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Karl Raimund Popper (Viena, 28 de julio de 1902 - Londres, 17 de septiembre de 1994) fue un

filósofo y teórico de la ciencia, de origen judío, nacido en Austria, aunque más tarde se convirtió en
ciudadano británico.
Karl Popper, nacido en Viena, fue hijo del abogado protestante Simón Siegmund Carl Popper y de su
esposa protestante Jenny Schiff, quienes eran descendientes de familiares de religión judía. Popper
mismo se caracterizaba como agnóstico. De la familia Schiff provenían varias personalidades
significativas de los siglos XIX y XX tales como el director de orquesta Bruno Walter. La familia de
Popper se había convertido al protestantismo dos generaciones antes de que él naciera en 1902. Su
abuelo paterno tenía una formidable biblioteca en la que él, desde niño, contraería la pasión de la
lectura. Nunca se consoló de haber tenido que venderla cuando se desplomaron las finanzas de su
familia que, durante su infancia, había sido muy próspera.
En la Viena multicultural de principios del siglo XX, que vio nacer a Karl Raimund Popper, la situación
de los judíos era compleja. Por un lado, pertenecían a las capas medias y altas de la sociedad y
ocupaban con frecuencia posiciones destacadas en la economía y la política, pero, por otra parte, eran
habituales las manifestaciones de antisemitismo.[cita  requerida] Popper se destacó pronto por un precoz
rechazo a toda forma de nacionalismo —la regresión a la tribu— lo que lo llevó a oponerse
alsionismo y siempre pensó que la creación de Israel fue “un trágico error”. En el borrador de
suAutobiografía escribió una frase durísima: "Inicialmente me opuse al sionismo porque yo estaba
contra toda forma de nacionalismo. Pero nunca creí que los sionistas se volvieran racistas. Esto me
hace sentir vergüenza de mi origen, pues me siento responsable de las acciones de los nacionalistas
israelíes". Pensaba entonces que los judíos debían integrarse a las sociedades en las que vivían,
como había hecho su familia, porque la idea del "pueblo elegido" le parecía peligrosa. Presagiaba,
según él, las visiones modernas de la "clase elegida" del marxismo o de la "raza elegida" del nazismo.
Cuando Karl Popper comenzó sus estudios universitarios, en la década del 1920, la escena política
estaba dominada efímeramente por la izquierda: florecía entonces la llamada Viena Roja. También
Popper, interesado principalmente en la pedagogía política, se implicó en este movimiento, e ingresó
en las juventudes socialistas.
Tras presentar en 1928 una tesis doctoral fuertemente matemática dirigida por el psicólogo y
lingüistaKarl Bühler, Popper adquirió en 1929 la capacitación para dar lecciones universitarias de
matemáticas y física. En estos años tomó contacto con el llamado Círculo de Viena. No obstante su
cercanía con este, Popper cuestionó siempre algunos de los postulados más significativos de este
grupo de pensadores, lo que dificultó su integración en él. En cualquier caso, el Círculo se vio influido
por la fundamentada crítica de Popper y, de hecho, La lógica de la investigación científica (en alemán
Logik der Forschung), principal contribución de Popper a la teoría de la ciencia, apareció por primera
vez en una serie de publicaciones del propio círculo vienés, a pesar de que contenía una moderada
crítica al positivismo de esta comunidad de filósofos. La obra fue recibida como fruto de las
discusiones del círculo, lo que llevó a muchos a calificar equivocadamente a Popper como positivista.
El ascenso del nacionalsocialismo en Austria llevó finalmente a la disolución del Círculo de Viena. En
1936 su fundador Moritz Schlick fue asesinado por un estudiante. En 1937, tras la toma del poder por
los partidarios de Hitler, Popper, ante la amenazante situación política se exilió en Nueva Zelanda, tras
intentar en vano emigrar a Estados Unidos y Reino Unido.
En el Canterbury College en Christchurch, Popper vivió aislado y hasta cierto punto desconectado de
un mundo que se precipitaba entonces en el torbellino de la Segunda Guerra Mundial. En este entorno
Popper redactó La sociedad abierta y sus enemigos (en alemán Die offene Gesellschaft und ihre
Feinde). También de aquella época data su amistad y colaboración con el neurobiólogo John C.
Eccles, junto al que escribiría El Yo y el cerebro en 1977.
