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Por un peronismo asambleario: sobre el programa de acción política del

Frente Peronista de Liberación Cultural “Hugo Arrieta”.

Martín Lavella. Profesor en filosofía. UNR. Centro de Estudios para el


Pensamiento Argentino. martinlavella@express.com.ar

A través del análisis de tres documentos de los años 73’ y 74’ reunidos
en un folleto del Frente Peronista de Liberación Cultural “Hugo Arrieta”, grupo
coordinado por Rodolfo Kusch, mostraré los elementos doctrinarios y
programáticos de la acción política del Frente.
De dichos elementos, destaco el rol que se le otorga a la organización
de asambleas populares, en una suerte de proyectada construcción de un
peronismo horizontal y desde abajo hacia arriba. Asímismo, la ausencia del
Estado lo asimila a planteos de corte libertario.
Intentaré mostrar como la concepción de la política y del peronismo
aparece en algunas de las obras de Kusch, como América profunda, El
pensamiento indígena y popular en América, La negación en el pensamiento
popular y Geocultura del hombre americano. Veremos la correspondencia entre
lo expuesto en los documentos del Frente y ciertos aspectos del programa
político aparecen expresados en las dos últimas obras mencionadas.

1. El folleto

En el presente trabajo realizaremos un análisis de un folleto


mimeografiado, que contiene tres documentos fechados en febrero de 1973 el
primero, y en junio de 1973 los restantes. Termina con dos citas de Juan D.
Perón de febrero de 1974, por lo que suponemos que su publicación es
posterior a esa fecha. La tapa y la contratapa son de color celeste, los
interiores y las doce páginas que contienen los documentos son blancos.
Celeste y blanco, como nuestra bandera.
En la tapa leemos el nombre de la agrupación: Frente Peronista de
Liberación Cultural “Hugo Arrieta”. En nuestro análisis, daremos cuenta del
porqué de cada uno de estos términos. En cuanto al nombre propio, Hugo

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Arrieta, fue un integrante del grupo, disminuido visual, fallecido en un accidente
de tránsito. En la tapa se enumeran los títulos de los documentos del Frente:
con el número 1, “El Peronismo como Revolución Cultural”, con el 2, “Plan de
acción cultural” y, finalmente con el 3, “Los sectores medios y las culturas
nacionales”. Al pie de la tapa una sigla: I.C.A., Instituto de Cultura Americana.
La contratapa se abre con la misma sigla y con el coordinador del
Instituto: Rodolfo Kusch. A continuación se enumeran los integrantes del comité
de trabajo: “Ramón Vera, Elizabeth Kusch, Beatriz Martinez, Alfredo Yakuzzi,
R. Pertierra (sic.), Pablo Elias Chilimino, Noemí Matucci, Jorge Rulli, Susana
Barbero, Cristina Ricci, Miguel Olivera, Nelly de Olivera, Aldo Baridón”.
Estudiantes, poetas, artistas plásticos, actores, integrantes (después) de
distintas agrupaciones políticas como el Movimiento de Inquilinos Peronistas,
las Fuerzas Armadas Peronistas o Montoneros. Cierra la contratapa una
dirección: “Alsina 1569 1º piso of. 107 Buenos Aires”, y con una frase: “El
peronismo es una revolución cultural”, con el “es” subrayado, enfatizando el
carácter definitorio de lo que se afirma.

2. La doctrina

El primero de los documentos del folleto, fechado en febrero del 73’,


lleva el título de “El Peronismo como Revolución Cultural”, e involucra tres de
los términos que nombran al frente como agrupación política. En este texto se
fundan las bases doctrinarias de la agrupación, que se verán plasmadas en
forma programática en el documento siguiente.
Comienza definiendo el sentido político del concepto de cultura,
operativo en términos políticos. La cultura no debe basarse en análisis ni
económicos, ni sociológicos, ni históricos. Más bien hay que entenderla “en su
sentido general”, que comprende desde los “utensillos” a la “conducta diaria”. A
través de ellos puede llegarse a sus “raíces”, detrás del “saludo, del mate, del
vos, de la comida de todos los días y también del insulto” (Kusch et. all, s.f,
p.1). Esta enumeración nos permite entender que el concepto de cultura para
Kusch et. all (s.f) es un término integral, pero que apunta a las “raíces”, en tanto
involucra no sólo objetos, sino también modos de actuar y de expresarse detrás
de los cuáles habría un fundamento, expresados en términos de “valores”:

