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Gerardo Kloss Fernandez del Castillo Entre el oficio y el beneficio: el papel del editor | a | ee VE RS altexto . Maria “haa Santillana Textos © 1998, 2007, Gerardo Kloss Fernandez del Castillo El texto original de esta obra fue presentado por el autor como tesis para obtener el grado de maestria en Edicion por el Centro Internacional de Estudios Profesionales para Editores y Libreros de la Universidad de Guadalajara en 1997. Posteriormente, fue publicado por Ia Divisién de Ciencias y Artes para el Disefio de la Universidad ‘Auténoma Metropolitana, Unidad Xochimitco, en 1998, con el titulo EI pape! del editor. E! proceso productivo en la industria editorial. Un modelo general razonado. Cabe mencionar que en 1999 esta misma obra gané el VIII Premio Anual a la Investigacién de la Universidad Auténoma Metropolitana, otorgado por el rector general a la mejor investigacion en Ciencias y Artes para el Disefio. ‘Segunda edicién, actualizada, 2007 DR. © 2007, Universidad de Guadalajara EDITOR! AL UN WE RS. ITARIA Editorial Universitaria José Bonifacio Andrada 2679 Guadalajara, Jalisco 44657 eww editorial udg. mmx ISBN 10: 970 27 10278 ISBN 13: 978 970 27 1027 1 Noviembre de 2007 Se prohibe la reproduccién, el registro o la transmisi6n parcial o total de esta obra por cualquier sistema de recuperacién de informacién, existente 0 por existir, sin ef ermiso previo por escrito del titular de los derechos correspondientes. Hecho e impreso en México / Printed and made in Mexico EI proceso editorial como practica social 24 A human being should be able to change a diaper, plan an invasion, butcher a hog, conn a ship, design a buil- ding, write a sonnet, balance accounts, build a wall, set a bone, comfort the dying, take orders, give orders, cooperate, act alone, solve equations, analyze a new problem, pitch manure, program a computer, cook a tasty meal, fight efficiently, die gallantly. Specialization is for insects. Lazarus Long (en Heinlein, 1994) Ubicaci6ny definiciones éSer editor es una carrera? El editor en nuestro pais no posee un titulo universitario que lo acredite como tal. No existen en México carreras profesionales de edicién, ni licenciaturas ni profesiones técnicas en edicidn; las que existen se enfo- can a las artes graficas. La gran demanda de cursos de capacitacion para editores, no obstante, comenzé determinando que se abrieran numerosos cursos en el terreno de la educacién continua, siguié con una creciente 2«Un ser humano deberia ser capaz de cambiar un pafal, planear una invasién, carnear un cerdo, guiar un barco, disefiar un edificio, escribir un soneto, balancear cuentas, construir una pared, enderezar un hueso, confortara un moribundo, recibir érdenes, dar érdenes, cooperar, actuar a solas, resolver ecvaciones, analizar un nuevo problema, palear estiércol, programar una computadora, cocinar una comida sabrosa, pelear eficazmente, morir con valentta. La especializaciOn es para los insectos.”" El proceso editorial como préctica social oferta de diplomados y desemboca poco a poco en algunos cursos de especializacion.* La naturaleza de casi todos estos cursos, complementaria de la formaci6n profesional, y la ausencia de una carrera de editor, que pretenda encauzar formalmente a sus estudiantes en la edici6n desde su juventud, como suelen hacerlo las demas carreras, subrayan la diversidad de medios de los que provienen y en los que se insertaran los editores, y la enorme variedad de sus necesidades respecto de las disciplinas y grupos sociales que editan. La mayoria de las disciplinas universitarias que intervienen como agentes del proceso editorial y que, por tanto, tienden a encauzar a algunos de sus egresados a este tipo de tareas, son por s{ mismas disciplinas con sus propias determinaciones epistemolégicas: la literatura, la lingitistica, el periodismo, la comunicaci6n, el disefio grafico, las artes graficas, la administraci6n de