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LOS VARIADOS ÁMBITOS DE LA CSS EN EL SIGLO XXI.

LAS
INICIATIVAS DE BRASIL, ARGENTINA Y VENEZUELA HACIA LOS
PAÍSES DE ÁFRICA

Gladys Lechini, Carla Morasso

Abstract

En este sistema internacional en transición de principios de siglo, los países de


América Latina complementan su relación con los países centrales del Norte
desarrollando estrategias Sur-Sur, en un mirarse hacia adentro, hacia el espacio
latinoamericano, pero también mirando hacia referentes de otras regiones de la periferia,
generando relaciones de variado tipo, caracterizadas como de Cooperación Sur-Sur
(CSS).
La CSS como un hecho y a su vez como concepto, no es algo nuevo: tiene sus
antecedentes en las décadas de 1960 y 1970. Sin embargo, es un término elusivo y
multidimensional, que ha sido interpretado por los académicos desde diversos enfoques
y utilizado por distintos actores, con similares o diferentes propósitos, en varios
momentos históricos.
Por ello, este trabajo se propone el análisis de las iniciativas de Brasil,
Argentina y recientemente Venezuela, hacia los países del continente africano en un
contexto de CSS, entendido en su dimensión política ampliada. Estos tres casos de
cooperación bilateral horizontal interregional tienen su propia sintonía con
características e intensidades variables y son utilizados como test case.
En este estudio también apuntamos a identificar las características
diferenciadoras de la CSS respecto a la Norte Sur, sus ventajas y desventajas. Vamos a
observar si las estrategias de CSS forman parte de los esquemas y diseños de política
exterior de los países bajo estudio, implicando una nueva concepción del orden
internacional en transición.

1
LOS VARIADOS ÁMBITOS DE LA CSS EN EL SIGLO XXI. LAS
INICIATIVAS DE BRASIL, ARGENTINA Y VENEZUELA HACIA LOS
PAÍSES DE ÁFRICA

Gladys Lechini, Carla Morasso

1. Introducción

Durante la última década se observan cambios en el tablero mundial que


permiten identificar una tendencia vinculada al mayor protagonismo de las llamadas
potencias emergentes y de los Países en Desarrollo (PED) en las cuestiones globales.
Este escenario lleva a preguntarse sobre la posible emergencia de un orden mundial de
nuevo cuño. ¿Vamos hacia un mundo sin hegemonías?, ¿Hacia un sistema con
potencias tradicionales declinantes y otras ascendentes?, ¿Hacia un escenario global
descentralizado por regiones? Para Grevi (2010), por ejemplo, el sistema se dirige hacia
una novedosa forma de multipolaridad, marcada por la redistribución de las cuotas de
poder en las esferas económica, política y militar, y atravesada por una profunda
interdependencia, dando lugar a un “orden interpolar”. En este re-ordenamiento, junto a
la potencia hegemónica, Estados Unidos, comienza el “ascenso del resto” (Zakaria,
2008), particularmente en la dimensión económica. Las nuevas potencias medias o
emergentes están buscando nuevos espacios de poder en el sistema internacional, al
tiempo que las economías centrales atraviesan crisis financieras profundas.
Como ejemplos de algunos cambios en el sistema pueden señalarse el
desplazamiento del G-8 por el G-20 en la discusión sobre las medidas necesarias para
salir de la crisis financiera, la conformación de la alianza IBSA (India, Brasil y
Sudáfrica) y las reuniones del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica),
entre otros posibles conjuntos de países emergentes. Respecto a los BRICS, por
ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que en 2012 aportarán el 56%
del crecimiento del PBI mundial, en tanto ocupan el 26% del área terrestre del planeta,
tienen el 41% de la población mundial y detentan el 46% de la fuerza de trabajo
mundial1. Estos datos deben considerarse junto a la mayor notoriedad de los países de
renta media2 en el crecimiento económico mundial. Se estima que entre 2000 y 2005
estos países generaron alrededor del 30% del crecimiento de la producción mundial, un
incremento notable comparado con el 15% del período 1960-1973 o 19% del ciclo
1973-2001 (Lemaresquier, 2009).
En este marco de reconfiguraciones, se han multiplicado los debates en torno a
la actualidad y vigencia de la Cooperación Sur-Sur (CSS), que había sido relegada
como herramienta de política exterior durante los años noventa. El término CSS es
usado para referirse a un amplio conjunto de fenómenos relativos a las relaciones entre
países en desarrollo –formación de coaliciones de geometrías múltiples, regateo
colectivo en las negociaciones internacionales, acuerdos regionales de integración,
intercambio de políticas, flujo de comercio y de inversiones privadas (Leite, 2012).

1
Ministério das Relações Exteriores do Brasil (2012) “IV Cúpula do BRICS - Nova Delhi, 28 e 29 de
março de 2012”, Nota à imprensa nº 76, 27 de marzo.
2
Según la clasificación del Banco Mundial, los países de Renta Media-Baja tienen ingresos per cápita de
entre 936 y 3.705 dólares y los de Renta Media-Alta entre 3.706 y 11.455 dólares.

2
Como puede observarse es un concepto elusivo y a la vez comodín. Por ello la
necesidad de precisarlo, o al menos darle contenido, en función de los contextos en los
cuales es empleado. En la actual discusión sobre la naturaleza de la CSS, se utilizan
diferentes definiciones, en un arco que va desde visiones restringidas a la cooperación
técnica horizontal hasta miradas abarcativas que entienden a la CSS como un espacio de
construcción de diálogo político-institucional entre los países del Sur.
Por ello el objetivo del presente trabajo es abordar las relaciones de Brasil,
Argentina y Venezuela con los países africanos en la última década, en un contexto
donde se entiende la CSS con un sentido amplio, como una construcción política. El
propósito es ubicar las acciones de cooperación bilaterales en el marco de las grandes
líneas de política exterior de los tres países y sus visiones sobre el sistema internacional.
A partir de estas consideraciones será posible señalar, por un lado, cuáles son los
elementos propios de la CSS y las posibilidades que presenta como herramienta de
vinculación entre los PED. Por otra parte, se podrán observar cuáles son los principales
motivos que llevan a los gobiernos sudamericanos a revitalizar los vínculos con África,
como lo expresan los nuevos espacios de diálogo interregional que conforman las
Cumbres América del Sur-África (ASA) 3 y América del Sur-Países Árabes (ASPA) 4.

2. La Cooperación Sur-Sur: significados y dimensiones

Las bases científicas de las Relaciones Internacionales se conformaron a partir


de la Segunda Guerra Mundial junto a la estructuración de un nuevo orden internacional
bajo la preponderancia de los Estados Unidos. El aparato conceptual y teórico de la
disciplina se originó en ese contexto, sobre las ideas e intereses de un poder en ascenso,
dando lugar a la reflexión de Hoffman (1991) para quien las relaciones internacionales
son “una ciencia social (norte)americana”. De este modo, las Relaciones Internacionales
tomaron las categorías, conceptos y perspectivas “occidentales” como universales y
apropiadas para el análisis de las diferentes realidades de las sociedades y estados del
planeta. Esta forma de producción de poder a través del saber imprimió un modo de
validación del conocimiento científico y para el caso de las relaciones internacionales en
particular, condicionó la manera de entender el mundo, las sociedades y sus problemas.
Las perspectivas de modernización y desarrollo subyacentes dividieron al mundo entre
un Norte civilizado y avanzado y un Sur subdesarrollado y con bases sociales primitivas
que debía transitar diferentes etapas para alcanzar el “desarrollo”5, planteándose de este
modo la "falacia desarrollista" de un progreso lineal hacia etapas superiores por medio
del avance tecnológico (Dussel, 2000).
Frente al “desarrollo” representado por el “Norte”, apareció el “Sur” como un
concepto que refería a la periferia del sistema, al otro lado de su centro, del cual se
distingue y al cual le es funcional. “(…) el concepto Sur es un continuo permanente en
respuesta el Norte; no hay una línea que haga tabula rasa a la historia” (García, 2011, p.
234). De este modo, el Sur se conformó por un grupo de países periféricos o en

3
La primer Cumbre ASA se realizó en Abuja (Nigeria) en 2006, la segunda en Margarita (Venezuela) en
2009 y la tercera se realizará en Malabo (Guinea Ecuatorial) en el segundo semestre de 2012, luego de
que se pospusiera la prevista en Libia en 2011.
4
La primer Cumbre ASPA tuvo lugar en Brasilia (Brasil) en 2005, la segunda en Doha (Qatar) en 2009 y
la tercera se realizará en Lima (Perú) en octubre de 2012.
5
Dentro del grupo académico que plantea la colonialidad del poder y del saber (eurocentrismo), se
destacan Enrique Dussel, Aníbal Quijano, Walter D. Mignolo, Edgardo Lander y Fernando Coronil, entre
otros. Ver Lander, E. (2000) (comp.) “La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas Latinoamericanas”, CLACSO, Buenos Aires.

