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GUÍA RÁPIDA DE PRIMEROS

AUXILIOS PSICOLÓGICOS
FRENTE A UNA CRISIS
Índice
1. Crisis
2. Entornos seguros y protectores
3. Las funciones del apego infantil
4. Claves para abordar la agresividad
5. Disciplina positiva
6. 9 Pasos para los primeros auxilios
psicológicos
1 CRISIS
¿Qué es una crisis? Al definir una crisis, se mencionan los siguientes
aspectos:
Una crisis es “un estado temporal de trastorno y
desorganización, caracterizado principalmente, • Hay un suceso precipitante. Es decir, un suceso que
por la incapacidad del individuo para abordar causa la crisis, quizá la incertidumbre por la pandemia
situaciones particulares utilizando métodos pueda ser el origen.
acostumbrados para la solución de problemas, • Es una situación imprevista. Sabemos que este hecho
y por el potencial para obtener un resultado histórico de confinamiento se dio de forma imprevista.
radicalmente positivo o negativo.” (Slaikeu, 1988)
• Hay pérdida del equilibrio emocional (La forma
acostumbrada de sentir y de expresar lo que se siente).
• Causa sufrimiento (Dolor, tristeza, terror,
inseguridad, enojo, rabia, impotencia...)
• Genera cambios. La crisis puede ser un peligro y
podría desencadenar en enfermedad, pero también
puede ser una oportunidad para crecer y aprender.
• Es temporal. Después de la crisis se recupera
nuevamente el equilibrio.
• Las formas habituales en que una persona resuelve
sus problemas, no funcionan en una situación de crisis.
2 ENTORNOS SEGUROS
Y PROTECTORES
Los entornos seguros y protectores son
la primera condición para que pueda
ponerse en funcionamiento el proceso
de recuperación de los niños, niñas y
adolescentes ante una crisis.

Si tienen miedo, si no sienten la suficiente


seguridad, no podrán dejar los sistemas de
defensa y protección que les han permitido
sobrevivir la crisis hasta el momento.
Es importante adaptar, si es posible, un espacio
físico protector que facilite la descarga de
emociones ante momentos de enojo, estrés o
frustración, donde los niños, niñas y adolescentes
puedan expresar sus emociones.
Considera necesario crear un ambiente familiar
relajado, pensado y considerado por cada
integrante de la familia donde se promuevan
el respeto, la comprensión, los acuerdos de
convivencia, la colaboración y la posibilidad de
pasar momentos a solas, de ser necesario.
Es momento de expresar el afecto de forma
verbal y física, por lo que la palabra, la mirada, y
la escucha son fundamentales.
3 LAS FUNCIONES DEL
APEGO INFANTIL

Si tus hijos o hijas han estado más apegados a ti


durante la cuarentena, es importante que sepas
por qué:

Reciben una sensación de seguridad emocional


que los tranquiliza o anima.

Les proporciona un punto seguro para procesar


las experiencias nuevas.

La responsividad será clave


en la recuperación de los
niños, niñas y adolescentes;
apóyalos respondiendo ante sus
necesidades, no a sus deseos.
4 CLAVES PARA ABORDAR
LA AGRESIVIDAD
Reconoce que la agresividad es un síntoma para el que
existen abordajes protectores. La agresividad es un
recurso de protección, pero las agresiones sí son dañinas.

El respeto al bienestar de todas las personas y seres


vivos (mascotas o plantas) debe ser clave, tanto en el
momento como a largo plazo.

La intervención debe validar su vivencia emocional, ellos


deben escucharnos decir que es normal sentir enojo o
miedo cuando algo nos preocupa.
NO debemos usar frases como “No tienes derecho a estar
enojado” o “Está mal que estés enojada”, porque eso solo
aumenta la frustración y la rabia.

En general, es difícil conseguir buenos resultados al


intervenir cuando sucede la agresión, debido a su rabia
o enojo. Busca pautas para la regulación y reparación
en momentos de tranquilidad. Por ejemplo:

“Ya hemos terminado de merendar y tenemos un rato


libre. Esta tarde te veo alegre y me gustaría que te
sintieras así más a menudo. ¿Te parece si hacemos un
par de ejercicios de respiración que hago yo cuando
me enojo? Así cuando los necesites podrás utilizarlos
y te sentirás mejor.”
5 DISCIPLINA
POSITIVA
La clave es que los límites deben ser marcados
desde el afecto, de forma protectora, de modo
que los espacios sean seguros a nivel relacional
para todos los niños, niñas y adolescentes.

