese momento el ángel rozó una hoja de hierba en una fosa de su nariz como él vio que
lo hicieron los niños; estornudó y estornudó, y entonces intentó en la otra ventana de la nariz, y
estornudó incesantemente una y otra vez; hasta que la madre le puso fin al suceso diciendo:
-¿Es usted cauteloso respecto a su identidad?- el ángel asintió. Ya les había dicho que él fue un
ángel, y para ellos esto era muy extraño, pues los ángeles supuestamente no mienten. Bueno, de
todos modos, apenas podía hablar, luego de lastimarse su lengua con este líquido raro y caliente que
bebieron.
El tercer niño estaba cerca de los doce años. Él había mirado al extranjero con interés, y no había
hablado antes. Ahora él dijo:
-Los ángeles tienen alas. ¿Cómo es que usted no tiene alas, si usted es un ángel?-
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-¡Harry!- lo reprendió la madre-no es correcto hablar de esta forma, yo creo que el caballero (la
madre miraba curiosamente la apariencia de aquel que se sentaba sobre su mantel) nada más
intentaba hacer una broma. Por favor, ¡discúlpate!-
Harry era un buen muchacho al igual que sus dos hermanas, así que él se disculpó con el ángel.
Después jugaron en la hierba con su cometa y se divirtieron mucho. El ángel hizo que la cometa
volara recta sobre la cabeza de Harry. Era algo que el muchacho nunca había podido hacer.

El ángel por su parte supo que debía encontrar otra forma de acercarse a la gente. Lo más
probable es que no estuvieran acostumbrados a encontrarse con ángeles. Después de un rato,
cuando la madre decidió que era hora de alistar a los niños para irse, el ángel se despidió de ellos y
decidió hacer su siguiente encuentro un poco más fácil.

El ángel había conservado algunas de sus capacidades celestiales. Por ejemplo, le era difícil darse
cuenta dónde durmió por la noche (simplemente parecía desaparecer) y por la mañana estaba allí
otra vez.

Una mañana él reflexionaba sobre su primer contacto social con personas de la tierra. Y se dio
cuenta de que para hacerles creer que él era un ángel genuino, tendría que parecerse a uno por
aspecto también. Buscó un lugar en donde no sería perturbado, y comenzó a hacer crecer alas en su
espalda.
No eran realmente las alas grandes que usted ve en los dibujos en los libros de las iglesias, las alas
del ángel eran moderadamente pequeñas, más o menos como las alas de un cupido, de modo que
podía doblarlas fácilmente dentro de su ropa. Así que todo lo que uno podía ver era un bulto
pequeño, como una jorobita en la parte superior de su espalda. Así el visitante celestial se iba a
encontrar con la gente de nuevo.

---***---

Durante una caminata vigorosa a lo largo de una carretera, el ángel fue visto por un conductor.
Éste paró y le preguntó por qué caminaba al lado de este camino, que obviamente no estaba
permitido por la ley. El ángel le dijo que buscaba un lugar donde hubiera niños para contarles
historias. El conductor tuvo piedad del peatón con la joroba y se ofreció a llevarlo a la escuela
infantil que estaba muy cerca.
-¿Está usted resolviendo una tesis o algo? ¿Mirando las reacciones de los niños pequeños cuando
los adultos narran cuentos?- preguntó el conductor.
-Sí- contestó el ángel cautelosamente, porque se había vuelto temeroso de que el conductor
tampoco creyera que era un ángel.
-Me gusta trabajar con los niños, ellos son buenos oyentes- contestó prudentemente el ángel.
-Sí, lo son, y son capaces de hacer muchas preguntas complicadas- agregó el conductor.
El ángel, mirando al conductor dijo:
-Lo hacen porque ellos tienen su mente abierta a las cosas que normalmente son increíbles.-
-Normalmente...- el hombre al volante se quedó pensativo por un rato.
-Usted sabe, nada es increíble si usted tiene fe. Yo soy pastor. Quisiera invitarle a mi iglesia el
domingo próximo.- El ángel casi brincó de felicidad por esta invitación. El hombre no se sorprendió.
¡Él trabajaba en una iglesia! ¡Habría mucha gente que creería en la misión que él tenía!
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A ellos les podría decir qué traían los ángeles como plan cuando bajaban a la tierra, haciendo su
máximo esfuerzo para tomar contacto con la gente.
-¿Usted cree en ángeles? - investigó el ángel cuidadosamente.
-Sí, por supuesto que creo en ángeles allá arriba en los cielos, muy, muy lejos. Sirven al Señor
como dicen las Escrituras. -
El ángel insistió:
-¿No están los ángeles muy cerca alrededor de nosotros, incluso si no los notamos?-
Por un rato, el pastor reflexionó.

-Los pequeños aseguran que pueden ver ángeles cerca de ellos. Aun a veces, están convencidos que
pueden comunicarse con ellos, vienen con las más fantásticas historias sobre ellos y los ángeles-.
Esta observación hizo al ángel más feliz aún. No obstante, seguía siendo cauteloso.
-Si los niños se esfuerzan en contarnos... ¿No sería agradable ignorar su convicción infantil,
verdad? Entonces, ¿sería posible que los ángeles puedan ayudar a la gente?-
El pastor quitó la vista del camino y mirando a su pasajero le preguntó:
-Para los niños es muy agradable creerlo, pero para los adultos no sería inteligente mantener esta
creencia porque, inmediatamente nos encerrarían en un manicomio. Si solamente pudiéramos creer
como niños, como está escrito...- río el pastor.
Tuvo que cortar la conversación, porque habían llegado a la escuela infantil.
-Déjeme presentarle a la directora, así usted podrá ver lo que logrará con los pequeñitos,
contándoles sus historias.-
El ángel se sentía calmado por la teoría del pastor que él trabajaba en una tesis. Esto haría fácil
acercarse a la gente con la misión para la cual él había venido a la tierra.
Tuvo un rato realmente bueno en medio de los pequeñitos. Gozó de sus ojos brillantes y su pura
receptividad. Amó las caras que lo miraban, y la franqueza de su acercamiento. De repente un
pequeño infante muy lindo se paró espontáneamente y se sentó en su regazo; tocó su mano y
anunció:
-Mi mami me ha dicho que los ángeles fueron hechos de luz, pero usted es realmente lindo- el
ángel sonrió cuando el pequeñito lo abrazó.
-Cuéntenos otra historia- pidió un muchacho de físico corpulento.
-¡Usted tiene que decir por favor!- agregó una niña con moñitos.
-¿Por qué tiene usted una joroba?- la pregunta vino de un pequeño muy delgado- ¿Le duele?
Y un muchacho con gafas enormes con la apariencia de un pequeño profesor replicó animosamente:
-¡No debes preguntar eso, es descortés!
-Oh no- dijo el ángel, no hay ningún problema. Son mis alas.-
La conversación de las profesoras paró, y los niños rogaron: -¡Déjenos ver! ¡Déjenos ver!-
Miraron cuando el ángel se quitó su chaqueta. Los niños estaban estupefactos por la belleza de las
alas blancas como la nieve en su espalda, y las profesoras se volvieron genuinamente interesadas.
-Ahora puedo decir a mi mamá que he hablado con un ángel de verdad, verdad- dijo el niño que se
sentó en su regazo.
-¿Por qué? ¿Tú has hablado con los ángeles antes?-
-¡Sííí!-
-¿Y de qué hablaban?-
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-Uno de ellos era justo como usted. Él dijo que él sería siempre mi amigo. Una vez, él me habló
sobre su mundo hermoso, y que nuestro mundo podría ser igual; que él estaba muy agradecido
porque por lo menos, los pequeños niños como yo querían hablar con los ángeles.-
-¿Y qué dijo tu mamá cuándo tú le contaste?-
-Pues... Mamá sólo sonrió y no dijo nada, pero ahora le pediré a ella que venga, ¡y vea ella misma!-
-¿Puede usted volar?- quiso saber el niño delgado. El ángel levantó el niño de su regazo y aleteó
sus alas que hicieron un ruido crujiente. Se levantó de una manera digna, y cuando las alas se
movieron más lentas, el ángel de nuevo volvió a sentarse. Las profesoras gozaron de la espléndida
función.
-Yo deseo jugar al escondite con usted- -la muchacha de los moñitos demandó- y se pusieron a
jugar. El ángel contó primero, después buscaba y dio a los niños muchas oportunidades. Entonces
era su turno de esconderse, los niños se rieron entre dientes cuando él se fue con las alas
meneando en su espalda.
Pronto fue encontrado porque las alas se asomaron repentinamente sobre la cerca; pero como los
niños corrieron hacia él, el ángel apareció en el otro extremo.
-¡Esto no es justo!- gritó la niña de los moñitos.
-Claro que lo es- dijo el profesorcito de gafas que vino en defensa del ángel.
-¡No es así!-
-Lo es, si uno puede hacerlo... Lo hace justo si uno puede lograrlo.-

El ángel quería evitar más discusiones y animó a los niños a que jugaran sólo una vez más, pero que
esta vez ellos no podrían encontrarlo. Sin embargo, no debían preocuparse, el ángel regresaría otra
vez para contarles más historias. Y allí los niños pequeños se escondieron de nuevo, por todos los
lugares de la plaza, detrás de, y en los árboles bajos, detrás de la cerca y en todos los lugares en
los que sabían ocultarse muy bien. Entonces buscaron, y buscaron, pero no pudieron encontrar el
ángel en ningún lado. Miraban por todas partes hasta que ellos repentinamente oyeron el crujiente
ruido de sus alas otra vez y vieron a su amigo con alas en la entrada de la escuela, saludándoles.
Mientras corrieron hacia él, desapareció detrás de una esquina, y cuando ellos llegaron al sitio; el
ángel estaba ya muy lejos en el camino.
-El regresará- dijo el pequeño profesor.
-Algún día... espero- agregó el niño delgado.
Esa tarde, las profesoras de la escuela infantil discutieron el hecho de que el extranjero amistoso
había hecho una función muy peculiar, realizándola con alas que lucían muy naturales, y mostrando la
capacidad de trasladarse de un lugar a otro a una gran velocidad.