empresas o la mercadotecnia forman a sus estudiantes para seguir ciertos perfiles especificos, respecto de los cuales la edici6n no es sino una entre varias opciones, cuando no es francamente considerada como una desviaci6n. + En América Latina y en el mundo hispénico es generalizada la carencia de programas de pro- fesionalizacién para editores, si bien el fendmeno de los cursos de educacién continua y diplomados es reciente. En la Universidad de Buenos Aires existe la Carrera de Edicion, y la Universidade de Sao Paulo, en Brasil, ofrece la Carreira de Editoracao. En México, en 1938 se fundé la Escuela Nacional de Artes Graficas, hoy Centro de Estudios Tecnolégicos Industrial y de Servicios (cETIs) Nim. 11, que imparte la carrera de Técnico Profesional en Direccién de Ediciones; a partir de 1996, por unos afios la Universidad del Claustro de Sor Juana ofrecié la Licenciatura en Disefto Editorial; de la Universidad de Guadalajara egresaron dos generaciones de un programa de Maestria en Edicién; la Universidad Intercontinental for- mé cuatro generaciones en la Especialidad en Tipografia, y estén vigentes fa Especialidad en Produccién Editorial en la Escuela de Disefio del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la Especialidad y la Maestria en Disefio Editorial en la Universidad Andhuac México Norte, la Maestria en Ciencias del Hébitat en Dise- fo Grafico (con drea terminal en disefto tipogréfico) en fa Universidad Autnoma de San Luis Potosi, y la Maestria en Disefio Tipogrético en el Centro de Estudios Gestalt para el Disefio, en Veracruz. Ademés, en 2006 se empez6 a disefiar en la Universidad Auténoma Metropolitana-Xochimilco una Maestria en Disenio y Produccién Editorial. Por Ultimo, cabe mencionar que la Casa Universitaria del Libro de la Universidad Nacional Autnoma de México, fa Camara Nacional de la Industria Editorial Mexicana y el Fondo de Cultura Economica —junto con Libraria— organizan constantemente cursos de capacitacién editorial. En Bogota funciona el Centro Regional de! Libro para América Latina y el Caribe de la UNESCO (Cerlalc), y en Madrid opera la Fundacion German Sanchez Ruipérez, ambos como centros de investigacién y desarrollo. En Espafia se ofrecen varios programas de profesionalizacién, como el curso de Gestién de Empresas de las 25 Entre el ofcio y el beneficio: el pape! del editor Por otra parte, si se observa al proceso editorial como una totalidad, cada una de estas disciplinas adquiere un cierto cardcter transversal: cada una se enfoca a la palabra, al lenguaje, a la informaci6n, a la visualidad, a la materialidad, a los procesos, a los recursos 0 a los mercados. Todas hacen falta para construir una edici6n, pero ninguna forma editores en un sentido coherente con la linea de proceso que siguen el pensamiento y la accién editoriales. Cada uno de estos especialistas tendré una visi6n limitada de la totalidad y estard obligado a elegir si aprende por sf solo las partes que le faltan o se olvida de que existen y se encierra en el logocen- trismo de su propia disciplina. Excepto casos muy especificos, de personas que se formaron como editores por haber recibido tal formacién como herencia de una practica familiar, casi todos los editores empezaron de manera coyuntural, bus- cando otras aspiraciones 0 estudiando otras disciplinas; a veces sin saber que el futuro les deparaba entrar en esta practica, pero en otras ocasiones industrias Culturales, en el Centro ESADE de industrias de la Cultura, en Barcelona; el Curso de Formacion de Editores Ibercamericanos, de la Sociedad Iberoamericana de Amigos de! Libro y la Edicion, la Fundacion Carolina y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, y el Curso de Edicién de la Universidad Nacional de Educacién a Distancia en Madrid. En ese pais también se han abierto varios posgrados en edicién, como el Posgrado en Técnicas Editoriales de la Universitat de Barcelona; el Posgrado en Edicion y el Posgrado en Edicion Global