Está en la página 1de 2

Belleza, en lo profundo

Escuché la historia de Joni Eareckson Tada


Antes de cumplir los 20 años sufrió un accidente que la dejó tetrapléjica. Durante los
primeros años luchó con su nueva condición tanto que su interior se tiñe de un sabor
amargo.
Tiempo después se casó con Ken, que atendía los cuidados que exigía su
discapacidad hasta quedar agotado.
Ella cuenta que un día, él estaba muy cansado y agobiado, se sentó en la cama y
dijo: «Joni, no puedo con esto. Me estoy me siento atrapado». Sin pensar, Joni respondió
de forma grotesca: «¿Dónde tenías la cabeza cuando te casaste conmigo? ¿Acaso no
sabías que yo era tetrapléjica y necesitaría este tipo de cuidados? ¿Cómo pensaste que
sería la vida de casados?».
Al darse cuenta de lo dicho, ella se sintió avergonzada, tanto que quiso tomar las
palabras y volverlas a meter de vuelta en su boca, y dijo: «Perdoname. Yo no suelo
contestar de esa manera. En realidad yo no soy así». Pero momentos se dió cuenta: «En
realidad. Yo era realmente así».

Descubrimos de qué estamos hechos en los momentos «candentes». Quienes


somos se dejará ver. Ya sea sean hebras de buen sabor o amargas.

Existe un té llamado «el té de la flor». Quienes lo preparan arman un capullo. Y


cuando este es puesto en el agua hirviendo, la altas temperaturas este se abre revelando su
interior, un hermosa flor, que impregna al agua con su sabor y al ambiente con su aroma.

Las altas temperaturas revelan quiénes somos: Una escena similar se cuenta en la
Biblia cuando los Israelitas pasan por las altas temperaturas del desierto, Moisés se despide
luego de una travesía de cuarenta años diciendo: «recordarás el desierto por el que Dios te
llevó, para probarte y para saber qué es lo que había en tu corazón, para revelar tu carácter
y averiguar si en verdad obedecerías sus mandatos».

El dolor revela nuestro carácter, de qué estamos hechos, pone las cartas en la
mesa, nos lleva a un viaje al profundo de nosotros, mostrándonos nuestra humanidad.

Revisar nuestro «adentro» nos obliga a actuar a decidir de qué nos vamos a llenar:
si nos vamos a llenar de buenos recuerdos o de rencor, de buenos deseos o deseos de
ajuste de cuentas, nos preocuparemos solo por nosotros o también otros egoísmo,
buscaremos la alegría o nos quedaremos estancados en la amargura.

Es importante cuidar nuestro contenido, porque sólo podemos dar de lo estamos


hechos, de quienes somos.
Jesús dijo así: El hombre bueno, saca lo bueno del buen tesoro de su corazón. El
hombre malo, saca lo malo del mal tesoro de su corazón.

El desierto, el calor, la prueba nos obliga a actuar rápido, que no nos da tiempo a
«disimular» nuestros errores, o «simular» algo que no somos.
Joni cuenta que su discapacidad le reveló todo tipo de cosas que necesitaba
cambiar en su vida, y dice: «No me gusta cuando eso ocurre, pero necesito conocer de que
aquellas cosas no tan lindas de las que estoy hecha para cambiarlas».

El dolor no crea la belleza revela, lo que hay en lo profundo. El dolor nos enfrenta
con nuestra humanidad y nos acerca al Creador. Para reconocer quienes somos y cambiar
lo que tenemos dentro. Cambiando los sabores amargos por su dulzura Crear la belleza,
en lo profundo. Teñirnos como el agua de un té con su corazón, su amor, sus gestos, su
justicia y su carácter. Y cuando el capullo se abra, todos puedan ver la belleza de Dios en
nosotros aroma y su sabor.

También podría gustarte