---***---

El ángel no podía esperar el domingo para venir. Se sentía absolutamente tranquilo por la manera
como los niños habían reaccionado, ¡puesto que no habían demostrado ningún desacuerdo en que él
fuera un ángel! Se sentía muy feliz por las oportunidades que se presentaban en su camino. Se
preparó para encontrarse con este grupo más grande de gente en la iglesia.
Sin embargo, nadie en la iglesia fue preparado. Ninguno de los feligreses estaba informado de que
alguien nuevo asistiría. Pues cuando el extranjero jorobado se sentó con ellos, él fue secretamente
espiado con interés; ya que sólo era una pequeña congregación del campo donde las caras nuevas no
se veían muy a menudo. Seguidamente el pastor lo presentó diciendo:
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-La semana pasada encontré un caballero muy bueno y lo salvé... de pagar una multa a la policía.-
Todos estaban divirtiéndose, mirando al ángel.
-Él es un extranjero entre nosotros y tuvo la bondad de asistir a nuestra ceremonia hoy. Él
trabaja con niños, pero eso es todo lo que sé. ¿Quiere usted levantarse, y contarnos algo sobre
usted, señor?- El ángel se puso de pie y eligió sus palabras con cuidado:
-He venido desde muy lejos...-
-¡Es el ángel, Ma!- dijo Harry quien había hablado en voz alta. Él estaba sentado en medio de los
otros niños, detrás de su madre. El ángel le sonrió. Alguien dijo con desprecio:
-De hecho los ángeles vienen de muy lejos.- Pero un hombre mayor frunció el ceño y murmuró:
-…Si mis ojos no me están haciendo trucos, él es nada más que un hombre ordinario…-
-Me complace estar aquí en medio de ustedes- continuó el ángel- porque estoy en una misión...-
-Él tiene una joroba, y le duele- dijo en un susurro el pequeño flaquito. Entonces un infante gritó:
-¿Puede usted mostrarnos sus alas una vez más, Sr. Ángel?-
De inmediato, una de las profesoras de la escuela de niños se volteó, con su mirada severa hacia el
niño; quien se quedó callado. El ángel se había puesto un poco nervioso. Fue desconcertante. No por
las observaciones de los niños, sino por las reacciones de los adultos. Cuando para colmo, la
muchacha con sus moñitos gritó sobre el engaño durante el juego del escondite y el pequeño
profesor respondió que no era verdad, el pastor interrumpió diciendo que esta discusión sería
mejor continuarla en la sala de recepción, después del servicio. El ángel tomó asiento. Se sentía
inquieto y fue solamente después de un rato que el sermón atrapó su atención. De improviso el
pastor, iluminado con entusiasmo en el púlpito, hizo esta pregunta:
-¿Quién no se sentiría feliz de contestar a Corintios capítulo I versículo 13 donde se habla del
amor?-
El ángel se levantó otra vez, gritando feliz:
-¡Yo ciertamente! Encuentro el libro de...- Entonces se quedó callado, porque todos los ojos en la
iglesia de repente estaban fijos en él. Era un silencio sepulcral. El pastor, mirando con asombro en
su dirección, había dejado de hablar; mientras que el viejo hombre mascullaba:
-Es un disturbio, este extranjero.- El ángel se sorprendió profundamente. El pastor emitió una
pregunta ¿y no tenía alguien entonces que contestar? Se ruborizó por todas esas caras mirando en
su dirección con una expresión divertida, y se retiró de nuevo a su asiento. Él solamente había
contestado la pregunta...

En la sala de recepción las cosas se tranquilizaron un poco, cuando el ángel fue rodeado
inmediatamente por los niños. Allí, ellos le exigieron otra vez:
-¿Muéstranos tus alas?- Entonces el ángel se quitó su chaqueta e hizo el sonido crujiente.
-¿Está usted seguro de que no tiene ninguna cuerda allí en sus mangas?- preguntó un joven
fortachón. El ángel le mostró sus manos vacías.
-¡Él puede volar, Beto, él puede realmente volar; muéstranos, ¡Sr. Ángel!- Pero antes de que el
ángel tuviera la ocasión, un granjero de mediana edad también solicitó examinar las alas, con lo cual
el pastor no convino, intentando bajar la tensión con una broma:
-El án... es decir, nuestro huésped no pide que descubramos nuestros omóplatos tampoco, aja, ja.-
-¿Cómo es que ella nos dice que usted mintió?- investigó la madre de la niña de los moñitos.
-Pues déjalo ya, Juana, dale al hombre un espacio, ¿sí? Oí que los niños estaban divirtiéndose
mucho con todos sus trucos.- Era el tío del pequeño profesor, un hombre con ojos sonrientes y
mejillas rojizas. Una de las profesoras estuvo de acuerdo, diciéndoles que el extranjero fue
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realmente maravilloso con sus pequeños alumnos, y ella no tenía ningún problema con el acto del
ángel...
-Bueno, no me gusta lo de las alas- Juana masculló. El pastor no sabía más que hacer. Él no había
previsto que la visita del invitado jorobado a su iglesia causaría tal discordia en su pequeña
congregación. El ángel, sin embargo, visualizó una niebla rozada, que descendió sobre los presentes
en la pequeña sala. Nadie lo notó, pero la tensión se relajó un poco, aunque esto no pudo prevenir
que el carpintero robusto hablara a la pared delante de él. Él se expresó lo suficientemente alto
para ser oído, pero no en un tono ofensivo:
-No quisiera que mis hijos fueran desorientados por ninguna clase de trucos. Es mejor que él se
vaya, para que evite que yo le ayude a irse.-
El ángel lo oyó por casualidad. Para él también, las cosas habían ido de una forma muy diferente de
la que él había planeado. Ahora quería ir a un lugar en dónde pudiera estar totalmente solo por un
rato. En ese instante, un pequeño muchacho le dijo a su madre que él necesitaba hacer pis, y el
ángel repitió:
-¿Puedo yo hacer pis también?- Y todos con la boca abierta fijaron su mirada en él, mientras el
pastor de repente giró la cabeza, y cubrió su cara inclinándose.
-El baño está allí- señaló el tío del profesorcito. Entonces el ángel fue. No sabía qué era un baño,
pues ¿qué saben ángeles de baños? De donde viene, no hay necesidad de baños . Pero él entendió que
era precisamente el lugar que él deseaba para estar a solas.
En el salón los miembros de la congregación estaban sentados esperándolo, pero el ángel no
regresó. Intrigados, los hombres dieron un vistazo al baño, y no encontraron a nadie. Revisaron en
el ático, y miraron afuera, pero las ventanas habían estado cerradas todo el tiempo.
-Se fue en aire fino, o así parece- dijo el tío del profesorcito.
-No creo en esta tontería.- Era la voz aguda de la madre de la niña de los moñitos. Pero la mamá
de Suzy comentó
-Él no puede haberse ido de esta forma. Él es un hombre decente; simplemente un extranjero que
tiene problemas con nuestras costumbres.
-De todos modos, desapareció- agregó alguien.
-Él tenía muchas preguntas sobre ángeles- susurró el pastor.
-Un carácter divertido, este- comentó el viejito.