Tras la guerra, en 1946, Popper ingresó como profesor de filosofía en la London School of Economics
and Political Science. El sociólogo y economista liberal Friedrich August von Hayek fue uno de los
principales valedores de Popper para la concesión de esa plaza. Sin embargo, la relación entre ambos
pensadores es aún controvertida. A pesar de que ambos mantenían posiciones metodológicas
parecidas y de que Popper hizo suyos algunos conceptos fundamentales de las obras de Hayek, tales
como el principio del orden espontáneo, lo cierto es que Popper desconfiaba de los mecanismos puros
del libre mercado que abanderaba Hayek, y predicaba más bien cierto intervencionismo pero que no
desembocara, en cualquier caso, en el control o en la propiedad estatal.
En 1969 se retiró de la vida académica activa y pasó a la categoría de profesor emérito, a pesar de lo
cual continuó publicando hasta su muerte, el 17 de septiembre de 1994 en East Croydon (Londres).
Los logros filosóficos de Karl Popper le valieron numerosos reconocimientos, tales como ser
nombrado caballero por la reina Isabel II del Reino Unidoen 1969. Recibió la insignia de Compañero
de Honor (Companion of Honour) en 1982, el premio Lippincott de la Asociación Norteamericana de
Ciencias Políticas y el premio Sonning. Fue miembro de la Sociedad Mont Pelerin, una comunidad de
estudios fundada por Hayek para promover unaagenda política liberal, así como de la Royal
Society de Londres, con el rango de miembro, y de la Academia Internacional de la Ciencia. Entre
otras, cultivó la amistad del canciller alemán Helmut Schmidt. Algunos conocidos discípulos de Popper
fueron Hans Albert, Imre Lakatos, y Paul Feyerabend.
Epistemología
"Creo, sin embargo, que al menos existe un problema filosófico por el que se interesan todos los
hombres que reflexionan: es el de la cosmología, el problema de entender el mundo... incluidos
nosotros y nuestro conocimiento como parte de él. Creo que toda ciencia es cosmología, y, en mi
caso, el único interés de la filosofía, no menos que el de la ciencia, reside en los aportes que ha hecho
a aquella; en todo caso, tanto la filosofía como la ciencia perderían todo su atractivo para mí si
abandonasen tal empresa."
Karl Popper. La lógica de la investigación científica. México, Rei, 1991.
Popper expuso su visión sobre la filosofía de la ciencia en su obra, ahora clásica, La lógica de la
investigación científica, cuya primera edición se publicó en alemán (Logik der Forschung) en 1934. En
ella el filósofo austríaco aborda el problema de los límites entre la ciencia y la metafísica, y se propone
la búsqueda de un llamado criterio de demarcación entre las mismas que permita, de forma tan
objetiva como sea posible, distinguir las proposiciones científicas de aquellas que no lo son. Es
importante señalar que el criterio de demarcación no decide sobre la veracidad o falsedad de una
afirmación, sino sólo sobre si tal afirmación ha de ser estudiada y discutida dentro de la ciencia o, por
el contrario, se sitúa en el campo más especulativo de la metafísica. Para Popper una proposición es
científica si puede ser refutable, es decir, susceptible de que en algún momento se puedan plantear
ensayos o pruebas para refutarla independientemente de que salgan airosas o no de dichos ensayos.
En este punto Popper discrepa intencionadamente del programa positivista, que establecía una
distinción entre proposiciones contrastables (positivas), tales como Hoy llueve y aquellas que, según
los positivistas, no son más que abusos del lenguaje y carecen de sentido, por ejemplo Dios existe.
Para Popper, este último tipo de proposiciones sí tiene sentido y resulta legítimo discutir sobre ellas,
pero han de ser distinguidas y separadas de la ciencia. Su criterio de demarcación le trajo sin querer
un conflicto con Ludwig Wittgenstein, el cual también sostenía que era preciso distinguir entre
proposiciones con sentido y las que no lo tienen. El criterio de distinción, para Wittgenstein, era el del
"significado": solamente las proposiciones científicas tenían significado, mientras que las que no lo
tenían eran pura metafísica[cita  requerida].
Era tarea de la filosofía desenmascarar los sinsentidos de muchas proposiciones autodenominadas
científicas a través de la aclaración del significado de las proposiciones. A Popper se le encuadró en
dicha escuela cuando formuló su idea de la demarcación, pero él mismo se encargó de aclarar que no
estaba de acuerdo con dicho planteamiento, y que su tesis no era ningún criterio
de significación (Popper siempre huyó de cualquier intento por aclarar significados antes de plantear
teorías). Es más, Popper planteó que muchas proposiciones que para Wittgestein tenían significado
no podían calificarse como ciencia como, por ejemplo, el psicoanálisis o el marxismo, ya que ante
cualquier crítica se defendían con hipótesis ad hocque impedían cualquier refutación.
