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Educación de la sexualidad, tabúes y


estereotipos.

Introducción.

La sexualidad es un tema basto y sumamente importante dentro del estudio del ser humano,
llamase hombre o mujer pues esta integración de elementos (de los cuales hablaremos más
adelante) es algo con lo que todos vivimos. Este ensayo reflexiona respecto la educación de la
sexualidad tomando como tema central los grandes tabúes al momento de hablar de estereotipos
y roles de género, en el modo en que se a educado a la sociedad al hablar dichos temas y la
importancia de conocer la diferencia entre igualdad y equidad.

Para empezar ¿Qué es sexualidad? Según la Real academia de la lengua Española (RAE) “La
sexualidad es un conjunto de condiciones anatómicas y fisiológicas que caracterizan a cada
sexo y tiene que ver con el apetito sexual, y la propensión al placer carnal.” Sin embargo esta
definición aunque oficial deja muchos huecos en el estudio de la palabra. Por otra parte la
Organización Mundial de la Salud (OMS) hace la siguiente definición de lo que representa la
sexualidad humana: “La integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y
sociales del ser sexual por medio que sean positivamente enriquecedores y que potencien en las
personas, la comunicación y el amor” por lo tanto la palabra sexualidad abarca mucho más allá
del cuerpo humano y las diferencias o similitudes físicas que hombres y mujeres pudiesen tener.
Desafortunadamente hoy día el tema de la sexualidad sigue siendo tabú al momento de la
enseñanza y ha sido un camino extenso en la búsqueda de la verdad respecto a un tema que
abarca tantos factores como los roles de género mismos, que al ser impartidos de manera
equívoca provocan confusión el desarrollo de una sociedad.

A lo largo de los años la historia nos ha enseñado ciertos estereotipos que han condenado
tanto a hombres como mujeres hasta nuestra época, estos estereotipos comenzaron desde la
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época de las cavernas. Si bien es necesario entender que en función de la supervivencia y


reproducción de la raza humana era necesario que el hombre consiguiera comida poniendo en
riesgo su vida en favor de mantener a la mujer a salvo, quien era y sigue siendo la cuidadora de
las nuevas crías. La raza humana ha evolucionado y no necesariamente debe ser así.
Estos estereotipos han pasado de generación en generación y hoy día se han trasformado en roles
de género que mantienen la idea de el hombre como proveedor, fuerte, valeroso, independiente, y
la mujer ama de casa sumisa, callada y dependiente.
Hablando acerca de la sociedad mexicana, podemos encontrar que es en su mayoría arraigada a
sus tradiciones y costumbres, lo cual ha provocado que se abrace con más fuerza el estereotipo
del hombre y la mujer mexicana, de donde se deriva el famoso “machismo” que no es más que el
énfasis de las características masculinas. Este es un tema que abarca a todos y todas de algún
modo casi de manera inconsciente. Si bien hoy día existen muchas asociaciones que buscan
erradicar este comportamiento, aún podemos encontrar vestigios del machismo tradicional en
situaciones que parecieran ser mínimas cómo la distinción de colores entre niño y niña,
comentarios como “mi hijo no juega con muñecas, él es machito” o “calladita te ves más bonita”,
pasando por situaciones más delicadas como el intercambio de las hijas por bienes o las madres
que no permiten que el varón haga nada en casa pues es “el hombrecito de la casa”. Estas
situaciones son una realidad que se vive actualmente y no está tan alejada de las metrópolis como
muchos pensarían.

El principal factor que influye en el desarrollo de estos comportamientos machistas es la falta


de educación de la sexualidad. Existe una enorme discrepancia respecto a la educación de la
sexualidad a nivel escolar, la sociedad mexicana se divide en dos grupos, quienes están a favor y
quieres están en contra y exigen educación en casa. Sin embargo han existido 3 etapas de suma
importancia respecto a la educación sexual en México: La introducción en el sistema educativo
del tema “Reproducción humana” incluida a mediados de los años 70, “La prevención de
enfermedades de transmisión sexual, SIDA” en el año de 1982, debido a la amenaza de epidemia
del VIH en la época, y “Genero, derechos sexuales y reproductivos” incluido en el año de 1994 y
que al día de hoy se sigue modificando en función de las necesidades de la sociedad mexicana.
Según la investigación de la Universidad autónoma de México (UNAM) a 30 años de la
inclusión de la educación de la sexualidad los beneficios que ha aportado son “a) Mejora la
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comunicación familiar; b) Ha fortalecido los procesos de secularización; c) Han mejorado las


prácticas sexuales, las cuales se realizan con menor número y tipo de parejas, como producto de
treinta años de educación sexual; d) También se han incorporado comportamientos preventivos
de los embarazos; y e) En los últimos años se ha dado un incremento impresionante en el uso
del condón entre jóvenes, hombres y mujeres.” Rodrigez Ramirez, Gabriela, 2016, Treinta años
de educación sexual el México, Biblioteca jurídica virtual del instituto de investigaciones
jurídicas de la UNAM.