---***---

Un motociclista viajaba por el mismo camino del ángel a gran velocidad sobre su formidable
vehículo. El gran rugido del motor cortó sin compasión el silencio del campo. De repente, él frenó;
metió cambios algunas veces, e hizo una vuelta demasiado aguda; jactándose claramente de su
maestría con la máquina. Muy rápido aumentó la velocidad de nuevo, y se paró abruptamente delante
del ángel, una llanta apenas tocando uno de los talones de su pantalón.
El ángel había oído el estruendoso ruido desde lejos, y había visto este aparato maravilloso con un
hombre encima, que se acercaba a gran velocidad. Cuando casi lo tocaba con la rueda, él retrocedía
alarmado, pero había una zanja detrás de él.
-¿Cuál es su asunto aquí?- el tipo era enorme, al igual que su máquina. Su voz era profunda. Él tenía
una cadena de oro alrededor de su cuello, con eslabones demasiado grandes que brillaban en el sol,
correas de cuero en las muñecas cuyos extremos se agitaban con el viento, una correa ancha
alrededor de su cintura, y un látigo largo tranquilamente pegado en ella. Las botas llegaban a las
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pantorrillas, y un anillo de oro adornaba uno de los lóbulos de su oreja. Pero lo que más le fascinaba
al ángel era la extensa cicatriz, que iba por encima de su frente, a través de la ceja izquierda,
saltando el ojo, para terminar en su mejilla.
-¡Pelea!- le dijo el motociclista.-
-No me gustan las riñas- contestó el ángel.
-¡Esta cicatriz en mi cara que usted está mirando, es el resultado de mi última lucha!- gruñó el
hombre grande, y agregó- Era con cuchillas, y gané.
-¿Usted fue al hospital? - cuestionó el ángel.
-¡Qué va, no hacemos eso! Hacemos nuestra propia curación.-
-¿Y su opositor?-
-¿Mi qué?-
-La persona con la que usted peleaba. ¿Qué sucedió con él?- insistió el ángel.
-Lo dejamos...- Pero sus palabras fueron cubiertas por el estruendo de otros motociclistas que
llegaron. Cada uno de ellos dio una función antes de parar. Hacían chirriar las llantas de sus motos,
crearon rápidos ochos dando vueltas, giraron sus motocicletas dibujando círculos negros perfectos
sobre el asfalto, y se levantaron en una rueda. Uno de ellos incluso estaba parado en su silla,
mientras conducía la moto a muy poca velocidad. Después, él se dejo caer en la silla, dio vuelta y
miró fijamente al ángel a quien confrontó:
-¿Puede usted hacer esto? -
-Nunca he estado sobre una máquina como esa. Ni puedo manejar una motocicleta- contestó con
sencillez el ángel.
-Estos son buenos caballos- decía uno de los otros motociclistas, quien tenía una bufanda larga
alrededor de su cabeza y un bigote de semejanza mejicana, con esas puntas muy largas.
-Hacen lo que usted quiera.-
Cada uno de ellos estaba vestido más o menos extravagante.
-No es un caballo lo que usted está manejando- discrepó el ángel. -Un caballo es un animal.-
-¡Éste es un jorobado tonto y cabezón, José-Cielo! Parece que él necesita una carrera
introductoria.-
-Los jorobados son blandengues. Éste no parece digno de mucho.- El hombre grande contestó.
El ángel, aunque consciente de su manera tosca al hablar, de repente se encontró lleno de
esperanza y preguntó:
-¿Es su nombre José-Cielo? ¿Es usted un ángel también?-
-Todos somos ángeles- dijo cínicamente el motociclista que había estado parado en su silla.
-¿No puede verlo usted? Pues, ¿es usted también uno? Usted realmente no me parece uno
tampoco. Usted incluso no posee una motocicleta, y es demasiado delgado.
-Quizá él está impaciente por ser un miembro- - decía uno de los motociclistas que tenía la cara
flaca y altos pómulos.
-Quizá él desea acompañarnos.-
-Sí, Delgado, él, al igual que tú, es delgado. No eres mal motociclista, aunque haces cosas
estúpidas con las ruedas.-

El ángel se detuvo un momento para considerar la posibilidad de si debía mostrarles sus alas, para
probar que él también era un ángel genuino. Pero primero, él quiso visualizar una nube rosada que
rodeara a este grupo, y disminuir su rudeza un poco. Entonces, él creó una realmente fuerte que
descendió sobre todos. Desafortunadamente ellos ni lo notaron, no funcionó porque los individuos
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eran demasiado brutos en sus maneras. De repente, el motociclista con el bigote excepcional hizo
rugir su máquina, y la motocicleta saltó, y de allí se fue, exhibiendo su capacidad en una rueda,
gritando:
-Yii Juu…-
¿Él tuvo que demostrar su habilidad, no? ¡Qué mala pata! Él no notó la piedra redonda en el
camino, y de pronto el motociclista hizo una hermosa función de agradables, grandes, redondas
curvas extrañas, que lo llevaron a abrir la válvula reguladora un poquito más. La rueda delantera se
levantó derecho en el aire, y el motociclista fue estrepitosamente directo a la zanja donde él
terminó sobre la tierra con el mofle quemando una de sus piernas. Él no podía moverse con el motor
encima de él. Sus compañeros bajaron de sus motos rápidamente y corrieron hacia la zanja. Cuatro
de ellos alzaron la motocicleta, mientras otros arrastraron al motociclista que se quejaba del dolor.
El ángel, allí parado, miraba como los hombres intentaban ayudar a su compañero herido. Tenía una
herida seria en una de sus piernas que lo hizo gritar de dolor. El ángel se acercó al grupo, y ofreció
su ayuda.
-¿Qué puede hacer un tonto como usted?- dijo con desprecio el hombre grande que lo había
encontrado primero.
-¡Mírese! Usted ni siquiera puede caminar recto, ni montar uno de estos ‘caballos’. ¿Qué podría
hacer? -
-Déjalo, José. Si usted me ayuda, será un miembro nuestro, jorobado, me duele mucho- gimió el
herido.
-¡No te quejes tanto o no pertenecerás más a nuestro grupo! Yo decidiré quién puede ser miembro.
En cuanto a ti: Es una vergüenza caer de una motocicleta de esta manera. ¡Y este jorobado no será
un miembro hasta que demuestre lo que puede!- El hombre grande era obviamente el líder.
-Entonces yo lo ayudaré a pasar la prueba, pero dele la oportunidad de ayudarme primero, de
todos modos ustedes no pueden hacer nada.
-¿Por favor, ustedes pueden dejarme pasar y me dejan sólo con su amigo aquí, de modo que pueda
ver lo que puedo hacer?- dijo el ángel en una voz baja, porque él era muy sensible a la agresividad.
Todos lo miraban con incredulidad, luego se fueron renuentemente a sus motos en el borde de la
carretera donde esperaron. Como no podían ver lo que sucedía, porque era una zanja algo profunda,
se mantuvieron ocupados con la motocicleta del conductor desafortunado. No le había dañado
mucho, sólo el brazo de uno de los espejos se había roto durante el resbalón final. Cuando
encendieron y probaron el motor, todavía trabajaba como una máquina de costura, y se prepararon
para irse sin el conductor herido, porque se demoraba demasiado allí en la zanja. Él los alcanzaría
en poco tiempo.
De repente se dieron vuelta, y miraron boquiabiertos a su bigotudo compañero porque él caminaba
sin ningún dolor, se dirigió derecho a su moto, la encendió y tomó una actitud de espera.
-¿Qué es lo que ustedes me miran, muchachos?-
-Ehhh ¿Qué...?-
-Nada. El hombre acabó de curarme la herida. Él tiene buenas manos, y él puede sernos de mucha
ayuda. Vamos a prepararlo para la prueba.-
José-Cielo se dirigió al ángel con más respeto en su voz de lo que él había tenido hasta el momento.
-¿Cómo lo hizo?-
-Es el bien que hacemos para la gente que tiene necesidad cuando la encontramos. Usted… eh…
usted simplemente acepta. Si usted pide demasiado, me retiraré.-
-¿Tú harás qué?-
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-¿Entonces ustedes son ángeles? Quizás tengan el deseo de ser mejores ángeles. Quizás yo podría
ser de ayuda. O tal vez ustedes puedan enseñarme algunas cosas también. Sólo mantengan su paz.-
Al instante, todos se quedaron callados. José-Cielo estaba parado allí, obviamente sin saber qué
hacer. Después de un rato él dijo:
-Él montará contigo, Delgado, ya que ustedes se hicieron amigos de todos modos. Él puede
ayudarnos cuando la curación de heridas sea necesaria. ¡Pero! Uno más de tus resbalones y, ambos
estarán afuera. Yo cerraré la fila para este recorrido, ¡vamos ya!-

---***---

Y así el ángel se acostumbró a la manera de vivir en el camino, con los motociclistas; colgando en el
asiento trasero de la moto de Delgado. Él estaba estupefacto por la velocidad que alcanzaron. Pues,
la velocidad no era nada nuevo al ángel. En las esferas de donde él se originaba, todos estaban
acostumbrados a enormes velocidades. Porque allí ellos se movían más rápido que el sonido, con la
cual los terrenales les gusta comparar, más rápida que la electricidad, o la velocidad de la luz, la
cual los seres humanos nunca podrán alcanzar. Es que los ángeles se mueven a la velocidad del
pensamiento. No hay nada más rápido.
Desde el tiempo en que había bajado al plano terrenal, el ángel había tenido que acostumbrarse a
las limitaciones del cuerpo, una de las cuales era el movimiento terriblemente lento. Podía pensar,
pero eso no movía el cuerpo, y era un fastidio. ¡Se movía tan lentamente! Podría desarrollar
solamente velocidad en pensamiento cuando esto estaba acompañado con la fantasía. Entonces podía
estar donde deseaba estar. Pero no era muy verdadero, era incomparable a estar donde realmente
deseaba estar. Esto había frustrado al ángel un poco. ¡Cuán asombrado estaba entonces, con la
sabiduría de estos terrenales! Bueno, podían armar máquinas muy maravillosas a base de hierro,
alambres de cobre, caucho, y algunos líquidos. ¡Y a la vez podían manejarlos muy bien! Se movían
velozmente, a tal punto que hizo que el ángel se sintiera verdaderamente bien.
El ángel los acompañó a donde fueron, comió lo que comieron, y durmió dónde durmieron. Él no
tenía forma de cambiar esto. Hizo su mejor esfuerzo para adaptarse a sus costumbres. El nombre
‘Jorobado' se había pegado a él, y se conformó, aunque no de todo corazón. A una sola cosa nunca
pudo acostumbrarse, y era la manera ruda de hablar, que la mayoría de ellos utilizaba; pero pensó
que esto era solamente una fachada. Se sintió completamente capaz de hacer algo para cambiar
esto. ¿No era ésta en parte su meta para venir al plano terrenal?
¡Además estaba muy entusiasmado...! Todavía sin capacidad de dominar esta ansiedad humana
nuevamente adquirida; ¡se prepararía para esa prueba que mencionaron continuamente! Entonces
perdonaría las maneras maleducadas de los motociclistas.
A él mismo le gustaría manejar tal máquina, un ‘caballo´; como los miembros de la compañía
generalmente llamaron a su medio de transporte. Y Delgado, con su bufanda larga y bigote peculiar,
a pesar de su supuesta dureza, demostraba estar compuesto de una disposición realmente apacible.
Los dos verdaderamente se volvieron amigos cercanos, desde el momento en que ocurrió la curación
milagrosa de la pierna quemada.
Delgado no era un tipo para hacer preguntas. Él era capaz de aceptar, y esto motivó al ángel aún
más para compartir la información que él tenía para regalar. Y compartió, durante sus descansos a
la orilla de la carretera, en las tardes, en una fogata. Y también su permanencia debajo de cualquier
techo durante los tiempos realmente malos. Las conversaciones hicieron que Delgado reflexionara,
dudando sobre las maneras de sus compañeros de ya tanto tiempo.
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Y sin que él notara, su vocabulario, al igual que la mirada en sus ojos iban cambiando, haciendo que
su compañero angelical se sintiera muy alegre...

