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Nombre: Madelein Rodriguez Toro Actividad: profesora

Nivel de educación: Profesional Edad: 24

1-¿Considera que cambio en algo su manera de ver el entorno y que acción


personal cree que puede realizar a favor de la preservación de esta especie?.

Respuesta:

Claro que sí, este tipo de documentales le cambia a uno a perspectiva de ver la
vida y el entorno como tal, debido a que muchas veces nos sumergimos en
nuestras vidas, viviendo el día a día sin darnos cuenta lo maravillosa que es la
naturaleza y lo que nos ofrece. Ver la transición que tienen los pingüinos para
poder darle vida a su propia especie es realmente impactante, ver todo lo que
sufren y lo que tienen que aguantarse para poder preservar su especie, su nivel
de organización es algo de admirar, como la naturaleza y su instinto les permite
sobrevivir.

Resulta preocupante que por las acciones de los seres humanos se vean
afectadas muchas especies y más particularmente las especies que viven en
los polos. Nosotros no nos vemos afectados en el presente, pero por nuestras
acciones hasta nuestra propia especie puede llegar a desaparecer, si no
cuidamos el ambiente que nos rodea. Entonces, es ahí donde todos los seres
humanos con pequeños actos podemos ayudar a la preservación de la especie,
cuidando la naturaleza, no contaminando los ríos, respetando su espacio, no
talando árboles, reciclando y entre otras acciones que pasamos por alto.

2. ¿Recomendaría el documental a otras personas y con qué fin?.

Respuesta:

Si, recomendaría el documental a todas las personas que me rodean, porque


muchas veces nos quejamos de la vida que llevamos sin darnos cuenta que la
vida esta llena de cosas realmente maravillosas y que en vez de aprovecharlas
las estamos destruyendo.
Nombre: Anlly Adriana Rodríguez Toro Nivel de educación: Técnico

Actividad: Administradora de aerolíneas Edad: 34

1-¿Considera que cambio en algo su manera de ver el entorno y que acción


personal cree que puede realizar a favor de la preservación de esta especie?.

Respuesta:

Este documental hace reflexionar acerca de la fragilidad que puede tener una
especie, con respecto a los cambios que se puedan generar en su entorno, ya
que se han adaptado a pervivir durante mucho tiempo en un ecosistema de
características tan particulares, por lo que si el ser humano afecta de alguna
manera el equilibrio natural en esos lugares, disminuye la posibilidad de
sobrevivir para esta especie.

Personalmente, pienso que es necesario tomar medidas drásticas con respecto


a nuestros estilos de vida, como por ejemplo, disminuir el consumo de energía
y de productos hechos con materiales que puedan contaminar los océanos.

2. ¿Recomendaría el documental a otras personas y con qué fin?.

Respuesta:

Claro, yo recomendaría el documental a personas que no poseen mucha


conciencia ambiental, para que puedan darse cuenta que para una especie
puede llegar a ser muy importante que su entorno permanezca igual a como ha
sido siempre y que el hombre debe procurar no generar muchos impactos
sobre la naturaleza, para su conservación.

Nombre: Omar German Rodríguez Rodríguez Nivel de educación: Bachiller


académico Actividad: Trabajador en empresa de transportes Edad: 57

1-¿Considera que cambio en algo su manera de ver el entorno y que acción


personal cree que puede realizar a favor de la preservación de esta especie?.

Respuesta:

Los pingüinos emperador son un gran ejemplo cuando de cuidar las futuras
generaciones se trata, son capaces someterse a condiciones extremas y
arriesgar sus propias vidas para la preservación de la especie, por el contrario
la mayoría de los seres humanos suelen preocuparse por satisfacer sus
placeres individuales consumiendo y degradando la naturaleza, sin advertir las
terribles consecuencias a mediano y largo plazo.
Así las cosas, es necesario estar más atentos en el uso de la energía eléctrica
y si detectamos errores en las actividades diarias, corregirlos instantemente
para que se convierta en un estilo vida.

2. ¿Recomendaría el documental a otras personas y con qué fin?.

Respuesta:

Lo recomendaría a padres de familia con el fin de sensibilizarlos acerca del


futuro que están construyendo para sus hijos y futuras generaciones.

Nombre: Miryam Toro Muñoz Actividad: Comerciante Edad: 52

Nivel de educación: Bachiller académico

1-¿Considera que cambio en algo su manera de ver el entorno y que acción


personal cree que puede realizar a favor de la preservación de esta especie?.

Respuesta:

Muchas veces la naturaleza nos da lecciones acerca de la importancia del


trabajo en equipo y nos recuerda que la unión hace la fuerza, como en el caso
de los pingüinos que se necesitan unos a otros, pues el poder sobrevivir a las
adversidades depende de que tan fuerte sean como grupo o comunidad, ya
que un solo pingüino moriría fácilmente. Personalmente, pienso que puedo
educar a mis nietas de manera que comprendan, que vale la pena observar el
ejemplo que nos dan los animales para mejorar como especie y sabernos
relacionar cada vez mejor con el entorno.

2. ¿Recomendaría el documental a otras personas y con qué fin?.

Respuesta:

Si lo recomendaría, especialmente para los niños pues me importante que


desde muy pequeños tomen conciencia de cuidar los recursos naturales y la
biodiversidad.
Nombre: Cristhian David Rodríguez Barajas Nivel de educación: Profesional
Actividad: funcionario público Edad: 29

1-¿Considera que cambio en algo su manera de ver el entorno y que acción


personal cree que puede realizar a favor de la preservación de esta especie?.