en Espaftol y Edicion Internacional, ambos de la Universitat Pompeu Fabra en Barcelona; el Posgrado en Procesos Editoriales, el Posgrado en Edici6n Digital y el Master en Edicion de la Universitat Oberta de Catalunya; ef Master de Edicion Interuniversitario de la Universitat Autonoma de Barcelona, la Universitat de Valencia y 'a Asociacin de Editoriales Universitarias Espaftolas; y el Master en Edicion de la Universidad Carlos I, la Universidad de Salamanca y el Grupo Santillana. En otras partes de Europa existen numerosos centros de investigacion y formacion, como el Book House Training Centre en Londres, el Oxford International Centre for Publishing Studies en la Oxford Brookes University en Inglaterra, el Dutch Institute for Education and Training in the Book Business en Amsterdam, la Akademie des ésterreichischen Buch- und Medienwirtschaft en Viena, la Akademie des Deutschen Buchhandels en Munich y la Scuola er Librai Umberto e Elisabetta Mauri en Mildn. En Estados Unidos la Universidad de Stanford, en Palo Ato, California, ofrece el Stanford Professional Publishing. Especificamente a nivel de posgrado en la Europa no hispana y Norteamérica citaremos el Posgrado en Edicion de la Oxford Brookes University en Oxford, Inglaterra; el Master of Publishing de! Canadian Centre for Studies in Publishing, en la Simon Fraser University de Vancouver, Canada: las maestrias en artes MA Publishing de ia University of the Arts y MA Publishing Studies de la City University, ambas en Londres; las ‘maestrias en ciencias MSc Publishing de la Napier University, en Edinburgo, y MSc Publishing Studies de la Robert Gordon University, en Aberdeen, y la maestria en letras MLitt Publishing Studies de la University Of Stirling, estas tres ultimas en Escocia, 26 El proceso editorial como practica social buscando o intuyendo qué carrera universitaria podria ser una buena puerta para llegar a ella. Muchas veces el deseo de ser editor no es explicito, sino que se manifiesta como gusto por estar cerca de los libros, por leer, por escribir, y por investigar, ordenar y analizar textos literarios, organizar informacién documental o reflexionar sobre la estructura de la lengua misma, por lo que el sujeto con esta formaci6n encuentra en la edici6n y sus varios oficios el paradigma de un empleo placentero. Con frecuencia encontra- mos editores con formacion o intereses humanisticos, en filosofia, letras, lingiifstica, historia, o que provienen de las ciencias sociales: sociologia, ciencia politica, antropologia, economia, disciplinas que tienen la ventaja adicional de ofrecer métodos rigurosos de manejar los textos y procesar Ja informacién. La formacién humanistica permite que el sujeto deje de ver los textos como fendmenos aislados 0 enunciaciones arbitrarias, obligadas a tener un fin individual o una utilidad especifica, y los ubique como parte de una compleja red de didlogo donde muchas voces y muchas enunciaciones estén continuamente haciendo referencia a muchas otras. Esto es lo que permite no solamente saber si un texto es bueno, sino cual es el lugar que ocupa respecto de muchos otros textos dentro de la trama discursiva de la cultura. Pero el libro no sdlo despierta vocaciones por su contenido, sino también como objeto; por su propia belleza y por la de los procesos de su creacion. Las artes graficas y la tipografia, complementadas desde hace ya cuatro décadas por la profesionalizacion del disefio grafico, aportansu contingente de editores, o al menos de creadores de objetos editoriales, formados “en el olor del papel y la tinta’. Sise dice que algunos estudiantes de psicologia eligen inconscien- temente esa carrera para explorar sus propios conflictos, no seria raro que las carreras de comunicaci6n y periodismo atrajeran a quienes tienen una necesidad afectiva de interaccién con los demas, que no encuentra otra manera de expresarse; sin embargo, la inconformidad ante el mundo y el deseo de cambiar la realidad son