¡El ángel también aprendió fácilmente! Tan pronto como Delgado le había enseñado a encender el
motor, y a cambiar el engranaje para la primera velocidad, con miras a la primera vuelta corta y
lenta; el ángel sintió gusto, y no pasó mucho tiempo hasta que Delgado tomó la posición trasera que
antes ocupaba el ángel.

Bueno, el conductor nuevo nunca saltó o rodó la máquina de la manera que solían hacerlo sus
compañeros. En vez de eso, desarrolló una afinidad genuina con él. Con el paso del tiempo, el
respeto de Delgado con su compañero creció, porque cuando el grupo paraba para un bocado o un
descanso, ellos simplemente dejaban sus motos parqueadas, mientras que ‘el Jorobado’ siempre
tocaba el tanque con ternura, en gratitud con el trabajo que la máquina había hecho. Y Delgado
había notado que desde el tiempo que este individuo se había hecho su aliado, nunca parecía estar
nada mal con su motocicleta. Los demás sufrían pinchazos, malfuncionamientos técnicos y pequeños
fastidios que no se pueden evitar con máquinas tan complicadas. Delgado estaba totalmente
despreocupado. Como si en servicio sumiso su motocicleta nunca le dejara a él, ni al ángel.
Llegó el tiempo en que el ángel tenía que pasar la prueba para pertenecer completamente al grupo.
Relativamente rápido, él fue considerado con suficiente experiencia como para manejar una moto, y
él tenía que asegurarles que era realmente capaz de dominarla.

Él debía ser capaz de manejar sobre ‘la tabla’, es decir, cruzar una zanja relativamente ancha,
sobre una tabla a penas la anchura de una llanta. Una vez terminado esto, él tendría que pasar en
medio de dos motos parqueadas, con sólo unos centímetros de espacio entre ambos manubrios.
Debía hacerlo a toda velocidad. Como gesto sombrío de confianza a cualquier primíparo en el grupo,
se había vuelto una costumbre que una de esas motos era siempre la del líder, quien así ponía en
riesgo su moto al novato. Por otra parte, una calamidad significaría que el ángel estaría inmediata y
profundamente endeudado –si sobrevivía– porque las reglas eran rígidas. Al haber pasado esta parte
de la prueba que comprendía tres partes, él y su compañero tenían la libertad de robarse el
espectáculo con su propia improvisación. Después de esto, el ángel se podría considerar admitido.
¡Bueno! ¡El ángel tenía su plan hecho para esta pandilla! Él ciertamente demostraría a ellos su
destreza… Pues caminó hacia la moto de Delgado, la encendió y cambió a su primera velocidad.
Mientras que se acercaba al tablón, fingió una cara seria, algo nerviosa. Él simuló tragar
visiblemente, haciendo a las personas presentes que dudaran, porque ¿estaba el Jorobado
verdaderamente experimentado? ¿Había hecho suficiente en este corto tiempo?
Pues él seguía conduciendo hacia el tablón, rueda delantera primero, después rueda trasera
alejándose de la orilla de la zanja.
¡Y entonces! Precisamente en el medio, la motocicleta de Delgado parecía fallar. Las revoluciones
bajaron al límite, la máquina cesó de moverse, y allí el ángel paró en equilibrio peligroso… La zanja
que habían elegido para la prueba no era realmente profunda, sin embargo, ambos conductor y
máquina podrían recibir daños serios en caso de una caída. Delgado temblaba y masticaba su bigote
largo, mientras que José apretó sus puños en un gesto nervioso. El ángel estaba estático, como si
estuviera paralizado. El tablón se doblaba un poquito hacia abajo, y hacia arriba, abajo, y arriba
otra vez. No había sonido; ninguno en absoluto, el silencio era paralizante.
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Hasta que de repente el grito de Delgado, más extendido de lo normal, asustó a todos: -Yiiiiiji,
Yujuuu-. Pero, no fue Delgado, fue el ángel. De inmediato la máquina rugió, y el motor aumentó su
potencia, aceleró; y cruzó el tablón como un bólido al otro extremo finalizando de forma segura,
haciendo frente al grupo después de una vuelta corta y espléndida.
-Cómo... ¿Cómo pudiste hacer esto?- Era como un susurro general. El ángel levantó la mirada.
-Lo hice, eso es lo que importa. ¡Me gusta mucho conducir esta cosa, hombre! Ahora, ¿tengo que
devolverme de la misma manera?- José-Cielo no contestaba. Él tragó audiblemente, y Delgado dio
vuelta para mirarlo, y consiguió una expresión horrible del líder.
-No lo dejes hacer la segunda parte- susurró el líder y agregó -denos su función personal.-
¡El ángel no deseaba hablar de esto! Debía pasar esta prueba por completo, y quería hacerlo a su
manera...
Cuando las dos motocicletas fueron puestas en su lugar, él eligió cuidadosamente su posición en el
extremo más alejado de una recta del camino, entonces vino a toda velocidad. Sin embargo, no era
en absoluto en línea con el paso imposiblemente estrecho, en realidad él iba directo hacia la
motocicleta del líder. El ángel estaba inclinado sobre su tanque, claramente incapaz de mirar hacia
dónde se dirigía. Mientras el motor rugía, hizo que la máquina cambiara de engranajes, y
afortunadamente casi ninguno de ellos oyó el -¡Nooo!- ansioso de José-Cielo, antes de que él saltara
detrás de un árbol, incapaz de observar la destrucción sin gloria de su orgullo y del principiante.
Los demás también habían ocultado sus caras en agonía preliminar.
Se prepararon para el choque que podría darse en cualquier momento. La gente tensó los músculos,
se agacharon; pero nada sucedió. En vez de esto, el rugido del motor disminuyó rápidamente en la
distancia, antes de que el ángel diera vuelta atrás y condujera hasta ellos con una sonrisa.
-¿Qué pasó? ¿Quién es el difunto?- Inicialmente se quedaron muy quietos y silenciosos. Pero
entonces todos aplaudieron, ¡y aplaudieron! En la relajación ansiosa demostraron su respeto por la
capacidad rápidamente adquirida de este principiante.
La tercera parte de la prueba había estado cuidadosa y privadamente preparada por Delgado y el
ángel, el apodado -Jorobado-.
A una velocidad moderada debía subir en los hombros de su conductor, y pararse allí por un corto
tiempo mientras que Delgado bajaba la velocidad, después de lo cual, el ángel se dejaría caer a las
barras de los pies y luego bajarse al asfalto. Así que partieron. Pero el ángel hizo una maroma de
payaso, primero colgándose sobre uno de los hombros del conductor, haciéndolo absolutamente
difícil para que el pobre Delgado mantuviera su equilibrio. Gracias a Dios él era un motociclista
experimentado, ¡y gracias a Dios nadie podía oír las palabras rudas que decía al ángel en aquel
momento! Finalmente se sentó, en los hombros, pero esto no lo habían planeado. Él tenía que estar
parado.

Descendió torpemente al asiento, para finalmente tener éxito en estar parado tal y como lo tenían
planeado. Allí fueron preparándose para la parte final de la prueba. ¿Qué sucedió exactamente?
Nadie pudo decirlo porque los dos habían cubierto una buena distancia. El ángel parecía tropezar, y
agitó sus manos en la búsqueda de su equilibrio. No lo pudo encontrar, caía, y de repente dos
hermosas alas blancas aparecieron en su espalda, mientras él aterrizaba lentamente en el asfalto.

-No puedo imaginarme cómo hizo usted eso último- decía después José-Cielo con una admiración
que él no pudo ocultar. El ángel encogió sus hombros. No se atrevió a decirle que realmente, la
última parte fue accidental. No le diría tampoco, que él tendría que estar al frente respondiendo
` 17
por esto, en un lugar mucho más solemne que el tribunal de justicia más honorable de la tierra.
Porque los ángeles genuinos no han conseguido sus capacidades celestiales para vanagloriarse, o
salvarse de situaciones en las cuales se metieron por su propio orgullo...