Respuesta:

Más que cambiar mi manera de ver el entorno, documentales como este


contribuyen a consolidar mi punto de vista acerca de la importancia de
conservar todas y cada una de las manifestaciones de la biodiversidad en el
planeta. Es posible que para algunos una especie animal no posea mayor valor
que su apariencia llamativa y agradable o su capacidad para generar simpatía,
por mi parte considero que cada especie de planta, hongo o animal tiene una
riqueza inmensurable aún por descubrir, ya que luego de miles de años de
evolución y adaptación a condiciones muchas veces adversas o a entornos
determinados, seguramente poseen información genética que empleada
correctamente, con la tecnología adecuada y en un marco de ética científica,
pueden llegar a ser muy útil y benéfica para avanzar hacia un progreso
consciente. Desde mis posibilidades, pienso que puedo contribuir en la
implementación de políticas, programas y proyectos que puedan generar un
impacto positivo en la disminución del calentamiento global, mediante la
conservación de bosques tropicales que capturen carbono de la atmosfera.

2. ¿Recomendaría el documental a otras personas y con qué fin?.

Si recomendaría a muchas personas que vieran el documental, con la finalidad


de fomentar la reflexión en torno a la necesidad de aportar en la construcción
de un verdadero desarrollo que se compadezca e involucre a todos seres vivos.

Nombre: Cindy Lorena Rodríguez Toro Nivel de educación: Profesional


Actividad: Abogada y estudiante Edad: 29

1-¿Considera que cambio en algo su manera de ver el entorno y que acción


personal cree que puede realizar a favor de la preservación de esta especie?.

Respuesta:

El documental me llevo a concluir que todos los seres vivos compartimos el


planeta, al mismo tiempo cada especie se relaciona estrechamente con el
ecosistema que habita y simultáneamente existe una compleja interacción
entre todos los ecosistemas, lo que crea un equilibrio sincrónico en la tierra.
Desde mi punto de vista personal, considero que debo partir de preservar mi
entorno inmediato, contribuyendo desde mi carrera profesional a que se acaten
las normas y principios de orden ambiental, de manera que se produzcan
impactos positivos que generen sinergia para contrarrestar el deterioro
ambiental ocasionado por algunos modelos de desarrollo.

2. . ¿Recomendaría el documental a otras personas y con qué fin?.

Si, lo recomendaría con el fin de sensibilizar a otras personas sobre la


importancia de no alterar el equilibrio de los ecosistemas, pues esto podría
ocasionar la extinción de algunas especies.

endémico, hábitat, nicho ecológico, predador, especies estandarte o totémicas

El Pingüino …
Barbosa, A. (2011). Efectos del cambio climático sobre pingüinos antárticos.
Ecosistemas 20(1):33-41

El incremento en las temperaturas globales ha sido objeto de estudio por


organismos como el Panel Intergubernamental sobre cambio Climático (IPCC)
de las Naciones Unidas y se ha calculado en 0.65°C en los últimos 50 años
(IPCC, 2007). Se ha observado que junto con el desarrollo industrial se ha
generado un aumento significativo en la emanación de gases con efecto
invernadero como el dióxido de carbono y el metano, lo anterior ha ocasionado
cambios drásticos en el clima del planeta que se ven mayormente reflejados en
las regiones polares (Barbosa, 2011).

Uno de los cambios más importantes que se perciben como consecuencia de


este incremento de temperaturas es el que se produce en el hielo. En la
Antártida existen tres tipos de hielo: el hielo glaciar y que está formado por
agua dulce, el hielo que forman las plataformas y grandes barreras también
formado por agua dulce y por último el hielo marino consecuencia de la
congelación del mar y la formación de una banquisa durante el invierno. En el
caso de los glaciares, se ha constatado el retroceso en la península antártica
de 244, lo que supone el 87% de los glaciares existentes. Solamente 32
glaciares están incrementado su masa (Turner et al., 2009). En el caso de las
plataformas que circundan algunas zonas de la Antártida se están observando
retrocesos y grandes fracturaciones,