Lo cierto es que Popper era consciente del enorme progreso en el conocimiento científico que se
experimentó en los siglos que le precedieron, en tanto que problemas como la existencia de Dios o
el origen de la ley moral parecían resistirse sin remedio, puesto que no mostraban grandes avances
desde la Grecia clásica. Por ello, la búsqueda de un criterio de demarcación aparece ligada a la
pregunta de ¿qué propiedad distintiva del conocimiento científico ha hecho posible el avance en
nuestro entendimiento de la naturaleza? Algunos filósofos habían buscado respuesta en
elinductivismo, según el cual cuando una ley física resulta repetidamente confirmada por nuestra
experiencia podemos darla por cierta o, al menos, asignarle una gran probabilidad. Pero tal
razonamiento, como ya fue notado por David Hume, no puede sostenerse en criterios
estrictamente lógicos, puesto que éstos no permiten extraer (inducir) una ley general (universal) a
partir de un conjunto finito de observaciones particulares. Popper supera la crítica de Hume
abandonando por completo el inductivismo y sosteniendo que lo primero son las teorías, y que sólo a
la luz de ellas nos fijamos en los hechos. Nunca las experiencias sensibles anteceden a las teorías,
por lo que no hay necesidad de responder cómo de las experiencias particulares pasamos a las
teorías. Con ello, Popper supera la polémica entre empirismo y racionalismo, sosteniendo que las
teorías anteceden a los hechos, pero que las teorías necesitan de la experiencia (en su caso, de las
refutaciones) para distinguir qué teorías son aptas de las que no.
Falsacionismo[editar]
La salida a este dilema, propuesta en La lógica de la investigación científica, es que el conocimiento
científico no avanza confirmando nuevas leyes, sino descartando leyes que contradicen la
experiencia. A este descarte Popper lo llama falsación. De acuerdo con esta nueva interpretación, la
labor del científico consiste principalmente en criticar (acto al que Popper siempre concedió la mayor
importancia) leyes y principios de la naturaleza para reducir así el número de las teorías compatibles
con las observaciones experimentales de las que se dispone. El criterio de demarcación puede
definirse entonces como la capacidad de una proposición de ser refutada o falsada. Sólo se admitirán
como proposiciones científicas aquellas para las que sea conceptualmente posible un experimento o
una observación que las contradiga. Así, dentro de la ciencia quedan por ejemplo la teoría de la
relatividad y la mecánica cuántica, y fuera de ella, el marxismo o el psicoanálisis. En este sentido,
resulta extremadamente revelador el pensamiento que Popper escribió en las primeras páginas de su
autobiografía Búsqueda sin término:
...Porque fue mi maestro quien me enseñó no solamente cuan poco sabía, sino también que
cualquiera que fuese el tipo de sabiduría a la que yo pudiese aspirar jamás, no podría consistir en otra
cosa que en percatarme más plenamente de la infinitud de mi ignorancia.
Sin embargo, la tesis de Quine-Duhem 1 2 3 4 5 , también llamada holismo confirmacional u holismo
epistemológico, argumenta que no es posibleprobar que un enunciado ha sido falsado.
Hay dos aspectos del holismo confirmacional. El primero es que las observaciones dependen de la
teoría. Antes de aceptar las observaciones del telescopio se debe mirar la óptica del telescopio, el
modo en que está montado, con el fin de asegurar que el telescopio esté apuntando en la dirección
correcta y que la luz viaje a través del espacio en línea recta (que a veces no es tal,
como Einstein demostró). El segundo es que la evidencia por sí sola es insuficiente para
determinar qué teoría es correcta. Cada una de las alternativas mencionadas podría haber sido
correcta, pero sólo una de ellas fue finalmente aceptada.
Que las teorías sólo puedan ser probadas por su relación con otras teorías implica que siempre se
puede declarar que los resultados de las pruebas que parecen refutar una teoría científica no la
refutan en absoluto. En lugar de eso, se puede sostener que esos resultados chocan con las
predicciones porque alguna otra teoría es falsa o desconocida. Quizá el equipo de pruebas esté
desalineado o quizá haya materia oscura en el universo que sea la causante de los extraños
movimientos de algunas galaxias.
