Está en la página 1de 4

QUÉ ES EL DAÑO CEREBRAL Y CUÁLES SON SUS SECUELAS

El Daño Cerebral Adquirido (DCA) es la afectación de las estructuras encefálicas en


personas que, habiendo nacido sin ningún tipo de daño cerebral, sufren en un momento
posterior de su vida, lesiones cerebrales que llevan a una afectación del funcionamiento
cognitivo, emocional, conductual y/o físico.

El elevado número de personas afectadas (más de 400.000 en España), la duración, la


gravedad y la variedad de las secuelas convierten a esta lesión en un problema sanitario
de primera magnitud, representando la principal causa de discapacidad en las personas
adultas en los países desarrollados. En Navarra según la “Estrategia de atención a
pacientes crónicos” hay 16.109 pacientes crónicos con ictus.

Las causas más comunes de daño cerebral son:


• Traumatismo craneoencefálico: es la lesión del cerebro por un trauma o golpe. Las
causas más frecuentes son accidentes de tráfico (el 80% de los casos), laborales y
deportivos.
• Ictus: los accidentes cerebro vasculares son lesiones derivadas de una interrupción del
sistema de riego sanguíneo del cerebro, como las embolias y trombosis, o las hemorragias
cerebrales, incluyendo ruptura de aneurismas, o malformaciones de las venas y arterias
que riegan el cerebro.
• Anoxias o hipoxias: es la ausencia o pobre oxigenación del cerebro durante un tiempo
determinado, lo que provoca la muerte neuronal de parte del tejido cerebral.
• Tumores cerebrales: tanto el propio tumor como los procedimientos orientados a su
eliminación (cirugía, radiación) causan daños importantes en el tejido cerebral
circundante.
• Otras causas: iencefalitis de diversas etiologías, que pueden ser consecuencia de
procesos infecciosos, víricos, o de envenenamiento por tóxicos.
Las fases por los que pasa la persona tras sufrir el DCA son:
Fase Crítica: La persona se encuentra hemodinámicamente estable pero persiste la
probabilidad de aparición de complicaciones existiendo aún riesgo para su vida. Esta fase
se desarrolla en las Unidades de Cuidados Intensivos de los Hospitales y/o en las plantas
de neurología/neurocirugía.
Fase Aguda: La persona se encuentra estable neurológicamente, disminuyendo el riesgo
de presentar complicaciones. Comienzan a identificarse las secuelas a nivel físico,
cognitivo, conductual y funcional. Se mantiene la atención en régimen hospitalario y la
duración es independiente para cada persona. Generalmente, esta fase se desarrolla en
las plantas de los Hospitales o en las unidades de ictus hospitalarias.
Fase Rehabilitadora: Tras el alta hospitalaria comienza el periodo de rehabilitación
especializada. Esta fase incluye la rehabilitación en régimen de hospitalización así como el
tratamiento de manera ambulatoria cuando la persona ya no requiere de asistencia
médica continua. Si las secuelas se mantienen con carácter crónico la atención se
desarrollará en diferentes recursos sociosanitarios especializados, como son los Centros
de Día, Pisos Tutelados, Atención Ambulatoria…
El daño cerebral puede afectar a todas las áreas del funcionamiento del ser humano. Los
déficits dependerán del tipo de lesión, la localización y severidad inicial de la misma… así
como de características propias de cada afectado como la edad, personalidad o
capacidades previas a la lesión.

Las secuelas se agrupan en cuatro dimensiones que pueden solaparse o no en una misma
persona:

Déficits físico-motores: Pueden producirse alteraciones del equilibrio, incapacidad para la


bipedestación (mantenerse de pie), incapacidad para la marcha, limitaciones en el
movimiento de una o varias extremidades, o incluso el control del tronco y cabeza en
situación de reposo. Otras alteraciones que pueden surgir son: temblores, falta de
sensibilidad y movilidad fina en miembros del cuerpo, e incluso pérdida parcial o total de
alguno de los sentidos como la vista.

Déficits Cognitivos: Podemos citar déficits de aprendizaje y memoria, déficits atencionales,


alteraciones del lenguaje, alteraciones del pensamiento formal (razonamiento lógico-
deductivo, resolución de problemas, abstracción) y alteraciones en la regulación de la
conducta propositiva o dirigida a una meta (planificación, iniciación y autorregulación
conductual). En definitiva, puede verse afectada la capacidad de pensamiento, toma de
decisiones y control consciente de nuestra conducta.

Alteraciones de la comunicación: Estas secuelas se producen como consecuencia de la


alteración de habilidades físicas y cognitivas o la combinación de las mismas. Cuando se
trata de alteraciones físicas, se ve afectada la expresión oral (debido a la pérdida de
control de los músculos fonoarticulatorios), escrita (pérdida de control de los miembros
superiores) o de la comprensión (pérdida de la capacidad de audición o interpretación de
sonidos). También existen alteraciones del lenguaje que producen la incapacidad para la
expresión o comprensión oral, a pesar de que el sistema físico-motor permanezca intacto
(por ejemplo, alguien que podría hablar, pero no encuentra las palabras). En este caso, se
trata de una alteración de los procesos del lenguaje (comprensión, expresión)
denominada afasia.