La reducción de la extensión y la duración del hielo en la costa oeste de la


península antártica ha sido estimada en un 40% en los últimos 30 años (Smith
y Stammerjohn, 2001). Estos cambios en las condiciones del hielo marino
tienen profundas consecuencias en el ecosistema antártico. Aunque una vista
de la banquisa en su superficie superior nos ofrece una imagen cegadoramente
blanca y un panorama completamente desolador y desprovisto de signos de
vida, en su superficie inferior la visión es completamente diferente con una
variación de colorido que va desde el verdoso al marrón, fruto de la presencia
de miles de algas unicelulares que crecen en los intersticios del hielo. Una
disminución del hielo marino conlleva por tanto una reducción de la abundancia
de estas algas como indican datos tomados por satélite en los que se observa
una reducción de la producción de clorofila derivada de dichas algas (Montes-
Hugo et al. Figura 1. Mapa de la Antártida donde se muestra la localización de
la península Antártica y la Antártida continental. Ecosistemas 20 (1). Enero
2011. 34 2009). Estas algas son las que sirven de base para la alimentación
del krill antártico, de manera que se esperaría que existiera una relación entre
la disminución de hielo marino, la reducción de la abundancia de algas y una
reducción de la abundancia de krill. Efectivamente este es el caso. Atkinson et
al., (2004) han mostrado que se ha producido una disminución de la
abundancia de krill en los últimos 25 años y la relacionan con la disminución de
hielo acontecido en el mismo periodo. Considerando la importancia del krill
como la principal presa en la que se sustenta la red trófica en la Antártida es
fácil suponer que la disminución de la abundancia de este crustáceo afectará a
sus depredadores. Dependiendo de las características de cada especie, la
respuesta de los depredadores a la reducción de su principal presa puede ser
el cambio en la dieta en especies más generalistas, sin embargo en el caso de
especies con una gran especialización trófica este cambio no será posible y por
tanto acusarán más rápidamente una disminución de sus poblaciones. No
obstante el cambio de dieta no está exento de consecuencias y el resultado
puede ser también una reducción de la población como veremos más adelante.
Existen ejemplos históricos de cómo cambios en el clima han provocado
cambios en la dieta.

Si bien las poblaciones de pingüinos en la actualidad y a pesar de las


reducciones ya comentadas son todavía abundantes, se han realizado estudios
en los que utilizando las proyecciones derivadas de los informes del IPCC se
ha estimado cual sería el impacto en sus poblaciones (Jenouvrier et al., 2009).
Los resultados indican que si la temperatura aumentara 2ºC la reducción de las
poblaciones de las dos especies genuinamente antárticas como son el pingüino
de Adelia y el pingüino emperador se reducirían en un 75%. A esta reducción
habría que sumar el estado de salud en el que estarán los pingüinos
considerando efectos subletales. Por lo tanto el panorama no parece
demasiado alentador. Estos datos son los que hacen de los pingüinos unos
excelentes centinelas del estado de salud del ecosistema antártico y de forma
sutil pero cada vez más a voz en grito nos dan cuenta del grave deterioro
ambiental que puede sufrir la Antártida, que para concluir, conviene recordar
que es el motor climático del planeta tierra.
3 de julio de 2013 Pingüinos: historia natural y conservación Sus características
particulares los convierten en excelentes indicadores 0del estado de los
ecosistemas marinos y costeros, así como de los cambios en su estructura y
funcionamiento. Por Pablo García Borboroglu* conicet
https://www.conicet.gov.ar/pinguinos-historia-natural-y-conservacion/

Los pingüinos son aves adaptadas a la vida marina que sólo habitan en el
hemisferio sur, con colonias en Sudáfrica, Sudamérica, Antártida, Australia y
Nueva Zelanda. Las 18 especies actuales, especializadas en el buceo para
alimentarse, surgieron entre 10 y 40 millones de años atrás a partir de un
ancestro que era un ave voladora, aunque ninguna de las actuales puede
hacerlo. Los registros muestran que el fósil más antiguo data de unos 55
millones de años. Su tamaño puede ser muy variable, desde el Pingüino Azul
de Australia y Nueva Zelanda, con sólo 30 cm de altura y un kilogramo de
peso, hasta el Emperador, que vive en la Antártida y puede alcanzar hasta 1.40
metros de altura y 40 kg. Acorde a su pequeño tamaño, el Pingüino Azul bucea
a poca profundidad, mientras que el Emperador puede alcanzar profundidades
de hasta 500 m, para lo cual permanece sin respirar por 23 minutos. Los
pingüinos son animales muy gregarios: se congregan en colonias donde
construyen sus nidos, ponen sus huevos y crían a sus pichones hasta que
alcanzan la edad para independizarse y alimentarse por sí mismos. Las
diferentes especies viven en ambientes muy diversos, desde las Islas
Galápagos hasta la Antártida, y ocupan islas y continentes a lo largo del
hemisferio sur. Sus nidos pueden ubicarse en desiertos, bosques, sobre hielo o
roca descubierta, debajo de arbustos e inclusive dentro de túneles de lava
volcánica consolidada o construidos bajo tierra por ellos mismos. Las
características de la historia de vida que los pingüinos comparten con la
mayoría de las aves marinas indican que existen pocas maneras de sobrevivir
y reproducirse exitosamente en un ambiente oceánico cambiante. Las
principales estrategias incluyen la monogamia, el cuidado biparental, la
madurez sexual retardada, la longevidad y una relativa flexibilidad en la
fenología reproductiva para adaptarse a la impredecible disponibilidad de
alimento. Una diferencia fundamental con el resto e las aves marinas es que
los pingüinos no vuelan y su rango de forrajeo se ve sustancialmente
restringido, principalmente cuando deben regresar a una sitio fijo para incubar y
criar pichones. Es por esto que sus colonias deben ubicarse próximas a
regiones de alta productividad marina. Las especies que habitan regiones con
una marcada estacionalidad se caracterizan por ser grandes migradores. Este
es el caso del pingüino de Magallanes, la especie más abundante en Argentina:
algunos llegan a recorrer más de 4500 km desde sus colonias en Patagonia
hasta la costa central de Brasil. Pueden viajar más de 170 km por día y a lo
largo de un año nadan casi 16 mil kilómetros. A pesar que los pingüinos suelen
vivir en áreas remotas del planeta, las actividades antrópicas ejercen un
marcado impacto sobre sus poblaciones. Los primeros exploradores de
Antártida y Patagonia se alimentaron de adultos, pichones o huevos para
sobrevivir, mientras que otros los mataban por su aceite. Actualmente, los
pingüinos poseen un estado de conservación particularmente frágil. De las 18
especies, 11 están consideradas como amenazadas o vulnerables por la Unión
Internacional de la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por su sigla en
inglés) y 14 especies han sido elevadas a una categoría más severa de
conservación en los últimos 24 años. Entre los principales problemas de
conservación se encuentran el cambio climático, la contaminación marina, el
mal manejo de las pesquerías comerciales, la degradación de su hábitat de
reproducción, la introducción de depredadores y el disturbio humano.