3
desarrollo, compartiendo similares situaciones de vulnerabilidad y desafíos. El Sur se
presentó en escena, irrumpiendo en los estudios internacionales con la primera ola de
descolonización, tras la Segunda Guerra Mundial.
Desde entonces, la CSS ha sido entendida desde variados puntos de vista y
utilizada con diferentes contenidos y múltiples aristas. Un sintético racconto de la
evolución de los “países del Sur” dentro del contexto global, su inserción asimétrica y
periférica contribuye a comprender las dos más importantes acepciones de “la
Cooperación Sur-Sur”, explicitadas en dos grandes líneas interpretativas, cuyas
fronteras son difusas: una acepción restringida, más técnica y otra más política y más
amplia.
Respecto a la mirada restringida, encontramos sus antecedentes en el Plan
Marshall de Estados Unidos para reconstruir a Europa y contribuir al crecimiento de los
países en desarrollo. Este plan se basaba en una concepción lineal del desarrollo
estableciendo firmemente la idea que el Sur periférico debía alcanzar el desarrollo
emulando al Norte, bajo la ayuda de los países centrales. De este modo, se comenzó a
hablar de “asistencia al desarrollo”, representada por programas y proyectos que
implicaban transferencia de recursos y habilidades. Sin embargo, dado que muchos de
los profesionales del área consideraban que la “asistencia” aludía a la desigualdad, se lo
cambió por el concepto de “cooperación al desarrollo” (CD) (Lopes, 2005).
La CD Norte-Sur se tornó entonces una dimensión clara de estudio y acción.
Maduraron los consensos en torno a las definiciones y esquemas de acción y se
multiplicaron los trabajos académicos que describían y explicaban una realidad que se
institucionalizó en 1961 en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) a través del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD), un foro que
reúne a países donantes y organismos multilaterales. Tiempo después, en 1971, la
Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) fue definida por la OCDE como los flujos que las
agencias oficiales (gobiernos locales o estatales) y/o sus agencias destinan a los Países
en Desarrollo (PED) y a las instituciones multilaterales, en tanto promuevan el
desarrollo económico y el bienestar de los pueblos, sean de carácter concesionario y
contengan un elemento de subvención de al menos el 25%.
Como complemento de la Cooperación Norte-Sur surgió la cooperación técnica
entre países en desarrollo (CTPD) o cooperación horizontal, la cual refiere a la
ejecución de programas y proyectos conjuntos entre países del Sur para afrontar
problemáticas comunes de desarrollo a través de la transferencia de capacidades y
recursos. El término CTPD fue promovido por la Organización de las Naciones Unidas,
cuando se creó en 1974 una unidad especial en el ámbito del Programa de Naciones
Unidades para el Desarrollo (PNUD) y se organizó la primera Conferencia de Naciones
Unidas sobre Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo en 1978, cuyas
recomendaciones fueron aprobadas en el Plan de Acción de Buenos Aires.
Con el objetivo de monitorear los avances del mencionado Plan, se creó en la
ONU el Comité de Alto Nivel sobre CTPD. En el año 2003, la Asamblea General
decidió modificar su nombre por el de Comité de Alto Nivel sobre CSS para reflejar una
concepción más amplia de los vínculos cooperativos horizontales. Actualmente, el
Comité es un órgano subsidiario de la Asamblea General encargado de promover y
coordinar la CSS. Es la principal entidad normativa en esta materia dentro del sistema
de las Naciones Unidas, es decir, es quien orienta las acciones de CTPD a realizarse por
las diversas organizaciones en cada una de sus competencias. Según este Comité, la
CSS “se define como la cooperación que ofrecen los países en vías o mediano desarrollo
a otros países que se encuentran en un proceso de similar desarrollo. La diversidad entre

4
los niveles de desarrollo, exige diferentes métodos para vencer el subdesarrollo,
proporcionando un mayor ámbito para la cooperación Sur-Sur”6.
También en la agenda de la eficacia de la ayuda del CAD se ha tomado nota del
fenómeno de la CSS desde su dimensión técnica. Allí se conformó en 2009 un Grupo de
Tarea sobre CSS que se concentra en la cooperación técnica realizada por países de
ingreso medio, ya sea como proveedores o como receptores. A través de este Grupo,
desde el CAD se pretende contribuir al cumplimiento de las líneas de acción de los
Foros de Alto Nivel para la Eficacia de la Ayuda7 con el fin de impulsar asociaciones
horizontales, adaptar los programas de acción a la realidad de la CSS, e identificar las
complementariedades entre la CSS y la cooperación Norte-Sur.
En relación a los Foros y la CSS, cabe señalar que los mismos han sido
estructurados en torno a la eficacia de la AOD, pero paulatinamente han incorporado la
problemática de la cooperación horizontal ante su crecimiento. En el documento final
del IV Foro de Busan se reconoce la importancia de la CSS al señalar que “los aportes
al desarrollo sostenible van más allá de la cooperación financiera, extendiéndose al
conocimiento y la experiencia de desarrollo de todos los actores y países. La
cooperación Sur-Sur y la triangular tienen el potencial de transformar las políticas y los
enfoques relativos a la prestación de servicios de los países en desarrollo al aportar
soluciones locales, eficaces y adecuadas a los contextos nacionales”8.
En tanto, desde una perspectiva más amplia, vale recordar que las relaciones y la
llamada solidaridad Sur-Sur irrumpieron en el escenario internacional post colonial
con Bandung (1955), tuvieron un desempeño irregular por falta de experiencia y fueron
abordadas marginalmente por el estudio de las Relaciones Internacionales. En la década
de los setenta, la CSS adquirió relevancia en un contexto sistémico de distensión y
frente a la presión numérica de los actores del Sur. No obstante su vigencia fue
diluyéndose en paralelo a la desarticulación de las estrategias del Sur por la crisis de la
deuda externa y posteriores embates del neoliberalismo.
Actualmente, los debates en torno a la CSS se multiplican y profundizan a los
efectos de explicar esta fase de la cooperación que también incluye fuertes elementos
políticos. De esta forma, se está extendiendo entre los académicos y los “policymakers”
esta visión de la CSS desde una óptica más amplia, que supera e incluye a la CTPD. En
este sentido, la CSS alude a las acciones entre los países periféricos para profundizar sus
relaciones a los efectos de obtener mayores márgenes de autonomía decisional, para
afrontar problemas comunes y defender intereses compartidos. Se la concibe como una
construcción política, como un espacio de estructuración de alianzas entre los países en
desarrollo, para disminuir su vulnerabilidad e influir en el establecimiento de las reglas
del sistema internacional (Lechini, 2009).
Consecuentemente, desde la CSS se promueve la acción conjunta de estados que
se vinculan en múltiples niveles –políticos, institucionales, económicos, técnicos–
motivados políticamente para multiplicar sus vínculos, promoviendo la solidaridad Sur-
Sur y transmitiendo y adquiriendo experiencias en beneficio mutuo.
En su implementación, las CSS muestra diferentes facetas o dimensiones, entre
las cuales se puede mencionar: la cooperación técnica –de la cual hablábamos– la
6
Comité de Alto Nivel de Cooperación Sur-Sur, 15° período de sesiones Nueva York, 29 de mayo a 1° de
junio de 2007.
7
Hasta el momento se realizaron cuatro Foros de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda: Roma (2003),
París (2005) -Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo-, Accra (2008) y Busan
(2011). En este IV Foro no participaron Argentina, Brasil y Venezuela
8
“Alianza de Busan para la cooperación eficaz para el desarrollo”. Disponible en:
http://www.aideffectiveness.org/busanhlf4/images/stories/hlf4/OUTCOME_DOCUMENT-
FINAL_ES.pdf

5
científico-tecnológica, la académica, la cultural y diaspórica, y la de las negociaciones
económico-comerciales. La CTPD o cooperación horizontal es la más reconocida y
estudiada en cuanto a sus resultados y comparaciones en relación a la AOD. Como ésta,
implica la transferencia de capacidades técnicas e institucionales (el know-how o saber-
hacer) y transferencia de equipamiento entre los propios PED. La asistencia
humanitaria, que refiere a la ayuda brindada en situaciones de crisis humanitarias o
naturales, también tiene un lugar en la CSS.
También se destacan la cooperación científico-tecnológica y la académica, las
cuales se orientan a la realización de actividades conjuntas de investigación para
promover avances científico-tecnológicos y al intercambio de docentes y estudiantes,
para promover el desarrollo integral. En el campo cultural la cooperación abarca
diversos ámbitos, como la movilidad de bienes y servicios, el fortalecimiento de la
identidad cultural, la promoción de la diversidad cultural y el diálogo intercultural, el
apoyo a las artes y la promoción la educación. En esta dimensión, también es posible
hablar de cooperación diaspórica, particularmente en el caso de los vínculos entre
África y América Latina, dada la fuerte herencia africana en varios países
latinoamericanos.
La cooperación económica-comercial es un aspecto relevante de la CSS en tanto
implica la concertación de estrategias comunes para facilitar el intercambio y negociar
en conjunto en el régimen internacional de comercio e inversiones, con la meta de
alcanzar un sistema más equitativo. No obstante, debe observarse que si bien el
comercio entre PED es un indicador de la densidad de las relaciones y los acuerdos
estipulados en esta materia, no es parte de la CSS.
Las múltiples dimensiones de la CSS se desarrollan a su vez en diferentes
niveles: regional, interregional y multilateral. El nivel regional incluye los mecanismos
de cooperación en los esquemas de integración, como por ejemplo el Fondo de
Convergencia Estructural del MERCOSUR, en tanto el interregional abarca las
relaciones bilaterales, las alianzas inter-continentales, como IBSA, y los foros de
concertación como la Cumbre ASA. En el nivel multilateral se incluyen las acciones
coordinadas de los países y los grupos de presión en el marco de los organismos
internacionales, tales como el G20 agrícola o el G90 en la Organización Mundial de
Comercio.
En relación a los actores implicados en los esquemas de cooperación,
principalmente encontramos a los organismos estatales, siendo crecientemente
relevantes las contribuciones realizadas por actores no gubernamentales, en el desarrollo
de sus programas y proyectos.
Frente a las potencialidades y beneficios que plantea la CSS deben ser tenidos en
cuenta también los limitantes que provienen de la propia historia del Sur y que afectan
en este caso la relación América Latina-África. A pesar de sus similitudes, el
desconocimiento mutuo y la desconexión entre los PED, que transitaron sus historias
nacionales mirando hacia el Norte como modelo de desarrollo, es uno de los principales
problemas al momento de poner en marcha acciones comunes.
En este sentido, Delgado Caicedo (2010) marca que uno de los errores en los que
pueden caer los gobiernos es plantear escenarios de diálogo y programas de acción sin
que primero se reconozca o se promueva una historia bilateral o multilateral que
fomente los vínculos. Asimismo, señala que esta falta de conocimiento entre sí y hasta
de reconocimiento del semejante por su naturaleza de origen pobre, que lo alejan de ser
una opción válida de desarrollo, conlleva el peligro de aplicar los esquemas de
cooperación construidos en el Norte, impidiendo que el Sur se mire a sí mismo como
generador de experiencias de desarrollo autónomo sostenible.