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“donde se sabe lo justo y lo injusto, lo bello y lo feo, en suma, en todo eso que
sostiene nuestra vida” (p.1).
Este fundamento se encuentra en el pueblo y es su posibilidad de ser.
Es un concepto dinámico, “exige la acción de los integrantes de una
comunidad, y que entonces se expresa políticamente. A través de la política un
grupo humano pone en práctica sus valores culturales para sobrevivir como
grupo” (Kusch et. all, s/f., p.1). Recapitulando, el concepto de cultura
kuscheano debe entenderse como correlativo de la noción de comunidad, aquí
expresada como el pueblo. Y el fundamento de la cultura comunitaria son sus
valores, que determinan la praxis. Toda acción política debe conocerlos y
entenderlos, en el sentido de lo que está a la base de todo comportamiento y
que constituye el “horizonte simbólico de una cultura”, en tanto posibilidades de
ser de una comunidad. De ahí la impugnación sobre cualquier cambio, basado
en argumentaciones racionales, porque esos valores no fueron elegidos por
decisión racional, sino “emocional”, es decir, frente al conocimiento, predomina
la “intuición”. Este es el sentido del rechazo a las teorías de cuño marxiano,
que se expresan en “partidos fuertemente Intelectualizados” o en una “clase
media colonizada” (Kusch et. all, s.f., p.2).
Lo que se propone es cambiar el “modelo de hombre que sirve de
referencia a la praxis”. Si la base es material, económica, “implica un modelo
de hombre concretado en necesidades” (Kusch et. all, s.f., p.2). Ampliar el
concepto de hombre incluye la “prioridad de lo cultural” sobre los otros, incluso
los económicos.
A continuación viene la frase que conecta esta prioridad de lo cultural
con el peronismo: “Y el Justicialismo contempla esta posibilidad para América”
(Kusch et. all, s.f., p.2). Seguido, se ofrecen dos citas de Perón que justifican
los fundamentos doctrinarios del Frente. Queremos aclarar que en este
documento es la primera vez donde Kusch cita textualmente a Perón. La
primera dice que “el patriotismo de nuestros días va más hacia las formas
positivas de solidaridad”, la segunda que “el hombre está más inclinado a amar
a los demás hombres que a las cosas” (Kusch et. all, s.f., p.2). Perón, dice el
texto, “Hace girar el problema en torno a un valor, y este valor es el que
moviliza al hombre” (Kusch et. all, s.f., p.2). El hombre hace una evaluación de
la injusticia y luego lucha, “por eso también Perón califica de Socialismo al

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Justicialismo pero advierte que aquél está tomado en un «en un sentido más
simple», porque «ha de ser aquél donde una comunidad se realice de acuerdo
con sus condiciones intrínsecas».” (Kusch et. all, s.f., p.2-3). Estas citas son de
dos fuentes, Política y estrategia, publicado con el seudónimo Descartes y de la
entrevista de Octavio Gettino y Pino Solanas, Actualización política y
doctrinaria.
En las líneas que siguen se establecen la unión de los términos que
denominan al Frente como peronista de liberación cultural y, a su vez
encontramos el nexo entre el pensamiento de Kusch con el peronismo, aquí
expresando doctrinariamente en el concepto de cultura: “Es el sentido profundo
del Justicialismo. Quiere imponer lo justo porque así lo exigen «las condiciones
intrínsecas» del pueblo. Por eso el Justicialismo es ante todo una revolución
popular que quiere imponer su voluntad cultural para que haya justicia” (Kusch
et. all, s.f., p.3). Es más, toda otra concepción antropológica basada en otros
supuestos pertenece a la “burguesía”, a “Occidente” o a concepciones
decimonónicas (Kusch et. all, s.f., p.3). Y a continuación basa esta
interpretación en la historia del peronismo:
El pueblo concibe al hombre en su totalidad, como que tiene valores y
obra entonces movido por su cultura exigiendo lo justo. Sólo así se entienden
las migraciones del pueblo cuando comenzó el Movimiento. Eligió un líder que
pedía también lo justo. Se confía en él. Mientras el enemigo incita a juzgarlo.
El pueblo sabe del acto de fe. El enenigo quiere destruir la fe pero no lo logra.
Hay detrás del movimiento, entonces, una voluntad cultural y eso lo torna firme.
En suma, el Justicialismo es en realidad una revolución cultural. (Kusch et. al,
s.f., p.3)

