Está en la página 1de 2

ENTRENA TU ASERTIVIDAD: OCHO CONSEJOS PRÁCTICOS PARA SER MÁS

ASERTIV@
En esta ocasión tenemos la participación en el blog de Estefanía Mónaco, Psicóloga
Sanitaria, colaboradora en la web El Portal del hombre, con experiencia en trastornos de la
conducta alimentaria, apasionada de todo lo que tenga que ver con la Psicología. En este
artículo nos explica cómo ser más asertivos:

Antoni Martínez. Psicologo en Valencia y online.¿Sueles expresar tus pensamientos,


sentimientos, deseos y necesidades a los demás? ¿Defiendes tus derechos con firmeza?
¿Sabes recibir y formular críticas y elogios? ¿Haces valer tu opinión? ¿Sabes decir “no”? Si
no lo tienes del todo claro… ¡es posible que necesites trabajar tu asertividad!

Personas agresivas – Personas Pasivas – Personas Asertivas


Imagina una línea en la que, en un extremo, están las personas agresivas. Son aquellos
que reaccionan de forma violenta en situaciones tensas, manipulan su entorno en su favor,
imponen su opinión y sus deseos infravalorando los de otros… suelen conseguir lo que
quieren, pero a costa del bienestar de los demás.

En el otro extremo de la línea, están las personas pasivas: evitan el conflicto, se dejan llevar
por el grupo, se muestran sumisos y acatan las decisiones ajenas, callando sus verdaderas
opiniones y deseos para no generar disputas. Ninguno de estos dos extremos es sano. Pero
existe un punto intermedio: la .

Alguien asertivo es aquel que expresa sus necesidades de manera amable, franca y directa.
Confía en sí mismo y reconoce su propio valor, pero no menosprecia la opinión de los
demás.

Negocia de forma respetuosa, se muestra flexible y sabe ceder, pero también mantenerse
firme. Emplear la asertividad es saber pedir, saber negarse, saber hacer y recibir tanto
cumplidos como críticas. Implica conocer los propios derechos y los del otro.

En este vídeo, puedes ver más ejemplos de situaciones de pasividad, agresividad y


asertividad:

8 Pautas para trabajar la asertividad:


La asertividad es una habilidad social que no es innata, sino que se aprende y puede
entrenarse. Entonces, ¿cómo trabajar la asertividad?:

1) Reconoce tu estilo habitual: ¿eres agresivo, pasivo o asertivo? Usualmente las personas
pasivas son más conscientes de la necesidad de cambio que las agresivas. Sin embargo,
es igual de perjudicial tanto un extremo como el otro para mantener unas relaciones
sociales satisfactorias.

2) Identifica una persona con la que no consigas ser asertivo: ¿tu jefe, tu pareja, tus
padres…? Recuerda una situación concreta con él/ella. ¿Cómo habrías podido actuar de
forma más asertiva? Reformula la escena en tu cabeza: idear alternativas es el primer paso
del entrenamiento. Analizar mentalmente diversas situaciones te proporcionará
herramientas que luego tendrás más accesibles en la práctica.

3) Si auguras un conflicto, ¡no improvises! Cuando actuamos sin pensar nos sale el “modo
automático”, recurrimos a lo fácil y conocido, mientras que ser asertivo posiblemente
requiera un esfuerzo —por lo menos al principio—. Mentalízate previamente: ¿qué deseas
conseguir?, ¿qué argumentos tienes?, ¿en qué no estás dispuesto a ceder?…

4) A la hora de argumentar en una discusión, hazlo con corrección y firmeza. Es importante


tanto lo verbal como lo no verbal: mantente erguido pero relajado, mira a los ojos, habla
claro y con seguridad, en un tono de voz medio (haz todo lo posible por no elevarlo).

No invadas los límites del otro: respeta los turnos de conversación y escucha lo que esa
persona quiere decirte, no estés pensando en tu siguiente argumento mientras habla, pues
sólo si seguís el mismo hilo temático podréis llegar a un acuerdo. Y, si te equivocas,
admítelo y rectifica: dejando atrás tu orgullo darás pie a que él/ella haga lo mismo, así
podréis hablar con sinceridad.

5) Cuando intentes llegar a un acuerdo, ten claro desde el principio qué aspectos puedes
negociar y cuáles no. Si ambos renunciáis a algo (en lugar de que una de las partes ceda
totalmente), además de ser un trato más justo, os quedaréis con mejor sensación. Recuerda
que ser asertivo no es sinónimo de “ganar siempre”.

6) Exprésate siempre en primera persona. Deja claro que lo que dices es tu opinión, tu
perspectiva subjetiva, y no una verdad absoluta. No acuses al otro o se sentirá atacado y se
pondrá a la defensiva, reactivo a tus palabras.

7) ¡Usa la técnica del “disco rayado”! Repite una y otra vez tu punto de vista, con
tranquilidad, sin ceder a la presión de la otra persona (“Sí, pero…”; “Sí, lo sé, pero mi forma
de verlo es…”; “Estoy de acuerdo, pero…”). Céntrate en una cosa y usa pocas palabras. Al
principio le desconcertarás, pero acaba funcionando.

8) Quiérete a ti mismo. Todo lo que pienses y digas tiene valor. Si no confías en ti, los
demás lo perciben de inmediato en tu actitud. Sólo si tú te respetas, harás que los otros te
respeten. No pidas disculpas más de lo necesario, no bajes la mirada, no calles si otro te
interrumpe. Expresa con corrección lo que deseas, tienes derecho a que te escuchen. Ten
presente que nadie es más fuerte ni más débil que tú.

¿Dispuesto a trabajar tu asertividad? Sin duda notarás los buenos resultados en tus
relaciones sociales. Podrás mantener tu equilibrio personal incluso en situaciones de
conflicto, y tu autoestima aumentará cuando empieces a percibir tus propios progresos.
¡Adelante!

También podría gustarte