Santamans AC, Boluda R, Picazo A, Gil C, Ramos-Miras J, Tejedo P, et


al. (2017) Las características del suelo en las colonias de pingüinos antárticos
revelan la biotecnología de contaminantes químicos de mar a tierra. PLoS ONE
12 (8): e0181901. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0181901.

 en los últimos años, algunos estudios han sugerido que la Antártida ya no es
un entorno prístino debido a la aparición gradual de ciertos contaminantes de
diversas fuentes [ 3, 4 , 5], que se han medido en diferentes matrices
ambientales [ 6 , 7 ]. Teniendo en cuenta las causas antropogénicas, el origen
del aumento de la concentración de estas sustancias químicas puede deberse
al transporte a larga distancia, es decir, los contaminantes persistentes
transportados desde otras partes del mundo [ 3 , 8 , 9 ], o pueden ser el
resultado de actividades locales como Como pesca, turismo o investigación
[ 5 , 10 ]. Se han reportado niveles relativamente altos de concentraciones de
metales en varios sitios de la Antártida marítima, en parte como resultado de la
actividad geoquímica natural que ocurre en esta región [ 3 , 11 , 12], pero
también podrían ser una consecuencia de la actividad humana acumulada
[ 13 ]. El aporte natural puede haber sido amplificado por actividades
antropogénicas globales y locales como la industrialización global y la
contaminación del aire a través de la circulación y deposición atmosférica y
oceánica, así como por el transporte marítimo regional, derrames de petróleo,
escombros, aguas residuales y combustión de combustibles, entre otros
[ 14 ]. En la actualidad, la región antártica marítima concentra una gran
cantidad de actividades humanas en comparación con el resto de la Antártida,
como la presencia de muchas estaciones científicas, así como las operaciones
de vuelo y navegación [ 1 ] relacionadas principalmente con la investigación
científica y el turismo ( Fig. 1). La entrada de contaminantes de estas fuentes,
aunque parece ser muy baja en un contexto continental, podría tener un efecto
significativo en la bioacumulación de la biota local, que ya afecta a algunas
especies endémicas [ 5 ]. Por lo tanto, la cuantificación de los niveles de
referencia naturales de los metales en el medio ambiente antártico se convirtió
en un tema importante para la comunidad científica internacional [ 15 ]. En línea
con esta creciente necesidad, se han realizado varios estudios de elementos
traza en la Antártida en diferentes compartimentos ambientales (agua, suelos,
sedimentos, nieve y biota), generando un conocimiento básico sobre los
valores de fondo y el impacto de las actividades humanas con respecto a este
tema 

arios autores [ 16 , 17 , 23 , 24 , 25 ] han sugerido el posible aumento de la


concentración de metales en los suelos antárticos a través de la excreta de
pingüinos , aunque su influencia en las características químicas y biológicas de
los suelos afectados no se demostró conjuntamente hasta el momento. . Los
pingüinos se ubican en un alto nivel trófico dentro de la red alimenticia, y son
posibles centinelas de contaminación, ya que pueden ser fácilmente
monitoreados, tienen un amplio rango y son abundantes y longevos
[ 26]. Generalmente forman grandes colonias de cría (colonias) que albergan a
decenas de miles de individuos, y se alimentan casi exclusivamente en el mar,
pero anidan en la tierra. Además, debido a que las aves pueden eliminar
metales a través de excrementos [ 2 ], los pingüinos pueden actuar como
biotransportadores de elementos químicos de los ecosistemas marinos a
terrestres [ 27 ], concentrando así los contaminantes que se bioacumulan y
biomagnifican a través de la red alimentaria marina [ 28 ]. Algunas evidencias
ya indican que la costa antártica a menudo está altamente contaminada [ 29],
presentando, en algunos sitios, altas concentraciones de ciertos metales que
podrían terminar en ecosistemas terrestres a través de excrementos de
pingüinos, plumas, cáscaras de huevos y cuerpos muertos. Además, estudios
recientes basados en el uso de alteraciones en el perfil de las porfirinas como
marcadores de los efectos bioquímicos también han demostrado efectos
negativos en los pingüinos antárticos asociados eventualmente a la
contaminación por metales [ 30 , 31 ]. Por lo tanto, el monitoreo de los niveles
de metales en los suelos ornitogénicos transportados por los pingüinos es una
tarea importante para la evaluación de la salud ambiental en la Antártida.

