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Universidad Autónoma de Tlaxcala

Facultad de Filosofía y Letras


Lic. En Antropología
Aram Téllez Flores

TRABAJO FINAL
PROCESOS DE HOMINIZACIÓN
Introducción
La revolución Neolitica es un concepto que se crea para definir las
transformaciones de la sociedad primitiva que desembocarían en la adopción
de la agricultura y la forma de vida campesina como la principal base
económica, aunada a la caza y la recolección, la producción de alimentos en
torno a la siembra y la ganadería, siendo un momento sin precedente, pues
literalmente, fue el parteaguas en la historia de la humanidad y el inicio de la
civilización como lo entendemos, pues fue en este proceso en donde
cambiarían en su mayoría el estilo de vida nómada a uno más bien
sedentario.

Se cree que este proceso inicio en “el creciente fértil” que cubre parte
de Egipto, en el valle del Nilo, África, hasta Mesopotamia, entre los ríos Tigris
y Éufrates, en Asía, atribuyendo la migración al cambio climático. Así mismo,
la afluencia de ambos ríos hizo posible la ganadería y la agricultura, pues a
esta región se le considera como el epicentro del Neolítico, donde
eventualmente se esparciría. No obstante, Braidwood refuta la idea que
plantea Childe, pues no considera el cambio climático como el motivo
principal, ni cataloga a Mesopotamia como el epicentro, sino que, el proceso
de transformación está más relacionado a las tecnologías y avances que
poseía la humanidad.
Inicio del sedentarismo

Los seres humanos mientras más pasa el tiempo, más se enamoran de la


estabilidad. Un ejemplo de eso es que en la juventud todo el tiempo quieren
estar de fiesta o saliendo con amigos y una vez que entran en la etapa adulta
prefieren quedarse en casa viendo películas con una manta y un chocolate
caliente, no mucho tiempo después empiezan a pensar en el matrimonio y los
hijos, para que finalmente cuando lleguen a la tercera edad solo prefieran
estar en casa esperando la visita de los nietos.
Se dice que el proceso de sedentarismo tuvo inicio en el Neolítico, hace unos
10 mil años aproximadamente en el Oriente Medio. Luego de eso se fue
esparciendo por todos los continentes ya fuera por difusión o simplemente se
dio de manera espontánea como por ejemplo en África, China, Nueva Guinea
y América. El proceso de sedentarismo se consolidó de forma definitiva con
la creación de las primeras ciudades, ya que estas representaban la
culminación del proceso de sedentarismo humano el cual se mantiene hasta
nuestros días.
La caza-recolección

La caza y la recolección son características humanas previas al inicio


del Neolítico, pues como se sabe, el ser humano, aparte de ser un
depredador, tiene una necesidad alimentaría omnívora, que lo ha llevado a
consumir distintos tipos de bayas, frutas, vegetales y plantas entre otro tipo
de comida, así como la carne y las legumbres. Esta característica humana lo
llevo a establecer un estilo de vida estrictamente nómada, pues cada que se
agotaban los recursos alimentarios y entraba una temporada climática de
escasez, se veían obligados a migrar para poder seguir subsistiendo. Así
mismo, dentro de la caza y la recolección podemos observar una división del
trabajo entre los hombres y las mujeres, pues los primeros se dedicaban a la
cacería, con algunas excepciones, y las mujeres se especializaron en la
recolección, lo que eventualmente resultaría increíblemente útil y sin duda
alguna, cambiaría la sociedad y el rumbo de la humanidad por completo.

La cebada, el trigo y granos similares fueron indispensables para el


progreso de la humanidad, y de hecho, que los grupos humanos cazadores y
recolectores tuvieran una asidua inclinación hacía estos alimentos, propició
la agricultura, pues a través de la observación pudieron darse cuenta del
proceso de germinación y fertilización que ocurría en estos, así mismo, las
capacidades técnicas que poseían para la elaboración de herramientas,
facilito la creación de distintos artilugios y utensilios que facilitaron el
desarrollo de la agricultura y la recolección, optimizando también la caza.
Todo este proceso de adaptación fue dando pie, poco a poco, a lo que
entenderíamos como sedentarismo, en donde los grupos humanos iban
asentándose en pequeñas aldeas y comunidades cercanas a las pequeñas
parcelas que empezaban a cultivar, creando un prototipo de sociedad con
división del trabajo.
Inicio de la domesticación agrícola

Se piensa que quienes desarrollaron la agricultura fueron las mujeres,


puesto que eran ellas las que se encargaban principalmente de la recolección
y quienes estuvieron en contacto directo y pudieron observar de primera
mano el proceso de germinación por el que pasaba la cebada, el centeno y
el trigo, es así como la existencia de cosechas silvestres de los granos ya
mencionados en el fértil triángulo entre los mares Egeo, Caspio y Rojo, fueron
un regalo casi providencial para una humanidad hambrienta. El inconveniente
estribaba en que cuando la planta maduraba, las espigas explotaban y
dispersaban los granos, esto llevo a los grupos recolectores a desarrollar el
azadón para segar las espigas antes de que estas explotaran, ocasionando que
usualmente hubiera alguien encargado de estar cerca de sus parcelas para
realizar este proceso, desencadenando el sedentarismo de los grupos
humanos.

