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BIENESTAR »

Seis fallos de la memoria que nos preocupan y,


en realidad, son normales
Algunos hasta se deben al buen funcionamiento de esta facultad
VERÓNICA PALOMO / ANDRÉS MASA

18 NOV 2019 - 17:16 CET

Saber el nombre del actor protagonista de la película que estás viendo con
tu amigo, pero ser incapaz de recordarlo en ese preciso momento, es una
sensación exasperante. Encontrarte en el supermercado sin saber lo que
has venido a comprar es, cuando menos, confuso, y poner la casa patas
arriba en busca de las llaves del coche justo 2 minutos antes de salir de casa
es un clásico. Intentas concentrarte, focalizar, recordar, viajar en el tiempo
y repasar cada segundo vivido del día anterior. ¿Dónde estuve? ¿Y luego
qué hice? Pero nada, los recuerdos no llegan. A muchas personas estas
lagunas les crean cierta preocupación y los especialistas en alteraciones de
la memoria reconocen que son muchos los pacientes que acuden a consulta
un tanto asustados para preguntar si estos lapsus entran dentro de la
normalidad. ¿Cuándo no hay qué preocuparse por estos resbalones
mentales?

No es la memoria, es la atención
El motivo de muchos de los fallos de memoria comunes está en la falta de
atención, muy frecuente en acciones mecánicas o que implican repetición.
"Ser incapaz de recordar dónde aparcamos el coche o perder el hilo del
discurso en el transcurso de una conversación son lo que los médicos
llamamos lapsos atencionales, pero no son fallos de memoria genuinos
y, en general, no deben alarmarnos", explica el director de la unidad de
Investigación y tratamiento de los trastornos de la memoria del Centro
Integral de Neurociencias HM CINAC, Javier Olazarán. Por esa razón tener
un lugar para guardar cada cosa y usarlo suele ayudar a no tener que
buscar las llaves cada vez que sales de casa. Tampoco sobran los trucos para
desarrollar una memoria prodigiosa...
Pelea de recuerdos en la punta de la lengua
Un clásico de los olvidos. Notas que la palabra que estás buscando va a salir
en cualquier momento pero, al mismo tiempo, sabes que no te va a quedar
más remedio que aceptar que el bloqueo es total. Muchas veces, lo que
sucede es que hay otro recuerdo que compite con el que estás buscando,
explica la Universidad de Harvard en su blog de salud. El término que
produce el bloqueo normalmente es parecido a la que uno busca, el cual,
según las estimaciones de los científicos, aparece en menos de un minuto la
mitad de las veces. Se ha propuesto la idea de que este fenómeno se hace
más frecuente con la edad, y que es el responsable de que a las personas
mayores les cueste recordar algunos nombres.

Curiosamente, olvidar los nombres propios, lejos de ser un síntoma de


enfermedad neurodegenerativa, es algo bastante común porque están al
final de nuestras redes neuronales. "Nuestra mente es asociativa y se
construye en basa a modelos de información interconectada. Esto
significa que, para acceder a estos nombres, tenemos que competir con
mucha información relacionada que bloquea el acceso a ellos, como por
ejemplo, los rasgos físicos de esa persona, algo que haya dicho o hecho...
todos esos bloqueos mentales podemos considerarlos como manifestaciones
normales de un cerebro sano", dice Olazarán.

Una curiosa excusa para los plagios


Hay personas que presumen de memoria de elefante, de una impresionante
capacidad para recordar sucesos del pasado como si hubieran ocurrido el
día anterior. Salvo excepciones, lo piensan porque no son conscientes de
que los detalles de sus recuerdos son incorrectos. Si alguien les dijera que
hay personas, lugares y fechas de sus anécdotas que no coinciden con la
realidad, puede que acabasen preocupándose por la mala calidad de su
memoria. Pero, desde el punto de vista biológico, lo más probable es que no
hubiera fallo alguno en ella.