Klein ES, Hill SL, Hinke JT, Phillips T, Watters GM (2018) Los impactos del
aumento de la temperatura del mar en el kril aumentan los riesgos para los
depredadores en el mar de Escocia. PLoS ONE 13 (1):
e0191011. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0191011

El cambio climático es una amenaza para los ecosistemas marinos y los


servicios que brindan, y reducir la presión de la pesca es una opción para
mitigar las consecuencias generales para la biota marina. Utilizamos un modelo
de ecosistema mínimamente realista para examinar cómo los efectos
proyectados del calentamiento del océano en el crecimiento del krill
antártico, Euphausia superba , podrían afectar a las poblaciones de kril y
depredadores dependientes (ballenas, pingüinos, focas y peces) en el mar de
Escocia. También investigamos el potencial para mitigar el riesgo de
agotamiento de los depredadores al reducir la pesca de kril en diferentes
puntos en la 21ª.siglo. Los efectos proyectados del calentamiento del océano en
la biomasa de kril fueron más fuertes en el Mar del Norte de Escocia, con una
disminución de ≥40% en la masa de kril individual. Las proyecciones también
sugieren un 25% de probabilidad de que la biomasa de kril caiga por debajo de
un umbral de agotamiento establecido (75% de su nivel no afectado), con los
riesgos consiguientes para algunas poblaciones de depredadores,
especialmente los pingüinos. La abundancia promedio de pingüinos se redujo
hasta en un 30% de su nivel no afectado, con una probabilidad de hasta un
50% de caer por debajo del umbral de agotamiento. La pesca de kril simulada a
las tasas de captura actualmente permitidas incrementa aún más los riesgos de
agotamiento, y la interrupción de la pesca compensa en cierta medida el
aumento de los riesgos asociados al calentamiento del océano en nuestro
modelo. Estos resultados variaron según la ubicación y el grupo de
especies. Las reducciones de riesgo en escalas espaciales más pequeñas
también difirieron de aquellas a nivel regional, lo que sugiere que algunas
poblaciones de depredadores pueden ser más vulnerables que otras a futuros
cambios en la biomasa de kril. Sin embargo, los impactos en los depredadores
no siempre se asignaron directamente a los de kril. Nuestros hallazgos indican
la importancia de identificar poblaciones marinas vulnerables y orientar las
medidas de protección a escalas espaciales apropiadas, y el potencial de
manejo estructurado espacialmente para evitar riesgos agravantes asociados
con el aumento de las temperaturas del océano. Esto puede ayudar a equilibrar
las compensaciones entre los servicios de los ecosistemas marinos en un
futuro incierto. Nuestros hallazgos indican la importancia de identificar
poblaciones marinas vulnerables y orientar las medidas de protección a escalas
espaciales apropiadas, y el potencial de manejo estructurado espacialmente
para evitar riesgos agravantes asociados con el aumento de las temperaturas
del océano. Esto puede ayudar a equilibrar las compensaciones entre los
servicios de los ecosistemas marinos en un futuro incierto. Nuestros hallazgos
indican la importancia de identificar poblaciones marinas vulnerables y orientar
las medidas de protección a escalas espaciales apropiadas, y el potencial de
manejo estructurado espacialmente para evitar riesgos agravantes asociados
con el aumento de las temperaturas del océano. Esto puede ayudar a equilibrar
las compensaciones entre los servicios de los ecosistemas marinos en un
futuro incierto.

Horswill C, Trathan PN, Ratcliffe N (2017) Relacionando los cambios


interanuales extremos en la disponibilidad de presas con el comportamiento de
forrajeo y la inversión de cría en un depredador marino, el pingüino
macaroni. PLoS ONE 12 (9):
e0184114. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0184114

Comprender los mecanismos que vinculan la disponibilidad de presas con el


comportamiento de los depredadores y el cambio de la población es
fundamental para proyectar cómo una especie puede responder a futuras
presiones ambientales. Documentamos las respuestas de comportamiento y la
inversión reproductiva de los pingüinos macarrones Eudyptes chrysolophusa lo
largo de cinco temporadas de reproducción, donde la densidad de presas
locales cambió cinco veces; De muy bajo a muy abundante. Cuando la
disponibilidad de presas fue baja, los viajes de alimentación fueron
significativamente más largos y se extendieron durante la noche. Las aves
también se alimentaron más lejos de la colonia, potencialmente con el fin de
llegar a lugares de alimentación más distantes y permitir mayores tiempos de
búsqueda. Estos viajes de alimentación prolongados también se vincularon a
una marcada disminución en los pesos incipientes, probablemente asociados
con tasas reducidas de aprovisionamiento.

Un número creciente de estudios ha asociado la dinámica poblacional de las


especies silvestres con el clima y las presiones antropogénicas
[ 1 , 2 ]. Comprender las causas primarias y los mecanismos subyacentes que
determinan estas relaciones es crucial para proyectar cambios en la población
a largo plazo. Hasta el momento, pocos estudios han podido aislar con éxito
estos mecanismos (pero ver [ 3 , 4 ]). Esto se debe a que faltan en gran medida
estudios a largo plazo sobre la dinámica de las redes alimentarias debido a los
compromisos logísticos y financieros asociados.

En los ecosistemas marinos, las condiciones adversas deben integrarse en


cadenas alimentarias relativamente cortas [ 5 ]. Para los recolectores de
lugares centrales, como las aves marinas y las focas, esta restricción puede
intensificarse aún más mediante rangos de alimentación restringidos. Por
ejemplo, en el Océano Austral, las grandes agregaciones de reproducción de
aves marinas y focas dependen de los enjambres locales de krill
antártico Euphausia superba como un recurso alimentario clave durante la
temporada de reproducción [ 6 - 9 ]. Por lo tanto, las fluctuaciones en la
densidad del kril pueden afectar sustancialmente la dieta, los presupuestos de
actividad y los niveles de inversión en reproducción empleados por estas
poblaciones [ 6 ].