6
Estos riesgos son detectables también en los casos de CSS implementados en
esta última década por Brasil, Argentina y Venezuela en relación con África, pero junto
a ellos se observan beneficios mutuos, actuales y potenciales. Por tanto, se analizarán a
continuación las posturas oficiales de los tres gobiernos en torno a la CSS -en su sentido
amplio- y al lugar de África en las políticas exteriores, así como también las acciones de
cooperación por ellos desarrolladas, considerando en particular la CTPD, cuya
ejecución refleja la voluntad política de estrechar relaciones bilaterales. En ese sentido
puede observarse que ambas dimensiones, la amplia y la restringida, se superponen y a
veces se diluyen en la otra.

3. Brasil y África

Desde la asunción de Lula Da Silva en 2003, la política exterior brasileña se


direccionó hacia la construcción de un liderazgo regional con inserción global, a través
de activas políticas hacia los países del Sur. Por el tamaño de su economía, su potencial
demográfico y su extensión territorial, el gobierno considera a Brasil partícipe natural
del grupo de potencias emergentes conformado por China, India, Rusia y Sudáfrica, en
condiciones de trabajar para cambiar la correlación de fuerzas internacionales
existentes. Como todo país en ascenso desarrolla un doble estándar en su
comportamiento global y regional. Como si se tratara de un juego en un laberinto de
espejos que distorsionan los reflejos, Brasil “agranda” o “minimiza” sus cualidades
según las circunstancias así lo exijan (Lechini y Giaccaglia, 2011).
De acuerdo con Cervo (2003), a través de su política exterior Brasil prioriza la
construcción paralela de alianzas regionales y globales para la consecución de objetivos
relacionados a las necesidades del desarrollo socio-económico interno y promueve en el
sistema internacional un orden político y económico más democrático, justo y
equitativo. En el gobierno de Lula se ha combinado la posición tradicional de la
diplomacia brasileña en defensa del multilateralismo con la comprensión de que los
procesos de multipolaridad y reacomodación de fuerzas que se están dando en el
sistema internacional son una oportunidad favorable para defender y ampliar los
márgenes de maniobra del país. Esta nueva lectura del sistema internacional implicó
acciones concretas tales como la reivindicación de un asiento permanente en el Consejo
de Seguridad o la recuperación de espacios que habían sido sacrificados, como África.
A través de la CSS Brasilia apunta a multiplicar las alianzas políticas con países
en desarrollo y con los emergentes, así como incrementar sus socios comerciales, sin
por ello ir en detrimento de las tradicionales relaciones con el mundo desarrollado.
Durante la II Cumbre ASA, el presidente Lula Da Silva expresó: “O século XXI nos
encontra cada vez mais unidos. Não há desafio global que não possa ser enfrentado,
conjuntamente, pela África e pela América do Sul. E não há desafio global que possa
ser enfrentado sem a América do Sul e sem a África. A integração regional, o
multilateralismo e a cooperação Sul-Sul são nossas armas na construção de um mundo
mais justo”9.
Según el Canciller Patriota, la política Sur-Sur es prioritaria en la agenda
multilateral de Brasil, donde procura asegurar los mecanismos de cooperación y los

9
Discurso do Presidente da República, Luiz Inácio Lula da Silva, durante a II Cúpula América do Sul -
África - Isla Margarita-Venezuela, 26 de septiembre de 2009. Disponible en:
http://www.itamaraty.gov.br/sala-de-imprensa/discursos-artigos-entrevistas-e-outras-
comunicacoes/presidente-da-republica-federativa-do-brasil/233442177142-discurso-do-presidente-da-
republica-luiz-inacio/?searchterm=sul-sul

7
foros de debate que reflejen la geopolítica contemporánea y no sean clubes que
polaricen o excluyan a ciertos países10.
Como se mencionara, la revitalización de la agenda africana se constituyó en
uno de los ejes centrales del gobierno de Lula. La actividad diplomática se intensificó a
nivel bilateral y también multilateral, a la vez que la relación comercial se
incrementaba. Durante sus dos mandatos, el presidente realizó 11 giras por el
continente, visitando 23 países y cerrando su gestión con un viaje a Mozambique junto
a la presidenta electa, Dilma Rousseff. Esta fue una clara señal de continuidad de la
política brasileña hacia África, la cual fue confirmada durante la gira africana de
Rousseff en el primer año de su gobierno, en octubre de 201111.
La activa actuación presidencial tuvo su correlato en el dinamismo diplomático,
revirtiendo cierto retraimiento sufrido en los noventas. Actualmente, sobre un total de
53 países africanos Brasil posee 31 misiones diplomáticas permanentes, siendo que 15
fueron abiertas durante las presidencias de Lula12. Del mismo modo, aumentaron la
cantidad de actos internacionales firmados con los países africanos, los cuales
ascendieron a 346, un 67 % de los 519 firmados en el período 1960-2010.
En materia de acción multilateral, es importante rescatar la intensificación de las
actividades con los países de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) y
la promoción de nuevas iniciativas, como el foro IBSA y las cumbres ASA y ASPA.
Estas instancias se presentan como plataformas para proyectar los intereses brasileños
en el exterior y para atender intereses globales que no serían posibles de alcanzar de
manera individual. La diversificación temática y geográfica con los países del Sur se
inserta en un proyecto de búsqueda de mayores niveles de autonomía y márgenes de
acción con respecto a los actores centrales.
Las históricas conexiones culturales y lingüísticas, sumadas a una mayor
atención a la población de afrodescendientes, se reflejaron en la profundización de la
cooperación cultural con África, principalmente en el ámbito de la CPLP. Allí se facilita
el intercambio de profesores, el fortalecimiento de las instituciones de enseñanza media
y superior de los países de lengua oficial portuguesa, y la movilidad de estudiantes entre
los miembros a través de los programas PEC-G y PEC-PG, destinados a estudiantes de
grado y pos-grado, respectivamente. Por otra parte, los Ministerios de Educación, de
Cultura y de Relaciones Exteriores brindan subsidios para una red de académicos en
universidades africanas donde hay centros dedicados al portugués como lengua y a la
literatura y cultura brasileña (Rizzi et. al., 2011).
En cuanto a la cooperación técnica, que está gestionada por la Agencia Brasileña
de Cooperación (ABC) desde 1987, son datos destacables que el 50% de los gastos de
ejecución se destinan a proyectos desarrollados en África13 y que entre 2005 y 2009 el
presupuesto de la ABC para los países africanos se incrementó en un 1578%. Las
principales áreas temáticas son agricultura, combate contra el hambre, preservación del
medio ambiente y salud pública, destacándose por su magnitud los siguientes cuatro
proyectos: fortalecimiento de la industria algodonera de los “Cotton 4” (Benin,
Burquina Faso, Chad y Mali); apoyo al desarrollo de la ricicultura en Senegal; el

10
“A política Sul-Sul é prioridade”, entrevista a Antônio Patriota por Cynara Menezes, 14 de febrero de
2011. Disponible en: http://www.itamaraty.gov.br/sala-de-imprensa/selecao-diaria-de-noticias/midias-
nacionais/brasil/carta-capital/2011/02/14/a-politica-sul-sul-e-prioridade-entrevista/?searchterm=sul-sul
11
Dilma Rousseff visitó Sudáfrica, Angola y Mozambique.
12
Misiones permanentes en: Angola, Argelia, Benin, Botswana, Cabo Verde, Camerún, Costa de Marfil,
Egipto, Etiopía, Gabón, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Kenia, Libia, Marruecos,
Mozambique, Namibia, Nigeria, República del Congo, República Democrática del Congo, Senegal, Santo
Tomé y Príncipe, Sudáfrica, Sudán, Tanzania, Togo, Túnez, Zambia, Zimbabwe.
13
América Latina y el Caribe reciben el 40% y Asia y Medio Oriente 11% (Fuente: IPEA, 2011).

8
programa de cooperación triangular para el desarrollo agrícola de las sabanas tropicales
en Mozambique (ProSAVANA); y fortalecimiento y apoyo técnico a la plataforma de
Innovación Agropecuaria de Mozambique (IIAM) (Rizzi et. Al., 2011).
De acuerdo con el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) del
gobierno brasileño, los principales socios africanos que reciben fondos son
Mozambique, Guinea Bissau y Cabo Verde, pero los proyectos se extienden a casi toda
África: Marruecos, Argelia, Malí, Senegal, Libera, Santo Tomé y Príncipe, Ghana,
Camerún, Angola, Kenya, Sierra Leona, Zimbawe, Botswana, Tanzania y República
Democrática del Congo. Los mismos están focalizados principalmente en la provisión
de tecnología y en la creación de capacidades relacionadas con la agricultura y la salud
pública –lucha contra la malaria y el HIV/SIDA, bancos de leche materna y formación
profesional– (Macedo Cintra, 2011).
Para Brasil, la CSS es una opción estratégica de “parceria”, un instrumento de
política externa del cual Brasil se sirve para asegurar su presencia positiva y creciente
en países y regiones que considera primordiales. Se prioriza la CSS en las relaciones
internacionales teniendo en vistas su capacidad de estrechar lazos, en la esperanza de
que sea uno de los caminos más seguros para lograr el desarrollo sustentable y un mejor
nivel de vida de las poblaciones involucradas. Según, la ABC, la cooperación técnica
horizontal no implica condiciones de contrapartidas comerciales o garantías de acceso a
recursos naturales -tal como sucede con la cooperación que brindan algunos otros países
emergentes-, ni es asistencialista. Parte de la premisa de que el respeto a la soberanía y
el desarrollo de las capacidades locales, que es fundamental para la absorción efectiva
de los conocimientos14.
La cooperación al desarrollo Sur-Sur dista de la idea de “cooperación enlatada”
tan cara a la AOD. Su enfoque está en las demandas recibidas y en la elaboración
participativa de proyectos donde los destinatarios tienen tanta voz como el donante. El
gobierno brasileño entiende que la CSS es un intercambio entre iguales con beneficios y
obligaciones mutuas que presenta un punto de cambio en las estrategias y prácticas de
cooperación internacional en el siglo XII. De acuerdo con el director de la ABC,
ministro Marco Farani, la cooperación de Brasil se caracteriza por llevar tecnologías y
políticas públicas exitosas en el país hacia otros países en desarrollo que lo soliciten, en
base siempre a un diseño conjunto de los proyectos que garanticen que sean adecuados a
sus necesidades y para que puedan ser sustentables de forma autónoma una vez
finalizada la participación brasileña (citado en Biehler Mateos, 2011, p. 50).
En este marco, las directrices de la ABC giran en torno a la priorización de
programas que intensifican las relaciones de Brasil con socios relevantes, apoya
proyectos que tienen base en las prioridades nacionales de los países receptores y que en
lo posible tengan contrapartida local y/o participación efectiva de los socios, establece
preferentemente relaciones con entidades gubernamentales y canaliza esfuerzos en
aquellas iniciativas que prevén un efecto multiplicador15.
Esta concepción se refleja en el accionar de los casos más renombrados. Por
ejemplo, la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) envió a África
en el año 2006 investigadores para detectar demandas y reunirse con pares para evaluar
posibles líneas de acción conjunta. Desde ese momento, la cooperación de Embrapa
aumentó y se complejizó, pasando de acciones de capacitación a proyectos de mediano
plazo. Entre ellos se destacan los campos experimentales de algodón en Malí y de arroz