Por otra parte se han introducido nuevas técnicas a lo largo de los años que han interferido de
manera tanto positiva como negativa dentro de la educación actual, como o es la introducción de
las escuelas mixtas, la coeducación. Entendamos como coeducación la educación común de
ambos sexos. Si bien hoy día es completamente común encontrar niños de ambos sexos en las
escuelas, en sus inicios fue un cambio radical y un parteaguas indirecto a la educación de las
sexualidad puesto que este cambio influyó en el desarrollo de ambos sexos, desato un
empoderamiento femenino que si bien en su momento no era tan evidente creció de manera
exponencial a lo largo de los años y ha ayudado a moderar el pensamiento machista dándole a
los varones la oportunidad de convivir con mujeres que pese a no ser iguales tienen las mismas
capacidades. Viendo el otro lado de la moneda, este cambio radical también provocó un alza en
la edad de maduración de los niños, sus etapas de pubertad han cambiado gracias a los
estereotipos y roles de genero que se les han impuesto toda la vida, los chicos y chicas tiene la
invariable necesidad de llenar las expectativas del otro para poder encajar en una sociedad mixta.

Pese a los intentos del gobierno por dar acceso gratuito y obligatorio respecto a temas de
índole sexual, los programas están llenos de información incompleta o errónea puesto a que los
términos y definiciones van modificándose a medida de las necesidades de la sociedad. Sea cual
sea el motivo al ser transmitida esta información de manera incorrecta se genera una especia de
“teléfono descompuesto” en el cual cada quién trasmite la poca información que tiene de la
manera que puede, esto evidentemente crea una gran confusión en la mente de los estudiantes,
quienes optan por buscar en medios masivos como el internet que desafortunadamente no
siempre otorga las respuestas correctas.
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Este fenómeno actual de búsqueda de respuestas inmediatas ha provocado una sociedad juvenil
en desacuerdo con prácticamente todo, están ya tan saturados de información que toman un poco
de cada cosa y lo mezclan, dando como resultado movimientos masivos sin bases sustentables,
en donde mujeres y hombres se ven violentados verbal, física y mediáticamente, sin medir las
consecuencias de sus actos, dicho sea el caso “ #metoo” que ha causado controversia por sus
acusaciones directas, muchas sin fundamentos o pruebas que permiten poner en tela de juicio
dichos métodos.

Estos movimientos son el resultado de muchos años de búsqueda de “Igualdad de genero” que
ha logrado obtener derechos sumamente importantes para nuestra sociedad como el derecho de la
mujer a votar y ser votada, o la lucha constante por erradicar la violencia de genero, cuyo tema
afecta a ambos sexos. Sin embargo este término tampoco ha sido usado de manera errónea
durante muchos años. Definamos igualdad como una división, digamos de algún bien, en dónde
ambas partes obtienen la misma cantidad, suena justo si lo aplicamos a las matemáticas por
ejemplo pero al trasladarlo a situaciones de igualdad de genero comienza a tornarse una situación
que puede generar conflicto. Digamos que una mujer exige un trabajo como cargadora en un
almacén, se le explica que por cuestiones físicas no puede ser aceptada en dicho lugar, ella
argumenta que se están violando sus derechos y exige igualdad. Al otorgársele el trabajo se le
darán las mismas obligaciones que a cada uno de los empleados, sin embargo con el paso de los
días su trabajo se vuelve más pesado puesto que físicamente su cuerpo no está diseñado para
cargar, al menos no con los brazos. Dicha mujer terminará por exigir más tiempo de descanso, o
menos de trabajo o menos carga, esto provocará inconformidad y generará conflictos
innecesarios. Lo que realmente se busca en el caso anterior es equidad de genero, consiste en
darle a cada uno lo que merece en función de sus méritos o capacidades, es decir, repartir el
trabajo de manera en que cada uno haga el trabajo que se adapte mejor a sus capacidades.
Al hablar de equidad de genero no debemos descartar de manera radical el término de igualdad,
sin embargo es de suma importancia conocer la diferencia entre ambos para poder aplicarlos de
manera correcta en los casos que sean necesarios.
“Igualdad y equidad son conceptos diferentes aunque se han manejado como sinónimos, se
deben analizar ya que son consideraciones que poseen notas distintivas y aplicaciones
disímiles.” Varios autores, 2014, ¿Igualdad o equidad de genero?, Periódico milenio, P. 1
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Desafortunadamente nuestra sociedad no ha sido educada para entender la diferencia entre


ambos términos, ni es consciente de la carga y el peso que ha tenido nuestra historia dentro de la
educación de la sexualidad, y aunque estamos en vías de crecimiento y entendimiento aun nos
falta por recorrer un largo camino.
Es importante como agente educativo tomar en cuenta que la educación de la sexualidad es un
tema que parte en casa y se refuerza en la escuela y que en caso de ser necesario se debería re-
educar a los padres, guiarlos en el camino de la educación de sus hijos para lograr un aprendizaje
integral.

Bibliografía.
Alvares – Gayou J, Juan L, 2007, Educación de la sexualidad: ¿En la casa o en la escuela?,
Paidos Mexicana, pp 19-40, 45-69, 87, 95.

Varios autores, 2018, Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad: un


enfoque basado en la evidencia, UNESCO.

Rodrigez Ramirez, Gabriela, 2016, Treinta años de educación sexual el México, Biblioteca
jurídica virtual del instituto de investigaciones jurídicas de la UNAM.
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Instituto Universitario de Puebla

Formación para una niñez en igualdad

2º cuatrimestre

María Isabel Deustúa Reinah

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