3. El programa

En el mismo documento se establecerán las bases programáticas para


la acción política. Afirma Kusch et all. (s.f): “El problema fundamental en la
acción política es entonces establecer un diálogo básico con el pueblo.” (p.3-4).
Diálogo que tiene dos fases, una para tomar el gobierno y otra para tomar el
poder. La primera etapa está realizada, sostiene Kusch, resta la segunda: “el

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poder no se logra sino es entablando un diálogo que penetre la cultura misma
de un pueblo” (p.4). Diálogo que requiere tiempo e:
Implica la cultura propuesta por el pueblo, toda su voluntad y su
exigencia ética, y el horizonte simbólico en el cual se desarrolla. Para esto es
preciso organizar una estructura que reúna al pueblo para posibilitar el diálogo
y que se llamarán Centros de Cultura Popular (Kusch et all.,s.f, p.4).
Se trata de crear red de centros en los que se reúna el pueblo: “Ante
todo deben funcionar en las Unidades Básicas” (p.4). Éstos Centros tendrán
dos funciones, una más inmediata, “un área de ubicación popular” (p.4),
centrada en inserción laboral y cursos de formación, la otra, más importante, el
área de intercambio o diálogo propiamente dicho, en el cual pequeñas
asambleas populares locales dicen sus propuestas culturales políticas. Es
precisamente esta última área que habrá de proporcionar el material popular
necesario para que pueda vertebrase el poder de que habla Perón (Kusch et
all., s.f, p.4).
Esto es lo novedoso del planteo programático de Kusch, no se trata de
un peronismo basado en la organización del estado y de sus instituciones, sino
que a través de asambleas locales se irán recogiendo las propuestas que
exprese el pueblo. Tampoco es la tarea de una vanguardia, la que encabezará
la liberación del pueblo, sino que para Kusch, el personal de los Centros:
debe estar provisto de una pedagogía específica de la liberación. No se
trata de imponer conocimientos, sino de liberarlos en el educando. Es éste el
que contribuye a fundar el conocimiento que recibe. Esto es fundamental ya
que sólo así se logrará ajustar las estructuras científicas ya conocidas a las
exigencias del mismo pueblo, se trata de que el pueblo tenga «su ciencia»
ecológicamente fundada y, además en total acuerdo con su propia cultura.
(Kusch et all., s.f, p.4).
Así termina el primer documento, con una frase que se repetirá en los
restantes: “SIGUIENDO LOS LINEAMIENTOS DEL GENERAL PERON!!!”
(p.4).
Llegamos así al segundo de los documentos del folleto. El título del
mismo, “Plan de acción cultural”, indica que llegamos a la parte programática
del Frente. Comienza con la frase de Perón sobre las “condiciones intrínsecas”