14
ABC, 2012, “CGPD - Coordenação Geral de Cooperação Técnica entre Países em Desenvolvimento.
Disponible en: http://www.abc.gov.br/abc/coordenacoesCGPDIntroducao.asp
15
ABC, 2012, “CGPD - Coordenação Geral de Cooperação Técnica entre Países em Desenvolvimento.
Disponible en: http://www.abc.gov.br/abc/coordenacoesCGPDIntroducao.asp

9
en Senegal, donde se observan las condiciones de adaptabilidad de la tecnología
brasileña a las condiciones locales, y la Plataforma de Innovación Agropecuaria en
Mozambique. Esta plataforma, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, es la
primera en su estilo y está orientada a la investigación conjunta con los africanos. El
traspaso de experiencias está presente en estas iniciativas donde se ayuda a los pequeños
campesinos africanos a trabajar sobre tierras semi-áridas como las del nordeste de Brasil
y fomentar la agricultura comercial en las franjas fértiles (Biehler Mateos, 2011).
En el gran arco de la dimensión agropecuaria también se sitúa la experiencia
brasileña en la producción de biocombustibles, siendo el país el segundo productor de
bioetanol del mundo, con 33,2% de participación en el mercado en el año 2009 detrás
de Estados Unidos, que produjo el 54,7% por ciento de la producción mundial16. En
este área también se está trabajando en proyectos para el desarrollo de plantas de
bioetanol en África, con tecnología brasileña.
En mayo de 2010 se acordó el Diálogo Brasil-África sobre la Seguridad
Alimentaria, Nutrición y Desarrollo Rural, en el marco del cual Brasil está ejecutado
diez proyectos pilotos en el continente y brinda cursos de formación en agricultura
familiar. Este esquema cuenta con aportes de la Junta de Comercio (CAMEX) por 193
millones de dólares para implementar en Ghana y Zimbabwe el Programa “Más
alimentos para África”, que replica el modelo brasileño de modernización de la
producción familiar en condiciones financieras favorables (SELA, 2011). Este programa
retoma la idea de “condicionalidad” criticada a la cooperación Norte-Sur dado que
implica la compra de equipos producidos en Brasil.
El área de salud está fuertemente marcada por las actividades de Fiocruz17, las
cuales se enfocan en la formación de recursos humanos y el fortalecimiento institucional
de áreas relacionadas con la salud, particularmente en los países de habla portuguesa.
Cabe resaltar entre las iniciativas un proyecto que ha tenido gran difusión e impacto
mediático: la instalación de una fábrica de medicamentos genéricos contra el HIV en
Mozambique.
La cooperación contra el HIV/SIDA se remonta al gobierno de Fernando
Henrique Cardoso y pasó a ser estratégica durante los gobiernos de Lula, quien en 2003
anunció la construcción de la mencionada fábrica, que será la primera unidad de
extensión de Fiocruz fuera de Brasil. En 2005 se firmó el acuerdo bilateral para estudiar
la viabilidad de la planta y en 2008 se realizó el acto de inauguración, aunque al día de
hoy la planta no está funcionando aún. El objetivo es que la fábrica produzca genéricos
antirretrovirales no sólo para Mozambique, sino también para otros países de África
Subsahariana, convirtiéndose en el primer laboratorio público de la región18. El costo de
la iniciativa es de US$ 31 de reales, de los cuales Brasil aportó 21 para la compra de
equipos, capacitación y materiales de construcción.
En noviembre de 2010, Lula viajó a Maputo junta a la presidenta electa, Dilma
Rousseff, con el objetivo de demostrar las acciones de cooperación de Brasil hacia
África y fue central para ello la visita a las obras de la fábrica. Además, encabezó las
inauguraciones de los cursos a distancia de la Universidad Pedagógica de Mozambique -

16
CEPAL (2011) “Brasil, Argentina y Colombia lideran producción de biocombustibles en la región”,
Centro de Prensa, 29 de marzo. Disponible en: http://www.cepal.org/cgi-
bin/getProd.asp?xml=/prensa/noticias/comunicados/7/42937/P42937.xml&xsl=/prensa/tpl/p6f.xsl&base=/
prensa/tpl/top-bottom.xsl#
17
La Escuela Nacional de Salud Pública “Fundação Oswaldo Cruz” (Fiocruz), es una institución de salud
vinculada al Ministerio de Salud que se dedica a la investigación avanzada médica y farmacéutica y de
salud pública, contando además con programas de postgrado, formación en salud, hospitales y producción
de vacunas y fármacos.
18
Entrevista realizada a la Profesora Maj-Lis Follér, Gothenburg, 5 de mayo de 2011.

10
que se convirtió en la primera institución extranjera que forma parte de la Universidad
Abierta de Brasil.
La mayor atención prestada a África en la política exterior tiene su correlato en
materia de comercio e inversiones, donde las empresas brasileñas que atraviesan
procesos de transnacionalización juegan un papel fundamental.
Los datos del intercambio comercial muestran la creciente vinculación. Baste
señalar que en diez años las exportaciones brasileñas aumentaron de 1.347.098.183
US$, en 2000, a 9.261.599.799, en 2010 y que las importaciones desde África
registraron valores de $ 2.907.082.676 dólares en el año 2000 a 11.302.224.181 en el
201019. Estos números tienen lugar en una balanza comercial con una marcada
presencia de commodities que han visto incrementados sus precios en la última década.
Los principales socios son Egipto, Sudáfrica, Angola, Nigeria, Libia, Ghana,
Túnez, Senegal, Kenia y Camerún. Si bien los mismos importan productos primarios
desde Brasil20, cabe señalar que han aumentado las ventas de productos con mayor valor
agregado y maquinarias para la industria alimenticia. En relación a las importaciones21,
las mismas se incrementaron junto con el precio del petróleo y la profundización de las
actividades de Petrobrás en Libia, Nigeria y Angola.
En 2010, las transnacionales brasileñas continuaron con una fuerte presencia en
América del Sur, con un índice de regionalidad de 30,9%, en tanto a Asia le
correspondió un 17% y a África un 10%. No obstante, África les ha ofrecido nuevas
oportunidades de negocios en los últimos años. De hecho, en 2010 algunas
transnacionales brasileras desembarcaron en nuevos países, entre los africanos figuran
Egipto, Guinea Conakry, Sudáfrica y Zambia. En África, se observa que las alianzas
estratégicas de empresas han contribuido a aumentar la presencia brasileña en la región.
Por ejemplo, algunas empresas de construcción han hecho obras de infraestructura en
países africanos por invitación de empresas mineras. La estrategia “follow de client” ha
impulsado también a empresas del sector de tecnología de la información para atender
clientes corporativos brasileños en sus subsidiarias en el exterior (FDC, 2011). Es
tambien importante notar que a lo largo de la última década, las inversiones extranjeras
directas (IED) brasileñas en África, crecieron de 69 billones de dólares en 2001 a 214
billones en 2009. No obstante, de este total, la región subsahariana recibe una pequeña
parte (124 millones de dólares en 2009), siendo Angola y Sudáfrica los principales
receptores (IPEA, 2011).
De acuerdo con Brun (2008), Petrobrás es la empresa latinoamericana que más
proyectos tiene en África en función de que ha aumentado la cantidad de petróleo
procesado proveniente de África, pasando del 6,8% en 1997 al 13,63% en 2006, y
desplazando a Medio Oriente (6,7%). La empresa se especializa en exploración de
aguas profundas y este tipo de producción se lleva adelante en Nigeria, Angola, Egipto
y Guinea Ecuatorial, lo cual indica el porqué del interés brasileño en el África
Occidental.

19
Fuente: Ministério do Desenvolvimento, Indústria e Comércio Exterior, 2011.
20
Entre los principales productos se encuentran: azúcar, trigo, harinas, carnes bovinas deshuesadas,
pollos, gallinas y menudencias congelados, gelatinas, jugos, chocolates y derivados, café soluble y en
grano, pimienta, arroz, golosinas y aceite de soja refinado; a los que se suman las maderas y muebles,
papeles, aviones, tractores y motores y grupos electrógenos.
21
Brasil importa combustibles minerales, fertilizantes con nitrógeno, cemento portland, polietilenos,
aceites de petróleo en bruto, naftas para petroquímica, goma vulcanizada, elastómeros, insecticidas y gas
natural. También algodón no cardado y en fibras, alfombras y revestimientos; sulfato de níquel y cromo y
láminas de hierro; propanos y residuos ferrosos; cueros y pieles caprinos y ovinos y tejidos de algodón;
pieles ovinas y goma arábiga, cueros ovinos y té.