La exitosa prueba anunció el momento crucial en la relación del ángel con sus amigos motociclistas.
Sin embargo, ya para un tiempo él se había preguntado sobre su afirmación de que eran ángeles. Su
apariencia no era para nada como la de ángeles verdaderos, porque eran capaces de ser rudos, y
esto había dado razón a la duda del ángel. Para su desventaja él no había adquirido suficiente
experiencia con la gente, y por eso no pudo compararse.
El momento decisivo fue cuando el ángel parecía dirigirse hacia una colisión con la motocicleta del
líder. Algunos habían notado que José-Cielo se había ocultado imprevistamente detrás del árbol. No
se hizo ninguna observación en ese instante, pero aquella noche durante la celebración alrededor de
la fogata; cuando salieron las botellas, se “aflojaron" las lenguas.
-José no se atrevió a mirar su motocicleta durante la prueba.-
-Él puede necesitar gafas de sol para ocultar sus emociones.-
El ángel estaba pasmado. Había ya estado en medio de peleas entre el grupo y muchas veces,
aunque no siempre, había podido mantener la paz entre los miembros. Ahora había una atmósfera
denza, de duda contra el líder que produjo burlas directas. Él no había podido ocultar su ansiedad
durante ese momento decisivo, como un líder fuerte debe hacerlo.
-Yo pasé la prueba exitosamente mis amigos, esto es lo que celebramos. Vamos a olvidarnos de
nuestras propias fallas pequeñas- -hizo un intento el ángel-.
-¡Fallas, pamplinas, por los cocos!- se ridiculizó el motociclista grande que le gustaba demostrar su
habilidad, cayendo en su asiento mientras que manejaba.
-¡José, quizás quiera pasar la prueba de nuevo! Tal vez necesitaremos arrastrarlo un pedacito para
relajarlo. Yo me pregunto qué tan hombre es él.-
José había estado bebiendo demasiado. Él había brindado con el ángel, el nuevo compañero del
grupo, y le había ofrecido cerveza tras cerveza, las mismas que el ángel calmadamente había
rechazado.
-Ye... yoo uh puuedo pas… pasar cualquier prueba en… uh... El -caballo- -su lengua estaba pesada, y
su voz temblaba.-
-La… las cosas q’ustedesss no pueden hacer con el -caballo-, y... yo puedo cualquier prueba
q’ustedesss pueden pensar.
-No cabe ninguna duda que puedes, pero sólo eso no te hace un buen líder, no si tú buscas árboles
para ocultarte en caso de calamidades- -dijo el motociclista grande-. Había un ‘aja, humm’ en el
círculo alrededor del fuego. Algunos de los motociclistas rieron, otros miraban aterrorizados a la
expectativa.
-¿No podemos tener esta fiesta en amistad?- -era el ángel, intentando otra vez- y Delgado
agregaba:
-Allí había más de uno incapaz de mirar.-
-Esto no quita el hecho que este líder nuestro tenía que estar imperturbable... ¿Usted manejó
espléndidamente, no?-
-¡Ya basta! ¡He tenido suficiente por hoy!- -José-Cielo se levantó repentinamente, tambaleándose
en pies borrachos, con una botella vacía al revés en su puño-.
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-Ustedes desean probarme, ¡vamos, adelante! Es la hora de que este acróbata de silla lo arregla
conmigo, o yo lo arreglaré con él. Quiero que se vaya. Lo deseo fuera de mi grupo. Estoy listo si te
atreves.- Él eructó.
-¿Listo? ¿Listo para qué? ¿Por qué tienes esa botella? ¿Que por qué tienes esa botella? Oh sí, lo
arreglaré con usted ¡y ahora mismo! Yo no trago un líder cobarde, cabeza hueca, gordo y lleno de
licor.-
El ángel rápidamente hizo una nube enorme, color rosa. Así que se preparó para hacer una
distracción, para evitar más tensión en el grupo. El “acróbata de silla”, no tan borracho como el
líder, se acercó a José-Cielo y con un movimiento rápido él le envolvió un brazo alrededor del cuello,
forzándolo a doblarse mientras su cadena de oro estaba colgándose en oscilación nerviosa. Entre
tanto, su otra mano asemejándose a una tenaza, quitó lentamente la botella de la mano de José.
-Pues yo pensé que eras duro Joselito. Ahora te bautizo. Refrescaré tu caliente y nublado
cerebro. ¡Hombre, tú tienes el fuerte olor de un líder! Denme más licor muchachos.-
Algunos se rieron, pero José-Cielo gritaba cuando la cerveza lavaba su pelo, su cara, y después
goteaba a lo largo de la cicatriz sobre sus ojos y su nariz. Él trató de alcanzar el látigo en su
correa, pero no pudo. Entonces envolvió los brazos alrededor de la cintura de su asaltador y con
crueldad en su cara él lo levantó y le dio vuelta y amenazantemente lo condujo hacia el fuego
cuando de pronto, él se paralizó. Porque en el lugar donde el ángel estaba sentado había una luz
penetrante, acompañada por un ruido que crujía. La luz aumentaba en resplandor y cambiaba de
color. Parecía iluminar a todos los presentes, antes de que disminuyera rápidamente, y
desapareciera.
El ángel no se veía por ninguna parte. Todos estaban realmente estáticos. José-Cielo tiró su
opositor a la tierra con un golpe y se deslizó avergonzado. El “acróbata de silla” miraba la botella
vacía en su mano, después, disgustado la lanzó lo más lejos que pudo y se sentó, con su cabeza entre
sus manos.
Nadie dijo ninguna palabra durante mucho tiempo, hasta que Delgado habló suavemente.
-Entonces eso es. El ángel se ha ido.-
-¿Ángel? ¿Qué ángel?-
-¿Ustedes ven al jorobado en los alrededores? Él se fue, se los dijo. Y no regresará.-
-¿El jorobado un ángel?-
-¿Recuerdan que él nos preguntó si éramos ángeles, antes de que me cayera en la zanja? Él
buscaba la compañía de sus iguales- -concientizaba José Cielo-.
-¡El jorobado no es ningún ángel! Es sólo un payaso, ¡pero un diablo es él en las ruedas! Pues, él
puede hacer cosas con esa motocicleta tuya que no muchos de nosotros podemos hacer, pero eso no
lo hace un ángel.-
Otra persona decía: -Delgado, tú le has enseñado. Tú has estado con él todo el tiempo. ¿A dónde se
fue? Deberías saberlo. Ese tipo está lleno de trucos, pero me gusta mucho. ¿Él regresará, si o no?-
-Bueno, es que él me estaba enseñando a mí. Una de las cosas que él me dijo era que su tiempo es
limitado, y que nada debe ser desperdiciado. Él estaba aquí para un propósito, y no pudo cumplirlo,
debido a nuestro comportamiento- concluyó Delgado.
-¿Cuál era su propósito?-
-Él no tuvo la oportunidad de contármelo. Yo creo que tenía que ver con la comunicación.- supuso
Delgado.-
-Pero no puede ser que él...-
` 19
-Por supuesto que sí... Y él me dijo que lo haría, es decir, si las cosas se ponían tensas otra vez;
aunque él estaba apenado de tener que dejarnos de esta manera. Estaba infeliz porque
continuamente la desarmonía crecía en nuestro grupo, no podía soportar nuestras peleas. Él pensó
siempre en ellas como energía perdida, y se sentía inquieto sobre esto. Me enseñó sobre la paz,
comenzando con el significado de la paz interna, como la fuente de la felicidad... Y me enseñó cómo
manejar la inquietud.-
-¡Mamá, hazme feliz!- se burló el motociclista de pómulos altos.
-Lo vi susurrando con él muy a menudo... ¿Cuántos pequeños secretos más te contó?-
-Tú no lo entenderías, por no haber intercambiado ideas con él. Claramente no estás listo para
esto. Este ser quería solamente el bien, mientras que nosotros estábamos tan ocupados
fanfarroneando que no pudimos captar su mensaje.-
-¿Era un guía del Cielo? y ¿y tú también? ¿Tú también predicador?-
-No importa lo que él era – o sea… es... Él no pudo soportar permanecer con nosotros por muy largo
tiempo. Él no estaba acostumbrado a peleas y él no podía gastar su tiempo. ¡ Por dios, mirémonos a
nosotros mismos! Vivimos una vida vacía, y somos innecesariamente insociables; eso he observado
últimamente.-