El hecho de que no sea posible determinar qué teoría es refutada por datos inesperados significa que
los científicos deben consensuar qué teorías aceptar y cuáles rechazar. La lógica por sí sola no
sirve de guía en estas decisiones.
Para Popper, tanto el psicoanálisis como la teoría de la historia de Karl Marx no eran científicas. Karl
Marx argumentaba que las sociedades industrializadas darían lugar al socialismo, y en último término,
al comunismo. Pero cuando esto no ocurría, en lugar de admitir que la teoría de Marxera incorrecta,
los marxistas se inventarían una explanación ad hoc para demostrar que lo sucedido era
perfectamente consistente con la teoría. Por ejemplo, podrían argumentar que el inevitable progreso
del comunismo se había visto temporalmente ralentizado por las mejoras del estado de bienestar, lo
cual ablandecía al proletariado y debilitaba su entusiasmo revolucionario. Así, la teoría se podría
compatibilizar con cualquier sucesión de acontecimientos, igual que ocurría con el psicoanálisis,
motivo por el cual no las consideraba científicas.6
Así pues, en realidad, y según, entre otros filósofos de la ciencia, Thomas Kuhn, la falsación ocurriría
cuando la comunidad científica se pone de acuerdo, consensúa en que ha sido falsado, es decir,
correspondería a una moda 7 8 9 10 11 más o menos pasajera, modas éstas estudiadas por laSociología
de la ciencia. El filósofo francés Gaston Bachelard consideraba que la ciencia progresaba a través de
la superación de obstáculos epistemológicos. Según Bachelard, la epistemología no es una filosofía
general cuyo objetivo sea justificar el racionamiento científico, sino que produce historias de la ciencia.
En este sentido, se conoce "en contra de conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal
adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo, obstaculiza la espiritualización." 12
Según Bachelard, la ciencia no puede producir verdad. Lo que debe hacer es buscar mejores maneras
de preguntar. Para ejemplificarlo, utiliza una metáfora: "el conocimiento de lo real es una luz que
siempre proyecta alguna sombra".
Cada superación de algún obstáculo epistemológico conlleva necesariamente otro obstáculo más
complejo, contrariamente a lo supuesto porPopper, quien posteriormente abandonó el simple
falsacionismo como una lógica de la ciencia, puesto que se dio cuenta de que cualquier teoría lo
suficientemente rica puede eludir ser falsada recurriendo a hábiles movimientos de prestidigitación
lógica 13 , y finalmente admitió que las continuas modificaciones ad hoc de una teoría le permitirían
evitar ser falsada.14
Así pues, el falsacionismo, en todas y cada una de sus múltiples formas, es una idea interesante,
pero insuficiente como para caracterizar qué es lo que es ciencia o para resolver el problema de
demarcación. Sufre de una serie de dificultades lógicas y epistemológicas que deberían hacernos
detener si lo que buscamos es obtener una respuesta en cuanto a qué es buena ciencia y qué no. 15
Racionalismo crítico
En el sistema de Popper se combina la racionalidad con la extrema importancia que la crítica tiene en el
desarrollo de nuestro conocimiento. Por eso, tal sistema fue bautizado como racionalismo crítico.
Las ideas de Popper sobre el conocimiento científico pueden considerarse como la base que sustenta el
resto de sus contribuciones a la filosofía. Además han gozado de enorme popularidad desde que fueron
publicadas por primera vez y, al menos entre la comunidad científica, el concepto de falsabilidad ha
enraizado fuertemente y es comúnmente aceptado como criterio válido para juzgar la respetabilidad de una
teoría. Consciente de ello, y de las críticas que suscitaron sus teorías, Popper amplió y matizó su trabajo
originario en sucesivas ediciones y postscripta.