Es más, el padre de la psicología cognitiva Ulric Neisser demostró que es un


fallo de la memoria de lo más normal. El día después de la explosión del
transbordador Challenger, en 1986, Neisser pidió a sus alumnos que
escribieran lo que había pasado y, tres años después, les hizo la misma
pregunta. Todos pensaban que sus recuerdos eran precisos, pero solo el 7%
respondió igual que la primera vez, en un 25% de los casos no coincidían los
detalles importantes y el resto, aunque recordaba aspectos cruciales como
con quién estaban cuando se produjo el accidente, cambiaron la versión
considerablemente. Estos "fallos de rigor" de memoria se acrecientan
con la edad, conforme los recuerdos son cada vez más antiguos, y explican
algunos casos en los que uno piensa que ha tenido una idea original cuando,
en realidad, en vez de originarse en su cabeza le ha llegado a ella desde el
mundo exterior: todo un plagio involuntario.

Un mismo hecho genera distintos recuerdos


Y es que en un mundo traidor / nada hay verdad ni mentira; / todo es según el
color / del cristal con que se mira. Estos versos de Ramón de Campoamor
definen a la perfección cómo la manera de ver el mundo determina el
contenido de nuestros recuerdos. Si lo que a uno le viene a la cabeza
cuando rememora una experiencia es diametralmente opuesto a lo que otra
persona recuerda, a pesar de que ambos fabricaron sus recuerdos juntos,
no vale la pena enzarzarse en quién tiene razón. Tampoco hay que insinuar
que una visita al neurólogo no estaría de más. El humor del que estemos y
las experiencias previas son solo dos aspectos que sesgan la información
cuando el cerebro codifica los recuerdos, de manera que pueden no tener
nada que ver con lo que objetivamente pasó en realidad. De hecho, suele ser
así.

Olvidar para recordar mejor


A veces cuesta aceptarlo, pero lo cierto es que la memoria es transitoria (las
personas que lo recuerdan absolutamente todo son la excepción a la regla).
O sea, que no vale la pena pretender competir con la enciclopedia y saber
todos los nombres, fechas y acontecimientos que nuestro cerebro ha
registrado en alguna ocasión: unos recuerdos duran más, otros menos y los
hay que directamente desaparecen, algo que suele suceder con más
frecuencia cuando acabamos de memorizar algo. Podemos interpretar estos
olvidos como fallos en la memoria cuando, en realidad, pueden ser todo lo
contrario: los científicos consideran que este mecanismo es importante
porque ayuda a "limpiar el disco duro" de información que se va
acumulando con el tiempo, lo que permite almacenar nuevos recuerdos.

No es demencia, es el estrés
En lo que a memoria se refiere, si hay una cosa que nos alarma es cuando
los olvidos, además de ser importantes, pasan a ser muy frecuentes. Uno
puede pensar que está en el preámbulo de la demencia, pero no tiene por
qué ser así, puede ser una consecuencia del estrés. "Cuando hay una atrofia
tras la pérdida de memoria significa que ese cerebro pierde sustancia gris o
blanca y, por tanto, las estructuras y las conexiones neuronales no
funcionan correctamente", explica la neuropsicóloga Noemí Fernández. Esa
es la razón por la que una persona con un deterioro o enfermedad
neurodegenerativa no recuerda. Aunque por fuera pueda parecer lo mismo,
el fenómeno es muy distinto por dentro. "La amígdala, el principal núcleo
de las emociones y los sentimientos en nuestro cerebro, es también la
encargada de alertar de posibles amenazas y de la necesidad de activar
respuestas de miedo o ansiedad. Al ponerse la amígdala en funcionamiento,
inhibe ciertas conductas y altera las funciones atencionales (necesarias para
la memoria)", explica Fernández.

Un estudio sobre cómo la falta de sueño altera el funcionamiento de las


células del cerebro, publicado en la revista Nature, da una pista de lo que
podemos hacer; los investigadores observaron que un déficit de sueño
interfiere en la capacidad de las neuronas para codificar y almacenar los
recuerdos del día durante el descanso nocturno. Dormir ayuda, pero dejar
que el cerebro descanse no solo es necesario durante la noche.
Desconectar de vez en cuando de lo que fomenta el estado de alerta,
reflexionar antes de acometer una nueva tarea, hacer deporte o dar rienda
suelta a la creatividad son algunas de las cosas que ayudan a rebajar los
niveles de estrés y a ponernos de nuevo en "modo atención".

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Alteraciones memoria · Estrés · Ansiedad · Enfermedades · Bienestar · Estilo vida · Salud

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