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de la acción político cultural con dos caracteres: rescate de la comunidad y el
desarrollo de sus condiciones culturales
La acción cultural que propone Kusch tiene la misión de descolonizar al
pueblo:
una comunidad justa y solidaria, en la que cada una reciba la ayuda, que
los demás están en condiciones de prestarle y además los socorros en los
momentos de desgracia, que todos tienen en algún momento de su vida, será
amada por todos (Kusch et all., s.f,: p.5)
De ahí el “plan dinámico”, que consiste en “realizar la operación inversa
y tratar de que el pueblo proponga sus propias pautas culturales.” (Kusch et
all., s.f, p.5). La propuesta de acción cultural tiene cuatro áreas. La primera de
“descolonización cultural”. Este es el fin de las asambleas culturales y
populares. Un conjuto de equipos constituirán centros culturales en cada
comunidad. ¿Cuáles son las comunidades culturales? “una villa de emergencia,
un barrio, un caserío, un grupo linguistico en una provincia” (Kusch et all., s.f,
p.5). No sólo lo geográfico ordena la comunidad, sino el lenguaje compartido
puede ser un criterio. Los “equipos culturales móviles integrados por gente
joven que estén compenetrados con la doctrina justicialista”, con función de
ubicación de las comunidades, creación de los centros y convocatoria a las
asambleas (Kusch et all., s.f, p.5). Por su parte, los centros, se encargarán de
nuclear la actividad cultural, con talleres, cursos, todo tipo de actividades que
tienen como fin reunir a la comunidad.
Por fin, las asambleas culturales: “Serán convocadas a modo de fiestas
populares por los equipos, a partir de los centros. Tendrán como fin la
integración de las comunidades menores en una mayor.” (Kusch et all., s.f,
p.7). Se va perfilando que el sentido de horizontalidad de esta asambleas y que
la construcción es de abajo hacia arriba.
La segunda área, “de movilización cultural”, tendrá como función de ser
el canal y el nexo para que la comunidad se reúna y se exprese. La idea de
que se realice en la forma de fiestas, es la “de rescatar el sentido épico del
pueblo”.
Se intentará superar la división de las artes (plástica, teatro, literatura o
cine) e incluir economía y ciencia. Se prevee la creación de una “universidad
popular” (Kusch et all., s.f, p.8), con un esquema de tres ciclos: uno básico de

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alfabetización. Lo novedoso es que primero se enseñará el idioma materno y
luego el castellano, es decir, se prevee una alfabetización bilingüe. El ciclo
medio, de “formación del ciudadano justicialista”, cuenta con los siguientes
puntos: historia “según la perspectiva justicialista” y ciencia y tecnología
basados en la comunidad y en la “ubicación del educado en el ambiente” (p.8).
La construcción del conocimiento tambien se piensa con un sentido horizontal y
ecológico, sostenible, según un concepto de moda en nuestros días. Por
último, el ciclo superior de especialización con las mismas bases locales.
La tercera de las áreas, de “asistencia”, tendrá por función la ayuda
inmediata en la capacitación e inserción laboral y escolar y también “incidir en
la vida familiar a raíz de festejos propios de ésta (cumpleaños, casamientos),
etc.” (Kusch et all., s.f, p.9). Por último, el área de elaboración, analizará y
sistematizará lo obtenido en la asamblea.
El tercer y último documento, titulado “Los sectores medios y las culturas
nacionales”, trata del rol de la clase media. El problema es su actitud frente a la
cultura. Existen “dos códigos culturales paralelos. Uno pertenece a un mundo
popular e indígena, y el otro a los sectores medios y superiores.” (Kusch et all.,
s.f, p.9). La necesidad de la acción del Frente es la de integrar no mezclar. Nos
preguntamos por el caráter de la mencionada integración, se afirma que “hay
que invertir el sentido de la cultura de los sectores medios”, otorgándole la
misión de rescate de los modelos populares. Lo mismo en ciencia, economía,
antropología y sociología. Será “imprescindible someter a estas ciencias
mediante el ejercicio crítico a un serio condicionamiento de las mismas a los
problemas americanos” (Kusch et all., s.f, p.10). El ejemplo es el del “sistema
de prestación indígena aymara”, aquí se vuelven a repetir la crítica al
desarrollismo y a la cooperativización. El desbloqueo de la colonización de la
mentalidad de los sectores medios se logrará con “provocar en los sectores
medios sentido crítico a sus propios modelos” (Kusch et all., s.f, p.11). Y, lo
básico, el rescate y legitimación de la expresión de los valores populares.
Ambas acciones, sentido crítico de la clase media y la legitimación de la
expresión popular, son para Kusch, la posibilidad de una cultura nacional.
El folleto se cierra con dos citas de Perón, del 14 y del 18 de febrero de
1974, tomadas de un discurso dado en el marco de la “Segunda reunión con la
Juventud Peronista” y de un reportaje realizado en la Televisión Española.

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Las asambleas, tienen una larga tradición en la historia humana.
Institución basada en la democracia directa, se opone a la representación,
parlamentaria, burocrática o de separación de poderes. Que no intervenga el
estado, aproxima el ideal de la comunidad a ciertos planteos libertarios, no
centrados en el individuo, sino en el movimientismo. Para poner un nombre de
la tradición libertaria, habría uan cierta afinidad con los planteos de Mijail
Bakunin.

4. La obra

En las obras completas de Rodolfo Kusch también econtramos estas


ideas. En América Profunda, el peronismo es la “dimensión política del hedor”:
como la “oposición irremediable de hedientos contra pulcros, sin encontrar
nunca el término medio. Así se sucedieron Tupac Amarú, Pumacahua,
Peñaloza, Perón como signos salvajes.” (Kusch, 2000, p. 15). Luego, cuando
trata la división entre “gran historia” y “pequeña historia” (Kusch, 2000, p.153),
prehistoria e historia están reflejadas socialmente como masa y élite, pero
vinculadas por una “necesidad de ajuste” que se da en el “en el plano biológico
de la especie” (Kusch, 2000, p.154). Las masas escogieron a Napoleón en
lugar de Robespierre, San Martín fue seguido por los sucesos del Año XX,
entonces pregunta Kusch (2000): “¿No es ese el significado de Perón?”
(p.155).
El concepto de fagocitación (Kusch, 2000, pp. 6, 18-9, 92, 177, 179 y
ss) elabora lo anterior en un plano ontológico. Para Kusch (2000), el peronismo
es ejemplo del proceso:
Una experiencia como la del peronismo fue patente, porque éste
reabsorbió a la gente del interior pero no supo usar las estructuras occidentales
que se daban aquí. En eso mismo radicaba lo positivo del movimiento: hizo
entrever la senda por la cual esas estructuras deben tomar su verdadera forma.
(p. 210)
También: “[...] sólo porque Perón no creía, como buen criollo, en el
fondo, en los objetos de la gran ciudad, pudo fingir una rigurosa
occidentalización y, a la vez, promover en su palacio la corrupción, las tacuaras
o los descamisados” (Kusch, 2000, p.225).

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En el Pensamiento Indígena y Popular en América, leemos:
Todo se escurre entre los opuestos, y depende de su equilibrio. [...]
cuando nuestro pueblo ve a los héroes gemelos en Perón y Evita, [...]. Un
mundo que juega al azar entre opuestos, y éstos, como macho y hembra
originales, se reparten el mundo y a su vez crean el azar (Kusch, 2000, p. 229-
30).
También: “Ya sólo la invasión del campesinado en la época de Perón,
reactualizó, aunque temporariamente, este antagonismo”, (p.441). O, sobre la
“espesa estructura biológica del peronismo” (p.465). La sociología no puede
explicar científicamente a esa masa es:
presentada como una población política, social y económicamente
disponible, considerada [...] como resultante de una migración interna que, en
momentos dados, en cuanto se incorpora a la gran ciudad, se aglutina, por
ejemplo en el peronismo, y da muestras de una fuerte cohesión interna.
(Kusch, 2000., pp.459-60). Para Kusch (2000), el peronismo, “surgido de una
disponibilidad política, constituye un fenómeno evidentemente ‘paradojal’”
(p.465). Su ventaja, que lo convierte en
una expresión profundamente americana, estriba en que, [...], sigue
siendo un partido sin doctrina, aglutinado en torno a una personalidad
carismática, sostenido por motivaciones estrictamente emocionales, y cuya
extraordinaria coherencia se explica porque todo él esta alentado por un
requerimiento profundo de lo absoluto. (Kusch, 2000, pp.543-4).
Cómo vemos, aquí están los elementos principales de la doctrina del
Frente: es el peronismo parte de la cultura del pueblo, por motivos emocionales
y por azar, es el lugar para refundar una Argentina integrada en base al pueblo.
Posteriormente, en La Negación en el pensamiento popular, afirma:
La base de nuestra razón de ser está en el subsuelo social. Es lo que
demuestra el peronismo y éste, a su vez, es la consecuencia de una verdad
que América viene arrastrando a través de toda su historia. Fue la verdad que
alentaba detrás del Inca Atahualpa y es la que sigue palpitando, aún hoy,
después de la muerte de Perón. (Kusch, 2000, pp.569-70).
Lo curioso en este libro, es que al proponer “texto ejemplar”, entre los
posibles textos a elegir, menciona a Eva Perón, o a Gardel (Kusch, 2000,
p.572), sin mencionar a Perón. En otro orden de ideas, leemos que:

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La entrada en el peronismo, por parte del pueblo, es pensado por éste a
nivel de opinión, como algo hacia donde ‘uno se deja llevar’. Se trata de
someterse al carisma o, mejor, a la revelación. Y no puede ser de otra manera.
La finalidad de la opinión es la revelación, y sólo ésta sirve para el existir. No
cabe otra solución. (Kusch, 2000, p.592).
Kusch hace hincapié en la negación de la vigencia de la historia, con su
correspondiente dimensión política (Kusch, 2000, p.638). En el resentimiento
de la clase media se da la negación. Por ello: “nunca en política trataríamos de
llevar a sus últimas consecuencias qué pasa con el pueblo peronista”. Así:
“Perdemos de vista entonces el objeto propio que mueve al peronismo o sea el
pueblo porque no entra en las categorías de nuestra sociología” (Kusch, 2000,
p.652). El resentimiento, oculta en su interior algo de seducción: “Por eso
nuestro resentimiento y por eso nuestro mestizaje, y por eso, también, la
fascinación ante el peronismo como una propuesta para vivir que nos invierte el
sentido” (Kusch, 2000, p.653). El problema de la filosofía es el problema de la
liberación. Para ésta hay un “mecanismo de la rebelión”: “La rebeldía se abreva
en todo el estar, con toda su energía disponible, sin saber adonde va. El
peronismo tiene, en lo profundo esa característica” (Kusch, 2000, p.669).
Leemos en Kusch:
El peronismo, por ejemplo, es en el fondo una anti-doctrina porque
no dice claramente que hay que hacer, ya que es el planteo de un nuevo
modo de estar del cual no tenemos conciencia clara pero que
presentimos. No se entiende el peronismo si no es a partir de un pueblo
que propone, a través de él, un estilo de vida o de estar. La contradicción
interna de ese partido radica en que al ingresar la clase media se impone
la burocratización de esa propuesta de estar. Nuevamente se emplea la
afirmación científica, las ideas externas e importadas en economía y
sociología para poder controlar en este caso al peronismo. Se lo coloniza
nuevamente para subordinar el estar a un modo de ser que es ajeno a
uno. (Kusch, 2000, pp.671-2)
Aquí, encontramos una referencia a la colonización de la clase media, en
términos emocionales.
Llegamos así a 1976 y a Geocultura del hombre americano:

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Entre otros temas se aborda la cuestión del “proyecto peronista para la
universidad” (Kusch, 2000, p.15), que consistiría en una “reconexión con lo
popular”, por la que “comprenderíamos al fin el sentido real del voto, por
ejemplo, del pueblo por Perón [y] habría hermandad, en suma, comunidad
organizada, esa que no logramos constituir” (Kusch, 2000, p.16).
La obra tematiza la “doble polaridad” entre ciudadanía y “la constante
presencia de un pueblo silencioso”. La oposición histórica entre Buenos
Aires y el interior o lo mediterráneo. El interior, “se eclipsa después de 1853,
[...], para que luego de varias vicisitudes reaparezca con la fuerza principal
del peronismo.” (Kusch, 2000, p.59). El otro oscilará, con “un ritmo contrario
a la cultura popular”, lo que da como resultado un país híbrido, sin “diálogo
entre la propuesta civilizadora y el lenguaje que habla el pueblo”. (Kusch,
2000, pp. 90-1). Con “dos concepciones de mundo diferentes [...]
funcionando según lógicas opuestas”, una blanca y otra negra; o una
afirmativa y otra negativa, donde: “El pesimismo de la negación irrumpe en
1820, en el gobierno de Rosas, en Irigoyen, en Perón. La euforia de la
afirmación se da sólo en figuras como Belgrano, Rivadavia, Sarmiento, Mitre,
la oligarquía del 30” (Kusch, 2000, pp. 94-95).
Hay que invertir la lógica:
Desde Sarmiento hemos pensado que hay que educar al soberano.
Pero no era así, el soberano en momentos críticos encuentra, muy a pesar
nuestro, su caudillo a quien educa y a quien impone a los pequeños grupos
de economistas utópicos (Kusch, 2000, pp. 96-97).
Entonces: “El peronismo surge como una presión del sujeto cultural
latinoamericano sobre nosotros, los sujetos pensantes”. El pueblo “ejerce sobre
nosotros una presión silenciosa, por ejemplo vota por Perón y dispone de
nosotros” (Kusch, 2000, p.187). Pero, entre este sujeto y nosotros hay una
distancia cultural, donde el instrumental occidental “impide ver el límite
simbólico de la cultura” (Kusch, 2000, p. 197). Porque lo “genuinamente político
en América surge como en el caso del peronismo a partir de una decisión que
escapa a la indagación occidental. Se proclama un líder a partir de una base
que no somos nosotros, sino el peón de campo” (Kusch, 2000, pp. 198-99).
El “hecho de que predomine entre nosotros el acontecer y no el ente, lo
prueba el regreso de Perón que no fue provocado precisamente por el voto de

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los sectores medios, sino por el del pueblo” (Kusch, 2000, p.226). Estar se
asocia a vivir, “al vivir animal. Es el vivir sin más que se rodea de cultura,
entendida ésta como universo simbólico, y que sirve para encontrar el amparo.
Por eso es ético y no gnoseológico” (Kusch, 2000, p.227).
El sentido del universo simbólico lo muestra la
urgencia por apetecer del caudillo, que, visto no con ojos políticos sino
simplemente del que examina un estilo de vida, sin suponer nada
sociológicamente sobre el tema; o sea en suma haciendo realmente
fenomenología, cabe advertir que este caudillo pertenece a un margen del
‘estar’, que, de paso, ‘es’” (Kusch, 2000, p.238).
Por último, la experiencia de Luis Rojas Aspiazu en la comunidad
quechua de Waykhuli, cerca de Cochabamba (Bolivia) ofrecería un modelo. El
sistema se asienta en las bases tradicionales, como el trueque en los
almacenes existentes en comunidades, y la prestación o ayni. Kusch cree en la
posibilidad de instrumentación de este tipo de economía basada en la fuerte
carga cultural que despliega. Estos comportamientos arquetípicos ilustran:
lo que se hizo en 1946 en Argentina. Una política de reculturización, a
partir de lo popular mismo, abrió la posibilidad de satisfacción colectiva de
necesidades y el restablecimiento de circuitos propios de alimentación, en
razón de ir acompañando de una recuperación de la cultura popular en general
(Kusch, 2000, p. 330).
Así propone una “reculturización de los enfoques científicos, como
también de los grupos sociales”, que “restituiría una economía fundante”, de la
que dependería “el comportamiento objetivo y matematizado de una fuente de
valores y a partir de una ritualidad del vivir, como por ejemplo se intentó en
Argentina en 1946” (Kusch, 2000, p. 333).
Podemos ver que, en la propuesta kuscheana de alternativa se basa en
instituciones como el ayni y el ayllu, en esto lo podemos comparar con la
mirada que tuvo Mariátegui desde el marxismo. Pero el filósofo argentino ve
esas potencialidades políticas del pueblo argentino en el peronismo. Entendido
como el momento en que el pueblo argentino encontró su expresión, el
programa político de asambleas populares para una nueva institucionalidad del
país, lo coloca, dentro del peronismo, como una de las propuestas más
originales que hubo dentro de las alternativas políticas de los años setenta.

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5. Bibliografía

 Descartes (Perón, Juan D.) (1952). “El índice patriótico y la guerra”. En


Política y estrategia (no ataco, critico), Buenos Aires, Argentina.
 Kusch, R. et all. (s.f), Frente Peronista de Liberación Cultural “Hugo
Arrieta”. Buenos Aires, Argentina: Instituto de Cultura Americana.
 Kusch, R. (2000), Obras completas. (Vol. 1-4) Rosario, Argentina:
Fundación Ross.
 Perón, J. D., Solanas, F. E., & Getino, O. (1974). Actualización política y
doctrinaria para la toma del poder. Pevuel Ediciones.

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