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EDIPO.

Pensar el Edipo en tiempo no nos debe hacer creer que hemos vuelto a la “evolución” sino que
estaos hablando de momentos, que se despliegan como momentos de algo que se encuentra
estructurando las relaciones fantasmáticas de os sujetos con sus objetos de amor y deseo.
Tiempos lógicos y no solamente cronológicos.
D
1er TIEMPO. “CÉLULA NARCISISTICA” M
x

El primer tiempo lógico y cronológico es la célula narcisística madre hijo. Tiempo


fundamentalmente imaginario, donde lo simbólico opera en bambalinas, haciendo el marco para
esta imagen sea lo que es
Madre-Falo-Hijo. Madre que posee aquello que la completa, madre que se siente sin falta, madre
que olvida la castración. Esta posibilidad “de olvido” reside en la manera en que está dado el
elemento ausente en este tiempo, el Nombre del Padre en la Madre.
El tránsito del propio Edipo de la madre es necesario para que sea un tiempo de satisfacción
mutua, tiempo de unidad nacisística, tiempo donde se satisface con el cuidado y sostenimiento del
niño y que es retribuida con el dejarse cuidar y alimentar.
El modo en que este deseo es depositado en el niño se haya en conexión con el modo en que
esta madre incorpora la la ley de prohibición del incesto, es decir que aunque el padre no esté
presente, lo está a través de lo que la prohibición instauró en la madre.
La ley de prohibición tiene dos caras: no te acostarás con tu madre y no reintegrarás tu producto.
Desear algo implica, algunas veces dirigirnos hacia el objeto que aparece como pudiendo
colmarnos. Según como nos situemos frente a esa falta, podemos dirigirnos ciegamente,
desesperados o quedar paralizados, hacia l objeto que apacigua. A lo que colma la carencia lo
llamamos falo. Entonces el niño será el falo para la madre. Lo será bajo el modo en que la carencia
esté inscripta en la madre.

La madre en este tiempo es la madre simbólica, en tanto ella con su presencia y ausencia permite
regular y producir el “fortda” de la primera simbolización. También es simbólica en tanto es el Otro
de la primera llamada del niñi, aquél que trasnforma la necesidad en demanda.

2do TIEMPO. NP . DM se va la elípsis


DM X

Es el tiempo donde se produce el llamado “Complejo de Castración”. El momento de la angustia


de no ser el falo, ya que entre la madre y el niño surge la figura del padre. Este es el tiempo en que
se efectiviza la prohibición para el niño. Al surgir la prohibición surge el “no”, el limite, lo que queda
fuera.
Subrayamos entonces de lo que se trata en relación a los modos de la falta es de la privación en
la madre. La falta de un objeto simbólico, el falo, en la madre. El agente, el padre imaginario.
El niño al dirigir su mirada a la madre encuentra esos “otros” objetos que la colman, encuentra
que ella mira a otra parte. Esa otra parte será el Otro para el niño, será el padre o lo que haga de
padre. Es decir que se produce una sustitución de la madre al padre en tanto hubo un
desplazamiento del objeto del deseo de la madre.
Lo que allí aparezca funciona como padre porque es la razón de la separación de esa “célula”
primera, es el quiebre de esa completud. Es lo que separa al niño de la madre. Es el encuentro
con que la madre se mueve por otra ley que no es solo el deseo de tener a su niño. Esa ley que la
madre obedece es el Otro de la madre. Es decir que esta ley opera en tanto mensaje en y para la
madre. Al niño llega a través de la madre
Este es un tiempo de odio, rivalidad, y temor al padre, el padre que surge es el padre terrible.
Padre imaginario, padre terrible, que el niño se inventa en tanto responsable de la castración
materna. Padre que aparece como siendo el falo.
Si esta prohibición no es aceptada por el niño se produce una identificación con el falo y toda la
vida de este sujeto pasará por ser o no ser falo.

3er TIEMPO. NP . DM NP A
DM X FALO

Pasamos del padre que prohíbe el deseo al que lo habilita, al que une ley y deseo. En este tiempo
se produce la declinación del complejo de Edipo, el padre ya no aparece como siendo el falo, sino
como el que lo tiene. Se produce un pasaje del “ser” al “tener”. Nadie es el falo, pero puede haber
quien lo tenga, tenerlo no es sólo tener el pene, sino tener aquello que hace deseable a alguien,
poder, prestigio, belleza.
Pasamos del padre que priva del segundo tiempo al padre que da, en la medida en que puede
probar su potencia. Pasamos de un padre privador en el segundo tiempo a un padre donador en el
tercero.
En este punto se produce una identificación con el Ideal del yo, identificación con el padre que lo
tiene, no que lo es. Identificación como forma final del Edipo, promesa, títulos en el bolsillo que se
lleva el niño al renunciar a ser el falo

NP . DM NP A -- A
DM X

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