-Porque miren lo que hacemos. Sólo montamos y tenemos diversión, si podemos llamar a esto
diversión. Pienso que miramos las cosas demasiado a la ligera. El Jorobado estaba deslumbrado por
nuestras motocicletas, por eso se juntó con nosotros, él quiso dominar el arte de manejar, y lo
logró, ¡y muy rápido también! Pero ésa no era su meta para venir a nuestro lado en la primera
instancia. Él quería ayudarnos.-
-Puesss- bromeó uno de los hombres- después de tu caída tan torpe...-
-Esa torpeza me dio la oportunidad de darme cuenta de sus capacidades por primera vez.-
-¿Cuáles capacidades?-
-¿Usted vio mi motocicleta fallar mientras que él estaba conmigo? ¡Ni un sólo neumático
pinchado!-
-Es pura suerte y nada más. Ahora que él no está aquí, ¿Tu suerte aún seguirá?-
-No podría decírtelo, pero sí sé que las cosas que él me enseñó y algunas otras cosas más, las
atesoraré.-
-¡Conózcalo y hágame feliz!- -repitió el mismo motociclista en una voz alta. Pero lo pararon
inmediatamente-.
-¡Te callas o te vas de aquí, pero de cualquier manera deja hablar a Delgado!-
-¿Cualquiera de ustedes lo oyó alguna vez hablar mal, o decir palabras sucias en alguna
circunstancia? ¿Tuvo en algún momento un comportamiento impaciente, o malgeniado? No, él nunca
estuvo así. De hecho, él disminuyó nuestra incapacidad para vivir en armonía más de una vez.
¿Notábamos rebeldía cuando pedimos su ayuda incluso con las tareas diarias más humildes? ¿No
estaba él, a pesar de todo; siempre listo para adaptarse, ¿alinearse con nuestra forma de vida?
¿Puede alguno de ustedes curar las heridas, de la manera que él podía?-
No hubo respuesta.
-Ésta era un alma especial, una oportunidad para todos nosotros y la desperdiciamos. No hemos
entendido, mis amigos, que quizás el Jorobado no era como ningún hombre, ya que si él no era un
ángel, entonces sí se parecía a un ángel. Es muy posible que perdiéramos un amigo muy especial,
porque se fue para siempre. Él no tiene tiempo que perder, él me lo dijo.-
-Ángeles no existen sino en los cuentos de hadas.-
` 20
-Ustedes vieron a este.-
-Todo lo que yo vi era un payaso jorobado, ardiente por montar.-
-Ustedes vieron de lo que él era capaz.-
-Entonces, tu amigo especial, ¿de dónde vino?-
-No sé exactamente, no he tenido la oportunidad de preguntarle. Pero sí sé una cosa: Su amistad
significa demasiado para mí, y no quiero perderlo de esta forma.- Delgado se dio la vuelta y caminó,
alejándose en la oscuridad. Y esa noche, cuando todos dormían, sigilosamente él se puso de pie y se
deslizó hasta su vehículo. Él empujó su pesada moto por una gran distancia, hasta que estaba lo
suficientemente lejos como para encenderla sin el miedo de despertar cualquier miembro del grupo,
porque él no quería que sus compañeros lo supieran…
Al amanecer estaba muy lejos, abandonando la forma de vida de los supuestos ángeles, intentando
encontrar a su enigmático amigo que tenía tales capacidades extrañas.

---***---

El ángel no tenía mucho tiempo de sobra. Ya por varios días había tenido esa latente sensación
mientras que daba un paseo tranquilo. Después de dejar a los motociclistas de una manera tan
dramática, él sentía que tenía desde ahora que tomar cualquier oportunidad que le fuera ofrecida.
La sensación no era de falla, ni era de pena. Era quizás, en cierta manera; una clase de felicidad
por la perspectiva de poder ir de nuevo a los reinos donde pertenecía, aunque no había tenido éxito
en general en lo que se había propuesto hacer en el plano terrenal.
Por otra parte, los pequeños niños habían estado absolutamente receptivos, igual que una de las
profesoras, y el tío del pequeño profesor, con sus mejillas rojizas. Pero ¿cuántos problemas, a su
gran asombro, tenían la mayoría de los adultos respecto a su presencia?
Con los motociclistas era una historia totalmente diferente. Manejando en medio de ellos ¡e igual a
ellos! había sido muy divertido para el ángel, pero a veces había causado discordia, y esto lo tuvo
que haber evitado bajo cualquier circunstancia.
Su meta había sido simplemente abrirles la mente a posibilidades que nunca habían escuchado
¿pero no era un hombre libre en su propia elección? De nuevo, sólo uno de todo el grupo realmente
había escuchado. ¡Lamentablemente! Al final fue su prueba exitosa lo que causó la lucha, y el ángel
no podía vivir con pelea.
Esto pudo haber causado la sensación confusa: El ángel realmente no había causado problemas en
ninguna parte, incluso no había dado razones para esto, sin embargo, el conflicto parecía estar allí
todo el tiempo cuando él se encontraba con la gente de la tierra. De todas maneras, no tenía que
escuchar más ese ridículo nombre Jorobado.

Caminando lentamente, él había llegado a un área donde había un estanque con lirios grandes y
peces dorados en agua fresca y clara. Alrededor del charco había hombres y mujeres mayores que
se sentaban en sillas cómodas en el sol de la tarde. Otros estaban sentados en el muro de la
ventana, en un edificio grande detrás del estanque; o en sus balcones minúsculos. Parecía un lugar
en donde solamente vivían ansíanos. Mientras que el ángel caminaba frente al estanque, notó una
mujer de cabellos canos, quien agitaba un pedazo de paño para sacar el polvo. Inesperadamente el
paño se onduló como una mariposa, la mujer lo perdió de las manos. El ángel lo siguió mientras que
bajaba cerca del borde del estanque. Tomándolo, miraba con expresión de pregunta hacia el balcón.
Vio a un hombre y a una mujer que le hicieron señas a él.
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¿Quién, yo? señaló el ángel mientras sostenía el paño.
Sí, asintió la pareja. Tráigalo aquí arriba. Y le hicieron entender claramente que él estaba invitado
a entrar, para tener una conversación con ellos.
El ángel hizo señas a ellos: ¿Por dónde entro al edificio?, y el hombre señaló donde estaba la
entrada del edificio con la escalera a su apartamento.