Así la agricultura empezó a cimentar la civilización y creo relaciones


sociales interesantes a nuestros ojos, y en relación a la zona en donde se
empezó a desarrollar este proceso de transformación, las legumbres, árboles
frutales y el eventual uso de fermentos perpetuo un estilo alimenticio único
para los seres humanos, fomentando la diversidad de cultivo que empezaron
a ejercer y esto, eventualmente, fue ocasionando una división del trabajo, ya
que se encontraban establecidos en determinado territorio y la acumulación
de recursos alimentarios dio lugar al excedente, creando así las primeras
relaciones comerciales a través del trueque.
Inicio de la domesticación animal

“El perro es el mejor amigo del hombre”, hemos escuchado esta frase cientos
de veces en películas, caricaturas, series, libros y por supuesto, en nuestra
vida cotidiana, esta frase, más allá de la lealtad que pueden tener los perros,
tiene implicaciones más antiguas que el lenguajes como lo conocemos, y es
que, fue el perro, o uno de sus antepasados, quien fue el primer animal en
incorporarse al hábitat humano, ayudando en labores de caza, pastoreo y
protección, sin embargo, no fue el único, pues al poco tiempo de la
domesticación del perro, borregos, cabras, cerdos, reses, aves de corral, e
inclusive rapaces, fueron anexándose con más velocidad al entorno humano,
eventualmente los caballos, camellos e inclusive pescados, fueron
apilándose a la larga lista de elementos naturales dominados por el humano,
siendo nuestra principal cualidad, la de adaptar el entorno a nosotros y
adaptarnos a él. Todo esto trajo consecuencias en torno a las posibilidades
humanas, pues el desarrollo de la textilería y la relación entre producción
agrícola y ganadera fue cimentado y estructurando de manera más concreta
la organización social.

Por otra parte, la trashumancia como método de pastoreo


permitió la conexión con poblados cercanos o un poco más alejados de lo
usual, permitiendo el intercambio de conocimientos y técnicas, así como de
productos. La ganadería trajo a la humanidad una variedad increíble de
posibilidades alimenticias, que, en relación al manejo del fuego, la diversidad
nutricional que se encontraba en la dieta de los humanos en ese momento,
dio paso a un desarrollo nunca antes visto, pues como sabemos, la
alimentación tiene una estrecha relación al desarrollo intelectual de nuestra
especie.
La evolución del pensamiento simbólico

Aquí viene el momento crucial de la humanidad, el momento en el que


se puede considerar como el nacimiento del ser humano como un ser
racional, lógico, espiritual y cultural, pues cuando el ser humano desarrolla el
pensamiento simbólico y establece conexiones espirituales con su entorno,
como los agricultores crearon una estrecha relación religiosa-simbólica-con
la tierra, como una fuerza dadora de vida; el pensamiento simbólico poco a
poco permea el desarrollo de la escritura y el lenguaje, pues implica una
asociación del pensamiento con la realidad y una necesidad para expresarla
y entenderla, siendo así, la forma en la civilización empieza a estructurarse
según el pensamiento, trascendiendo las necesidades e instintos. Los seres
humanos somos de los únicos animales que son capaces de entender e
identificar símbolos, este tipo de pensamiento está determinado por dos
cualidades, la biológica y la cultura, el primero resulta más simple y permite
la comprensión de símbolos que implican un riesgo o bienestar, como lo
puede ser una serpiente, arañas o bien, comida y agua, mientras que el
cultural es más complejo y teje una red de complejas relaciones entre
símbolos y significados que se asocian a imágenes, ideas, religión o escritura.
El desarrollo del arte rupestre

El arte rupestre es la muestra del pensamiento simbólico, pues muestra


como el ser humano se vuelve capaz de pasar su realidad a una imagen o
símbolo que tiene un significado conciso, las pinturas rupestres, en su
mayoría, son representaciones de actividades cotidianas como la caza, la
recolección o la guerra. Las pinturas rupestres eran elaboradas a base de
tintes vegetales, fluidos corporales diversos y algunos insectos machacados,
así como algunos minerales. Mucho se ignora respecto al arte rupestre, ya
que es difícil dar con sus fechas reales de producción: la mayoría de las veces
esto se hace mediante mediciones del carbono-14 y otros elementos
residuales en el tiempo, pero la presencia en las cuevas de materiales
provenientes de distintas épocas, así como la contaminación de las muestras
a lo largo del tiempo pueden conducir a resultados erróneos.