también buenos motivos para buscar una vocacién en la expresién publica de las ideas. Sin embargo no es suficientemente preciso describir ala edici6ncon base en un panorama disciplinario; no basta con hablar de carrerasy titulos profesionales, cuando precisamente a éstos se les reconoce poca impor- tancia en el mundo editorial. Lo que tiene cabida en la calificacién de los actuales editores mexicanos es la experiencia y la actitud. La experiencia se obtiene haciendo ediciones y la actitud resume algtin grado de cuidado, 27 Entre el oficio y el beneficio: el papel del editor dedicacién, sensibilidad, rigor de método, amor al oficio y a sus materias de trabajo, pasién por la lectura y la escritura, etcétera. Una condicién. generalmente necesaria para convertirse en editor es aprender a realizar 0 coordinar una multitud de labores transdisciplinarias, trabajando con personas que ven diferentes cosas en el lugar donde sélo hay una. Eleditor ve un libro donde otros ven una oportunidad de abrir nuevos mercados de exportaci6n, una colecci6n de breves textos narrativos contemporaneos, una reticula modular jerarquizada, una resma de papel estucado y pulido de doble cara o un articulo de consumo con cédigo de barras. Generalmente el editor necesita aprender a ver todas las caras del objeto para poder dialogar con los demas agentes, pero un gran numero de veces el proceso de convertir en editor a un humanista, un cientifico, un artista, un técnico o un comerciante se queda a Ja mitad del camino: no adquire la capacidad de dejar de pensar transversalmente. Insiste en seguir viendo sélo Ja parte del fenémeno que conceptualmente le interesa y trata en vano de dialogar con los demas agentes desde su propio sistema de categorfas acerca de lo verdaderoy lo falso,|o correctoy lo incorrecto. De ah{ se originan muchos de los problemas de interaccién social y personal que padecen las editoriales, y que se reflejan en forma de errores politicos, econémicos y técnicos. Este problema no tiene salidas parciales. ;Eleditor necesita pensar como intelectual, como empresario, 0 como técnico? La nica respuesta plausible es que las tres cosas. ;E] libro es creaci6n litera- ria, documento logico, material educativo, objeto de disefio, composicién plastica, producto industrial, o mercancfa de consumo? La nica respuesta plausible es que es todo esto a la vez, y a veces mas. Dado que casi todas las disciplinas, profesiones y practicas sociales publican el fruto de sus propios quehaceres, es necesario en todas ellas que haya alguna que otra persona que eventualmente se haga editor: de vez en cuando un médico se especializa en editar textos médicos, un jurista se especializa en editar textos juridicos o un piloto se especializa en editar textos de aviacion. No sélo necesitan editores las ciencias, las técnicas y la educacién: hacen falta muchos editores en el juego politico, las artes, el turismo, los deportes y todos aquellos quehaceres colectivos cuyos agentes tengan necesidad de compartir noticias, cultivar saberes, esparcir habilidades, conservar relatos y construir memorias. Ser editor no es hoy por hoy una carrera universitaria 0 técnico- profesional que se elige, sino una practica, o un conjunto de prdcticas relacionadas con la publicaci6n de informacién, necesarias en casi todos los campos del conocimiento. Se puede hacer de dicha prdctica una ca- 28 El proceso editorial como practica social trera y subsistir de por vida dedicéndose a ser editor, pero se puede ser editor eventual o de tiempo parcial. Para ser editor s6lo hace falta asumir en la practica y con buen desempefio las responsabilidades del proceso, ya sea en un simple folleto, en una efimera revista 0 en una coleccién de libros de rancio abolengo. Por eso tampoco se puede calificar fuera de contexto a un buen editor o un mal editor, ya que la que resulta buena o mala es cada una de las ediciones. Un buen editor es quien en general produce ediciones apro- piadas, aunque