Nuestros resultados resaltan un posible mecanismo de comportamiento que


vincula las perturbaciones en la disponibilidad de presas con la demografía de
la población.
Vaughan D, Marshall G, Connolley W, Parkinson C, Mulvaney R, et al. (2003)
Reciente calentamiento climático regional rápido en la Península
Antártica. Cambio Climático 60: 243–274.

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) confirmó que el


calentamiento global promedio fue de 0,6 ± 0,2 ° C durante el siglo XX y citó los
aumentos antropogénicos en los gases de efecto invernadero como la causa
probable del aumento de la temperatura en los últimos 50 años. Pero este valor
medio oculta la complejidad sustancial del cambio climático observado, que es
parcial y diurnamente variable, decadalmente variable y geográficamente
irregular. En particular, en los últimos 50 años, tres áreas de latitudes altas han
sufrido un reciente calentamiento regional rápido (RRR), que fue
sustancialmente más rápido que la media mundial. Sin embargo, cada
calentamiento RRR ocupa un régimen climático diferente y puede tener una
causa subyacente completamente diferente. Discutimos la importancia del
calentamiento de RRR en un área, la Península Antártica. Aquí el
calentamiento fue mucho más rápido que en el resto de la Antártida, donde no
fue significativamente diferente a la media global. Destacamos proxies
climáticos que parecen mostrar que el calentamiento de la RRR en la
Península Antártica no tiene precedentes en los últimos dos milenios, y por lo
tanto es poco probable que sea un modo natural de variabilidad. Entonces,
mientras que los registros de la estación no indican una amplificación polar
ubicua del calentamiento global, el calentamiento de la RRR en la Península
Antártica podría ser una amplificación regional de dicho calentamiento. Esto,
sin embargo, sigue sin comprobarse ya que todavía no podemos estar seguros
de qué mecanismo conduce a tal amplificación. Discutimos varios posibles
mecanismos candidatos: cambio oceanográfico o cambio en la circulación
atmosférica, o una retroalimentación regional del aire y el hielo marino que
amplía el calentamiento del invernadero. Podemos mostrar que el
calentamiento atmosférico y la reducción de la duración del hielo marino
coinciden en un área pequeña en el oeste de la Península Antártica, pero aquí
todavía no podemos distinguir la causa y el efecto. Por lo tanto, por el momento
no podemos determinar qué proceso es la causa probable del calentamiento de
la RRR en la Península Antártica y hasta que se comprenda el mecanismo que
inicia y sostenga el calentamiento de la RRR y se reproduzca de manera
convincente en los modelos climáticos, carecemos de una base sólida para
predecir el cambio climático. En esta región durante el próximo siglo.

McCarty J (2001) Consecuencias ecológicas del reciente cambio


climático. Conserv Biol 15: 320–331.
El cambio climático global es frecuentemente considerado una amenaza
importante para la conservación. El clima de la Tierra ya se ha calentado a 0,5
° C durante el último siglo, y estudios recientes muestran que es posible
detectar los efectos de un clima cambiante en los sistemas ecológicos. Esto
sugiere que el cambio global puede ser una amenaza para la conservación
actual y futura. Los cambios en las últimas décadas son evidentes en todos los
niveles de la organización ecológica: cambios en la población y en la historia de
la vida, cambios en el rango geográfico, cambios en la composición de las
especies de las comunidades y cambios en la estructura y el funcionamiento de
los ecosistemas. Estos efectos ecológicos se pueden vincular a disminuciones
recientes de la población y a las extinciones de especies locales y
mundiales. Aunque es imposible probar que el cambio climático es la causa de
estos efectos ecológicos, Estos hallazgos tienen implicaciones importantes
para la biología de la conservación. Ya no es seguro asumir que el rango
histórico de todas las especies sigue siendo adecuado. Al llamar la atención
sobre la importancia del cambio climático como una amenaza actual para las
especies, estos estudios enfatizan la necesidad de los esfuerzos de
conservación actuales para considerar el cambio climático tanto en la
conservación in situ como en los esfuerzos de reintroducción. Surgirán
amenazas adicionales a medida que el clima siga cambiando, especialmente
cuando el clima interactúa con otros factores estresantes, como la
fragmentación del hábitat. Estos estudios pueden contribuir a los preparativos
para futuros desafíos al proporcionar información valiosa para los modelos y
ejemplos directos de cómo las especies responden al cambio climático. Al
llamar la atención sobre la importancia del cambio climático como una
amenaza actual para las especies, estos estudios enfatizan la necesidad de los
esfuerzos de conservación actuales para considerar el cambio climático tanto
en la conservación in situ como en los esfuerzos de reintroducción. Surgirán
amenazas adicionales a medida que el clima siga cambiando, especialmente
cuando el clima interactúa con otros factores estresantes, como la
fragmentación del hábitat. 

