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La mención del Derecho a la Ciudad en la Nueva Agenda Urbana significa para TECHO un
paso inicial en el que resta profundizar para ser determinante en la transformación de esta
realidad. Para alcanzar ciudades equitativas, sostenibles y justas, como promueve el Derecho a
la Ciudad, hace falta abordar la desigualdad desde sus raíces, para trabajar sobre sus causas.
Al mismo tiempo se requiere conocer y entender los aciertos y desaciertos de las agendas
anteriores (1976 y 1996), para tomar medidas coherentes que contribuyan a la consecución de
los compromisos asumidos en esta nueva edición. El reto para América Latina adquiere una
relevancia particular al ser la región más urbanizada del mundo y la más desigual.
Es así que la organización reconoce a estos asentamientos como espacios donde todos los
días millones de personas ven vulnerados sus derechos. En Costa Rica (2014) se encontraron
394 asentamientos informales en todo el país. El 61,7% no cuenta con acceso al agua potable.
En Nicaragua (2015), el relevamiento realizado en seis departamentos de la Zona Pacífico
permitió conocer que en Managua existen 198 asentamientos informales y la suma alcanza a
402 en toda la zona catastrada. El 89% de los asentamientos informales se encuentra en zonas
de riesgo o cerca de ellas.
“Nuestra comunidad se llamaba asentamiento, así lo denominamos desde el principio, pero cuando
nuestros hijos van a buscar trabajo, a pesar de que son universitarios les dicen ‘ah, es que ustedes viven
donde las ratas’, y no les dan trabajo”. Es uno de los testimonios con los que se encontró la
organización TECHO en la realización del Censo de Asentamientos Informales en cinco
municipios de la ciudad de Guatemala (2016). En el estudio, este testimonio se traduce en el
resultado de un 69% de los asentamientos informales caracterizados, con predominio del
trabajo informal. La investigación abordó a 314 asentamientos informales en total.
Al mismo tiempo, la organización reconoce a los asentamientos como espacios diversos, en
función de la coyuntura país. En Colombia (2015) el estudio se realizó en la ciudad de Bogotá,
donde se encontraron 125 asentamientos informales. De la investigación se desprende que el
65% de los asentamientos cuenta con población desplazada.
Edwin Samaniego
Es así que en Costa Rica el 90% de los asentamientos, mantiene algún tipo de organización
comunitaria. En las zonas relevadas de Nicaragua, el 70% de las organizaciones comunitarias
expresan haber participado en acciones de incidencia, destacando la participación en Cabildos
(68%). En el área metropolitana de Asunción, Paraguay (2016), donde se caracterizaron 405
asentamientos, la comisión vecinal es el tipo de organización más frecuente, al alcanzar el
84,1% de los asentamientos. En Argentina, los tres principales aspectos positivos que destacan
las comunidades son la tranquilidad, unión entre vecinos y el progreso del barrio. En
Guatemala el 74% de los asentamientos se organizó para regularizar servicios básicos y un
65% para obras de infraestructura.
Para Juan Pablo Duhalde, director de áreas sociales de TECHO Internacional, “esto demuestra
el dinamismo en los asentamientos, porque la gente se organiza para mejorar su calidad de vida”. Tal
es así que el informe cualitativo que presentó semanas atrás la organización, Desde el territorio
(2016) reveló que frente a la diversidad de los asentamientos, el denominador común de sus
poblaciones son la autogestión y la organización comunitaria.
Para Duhalde “es momento de poner el foco en la emergencia creada en la sociedad. La que consiste
en excluir y obligar a parte de la población a vivir en condiciones no aptas para la vida, en zonas de
riesgo, en los bordes del territorio”.
Edwin Samaniego