eventualmente tenga un producto fallido; un mal editor ocasionalmente puede producir alguna edicién buena y un editor muy exitoso econdmicamente puede hacer ediciones malas pero muy conocidas o vendidas. Pero dado que postulamos el prop6sito de evitar las categorias generales, habria que conceder el beneficio de esta duda: una edicién sélo nos puede parecer mala desde cierta tépica. A ojos de un editor literario o cientifico, un libro popular de autoayuda y superacién personal para jove- nes es malo o esta mal editado, porque violenta buena parte delos acuerdos previos de la edicién literaria 0 cientifica. Sin embargo, el mercado nos dice que estos libros parecen estar siendo apropiados para el publico que se proponen, el objetivo que persiguen y la tépica de la que parten. ;Qué es primero, la demanda de libros malos que deforma la oferta o la oferta de libros malos que deforma la demanda? El editor cultotiene la opci6n de aceptar que ése no es su tema ni su publico ni su tépica; pero si realmente desea hacer algo para mejorar la calidad de los libros que se publican en ese segmento del mercado, tendra que esforzarse por desarrollar proyectos editoriales que, partiendo irremediablemente de la t6pica ahi existente, lleven a los lectores hacia retos cognitivos mas interesantes. El problema de la profesionalizacién editorial tiene dos vertientes: una es definir, sistematizar y difundir los conocimientos, habilidades y actitudes que profesionalizan el trabajo editorial, encontrando qué es lo que hacea un buen editor; pero |a otra es estudiar y sistematizar el andlisis del lugar o lugares que ocupa el editor en la sociedad.> 5 Es curioso que en México no se concibe la egicién como una profesiOn; pareceria que los or- ganizadores de cursos sobre esta materia, y los creadores de empresas y dependencias editoriales, no se sienten cémodos con la palabra edicién y prefieren decir “produccién editorial” u otros circunloquios que los obliguen a dar menos definiciones. ‘Como ejemplo de los esfuerzos y respuestas que requiere la profesionalizacion de la edicién en todo el mundo, basada en la investigacién, el desarrollo y la formacion de cuadros, la UNESCO tiene publicada en varios idiomas la obra Profession: éditeur (UNESCO, 1994 y 1995). 29 Entre el oficio y el beneficio: el papel del editor Ambas vertientes pueden alterar radicalmente la definicién de lo que es un editor profesional. Valdria la pena cuestionarse si no es un editor profesional el ingeniero que practica la ingenierfa, que no vive de editar ni labora en una editorial, pero que edita una revista sobre ingenieria empleando con excelencia los conocimientos, habilidades y actitudes profesionalizantes del trabajo editorial, adaptados en forma apropiada ala t6pica de la ingenieria. Mas adelante intentaremos responder a esta pregunta separando, tinicamente para fines de anilisis, los roles del editor en sus aspectos politico-culturales (lector, selector y ofrecedor de textos), econdémico-administrativos (empresario editorial que maneja un. negocio basado en vender copias de los textos) y técnico-reproductivos (reproductor de textos o coordinador de la reproduccién de textos). Se vera entonces que se puede ser un editor profesional laborando sélo en uno de estos roles, en dos 0 en los tres, E] panorama de la edicién es suficientemente amplio para dar cabida a las tres formas de profesiona- lizacién del editor. Elcaracter de buen editor se refrenda cada vez. Se mantiene hacien- do ediciones apropiadas y crece con una edicién magnifica. No se pierde para siempre por una edicién ocasionalmente fallida, pero se desdibuja hasta desaparecer si se hacen ediciones inapropiadas durante el tiempo suficiente. Comencemos explorando, pues, algunas definiciones. Aparente- mente no importa si el editor estudié odontologia, ingenieria, letras, so- ciologfa, disefio o si carece de credenciales académicas; se le llama editor al que da la cara por un impreso, de