...Acepto la tesis de que sólo debemos llamar «real» a un estado de cosas si (y solo si) el enunciado que lo describe
es verdadero. Pero sería un grave error concluir de esto que la incerteza de una teoría, es decir, su carácter hipotético
o conjetural, disminuye de algún modo su aspiración implícita a describir algo real. En segundo lugar, si es falso,
entonces contradice a un estado de cosas real. Además, si ponemos a prueba nuestra conjetura y logramos refutarla,
vemos muy claramente que había una realidad, algo con lo cual podía entrar en conflicto. Nuestras refutaciones, por
ende, nos indican los puntos en los que hemos tocado la realidad, por decir así. (Conjeturas y refutaciones, Ediciones
Paidós, Popper, 1983: Página 152)
Popper hace mención en este escrito que para cada conjetura existe, ha existido y siempre existirá una
refutación, lo que significa que si algo tiene la posibilidad de ser falso, puede ser cierto. Sin embargo,
cuando algo no puede ser falso, es tan utópico que nunca podría ser verdadero, ya que para que exista la
posibilidad de que sea real, necesita su contraparte de ser falso, ya que para que exista algo real debe
existir su lado irreal. Y es mediante su dilema del falsacionismo como Popper logra explicar que para que
exista ciencia deben existir modelos científicos que expliquen sucesos o verdades y que sean totalmente
aplicables a la realidad para que funcionen en la mayoría de los casos. Y por esto deja fuera a todas las
ciencias sociales, ya que estas no están metódicamente explicadas por modelos: simplemente se basan en
la observación de patrones y fundamentos.
En cuanto a su idea del conocimiento, para Popper cuanto más específico y complejo sea el modelo
científico, más apegado a la realidad estará, sin olvidar nunca que para que existan modelos y teorías
verdaderas, siempre tendrán que existir sus contrapartes y más teorías que las invaliden, que son
igualmente verdaderas. Ello significa que solo se puede generar una verdad, (o lo que se define como
conocimiento) a partir de modelos científicos o hipótesis perfectas, pero como la creación de estas es algo
utópico, Popper se conforma con que el modelo sea lo suficiente aproximado para que funcione en la
mayoría de los escenarios, siempre haciendo énfasis y reiterando en que existe lo falso en lo verdadero, y
que una idea o concepto nunca será completamente verdadera porque existirán otras ideas o conceptos
que la invaliden.
Popper expresa así que todo el tiempo estamos elaborando teorías e hipótesis de acuerdo con
nuestras expectativas, y la mayor parte del tiempo las estamos experimentando, a las cuales las llama
conjeturas. Al momento en que una teoría puede ser contrastable, aunque no se pueda verificar, es
falsable. Cuando se generaliza algo y puede haber una excepción, una refutación, se convierte en
teoría científica. Así él confirma que no se trata de verificar infinitamente una teoría, sino de encontrar
algo que la convierta en falsa; haciéndolo lógico y no metodológico. Con esta idea el crecimiento del
conocimiento científico se encarga de eliminar teorías y crear una división entre la ciencia y la
metafísica, por medio de conjeturas, que se ponen a prueba y refutan principalmente por científicos.

Sociología y política
Además de sus notables contribuciones a la epistemología, Popper es recordado por muchos como un
filósofo, teórico del liberalismo y defensor de la sociedad abierta frente a los sistemas que, según su
concepción, resultaban totalitarios, tales como el comunismo y el nacionalsocialismo. Sin embargo,
para comprender sus posiciones políticas, es preciso partir de sus aportaciones a la teoría del
conocimiento (véase epistemología).
La obra más conocida de Karl Popper es La sociedad abierta y sus enemigos, escrita durante
la Segunda Guerra Mundial desde su exilio en Nueva Zelanda. En ella el autor se propone aplicar a la
política sus teorías sobre la ciencia y el avance del conocimiento. Al tiempo, Popper indaga en
lahistoria de la filosofía para trazar los orígenes del totalitarismo que había desembocado en la guerra
y en la radical crisis del pensamiento occidental. Es notable que, desde sus primeras páginas, Popper
aborda el problema armado de un firme optimismo respecto a la naturaleza humana, pues afirma que
el pensamiento totalitario y la destrucción asociada a él nacen del empeño sincero de los hombres en
mejorar su condición y la de sus semejantes, si bien su buena voluntad descarrila al ser guiada por
filosofías utópicas y metodológicamente equivocadas.
Este reconocimiento moral que Popper otorga a sus adversarios ideológicos es particularmente visible
en la consideración con la que trata a Karl Marx puesto que, si bien puede considerarse a La sociedad
abierta y sus enemigos una acerada crítica al marxismo, el pensador vienés reconoce en Marx un
sincero interés en mejorar las condiciones de las clases humildes, así como valiosas aportaciones a
la sociología, en el sentido de convertirla en una ciencia autónoma que dispone de sus propias
categorías (tales como las instituciones) y que queda felizmente despojada del psicologismo deStuart
Mill.