El apartamento tenía una atmósfera acogedora. Había una alfombra gruesa en el piso, y la sala de
visitas estaba repleta con muebles de madera marrón oscuro. Las plantas estaban por todas partes,
y había cuadros en las paredes, de flores y de paisajes marinos, uno de ellos, representaba la
batalla entre dos buques de guerra, fuego de cañones y humo expandiéndose. En un armario estaban
los retratos de la familia, fotografías de la pareja, de sus hijos y nietos. La gorra de un capitán
marino resaltaba en una caja de cristal. El viejo hombre amaba los libros, él tenía estantes
completos de ellos. Pero lo que atrapó inmediatamente la atención del ángel era una figurilla
pequeña de porcelana en una mesa en el centro del cuarto. Representaba un ángel descendiendo con
su par de alas extendidas en su espalda, y soplaba una trompeta larga.
El ángel no podía quitar sus ojos del adorno. El caballero mayor todavía estaba sentado cerca de la
ventana, observando a su huésped, con una sonrisa en la cara.
-¿Interesante pieza de arte, no? Ése es probablemente el regalo más grande a la humanidad:
ángeles que bajan hacia nosotros anunciando el acercamiento de la gente hacia Dios.-
-¡Es hermoso!- susurró el ángel. -¿Vienen así?-
-Bueno... Su belleza está basada en la idea falsa más grande de la historia.-
-¿Cuál es?-
-Siéntese, y le explicaré.-
-Jorge tiene problemas para caminar, es por esto que él no se levantó para saludarlo- dijo la mujer
en una voz amistosa, mientras recibía el pedazo de paño del ángel.
-Gracias, que amable de su parte. Por favor póngase cómodo, mientras que preparo un té-. Ella
desapareció en la cocina.
-Usted debe haber venido desde muy lejos, y asumo que está fatigado con su espalda así.
Permanezca con nosotros un rato, por favor, vamos a charlar. ¿Cuál es su nombre, y de dónde es
usted?-
Él tenía una pipa con un cañón (pijpesteel) largo en su mano con la cual señaló al ángel. El ángel se relajó en
la atmósfera amistosa de la casa. Se resistía a la idea de mencionar el nombre “Jorobado” al
hombre, así que él dijo:
-Mi nombre es Geraldo.- Pensó sobre esto, y dedujo que el nombre no era tan malo. No tendría que
justificarse más adelante por esta decisión, es decir, si pudiera quedarse con este nombre, sin más
alteraciones. Los ángeles no suponen que bromean con la verdad. Explicó que había caminado de
hecho una gran distancia después de haber estado con el grupo de motociclistas por un tiempo.
-¿Esa pandilla de temerarios? ¿Usted ha estado con ellos? Cómo podría usted manejar con su...-
Él hizo un gesto señalando sus hombros.
-Uno aprende a vivir con esto, señor.-
-Dime Jorge.-
-Sí... está bien, señor, arr, Jorge… De todos modos, esos motociclistas, o uno de ellos, tiene un
nombre que me sugirió que era un ángel, así que él me hizo pensar en ángeles.-
-¿Tú pareces ser muy aficionado por los ángeles?-
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-Ah, sí. Me gusta la idea de ángeles entre los hombres, bueno, ese nombre en particular era José-
Cielo, y esto hizo que me interesara en ellos.-
-Ángeles, claro- reflexionó el hombre mayor -él es su líder, o mejor dicho lo fue. Lo botaron
después de haber dado prueba de mal liderazgo. Estaba en el periódico. ¿Tú has estado con ellos un
largo tiempo?-
-No tan largo. Me encontré con ellos mientras caminaba a lo largo de la calle, y estaba
entusiasmado por sus motos. ¡Qué piezas maravillosas! ¡Qué maquinaria! Amé montar. Así que me
enseñaron cómo manejar una motocicleta. Entonces me uní a ellos. Pero estos motociclistas, la
mayoría de ellos fueron muy groseros, pelearon mucho, y me cansé un poco de siempre hacer la paz
entre adultos. Tengo algunas otras cosas para hacer. A propósito, ¿Cómo consiguió el periódico la
información?-
-Bueno, parece que uno de ellos se retiró después de un malentendido. Todo el mundo está
realmente interesado sobre las actividades en este grupo en particular, y un reportero localizó el
renegado, y lo entrevistó. El individuo estaba renuente de decir todo lo que él sabía, pero el
reportero consiguió una historia agradable. La policía ha estado detrás del resto de la pandilla, pero
parece que nada se pudo conseguir en contra de ellos.-
-Me alegra oír eso. Usted sabe, ellos no son realmente malos, son solamente diferentes, ¿ve?... - El
humo azul rodeaba la cabeza del hombre viejo que aspiraba su pipa. Al ángel le gustó el olor, pero no
podía imaginarse respirando el humo por placer.
-Ahora. Sobre las alas de esa pequeña estatua... ¿Tú crees que los ángeles tienen alas?-
La mujer había entrado otra vez con una bandeja en la cual había una tetera de plata, azúcar y
tazas para los tres.
-¿Ángeles? ¡Qué tema tan interesante! Cuando uno alcanza nuestra edad uno se prepara para la
Gran Travesía, y eso muchas veces lo pone a uno a pensar en seres angelicales.-
Ella vertió el té y ofreció al ángel la taza. Bebió muy cautelosamente.
-¿Le gusta nuestro ángel?- ella señaló la figurilla.
-Sí, es hermosa, y qué frágil- dijo el ángel.
-Déjeme traer la torta. Y usted olvidó poner el azúcar en su té.- interrumpió la señora.
-¡Frágil es!- continuó Jorge -sin embargo me pregunto si los ángeles realmente se parecen a ese.
Hemos pensado siempre que los seres divinos se parecen a nosotros. Mientras que nos dicen que
“flotan en el cielo” nosotros creemos que ellos necesitarían medios para flotar, y entonces vinieron
los artistas, representándolos sostenidos por hermosas alas. ¿Usted cree que un ángel necesitaría
alas?-
-Sí... no... es decir...-
-Si me ayudas a levantarme, te mostraré algo. Sólo ayúdame, por favor.- Entonces el ángel se paró
firmemente, y ayudó al anciano a ponerse de pie. Él lo vio sorprendido.
-Es usted muy fuerte para ser un hombre jorobado.-
El anciano realmente tenía que levantar una pierna rígida después de la otra, por eso le tomó
mucho tiempo para llegar donde él quería. Se dirigieron al dormitorio pequeño.
-Ahora simplemente observa esto:-
En la pared estaba un gran cuadro de cuatro figuras, uno señalando a un pequeño libro blanco, y tres
tocando largas trompetas igual que el ángel en la sala. Eran fuertes figuras humanas con músculos
bien desarrollados, y casi sin ropa. Pero lo que le pareció conocido al ángel es que ellos estaban
suspendidos en medio del aire contra un cielo azul claro.
-¿Tiene alguna idea de lo que pueda ser esto?-
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-Parece un cuadro, tiene muchas grietas, pues puede ser muy antiguo.-
-Esto es un detalle del Último Juicio de Miguel-Ángel. El original tiene como cuatrocientos
cincuenta años de antigüedad. Estos también son ángeles anunciando el mensaje de Dios a la
humanidad. ¿Ahora qué notas tú?-
-Parecen de hombros anchos y se ven muy fuertes...-
-Es verdad, pero lo que inmediatamente me llamó la atención es que no tienen alas. Este genio del
Medioevo apoya mis ideas, y fue él, el primero de sus contemporáneos que tuvo el coraje para
representar los ángeles, así como están. ¡Fíjate, los seres celestiales no necesitan alas!-
-No todos nosot...- allí el ángel se detuvo, y luego dijo:
-Yo creo que son demasiado atléticos.-
-El artista era un sabio de la anatomía humana, estaban siempre obsesionados por inmortalizar al
hombre con un cuerpo atlético. Así como Moisés con los cachos en su frente. Esos no son cachos
sino rayos de luz, muy difíciles de tallar en la piedra. Lo mismo pasa con las alas. Yo sí creo que hay
algo en la espalda de estos seres celestiales, algo que tal vez sólo algunos de nosotros podemos ver.
¿Pero alas? ¿Cómo las tienen los pájaros? No. ¡Los ángeles no son pájaros! Regresemos a la sala de
visitas.-
En la sala, Jorge le pidió a su esposa la foto de su hijo.
-Él es capitán, como yo. Sólo que yo me fui al mar. En cambio, mi muchacho vuela un helicóptero
del ejército, ¿vez? Estoy orgulloso de él.-
El joven uniformado estaba en la foto frente a su helicóptero.
-Este joven todavía cree en ángeles, aunque entre sus iguales mejor no lo mencionaría. Ya como
niño siempre quiso contarnos sobre sus conversaciones con sus amiguitos celestiales. Él es muy
especial, desde niño era muy pacífico.-
-¿Cómo es que un niño muy pacífico se inscribe en el ejército?-
-Era la única manera que tenía para poder aprender a volar. Estaba siempre determinado a volar.-
El ángel cautelosamente escogió sus palabras.
-¿Piensa usted que él todavía reconocería a los ángeles?-
-Bueno, cuando empezó su ida al preescolar, él dejó de hablarnos sobre ellos. Pero yo presumo que
los reconocería, es decir si hubiera un modo de reconocerlos.-
-Hay un modo- dijo el ángel. ¿Ustedes respetaban sus relatos?-
-Sí, claro. Pero la vida continúa, y diferentes cosas surgen. Sin embargo, los tres tenemos muchos
libros sobre ángeles, intentamos continuar informados.-
-¿Puede usted creer que los ángeles pueden estar entre nosotros?-
-Podría ser así, pero estoy muy alerta a mentirosos. Déjame decirte, ¡Si un ángel se me presentara
tendría él que convencerme!-
-¿Él tendría que convencerle?-
-Pues... ¿No es que los ángeles supuestamente tienen facultades muy especiales? Si un ángel se me
aparece él tiene que hacer cualquier clase de milagro para convencerme.-
-Milagros supuestamente no son obligatorios- de repente el ángel se sentía muy cansado.
-La humanidad tiene que aceptar, sino eso significa que imponen milagros a seres celestiales. Esto
no se hace fácilmente... un ángel puede ser reconocido por su forma de ser.- El anciano no era
receptivo a la sugerencia del ángel.
-La gente a menudo intenta fanfarronear sobre dones que ni siquiera tienen, en beneficio de su
ego. Yo estaré muy frustrado por la idea de que me tomen el pelo. Pues me parece que tú sabes
mucho sobre los ángeles.
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-También usted, Señor.-
-Dime Jorge.-
-A... sí, Jorge... Su conocimiento de ángeles me da la sensación de que usted está más o menos
involucrado. Yo he intentado por un tiempo encontrar a la gente que estaría interesada en
contactos entre los hombres y los ángeles. Es agradable haberlos encontrado a ustedes dos.-
-Usted necesitaría que un ángel le curara su espalda...-
-¡Por dios Jorge!- exclamó la mujer.
-No, no quise ofender a nuestro invitado, querida. Ellos podrían curarle su espalda. Como decía yo,
de los ángeles dicen que hacen cosas milagrosas.-
El ángel sonreía. Estaba renuente a mostrar sus alas, ahora que su anfitrión había pronunciado su
desprecio contra ellas, ni sentía la necesidad de probar que era un ángel, pero estaba aliviado,
porque estas personas eran por lo menos de mente abierta a la idea de los ángeles viniendo a la
tierra.
No revelaría su secreto todavía. Entonces él preguntó secamente:
-¿Cómo procedería usted al encontrar un ángel?-
-Dicen que son especiales en alguna forma. Así puede uno reconocerlos. Dicen que, si uno está
suficientemente preparado, llegará el tiempo en que se pueda encontrar un ángel. Uno realmente no
tiene que hacer cosas, puede ser un buen comienzo si uno aumenta la fe en que es posible
encontrarlos.-
El viejo capitán sopló una gran nube de humo, y el ángel tosió, entonces dijo:

-Usted puede encontrar un ángel sin notarlo. Puede sorprenderle con cierta clase de bendición.-
Ellos discutieron el tema un rato más, y como se hizo tarde la mujer sugirió que el ángel durmiera
en su sofá, para irse a la mañana próxima, si lo deseaba. Ésta era una oportunidad agradable, porque
cuando la pareja de ancianos se había retirado, el ángel se sentó durante mucho tiempo, mirando
fijamente la llama de una vela pequeña que la pareja siempre dejaba prendida en la noche delante
de su figurilla preferida. Movió las manos alrededor de ella, y muy lentamente algo blanco apareció
debajo. El ángel continuó mirando la estatuilla fijamente, encerrándola con sus gestos hermosos.
Entonces parecía mirar en la distancia. Finalmente, también él pudo encontrar la relajación.