principio a fin, en forma y contenido. Un editor profesional seria, en una primera instancia, el que vive de eso, y una editorial la empresa dedicada a eso. No es la imprenta ni el taller de tipografia ni el despacho de disefio, sino el sitio donde se concibe, coordina, controla, cuida y lleva adelante una edicién. En espafiol existe el Manual de edicién. Guia para autores, editores, correctores de estilo y diagra- madores (Barvo, 1996); e} propio Cerialc tiene publicada una “Serie profesional del libro y la edicién”, asi ‘como numerosos titulos sobre temas como célculo editorial, técnicas de investigaci6n editorial, adminis- tracion editorial, gestion y mercadeo para empresas editoriales y para editoriales universitarias, edicién por computadora, derecho de autor y un glosario del libro y la edicién. El Cerlalc es fruto de un convenio celebrado en 1971 entre la UNESCO y la Repiblica de Co- lombia. En la actualidad, todos los paises iberoamericanos y del Caribe de lengua espafola o lusitana ‘son miembros del Cerlalc, ademés de Estados Unidos, Espafia y Portugal —este pais fue el ultimo en adherirse, en 2008. 30 EI proceso editorial como practica social A veces un impresor (0 imprenta), un tipégrafo (0 taller de tipo- grafia), un disefiador (o despacho de disefio) y hasta un autor pueden convertirse temporal o definitivamente en editores (0 en editoriales). La mayoria de los editores profesionales no tienen mas escuela que el haber asumido exitosamente esas responsabilidades durante afios; es frecuente que se hayan tropezado con ellas sin querer en el ejercicio de otra disciplina y hayan terminado por apasionarse. No se puede asegurar que alguno de los agentes del proceso grafico no tendra que “ponerse esa camiseta” en un momento de su vida, e incluso que no lo hara bien y con gusto... si entiende que se trata de asumir responsabilidades muy distintas. Noes lo mismo impresor, tipégrafo, formador o disenador editorial que editor. Si el disefiador, tipégrafo, impresor, artista grafico o escritor decide que las responsabilidades del editor no le interesan, hard bien en reconocerlo y renunciar a coordinar ediciones; nadie le deberia recrimi- nar si se limitara a hacer aquello que en verdad le gusta y deja la carga de la responsabilidad editorial en otras manos. Pero entonces tampoco le conviene arriesgarse a aceptar la “paternidad” de una edicién sabiendo que no lo vaa hacer bien, y eso significa que sera empleado por un editor para hacer la parte del proceso que sf le gusta, ya que tendra dificultades para desenvolverse como coordinador del proceso por su imposibilidad de afrontar todos los aspectos del mismo. Una concepcién tradicional de editor es la persona fisica 0 moral que se dedica a reproducir, distribuir y vender obras intelectuales, literarias o artisticas por su cuenta y riesgo. El editor es un empresario que invierte en ello, corre los riesgos financieros buscando un beneficio, se hace cargo del proceso y responde de é] ante el autor y los demas involucrados. Pero, técnicamente, el editor puede ser una persona contratada por la que aca- bamos de definir para que realice tales funciones. Por otro lado, el editor, como el director de un filme, es el coordi- nador del montaje integral de las numerosas partes y su responsabilidad individual es limitada. Si el editor es un coordinador general, un “director de orquesta”, entonces podriamos postular que en cada proyecto editorial no cabe mds que un solo editor. Desde luego que esta ultima afirmacién merece ser matizada. Como un principio general, el grado de dificultad que conlleva la organizacién de una edicién crece en la medida en que es coordinada indistintamente por dos o mas personas, especificamente cuando entre ellas no existe una delimitacién clara de responsabilidades, ya sea jerarquica, de funciones o de otra naturaleza, y cualquiera de ellas puede tomar una decisién edi- 31 Entre el oficio y el beneficio: e! papel del editor torial