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Amir Sebastián Llopis

Literatura Grecolatina
17 de Julio del 2020

CONTROL DE LECTURA SOBRE EDIPO REY


1.- ¿Cuál es la estructura de esta pieza de teatro y en qué parte se produce el
clímax del texto? Cite y comente.
Edipo Rey es una obra particular en materia de estructura, pues la trama y el
argumento están relatados en tiempos diferentes. Esto porque la trama empieza con
Edipo ya siendo Rey de Tebas y enterándose de las causas de la peste en su ciudad,
mientras que el argumento, luego nos enteramos, empieza con Layo enterándose que su
descendencia destruirá el reino.
Dado esto, se puede argumentar que la trama está organizada de tal manera que
genera intriga y misterio, por lo que engancha al espectador al no mostrarle una historia
lineal sino que le plantea una serie de datos a medias –Un ejemplo es el personaje
principal, pues vemos a Edipo, pero ¿de dónde viene? ¿por qué es Rey? ¿qué sucedió
con su antecesor?– y la otra parte de la información va revelándose por medio de los
personajes mientras avanza la obra. Desde el prólogo se puede evidenciar cómo Edipo
empieza a armar la verdad alrededor de la peste de Tebas a través de los testimonios de
sus allegados:

EDIPO. —Pronto lo sabremos, pues ya está lo suficientemente cerca para


que nos escuche. ¡Oh príncipe, mi pariente, hijo de Meneceo! ¿Con qué
respuesta del oráculo nos llegas? (Entra Creonte en escena.)
CREONTE. —Con una buena. Afirmo que incluso las aflicciones, si
llegan felizmente a término, todas pueden resultar bien.
EDIPO. —¿Cuál es la respuesta? Por lo que acabas de decir, no estoy ni
tranquilo ni tampoco preocupado.
CREONTE. —Si deseas oírlo estando éstos aquí cerca, estoy dispuesto a
hablar y también, si lo deseas, a ir dentro.
EDIPO. —Habla ante todos, ya que por ellos sufro una aflicción mayor,
incluso, que por mi propia vida.
CREONTE. —Diré las palabras que escuché de parte del dios. El
soberano Febo nos ordenó, claramente, arrojar de la región una mancilla
que existe en esta tierra y no mantenerla para que llegue a ser
irremediable.
EDIPO. —¿Con qué expiación? ¿Cuál es la naturaleza de la desgracia?
CREONTE. —Con el destierro o liberando un antiguo asesinato con otro,
puesto que esta sangre es la que está sacudiendo la ciudad.
EDIPO. —¿De qué hombre denuncia tal desdicha?
CREONTE. —Teníamos nosotros, señor, en otro tiempo a Layo como
soberano de esta tierra, antes de que tú rigieras rectamente esta ciudad.
EDIPO. —Lo sé por haberlo oído, pero nunca lo vi.
CREONTE. —Él murió y ahora nos prescribe claramente que tomemos
venganza de los culpables con violencia.
EDIPO. —¿En qué país pueden estar? ¿Dónde podrá encontrarse la
huella de una antigua culpa, difícil de investigar?
CREONTE. —Afirmó que en esta tierra. Lo que es buscado puede ser
cogido, pero se escapa lo que pasamos por alto.
EDIPO. —¿Se encontró Layo con esta muerte en casa, o en el campo, o
en algún otro país? CREONTE. —Tras haber marchado, según dijo, a
consultar al oráculo, y una vez fuera, ya no volvió más a casa.

Así continúa el resto de la obra, con varios interrogatorios que nos van
explicando a los lectores (espectadores en caso de que la obra sea representada) detalles
acerca de las desgracias que afligen a Tebas, que ni el mismo Edipo conoce y este
dispositivo retórico además de mantener entretenido al consumidor de esta obra,
también sirve como vehículo para llevarnos a un clímax donde Edipo comprende
completamente qué sucede a su alrededor, por lo que podría argumentarse que el inicio
de este sería la sentencia de Tiresias:

TIRESIAS. —Te conjuro a que cumplas el edicto que tú mismo has


impugnado, ya que desde hoy no dirigirás la palabras ni a éstos ni a mí,
porque tú eres el criminal impuro que mancilla la tierra.

Después de esto Tiresias no es creído por Edipo, luego Creonte interviene y


Edipo también se empeña hasta por exiliarle, y es cuando Yocasta le explica a Edipo
que Tiresias debió estar mintiendo porque ellos mataron a su hijo hace mucho tiempo,
que Edipo se cuestiona sobre su propio origen y manda a llamar al pastor que creen
sacrificó al bebé, todo para enterarse de que este niño fue dado en adopción a los reyes
de otra ciudad. En este momento es donde ocurre la anagnórisis, y posible clímax, de la
obra y Edipo entiende lo que ha sucedido, que es él quien los dioses quieren muerto, por
lo que Yocasta se suicida con una soga y él se enceguece y exilia de la ciudad.

