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Ensayo

El ensayo es un texto en el que el investigador plantea un problema y desarrolla una


búsqueda argumentada de solución (es) a ese problema.

En su elaboración deben seguirse las siguientes pautas:

a. El ensayo debe contar con un título que refleje de manera fiel su contenido, y
comenzar con una introducción. En ella debe estar descrito expresamente el
problema o interrogante que se espera resolver, así como los pasos que se han
seguido para ello. Esta descripción debe guardar correspondencia con la estructura
del trabajo, esto es, con sus divisiones temáticas o sus pasos argumentativos. Un
buen proyecto es, por ende, el mejor punto de partida en la redacción de la
introducción. Atención: el planteamiento del problema y de la forma en que se va a
resolver representa un compromiso con el lector. El cumplimiento o incumplimiento
de este compromiso es un criterio decisivo en la evaluación del trabajo.
b. El ensayo debe incluir una conclusión. En ella debe reiterarse o formularse
explícitamente la respuesta (o la aproximación a la misma) que se ha logrado
alcanzar. Dicho en otros términos: se debe destacar la tesis a la que el trabajo da
sustento. Si la solución al problema es sólo parcial (o incluso si fracasa) 1, la
conclusión deberá indicar en qué medida lo es y qué interrogantes quedan abiertos.
c. En cuanto al desarrollo del trabajo:
i. Se debe mantener una línea clara de argumentación y exposición. Hay que tener
claro a dónde se quiere llegar y en qué contribuye tal o cual argumento a
acercarse a este punto (en otras palabras, no hay que escribir “a la loca”, o por
simple “asociación libre”).
ii. La argumentación es fundamental: hay que ser especialmente cuidadoso en este
respecto. El investigador debe esforzarse porque sus afirmaciones estén
debidamente respaldadas al interior del texto mismo.
iii. Se deben evitar los saltos abruptos. Esto es, se debe hacer explícita la conexión
entre lo que se venía diciendo y lo que sigue a continuación. No hay que dejar,
en la medida de lo posible, “hilos sueltos” (pruebas inconclusas, explicaciones a
medias, planteamientos sueltos, afirmaciones aisladas de las cuales se puede
prescindir o que son irrelevantes, etc.).
iv. Se deben evitar desarrollos circulares, es decir, aquellos en los que lo que se
pretende demostrar aparece como premisa en la argumentación. Hay que hacer
explícitas, en todo momento, las premisas, sin importar que ya hayan sido
probadas, o que se consideren suficientemente conocidas y no problemáticas.
v. No hay que citar por citar. Las citas deben guardar relación con lo que se viene
exponiendo o con lo que se va a desarrollar a continuación, y dicha relación
debe ser siempre explicitada por el autor del ensayo.

1 Toda búsqueda auténtica está expuesta al fracaso: sólo las aparentes, que no responden a una verdadera
voluntad de inquirir o que simplemente reproducen respuestas por las que ya se ha optado con anterioridad a
toda investigación (o mejor, en exclusión de la última), pueden inmunizarse de todo fracaso, o escapar a
plantearse siquiera la posibilidad del mismo. Valga decir que un trabajo que fracasa o falla en algún aspecto
puede ser muy superior a uno que no se expone a la crítica o al fracaso.
vi. Todo trabajo que se ocupe de interpretar o discutir la obra de un autor deberá
incluir referencias a la misma. Hay que proveer apoyo textual a las afirmaciones
que se hagan a título del autor. Las discusiones en las sesiones del seminario
darán claros y abundantes ejemplos de afirmaciones injustificadas que se hacen
en nombre del autor (e incluyo entre ellas las afirmaciones que bien pueden ser
ciertas pero que quien las hace es incapaz de defender: por ejemplo, autorizadas
afirmaciones de conocidos intérpretes que se toman prestadas sin que se
conozcan o se entiendan sus razones).
d. Otras recomendaciones:
i. Todo trabajo entregado debe ser el resultado de, por lo menos, una versión.
ii. No entregue jamás un trabajo sin realizar una segunda lectura. Ésta le permitirá
percibir no sólo algunas deficiencias argumentativas, sino otras más obvias
como errores de sintaxis y gramática (frases que no tienen sentido, omisiones
del verbo, errores de concordancia, etc.). Es recomendable que otra persona lo
lea.
iii. Escriba el trabajo como si estuviera dirigido a un lector promedio con
conocimientos apenas generales de la historia de la filosofía y de la terminología
filosófica. El investigador debe asumir siempre la carga de la prueba en sus
afirmaciones.
iv. Es necesario ser particularmente cuidadoso en la presentación de los trabajos.
Los aspectos formales son importantes. El nombre de la universidad, del
departamento, del seminario, el nombre del autor y la fecha, son datos que
deben incluirse. En todo caso se debe adoptar una metodología de normas para
la presentación de trabajos escritos y observarla integralmente.
v. El profesor puede exigir, si lo juzga necesario, una breve sustentación oral del
ensayo.

* Recomendaciones especiales:

i. En caso de dudas idiomáticas se recomienda consultar:


http://buscon.rae.es/draeI/html/cabecera.htm
ii. Los errores ortográficos y de redacción tendrán incidencia en la calificación.

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