importante sin conocimiento, instrucciones o consenso dela otra u otras. La capacidad para llegar a acuerdos razonables que no comprome- tan la calidad del producto es fundamental para evitar la centralizaci6n innecesaria. Compartir la coordinacién de una edici6n, y la toma de las deci- siones que ésta conlleva, requiere un esfuerzo adicional de concertaci6n, acuerdos de fondo y objetivos muy claros. No solamente subyace el riesgo de conflictos frecuentes en la practica, sino que mas alld persiste el peligro de que dichos desacuerdos se reflejen en el resultado. El cargo de editor necesita estar en manos de personas calificadas para ello, y eso implica obligaciones y derechos acordes con la responsabilidad objetiva del cargo mismo. Retomando nuestra comparaci6n aparentemente exagerada entre Jas labores de direcci6n editorial y las de direccién cinematogréfica, el gran director soviético Andrei Tarkovski puede aportarnos un poco de claridad con su visi6n del trabajo en equipo. Tarkovski solia decir que el director de cine necesita confiar en todos sus colaboradores, ya sean autores, guionistas, escenégrafos, ma- quillistas, encargados de vestuario, de iluminacién, de sonido, de props, camarégrafos, actores, etcétera, pero que, como responsable del proyecto total, corre el riesgo de convertirse en un mero espectador en la medida en que cada uno de estos colaboradores desarrolla su tarea de manera independiente. El director necesita ser el coordinador de todos ellos y, al mismo tiempo que los obliga a cefiirse a su visién personal del proyecto, darles la suficiente libertad para que cada uno despliegue lo mejor de su talento. Para Tarkovski el verdadero milagro ocurre, entonces, cuando el director consigue transmitir a su equipo cual es la esencia del proyecto y los diversos colaboradores consiguen compartir una misma inspiraci6n; cuando el director suefia y transmite su suefio al equipo completo. Nada puede reemplazar a un equipo de trabajo movido por el entusiasmo de una idea que todos comprenden, valoran y comparten. De aqui parece desprenderse la nocién de que la tarea mds importante de un editor consiste en establecer con suficiente claridad los objetivos, conceptos y argumentos que se intenta transmitir con cada proyecto, en socializarlos convincentemente entre todos los demas agentes y en asegurar que se mantengan con coherencia y unidad de sentido a medida que cada agente va tomando sus propias decisiones particulares. El jefe que confiere a uno de sus empleados el cargo de editor, asi como el cliente que solicitala prestaci6n de servicios editoriales, al hacer- 32 El proceso editorial como practica social lo, esta otorgando en el acto un voto de confianza a la capacidad de esa persona. Aunque el jefe sea el que paga y el que manda, aunque puede supervisar, dictar criterios, normas y orientaciones, dar 6rdenes, rechazar propuestas y recibir el crédito por la edici6n, en el aspecto estrictamente técnico y operativo requiere dejar hacer con libertad al editor. E\ editor es el nico que sabe dénde esta cada pedazo del proyecto y tiene una idea de c6émo juntarlos. Cada cabeza es un mundo y una buena edicién difi- cilmente puede hacerse por votacién en una asamblea. El trabajo editorial es absorbente y el editor necesita “estar en todo”. Un jefe que no puede “estar en todo” necesitaria contratar a un editor y confiar en su capacidad profesional. Sino confia en su editor, haré mejor enreemplazarlo por alguien en quien si confie o hacer el trabajo personal- mente. Una revista o un libro puede tener muchas manos y varios jefes; de redacci6n, de correcci6n, de arte, de disefio, de tipografia, de produccién, de distribucién, de ventas. Pero en cada proyecto editorial hay un solo editor responsable, que no es ninguno de los anteriores y coordina las relaciones entre ellos. Pero el trabajo editorial no puede convertirse en su asunto de po- der: “Aqui se hacen las cosas asi porque lo mando yo”. En el