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Nasrudín y el cuento de la búsqueda de la llave

Nasrudín fue una figura sufí satírica que se cree que vivió durante la Edad Media (alrededor del siglo 13).
Considerado un filósofo y sabio, las divertidas historias y anécdotas que protagoniza (casi 400) rozan lo
absurdo y paradójico, con el logrado objetivo de transmitir enseñanzas morales. En muchas regiones,
Nasrudín es una parte importante de la cultura y es citado o aludido con frecuencia en la vida cotidiana.
Vamos a compartir una de estas historias que trae un mensaje valioso y nos ayuda a comprender el
camino para la búsqueda de la felicidad.

Muy tarde por la noche el Mullah Nasrudin se encuentra dando vueltas alrededor de una farola, mirando
hacia abajo. Pasa por allí un vecino.

—¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa?— le pregunta.

—Sí, estoy buscando mi llave.

El vecino se queda con él para ayudarle a buscar. Después de un rato, pasa una vecina.

—¿Qué estáis haciendo? —les pregunta.

—Estamos buscando la llave de Nasrudín.

Ella también quiere ayudarlos y se pone a buscar. Luego, otro vecino se une a ellos. Juntos buscan y
buscan y buscan. Habiendo buscado durante un largo rato acaban por cansarse. Un vecino pregunta:

—Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este
lugar?

—No, dice Nasrudín


—¿dónde la perdiste, pues?

—Allí, en mi casa.

—Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?

—Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.

Esta breve historieta es para que entendamos que el personaje de la historia, Nasrudín, somos nosotros
cuando buscamos la felicidad fuera de nosotros mismos. La buscamos en los bienes materiales, en el
dinero, en el prestigio personal o en las relaciones con las personas. El tesoro que andamos buscando
quizás sea la felicidad, y ésta está dentro de nosotros, pero está oculta. La ocultamos con los dogmas,
por eso el viaje del yoga nos guía al proceso de descubrimiento. No hay nada que meter dentro de
nosotros para alcanzar la felicidad, hay que sacar ese equipaje añadido que no sirve.

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