Popper plantea una interpretación de la historia del pensamiento político basada en la confrontación
entre dos escuelas o visiones del mundo: a) una reaccionaria, que añora una comunidad cerrada y
perfecta, heredera de la tribu. Platón (tomando los antecedentes de Heráclito) es su máxima
expresión, seguido de Aristóteles y reeditado en el pensamiento moderno por Hegel (al cual, aparte
del tono claramente sarcástico y cómico de su análisis, no le reconoce absolutamente nada) y b) otra
racional y crítica, que nació en la Antigüedad clásica con la "Gran Generación" de la época dePericles,
a la cual pertenecen Sócrates y Demócrito. Dicha visión reconoce el limitado conocimiento humano a
la cual atribuye el auténtico espíritu de la ciencia.
Popper hace una exégesis de la obra de Platón, y le atribuye la acuñación del esencialismo en la teoría del
conocimiento y del historicismo en la teoría política. Partiendo de la teoría de las formas y las ideas, la tesis
de Platón es que existe un mundo de las ideas que es perfecto, y que larealidad material en la que vivimos
no es más que una copia imperfecta que tiende a la degeneración. Esta visión no sólo se aplica a
la realidad natural, sino también a la política y social. La ciudad (la polis), modelo de sociedad fundamental
en el mundo griego, tiende a la degeneración y decadencia al alejarse en el tiempo de la polis originaria y
perfecta. La democracia, para Platón, es tan sólo un estadio más en la degeneración, de la cual la tiranía
no será más que la última expresión. Platón de este modo plantea la situación en Atenas, su ciudad natal,
como de decadencia al haberse instaurado la democracia y ver como en sus avatares se desliza a la
tiranía. Para Platón el modelo ideal de ciudad es Esparta, una aristocracia de nobles que gobierna sobre el
resto que no tiene más función de obedecer. Para mantener la unidad y la estabilidad la aristocracia debe
mantenerse unida sin dar lugar a lujos ni disensiones. Mantiene que las disensiones políticas es el origen
de la decadencia y que deben existir una radical división entre los hombres: entre los que dirigen y el resto
que debe obedecer En el mantenimiento de este orden "perfecto" gira toda su concepción sociológica de
Justicia. A Aristóteles Popper no le concede más que el desarrollo de la Teoría de las Ideas en la doctrina
de "potencia y acto" y en la instauración del esencialismo metodológico. Aristóteles no hace más que
adoptar el mundo de las Ideas de Platón pero en vez de modo pesimista de un modo optimista. El
desarrollo del mundo material no tiene por qué ser decadencia y alejamiento de la Idea Originaria sino de
desarrollo de las potencialidades de las Ideas de modo que las cosas materiales no hacen más que
desarrollar la esencia de la cual surgen en su devenir histórico. Esta idea sería repetida por Hegel al cual
no le atribuye más mérito que reeditarlas viejas ideas de Heráclito, Platón y Aristóteles para construir una
espantosa teoría política con la única finalidad de legitimar el poder absoluto de Guillermo de Prusia. A
Hegel le atribuye también la consolidación moderna del "historicismo" que sería la versión oficial de las
ciencias sociales en el continente europeo durante todo el siglo XIX. Marx, aunque políticamente opuesto al
modelo de Estado de Hegel, no haría más que aplicar el método historicista al análisis de la sociedad
industrial de la época, llegando a la conclusión de que la lucha de clases es el auténtico motor de la
historia, y que aplicando un "método científico" se llega a la profecía de que la sociedad se dirige
inexorablemente a la crisis final del capitalismo para la instauración de una sociedad sin clases en la que el
Estado se disuelva y el hombre alcance la auténtica libertad. En dicha obra existen críticas recurrentes de
Popper tanto al esencialismo metodológico como al historicismo pero además critica al "sociologismo del
conocimiento" o "historismo" que no hay que confundir con el "historicismo". Según dicha doctrina nuestro
conocimiento no es más que consecuencia de nuestra circunstancia histórica, de nuestra época con sus
tensiones y conflictos de intereses y por ello nuestro estado actual de conocimiento no es ni mejor ni peor
que otro cualquiera negando así la existencia de cualquier verdad, no ya moral, sino incluso científica.
Popper, radicalmente opuesto a dicha doctrina, sostiene que el conocimiento humano puede plantearse la
búsqueda de la verdad, no entendida como verdad absoluta sino como acercamiento cada vez mejor a la
verdad a través de teorías que explican la realidad mejor que otras y que puedan refutarse.