Smith R, Ainley D, Baker K, Domack E, Emslie S, et al. (1999) Sensibilidad del


ecosistema marino al cambio climático. BioScience 49: 393–404.
La creciente evidencia sugiere que la Tierra está experimentando un período
de rápido cambio climático. Nunca antes ha sido tan importante entender cómo
el cambio ambiental influye en la biota de la tierra y distinguir el cambio
antropogénico de la variabilidad natural. Los estudios a largo plazo en la región
de la Península Antártica occidental (WAP) brindan la oportunidad de observar
cómo los cambios en el entorno físico están relacionados con los cambios en el
ecosistema marino. Análisis de registros de paleoclima ( Mosley-Thompson
1992 , Peel 1992 , Domack et al. 1993 , Thompson et al. 1994 , Dai et al.
1995 , Domack y McClennen 1996 , Leventer et al. 1996) han demostrado que
la región WAP ha pasado de un régimen relativamente frío entre
aproximadamente 2700 BP y 100 BP, a un régimen relativamente cálido
durante el siglo actual. Los registros de temperatura del aire del último medio
siglo muestran una dramática tendencia al calentamiento, lo que confirma la
rapidez del cambio en el área WAP ( Sansom 1989 , Stark 1994 , Rott et al.
1996 , Smith et al. 1996 ). Significativamente, la investigación del ecosistema
polar en las últimas décadas ( Fraser et al. 1992 , Trivelpiece y Fraser 1996 ) y
los registros paleoecológicos de los últimos 500 años ( Emslie 1995 , Emslie et
al. 1998) Revelan las transiciones ecológicas que se han producido en
respuesta a este cambio climático.

Las investigaciones sobre el impacto del posible calentamiento global y el


cambio climático en ecosistemas enteros se están volviendo cada vez más
importantes para comprender las interacciones entre la atmósfera, el océano y
la biosfera y para probar los modelos que describen estas interacciones.

Las complejas relaciones tróficas en la Antártida son a menudo cortas e


involucran relativamente pocas especies (por ejemplo, Ainley y DeMaster
1990 , Smith et al. 1995 ). El krill, un importante herbívoro que transfiere
energía dentro del ecosistema marino antártico, está estrechamente
relacionado con el hielo marino durante varios períodos de su ciclo de vida
anual ( Ross y Quetin 1986 , 1991 , Quetin y Ross 1991 , Loeb et al. 1997 ); se
espera que sea un vínculo importante entre el fitoplancton y los pingüinos,
aunque ese vínculo aún no se comprende por completo. La forma en que las
poblaciones de krill cambian con el clima es una cuestión importante cuando se
considera su influencia en las poblaciones de pingüinos.

CALVO, A. (2003). La Antártida ese rincón perdido. Ciencias, (069).


http://www.revistaciencias.unam.mx/es/147-revistas/revist-ciencias-69/1212-la-
ant%C3%A1rtida,-ese-rinc%C3%B3n-perdido.html
Esas razones para proteger un territorio, la Antártida o cualquier otro, son muy
variadas y de diversos tipos. A las conocidas razones ambientales, que a estas
alturas ya no hay que explicar, se unen las razones científicas y de
especificidad del sexto continente. Es decir, que además de la importancia que
tiene conservar lo que poseemos, hay razones de peso para conservar prístino
aquel territorio. 

Si la Tierra fuera una lavavajillas, según el ejemplo del biólogo español Miguel
Delibes, estamos en un momento en el que nos empiezan a aparecer piezas
que no se sabe para qué sirven. Cada ecosistema destrozado, cada especie
desaparecida (entre diez y cien cada día, no  hay acuerdo), es como una pieza
que nos encontramos en la cesta de los cubiertos de la lavavajillas y cuyo uso
desconocemos. Como el lavaplatos sigue andando y la  cubertería queda
razonablemente limpia (aunque ya no  como al principio) no le damos mucha
importancia al tornillo caído. Más tarde aparece una gomita, otra tuerca, un
enganche... hasta que el lavaplatos se estropea definitivamente. El técnico,
entonces, nos explica que la cosa viene de hace tiempo, que faltan muchas
piezas, que si hubiera venido antes... y que mejor comprar una nueva. Sólo que
quizá no encontremos una nueva Tierra lista para ser habitada entonces.      

Así que ya hay una buena razón para conservar, con el añadido de que en el
Antartico la mayoría de las especies locales son endémicas, por ejemplo,
ochenta y tres  por ciento de los peces. Además, aún es mucho lo que se  
desconoce de los ecosistemas antarticos y que, si no se protegiesen, podrían
desaparecer. Eso quiere decir que nos perderíamos el conocimiento -y sus
posibles aplicaciones-, sobre, por ejemplo, productos químicos potencialmente
importantes. No se puede olvidar que la cuarta parte de los productos que se
despachan en las farmacias son     medicamentos que incluyen compuestos
químicos procedentes de plantas silvestres. 

Por otra parte, la Antártida es el sumidero del clima del planeta. Lo que pasa
allí nos afectará a todos con relativa rapidez si pensamos en términos humanos
y a velocidad de vértigo si lo expresamos en términos geológicos. La Antártida
se mantiene fría por el frío que hace allí. Dicho en otras palabras, si empieza a
hacer menos frío dejará de hacer frío completamente. El hielo de la Antártida
(incluido el que en invierno cubre el mar próximo al continente y se deshiela en
primavera) refleja la radiación solar y eso hace que no se absorba calor. Esa es
una de las razones del frío antartico, aunque los investigadores están
empezando a notar que cada vez hay menos hielo. Los glaciares (de hielo
dulce) retroceden y la superficie anual del hielo marino (salado), está variando
debido a las fluctuaciones en las corrientes de El Niño y La Niña. Y si hay
menos superficie cubierta de hielo, el mar absorberá más radiación so-  lar, lo
que quiere decir más calor, lo cual acabaría modificando los habitáis marinos y
afectándolo todo.