11
Junto con la empresa petrolera estatal, pueden señalarse otras empresas
brasileñas que desembarcaron en África con inversiones. Según Covre Vilas-Bôas
(2011), hay empresas brasileñas presentes en 22 países africanos, las cuales se dedican
principalmente a los sectores minerales y a la construcción civil.
La constructora Odebrecht, también competitiva en el sector petroquímico y
gasífero, comenzó sus operaciones en África en 1984, con la Estación Hidroeléctrica de
Capanda, en Angola. En ese país ya ha realizado más de 16 proyectos que van desde la
construcción de centros comerciales y casas hasta obras de saneamiento e irrigación
agrícola. En Libia, ha trabajado en la construcción de autovías y el aeropuerto de
Trípoli. Las empresas constructoras Mendes Júnior y el Grupo Camargo Correia,
dedicadas a la construcción, también tienen importantes actividades en África.
Vale do Rio Doce, multinacional líder en la producción de mineral de hierro y de
níquel, está presente en siete países africanos, siendo Sudáfrica el socio más relevante.
En Gabón se interesa por el manganeso y en Mozambique por el carbón. También en la
industria cultural hay presencia de empresas brasileñas en Angola y Mozambique que
están aprovechando la lengua compartida, tales como las televisoras O Globo y Record.
Para consolidarse en África, el sector privado brasileño ha recibido un gran
apoyo de instituciones nacionales, principalmente del Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social (BNDES). El mismo estimuló las exportaciones a través de
préstamos. En el marco del Programa de Integración con África, el BNDES concedió
préstamos por 477 millones de reales, los cuales ascendieron a 649 millones en 2009, lo
cual lo situó como un interlocutor privilegiado entre los empresarios brasileños y el
mercado africano. Esta política crediticia ha beneficiado tanto a las grandes empresas,
que desde la década del ochenta están presentes en África, como a las pequeñas y
medianas que están comenzando a interactuar al otro lado del Atlántico (IPEA, 2011).
El ambiente de negocios también fue promovido por la Agencia Brasileña de
Exportación (APEX), que fomenta la expansión de pequeñas y medianas empresas, a
través de eventos como ferias comerciales y misiones de negocios, y la Caja Económica
Federal (CEF), que en Angola y Mozambique ofrece cooperación técnica para el
desarrollo de proyectos habitacionales.
La presencia creciente de empresas brasileñas en África se enmarca en impulso
que a las relaciones les ha brindado el gobierno brasileño y de un componente privado
que ha sido motivado por las oportunidades de mercado y la marca país que es
reconocida en África. De acuerdo con una investigación Instituto de Estudos
Estratégicos Internacionais del año 2010 sobre las percepciones de los extranjeros en
Angola y Mozambique, países que reciben la mayor cantidad de inversiones brasileñas,
muestra que Brasil figura entre los tres primeros en importancia e influencia en Angola
y en el puesto número 11 en Mozambique (Covre Vilas-Bôas, 2011).
Cuando Lula expresó “(…) no queremos saquear a África. Queremos comprar
materia prima, pero también impulsar una transformación que permita que África
genere riqueza y empleo. La gente simplemente no comprende que tenemos que crear
más consumidores en el mundo”22, señaló claramente el lugar de África en la estrategia
de inserción internacional brasileña que busca diversificar sus socios y aliados para
influir en el sistema capitalista mundial y promover el desarrollo nacional. En este
sentido, la CSS es un mecanismo que contribuye a lograr los objetivos brasileños en el
mundo.

22
“Entrevista Luiz Inacio Lula da Silva Presidente de Brasil: No figura en los planes de Brasil
convertirse en potencia hegemónica”, en diario Clarín, 06/12/09, Buenos Aires.

12
4. Argentina y África

A partir de la asunción de Néstor Kirchner (2003-2007), los ejes de la política


exterior argentina comenzaron a girar hacia el Sur. Se dejó atrás el alineamiento
automático con Estados Unidos de la década de los noventa y el cumplimiento de los
mandatos de los organismos internacionales de crédito, esbozándose políticas de perfil
latinoamericanista con base en el interés nacional en términos de desarrollo.
Estos lineamientos continúan durante las presidencias de Cristina Fernández de
Kirchner (2007-) con un discurso que aboga por un lugar de los PED en el mundo, con
voz y voto. En un contexto de crisis económica-financiera, con epicentro en el mundo
desarrollado, el gobierno argentino promueve un mayor espacio para los países de la
periferia, los cuales considera que sostuvieron el crecimiento económico mundial de la
última década y que con sus experiencias pueden proveer herramientas para sortear la
crisis.
En esta década, se revalorizó el multilateralismo como mecanismo de inserción
en el mundo, en contraposición al bilateralismo predominante en la década anterior. Tal
accionar multilateral se observa tanto en los vínculos con América Latina como en las
relaciones con los países en desarrollo extra-regionales y también en la postura
argentina en las instituciones internacionales económico-comerciales, donde se aboga
por una reforma del sistema económico-financiero internacional.
Las relaciones Sur-Sur tienen un lugar destacado en una línea que busca mejorar
el posicionamiento del país a través de la participación en proyectos de integración y
concertación regional (UNASUR, Mercosur) y el fortalecimiento de la cooperación con
países con intereses y visiones compartidas. Este esquema de relacionamiento
horizontal también comprende las relaciones económico-comerciales, a través de la
diversificación de socios y la llegada a mercados emergentes, como los africanos y
asiáticos.
Esta renovada mirada hacia el Sur colocó algunos países de África en el radar
argentino en la última década. Dentro del patrón de la política por impulsos23,
comenzaron a tener lugar iniciativas para facilitar la relación bilateral, tales como la
apertura o reapertura de embajadas y la firma de acuerdos. Aquí es importante subrayar
que mientras que en el período 1960-2003 se firmaron 88 actos internacionales, entre
2003 y 2011 se suscribieron 70 acuerdos24, lo cual es un indicador de la mayor
institucionalización de los vínculos y de los intereses.
A pesar de los acuerdos y de la visita de los ministros de Relaciones Exteriores
y funcionarios de nivel en el continente, entre 2003 y 2012 solamente hubo 2 viajes
presidenciales por África. En 2008 la presidenta visitó África Nordsahariana25 en una
misión comercial multisectorial en el marco de la cual se organizaron reuniones
políticas bilaterales y se firmaron acuerdos de cooperación en agricultura, tecnología,
comercio e inversiones, desarrollo social, ganadería y pesca entre otras temáticas. En
2012, la primera mandataria llegó a Luanda, Angola, acompañada de una nutrida
comitiva de empresarios, para participar de la Feria Empresaria Argentina. Por otra

23
El “impulso” caracteriza las acciones discontinuas y espasmódicas que responden a necesidades u
oportunidades contingentes, tanto políticas como ideológicas o económicas (Lechini, 2006).
24
Los estados con los cuales se firmaron acuerdos fueron Argelia, Angola, Egipto, Guinea Ecuatorial,
Libia, Marruecos, Mozambique, Namibia, Nigeria, Sudáfrica, Túnez y Zambia.Es de destacar que en esta
lista están incluidos también los MOU (Memorandum of Understanding) o cartas de intención, que
expresan una convergencia de deseo entre las partes y son más informales que un acuerdo
25
Los países visitados fueron Argelia, Túnez, Libia y Egipto.

13
parte, se recibieron en Buenos Aires presidentes africanos (Angola y Guinea Ecuatorial)
y autoridades de alto rango como ministros y cancilleres.
En cada uno de estos encuentros bilaterales al igual que en los ámbitos
multilaterales se destacó en el discurso la adscripción a la CSS. En las cumbres ASA y
ASPA Argentina enfatizó que la coyuntura sistémica requiere estrechar el diálogo Sur-
Sur, recuperando las coincidencias en las agendas regionales. En línea, se encuentran el
ingreso de Argentina como observador en la Comunidad Económica de Estados de
África Occidental (ECOWAS) en 2010 y en la Unión Africana (UA) en 2009.
El canciller Jorge Taiana supo sintetizar la forma en que las administraciones de
los Kirchner han entendido la CSS: “Indudablemente los países desarrollados son muy
importantes pero nosotros ponemos acento en la cooperación Sur-Sur. Hay una voluntad
política de buscar más acercamiento (...) Profundizar la cooperación Sur-Sur fue
siempre una prioridad de nuestro Gobierno y más aún el momento que enfrenta la
economía mundial”26.
Si bien estas iniciativas pueden marcar un cambio de rumbo, no son suficientes
para instalar una política africana en el marco de las acciones externas y el discurso es
solo para las coyunturas específicas donde se hace necesario. Prueba de esta afirmación
es el escaso rol otorgado a la Dirección del África Subsahariana y a las relaciones
político-diplomáticas con los países al otro lado del Atlántico.
Sin embargo, es de resaltar el crecimiento de la CSS técnica y científico
tecnológica con África. La misma es concebida como un proceso de coordinación y
asociación donde se respetan las particularidades de los socios. Según la Cancillería,
esta perspectiva presenta beneficios singulares, dado que al mismo tiempo que se apunta
al desarrollo de las capacidades internas de los países que solicitan la asistencia técnica,
se incrementan las capacidades del oferente al incentivar el desarrollo de sus recursos
humanos y al fortalecer sus instituciones vinculando sus propias prioridades de
crecimiento (MRECIC, 2010a).
Una herramienta principal de la cooperación técnica horizontal es el Fondo
Argentino de Cooperación Horizontal (FO-AR)27, creado en 1992, que desarrolla sus
acciones principalmente sobre tres temas: administración y gobernabilidad; derechos
humanos; y desarrollo sustentable. Las acciones del FO-AR se incrementaron de 60 en
el año 2000 a 389 en el año 2009. En ese período, el 26% de las mismas se centraron en
el desarrollo rural, el 25% en administración del desarrollo, el 10% en temas educativos
y el 7% en salud. El resto de las iniciativas fueron sobre justicia, derechos humanos,
medio ambiente, energía e industria, entre otras, en un promedio del 4% cada una
(Levy, 2011).
Con África, las acciones giraron en torno al desarrollo sustentable, a través del
apoyo al desarrollo productivo de los sectores agrícolas y de servicios que promuevan la
preservación de los recursos naturales28. Esta actividad pudo desenvolverse gracias a
las fortalezas argentinas29, a la expansión de la frontera agrícola africana30 y a la

