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SALMOS NUEVOS:

BUSQUEDA – AMISTAD

SALMO DE BÚSQUEDA

Mi corazón, Señor, se siente insatisfecho.


Yo busco libertad y amor;
busco verdad y belleza;
busco la paz y la justicia...
y mi corazón no te encuentra.

Como busca la cierva el agua cristalina,


así mi alma te busca a Ti, Dios mío.
Mi corazón tiene sed de Ti, Dios vivo.
¿Cuándo serás Tú mi verdad y belleza,
mi libertad y mi paz?

Yo te busco con sinceridad y pasión,


con dolor y cansancio,
y muchas veces me quedo solo,
como un chopo en el camino.
Y leo en el rostro de los hombres como un desafío:
«¿Dónde está tu Dios?».

Recuerdo cuando era niño


y mi corazón llegaba hasta Ti
como la ola a la playa.
Recuerdo cuando mi corazón era puro
y cantos de júbilo y fiesta se levantaban
desde dentro de mí hacia Ti.

Y ahora, Señor, quiero desahogarme y no puedo,


mi corazón se angustia; me siento turbado.
He perdido la paz, y la alegría no me acompaña.
No puedo decir de verdad: soy feliz.
Con todo, yo espero en Ti.

Tú volverás a ser el manantial de mi vida


y mi corazón volverá a sentirte cercano.
Tú eres, aun en la tiniebla, la luz de mi rostro, Señor.
Caminaré de día hacia Ti,
buscando tu misericordia.
Y de noche, cuando todo parece que ha muerto,
te cantaré en mi corazón como el Dios de mi vida.

Señor, Dios mío, ¿por qué parece que me olvidas?


¿Por qué ando triste, angustiado,
queriendo buscar en otras cosas
la felicidad para mis días?

Aunque te busque a veces solo,


aunque me sienta fatigado en la búsqueda,
aunque los otros pasen indiferentes a mi lado,
aunque se rían y me griten diciendo:
«¿Has encontrado ya a tu Dios? Dinos cómo es tu Dios»,
aunque me quede perdido en un inmenso desierto,
Dios, Dios de mi salvación,
seguiré buscando tu rostro.

Dame serenidad, dame tu paz,


que en mi corazón y en mi mente
haya armonía y unidad.
No me dejes caer en la mentira y entramparme.
No me dejes disperso y perdido.
Sálvame, Señor, del hombre sin conciencia,
del hombre violento y que ha perdido el sentido del bien.

Envía tu luz y tu verdad:


que ellas me guíen y me conduzcan hasta Ti,
que eres el Origen de mi vida.
Quiero que Tú seas mi morada,
que seas el Dios de mi gozo y de mi alegría.
Te doy gracias con el corazón, Dios, Dios mío.

Señor, que mi corazón no se deprima ni se angustie.


Señor, yo espero en Ti, pues eres mi Dios.
Te busco sediento, como la cierva el manantial.
Te busco porque Tú eres la Verdad de mi verdad,
y el Amor de mi amor y la Belleza de mi belleza,
y la Libertad de mi libertad.

Te busco a Ti, Señor de mi vida.

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