Si, como resulta cada vez más evidente, la temperatura media está subiendo a
un ritmo nunca antes conocido, lo que pase en la Antártida será un buen
adelanto del futuro. Si, como aseguran otros, el número de especies que se
extinguen cada año supone una tasa de desaparición mayor que cuando
ocurrieron las cinco famosas catástrofes de la vida en la Tierra, entonces
estamos ya ante la sexta extinción y esta vez el meteorito somos nosotros. Si,
por último, el modelo de conservación implantado en la Antártida funciona,  
será necesario mirar con más atención al Sur. 

El incremento ha sido espectacular desde que los barcos perdieron el miedo y


visitar la Antártida se convirtió en una industria. Ya se notan los efectos de la
marea humana en algunas pingüineras, como en la de Ardiey, en la isla Rey
Jorge, en la que había tres especies de pingüinos que la han abandonado ante
el número de visitantes. Sólo una regulación estricta, y que se cumpla, puede
garantizar la conservación. De momento, hay una normativa  adecuada pero no
está claro que se lleve a cabo. Por ejem-  plo, el número de pasajeros en los
barcos es mucho mayor del recomendable, lo que significa mucha más gente al
mismo tiempo visitando lugares delicados, pisando praderas de musgo o
asustando a los pingüinos. 

Clavero, J., Yllescas, L., & Sousa, M. (2005). La Antártida: Un santuario de la


naturaleza amenazado por el turismo y el calentamiento global. Ecologista, El,
(43), 34-35.

a Antártida es un continente aislado, no sólo de otras tierras, sino también de


otros mares, pues la Convergencia Antártica, frontera entre las aguas
templadas de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico y las frías del Antártico,
es una barrera ecológica para la mayoría de las especies marinas. La
excepcionalidad ecológica de la Antártida no estriba en su gran número de
especies, sino en las enormes poblaciones de cada una de ellas, y en las
sorprendentes adaptaciones que presentan. El krill, una pequeña gamba que
sirve de alimento a la mayor parte de la cadena alimenticia de estos
ecosistemas, se cuenta por millones de toneladas siendo, probablemente, la
mayor concentración de biomasa de una única especie del mundo.

De aves hay sólo diecinueve especies, cinco de ellas pingüinos; de pinnípedos,


grupo al que pertenecen las focas, seis. Los peces presentan increíbles
adaptaciones para poder vivir en unas aguas que pueden bajar de cero grados.
Unos tienen anticongelantes; otros, como los peces del hielo, no tienen
hemoglobina, siendo prácticamente transparentes. Sólo dos especies de
plantas superiores han conseguido sobrevivir en estas condiciones extremas: el
pasto antártico y el clavel antártico. El resto del mundo vegetal se reduce a las
algas, líquenes y musgos, que tapizan las rocas dándoles un aspecto
multicolor.

Las colonias de pingüinos son lugares fantásticos. No se sabe muy bien si


somos nosotros los que los estudiamos o son ellos los que nos estudian a
nosotros. Su curiosidad es proverbial. Los primeros exploradores de la
Antártida los llamaron despectivamente pájaros bobos, confundiendo la
hospitalidad y confianza con la que nos obsequian con la estupidez. Hay
animales que nos caen simpáticos nada más verlos, y los pingüinos son,
evidentemente, unos de ellos. Observarlos construir un nido, incubar sus
huevos y defenderlos de las temibles eskúas o trepar por inaccesibles riscos
con sus cómicos andares, es uno de los privilegios con el que nos obsequia la
Antártida.

En el siglo XIX y principios del XX la caza masiva de focas y ballenas llevó a


estas especies a la práctica extinción, con el único objetivo de conseguir grasa
para iluminar las noches de las ciudades del mundo desarrollado. Los
pingüinos sufrieron menos la saña de esta extraña especie que irrumpió en sus
territorios, pero muchas de sus colonias también fueron exterminadas.

La Antártida es el único continente sin derechos de soberanía; es tierra de


todos dedicada a la ciencia y a la paz. Así lo estipula el Tratado Antártico –
aprobado en 1959 por los países más cercanos o con bases en este
continente, y en vigor desde 1961–, que regula el estatus legal y las actividades
en este continente helado. Hay casi un centenar de bases científicas de
veintitrés países, pero están prohibidas las actividades militares y la explotación
de recursos naturales. En definitiva, una gigantesca reserva ecológica donde la
naturaleza funciona sin intervención de los humanos. 

REFERENCIAS
IPCC 2007. Climate change 2007: The physical science basis. Contribution of
working group I to the fourth assessment report of the IPCC. En: Solomon, S.,
Qin, D., Manning, M., Chen, Z., Margus, M., Averyt, K., Tignor, M.M.B., Miler,
Jr. H.L. (eds.). Cambridge Univeristy Press for the Intergovernmental Pannel of
Climate Change, Cambridge Univeristy Press, Cambridge. UK.

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