momento en que las decisiones editoriales empiezan a enfocarse desde la 6ptica del poder, empieza a hacerse evidente que los demas agentes del proceso también poseen sus propias cuotas de poder, con las cuales son capaces de antagonizar con la autoridad central del editor. Este antagonismo se puede manifestar de entrada en la insistencia de cada agente en hacer valer por la fuerza sus propios argumentos y decisiones en su 4mbito especifico de poder, y ya que “Cada quien es sefior en su propia casa’, el proceso editorial se fragmenta en cada una de las fases, procesos y epis- temes transversales por las que va pasando el pobre libro. El corrector diré “Este autorcete no sabe ni escribir, yo si”; el disefiador dird “Este correctorzucho no entiende nada de disefio”; el impresor dird “Estos jovencitos creen que saben mucho porque fueron a la escuela de disefio, pero yo tengo treinta afios imprimiendo’. El autor dir “Esta editorial es malisima, mira lo que estos ignorantes hicieron con mi texto”. Cuando el antagonismo alcanza su climax, la mutua ignorancia se puede llegar a convertir inadvertidamente en sabotaje. El producto final carecera entonces de cualquier unidad de sentido. Incluso en estos casos podemos esperar, como sucede muchas veces, que el producto final esté razonablemente bien hecho: que la co- rrecci6n sea buena, el disefio bueno, las ilustraciones buenas, la portada 33 Entre el oficic y el beneficio: el papel del editor buena, la impresién buena, los materiales buenos, la comercializaci6n buena, pero que cada uno de estos componentes exprese conceptos diferentes. Por poner un ejemplo exagerado, un buen poema intimista puede corregirse aplicando con toda destreza criterios de estilo académi- cos, ilustrarse con magnificas imagenes fantdsticas futuristas, formarse usando Ja mejor fuente tipografica publicitaria, diagramarse en una excelente reticula periodistica, imprimirse en el mejor papel revolucién, encuadernarse con el mejor guairo (wire-o) del mercado y venderse en la mejor tienda departamental de la ciudad. Luego de que cada agente haya puesto lo mejor de su esfuerzo, y aun silo juzgamos de buena fe con el criterio de apropiacion, el resultado ser un libro horroroso, en el que nada tiene coherencia con nada. El editor no es un dictador, un ogro ni un policia; si acaso pudié- ramos hacer valida alguna analogia de este tipo, los tinicos componentes policiacos de su trabajo serian la elegancia y el ingenio del detective que va tramando razonamientos a partir de incégnitas, y la habilidad del agente de trafico para organizar y conciliar una densa red de intereses contrapuestos. Si bien el enorme tramo de responsabilidad de su trabajo requiere un framo de autoridad equivalente, como establece la ley de paridad, y exige una enorme carga de labores de supervisi6n, el éxito de un proyecto editorial no se finca en el uso del poder. Se trata de que cada libro o revista sea apropiado para |a situacién, condicionantes y tépica particulares de sus textos y de sus lectores, de que la toma progresiva de las diversas decisiones editoriales sea coherente y que el producto final refleje esa unidad de sentido. Esto no se construye desde el poder, sino desde el acuerdo. Ese es el centro de la tarea de coordinacion del editor: construir y mantener acuerdos razonables con todos los demas agentes; socializar y explicar lo que se pretende hacer para que, como dijo Andrei Tarkovski, todos aporten lo mejor de sia la realizaci6n de una visi6n compartida. El poder puede ser titil como ultimo recurso para impedir que se desmorone un proceso de trabajo en el que se ha agotado la posibilidad de construir acuerdos, donde los diversos agentes se han convertido en antagonistas; pero los acuerdos no emanan sino de 1a claridad y coherencia con la que se construyen los argumentos que van fundamentando la toma de cada decisién editorial. Eso le toca al editor. 34

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