Cultiva una mirada positiva hacia el niño, niña o


adolescente.
Establece consecuencias que sean respetuosas,
razonables, reparadoras y realistas.
Mantén consciencia de que educamos desde la
persona que somos, con empatía.
Trabaja el acercamiento desde la conexión,
mirando el proceso a largo plazo y marcando
límites de forma protectora y creando momentos
especiales.
¿DÓNDE ESTÁ EL LÍMITE ENTRE
LA DISCIPLINA Y LA VIOLENCIA?
Existen castigos, normas y consecuencias: Sin embargo es importante recordar dos cosas:
Una norma es una pauta que ponemos como adultos • Primero si son normas protectoras es porque lo
para crear un espacio seguro de convivencia y son para ellos tanto como para nosotros.
proteger a los niños, niñas y adolescentes, que viven • Y segundo, si queremos enseñarles a cumplirlas,
en él. Son un derecho de los niños y adolescentes solo lo aprenderán de la vivencia de ver a los
NO DE LOS ADULTOS. Lo son porque garantizan adultos que les educan a cumplirlas en primer
su protección y desarrollo. lugar.
En ese sentido, los adultos, como garantes Las normas las debemos cumplir tanto los
de esa protección, regulamos la convivencia y adultos como los niños, niñas y adolescentes.
establecemos los límites que dan seguridad. Las establecemos sin recurrir a la violencia y con
participación de todos los que conviven en ese
Pero para que las normas garanticen la protección,
espacio.
las normas las debemos cumplir todos, adultos y
niños. No solo los niños o niñas, sino los adultos
también. A veces desde nuestra perspectiva como
adultos pensamos que son pautas que ponemos
nosotros y cumplen ellos.
Las consecuencias son las naturales y lógicas
que se derivan en la vida de cualquier acción,
aplicables tanto para los adultos como para los
niños, niñas y adolescentes. Suceden y se aplican
de forma natural y en el mismo momento, puesto
que son lógicas.

Cuando se establece una pauta de disciplina con


un niño o niña hay que ayudarle a ver y comprender
esas consecuencias naturales. Por ejemplo, si
un niño trata mal a otro, esto de forma natural
produce que el otro niño se enfade y se sienta
dolido, y se aleje de él, al mismo tiempo que daña
el clima del hogar. Ayudar al niño o niña a ver ese
proceso es parte fundamental de la educación.

Y cuando el adulto elige


intervenir, porque lo
considera necesario, ha
de buscar acciones que
sigan las cinco R.
LAS CINCO R DE LAS
ACCIONES DEL ADULTO SON:
Relacionadas: La acción siempre estará relacionada
con la conducta del niño, niña o adolescente.

Respetuosas: Ninguna acción implicará nunca


humillación, culpa o acusación.

Razonables: Acciones que sean siempre


comprensibles para el niño, niña o adolescente.

Reparadoras: Acciones que tengan como objetivo


la reparación del daño causado y la búsqueda de la
solución al problema.

Realistas: Debe ser esperable que el niño, niña o


adolescente pueda realizar la reparación que se les
pide. Si no está bien ajustada y no llega a poder
hacerla, habremos generado más frustración y
resentimiento hacia nosotros.
¿QUÉ ES UN
CASTIGO?
Un castigo es una decisión que tomamos los adultos,
en principio con la intención educativa de provocar
la consciencia en el niño, niña o adolescente sobre
su error o conducta que se considera inadecuada.
Esa decisión implica generar malestar en el niño,
niña o adolescente, privándole de algo que le gusta
o haciéndole hacer algo que no le gusta. De entre
los castigos que un adulto puede usar, hay castigos
violentos y castigos que no lo son.

Por ejemplo: Un castigo no violento podría ser


hacerle limpiar algo que ha manchado, dejarle
sin salir un día con sus amigos o dejarle sin ver la
televisión una tarde.

NUNCA DEBEMOS USAR CASTIGOS VIOLENTOS.


Hay casos en que el niño, niña o adolescente
realiza un acto especialmente violento ( pega,
insulta, se enfrenta a los adultos) y nos planteamos
cómo intervenir respetando las cinco “R” y las
consecuencias.

Cuando un niño, niña o adolescente reacciona


de forma muy agresiva es por que su cerebro ha
perdido la capacidad de regularse y nos toca a
los adultos ejercer de cerebro “prestado”. Es el
momento del uso de la fuerza como protección,
no como castigo violento.

Podemos tener que parar y contener físicamente


a un niño que quiere morder, a una niña que quiere
romper algo, a adolescentes que quieren pegarse
entre sí.
Y también podemos tener que contenerlos
emocionalmente. Por ejemplo:

Podemos irnos a un cuarto con una niña que está Podemos confrontar a un adolescente
insultando poniendo límites con afecto y firmeza: proporcionándole claridad y estructura: “Entiendo
“Tienes todo el derecho a estar enfadada, ¡claro como te sientes por la cuarentena y que quisieras
que sí! Y al mismo tiempo en esta casa queremos estar con tus amigos. Al mismo tiempo, yo estoy
respetarnos todos y no te voy a permitir que hablándote con respeto y espero que me trates
insultes a tu hermana, nos vamos ahora tú y yo igual. Si bajas el volumen de voz y buscas otras
al cuarto para que puedas calmarte”. palabras te escucharé todo lo que necesites”.
LOS LÍMITES QUE
NO DEBEMOS CRUZAR

Un castigo violento es aquel castigo en el que


empleamos violencia física, verbal o emocional,
dañando física o emocionalmente al niño, niña o
adolescente desde la creencia errónea de estar
educando. Este castigo siempre se realiza por
un abuso de poder: El adulto al niño, el hermano
mayor al pequeño, el grupo al que está solo.
Es importante ser conscientes de que en el fondo
castigamos porque podemos. Y no solo eso, sino
que no castigamos de forma violenta a quien
querríamos, sino a quien podemos, porque no se
puede ejercer violencia sin una situación de poder
previa de la que se pueda abusar.
El castigo violento, sea físico o emocional, es
una vulneración de los derechos del niño, niña,
adolescente o joven.
El castigo violento, tanto el físico como el psicológico
no solo daña al niño, sino también a las familias y
los hogares porque daña el vínculo afectivo entre
el adulto y el niño, niña o adolescente, dificulta la
comunicación y la intimidad, paraliza la iniciativa y
el protagonismo del niño sobre la vida en el hogar y
legitima la violencia como un modo de relacionarse
en las familias u hogares, lo cual, bajo ninguna
circunstancia es correcto.

Educar NO justifica el uso de la violencia.


6
9 PASOS PARA LOS
PRIMEROS AUXILIOS
PSICOLÓGICOS
“Los primeros auxilios psicológicos se refieren a la Aquí les presentamos los 9 pasos o fases para la
intervención psicológica en el momento de crisis, aplicación de los primeros auxilios psicológicos
entendiéndose como una ayuda breve e inmediata de para auxiliar a las niñas y niños:
apoyo. La meta de los primeros auxilios psicológicos
es restablecer el equilibrio emocional y psicológico, el 1. Observar y mantenerse alerta
objetivo es auxiliar a la persona a dar pasos concretos Lo primero que se debe hacer es escuchar y
hacia el afrontamiento de la crisis.” (Hernández, I., y observar si hay una necesidad de primeros auxilios
Gutiérrez, l., 2014) psicológicos. Tal vez escuchemos a nuestra hija o
hijo hablar sobre una situación estresante o seamos
testigos de un incidente crítico por ansiedad.
2. Establecer vínculos
La presentación ante una niña o un niño afectados,
debe realizarse de una forma no intrusiva,
explicándoles verbalmente que estamos ahí para
apoyarlos. Un acercamiento respetuoso es la
clave para la correcta y efectiva aplicación de los
Primeros Auxilios Psicológicos.
3. Ayudar a niñas y niños a sentirse cómodos
y seguros
Los actos de cortesía comunes para ayudar a
nuestros hijos, como proporcionarles agua o un
lugar seguro para recuperarse de la experiencia,
harán que comencemos a construir una relación de
mutua confianza con ellos.
4. Contener emocionalmente
A veces, lo único que necesitan es una oportunidad
para “desahogarse” o compartir sus sentimientos o
frustraciones. En muchas ocasiones, ellos pueden
encontrarse en shock, por lo que tendremos que
orientarles en espacio y tiempo de una manera no
agresiva, adaptándonos a la realidad del niño o niña.
5. Tranquilizar de forma realista
La frase “todo va a estar bien” no es realista. Pero
frases como “lamento lo ocurrido” o “entiendo cómo
te sientes”, “no me voy a mover de aquí hasta que
todo esto pase”, pueden ayudar a nuestros hijos a
ver sus reacciones como normales.
6. Asistencia práctica 8. Pautas de afrontamiento
Ofrecer ayuda práctica atendiendo las necesidades La labor más importante es la de normalizar
e inquietudes inmediatas. Hay que identificar las síntomas. Los ejercicios de descarga y respiración
necesidades más inmediatas, desarrollar un plan profunda ayudan a reducir la sensación exagerada de
de acción ágil y actuar para atender la necesidad. estado de alerta o tensión física, así conseguiremos
El elemento primordial en una niña o niño en crisis reducir su nivel de actividad fisiológica y les
es la necesidad de sentirse seguro. daremos una herramienta de afrontamiento ante
7. Conexión con la red social de apoyo posibles futuros síntomas.
Ayudar a establecer contactos breves o a largo 9. Enlace con servicios de colaboración
plazo con personas de apoyo primario u otras Mantén contacto con los servicios médicos o de
fuentes de apoyo, incluyendo a otros miembros de emergencia disponibles que se necesiten en el
la familia como los abuelitos, afirmará su sentido momento o en el futuro.
de pertenecía y seguridad.
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