Los principales hallazgos en materia de pinturas rupestres se dieron


entre Francia y España, por ser una región altamente poblada y favorable en
aquellas épocas, pero también en Sudáfrica (Ukhahlamba-Drakensberg),
Namibia (Twyfelfontein), Argentina (En las Sierras de Córdoba y en San Luis),
Perú (Las famosas líneas y geoglifos de Nazca), Malasia (Gua Tambun en
Perak), etc
Rituales funerarios

De la mano del desarrollo del pensamiento simbólico y la conexión con


la naturaleza y la creación de los Dioses dentro de la misma, se crea una
conexión con los miembros del grupo, una conexión que implica dejar de ver
los cadáveres como pilas de carne inerte y los traspapela al rol de muertos,
miembros del grupo sin vida, pero que, en algún momento caminaron hombro
a hombro. Los ritos funerarios tienen un significado claramente religioso, ya
que son, en primer lugar, una respuesta elaborada a la constatación del
hecho de la muerte -una reflexión trascendente- y una exaltación de la
memoria de los muertos.

El culto a los muertos de las comunidades humanas primitivas implica


la presencia de la conciencia de la muerte, probablemente la creencia en los
espíritus de los muertos y en una comunidad de difuntos, y casi con toda
seguridad, una concepción de la muerte como una prolongación de la vida
con unas necesidades más o menos similares a ésta. Los rituales eran
variados, desde pintar los cráneos de color blanco y rojo, hasta la sepultura
especial, con ciertos acomodos del cuerpo y las rocas.
Inicios de la escritura

Los inicios de la escritura se remontan a las pinturas rupestres, pues son las
primeras expresiones que externaron los seres humanos, sin embargo, a
partir del lenguaje, se inicia una composición iconográfica de las
representaciones y significado que tienen los conceptos o ideas, y poco a
poco se va moldeando una escritura que esté relacionada al lenguaje, a base
de fonemas se estableció un abecedario que permitiera fungir como
estructura del lenguaje complejo, de los primeros registros que se tienen de
la escritura esta la civilización sumeria, fenicia y civilizaciones de la edad de
bronce, aparte de múltiples ejemplos pictográficos e ideográficos como los
egipcios, hititas, etc…
La escritura fenicia fue de las primeras en establecer un alfabeto relacionado con los
fonemas de su lengua, siendo una evolución del lenguaje a niveles de mayor
complejidad en relación a civilizaciones anteriores.
Desarrollo del lenguaje

El lenguaje guarda una relación muy estrecha con el pensamiento


simbólico, pues conforme se va desarrollando, las vocalizaciones, conceptos,
significados y capacidad de comunicación van en aumento; el lenguaje tiene
la capacidad de expresar ideas complejas, sin embargo, no siempre fue así,
existen dos teorías en torno al desarrollo del lenguaje: la teoría
onomatopéyica y la teoría mecánica.
La teoría onomatopéyica consiste en que el hombre, naturalmente un
ser social que necesita comunicarse, inicio arremedando sonidos de su
entorno natural, como el de aves, mamíferos e inclusive elementos inertes
como sonidos guturales producidos por rocas o incidentes similares a
deslazamientos de rocas, y que poco a poco fueron adaptando sonidos que
fueron complejizándose y permitiendo la creación de un lenguaje más allá de
la gesticulación, emisión de sonidos guturales y señas.
Por otra parte, la teoría mecánica apela a la inherente necesidad
humana por comunicarse, y que, a través de la gesticulación de distintas
muecas, señas y sonidos propios, el hombre fue encontrando la forma más
óptima de comunicarse con sus semejantes, algo así como prueba y error.
A pesar de la confusión que domina los primeros años del lenguaje, es
indudable que el desarrollo del lenguaje en el ser humano está ligado a la
principal característica que tiene el hombre para su supervivencia, la
sociabilidad, aunado a un intelecto creciente y desarrollable, este proceso de
transición marca un hito histórico en el camino del hombre por la tierra.
Bibliografía:
Daniel Turbón. (2006). La Evolución Humana. España: Ariel.
Revolución Neolítica. Importancia.org. 2017. Cecilia Bembibre. 2020.
https://www.importancia.org/revolucion-neolitica.php
Carson I., A. Ritchie. (1988). Comida y Civilización. Madrid: ALIANZA
EDITORIAL
José Ramón Torno Caspir. (2013). La Revolución Agrícola. 2020, de Neo
Fronteras Sitio web: https://sites.google.com/site/historiaalimentacion/la-
revolucion-agricola-el-neolitico
José Ramón Torno Capsir. (2010). Los primeros agricultores de Europa. En
Neo Fronteras (3). España: Neo Fronteras.
Vere Gordon Childe. (1997). Los orígenes de la civilización. México: Fondo
De Cultura Económica.

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