---***---

-Qué fragancia tan dulce llena nuestro pequeño hogar- dijo la señora anciana cuando ella se
despertó temprano por la mañana. De hecho, el apartamento estaba lleno de una fragancia sutil.
-¡Huele como a rosas!- Ella se levantó y se puso una bata, ansiosa por saludar a su huésped
simpático, quien había dicho que él se levantaba siempre temprano. Mientras que ella nerviosamente
regresó al dormitorio, Jorge la miró sorprendido, por la cara pálida de su mujer.
-Se fue, Jorge.-
-Él... Geraldo... ¿se fue? ¿Como un ladrón en la noche? ¿Falta alguna cosa en la casa?-
-No, este hombre no es ningún ladrón, Jorge. ¡Qué asombroso! Todas las puertas están bloqueadas,
y las ventanas cerradas. No se ha forzado nada, pero él ya no está aquí. Y esta fragancia es incluso
más fuerte en la sala.-
-Ayúdame a ponerme de pie, querida, por favor.- Y así los dos fueron, tropezando, nuevamente
dentro de su acogedora sala.
-¡Viene de nuestro pequeño ángel, Jorge!-
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El olor llegó a ser de hecho más fuerte cuando se acercaron a la figurilla, aunque nunca se convirtió
en una sensación dominante. Era una fragancia muy dulce y suave.
-¡Mira, hay algo debajo!-
-Sí, de veras- dijo Jorge. -¿Es ése un pedazo de papel? Llévame a mi silla, querida, y entonces lo
veremos juntos.- Cuando su esposo estuvo sentado, ella levantó cuidadosamente el ángel, y estudió
la hoja.
-Es frágil, Jorge, y es ciertamente para ti. Míralo.- Ella le dio la tira pequeña, y él admiró el
material.
-Nunca he visto nada igual. Esto es precioso, Esto es muy peculiar. -
-Bueno, ¡Lee el mensaje, querido!-
Jorge leyó, y sonrió mirando a su esposa.
-No puedo creer que esto sea verdad.-
-Lee lo que está en el papel, Jorge. Léelo en voz alta.- Y el viejo hombre estudió otra vez las
pequeñas letras rizadas. Entonces él susurró:
-No es necesario engañarte. Simplemente acepta que estamos aquí. Caminarás, si tú lo deseas o te
quedarás sentado, y todo seguirá igual .-
-Él hablaba de una cierta clase de bendición, Jorge. Creo que tú puedes... léelo otra vez, e intenta
entender, querido.-
Mientras el viejo leía el mensaje enigmático en voz alta, su voz se quebró.
-Piensas que yo puedo...-
-No, Jorge, no pienso ¡estoy convencida! Sé que tú puedes. Ahora léelo otra vez en voz alta, ¡y
después hazlo!-
Jorge repitió el mensaje de nuevo. Entonces, cuidadosamente, él se levantó y sin ayuda dio un
paso. Él casi tropezó, pero ella no lo permitió.
-Tú puedes hacerlo, Jorge, tú puedes.-
Y allí caminó, cuidadosamente al principio, después con más facilidad, y pronto él caminó por el
lugar como lo había hecho en tiempos pasados...
-Encontramos un ángel sin darnos cuenta, Jorge. Él hace cosas milagrosas. Tenemos que
localizarlo, querido. Tenemos que localizar a este Geraldo... Él desea mejorar la comunicación entre
los hombres y los ángeles.-
-Él regresará de nuevo con nosotros Jorge, a su debido tiempo. Los ángeles y la gente no se
encuentran sin una razón.-

---***---

En un banco, cerca del parque en donde por primera vez había bajado, el ángel estaba sentado con
la cabeza entre sus manos. Se había sentado así por algún tiempo cuando un grupo de niños en
bicicletas pasó rápidamente. Uno volteó la cabeza para mirar, y cuando los demás hicieron una
curva, él se devolvió pedaleando, tímidamente. Era Harry. Él soltó su bicicleta en la hierba, y se
acercó lentamente al ángel.
-¿Sr. Ángel? ¿Por qué está usted llorando?-
-Oh, hola, Harry- el ángel sopló su nariz -¿Qué hay de nuevo?-
-¿Está usted triste por algo, Sr. Ángel?-
-Bueno, tú sabes, me resta muy poco tiempo... No he alcanzado mucho.-
-¿Cómo pudo usted desaparecer de la iglesia de esa forma, Sr. Ángel?-
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-Nunca desaparecí, Harry. Estuve solamente fuera de vista. Aquellos de carácter puro hubiesen
podido verme, si ellos hubieran sabido cómo mirar.-
-¿Pero por qué salió usted de la vista de todos?-
-Bueno... tú sabes... nosotros... yo... No puedo soportar la discordia- el ángel suspiró
profundamente.
-Usted se ve como si estuviera en problemas, Sr. Ángel. ¿Desea usted una galleta?- Harry metió la
mano en su bolsillo y sacó el resto arrugado de un paquete de galletas. Él tomó algunas migajas, y
las ofreció al ángel.
-Gracias, eres un niño agradable, Harry. No son exactamente problemas lo que tengo, es solamente
que...-
-A mi mamá y a mis hermanas les gustan las personas como usted. Sabe, aunque usted tenía a mi
mamá preocupada con toda esa cosa de sus alas. ¿Dónde están? ¿Usted no parece tenerlas más?-
-Las alas... trajeron problemas, Harry. Pensé que los ángeles debían tener alas, para convencer a los
humanos. Y resultó lo contrario. Por eso no las tengo más.-
-¿Usted se pone las alas y se las quita a voluntad?- Los ojos de Harry expresaban un gran asombro.
-Es difícil de explicar, Harry. Toma cierta dedicación para poder hacerlo. Dime, ¿tú crees en
ángeles, sí o no?-
-Mi hermanito, el que estaba con nosotros el otro día, él me llama siempre cuando él juega con los
ángeles.-
-Eso es maravilloso, pero ¿qué tal tú?-
-No puedo verlos... aunque a usted sí lo veo.-
-Sabes, es muy gracioso que los niños pequeños sean más abiertos a nosotros.-
-¿Esto significa que usted es un ángel verdadero?-
-Claro que sí, Harry. Me interesé en la tierra, y solicité una visita. Me permitieron visitarla, con la
tarea de acercar la humanidad a los ángeles.-
-¿Y lo logró?-
-Bueno. Lo intenté.-
-A los niños sí les gustó mucho.-
-Eso es muy agradable. Los niños saben que estamos aquí. Pero son los adultos nuestra
preocupación, Harry. Tan pronto como un niño crece, se absorbe en los asuntos del mundo
solamente, y olvida todo sobre nosotros. Solamente cuando llegan a una edad avanzada, parece que
de nuevo tienen un poco de interés en nosotros. Entonces ya es tarde; pues queremos acercarnos a
la gente más joven.-
-Pero ¿no puede usted convencer a los jóvenes de alguna manera?-
-¡Podríamos! sí, pero la convicción mejor viene desde el interior. Además, mi tiempo se terminó.
Tengo que regresar al lugar que me corresponde.-
El ángel guardó silencio, y los dos miraban las estrellas que oscilaban en el cielo claro. Entonces
comentó:
-Dicen que cada una de esas pequeñas estrellas representa un ángel.-
-Hay tantas de ellas.-
-¿Alguna vez haz visto una estrella fugaz?-
-Sí. Y entonces pedí un deseo.-
-Muy bien. Porque cada estrella fugaz puede representar otro ángel benévolo que viene a la tierra
para encontrarse con la gente.-
Harry mordió un pedacito de su galleta.
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-Pero... ah...- el ángel hizo un gesto señalando al cielo con su brazo.
-¿Has visto alguna vez una estrella caer al revés?-
-¿Cómo es esto?-
-De vez en cuando tú puedes ver una estrella que cae al revés.-
-Nunca me di cuenta de eso.-
-Bien, si tú por casualidad vez una, tú sabrás que un ángel ha acabado su visita en la tierra, y va de
regreso. Cuando nuestro trabajo ha concluido, se nos permite ir de nuevo a donde pertenecemos.
Intenta mantener los ojos abiertos para los ángeles, Harry.-
Desde ese día Harry miró los cielos, buscando estrellas fugaces. Él las vio, pero realmente había
muy pocas que caían al revés, así que él concluyó que sí, hay montones de ángeles cumpliendo su
misión en la tierra...

---***---

Post Scriptum: Agradecimientos.

Ángel fue concebido con sus primeras palabras: ¡Esto es! dijo el ángel…, y poco después me
surgieron las siguientes palabras: … después de bajar toda la distancia desde los cielos etéreos,
intentando acostumbrarse lo más rápido posible a la realidad densa de la vida material .

No tenía idea de qué escribir en seguida, ni tenía un plan para el cuento; simplemente escribí según
el lema que había formado anteriormente:

‘Empecé a escribir, y entonces escribí esto…’

En el transcurso del tiempo se formó el cuento que tienes en la mano. El texto original es en inglés,
porque el autor es profesor de inglés - aunque holandés de nacimiento. Él recibió su educación en
una isla que forma parte del reino holandés, en el Mar del Caribe, donde vivía desde sus ocho años.
Sus estudios los hizo al otro lado del océano, en Holanda, su país de origen.

Al encontrar algunas amistades en Colombia, se originó la idea de traducir Ángel en español, y con
mucho esfuerzo lo hicimos. Después del primer intento en publicar, nos dimos cuenta de que el
trabajo no se había finalizado con nuestra traducción sin más; el manuscrito merecía más atención.
Esta obra la brindó el Sr. Rómulo Duque, entonces estudiante de inglés y español, que asumió la
responsabilidad para que el libro quedara impecable. Cuando al final la Sra. Rosa Elena Colorado
García ofreció hacer otra corrección del manuscrito sobre los acontecimientos del ángel, fue por su
trabajo que los dichos y expresiones de un idioma, ajeno a la lengua natal del escritor, fueron
adaptados al español latinoamericano.

Así que, como equipo, tenemos el honor de presentar a ustedes -Ángel-, con la esperanza que
podamos abrir la consciencia que ..¡de veras!.. -los ángeles existen- (como muchos niños ya han
intentado convencernos) y que están allí, esperando que nosotros los aceptemos, para que se pueda
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iniciar un entendimiento más amplio de aquellos que nos pueden mostrar las cosas más allá de lo que
aceptamos como real.

L. Rijklof

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