2.- ¿Qué función cumple el oráculo y el coro? Pruebe con una o dos citas textuales
y argumente su respuesta.
El coro cumple la función de juez y consciencia de lo que sucede dentro de
escena. Es un recurso que usa Sófocles para darle voz a lo que puede estar pensando la
audiencia en un momento dado, y que contrasta con lo que sucede en escena pues en
algunas ocasiones incluso cuestiona el accionar de Edipo.
CORIFEO. —Tal como me has cogido inmerso en tu maldición, te
hablaré, oh rey. Yo ni le maté ni puedo señalar a quien lo hizo. En esta
búsqueda, era propio del que nos la ha enviado, de Febo, decir quién lo
ha hecho.
EDIPO. —Con razón hablas. Pero ningún hombre podría obligar a los
dioses a algo que no quieran.
CORIFEO. —En segundo lugar, después de eso, te podría decir lo que yo
creo.
EDIPO. —También, si hay un tercer lugar, no dejes de decirlo.
CORO. —Sé que, más que ningún otro, el noble Tiresias ve lo mismo
que el soberano Febo, y de él se podría tener un conocimiento muy
exacto, si se le inquiriera, señor.

El oráculo es un elemento obsceno –fuera de escena– de la obra, esto porque en


ningún momento se ve dentro de los personajes sino que siempre son otros los
personajes que hablan de un oráculo, pues de parte de los oráculos es que Creonte habla
a Edipo del responsable de la peste y que gracias a los oráculos es que Layo manda a
asesinar a Edipo, entonces el oráculo representaría la manifestación de aquel destino
que no puede ser evadido.
YOCASTA. —Tú, ahora, liberándote a ti mismo de lo que dices,
escúchame y aprende que nadie que sea mortal tiene parte en el arte
adivinatoria. La prueba de esto te la mostraré en pocas palabras. Una vez
le llegó a Layo un oráculo —no diré que del propio Febo, sino de sus
servidores — que decía que tendría el destino de morir a manos del hijo
que naciera de mí y de él. Sin embargo, a él, al menos según el rumor,
unos bandoleros extranjeros le mataron en una encrucijada de tres
caminos. Por otra parte, no habían pasado tres días desde el nacimiento
del niño cuando Layo, después de atarle juntas las articulaciones de los
pies, le arrojó, por la acción de otros, a un monte infranqueable. Por
tanto, Apolo ni cumplió el que éste llegara a ser asesino de su padre ni
que Layo sufriera a manos de su hijo la desgracia que él temía. Afirmo
que los oráculos habían declarado tales cosas. Por ello, tú para nada te
preocupes, pues aquello en lo que el dios descubre alguna utilidad, él en
persona lo da a conocer sin rodeos.

3.- Realice un breve retrato de Tebas, Edipo y Yocasta y explique cómo estos
personajes se articulan y proyectan dentro del discurso.
Un dato a tomar en cuenta al momento de hacer un juicio sobre el caso de Edipo
es que esta obra es parte de una trilogía que empieza mucho antes de Edipo, con la casa
de Layo. La trilogía consta de las obras “Layo”, “Edipo Rey” y “Los siete contra
Tebas”. Esto lo señalo porque dentro de la obra se dice que son los oráculos quienes dan
a conocer a Layo que su descendencia acabaría con él y yacería con su madre, pero este
dato es una falsificación de Layo, pues en la obra anterior a Edipo se sabe que esta
“predicción” es en realidad una maldición que se le envía por violar a Crísipo.
El dato anterior lo aclaro, pues leyendo a Edipo podría aducirse que es un
capricho de los dioses que la vida de esta familia sea tan trágica, pero la verdad es que
dentro de las leyendas griegas no existe tal cosa, ya que siempre hay una causa para
cualquier consecuencia, por lo que Layo no es para nada inocente de lo que luego será
su castigo y el de Tebas.
En caso de Edipo, su verdadero pecado fue la soberbia, el no aceptar su destino
lo lleva paradójicamente a cumplirlo, pues de haberse quedado en Corinto no hubiera
asesinado a Layo y la profecía no se hubiera cumplido. Otro ejemplo de la soberbia es el
no aceptar las advertencias de Tiresias sobre el conocimiento que no merece ser sacado
a la luz y su enfrentamiento con Creonte.
Tal vez Yocasta sea la menos culpable de algún vicio de la personalidad, pues
ella no tiene ni idea de lo que sucede, aunque también podría argumentarse que su
pasividad al momento de aceptar lo que planteó Layo como un oráculo (que en realidad,
sabemos fue una maldición) y no protestar contra el designio del marido sino dejar que
se desapareciera al hijo por orden del padre. Vicio de pasividad que luego se repite
cuando acepta a un extranjero extraño (Edipo) como su marido.
De esta manera, la obra articula el conflicto a través de las intrigas que existen
entre estos personajes y se centra en mostrar cómo las falencias humanas dan inicio a
hecatombes que podrían acabar con la vida completa de los pueblos, en este caso de la
ciudad tebana.

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