Alteraciones Conductuales y/o Emocionales: A la par que las alteraciones cognitivas


aparecen alteraciones conductuales y/o emocionales asociadas con cambios de carácter o
personalidad. El origen de las alteraciones conductuales se podría considerar de dos
formas: Falta de inhibición, lo que causa desinhibición conductual, en ocasiones la
desinhibición provoca conductas física o verbalmente agresivas. Otras personas muestran
exceso de inhibición o pobre iniciativa conductual; el afectado muestra apatía no iniciando
actividades si no se le pide explícitamente, no disfruta tanto de las cosas que antes le
gustaban, tiene sensación de agotamiento y letargo, y a nivel afectivo apenas expresa las
emociones.
A nivel emocional, es posible que la persona con daño cerebral se encuentre más irritable,
impaciente, con explosiones súbitas de ira, síntomas de depresión, desánimo o labilidad
emocional.

Finalmente, una característica frecuente en las personas con daño cerebral es su falta de
conciencia de los déficits derivados de la lesión cerebral (Anosognosia), especialmente
cuando se trata de alteraciones cognitivas y emocionales.

Si aparece este síntoma, frecuentemente la persona afectada rechaza la ayuda o


dirección de quien le supervisa, dificultando su cuidado y rehabilitación.
Esta diversidad en las secuelas tras sufrir un DCA, hace imprescindible una evaluación
individualizada previa al inicio de la rehabilitación.

También es fundamental intervenir sobre su ambiente para que sea lo más rehabilitador y
estimulante posible.

LA REHABILITACIÓN TRAS UN DAÑO CEREBRAL

LA IMPORTANCIA DE UNA ADECUADO DIAGNÓSTICO Y VALORACIÓN.

La evaluación neuropsicológica en Daño Cerebral Adquirido (DCA) tiene como objetivo


identificar, describir y cuantificar los déficits cognitivos y las alteraciones conductuales y
emocionales que se puedan derivar de un daño cerebral. Además, permite identificar la
probable localización de la lesión responsable de un determinado déficit. Sólo después de
una adecuada valoración de los déficits y habilidades preservadas es posible plantear un
plan de trabajo o programa de rehabilitación adecuado a las necesidades de cada caso
particular.

Consiste en la recogida de diferentes datos del paciente relacionados con la historia previa
a la lesión (nivel cognitivo premórbido, historia clínica, información sobre su entorno
familiar y social…), la valoración de las funciones cognitivas, mediante la administración de
pruebas especializadas, y de la repercusión de estas alteraciones en el ajuste interpersonal
y psicosocial del paciente. La evaluación de las consecuencias del DCA requiere aplicar la
observación, la entrevista y diferentes pruebas de evaluación neuropsicológicas. Los
resultados de esta evaluación representan el punto de partida del tratamiento y
rehabilitación neuropsicológica.
Baterías generales de evaluación: Conjunto de pruebas o elementos que exploran las
principales funciones cognitivas de manera sistematizada, con el objetivo de detectar la
existencia de un DCA. - Test específicos de evaluación neuropsicológica: especialmente
elaborados para el estudio de determinadas funciones cognitivas. Permiten observar el
déficit cognitivo así como el tipo de estrategias que utiliza el paciente para compensar su
déficit. En el siguiente cuadro se muestran las principales funciones cognitivas a estudiar
en una evaluación neuropsicológica. FUNCIONES COGNITIVAS

1.Nivel de conciencia. 2. Observaciones conductuales. 3. Orientación. 4. Atención y


vigilancia. 5. Memoria: - De trabajo - Corto y Largo Plazo (verbal y visual). - Prospectiva 6.
Lenguaje: - Expresión - Comprensión - Lectura y escritura 7. Praxis: - Ideatoria - Ideomotriz
- Orofacial - Constructiva 8. Gnosias: 9. Funciones Frontales - Premotoras. - Prefrontales:
planificación, flexibilidad, fluidez... 10. Razonamiento: - Abstracción - Cálculo

Evaluar aspectos funcionales de la vida diaria

La validez ecológica La rehabilitación debe ir encaminada a la readaptación del paciente


en su vida diaria, por lo que no podemos obviar su funcionamiento fuera del entorno
protegido del despacho. Es por ello necesario recordar la importancia de realizar una
valoración fundamentada en la validez ecológica. Se emplearán medidas que exploren el
grado en que las funciones evaluadas se generalizan a la vida real, intentando establecer
relaciones entre los rendimientos del sujeto en un test y la capacidad de funcionar en el
mundo real. Para ello, habrá que desarrollar sistemas de observación y hojas de registro
en el medio natural, en ambientes no protegidos, ante tareas no propuestas de forma
explícita por el evaluador y en situaciones novedosas, imprevistas y cambian

También podría gustarte