Otra conocida obra de Karl Popper es el opúsculo La Miseria del historicismo, cuyo título parafrasea el de
la obra de Karl Marx La Miseria de la Filosofía, a su vez una burlesca crítica a La Filosofía de la Miseria,
de Proudhon. El libro lo dedica "en memoria de los incontables hombres y mujeres de todos los credos,
naciones o razas que cayeron víctimas de la creencia fascista y comunista en las 'leyes inexorables del
destino histórico'". En dicha obra Popper critica a un grupo de doctrinas que él denomina "historicistas" y
que tienen en común la capacidad de la sociología de predecir el curso de la historia. Divide dichas
doctrinas en dos grupos: a) las anti-científicas y b) las pro-científicas. a) Las primeras sostienen que la
realidad social es de naturaleza radicalmente diferente a la realidad física debido a su naturaleza
cambiante y compleja por lo que los métodos científicos que tanto éxito han tenido en las ciencias naturales
no son aplicables. La alternativa es la aplicación del método "holístico" es decir, la intuición "esencialista y
total" de las realidades sociales y el análisis de dichas realidades en su evolución histórica que es lo único
que nos puede hacer captar todas sus cualidades y descubrir su esencia (que no es más que la repetición
de la idea Aristotélica de potencia y acto). Dichas categorías esencialistas (Los Grandes Estados e
Imperios, las Civilizaciones, La Lucha de Clases, Los Ejércitos), son las únicas de interés para la sociología
y el estudio de su interacción y evolución histórica puede intuitivamente hacernos prever su devenir futuro.
Popper critica de frente el "método holístico" como incapaz de analizar ninguna realidad. "Las totalidades
en tal sentido no pueden ser objeto de estudio científico alguno". Es dicho método el que ha llevado a las
grandes utopías modernas y a los grandes planes sociales totales que según el autor jamás han alcanzado
sus objetivos ya que impiden cualquier control científico al pretender "transformar la sociedad" en su
totalidad. Popper propone el método nominalista con alternativa, es decir, denominar a las realidades
según las necesidades de nuestras teorías sin pretender que las cosas esconden una "esencia" detrás de
ellas que hay que captar con las definiciones. Además propone la "ingeniería social gradual" o "piecemeal
social technology" como alternativa a las grandes utopías transformadoras de la sociedad y de la historia b)
las doctrinas pro-científicas sostienen que al igual que la ciencia ha sido capaz de predecir el curso de los
planetas en el sistema solar, del mismo modo la sociología es capaz de, copiando los métodos científicos y
a través de la historia, calcular el futuro devenir de la historia. Popper critica dichas doctrinas partiendo de
la equivocada idea de ciencia que tienen estas doctrinas. La ciencia para Popper no es más que un
conjunto de teorías o hipótesis provisionales que aunque estén inicialmente sostenidas por evidencias se
deben tratar de refutar para sostener su validez. Dichas teorías están presentes siempre en la explicación
causal de los acontecimientos y solemne cuando la realidad se opone a ellas surge un problema que puede
servir de base para refutar una antigua teoría y plantear nuevas hipótesis que solventen dicho problema.
Popper sostiene que todas las ciencias (incluidas la sociología) hacen lo mismo pero no del modo que
sostienen las doctrinas pro-científicas. Los acontecimientos históricos no pueden explicarse a través de una
sola teoría o incluso varias por que son únicos y en ello si intervienen infinidad de teorías de diferente
naturaleza. Las doctrinas pro-científicas confunden lo que es una tendencia (o condiciones iniciales) con
leyes universales inexorables. Popper concluye sosteniendo la unidad de todas las ciencias (incluidas las
sociales) en su método de planteamiento de teorías, ensayo y error que eliminan las no aptas, en el hecho
de que es imposible predecir la historia futura simplemente porque es imposible predecir los
descubrimientos científicos futuros y por último que la historia como la realidad tiene infinidad de vertientes
y solamente las teorías y nuestros puntos de vista sobre ella, nos permiten escribir infinidad de "historias".

Críticas
Thomas Kuhn, en su influyente obra La estructura de las revoluciones científicas argumentó que pocas
veces los científicos han actuado siguiendo estrictamente los postulados popperianos del falsacionismo.