26
“En Qatar, Cristina asistirá hoy al inicio de la cumbre con países árabes”, en Ámbito Financiero, 30 de
marzo de 2009. Disponible en:
http://www.ambito.com/noticia.asp?id=452448&seccion=Pol%EDtica&fecha=30/03/2009
27
Promueve el envío de expertos públicos y privados a terceros países, se reciben funcionarios y
especialistas de otros países para ser capacitados en Argentina y se organizan seminarios sobre las
temáticas demandadas.
28
Cabe señalar que en muchas de las iniciativas de CSS intervienen también otros organismos nacionales
especializados, tales como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA), o el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
29
Según el Banco Mundial, la actividad agrícola en Argentina ha crecido en la última década como
consecuencia de una mayor producción y rentabilidad del sector primario, representando un 9% del PBI

14
revaluación de los precios de los alimentos. Con el propósito de expandir mercados y
fortalecer la presencia argentina en África, desde el gobierno se plantea la prestación de
asistencias técnicas, especialmente desde el Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA), para que se conozca e incorpore la experiencia y técnicas
argentinas, para luego poder llegar con maquinarias y fortalecer la presencia productiva
argentina en la región, es decir, exportar bienes con valor agregado en origen.
Durante su visita a Angola y Mozambique en marzo de 2012, el Canciller Héctor
Timerman explicitó esta línea de acción al sostener que “la industria de maquinarias e
implementos agrícolas es un área donde nuestro país es altamente competitivo y puede
ayudar a la producción de alimentos mediante la transferencia de tecnología”,
impulsando el proceso de globalización de las pequeñas y medianas empresas
argentinas, y que “la política de cooperación exterior es una de las herramientas más
importantes para lograr que los pueblos aumenten su nivel de vida y vivan mejor en un
mundo donde se respete la paz y exista el desarrollo con equidad”, siendo la seguridad
alimentaria “una prioridad que la Argentina promueve en la cooperación Sur-Sur”31.
La organización por parte del Ministerio de Agricultura de la visita de ministros
de agricultura africanos32 en 2011 dejó de manifiesto el interés argentino por estrechar
vínculos con África en materia de agricultura y agroindustria que impliquen el traspaso
de tecnología para incrementar la producción y la apertura de mercados para las
empresas de maquinaria argentinas. El encuentro fue un hecho poco común en las
relaciones entre Argentina y la región33 y se enmarcó en la necesidad de establecer las
líneas de cooperación estratégicas para el sector agroalimentario en vistas del futuro rol
de África como proveedor de alimentos.
A partir de 2008 se observa un incremento de las actividades cooperativas. Junto
al envío de expertos para colaborar en la mejora de la producción alimentaria africana,
se avanzó en el diseño y la implementación de proyectos. Entre los mismos se destacan

en 2010. El valor de la producción creció 169% y alcanzó los USD 685 millones en 2010 y el empleo del
sector pasó de 7900 puestos de trabajo en 2003 a 11800 en 2010, siendo las producciones de implementos
y agropartes los que mayormente explican la generación de puestos de trabajo (Ministerio de Producción
de Argentina, 2011).
30
El potencial productor de África es destacado por algunos expertos que señalan que solamente en
Egipto, Etiopía, Kenia, Sudán y Uganda existen más de 50 millones de hectáreas que pueden ser
destinadas a la producción eficiente (Freites, 2011).
31
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación Argentina (2012)
“Información para la prensa Nº 061/12”, Dirección de Prensa, Buenos Aires, 7 de marzo. Disponible en:
http://www.mrecic.gov.ar/portal/ver_adjunto.php?id=3997
32
Participaron responsables de las carteras de agricultura de Nigeria, Ghana, Uganda, Kenya, Tanzania,
República del Congo, Angola, Zimbabwe y Mozambique junto con representantes de la Nueva
ASOCIACIÓN para el Desarrollo de África (NEPAD, por sus siglas en inglés); del Mercado Común de
África Oriental y Meridional (COMESA); de la Comunidad Económica de los Estados de África
Occidental (ECOWAS); de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC); de la Comunidad
Económica de los Estados de África Central (CEEAC); del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola
(IFAD); de la FAO e instituciones financieras como el Banco Africano de Desarrollo y el Banco Mundial.
33
Durante la presidencia de Alfonsín la Cancillería argentina envió y recibió misiones de cooperación
científica y tecnológica, en el marco de un convenio firmado con el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo. En 1986 dos misiones de cooperación se dirigieron a los estados africanos; cinco en 1987 y
dos en 1988. Además, entre 1987 y 1988 se realizaron en Argentina –con eje en Buenos Aires, pero
incluyendo diversas regiones del país- cuatro Seminarios argentino-africanos para incentivar la
cooperación técnica en áreas específicas, contando con el apoyo de organismos nacionales altamente
capacitados como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de
Tecnología Industrial (INTI). Para mayores detalles consultar Lechini, 2010:72

15
la idea de llevar a Mozambique el Programa Pro-Huerta34, el cual fue sumamente
exitoso en Argentina y Haití, y los proyectos para instalar campos experimentales con
tecnología argentina para la siembra directa. En 2011 se puso en marcha una iniciativa
de este tipo en Sudáfrica, donde participan el INTA, la Cancillería, la Cámara Argentina
de Fabricantes de Maquinas Agrícolas y el Centro de Investigación y Desarrollo
Regional. En ese año también se firmó un acuerdo entre el South African Business
Centre y el INTA, para llevar adelante un proceso de instalación de la Tecnología
Argentina en territorio Sudafricano, con el auspicio de las dos embajadas y de
ministerios sudafricanos. En el transcurso de 2012 también se proyecta realizar pruebas
piloto con tecnología argentina en Angola y en Kenya. De acuerdo con el Secretario de
Agricultura kenyano, Wilson Songa, en su visita a Buenos Aires en marzo de 2012, “el
principal tema del que queremos aprender es la mecanización” dado que “la maquinaria
argentina se utiliza para las áreas grandes, pero también se puede aplicar en
establecimientos pequeños o medianos”35.
Por otra parte, entre los años 2009-2010 se ejecutó un proyecto en Angola sobre
planificación, monitoreo y evaluación de proyectos, dos en Mozambique para ingeniería
minera e ingeniería ambiental, otro en Argelia sobre producción agrícola y uno en
Sudáfrica para el mejoramiento genético de la soja. Asimismo, se está trabajando en
nuevas líneas de cooperación, como la nanotecnología. En julio de 2011, Argentina y
Sudáfrica firmaron un acuerdo para crear un Centro Argentino Sudafricano de
Nanotecnología (CASN) que trabajará en la formación de recursos humanos en
nanotecnología a partir de una plataforma virtual.
No es un dato menor la satisfactoria balanza comercial para Argentina que se
mantiene a lo largo de los años. Si bien los flujos de intercambio representan una baja
porción del comercio de Argentina con el mundo, en promedio un 6% en la última
década, lo importante es el salto que el mismo tuvo: de u$d 1.275.566 en 2001 a u$d
4.022.152 en 2010. En el período 2005-2010 el intercambio comercial se duplicó,
reportándose en 2010 un fuerte superávit: se exportaron al continente en 4.022.152
millones de dólares y se importaron 336.99436.
Los principales socios son Angola, Egipto, Marruecos, Libia, Túnez, Sudáfrica,
Argelia, Nigeria, Kenya y Mozambique, donde se exportan principalmente materias
primas, pero cada vez con un mayor componente de productos con valor agregado, tanto
en productos de consumo terminados como maquinarias y equipos de transporte. En
este sentido, los analistas destacan que es interesante el caso argentino porque a pesar de
la supremacía de los productos oleaginosos, agropecuarios, cereales y lácteos, los
productos industriales y los combustibles también están presentes, lo cual implica un
cierto potencial para insertarse en el mercado africano (Brun, 2008). En cuanto a las
importaciones desde África, se centran en combustibles minerales y productos
químicos.
Además de los beneficios comerciales, el gobierno argentino encuentra en África
el apoyo histórico sobre el reclamo descolonizador en el tema Malvinas, de suma
prioridad en la actual agenda exterior. Tanto en las reuniones multilaterales de la Zona
de Paz y Cooperación en el Atlántico Sur (ZPCAS)37, la ASPA y la ASA, como en cada
34
El programa tiene el objetivo de aumentar la seguridad alimentaria de las poblaciones vulnerables y en
condiciones de pobreza a través del apoyo técnico y la provisión de insumos a la producción orgánica de
alimentos frescos a huertas de uso familiar o comunitario.
35
“Argentina cooperará con Kenya para el desarrollo de tecnología agraria de punta”, Prensa Argentina,
14 de marzo. Disponible en: http://www.prensa.argentina.ar/2012/03/14/28909-argentina-cooperara-con-
kenia-para-el-desarrollo-de-tecnologia-agraria-de-punta.php
36
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Argentina (INDEC).
37
Desde 2007 presidida por Angola.

