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Presentado por: Isabel Rodriguez

Reseña:

 Walsh, Catherine. Interculturalidad y (de)colonialidad: Perspectivas críticas y


políticas (2012). Visão Global. Joaçaba. V.1 5. N.1 -2. P. 61-7_4. jan/dez.2012.
 De Ferrari, Ignacio (2008). Etnia, clase y movimientos indígenas en el Perú.
 Mueses, Carlos (2007). Estado y Movimientos Indígenas en Colombia: Elementos
para una aproximación histórica.

Para Catherine Walsh, tiene sentido una interculturalidad como proyecto político,
epistémico y ético de trasformación y decolonialidad, en tanto que lugar crítico de
refundación y reestructuración de las lógicas de la sociedad que preservan la colonialidad
del poder, es decir las lógicas que construyen un “otro” en términos raciales y lo
inferiorizan.

Si bien es reconocido por Walsh que la interculturalidad nace de los diferentes


movimientos políticos en su intención de ser reconocidos, tampoco olvida, que la
interculturalidad se ha convertido en una forma de gestionar el poder, el capital y el
mercado a través de diferentes políticas públicas, constitucionales y educativas estatales.

Walsh examina los diferentes usos y sentidos de la interculturalidad. La primera


perspectiva: la relacional, es aquella que habla de un intercambio natural entre culturas,
hace una negación del racismo al ocultar los contextos de poder en que se desarrolla y
muestra la diferencia cultural en términos de superioridad o inferioridad. La segunda
perspectiva aborda la inclusión de las diferencias, con base en el dialogo y la tolerancia, a
una estructura social preestablecida, esta es por tanto, una perspectiva funcional al
sistema. En ella se presenta la mercantilización de la diferencia y se procura, al mismo
tiempo, socavar la posible “radicalización de los imaginarios étnicos”. En consecuencia, es
una forma de gestionar la diferencia en términos neoliberales. La tercera perspectiva o
interculturalidad crítica, no trata de la diferencia, ni de la asimilación neoliberal de la
misma. Su punto de acción es la cuestión estructural-colonia-racial y su implicación con el
capitalismo y por lo tanto lo critica. Es consciente de que el problema no es la diversidad,
sino la diferencia construida como patrón de poder colonial, así que procura actuar sobre
la matriz de la colonialidad.

La matriz de la colonialidad, según Walsh, está compuesta por cuatro ejes: Eje de la
colonialidad del poder, eje de la colonialidad del saber, eje de la colonialidad del ser y por
ultimo un eje introducido por Walsh, llamado eje de la colonialidad cosmogónica, desde el
cual se controla la naturaleza y sus productos, se resalta el poder del sujeto moderno
como trasformador y dominante de la naturaleza, y se procura la separación binaria
naturaleza/sociedad.

Para Walsh, los proyectos políticos de interculturalidad crítica y el decolonial están


enlazados. Ya que, al construir interculturalidad desmantelando deliberadamente la
matriz colonial y construyendo condiciones de poder diferentes a las lógicas del
capitalismo, estamos promoviendo la decolonialidad que en ultimas, se encamina a
legitimar la multiplicidad y articularla consolidando el con-vivir de todas las parcialidades
sociales.

Carlos Mueses, en su escrito, propone un ejemplo de cómo opera una lógica de


interculturalidad relacional (En administración colonial y eclesiástica) funcional (Estado
Multicultural), articulada y en tensión con la voluntad política del movimiento indígena. La
tensión para Mueses, se encuentra no tanto en el reconocimiento constitucional de la
diferencia sino en la ejecución misma de las políticas indígenas, que implican en principio
reducción, posteriormente asimilación y finalmente protección, de las comunidades a la
sociedad nacional preestablecida. Lo anterior, con el fin de acercar al Estado a los
proyectos internos de las comunidades, así como de conferir a estas una posible
racionalidad moderna.

Carlos propone una historización de tal articulación, evidenciando los focos a través de los
cuales se ha gestionado la dependencia política indigenista a factores jurídicos e
institucionales: la iglesia, División de Asuntos indígenas, el INCORA, CONPES, Entidades
Territoriales Indígenas. A su vez mostrando las acciones de resistencia (a la estrategia
modernizadora en nombre de la racialización y Etnización, procurando autonomía a la
acción del Estado) a las cuales se supedita la decisión del Estado colombiano: Consejo
regional Indígena del Cauca, cimarronaje, Quintinada, UNUMA, CRIVA, OIA, CRIR, OREWA,
CRIT, ONIC.

Finalizando, el texto de Ignazio de Ferrari, propone una mediación Intercultural de tipo


funcional para gestionar y limitar las diferencias y acciones de los movimientos indígenas
del Perú. Según Ignacio el movimiento indígena peruano posee una particularidad -
establecida académicamente- con relación a otros movimientos indigenistas andinos y a
su vez con otros movimientos del resto del continente, que se manifiesta en su
separatismo, pese a que la organización indígena andina ha adherido a sus postulaciones
territoriales y ambientalistas una petición para actuar a través de una identidad indígena
jurídica internacional.

Tal propuesta se ha visto como desmedida y según Ignacio, como una posible fundadora
de conflictos internos y segmentaciones, en consecuencia, ve la posibilidad de que la
agenda económica deje de primar ante los avances de las políticas identitarias
indigenistas, ante lo cual se sugiere prender las alarmas modernizadoras.

Los tres textos, a mi modo de ver, muestran la emergencia de agentes políticos, antes
vistos como meros recipientes de las políticas públicas del Estado multicultural. Es
importante resaltar la postura de la interculturalidad critica de Walsh, como aquella de
acción insurgente que propende por la renovación de los Estados en un marco de
decolonialidad.

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