Por el contrario, Kuhn defiende la tesis de que la ciencia ha avanzado a través deparadigmas que dominan
la mentalidad de cada época: los nuevos desarrollos científicos son únicamente examinados a la luz del
paradigma en uso y sólo raramente ocurre una revolución que cuestiona el paradigma mismo. Imre
Lakatos, discípulo de Popper, trató de reconciliar esta postura con la de su maestro mediante la
introducción de programas de investigación que serían el objeto de crítica y falsación, en lugar de las más
concretasproposiciones universalmente válidas de las que hablaba Popper. En este contexto, la tesis de
Quine-Duhem afirma que es imposible contrastar una hipótesis aislada, puesto que ésta siempre forma
parte de una red interdependiente de teorías. Otro discípulo de Popper, Paul Feyerabend tomó una
posición mucho más radical: no existe ningún método general para ampliar o examinar nuestro
conocimiento y la única descripción del progreso científico es anything goes (todo sirve).
En las ciencias sociales, Popper mantuvo una viva controversia conocida como la disputa
positivista (Positivismusstreit) de la sociología alemana. El enfrentamiento fue abierto por un ensayo
titulado Lógica de las ciencias sociales que fue presentado por Popper en 1961 en el congreso de la
Sociedad Alemana de Sociología en Tubinga Tübingen. El filósofo vienés y su discípulo Hans
Albert afirmaron que toda teoría con pretensiones científicas, aun dentro de las ciencias sociales, debía ser
falsable. A esta visión de la Sociología se opusieron los dialécticos de la Escuela de Fráncfort, Theodor
Adorno y su discípulo Jürgen Habermas. En este contexto ha de entenderse una carta de Popper,
publicada sin su consentimiento en 1970 en el semanario alemán Die Zeit y titulada Contra las grandes
palabras. En ella, Popper ataca duramente la obra de Adorno y Habermas acusándolos de emplear un
lenguaje inflado y pretencioso pero vacío de contenido.
En la historia del pensamiento se ha criticado la utilización de categorías ahistóricas por parte de Karl
Popper en su evaluación de la obra de autores clásicos, en especial Platón. Klosko, (Philosophy of the
Social Sciences.1996; 26: 509-527) destaca que en La sociedad abierta y sus enemigosPopper presenta a
Platón como un antecesor del totalitarismo moderno, una categoría que sólo cobra sentido en el mundo
posterior a la Gran Guerra y que en la Antigüedad podría aplicarse con cautela al caso particular de la
sociedad espartana. Según esta crítica, Popper subordina el conocimiento histórico a su uso
político inmediato, y se desentiende de las preocupaciones metodológicas de la buena historia del
pensamiento, como la necesidad de recurrir a la filología y la reconstrucción contextualizada del sentido
para acercarse a una realidad antropológicamente lejana como la Grecia clásica.

Logik der Forschung es un libro de Karl Popper escrito en 1934. Fue originalmente redactado
enalemán, pero el mismo Popper lo volvió a escribir unos años más tarde en inglés para ser publicado
en 1959 con el título The Logic of Scientific Discovery. Es un caso poco corriente de una obra
importante escrita de dos idiomas distintos por el mismo autor, en lugar de ser traducida. Sir Peter
Medawar dijo de ella que era "uno de los documentos más importantes del siglo XX."1 Popper
argumenta en su libro que la ciencia debe seguir una metodología basada en la falsación, ya que por
muchos que sean los experimentos que se realicen para verificar (según dirían los inductivistas en
sentido estrecho) o confirmar (si se toma el caso de los inductivistas en sentido amplio) una teoría,
sólo basta uno para demostrar que es falsa. En este sentido, Popper se vale de la lógica de
predicados de primer orden para dar cuenta de dicho fenómeno. Según Popper, la ciencia nunca
puede confirmar definitivamente una hipótesis, pero sí puede refutarla definitivamente deduciendo una
consecuencia observable de la misma y mostrando que dicha consecuencia no se cumple. Este
procedimiento de refutación sigue la forma de un modus tollens: La hipótesis H implica la
consecuencia observable O. La consecuencia observable O no es el caso. Por lo tanto, la hipótesis H
tampoco es el caso. La validez de este razonamiento contrasta con la invalidez de los intentos de
confirmación de una hipótesis: La hipótesis H implica la consecuencia observable O. La consecuencia
observable O es el caso. Por lo tanto, la hipótesis H también es el caso. Este razonamiento es un caso
de afirmación del consecuente, y por lo tanto no es un razonamiento válido. En consecuencia,
mientras las refutaciones tienen la forma de un argumento deductivamente válido, las confirmaciones
tienen la forma de un argumento deductivamente inválido, y a lo sumo tienen la fuerza de un
razonamiento inductivo. En este sentido, Popper sostiene que las teorías científicas se caracterizan
por la Falsabilidad. Posteriormente el libro sería editado en español en 1962 con el título La lógica de
la investigación científica.2

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