16
una de las instancias bilaterales, la reivindicación de la soberanía argentina sobre las
islas y el reiterado llamado a negociación a Gran Bretaña de acuerdo a las resoluciones
de Naciones Unidas son plasmados en los documentos conjuntos emitidos. A la
ZPCAS, cuya próxima reunión será en 2012 en Uruguay, Argentina ha trasladado la
preocupación de que sea Gran Bretaña, un país extra-regional, el que se encuentre
militarizando las aguas que africanos y sudamericanos resolvieron que sean una zona de
paz.
Con grandes distancias aún por recorrer, el camino Sur-Sur entre Argentina y
África se retoma en una política exterior que intenta mirar también a sus pares, tal como
lo planteó el canciller Taiana al referirse a la creciente interacción entre África y
América del Sur durante la II Reunión de Jefes de Estado de la ASPA: “(…) muchos
gobiernos de la región tenían una visión sur-norte, más de mirar sólo a los países
desarrollados, que son muy importantes, pero nosotros siempre ponemos mucho énfasis
en la relación Sur-Sur, así que en buena medida es cierto que esta voluntad política de la
América del Sur de buscar más integración entre sí y con otros países del sur es algo
que está en proceso”38.
En este marco, si bien desde Argentina no se ha implementado una estrategia
contundente para fortalecer las relaciones con el continente africano, las acciones de
CTPD desarrolladas denotan que se procura continuar con los compromisos con la
región. Las reiteradas alusiones a la cooperación Sur-Sur en los discursos oficiales
argentinos indican que la temática se ha convertido en un tópico de agenda que ha
ganado fuerza en los últimos años en el acercamiento a los países africanos.

5. Venezuela y África

La “revolución bolivariana” del presidente Hugo Chávez Frías marcó un quiebre


con la tradicional política exterior que desde la década del sesenta tenía como eje rector
las estrechas relaciones con Estados Unidos y los vínculos comerciales Norte-Sur.
Desde sus inicios, el gobierno chavista propuso una política exterior que fortalezca la
soberanía nacional y promueva un mundo “pluripolar”. Según la caracterización de
Lorenzini (2011), el accionar externo del gobierno chavista se define por un alto perfil,
la búsqueda del integracionismo latinoamericano y una política de contra-hegemonía,
que se manifiesta en la confrontación con Estados Unidos y los organismos financieros
internacionales.
En el esquema pluripolar constituido por Europa, Asia, África, Norteamérica y
Sudamérica que se propone en el “Nuevo Mapa Estratégico” del año 2004, los objetivos
de Venezuela se centraron en diversificar las relaciones internacionales y fortalecer las
redes de cooperación. En este marco, Chávez aboga por una solidaridad renovada con
África, donde observa que los rasgos colonialistas persisten como en América Latina,
planteando una fuerte relación con países estratégicos: Libia, Argelia, Nigeria –
exportadores de petróleo– y Sudáfrica.
Más específicamente, las líneas de acción hacia el continente se expresan
anualmente desde el 2005 en la “Agenda África”. Desde su primer publicación se
destacan como temas prioritarios la consolidación de los acuerdos de cooperación, la
práctica de proyectos de cooperación triangular con Cuba y Brasil, la profundización del
conocimiento geográfico, económico y social de África, la difusión en África de los

38
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación Argentina (2009)
“Información para la prensa Nº 082/09”, Dirección de Prensa, Buenos Aires, 30 de marzo. Disponible en:
http://www.mrecic.gov.ar/portal/prensa/comunicado.php?buscar=3763

17
logros alcanzados por la Revolución Bolivariana, el cumplimiento de los compromisos
de ASA y el encuentro de movimientos sociales y culturales.
Sobre la base de “la petro-diplomacia” y haciendo uso, al igual que Brasil, del
componente africano de la población venezolana, el presidente Chávez lanzó su
estrategia africana. La inclusión y revalorización de África en la agenda implicó un
activismo diplomático y presidencial, así como un cambio institucional relevante, con la
creación del cargo de viceministro para África en el año 2005. Uno de los datos más
significativos es el establecimiento de relaciones diplomáticas con la totalidad de los 54
países del continente y la apertura de 10 nuevas embajadas39, que suman 18 en total. En
la misma sintonía se suscribieron acuerdos para darle sustento jurídico a los vínculos
incipientes. Según Reinaldo Bolívar, viceministro para África, entre 1957 y 2004 el país
firmó escasamente treinta acuerdos de cooperación con África, en tanto que para el
2010 se habían superado los 200 convenios firmados40. Por otra parte, Venezuela
ingresó como observador a la UA, a la ECOWAS y a la SADC.
En cuanto a las giras presidenciales, la primera tuvo lugar en 2006, año en el
cual Chávez viajó tres veces a África41. Luego continuaron en 2008, cuando viajó a
Sudáfrica, en 2009, cuando asistió a la Cumbre de la UA en Libia y visitó nuevamente
Argelia y en 2010, que regresó a Libia. En cada viaje se suscribieron acuerdos de
cooperación y comercio y se realizaron declaraciones políticas a favor del
estrechamiento de los lazos Sur-Sur.
Como correlato de las visitas del presidente venezolano, arribaron a Caracas los
mandatarios de Nigeria, Olusegun Obasanjo (2005); de Gambia, Yahya Jammeh (2007)
y el presidente de la Unión Africana (UA), Alpha Oumar, en cuatro oportunidades. Pero
fue la llegada de 25 jefes de Estado a la Isla Margarita para la II Cumbre ASA lo que
muchos califican como el mayor logro diplomático de Chávez. En el encuentro se
consensuó la creación de la Secretaría de la ASA en Isla Margarita, lo cual le permite al
gobierno venezolano un monitoreo cercano del trabajo del foro y la ganancia de un
capital simbólico que deviene de la consideración de Venezuela como sede de la
relación birregional42.
En el marco de las acciones de CSS, se destacan las contribuciones de
Venezuela a los organismos internacionales para el desarrollo africano, así como el
aporte financiero al Programa Mundial de Alimentos (PMA) para paliar el hambre en
Burkina Fasso, Kenya, Mali, Mauritania, Níger, Somalía y Zimbabwe y a la
Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), destinados a apoyar
proyectos de intensificación agrícola para el control del agua en Burkina Faso y Mali.
Cabe destacar que en el año 2010 Venezuela aprobó la Ley del acuerdo de
cooperación entre Venezuela y la Organización para la Agricultura y la Alimentación de
las Naciones Unidas (FAO), para brindar asistencia técnica, desarrollar proyectos
productivos en países africanos y ofrecer becas de estudio para la capacitación de
personal africano en los diferentes centros de estudio e institutos de investigación de
Venezuela (SELA, 2011).
En materia cultural y educativa, el gobierno de Chávez ha realizado esfuerzos
para revalorizar la herencia africana en la población venezolana y desplegar una
“Diplomacia de los Pueblos”. En el año 2005 se incorporó al calendario el día de la

39
Se encuentran en Etiopia, Senegal, Mali, Gambia, Benín, Guinea Ecuatorial, Angola, Mozambique,
Congo y Sudan.
40
En “Viceministro Reinaldo Bolívar presentó agenda África 2009”, Aporrea, 8 de abril de 2009.
Disponible en: http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/n132491.html
41
Visitó Benin, Malí, Angola, Guinea Bissau, Cabe Verde, Senegal, Argelia y Libia.
42
Para un análisis detallado de las relaciones entre Venezuela y África ver Giachi (2011).

18
afrovenezolanidad y en 2011 se incorporó al censo de ese año la variable étnica-racial
para afrodescendientes. Asimismo, se han organizado festivales culturales con los
pueblos africanos, la Semana Mundial de África y las cátedras libres sobre África en el
ámbito de las Universidades. Por otra parte, se crearon espacios institucionales tales
como la Subcomisión de Derechos y Deberes de la Población Afrodescendiente de la
Asamblea Nacional, el viceministerio para la Igualdad y Equidad de Género,
Afrodescendencia y Etnicidad, la Oficina de Enlace con las Comunidades
Afrodescendientes en el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y la Coordinación
de Mujeres Afrodescendientes del Instituto Nacional de la Mujer.
La revalorización de la herencia africana es parte del proceso que impulsa al
gobierno para aumentar los lazos de cooperación con el continente. En ese marco se
lleva adelante desde 2007 el programa “Apadrina una Escuela en África”, con el objeto
de asistir a escuelas con carencias con la entrega de material didáctico y arreglos
edilicios, a través del Banco de Desarrollo Económico y Social (BANDES) de
Venezuela, dependiente del Ministerio del Poder Popular de Planificación y Finanzas.
De acuerdo con los datos del Despacho del Viceministro para África, el programa se ha
desarrollado en 16 países africanos beneficiando a más de 70 mil niños. Asimismo, está
en ejecución el programa de becas internacionales, promovido por la Alternativa
Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) y coordinado por el
Ministerio de Ciencia y Tecnología de Venezuela, a través de la Fundación Gran
Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho) que ofrece capacitación en carreras como
Medicina Integral Comunitaria, Gestión Tecnológica del Deporte, Turismo,
Agroalimentación, Ingeniería y Arquitectura. En 2010 el mismo benefició a casi 200
estudiantes africanos de 15 países, que principalmente iniciaron carreras de medicina en
la Escuela Latinoamericana de Medicina Alejandro Próspero Réveren con la idea de que
vuelvan a practicar la profesión en sus países de origen.
Un caso a resaltar es el programa “Operación Milagro” con especialistas
cubanos, financiamiento del gobierno venezolano y apoyo del ALBA, un ejemplo de
cooperación trilateral Sur-Sur. El programa tiene como objetivo intervenir
quirúrgicamente a personas de bajos recursos con problemas de visión. Entre 2004 y
2008 benefició a más de 2 mil angoleños y 6 mil malienses. Otro proyecto del ALBA
con impulso venezolano ha sido la atención de niños africanos con patologías cardíacas
en el Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano “Doctor Gilberto Rodríguez
Ochoa”, creado en el año 2006 (Giacchi, 2011).
En consonancia con la fuerte impronta petrolera de la política exterior, dado que
el petróleo le brinda al gobierno los recursos necesarios para llevar adelante sus
iniciativas externas de cooperación horizontal, entre 2004 y 2010 Venezuela firmó
convenios en materia energética con 16 países africanos43, principalmente a través del
Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petróleo de Venezuela. En ellos se
plasma la intención de intercambiar información y expertos, cooperar en la explotación,
producción, almacenamiento, transporte, refinación y distribución de petróleo y gas y
emprender inversiones conjuntas. Durante el encuentro presidencial en 2008, Chávez y
Mbeki firmaron un acuerdo energético que propone a la empresa petrolera de Sudáfrica
(PetroSA) trabajar conjuntamente con Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA) en la
exploración de la Faja Petrolífera del Orinoco. Esta oportunidad es más que interesante
para Venezuela si se considera que Sudáfrica es un importador neto de petróleo.
Por otra parte, en una política de defensa soberana de los recursos naturales,
Venezuela apoya el ingreso de Sudán, Congo, Santo Tomé y Príncipe y Guinea
43
Angola, Argelia, Benín, Cabo Verde, Gambia, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Kenia, Libia, Mali,
Mauritania, Níger, Republica Centroafricana, Sudáfrica, Sudan y Zimbabwe.

