La palabra “riesgo” proviene de la palabra árabe “rizq”, que hace referencia a lo que
depara la providencia. El concepto de riesgo alude, por tanto, a la probabilidad de una
contingencia o de sufrir algún daño.
Aunque lo parezca y en algunos casos se dé por asumido, el riesgo es algo
consustancial a la condición humana y a la hora de adoptar cualquier decisión se
asume. Centrándose en el ámbito financiero, se habla de riesgo para aludir a la
probabilidad de sufrir una pérdida o quebranto económico.
1. El área de auditoría lee los informes y las desviaciones señaladas por el área
de control de gestión antes de realizar una auditoría, para saber dónde puede haber
desviaciones.
2. El área de control de gestión lee los informes de auditoría para implantar
nuevos indicadores que puedan detectar de forma temprana las desviaciones
señaladas por la auditoría.
La unión de estas dos técnicas nos permite gestionar adecuadamente los riesgos que
ya han sido previamente identificados y evaluados. Incluso, si se presenta alguna
anomalía durante la aplicación de estas técnicas, se podrían encontrar nuevos riesgos
no identificados previamente.
Definición del alcance. Debe ser lo suficientemente claro para definir lo que
hace la empresa.
Identificación de los riesgos. Se trata de identificar la exposición de una
empresa a la incertidumbre. Requiere un conocimiento detallado de la empresa, el
mercado en el que opera, entorno legal, social, político y cultural que lo rodea, así
como el desarrollo de una visión común y coherente con la estrategia y los
objetivos, incluyendo factores críticos para su éxito.
Descripción de los riesgos. Mostrar los riesgos que están identificados de una
forma estructurada.
Estimación de los riesgos. Puede ser cuantitativa, semicuantitativa o cualitativa
en término de probabilidad de ocurrencia con posibles consecuencias, en términos
de amenazas (altas, medias o bajas).
Evaluación de los riesgos. Se comprobarán los riesgos estimados, con criterios
establecidos por la empresa.
Tratamiento de riesgos. Seleccionar y aplicar medidas para modificar el riesgo.
Política de gestión de riesgos. Debe definir el enfoque, el apetito al riesgo y las
responsabilidades de gestión de riesgos en toda la empresa.
El riesgo es la exposición a una situación donde hay una posibilidad de sufrir un daño
o de estar en peligro. Sin duda alguna, la empresa se ve afectada por una infinidad de
riesgos que inciden sobre la propia gestión empresarial y sobre el patrimonio, material
e inmaterial de la empresa.
La Gestión de Riesgos ha de contemplar las principales amenazas de cualquier
empresa. Principalmente, son las siguientes:
Daño de reputación/marca.
Desaceleración económica.
Aumento de la competencia.
Cambios regulatorios.
Delitos/hacking.
No innovación.
Falta de atracción del talento.
Interrupción de negocio.
Riesgo político.
Responsabilidad civil.
Para identificar los riesgos empresariales, es necesario inicialmente tener claridad
acerca de los tipos de riesgos inherentes al carácter de la empresa, con el fin de que
su administración de riesgos sea integral, no fragmentaria y parcial. La variedad de
riesgos puede ser alta, igual que las formas de clasificarlos y abordarlos. Por lo tanto,
no es posible establecer una única clasificación de tipos de riesgos empresariales.
Hay que diferenciar los riesgos generados por el entorno organizacional y los riesgos
generados en la empresa:
Riesgo legal
El riesgo legal se puede definir de varias maneras, aunque las más extendidas son:
La directa de posibilidad de pérdidas, debido al incumplimiento (o
imperfección) de la legislación que afecta a los contratos financieros o la
imposibilidad de exigir el cumplimiento del contrato legalmente.
La indirecta, como riesgo de cambio regulatorio por parte de las autoridades
(gubernamentales) competentes (local, nacional o internacional) de la normativa
de una forma que afecte adversamente a la posición de la entidad financiera.
El riesgo legal se presenta como la probabilidad de producirse pérdidas porque bien
las actividades de la empresa no están conformes con la legislación y la normativa
vigente o porque la contraparte no tiene la autoridad legal para realizar una
transacción. Hay que tener en cuenta que un juicio o disputa legal puede generar
hasta el cierre de una empresa
Escrito porEALDE
Categorías GESTIÓN DE RIESGOS
Fecha4 JUNIO, 2019
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TagsGESTIÓN DE RIESGOS, MAPA DE RIESGOS, RIESGOS LEGALES, SISTEMA DE GESTIÓN
DE RIESGOS
Las empresas de mayor reputación son las que más se cuidan de incurrir en riesgos legales.
Las organizaciones deben evaluar bien sus riesgos y no afectar la marcha del negocio con
actos que afecten su reputación.
Las amenazas que se derivan del incumplimiento de obligaciones legales y contractuales
deben tenerse en consideración a los efectos de disponer de un mapa de riesgos completo,
así como de un sistema de gestión de riesgos que permita identificarlos, valorarlos y
gestionarlos de forma adecuada.
Tipos de riesgos legales
Los riesgos legales pueden clasificarse a su vez en:
Corporativos.
Activos.
Contractuales.
Litigio.
Regulatorios.
Constitutivos.
Territoriales.
Extintivos.
De los distintos riesgos expuestos se deduce que los riesgos de naturaleza jurídica de la
empresa están multilocalizados y que cada área funcional aglutina tanto riesgos generales
como los propios de su realidad específica. Esta circunstancia impide aplicar un único
patrón de control de riesgos legales a todas las áreas funcionales, so pena de que lo útil para
una sea inútil para otra.
Desde luego, los responsables de las distintas áreas funcionales debieran conocer en esencia
los focos de riesgos jurídicos susceptibles de afectar a sus respectivas actividades, aunque
no sean profesionales del derecho.
Normativa
En este contexto, a las distintas divisiones de la empresa le van a afectar distintas
normativas.
Normativa de publicidad.
Normativa de derechos de consumidores.
Normativa de competencia ilícita.
Normativa de protección de distintivos.
Normativa de etiquetaje.
Compras y Ventas deben tener en cuenta: