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10 añ os Sanidad privatizad y COVID

Seis gráficas para entender diez años de privatizaciones y


recortes en la sanidad madrileña 
La pandemia ha demostrado cómo de
importantes han sido los recortes en gasto
sanitario, plantillas, atención primaria y salud
pública en la Comunidad de Madrid.

CARMEN SAN JOSÉ 


AUDITA SANIDAD.
GRUPO DE AUDITORÍA CIUDADANA DE LA
DEUDA EN SANIDAD 
9 JUL 2020

La pandemia del SARS-CoV-2 ha desatado una


crisis sanitaria que ha puesto de manifiesto la
situación por la que estaban atravesando los sistemas
sanitarios públicos, sobre todo en los países
occidentales. Italia, Reino Unido, Francia o el
Estado español han sido buena prueba de ello.
Desde la década de los ochenta y la
contrarrevolución neoliberal, se fueron extendiendo
políticas que preconizaban menos Estado y más
mercado, incrementándose la penetración del sector
privado en los servicios públicos. En la Unión
Europea, desde el Tratado de Maastricht, los Estados
miembro fueron adaptando legislaciones y
normativas para que esto fuese una realidad.
En el Estado español se dieron los pasos necesarios
en la misma dirección a partir del Informe Abril
(1991), cuyas recomendaciones pretendían
fragmentar los servicios de salud, incrementar la
competencia y la libre elección de profesional y
centro sanitario. Con la Ley 15/1997 se avanzó en el
camino de privatizar servicios, centros y hospitales.
Hoy, existe toda una normativa que abunda en el
mismo sentido, como la que permite recurrir a la
colaboración público-privada para la construcción de
infraestructuras sanitarias. 
Así, incluso en los años más duros de políticas de
ajuste después de la crisis del 2008, se pudieron
construir hospitales mediante esta fórmula sin que
las administraciones públicas incurriesen en déficit,
según obligaba el Plan de Estabilidad y Crecimiento
de la UE. Sin embargo, sí incide en un incremento
de la deuda de las administraciones públicas.
Quizás el cambio legislativo más negativo en cuanto
a recortes de gasto público y que a su vez alentó a
proseguir por el camino de las privatizaciones fue el
que sufrió el artículo 135 de la Constitución
Española, cuya nueva redacción, en 2011, prioriza el
pago de la deuda frente a la inversión pública. 
Aunque no todas las comunidades autónomas
siguieron la misma política sanitaria, sí recurrieron
en mayor o menor medida a las privatizaciones tanto
gobiernos del PSOE, del PP, como nacionalistas. De
tal forma que si analizamos por ejemplo los fondos
públicos que se trasfieren al sector sanitario privado
debido a la realización de conciertos, las cantidades,
según lo publicado por el Ministerio de Sanidad en
el año 2018, oscilan entre el 26% de Cataluña al 3,5
% de Cantabria, pasando por el 10% de la
Comunidad de Madrid o el 4,2% de Andalucía.
La Comunidad de Madrid supone un ejemplo
paradigmático en el que un gobierno del PP que
lleva 25 años en el poder ha recurrido a diversos
mecanismos para introducir el mercado, y además ha
recortado en sectores sanitarios estratégicos como
luego se describe. Todo ello no ha evitado que su
deuda crezca de manera importante como pone de
manifiesto el gráfico 1.

Las privatizaciones en la Comunidad de Madrid


comenzaron en los años 90 en los servicios mal
denominados “no sanitarios”, aunque son servicios
imprescindibles para que lo sanitario pueda
funcionar. Así ocurrió con la limpieza, comidas,
mantenimiento, documentación, la introducción de
toda la digitalización, la recogida de sangre o
lavandería de los hospitales públicos. Se continuó
con el Plan de Infraestructuras Sanitarias 2004-2007
para la construcción de siete nuevos hospitales
mediante la fórmula de concesión de obra pública (o
modelo PFI, por sus siglas en inglés de Private
Finance Initiative). Y posteriormente con el Plan de
Infraestructuras 2007-2011 para la construcción de
cuatro hospitales con la fórmula de concesión
administrativa. En los primeros siete la
concesionaria se queda con los servicios “no
sanitarios” para su explotación, y el personal
sanitario lo pone el Servicio Madrileño de Salud
(SERMAS), y a la concesionaria se le retribuye con
un canon anual. En los cuatro hospitales de
concesión administrativa, todo el hospital lo explota
la empresa adjudicataria a quien, en base a la
población a la que da cobertura, se le retribuye el
servicio en base a un cálculo per cápita.
Ambos modelos han supuesto unos sobrecostes para
el erario público muy superiores a lo que hubiese
supuesto si las obras las hubiera realizado la propia
Administración Sanitaria. Además, se cerraron tal
número de camas en los grandes hospitales públicos
que a pesar de la apertura de 11 hospitales, el
balance final de camas es negativo, pues en año
2008 había 14.957 camas instaladas en el SERMAS
y en el 2018 hay 14.334 camas. Y como se puede
observar en el gráfico 2, las camas disponibles por
1.000 habitantes en la comunidad son 2,75 por
debajo de la media de las CCAA que son 2,97. De
cualquier forma ésta es una cifra muy alejada de la
media de la UE-28 que asciende a 5,04 camas por
1.000 habitantes, como refleja el citado gráfico.

Para mejorar este cuasi mercado sanitario que se iba


conformando también se cambió radicalmente la
estructura organizativa al implantar el Área Única y
la Libre Elección de profesional y hospital. Su
objetivo fue impulsar la competencia entre centros
sanitarios, tanto públicos de gestión directa como
privados concertados. Si bien la Libre Elección
resulta una falacia pues se realiza a través del Centro
de Atención Personalizada, el conocido como call
center que distribuye las citas que realizan los/as
profesionales según criterios desconocidos, pero
según se puede constatar en las Memorias del
SERMASprioritariamente se realizan a los
hospitales privados de Quironsalud.

Y en el gráfico 4 se constata la diferencia con el


gasto sanitario público por habitante de otros países,
lo que demuestra a su vez que no todos los países de
la UE siguieron las mismas políticas de recortes que
comenzó el PSOE en el Estado español y profundizó
el PP.

En la Comunidad de Madrid, las cifras de la


inversión pública en sanidad han sido causa de un
intenso debate político, desde la portavoz del PP en
el Congreso de los Diputados, hasta el que fuera
consejero de sanidad de la Comunidad cuando se
intentó un ambicioso plan de privatizaciones que se
paralizó gracias a las movilizaciones de la Marea
Blanca. Nos parece importante señalar que tanto la
Sra. Alvarez de Toledo como el Sr. Lasquetty,
además del Sr. Casado, el Sr. González Pons y el Sr.
Almeida, parecen ignorar las cifras que se recogen
en las Memorias del SERMAS, como las que
publica el Ministerio de Sanidad sobre gasto
sanitario público, al que ya hemos hecho referencia,
porque indudablemente el gasto crece, pero no lo
que debiera según la riqueza de la CM, ni tampoco
lo ha hecho tanto como para recuperar lo que se
gastaba antes del año 2011. 
Por ejemplo las cifras de gasto público total
consolidado de la CM para el año 2011 fueron de
8.418 millones de euros lo que supone que invierte
un 4,2 % de su riqueza en sanidad, o lo que es lo
mismo de su PIB. La media del resto de las
comunidades autónomas para ese año era del 5,9 %. 
Los recortes que sufrieron los presupuestos
posteriormente han hecho que en el año 2018
(último año con el gasto consolidado disponible) la
inversión fuera de 8.389 millones de euros, lo que
supone un 3,6 % del PIB. Es decir, a pesar del
crecimiento de la riqueza de los últimos años, la CM
no ha recuperado la inversión sanitaria, y lo
demuestra el escaso porcentaje que dedica a sanidad.
Otra forma de observar los recortes que se dieron en
la inversión sanitaria es comprobando el gasto per
cápita, en el año 2011 era de 1.313 euros, y en el año
2017 fue de 1.254 euros como muestra el gráfico 5,
lo que coloca a la comunidad que preside Díaz
Ayuso en la segunda que menos invierte en sanidad.

Algo tan importante como los recortes es fijarse


sobre qué partidas se han hecho, pues no todos los
sectores han sufrido las mismas restricciones, y por
supuesto es algo que los responsables de las
privatizaciones y recortes del PP madrileño ocultan. 
El capítulo de personal en el año 2010 suponía el
51,8 % de todo el gasto sanitario y en el año 2017 el
44,7%. Lo que explica la disminución de las
plantillas tan acusada que se llevó a cabo en la
Comunidad, como lo demuestra el gráfico 6.

Mientras el gasto en atención hospitalaria siguió


creciendo, en el año 2011 era del 69,3 % de todo el
gasto sanitario y en el 2015 había pasado al 71 %.
Mientras la atención primaria era de un 12,7 % en el
año 2010, cayó al 10,9 % en el 2011 y en el 2015
subió al 11,3%, lo que coloca a la Comunidad de
Madrid en el último lugar de todas las comunidades
autónomas. 
La política sanitaria del PP se ha orientado
claramente a un modelo mercantilizado en el que
prima el hospital y en detrimento de la atención
primaria y de la salud pública. Llegó a hacer
desaparecer la Dirección General de Salud Pública
en el año 2010.
Por último, ha tenido que ser la pandemia, la que en
plena crisis con el mayor número de fallecimientos y
contagios de todas las comunidades autónomas, la
que ha demostrado cómo de importantes han sido los
recortes en gasto sanitario y plantillas, en atención
primaria y salud pública en la Comunidad de
Madrid.
https://www.elsaltodiario.com/sanidad-publica/graficos-diez-anos-
privatizaciones-recortes-comunidad-madrid

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