19
Ecuatorial a la OPEP y el reingreso de Gabón a esta organización internacional.
Asimismo, ha materializado proyectos conjuntos con Libia y Mauritania para la
construcción de refinerías híbridas (Delgado Caicedo, 2010).
El petróleo marca la agenda comercial venezolana y determina su inserción. El
85% de las exportaciones hacia África en 2008 fueron petróleo y sus derivados, por lo
cual un incremento de los intercambios requiere un esfuerzo extra de diversificación.
No hay que perder de vista que la duplicación entre 2004 y 2008 de las exportaciones
venezolanas al continente (que pasaron de u$d 97 millones a u$d 910 millones, frente a
importaciones que pasaron de u$d 39 millones a u$d 56 millones44) se debió a las
exportaciones de petróleo. Asimismo, hay que tener en cuenta que la venta de petróleo a
África representa el 0,79% del total mundial exportado, frente a un 52% que se destina a
Estados Unidos. Ante la dependencia de las ventas a Estados Unidos, Chávez busca
diversificar sus destinos en el Sur y ampliar sus márgenes de acción.
La mayor presencia venezolana en África ha llamado la atención de analistas y
actores del sistema de cooperación internacional para el desarrollo. Un ejemplo de color
son las expresiones de analistas españoles que observan un avance de la presencia
venezolana que compite con la influencia de España en el continente ante los profundos
recortes que han sufrido los montos para la AOD45. Considerando la cooperación como
una herramienta para controlar los flujos de inmigrantes mediante acuerdos con los
países del Magreb y del África Subsahariana tanto como una carta de presentación en el
sistema internacional, estos analistas consideran que si no se revierte la situación “el
vacío español será llenado por Venezuela, algo que no deberíamos tolerar”46.
La decidida presencia venezolana en África es parte de una política activa de
inserción internacional basada en los valores de revolución bolivariana que procura
mayores márgenes de maniobra en un mundo multipolar. Para ello el gobierno de
Chávez dispone de capital político interno (dadas las sucesivas reivindicaciones
democráticas) y económico (gracias a los recursos petroleros) para impulsar sus
proyectos en el exterior. En el caso de África, la solidaridad internacional venezolana ha
llevado los vínculos a un nuevo nivel valiéndose de mecanismos de la CSS aplicados
tanto a proyectos como al diálogo político interregional.

6. Reflexiones finales

A partir de la llegada de gobiernos con improntas progresistas (Da Silva,


Kirchner y Chávez), los países sudamericanos han incorporado en sus políticas
exteriores acciones de CSS de variado tipo, tanto regionales como extra-regionales. Con
diferentes intensidades, los tres gobiernos comenzaron a desplegar nuevas agendas de
cooperación con los países africanos.
En los tres casos analizados se observa con diferente intensidad una tríada de
objetivos: fortalecer la proyección internacional y los márgenes de maniobra para influir
en el sistema internacional, incrementar la presencia en los mercados africanos y
obtener acceso a materias primas.
44
Fuente: Banco de Comercio Exterior (BANCOEX) de la Republica Bolivariana de Venezuela.
45
De acuerdo a estimaciones de enero de 2012, la AOD española retrocederá a los niveles de 2004 con
recortes de 1.000 millones de euros en el presupuesto anual sumados a los 800 millones que fueron
recortados en 2010 y 2011. González M. (2012) “El ajuste presupuestario de Exteriores hunde la ayuda
española al desarrollo”, en El País, 7 de enero. Disponible en:
http://elpais.com/diario/2012/01/07/espana/1325890810_850215.html
46
Papell, A (2012) “Recorte a la Cooperación Española”, Diario de Mallorca, 7 de enero. Disponible en:
http://www.diariodemallorca.es/opinion/2012/01/07/recorte-cooperacion-espanola/733969.html

20
Desde los gobiernos, se realiza una lectura del sistema internacional que indica
que la coyuntura actual presenta un escenario propicio para impulsar a los países del Sur
como actores con capacidad de incidir en las reglas sistémicas y avanzar en la
generación de bienes públicos globales, tales como la promoción de la estabilidad
económica y el fortalecimiento de redes interregionales de cooperación y concertación
entre PED. De este modo, la CSS forma parte de una estrategia más amplia que procura
cambiar la correlación de fuerzas internacionales en respuesta a sus intereses.
En los casos de Brasil y Venezuela, es claro que las relaciones con África son
parte de las estrategias de inserción internacional a través de las cuales pretenden ser
reconocidos como líderes del Sur. Diferente es la situación argentina, donde si bien se
observan acciones tendientes a consolidar una política hacia el continente, son los
impulsos provenientes de distintas instancias de gobierno los que rigen la lógica de las
vinculaciones.
En relación a los proyectos de cooperación técnica y tecnológica argentinos y
brasileños, se desprende que tienen como meta a largo plazo mejorar las relaciones
económicas, a través de la promoción de la siembra directa y la venta de maquinaria
agrícola argentina y la propuestas de salud y producción de medicamentos brasileñas.
Es aquí donde puede presentarse la posibilidad de replicar algunos comportamientos
negativos de la cooperación Norte-Sur considerando a África un lugar donde solamente
satisfacer intereses internos sin tener en cuenta las necesidades de desarrollo africano.
En la misma línea se presenta el riesgo de que se tenga en vistas solamente el
comercio dados los saldos favorables en la balanza para los países latinoamericanos, los
cuales no procuran remplazar a sus socios tradicionales, sino ampliar sus destinos
exportadores en beneficio de sus sectores productivos más dinámicos.
África cuenta con los recursos naturales y mercados potenciales que el resto del
Sur requiere para continuar creciendo y América del Sur puede proveerle del
conocimiento técnico y las experiencias que necesitan para poner en marcha los
dormidos músculos del desarrollo. Es por ello que debe procurar evitarse la repetición
en este nuevo capítulo de la historia de lo que Mbuyi (2011) denomina “la maldición de
las materias primas”. Para ello, una línea a seguir que diferencia fuertemente la CSS de
la Norte-Sur es la adaptación de programas y políticas probadas exitosas en PED a las
realidades de sus pares y la insistencia en la “no condicionalidad” de la las ejecuciones.
En función de la promoción de la CSS, un dato que hay que tener en cuenta es
que no hay información sobre los montos que circulan entre los PED en forma de CSS,
porque la misma incluye acciones de colaboración que no son cuantificadas
monetariamente por los actores involucrados. De acuerdo con el Yiping Zhou, la
Unidad Especial Cooperación Sur-Sur del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo, este tipo de cooperación “(…) no se mide por el monto de recursos
financieros que circula de un país a otro. Las debilidades de algunos países son las
fortalezas de otros. Los países proveedores, como Argentina, por ejemplo, ayudan a
Burkina Faso en el entrenamiento de médicos de hospitales públicos. No se necesita la
inversión de fondos si se cuenta con la solidaridad de los gobiernos. Cooperación Sur-
Sur no se mide por los fondos ocupados, sino por la calidad y los efectos que provoca lo
compartido y la utilidad para el que recibe”47.
Concebir desde la solidaridad a la CSS es diferenciarla de la AOD y sus
mecanismos de monitoreo, los cuales fueron implementados por la CAD y se basan en
los flujos financieros entre donantes y receptores. Ante acuerdos con metas ideales -
como destinar el 0,7% del PBI a la cooperación al desarrollo- y registros contables
47
“La relación Sur-Sur maduró”, Página 12, Buenos Aires, 14 de mayo de 2011. Disponible en:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-168114-2011-05-14.html

21
funcionales a los países dadores -como considerar AOD a los fondos entregados a los
organismos multilaterales de crédito qué luego prestan a bajas tasas a los PED-, el
proceso de construir una forma sui generis de “contabilizar” los flujos de CSS es una
oportunidad para innovar en parámetros que superen la simple mirada economicista y
consideren los intereses de todos los involucrados.
La CSS superó la etapa meramente técnica, en donde solamente se concebían
proyectos de transferencia de conocimientos y recursos, y está atravesando un momento
político donde maduran los vínculos multidimensionalmente, abarcando la concertación
de posturas ante problemas de gobernanza mundial. Las relaciones entre América del
Sur y África son un ejemplo de que hay voluntad entre los países del Sur de mirar hacia
los costados, a pesar de la historia de desconexión entre ambas regiones.
En este sentido, aunque muchas veces suenen escuetos, los logros obtenidos
hasta el momento tienen que ver con el sostenimiento institucionalizado de espacios
multilaterales comunes (ASA y ASPA) y el incremento de las relaciones bilaterales
cuyos principales indicadores son los encuentros de alto nivel de funcionarios, el
sostenimiento de las acciones cooperativas y los aumentos de los flujos comerciales.

22
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